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mardi, 25 juin 2019

Una nueva filosofía de la Libertad: La Razón Manual de Manuel F. Lorenzo

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Una nueva filosofía de la Libertad:

La Razón Manual de Manuel F. Lorenzo

Carlos Javier Blanco

Ex: http://www.revistacontratiempo.com.ar/blanco_lorenzo_razo... 

El gran filósofo alemán Johann Gottlieb Fichte (1762-1814) sentenció que la filosofía que un hombre profesa depende de la clase de hombre que se es. En tal aserto, lejos de abrir las puertas a un relativismo, tengo para mí que se contiene la semilla de un nuevo y fundamental vitalismo. La filosofía es la razón de la vida, y de la vida en razón. El gran idealista germano, según he podido aprender del profesor Manuel Fernández Lorenzo, fue el padre y el impulsor no ya sólo del idealismo alemán sino también vitalismo filosófico, movimiento del que todos los españoles y americanos de habla hispana podemos sentirnos herederos. ¿Y por qué los españoles e hispanohablantes precisamente? España, nación a la que algunos, erróneamente, toman por huérfana filosófica, posee muy por el contrario conocidos y dignos padres pensadores de primera talla. Como ocurrió en otras ocasiones y países, España conjuga hoy, como las demás naciones hermanas, un verdadero derrumbe moral y social, así como una descomposición institucional, por un lado, con una elevada y meritoria producción filosófica, por el otro.

Razon Manual 1 product_thumbnail.jpgEs en dos etapas bien diferenciadas en donde cabe hablar de la prosapia hispana de la filosofía. Hubo una primera -pero ya remota- etapa de realismo escolástico, en la Edad Moderna, esto es, en los siglos áureos del Imperio. Hubo y hay otra etapa, mucho más reciente, presidida de forma contemporánea por el vitalismo filosófico de nuestro Unamuno y de nuestro Ortega. Es de este vitalismo de donde partimos hoy en la hispana filosofía y de donde, según los pasos que muestra Manuel F. Lorenzo, podemos beber y alzar nuevas construcciones del pensamiento. El vitalismo hispano, como el de toda Europa, bien podría bascular en dos direcciones, entre sí antagónicas. Una dirección posible, hacia donde inclinar su peso, es claramente irracionalista. La Vida como opuesta a la Razón, la Vida como primum que no atiende a razones, que siente las razones como enfermas y como lastres, como artificios y excrecencias. Los pensadores germanos han sido pródigos en este vitalismo irracionalista e irracional. Schopenhauer Nietzsche, Klages, son nombres que acuden entonces a la mente, y su filosofía hiriente incomoda a todo aquel que busca incólumes certezas, cimientos lógico-matemáticos, solideces de plomo, granito y acero. Eran aquellos filósofos de la vida enemigos de la ratio rebeldes muy a la alemana, esto es, rebeldes dados a la reacción.

El más irracionalista de nuestros pensadores de la Vida, don Miguel de Unamuno, no fue de esa estirpe, y escribió una filosofía acorde "con la clase de hombre que era", esto es, existencial, dubitativa, escrita con su carne y asomando en ella el hueso. No se extirpa ni se humilla allí la razón, sino que se la envuelve en las vísceras y en la organicidad de la existencia humana. Pero es de Ortega y Gasset de donde parte esa nueva filosofía hispana de la vida que explica genéticamente la razón, y es la que anuncia como precursora de la suya don Manuel Fernández Lorenzo, profesor en Oviedo (Principado de Asturias). El raciovitalismo orteguiano, junto con la epistemología genética de Jean Piaget y el materialismo de Gustavo Bueno, serán los puntos de arranque, el triple hito de donde comenzar a señalar, sin temor a pérdida, una novísima filosofía hispana. ¿Cómo?- se preguntará el lector. Son tres puntos de arranque muy distintos y distantes. No parecen casar bien con vistas a llegar a un nuevo sistema filosófico hispano, a la altura de nuestros tiempos, en diálogo y contraste con las filosofías contemporáneas a las que es obligado evocar, con las que se nos exige dialogar y, resueltamente, a las cuales es menester superar. Pero la distancia y la heterogeneidad entre Ortega, Piaget y Bueno, todos ellos partiendo de Fichte y su filosofía del "lado activo" del Yo, es más aparente que real si seguimos atentos y disciplinados las explicaciones de Manuel F. Lorenzo.

manuel.fern_ndez_lorenzo.jpgLa razón vital no se limita pensar en y desde "el hombre de carne y hueso". La razón vital implica que la vida humana no es sólo razón, pero sí es ejecución de actos en orden a una gestión de la vida misma, una gerencia y construcción que se hace de acuerdo con principios racionales. El hombre no es, para nada, un autómata racional, sino un sujeto orgánico cuya forma humana de adaptación y supervivencia psicobiológica exige la racionalidad. El hombre viene definido, en rigor, no por una sustancial cogitación ("yo soy una cosa que piensa") sino por una actividad circular, por un circuito entre el Yo y las Cosas (el "no-Yo" de Fichte). Ninguno de los polos del circuito debe ser reificado de antemano, ninguno ha de ser tratado acríticamente como una cosa o sustancia. La constitución de los dos polos, yo y mundo ("circunstancias"), consiste precisamente en el lanzamiento de series de acciones en las que el Yo se hace con el Mundo y recíprocamente el Mundo se presenta y re-presenta ante el Yo. La filosofía de Ortega, que tantas veces bebe de la fenomenología y del existencialismo alemán, es vitalista por cuanto que plantea siempre un sujeto humano orgánico definido como un verdadero sistema racional de operatividad, para quien conocer es, de otro modo, coextensivo con sobrevivir y "hacerse con el mundo". Las circunstancias orteguianas, como el "medio" (Umwelt) de los biólogos, conforman el espacio de las operaciones, un espacio que da pie a redefinir la experiencia en términos de construcción. Ortega no quería echar por la borda la razón, aplastarla bajo el peso de una salvaje o bestial Voluntad o Vida. Antes bien, quería explicar el hecho humano mismo de la razón. Al proceder así, al avanzar desde la dialéctica de Fichte, el raciovitalismo del filósofo madrileño ofrece un programa genético del racionalismo tanto como del empirismo. Se trata de volver al genuino espíritu con el que nació el idealismo: la superación de la magna filosofía europea de la Modernidad, tanto el empirismo isleño como el racionalismo continental, una superación que acude a la génesis misma del conocimiento. Y el conocimiento es al fin entendido no como resultado de acumulación de experiencias o como deducción de principios racionales o ideas innatas, sino como resultado de una experiencia en sí misma racional desde el inicio. Experiencia orgánica que se estructura en forma de sistemas de acciones que, por medio de una lógica material, estructuran nuevos sistemas de acciones más amplios en radio de alcance, más potentes en influjo sobre el medio, más "hábiles" en orden a una adaptación y control sobre el medio. En este sentido, Jean Piaget convirtió en empresa "positiva", científica y experimental, una parte muy importante del proyecto esbozado por Ortega. Piaget llevó a cabo un programa científico de esclarecimiento de los orígenes de la inteligencia y la razón de los sujetos orgánicos partiendo no tanto de un "Yo" que se pone (Fichte) y se limita con el No-Yo (mundo en torno, o "circunstancias") sino de un circuito que ya en la fase pre-intelectual incluye ese centro orgánico que lanza acciones-percepciones, como choca con "dificultades" y "obstáculos" de un entorno con el que deberá luchar. El bebé humano, tanto como cualquier individuo orgánico, es un centro de operaciones y es a la vez el eco y la respuesta de un medio ambiente transformado por las operaciones. Los dos sentidos en los que el sujeto orgánico "choca" con el mundo y lo transforma, a la vez que se transforma él, han recibido por parte de Piaget los nombres de "asimilación" y "acomodación". La asimilación, como proceso que generaliza la asimilación de los alimentos, supone la incorporación cognitiva y no sólo material del mundo. El Yo se "pone", se afirma, incorporando elementos del medio que él necesita para su mantenimiento (conservación, supervivencia). Pero el mundo (el "no-Yo") se le opone, se le enfrenta, le traza caminos por donde poder ejercer la acción y por donde no puede atravesar ese mundo con la acción. La acomodación piagetiana podría verse como el sentido opuesto a las acciones asimilativas. El Yo, como centro orgánico de operaciones, debe transformarse a su vez, debe reestructurar sus esquemas de acción para sortear, horadar, recomponer las barreras y resistencia del mundo-entorno. La razón en el proceso vital no es más que el grado máximo en que un sistema de acciones "se hace con el mundo" y, recíprocamente, el mundo se hace con el yo. Esta es la razón vital, pero investigada desde un punto de vista genético y positivo.

manos.jpgLa incorporación de la filosofía materialista de Gustavo Bueno a todo este enfoque genético-constructivo del pensamiento se hace ineludible en este punto de mi breve recensión. Manuel F. Lorenzo es un buen conocedor del materialismo buenista, como discípulo directo suyo desde los primeros tiempos, miembro activo de la llamada "Escuela de Oviedo", hoy en disolución bajo la sombra de los sectarios y de los arribistas. En "La Razón Manual", el autor nos recuerda el aserto fichteano con que encabezábamos esta reseña: "uno profesa la filosofía que va de acuerdo con la clase de hombre que se es". Profesar el materialismo de Bueno, a pesar de sus deudas para con la epistemología genética piagetiana supone, verdaderamente, profesar una suerte de dogmatismo, de pensamiento antipático a la libertad, dicho en términos fichteanos. Las clases de hombres que, filosóficamente hablando, cabe hallar en el mundo se pueden reducir a dos: los amigos de la libertad (idealismo) y los amigos de la servidumbre (dogmatismo, en donde cabe situar el "materialismo"). "La Razón Manual" es un libro que toma partido expreso y decidido por la libertad, se entronca en el idealismo. No en el idealismo visionario, celeste, construido sobre las nubes. Se entronca en la tradición idealista-vitalista que, desde Fichte, indaga en "el lado activo", esto es, en las operaciones. En ese sentido, la filosofía de Bueno estudiada a la luz de la filosofía de la "Razón Manual" adopta el aspecto de un centauro. Por un lado desarrolla una inmensa y magnífica "Teoría del Cierre Categorial", basada en la obra de Piaget y en una genética de las operaciones gnoseológicas, por otro lado incluye un "preámbulo ontológico" de corte escolástico-marxista, que lastra todo el sistema. El propio nombre de "materialismo filosófico" supone una fuente inagotable de equívocos, que ha dado pie a que muchos farsantes e iletrados lo confundan con una versión sofisticada del leninismo y otros, por el contrario, con un positivismo cientifista o realista. Los grandes logros de Gustavo Bueno, depurados del dogmatismo y su "culto a la materia", se pueden reaprovechar y potenciar siguiendo las indicaciones de "La Razón Manual", todo un programa de investigación que humildemente recomiendo.

Para más información: https://manuelflorenzo.blogspot.com/2018/12/novedad-editorial-la-razon-manual.html

Manuel F. Lorenzo : La Razón Manual, Lulú, Morrisville, Carolina del Norte, 2018.

 

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Le système des castes

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Le système des castes

Koenraad Elst

Dans un débat inter-religions, la plupart des hindous peuvent facilement être mis sur la défensive avec un simple mot : caste. On peut s’attendre à ce que tout polémiste anti-hindou déclare que « le système des castes typiquement hindou est l’apartheid le plus cruel, imposé par les barbares envahisseurs Aryens blancs aux gentils indigènes à la peau sombre ». Voici une présentation plus équilibrée et plus historique de cette institution controversée.

castesindeelst.jpgMérites du système des castes

Le système des castes est souvent dépeint comme l’horreur absolue. L’inégalité innée est en effet inacceptable pour nous les modernes, mais cela n’empêche pas que ce système a aussi eu ses mérites. La caste est perçue comme une « forme d’exclusion », mais elle est avant tout une forme d’« appartenance », une structure naturelle de solidarité. Pour cette raison, les missionnaires chrétiens et musulmans trouvèrent très difficile d’attirer les hindous hors de leurs communautés. Parfois les castes furent collectivement converties à l’islam, et le pape Grégoire XV (1621-1623) décréta que les missionnaires pouvaient tolérer les distinctions de castes parmi les convertis au christianisme ; mais en gros, les castes restèrent un obstacle efficace à la destruction de l’hindouisme au moyen de la conversion. C’est pourquoi les missionnaires commencèrent à attaquer l’institution des castes et en particulier la caste des brahmanes. Cette propagande s’est épanouie en un anti-brahmanisme à part entière, l’équivalent indien de l’antisémitisme.

Chaque caste avait un grand espace d’autonomie, avec ses propres lois, droits et privilèges, et souvent ses propres temples. Les affaires inter-castes étaient résolues au conseil de village par consensus ; même la caste la plus basse avait un droit de veto. Cette autonomie des niveaux intermédiaires de la société est l’antithèse de la société totalitaire dans laquelle l’individu se trouve sans défense devant l’Etat tout-puissant. Cette structure décentralisée de la société civile et de la communauté religieuse hindoue a été cruciale pour la survie de l’hindouisme sous la domination musulmane. Alors que le bouddhisme fut balayé dès que ses monastères furent détruits, l’hindouisme se retira dans sa structure de castes et laissa passer la tempête.

Les castes fournirent aussi un cadre pour intégrer les communautés d’immigrants : juifs, zoroastriens et chrétiens syriaques. Ils ne furent pas seulement tolérés, mais assistés dans leurs efforts pour préserver leurs traditions distinctives.

Typiquement hindou ?

On prétend habituellement que la caste est une institution uniquement hindoue. Pourtant, les contre-exemples ne sont pas difficiles à trouver. En Europe et ailleurs, il y avait (ou il y a encore) une distinction hiérarchique entre nobles et roturiers, les nobles se mariant seulement entre eux. Beaucoup de sociétés tribales punissaient de mort le viol des règles d’endogamie.

Concernant les tribus indiennes, nous voyons les missionnaires chrétiens affirmer que les « membres des tribus ne sont pas des hindous parce qu’ils n’observent pas les castes ». En réalité, la littérature missionnaire elle-même est pleine de témoignages de pratiques de castes parmi les tribus. Un exemple spectaculaire est ce que les missions appellent « l’Erreur » : la tentative, en 1891, de faire manger ensemble des convertis des tribus de Chhotanagpur et des convertis d’autres tribus. Ce fut un désastre pour la mission. La plupart des indigènes renoncèrent au christianisme parce qu’ils choisirent de préserver le tabou des repas entre même tribu. Aussi énergiquement que le brahmane le plus hautain, ils refusaient de mélanger ce que Dieu avait séparé.

L’endogamie et l’exogamie sont observées par les sociétés tribales du monde entier. La question n’est donc pas de savoir pourquoi la société hindoue inventa ce système, mais comment elle put préserver ces identités tribales même après avoir dépassé le stade tribal de la civilisation. La réponse se trouve largement dans l’esprit intrinsèquement respectueux et conservateur de la culture védique en expansion, qui s’assura que chaque tribu pourrait préserver ses coutumes et traditions, y compris sa propre coutume d’endogamie tribale.

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Description et histoire

Les colonisateurs portugais appliquèrent le terme caste, « lignage, espèce », à deux institutions hindoues différentes : le jati et le varna. L’unité effective du système des castes est le jati, l’unité de naissance, un groupe endogamique dans lequel vous êtes né, et à l’intérieur duquel vous vous marriez. En principe, vous pouvez manger seulement avec des membres du même groupe, mais les pressions de la vie moderne ont érodé cette règle. Les milliers de jatis sont subdivisés en clans exogames, les gotras. Cette double division remonte à la société tribale.

Par contre, le varna est la division fonctionnelle typique d’une société avancée : la civilisation de l’Indus/Saraswati, au troisième millénaire avant JC. La partie la plus récente du Rig-Veda décrit quatre classes : les brahmanes érudits nés de la bouche de Brahma, les kshatriyas guerriers nés de ses bras ; les entrepreneurs vaishyas nés de ses hanches et les travailleurs shudras nés de ses pieds. Tout le monde est un shudra par la naissance. Les garçons deviennent dwija, deux-fois nés, ou membres de l’un des trois varnas supérieurs en recevant le cordon sacré dans la cérémonie de l’upanayama.

Le système du varna se diffusa à partir de la région de Saraswati-Yamuna et s’établit fermement dans l’ensemble de l’Aryavarta (du Cachemire au Vidarbha, du Sind au Bihar). Il était le signe d’une culture supérieure plaçant le pays central aryen civilisé à l’écart des pays mleccha barbares environnants. Au Bengale et dans le Sud, le système était réduit à une distinction entre brahmanes et shudras. Le varna est une catégorie rituelle et ne correspond pas pleinement à un statut social ou économique effectif. Ainsi, la moitié des souverains princiers en Inde Britannique étaient des shudras et quelques-uns étaient des brahmanes, bien que ce fût une fonction kshatriya par excellence. Beaucoup de shudras sont riches, beaucoup de brahmanes sont pauvres.

Le Mahabharata définit ainsi les qualités du varna : « Celui en qui vous trouvez véracité, générosité, absence de haine, modestie, bonté et retenue, est un brahmane. Celui qui accomplit les devoirs d’un chevalier, étudie les écritures, se concentre sur l’acquisition et la distribution de richesses, est un kshatriya. Celui qui aime l’élevage, l’agriculture et l’argent, qui est honnête et bien versé dans les écritures, est un vaishya. Celui qui mange n’importe quoi, pratique n’importe quel métier, ignore les règles de pureté, et ne prend aucun intérêt aux écritures et aux règles de vie, est un shudra ». Plus le varna est élevé, plus les règles d’autodiscipline doivent être observées. C’est pourquoi un jati pouvait collectivement améliorer son statut en adoptant davantage de règles de conduite, par ex. le végétarisme.

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Le second nom d’une personne indique habituellement son jati ou gotra. De plus, on peut utiliser les titres suivants de varna : Sharma (refuge, ou joie) indique un brahmane, Varma (armure) un kshatriya, Gupta (protégé) un vaishya et Das (serviteur) un shudra. Dans une seule famille, une personne peut s’appeler Gupta (varna), une autre Agrawal (jati), et encore une autre Garg (gotra). Un moine, en renonçant au monde, abandonne son nom en même temps que son identité de caste.

Intouchabilité

Au-dessous de la hiérarchie des castes se trouvent les Intouchables, ou harijan (littéralement « les enfants de Dieu »), ou dalits (« opprimés »), ou paraiah (formant une caste en Inde du Sud), ou Scheduled Castes [« castes répertoriées »]. Elles forment environ 16% de la population indienne, autant que les castes supérieures combinées.

L’intouchabilité a son origine dans la croyance que les esprits mauvais entourent la mort et les substances en décomposition. Les gens qui travaillaient avec les cadavres, les excréments ou les peaux d’animaux avaient une aura de danger et d’impureté, ils étaient donc maintenus à l’écart de la société normale et des enseignements et rituels sacrés. Cela prenait souvent des formes grotesques : ainsi, un intouchable devait annoncer sa proximité polluante avec une sonnette, comme un lépreux.

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L’intouchabilité est inconnue dans les Védas, et donc répudiée par les réformateurs néo-védiques comme Dayanand Saraswati, Narayan Guru, Gandhiji [Gandhi] et Savarkar. En 1967, le Dr. Ambedkar, un dalit par la naissance et un critique acharné de l’injustice sociale dans l’hindouisme et dans l’islam, réalisa une conversion de masse au bouddhisme, en partie à cause de la supposition (non fondée historiquement) suivant laquelle le bouddhisme aurait été un mouvement anti-caste. La constitution de 1950 supprima l’intouchabilité et approuva des programmes de discrimination positive pour les Scheduled Castes et les Tribus. Dernièrement, le Vishva Hindu Parishad a réussi à faire entrer même les leaders religieux les plus traditionalistes dans la plate-forme anti-intouchabilité, pour qu’ils invitent des harijans dans des écoles védiques et qu’ils les forment à la prêtrise. Dans les villages, cependant, le harcèlement des dalits est encore un phénomène commun, occasionné moins par des questions de pureté rituelle que par des disputes pour la terre et le travail. Néanmoins, l’influence politique croissante des dalits accélère l’élimination de l’intouchabilité.

Conversions inter-castes

Dans le Mahabharata, Yuddhishthira affirme que le varna est défini par les qualités de la tête et du cœur, pas par la naissance. Krishna enseigne que le varna est défini par l’activité (le karma) et la qualité (le guna). Encore aujourd’hui, le débat n’est pas clos pour savoir dans quelle mesure la « qualité » de quelqu’un est déterminée par l’hérédité ou par l’influence environnementale. Et ainsi, alors que la vision héréditaire a été prédominante pendant longtemps, la conception non-héréditaire du varna a toujours été présente aussi, comme cela apparaît d’après la pratique de conversion inter-varnas. Le plus célèbre exemple est le combattant de la liberté au XVIIe siècle, Shivaji, un shudra à qui fut accordé un statut de kshatriya pour cadrer avec ses exploits guerriers. L’expansion géographique de la tradition védique fut réalisée par l’initiation à grande échelle des élites locales dans l’ordre des varnas. A partir de 1875, l’Arya Samaj a systématiquement administré le « rituel de purification » (shuddhi) aux convertis musulmans et chrétiens et aux hindous de basse caste, accomplissant leur dwija. Inversement, l’actuelle politique de discrimination positive a poussé les gens des castes supérieures à se faire accepter dans les Scheduled Castes favorisées.

veer-savarkar-original-imae5skvte8frwzn.jpegVeer Savarkar, l’idéologue du nationalisme hindou, prônait les mariages inter-castes pour unifier la nation hindoue même au niveau biologique. La plupart des hindous contemporains, bien qu’à présent généralement opposés à l’inégalité de caste, continuent à se marier dans leurs jatis respectives parce qu’ils ne voient pas de raison de les supprimer.

Théorie raciale des castes

Au XIXe siècle, les Occidentaux projetèrent la situation coloniale et les théories raciales les plus récentes [de l’époque] sur le système des castes : les castes supérieures étaient les envahisseurs blancs dominant les indigènes à la peau sombre. Cette vision périmée est toujours répétée ad nauseam par les auteurs anti-hindous : maintenant que « idolâtrie » a perdu de sa force comme terme injurieux, « racisme » est une innovation bienvenue pour diaboliser l’hindouisme. En réalité, l’Inde est la région où tous les types de couleur de peau se sont rencontrés et mélangés, et vous trouverez de nombreux brahmanes aussi noirs que Nelson Mandela. D’anciens héros « aryens » comme Rama, Krishna, Draupadi, Ravana (un brahmane) et un grand nombre de voyants védiques furent explicitement décrits comme ayant la peau sombre.

Mais varna ne signifie-t-il pas « couleur de peau » ? Le véritable sens de varna est « splendeur, couleur », d’où « qualité distinctive » ou « un segment d’un spectre ». Les quatre classes fonctionnelles constituent les « couleurs » dans le spectre de la société. Les couleurs symboliques sont attribuées aux varnas sur la base du schéma cosmologique des « trois qualités » (triguna) : le blanc est sattva (véridique), la qualité typique du brahmane ; le rouge est rajas (énergétique), pour le kshatriya ; le noir est tamas (inerte, solide), pour le shudra ; le jaune est attribué au vaishya, qui est défini par un mélange de qualités.

Finalement, la société des castes a été la société la plus stable dans l’histoire. Les communistes indiens avaient l’habitude de dire en ricanant que « l’Inde n’a jamais connu de révolution ». En effet, ce n’est pas une mince affaire.

Traduction du texte anglais publié sur : http://www.geocities.com/integral_tradition/

 

 

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La question des minorités ethniques européennes en Europe

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La question des minorités ethniques européennes en Europe

par Eugène Guyenne

Ex: http://thomasferrier.hautetfort.com

Afin d’éviter tout malentendu, cet article n’aura pas pour but de réveiller une quelconque velléité de domination d’une communauté ethnolinguistique envers une autre. Mais au contraire, d'essayer d’aborder une problématique devenue (heureusement) marginale au niveau européen, quoique encore présente dans certaines régions (Balkans, Caucase), à travers l’histoire contemporaine (suivant le schéma universitaire post-1789), ce qu’il en est aujourd’hui et les possibilités pour demain.

Pour faire un petit rappel historique, la problématique des « nationalités », des minorités ethniques en Europe remonte au milieu du XIXe siècle et plus précisément sous l’empire austro-hongrois, où la double couronne rassemblait à l’intérieur des Germains (Allemands, Autrichiens), des Slaves (Tchèques, Slovaques, Slovènes, Polonais, Ukrainiens, Serbes, Croates), des Latins (Italiens, Roumains) et des Magyars (Hongrois). Avec une multiplicité de différences religieuses : chrétiennes (à l’écrasante majorité, un peu moins de 95% : catholiques, protestants, orthodoxes), juive et musulmane (1,3%).

Après les révolutions en 1848, deux courants se sont développés tels que le panslavisme et l’austro-slavisme. Le premier courant visait à l’unification politique des différents territoires slaves. Le second courant visait au contraire au rattachement politique des Slaves sous la double-couronne. On peut aussi mentionner e cas de l’empire russe, où la couronne tsariste rassemblait des Slaves (Russes, Ukrainiens, Biélorusses, Polonais), des Finno-Ougriens (Finnois, Estoniens), des Latins (Moldaves), des Turcs (Tatars, Kirghizes dont Kazakhs, Turkmènes, Ouzbeks) et des Caucasiens (Géorgiens, Arméniens, Ingouches, Tchétchènes, Tcherkesses). Avec une multiplicité de différences religieuses là aussi : chrétiennes (majoritairement : orthodoxes, catholiques, uniates et protestants) et musulmanes. Ces minorités ethniques vont perdurer au cours du XXe siècle, malgré la révolution russe de 1917 et la recomposition territoriale en Europe centrale et orientale après la Grande Guerre. Puisque la Russie ou Grande-Russie, calquée sur un système impérial socialement marxiste, sera constituée d’une multitude de républiques socialistes : le Tatarstan en 1920 (pour les Tatars), la Kabardino-Balkarie en 1936 (pour les Kabardes), l’Adyguée en 1922 (pour les Adyguéens), l’Arménie en 1920 (pour les Arméniens), la Géorgie en 1921 (pour les Géorgiens), l’Ukraine en 1919 (pour les Ukrainiens).

La recomposition territoriale en Europe centrale et orientale, via les traités de paix, avait prévu la dissolution de l’empire austro-hongrois et du retour à une petite-Autriche et une petite-Hongrie. Pour ce qui est de l’Europe centrale, la Tchécoslovaquie émerge sous la forme de la Première République en 1918, incluant des territoires exclusivement slaves (tchèques, slovaques, ruthène subcarpathique jusqu’en 1945). D’abord unitaire puis fédérale, la Tchécoslovaquie va ensuite perdre la Ruthénie subcarpathique qui sera rattachée en 1945 à la RSS d’Ukraine. Après le coup de Prague (1948), elle va devenir centraliste, totalitaire, socialement communiste via le parti unique au pouvoir, avant de mourir lors de la "révolution de velours" (entre le 16 novembre et 29 décembre 1989) dont Vaclav Havel fut l’un des plus célèbres partisans, provoquant ainsi petit à petit la scission entre Tchèques et Slovaques, avant d’être définitive en 1993.

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Pour ce qui est des Balkans, la Yougoslavie émerge via le « Royaume des Serbes, Croates et Slovènes » après un front commun en 1912 mené par la Ligue Balkanique (comprenant la Grèce, la Serbie, le Monténégro) contre l’Empire ottoman, la même année où l’Albanie prend son indépendance. Cette première Yougoslavie comprenait donc les royaumes serbe, monténégrin, croate et les régions de langue serbo-croate de Voïvodine (majoritairement orthodoxe, avec des minorités allemandes, magyares ou encore roumaines), de Bosnie-Herzégovine (avec des religions orthodoxe, musulmane et catholique) et de Slovénie (de langue slovène et de religion catholique). Après les défaites de l’Italie fasciste et de la Croatie oustachi, la Yougoslavie devient un régime dictatorial de type socialiste, que Tito, après une rupture avec l’URSS de Staline à la fin des années 1940, va diriger de 1953 à 1980.

A sa mort, c’est Slobodan Milosevic, deuxième homme du KPJ (Parti Communiste Yougoslave), qui après avoir organisé des révolutions en Voïvodine et au Monténégro, va décider de supprimer le statut d’autonomie du Kosovo en 1989, réveillant le nationalisme albanais où Ibrahim Rugova va faire de cette région une république par une déclaration constitutionnelle. Réveillant ainsi le début du conflit contemporain où l’Histoire montre que ce territoire n’était qu’une succession d’occupations politiques serbes et turques et entre populations serbes et albanaises (dont la première population était illyrienne, ancêtre des Albanais, occupation serbe entre le XIIe et XIVe siècle puis entre 1912 et 1939, occupation ottomane entre le XIVe et XIXe siècle) qui s’étaient pourtant battus ensemble en 1389 (car les Albanais, minoritaires encore à l’époque, étaient catholiques ou orthodoxes).

Sous la République socialiste d’Albanie, Enver Hoxha va interdire la pratique religieuse en 1967 et « désislamiser » le pays. Alors aujourd’hui qu’en est-il de ces minorités ethniques européennes ? En Russie, les minorités turciques, mongoles et caucasiennes bénéficient d’un statut à part de « république autonome », tout en étant intégrées à la Fédération. Et les présidents de ces territoires appartiennent majoritairement au parti du gouvernement « Russie Unie ». C’est le cas de Murat Kumpilov en Adyguée, de Alexey Tsydenov en Bouriatie, de Vladimir Vassiliev au Daghestan, de Vladimir Volkov en Mordovie, de Rustam Minnikhanov au Tatarstan ou encore de Ramzan Kadyrov en Tchétchénie.

Globalement, les Balkans connaissent une nouvelle prospérité. Malgré le conflit serbo-kosovar évidemment, qui a vu récemment une nouvelle modification territoriale. Comme le changement de nom pour la Macédoine slave, devenue « Macédoine du Nord » pour être différenciée de la Macédoine hellénique. Malgré la chute de la Yougoslavie, il existe toujours des minorités ethniques. Représentées par des partis politiques. En Serbie, avec des minorités albanaise et hongroise représentées respectivement par la Coalition albanaise de la vallée de Presevo et la Coalition hongroise. En Grèce, avec une minorité macédonienne par le Vinozhito. En Roumanie, il y a une minorité hongroise, représentée par le Parti Populaire Hongrois de Transylvanie. En Italie, il y a des minorités germaniques et slovènes, représentées respectivement par le Süd-tyroler Freiheit et le Slovenska Skunopost. Et en Autriche, avec une minorité slovène via l’Entna Lista.

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Si comme on l’a dit, les conflits ethniques sur l’ensemble du territoire européen se sont globalement apaisés, et il faut s’en réjouir, ces minorités n’ont pas trop leur mot à dire dans les Etats dans lesquels ils sont (puisque la seule langue reconnue en Serbie est le serbe, l’Autriche, l’allemand, le grec en Grèce, le roumain en Roumanie, etc…). Demain, la République européenne ne reconnaîtra plus les Etats-nations actuels existants. Puisqu’ils sont jacobins pour la plupart et divisent l’Europe. Seul un modèle d’Etat européen unitaire et décentralisé pourra régler une bonne fois pour toutes cette question. Il y a déjà cette erreur française consistant à de confondre « nationalité » et « citoyenneté ». Lié à l'idée de "naissance", "nation" et "nationalité" doivent s'interpréter comme des notions d'ascendance commune partagée.

Un basque n'a pas forcément la même "nationalité" qu'un occitan et pourtant tous deux ont factuellement la "citoyenneté" française. Il n’y aura donc pas plusieurs nations au sein de l'Europe-Nation, puisque la "nation" n’a pas seulement un sens de "natif". C’est un préalable mais ça ne fait pas tout : car ils doivent aussi témoigner d'une conscience d'appartenir à une même communauté. Après cet examen de conscience, cela se traduira par une révolution (qui sera démocratique), puis par l'établissement d'un État en finalité où ceux-ci ne forment plus qu'un politiquement. Il y a des nationalités aujourd’hui mais ça n'en fait pas des nations ! Les exemples sous la Double-Couronne et la couronne tsariste ont été démontrés. Aujourd'hui, les minorités ethniques slovènes en Italie et Autriche, sont-elles pour autant une "nation" ? Des nationalités éparpillées auprès de leur Maison-Mère ! L'Europe a vocation a être une Nation, puisque réunissant au préalable des Européens de même souche civilisationnelle. Nous sommes encore au stade encore de la prise de conscience commune. Les minorités garderont leur "nationalité" mais qui ne sera pas juridique. En revanche ils seront de nationalité ("citoyenneté") européenne, celle-ci définit uniquement sur le principe d'ascendance.

Eugène Guyenne (Le Parti des Européens)

Rodolphe Crevelle

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Rodolphe Crevelle

par Georges FELTIN-TRACOL

Ex: http://www.europemaxima.com

Dédié au dieu romain de la Guerre, le mois de mars 2019 a vu la disparition à dix jours d’intervalle de deux grands combattants des idées, Guillaume Faye et, dans la nuit du 15 au 16, Rodolphe Crevelle, lui aussi victime d’un mal foudroyant.

crevelle.jpgNé à Rouen en 1955, Rodolphe Crevelle fut longtemps un adversaire résolu de l’Europe. Formé à L’Action Française, il milite ensuite dans différents mouvements royalistes, nationalistes-révolutionnaires et solidaristes dans lesquels il tempère peu à peu son anti-européisme initial. En 1994, avec le bulletin mensuel, Lettre de la Grande France, il promeut la francité, c’est-à-dire les peuples d’ethnie française hors de l’Hexagone (les Wallons, les Jurassiens, les Valdôtains, les Québécois, les Acadiens, etc.). Un temps proche des marins-pêcheurs du Cotentin et de la très active Confédération de défense des commerçants et artisans (CDCA) de Christian Poucet, il organise cette année-là, puis en 1998, une manifestation sur les îles anglo-normandes des Minquiers – Écréhous. Ces deux actions médiatiques lui valent d’être invité par Serge de Beketch dans le « Libre-Journal de la Résistance française » à Radio-Courtoisie.

Rodolphe Crevelle conçoit alors la Grande France comme une réponse à la lourde léthargie de ses compatriotes. « Cette “ plus Grande France ” en libérant la géopolitique européenne de quelques unes parmi les plus criantes contradictions territoriales, écrit-il, constituerait ainsi le noyau français sur lequel, face au monde anglo-saxon et à son anti-civilisation, l’Europe peut nourrir son unique espoir de différence (Éditorial de Lettre de la Grande France, n° 1, 1994). » Il estime déjà que « s’il est donc vrai que la France hexagonale est devenue trop petite et plus assez riche pour assumer le destin qui lui a été promis par son histoire, s’il est bien devenu fatal que la France ait à rechercher en Europe un espace politique et économique supplémentaire, cela peut encore se faire dans la perspective d’une EUROPE FRANÇAISE (Idem) ». Il regrette en particulier que « les frontières intangibles, lignes Maginot de l’ordre international, en comprimant des revendications nationales affirmées, se révèlent déjà, et se révéleront davantage encore dans le cadre d’une Europe socialement éclatée et ethniquement bouleversée par les immigrations massives, comme la source unique des conflits européens actuellement déclarés ou en “ germe avancé ” (Id.) ». Ce qui le conduit au printemps 2006 à sortir TransEurope. Actu des particularismes européens. On y lit des reportages sur les Sorabes au Sud de Berlin, les Vlachs d’Albanie, l’indépendantisme morave ou le rattachisme mentonnais pro-monégasque. La revue s’arrête toutefois au bout de son troisième numéro.

Rodolphe Crevelle refait parler de lui au moment du « mariage pour tous ». À mi-chemin entre la plaisanterie potache et la conspiration néo-cagoularde, il théorise dans son imprimé Le Lys Noir ainsi que dans d’autres publications annexes telles GéoArsenal et AFU (Action Française Universitaire), un coup d’État militaire renversant François Hollande. Ces publications cassent le ronronnement moutonnier droitard. Il explique dans Mon cher entre-soi. Écrits politiques d’un activiste (Éditions des Lys Noirs, 2014) que « le royalisme est avant tout une hérésie confrontée après coup par l’intelligence (p. 552) ». Fidèle à l’héritage révolutionnaire du royalisme (le Cercle Proudhon d’avant 1914 ou le Mouvement socialiste royaliste en 1945), il conçoit assez vite l’« anarcho-royalisme », suggère une France aux quarante provinces décentralisées et soutient la fin de l’unité et de l’indivisibilité républicaines avec la partition du territoire hexagonal en enclaves musulmanes. Il se montre rétif à la « remigration ».

Lecteur de Georges Bernanos, de Jacques Ellul et de l’écologiste radical finlandais Pentti Linkola, cet opposant farouche au progrès technique et à la numérisation du monde défend un mode de société écologique décroissante et rurale militarisée dans un seul pays (en attendant mieux). Il rejette en prime le nationalisme, car il considère que « les nationalistes sont républicains comme on pouvait préférer Brahms à Chopin sur le pont du Titanic. Cela n’a pas plus de sérieux que ça. Aussi, voilà l’anarcho-royaliste qui devient, par contradiction nécessaire, un européen de parti-pris favorable (La doctrine anarcho-royaliste, Brochure express du Lys noir, 2017, p. 326) ».

Sixte-Henri_de_Bourbon.jpgRécusant le prétendant légitimiste, réservé à l’égard de la Maison d’Orléans et regrettant que les Bourbons-Busset aient perdu tout sens de service royal, Rodolphe Crevelle se rallie finalement au parmisme. Il imagine le prince Sixte-Henri de Bourbon-Parme en régent de l’« Écopays » français du Lys Noir et place ses espoirs dans la lignée de son neveu, le prince Charles de Bourbon-Parme, chef de cette maison capétienne et prétendant carliste autogestionnaire au trône d’Espagne. L’engagement européen se précise dès lors. En effet, « à mesure que les républicains refusent l’Europe, l’anarcho-royaliste très fidèle à l’européanité naturelle de ses princes, à ce joli rêve maintenu de faire de la France la première puissance continentale… (La doctrine…, pp. 328 – 329) », prêter allégeance aux Bourbons-Parme, plutôt traditionalistes, implique obligatoirement de passer à l’échelle continentale à l’instar des Saxe-Cobourg-Gotha progressistes et des Habsbourg-Lorraine conservateurs.

Rodolphe Crevelle accorde à l’« Hyper-France » le rôle moteur dans la genèse géopolitique européenne, ce qui signifie délaisser tout nationalisme cocardier. « Il y a certes bien des manières désormais de ne plus être français et encore une ou deux façons antagonistes de l’être encore… Regardez-moi tous ces anti-européens savants et résolus, note-t-il : ils sont tous souverainistes, tous républicains, tous dévoués à la révolution française, tous se bousculent pour se faire appeler républicains ou patriotes… Ils sont surtout tous très oublieux de tracer la ligne de front là où elle serait pourtant la plus utile : contre le technicisme, par exemple (Id., p. 326). »

Rodolphe Crevelle pense alors à une Europe latine et catholique alliée à la Russie eurasiatique et adossée à l’Amérique latine. Cette Europe minimale s’organiserait autour d’une France étendue à la Wallonie et au Luxembourg, de l’Espagne, du Portugal, de l’Italie, de la Pologne, de la Hongrie – Transylvanie et de l’Autriche – Bavière – Bade-Wurtemberg – Rhénanie. L’objectif final de cette Confédération des nations européennes présidée par un Bourbon-Parme quand même le roi de France serait un Orléans reclus au Mont Saint-Michel, repousserait une modernité étatsunienne et/ou anglo-saxonne obsolète.

Infatigable activiste aux côtés des indépendantistes québécois, des nationalistes acadiens et des rattachistes wallons, Rodolphe Crevelle rêvait d’une patrie libérée de l’OTAN et de la Finance multinationale, fière de contribuer à une autre Europe archaïque et post-moderne. Saluons donc la mémoire de Rodolphe Crevelle !

Georges Feltin-Tracol

• Chronique n° 25, « Les grandes figures identitaires européennes », lue le 21 mai 2019 à Radio-Courtoisie au « Libre-Journal des Européens » de Thomas Ferrier.