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Rechercher : hommage à Jean Haudry

In Memoriam. Guillaume Faye y Stefano Delle Chiae

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In Memoriam. Guillaume Faye y Stefano Delle Chiae

Telmo Alvar de Navas
Ex: http://www.posmodernia.com

Los finales de año se prestan a la memoria.

San Agustín indicaba a la memoria, junto el entendimiento y la voluntad, como una de las potencias del alma que configuran al hombre como tal. La memoria entendida como una dimensión fundamental de quién es el ser humano, de cómo es el ser humano, de lo que construye su humanidad.

Hacer memoria en un mundo que se empeña en el presentismo, que le quiere arrancar raíces, que desea al hombre ausente de sí mismo y centrado exclusivamente en el fuera de si –en el consumo, en el mercado, en la unidimensionalidad de la comodidad-, hacer memoria en este tiempo de ruinas de humanidad, es un acto profundamente resistente y subversivo.

Hacer memoria construye, desarrolla, confronta, humaniza, diviniza. Hacer memoria como herramienta que nos acompaña a crecer, que nos ayuda a pensar quién somos, que nos recuerda dónde estamos, dónde queremos estar. Hacer memoria también como homenaje, como reconocimiento de quienes han caminado antes que nosotros.

Nos construye como hombres la doble dimensión de la acción. Las potencias que ponemos en marcha en la acción diaria y cotidiana, poniendo en ejercicio las dimensiones propias constitutivas del ser humano, y lo recibido de otros. La tradición –lo recibido- como fuego de la acción. La renovación y adaptación de lo recibido, sin romper con lo esencial, como claves que construyen lo humano.

He ahí la dificultad de la Revolución. La que rompe con todo lo heredado, la que se construye diabólicamente contra lo humano dado. La revolución como contraria a la humanidad incapaz de entender cómo es el ser humano, incapaz de entender la paradoja humana de ser creatura. Lo dado y lo recibido, junto a lo construido y renovado. Construir y renovar desde las potencias que nos son dadas.

No es el hombre jamás algo que pueda reinventarse desde cero. No es la sociedad algo que se pueda rediseñar al margen de lo recibido. Esa es la terrible revolución de la modernidad que en la posmodernidad toca revertir en lo posible o quizás recomprender qué significa la Revolución en la Posmodernidad desde lo mejor de la Tradición.

Reflexiones como esas nacen en estos días del año, cuando por puro azar he conocido que en este 2019, se han producido dos fallecimientos que me habían pasado inadvertidos.

El 7 de marzo fallecía Guilleaume Faye, y el 10 de septiembre, Stefano Delle Chiae, ambos tras larga y penosa enfermedad.

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Guilleaume Faye

Junto a Pierre Vial, Dominique Venner y a Alain de Benoist, Guilleaume Faye (Angulema 1949-Paris 2019) era el cuarto componente de estos jinetes franceses que mejor han encarnado la Nueva Derecha Francesa. Grupo del que solo quedan Vial y Benoist tras el suicidio de Venner en 2016 en Notre Dame de Paris con una carga profundamente profética que intentaba sacudir las conciencias europeas ante la debacle que nuestra cultura y sociedades de occidente sufren bajo las amenazas a Europa.

Si Venner era el historiador, Benoist el filósofo y Vial el político, Faye podemos decir que era el agitador.

                  Formado en el prestigioso Instituto de Estudios Políticos de París en Geografía, Historia y Ciencias Políticas, durante sus años de estudiante fue uno de los creadores del Círculo Pareto, agrupación estudiantil independiente que sería seducida por el GRECE para colaborar con ellos, al que se incorpora oficialmente en 1973.

                  Sus años de formación coinciden pues con el burgués y marxistizado Mayo del 68, pero es evidente que sus planteamientos van en otras claves que las masas izquierdistas. Contemplando la amenaza soviética a la par que la amenaza del liberalismo, tocando a su fin esas dos décadas de gobierno de De Gaulle, aquellos hombres que conocen a Gramsci apuestan por la batalla cultural como imprescindible para la batalla política, un gramscismo de derechas que prepare el terreno que habría de venir.

                  gf-stp.jpgDentro del GRECE (Groupement de recherche et d’études pour la civilisation européenne – Grupo de Investigación y Estudios para la civilización europea), se dedicó a estudiar con detenimiento la filosofía política -Machiavelo, Hobbes, Hegel, Pareto, Carl Schmitt, Oswald Spengler, Ernst Jünger, Moeller van den Bruck, Heidegger, Arnold Gehlen, Konrad Lorenz, etc.-. También desarrollaría un gran interés por las teorías geopolíticas europeistas de Jean Thiriart. Dueño de un estilo original y de una inteligencia muy lúcida, Faye ocupó un puesto importante en el GRECE y se convirtió en un referente de la Nouvelle Droite. Desde las páginas de Nouvelle École y Eléments puso su pluma al servicio del polo antimodernista del movimiento: por ello sus textos del período se destacan por su duro repudio a las ideas centrales de la Ilustración (y a sus herederos que buscan promoverlas), por su feroz crítica al materialismo y al consumismo burgués, y por sus despiadados ataques contra la tecnocracia. Alain de Benoist, entusiasmado con su ímpetu militante e impresionado con su rigor intelectual, le encomendó en 1974 la dirección de la revista Études et Recherches, la más académica de las publicaciones de la organización.

                  Hacia finales de la década de los 70 se agudiza su crítica al capitalismo liberal, denunciando el sionismo y el imperalismo norteamericano que identifica como motores de ese capitalismo deshumanizador y antieuropeo. También por aquella época se adhiere a un cierto racialismo con las tesis del etno-diferencialismo, teorizando sobre la necesidad de crear una alianza estratégica entre Europa y los países del Tercer Mundo –especialmente los del Mundo Árabe–, para así frenar la decadencia de Occidente.

                  Durante la década de 1980, Faye empezó a abandonar sus posiciones cercanas a Thiriart, para acercarse al pensamiento de Giorgio Locchi, quien también era un ferviente antinorteamericano, pero cuyo discurso se inscribía desde otra posición ideológica. Ello le permitió reformular sus ideas europeístas, revalorizando su concepción acerca de la importancia de la herencia indoeuropea en la formación de la identidad continental. A raíz de ello, tutorado por Jean Haudry y Jean Mabire, comenzó a estudiar el paganismo, y, junto a Pierre Vial y Maurice Rollet, se dedicó a organizar eventos orientados a difundir los rituales paganos en Francia. En compañía de Robert Steuckers y Pierre Freson redactó en 1985 el Petit Lexique du Partisan Européen, un breviario que resume de modo elegante su nuevo ideario político. Una interesantísima clave de su pensamiento en ese momento es la tesis señala en su obra que el igualitarismo de la centroizquierda se combina con el utilitarismo de la centroderecha para atomizar a los individuos, con el propósito ulterior de reconstruir los vínculos sociales siguiendo el ideal de una matriz identitaria cosmopolita y multiculturalista, que ubique al consumo como propósito único de la vida cotidiana.  Pareciera que el tiempo le ha dado la razón.

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A principios de 1987 finalmente dejaría de participar en el GRECE, debido a que el movimiento, por iniciativa de Alain de Benoist, había virado hacia las posiciones nacional-comunitaristas de Thiriart que él había sostenido en la década anterior y con las que ahora ya no se identificaba. Los tres siguientes años lo conectan con los movimientos próximos a la asociación EUROPA, asociación que terminaría -ya sin Faye entre sus filas- evolucionando hacia lo que más tarde sería Synergies Européennes. En 1990 se aleja del mundo de la política directa, pero sin abandonar nunca una determinada concepción del mundo.

                  Gracias a su amistad con Pierre Bellanger, Faye se convirtió en locutor de Skyrock, una radio parisina orientada al público joven. Usando el seudónimo de «Skyman», y acompañado primero por Jacques Essebag y después por Bruno Roblès, Faye animó el programa matinal Les Zigotos, ganándose a la audiencia con su fino humor y su vasta cultura puesta al servicio de bromas telefónicas y críticas a la farándula. Fue tan importante su figura para la estación, que las autoridades de la misma le permitieron hacer junto a Olivier Carré el programa Avant-Guerre, en el que filtraba ideas identitarias y difundía a artistas de la órbita del Rock Identitaire Français.

                  gf-colooriginal.jpgEn 1997 Faye reingresa al campo político, reincorporándose al GRECE y uniéndose a Terre et Peuple. Al año siguiente publicará L’Archéofuturisme a través de la editorial L’Ancre, propiedad de Gilles Soulas. El texto denuncia el penoso estado presente de la sociedad europea, y propone aliar el espíritu del futurismo con la tradición ancestral indoeuropea, empleando a la tecnociencia para ultrapasar a la Modernidad en lugar de para consumarla. La obra, además, ataca a la estrategia metapolítica de la Nouvelle Droite, reprochándole el no haberse involucrado más activamente en la lucha electoral, lo que sólo habría perjudicado al pueblo francés. Alain de Benoist recibió con poca simpatía al libro. El discurso racialista y evidentemente en contra de la islamización de Europa de Faye quedó más prístinamente plasmado en La colonisation de l’Europe, publicado en 2000 también por la editorial L’Ancre. El libro señala que el choque de civilizaciones no puede ser resuelto con la integración o la asimilación, sino que la única salida que garantice la persistencia de la raza blanca es la Reconquista, que no sería más que una nueva guerra étnica. La publicación del libro le costó a Faye y a Soulas una onerosa multa, acusados de actuar con la intención de producir literatura que incite a la discriminación y al odio racial. Además, debido a ello, Alain de Benoist expulsó a Faye del GRECE, y acusó al escritor de haber producido una obra delirante y peligrosa.

                  Fuera del GRECE, Faye continuó con sus actividades a través de Terre et Peuple (a la cual terminaría abandonando en 2008), y asesorando en cuestiones programáticas a los movimientos belgas Nation y Vlaams Blok, así como en un activismo que pretendía dotar al movimiento identitario europeo de unas sólidas bases doctrinales y de directivas generales para la acción, fruto de lo cual fueron sus obras Pourquoi nous combattons: manifeste de la résistance européenne (2001) y Avant-Guerre: chronique d’un cataclysme annoncé (2002). En ambos textos denuncia que Europa está atrapada en una espiral descendente hacia su desaparición, y que una guerra étnica es inminente. Si bien el enemigo que Faye señala es la alianza entre el neoconservadurismo norteamericano y la oligarquía petrolera de los países árabes (que entre ambos han producido al terrorismo islámico para beneficiarse de sus acciones), allí también subraya que la entidad sionista de Oriente Medio, que es socia de los enemigos de Europa, va camino a su extinción por no contribuir con la resistencia. En esos textos Faye destaca además la necesidad de acabar con el etnomasoquismo y suplantar al tibio etnopluralismo por un orgulloso etnocentrismo, creando así una entidad geopolítica que una a las Azores con Kamchatka, la cual debería denominarse «Eurosiberia» según su opinión. Europa es clave y central y casi que superior a las propias concepciones nacionales en ese planteamiento.

                gf-convergence.jpg  En 2004 se editan los libros La convergence des catastrophes y Le coup d’état mondial. El primero, que circuló firmado con el seudónimo «Guillaume Corvus», no es más que un resumen del pensamiento de Faye en el que –adaptando las teorías del matemático René Thom a la sociología– alerta que el sistema europeo está en peligro de colapsar debido a que las catástrofes sociales, económicas, demográficas, ecológicas e institucionales pueden confluir en un mismo momento y destruir lo que queda en pie del orden civilizatorio occidental. El otro libro, en cambio, es un análisis sobre el imperialismo estadounidense, al cual repudia, pero destacando que en Norteamérica existe el potencial para contribuir al freno del genocidio blanco (por ello amplía su idea de la Eurosiberia para incluir a los países americanos en una entidad que denominará «Septentrión»). Gracias a estas ideas su pensamiento fue bien acogido por el paleoconservadurismo norteamericano, lo que le permitiría después ser citado como uno de los inspiradores del movimiento Alt Right, gracias a Jared Taylor de American Renaissance.

                  De esa época es también una polémica en torno al sionismo y a la cuestión judía, que le valió el ser considerado por un sector del identitarismo europeo como un agente provocador de Israel en Francia, pues Faye aseguraba que la influencia de los judíos en Occidente ha entrado en declive, citando algunos ejemplos de hebreos que se oponen a la invasión inmigratoria en Europa, y proponiendo una alianza estratégica entre Israel y los identitarios para asegurar la supervivencia de ambos.

                  En el año 2015 publicó el libro Comprendre l’Islam. Allí sostiene que los islamistas avanzan sobre Europa debido a que ellos han adoptado una estrategia arqueofuturista, combinando su herencia ancestral con las nuevas tecnologías de la comunicación y la información para imponerse ante una Europa anestesiada por su defensa suicida de la doctrina de los derechos humanos.

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mercredi, 25 décembre 2019 | Lien permanent

Le centenaire d’un réaliste européen

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Le centenaire d’un réaliste européen

par Georges FELTIN-TRACOL

Il y a cent ans, le 22 mars 1922 naissait à Bruxelles Jean Thiriart. Disparu, il y aura bientôt trente ans, le 23 novembre 1992, cet Européen d’origine belge a réfléchi sur l’organisation politique de notre continent une grande partie de sa vie. Dans les années 1960, son mouvement transnational Jeune Europe affrontait les militants de la Fédération des étudiants nationalistes et d’Europe-Action pour de profondes divergences théoriques. Au risque de choquer, Thiriart était l’anti-Dominique Venner. Si l’auteur d’Histoire et tradition des Européens versait dans le romantisme politique, Thiriart agissait, lui, en réaliste pragmatique, porteur d’un projet géopolitique total très ambitieux.

Le public francophone redécouvre peu à peu cette figure quelque peu effacée dont les idées ont marqué Guillaume Faye, Jean Parvulesco et Alexandre Douguine. D’ailleurs, trois mois avant de mourir, Jean Thiriart s’était rendu en Russie du 16 au 24 août 1992. Il y rencontra les principales figures de l’opposition nationale-patriotique : Sergueï Babourine, le journaliste Alexandre Prokhanov, le responsable communiste Guennadi Ziouganov ou le fameux « Colonel noir » de nationalité lettonne Viktor Alsknis, partisan du soviétisme.

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Longtemps seul disponible, son ouvrage, assez daté, Un Empire de quatre cents millions d’homme, l’Europe. La naissance d’une nation, au départ d’un parti historique, est réédité en 2007 chez Avatar dans la collection « Heartland ». D’autres livres de et sur Thiriart sont maintenant parus. Signalons d’abord l’excellent Thiriart de Yannick Sauveur dans la collection « Qui suis-je ? » chez Pardès en 2016. Mentionnons aussi la sortie en 2018 aux éditions Ars Magna de deux recueils d’articles, de témoignages et d’études, Le prophète de la grande Europe, Jean Thiriart, et L’empire qui viendra. Enfin parurent cette même année chez deux éditeurs différents, Ars Magna et les Éditions de la plus grande Europe, un essai inédit rédigé en 1983 – 1984 à l’heure de la Guerre froide, L’empire euro-soviétique de Vladivostok à Dublin, à l’initiative respective et concurrente de Christian Bouchet et de Yannick Sauveur.

En dépit de cette relative abondance éditoriale, la pensée de Jean Thiriart reste méconnue. Il faut avouer qu’elle ne se range pas facilement dans une case politicienne quelconque. Contempteur constant de l’horreur étatsunienne, Jean Thiriart, en lecteur assidu de Machiavel et de Vilfredo Pareto, comprend dès la perte du Congo belge pour lequel il s’était investi au sein du Comité d’action et de défense des Belges d’Afrique, puis du Mouvement d’action civique l’inanité du nationalisme belge. Il se prononce très tôt en faveur de l’unité intégrale du continent européen. Au fil de l’actualité internationale entre 1962 et 1992, celle-ci s’étend de Dublin à Bucarest, puis de l’Islande au Kamtchatka, voire plus vaste encore. Dans les dernières années de sa vie, quand Jean Thiriart collabore à la revue Nationalisme et République de Michel Schneider qui appelle à voter « oui » au référendum sur le traité de Maastricht, il envisage un ensemble géopolitique unifié englobant l’Europe, toute l’URSS, la Turquie, la « Grande Syrie » (Liban, Syrie, Israël, Palestine, Jordanie) ainsi que l’Égypte et le Maghreb. Ce vaste territoire aurait pour capitale paneuropéenne la ville bicontinentale d’Istanbul.

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Le numéro de "Forces Nouvelles" où Thiriart donna l'un de ses derniers entretiens en Belgique.

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Jean Thiriart accorda également un entretien à Vouloir (n°87-88) à l'occasion des référenda sur l'Union Européenne (celle de Maastricht). Après son décès inopiné, deux entretiens paraissent en langue française dans le n°97-100 de Vouloir: l'un accordé aux Américains de "PlainTruth", l'autre au journaliste et avocat madrilène Gil Mugarza.La plupart des articles de Thiriart paraissaient à l'époque dans la revue Conscience Européenne de Luc Michel, qui dirigeait un petit parti paneuropéen, le PCN.

Détestant autant les nationalismes « historiques » (français, allemand, italien, etc.) que les micro-nationalismes (basque, catalan, corse, écossais…) et toutes les revendications religieuses sur la place publique, Jean Thiriart conçoit un État central unitaire européen dont les piliers seraient la laïcité et l’omnicitoyenneté. Il y a du Mustapha Kemal Atatürk en lui. L’appartenance à la Très Grande Europe ne reposerait pas sur l’identité ethnique, la spiritualité, l’histoire ou la langue, mais sur la valeur politique et territoriale d’un nouveau civisme. Ainsi, quelque soit son lieu de naissance dans cet État tricontinental, le citoyen paneuropéen s’estimerait partout chez lui dans cette aire particulière qui prend la forme d’un État-nation continental et républicain. Inspiré du précédent impérial romain et de son prolongement byzantin au Moyen Âge, « mon concept est celui du transnationalisme, qui dit : un citoyen circule librement dans la République impériale et où qu’il se trouve à travers les anciennes nations dont toutes les barrières ont été abolies, il exerce ses prérogatives de citoyen ». Cette vision sur-européenne cherche par ailleurs à expliquer, à l’instar du modèle assimilateur de la IIIe République française, une politique volontariste d’agrégation des peuples, quitte à éradiquer au préalable les cultures vernaculaires et nationales autochtones.

Jean Thiriart envisage l’unité européenne selon les critères géopolitiques du « grand espace » et de « puissance ». Il récuse par conséquent le principe traditionnel de l’Empire et sa déclinaison en trois patries (régionales, nationales et continentale) enchâssées. Ses détracteurs l’ont accusé de « jacobinisme » paneuropéen. Il assume volontiers cette appréciation.

L’empire euro-soviétique de Vladivostok à Dublin prend en 2022 une étonnante actualité. « L’URSS est aujourd’hui la dernière nation indépendante en Europe, écrit-il. À qui donc s’adresser d’autre ? » Ne peut-elle pas devenir le facteur « prussien » de l’unification plus qu’européenne ? Jean Thiriart considère en effet que « l’URSS est condamnée à la fuite en avant. Elle est condamnée à s’agrandir, à se consolider. Elle est condamnée à faire – intelligemment – la Très Grande Europe. À en finir avec la fiction des États polonais, roumain, hongrois, tchèque… […] L’URSS doit proposer à l’Europe de l’Ouest – que sa fuite en avant va probablement l’amener à conquérir militairement – l’intégration totale dans la nation soviétique. L’Europe russe, c’est nous avilir au rang d’objet de la politique, c’est recommencer l’erreur de l’Europe allemande. À l’inverse, l’Europe soviétique, c’est nous donner l’occasion à nous, Européens de l’Ouest, de redevenir des sujets de la politique, des sujets de l’histoire ». Or, l’Union soviétique n’existe plus… Ne serait-ce pas une utopie certaine de vouloir fondre l’Europe romane, gothique et baroque avec l’Europe slave et la Russie ?

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Quelques semaines avant son décès inopiné, Jean Thiriart se trouvait à Moscou, en août 1992, à l'invitation d'Alexandre Douguine.

Malgré le caractère centralisateur et uniformisateur de sa ligne-directrice intransigeante, Jean Thiriart n’appartient pas moins aux « bons Européens », à ces personnalités d’exception prêtes à se dévouer pour leur idéal. Son œuvre continue à se voir écartée des cénacles universitaires vérolés. Entre les souverainismes national et régional, l’euro-mondialisme cosmopolite, l’euro-ethnisme ou même l’Europe impériale, son exigence de l’Europe mérite cependant une véritable attention. Que des chercheurs sérieux et objectifs s’y penchent enfin serait finalement une belle démarche pour ce centième anniversaire ! 

GF-T 

  • « Vigie d’un monde en ébullition », n° 25, mise en ligne le 23 mars 2022 sur Radio Méridien Zéro.

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samedi, 26 mars 2022 | Lien permanent

GUILLAUME FAYE, HÉROS DE L'EUROPE

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GUILLAUME FAYE, HÉROS DE L'EUROPE

Le Soleil se lève

avec Jean-Yves Le Gallou, Robert Steuckers, Daniel Conversano, Thomas Ferrier

Hommage à Guillaume Faye (Le Soleil se lève - ECP)
 
Bienvenue pour le dix-septième podcast du Soleil se lève, l'émission mensuelle de l'ECP avec comme invités spéciaux @Jean-Yves Le Gallou, @Daniel Conversano, @Thomas Ferrier et Robert Steuckers .
 
Autre intervenant : Lucien Lachance​.
Chroniqueurs : @Dal Dec ​.
TELEGRAM : t.me/LSSLoff
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Pour se communautariser hors-IDF avec nos partenaires : https://lesbraves.org/​
 
THÈME DU MOIS : HOMMAGE À GUILLAUME FAYE
Guillaume Faye, cet esprit fusée : http://www.librairiefrancaise.fr/fr/h...
 
LIENS UTILES
Institut Iliade : https://institut-iliade.com/
Super Danny Live : https://superdannylive.com/
La chaine de Thomas Ferrier : https://www.youtube.com/channel/UCEP3...
Le canal Telegram de Thomas : t.me/LePartiDesEuropeens
Le livre "Fascismes d'Europe" : http://www.librairiefrancaise.fr/fr/h...
La chaine Ego Non (avecuneprésentation de "L'archéofuturisme" de G.Faye : https://www.youtube.com/channel/UC5fz...

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dimanche, 07 mars 2021 | Lien permanent

GENEVIÈVE DORMANN: Une féministe sulfureuse aux propos mémorables

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GENEVIÈVE DORMANN: Une féministe sulfureuse aux propos mémorables

Jean Pierinot
Ex: http://metamag.fr

Geneviève Dormann nous a quitté ce 13 février, à Paris, des suites de la maladie, à l'âge de 81 ans. Sa rencontre avec Roger Nimier marqua sa vie. Ses livres étaient à son image et d’excellente facture.


Irina de Chikoff écrit dans Le Figaro : « Ah Nimier! Elle pouvait en parler pendant tout le repas en clopant ses Gitanes bleues. La fumée faisait des jolies volutes autour de ses cheveux blonds. Geneviève avait eu toute sorte de prix pour ses romans. Même celui de l'Académie française. Seulement elle savait bien qu'elle n'était ni Flaubert, ni Proust. Ca lui faisait chagrin. Mais les peines, très jeune, elle avait appris à les garder pour soi. Mieux valait, en bonne compagnie, boire un coup jaja et dire du mal des voisins ou des cousins. Pour rire (…) Anar, libertaire, luronne d'une droite buissonnière, insolente, elle pratiquait, comme ses aînés les Hussards, l'ironie par désenchantement. Tendresse blessée.» Elle fut une grande amie des quatre écrivains des Hussards, Antoine Blondin, Michel Déon, Jacques Laurent et Roger Nimier. Elle est également proche de Kléber Haedens et Jean Dutourd. Elle participe à des émissions sur Radio Courtoisie.


dormaazzze.jpgEn 1975, avec Robert Aron, Thierry Maulnier, Roger Bésus, Dominique Jamet et Claude Joubert, elle cosigne une lettre au Monde, où elle s'insurge de l'article d'un universitaire faisant profession d'« aller cracher sur [la] tombe » de Robert Brasillach.


En 1985, elle écrit dans Le Crapouillot n°80 : « Les Juifs m'emmerdent, je le dis tout net. Lorsque, à la moindre occasion, ils me balancent dans les gencives ce qu'on leur a fait, lorsque j'étais petite, prenant un sadique plaisir à tenter de faire surgir chez moi un sentiment de culpabilité ou de mauvaise conscience, je leur en veux comme j'en voudrais à des Vendéens qui, aujourd'hui, m'accuseraient d'avoir ravagé leurs villages et sauvagement assassiné leurs ancêtres... Je revendique le droit d'aimer les bons Juifs et d'envoyer paître les autres. »


Plus tard, elle participe à la controversée « Journée du livre français » à l'université Panthéon-Assas aux côtés notamment de Jean-Claude Martinez, Jacques Trémolet de Villers, Jean-François Chiappe et Dominique Venner.


Romancière et journaliste, elle publie de nombreux romans, à commencer par La Fanfaronne en 1959, La Passion selon Saint-Jules en 1967 et le mythique Bal du dodo en 1989 pour lequel elle reçoit le Grand Prix du roman de l'Académie française. Elle se verra aussi attribuer le prix des Deux Magots en 1974 pour son Bateau du courrier ainsi que le prix Maurice-Genevoix pour son livre Adieu, phénomène en 1999.

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dimanche, 01 mars 2015 | Lien permanent

En souvenir d’Yvan Blot

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En souvenir d’Yvan Blot

Par Robert Steuckers

C’est dans un article signé Michel Norey, dans le tout premier numéro de la revue Nouvelle école, que j’ai eu entre les mains, le n°19 (1972), que j’ai abordé les écrits d’Yvan Blot. Cet article traitait de l’histoire des sciences économiques et montrait que les doctrines au pouvoir en Europe, en ce temps de guerre froide, n’étaient pas les seules possibles. Des hétérodoxies économiques, aux possibles féconds, attendaient de se déployer, du moins si des volontés politiques alternatives se manifestaient et forçaient le destin. De cet article, long et fouillé, j’ai toujours retenu trois leçons, et, aujourd’hui, trois jours après le décès d’Yvan Blot, je relis avec émotion les phrases que j’ai soulignées jadis pour les imprégner dans ma mémoire. Elles me rappellent les sources premières de mon regard alternatif sur les questions économiques : 1) « Norey » rendait hommage à Keynes mais formulait quelques critiques, d’où je n’ai jamais rejeté entièrement Keynes à l’ère fatidique où les médias nous poussaient à le rejeter en bloc et avec hystérie à l’instar de Madame Thatcher ; 2) « Norey » soulignait l’importance de l’innovation chez Schumpeter, seule force qui justifiait partiellement le capitalisme car tout capitalisme non innovateur est par définition parasitaire ; 3) « Norey » infléchissait nos réflexions vers l’idée d’indépendance nationale ou continentale, présente chez un penseur, aujourd’hui trop oublié, François Perroux, analyste des structures économiques et de leur histoire, interdisant, par cette méthode même, d’appliquer des doctrines qui se veulent « universelles ».

Plus tard, le livre intitulé Les racines de la liberté a retenu toute l’attention de notre groupe, surtout parce qu’il évoquait les sources islandaises, scandinaves et helvétiques de toute véritable démocratie, permettant ainsi d’argumenter solidement dans le débat sur le fédéralisme ou le confédéralisme en Belgique, qui faisait rage à l’époque où l’on s’apprêtait à modifier la constitution dans un sens fédéral.  Yvan Blot, sur base de cette histoire et de cette anthropologie de la démocratie en Europe, surtout en Europe du Nord et du Centre, est devenu un brillant avocat de la « démocratie directe », antidote nécessaire à toutes les dérives partitocratiques.

yb-polviv.jpgNotre groupe bruxellois a bien entendu suivi les travaux du Club de l’Horloge, structure métapolitique visant à régénérer les débats politiques en France, sans pour autant oublier les modèles extra-hexagonaux capables de modifier la donne dans une cinquième République, dont la constitution demeurait jacobine mais où son fondateur avait évoqué, avant son retrait et son trépas, la possibilité de créer un Sénat des Régions et des Professions, pour empêcher les partis de phagocyter les saines énergies nationales.

Dans les années 90, mon vieil et cher ami Jean Eugène van der Taelen (1917-1996) entend faire feu de tout bois pour provoquer à terme un rejet de la sordide partitocratie belge, dont le dévoiement s’accentuait au fil des ans. Jean van der Taelen avait théorisé l’idée d’une DDD (= « Démocratie Directe Décisionnaire ») dont il avait espéré faire la doctrine d’un parti anti-fiscaliste des petits indépendants, l’UDRT (« Union Démocratique pour le Respect du Travail »), dirigé par Robert Hendrick, Pascal de Roubaix et Jean-Pierre de Clippele. Comme la plupart de ces partis, aux intentions éminemment sympathiques, l’UDRT capotera assez vite après ses premiers succès électoraux. Jean-Pierre de Clippele passera au parti libéral, dont il sera Sénateur, tout en créant une « Ligue des Contribuables », dont la cheville ouvrière n’était autre que Jean E. van der Taelen. C’est dans ce cadre que Jean van der Taelen finira par découvrir Yvan Blot car il était un fervent lecteur des travaux du Club de l’Horloge. Le courant entre ces deux hommes, pourtant bien différents et issus de contextes politiques très hétérogènes, est passé très vite : ils sont devenus d’excellents amis, qui se voyaient souvent, d’autant plus qu’à l’époque, Yvan Blot exerçait son mandat de député européen et séjournait souvent à Bruxelles, à l’Hôtel Métropole.

Jean van der Taelen décide alors de créer un pendant belge du Club de l’Horloge qu’il baptise « Club du Beffroi », les beffrois étant les symboles des libertés communales et populaires depuis l’âge d’or de notre moyen-âge. C’est ainsi que j’ai eu l’occasion de rencontrer souvent Yvan Blot, de deviser longuement avec lui, notamment en dégustant du caviar et du saumon  arrosé l’aquavit à la terrasse du Métropole et d’accompagner parfois Yvan Blot sur le chemin du retour à Paris, quand le voyage ferroviaire durait encore trois bonnes heures. Il me fit ainsi part de sa passion pour la flûte traversière, un instrument qui l’accompagnait, précieusement rangé dans sa petite mallette de cuir.

Le « Club du Beffroi » n’eut pas le succès escompté car la maladie rongeait déjà lentement Jean van der Taelen. Il faut ajouter aussi, ici, qu’Yvan Blot avait sorti un ouvrage très original en 1992, Baroque et politique, dont le cœur évoquait une civilisation baroque battue en brèche par le rationalisme violent de la révolution et du jacobinisme. Pour Blot, cette civilisation baroque est celle des « harmonies spontanées », leçon que j’ai retenue dans un coin sombre de ma cervelle car je compte travailler sur le 17ème siècle espagnol en nos régions, où la culture était à l’enseigne du baroque et du picaresque. Dans l’une de nos conversations, Blot, qui savait toujours faire la part des choses et ne tranchait jamais de manière impavide et sotte, avait retenu de Hayek, non pas les terribles simplifications qu’en avait déduites Margaret Thatcher, mais l’idée de « catalaxie », qui est bien plus subtile que le slogan du « laisser faire, laisser passer » des libéraux. La « catalaxie » hayekienne était pour lui un avatar, peut-être trop intellectualisé, des « harmonies spontanées » des penseurs baroques des 17ème et 18ème siècles. Enfin, autre grand mérite de Blot : avoir convaincu les Presses Universitaires de France de traduire et de publier quelques travaux de l’anthropologue allemand Arnold Gehlen, toujours inconnu en dehors de l’espace linguistique germanique. Blot a fait là haute œuvre utile pour l’histoire de la pensée.

Fin 1995, la santé de Jean van der Taelen périclite de manière alarmante : il est terriblement amaigri, il doit subir des transfusions sanguines toutes les semaines et ne se fait plus d’illusions : à un ami, à qui il a rendu visite pour les fêtes de fin d’année, il déclare, « Mon cher Jean (c’était un autre Jean ), nous ne nous reverrons plus qu’au Ciel ! ». Début janvier 1996, Jean van der Taelen meurt et c’est avec Yvan Blot que j’assiste à ses funérailles à la Chapelle de l’Abbaye de la Cambre, face à un énorme vitrail moderne mais figuratif, représentant la Sainte-Trinité.  

YB-athena.jpgParmi les manifestations ou happenings politiques où je me suis retrouvé aux côtés de Blot, il y eut, juste après les obsèques de Jean van der Taelen, un meeting organisé à Drogenbos par Marguerite Bastien, ancienne juge au Tribunal du Travail de Bruxelles, qui s’était jetée dans la politique (contestatrice du système en place), tant elle était dégoûtée par la déliquescence son ministère, alors que ses racines politiques initiales se situaient dans une extrême-gauche que l’on qualifierait aujourd’hui de festiviste ou de sociétale.  Yvan Blot a pris la parole dans cette auberge de Drogenbos, défendant les racines grecques de la civilisation européenne, amorce première de son tropisme grec des deux premières décennies du 21ème siècle. Le Comte Jean de Marcken de Merken, qui assistait à la conférence, à la même table que moi, lui, disait préférer les racines romaines. Il y eut ensuite, un mois plus tard, une conférence de presse, toujours cornaquée par Marguerite Bastien, où toute la clique des journalistes « chiens de garde du système » (le mot est de Serge Halimi) était présente, prête à nous bouffer tout cru. A la tribune, j’étais à l’extrémité gauche, avec le Baron François van Caloen (un ancien du Bataillon de Corée) et Blot à l’extrémité droite (avec Marguerite Bastien). Nous étions les premiers visés : un journaliste de la RTBF, au patronyme ibérique, me déclare tout de go qu’il sera  « très méchant ». Il annonce l’hallali. En face de moi, le journaliste néerlandais Rinke van den Brink qui avait publié un vaste ouvrage sur les « droites extrêmes » deux ans plus tôt, un ouvrage tout à fait courtois et parfaitement documenté dont la traduction française portait un titre très différent de l’original : L’Internationale de la haine. C’est en partie grâce à cet ouvrage que j’avais pu, en 1994, confectionné sous la houlette de Roland Gaucher un numéro entier du Crapouillot, titré « Les nouveaux nationalistes ».  Face à Blot, l’inénarrable, l’omniprésent, l’ubiquitaire, l’incontournable Manuel Abramowicz. Rinke van den Brink, incité par le journaliste d’origine espagnole, ouvre le feu en ma direction : comme j’avais lu très attentivement son livre, je lui ai rétorqué qu’il avait dit exactement la même chose que les paroles, textes ou attitudes qu’il me reprochait incongrûment parce que je n’avais nullement l’intention de faire de la politique : j’étais là parce que Blot y était et parce que j’estimais que je devais rendre hommage à la touchante fidélité qu’il avait montré à l’égard de Jean van der Taelen, en assistant à la messe de son enterrement. Le pétard de van den Brink était mouillé, il n’a pas explosé. L’Ibère, par voie de conséquence, n’a pas pu être « très méchant » : frustration. Pauvre garçon. Il range sa caméra. Abramowicz ouvre alors le feu contre Blot en posant la question suivante : « Quelles ont été vos sources d’inspiration en rédigeant les statuts du FN ? ». Blot a eu beau jeu de répondre : « J’ai tout simplement repris ceux du RPR (de Chirac) ». Deuxième pétard mouillé lancé par ceux que nous nommions « la bande à Bouboule ». Mais, malgré cela, une nouvelle question bafouillée et incohérente de l’incontournable Manu la Gaffe : « Monsieur Blot, pourquoi rédigez-vous des statuts démocratiques alors que vous êtes contre la partiCRASSIE ? ». Blot était un peu tarabusté par la nature imbécile de la question. Le pauvre Manu n’y pouvait rien : on ne lui a jamais appris la rhétorique car le brave garçon est assistant social. Je saisis la parole et pose à mon tour une question au grand bachi-bouzouk de notre carnaval « antifasciste » bruxellois : « Pourquoi, Monsieur Abramowicz, utilisez-vous un vocabulaire d’extrême-droite ? En sciences politiques, on dit ‘partitoratie’ et non ‘particrassie’ comme dans les pamphlets de l’idéologie que vous prétendez combattre. Mimétisme ? ». Silence ennuyé de tous, à commencer par le brave van den Brink. Le débat fut clos. Ils quittèrent tous la salle, avec de longues tronches dépitées.

YB-RussiePoutine.jpgOn le voit : il y avait moyen de bien s’amuser dans les années 1990 à Bruxelles, aux dépens des plus sots et des plus caricaturaux de nos ennemis. Plus tard, j’ai suivi, de trop loin malheureusement, l’infléchissement hellénique de la pensée d’Yvan Blot, avec la création de son « Institut néosocratique », où il a eu l’intelligence politique et métapolitique de nous exhorter à relire attentivement Aristote, à renouer avec son réalisme politique, à nous replonger dans L’Ethique de Nicomaque, voire à réhabiliter la figure du Spoudaios, chef charismatique faisant l’équilibre entre la raison, le bon sens et l’éthique de la responsabilité. Personnellement, je pense retrouver le Spoudaios dans la figure du Caïd de la Citadelle de Saint-Exupéry. Mais le Spoudaios, pour Blot, n’allait être rien moins que le Président russe, Vladimir Poutine.

Au bout de la trajectoire intellectuelle et métapolitique de Blot, sans plus jamais nous être rencontrés, hélas, le nombre des accords entre nous a été véritablement maximisé. Au tropisme hellénique et aristotélicien s’est ajouté un tropisme russe, illibéral, qui ne pouvait que rencontrer ma pleine approbation. Yvan Blot participait aux initiatives de Iure Rosca en Moldavie, lequel venait, juste avant la mort trop prématurée de notre maître baroque et aristotélicien, de faire traduire deux de ses ouvrages (cf. l’hommage que lui rend Iure Rosca sur http://euro-synergies.hautetfort.com ).

Pour toutes ces impulsions, pour toutes ces convergences, pour tous ces souvenirs, merci, Yvan Blot.

Robert Steuckers.

 

 

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samedi, 13 octobre 2018 | Lien permanent

JACQUES LE GOFF: Une vie pour l'Histoire

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JACQUES LE GOFF
Une vie pour l'Histoire

Jean Pierinot
Ex: http://metamag.fr

Jacques Le Goff est mort, ce 1er avril, à Paris, âgé de 90 ans. Né en 1924, à Toulon, il a consacré sa vie à l'exploration du Moyen Âge. Normalien et agrégé d'Histoire, il a participé aux belles heures de l'École des Annales avec les disciples de Marc Bloch (1886-1944) tel Fernand Braudel et Lucien Febvre. Tous ses ouvrages évoquent un Moyen Age qui serait un «tremplin pour l'avenir, Moyen Age qui apparaît comme la matrice de notre modernité ». A la question «l'Europe est-elle née au Moyen Age ?», Jacques Le Goff n'apporte qu'une réponse: « Oui, et c'est une bonne nouvelle.» Agnostique et Européen convaincu, il est mondialement connu comme l’un de nos plus grands médiéviste. Il est considéré comme "le père de la Nouvelle histoire".

jacques_le_goff_temps_sacre.jpgDans "L'Europe est-elle née au Moyen Age? " ( Ed. Seuil), il expose sa conception de la naissance de l'idée européenne. Il divise son étude en quatre périodes, de la fin de l'empire romain à la découverte de l'Amérique par Christophe Colomb.


Selon Jacques Le Goff : « La mémoire ne cherche à sauver le passé que pour servir au présent et à l’avenir ». Pour lui, l’inscription dans le temps est un élément constitutif de l’identité collective. Tout groupe est en effet confronté à la question de la pérennité de son identité. La mémoire participe à la construction de l’identité de nos sociétés.


Jacques Le Goff  était aussi un historien ancré dans le monde. Dans une interview à La Vie  (2004) il expliquait sa position hostile à l’entrée de la Turquie dans l’Union Européenne : « Quel est le territoire de l’Europe? La géographie a fait qu’au Nord, à l’Ouest et au Sud, la question soit facile à trancher. En revanche, à l’Est, pas de frontières nettes... Or, il n’y a pas d’espace politique sans une certaine conformité à la géographie. Pour l’essentiel, la Turquie est une puissance asiatique, pas européenne. La question se pose différemment pour la Russie, qui, culturellement et historiquement, fait partie de l’Europe. Pour moi, l’Europe s’arrête à l’Oural et au Bosphore, même s’il est clair que la Russie n’entrera dans l’Union qu’avec ses territoires asiatiques. La question est partiellement résolue depuis 1989, puisque la plupart des territoires non russes de l’URSS ont pris leur indépendance. »

Dans un article intitulé « Le pouvoir et l’histoire » ( Libération, 19/10/2007), face aux lois liberticides, il défendait la liberté pour l’histoire : « Laissons aux historiens le soin d'établir les faits. Et, si une situation historique est complexe, si une mémoire est tourmentée, laissons aux citoyens le soin de se faire une opinion en fonction des informations. »


jlg.jpgHéritier de l'école des Annales, il fut l'auteur d'une oeuvre monumentale et très dense. Parmi ses plus récentes publications: "Le Moyen Age et l'Argent" (2010), "Le Moyen Age expliqué en images" (2013) ou encore, paru en janvier 2014, "Faut-il vraiment découper l'histoire en tranches?" aux éditions du Seuil. Son ouvrage le plus connu est consacré à Saint Louis (Gallimard, “ Bibliothèque des Histoires ”, 1996 »), une somme de 1000 pages. On note aussi  "Les intellectuels au Moyen Âge" (Seuil, 1957)," La civilisation de l'Occident médiéval" (Arthaud, 1964) etc. Il se situe dans la lignée des Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel, Georges Duby,  Maurice Lombard  et Jean Favier.


Jacques LE GOFF, un européen pour qui  « Il n’y aurait pas eu d’Europe sans les bibliothèques, sans la présence du savoir gréco-romain dans l’enseignement. Platon, Aristote, Cicéron, c’est bien le Moyen Âge qui les a fait connaître et qui les a installés dans la pensée européenne ! L’apport grec se résume, au plan politique, à la démocratie et, au plan du savoir, au goût de la science et à l’esprit critique. Tout cela, aujourd’hui encore, reste très européen. La plupart des autres civilisations sont restées imperméables à l’esprit critique. Dans l’apport romain, je retiens essentiellement le droit. Un apport que le Moyen Âge va considérablement enrichir. Au droit romain, il a ajouté le droit canonique et le droit coutumier, qu’il a couchés par écrit au XIIIe siècle.»


Jacques Le Goff rejoint Jean-François Mattéi au Panthéon des Européens illustres.

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vendredi, 04 avril 2014 | Lien permanent

La croisade de Thomas Molnar contre le monde moderne

La croisade de Thomas Molnar contre le monde moderne

par Arnaud FERRAND-LÉGER

Ex: http://www.europemaxima.com/

molnar.jpgDans le monde clos des intellectuels catholiques, Thomas Molnar reste un penseur à part. Philosophe, universitaire, écrivain et journaliste, l’ancien exilé hongrois réfugié aux États-Unis est rentré dans sa patrie dès la chute du communisme. Depuis il enseigne la philosophie religieuse à l’Université de Budapest. Mieux, avec la victoire des jeunes-démocrates de Viktor Orban, le professeur Molnar fut le conseiller culturel du jeune Premier ministre magyar avant de retourner dans l’opposition.

 

En France, les interventions de Thomas Molnar se font maintenant rares dans la presse, y compris parmi les journaux catholiques et nationaux. Il publia longtemps dans le bimensuel Monde et Vie d’où, d’une plume acérée, il diagnostique d’un œil sévère et avisé le délabrement du monde postmoderniste. En revanche, il continue la publication de ses ouvrages. Le dernier, Moi, Symmaque et L’Âme et la Machine, composé de deux essais, porte encore un regard inquiet sur le devenir de la société industrielle occidentale. Rarement, un livre aura justement traduit la crise mentale profonde dans laquelle sont plongés les catholiques de tradition. Il faut croire que l’accélération du monde soit brusque pour que le catholique Molnar se mette à la place du sénateur romain Symmaque, dernier chef du parti païen au IVe siècle. Symmaque fut le dernier à essayer de restaurer les cultes anciens…

 

 

Tel un nouveau Symmaque, Thomas Molnar charge, sabre au clair !, contre le relativisme moral, le multiculturalisme, l’inculture d’État, la perte des valeurs traditionnelles, l’arnaque artistique… Il n’hésite pas à affronter les grandes impostures contemporaines ! Mais le docteur Molnar ouvre un corps social entièrement métastasé.

 

 

Découvrir Thomas Molnar

 

 

Cette nouvelle dénonciation – efficace – permettra-t-elle à son œuvre prodigieuse de sortir enfin du silence artificiel dans lequel la pensée dominante l’a plongée ? Jean Renaud le croit puisqu’il relève le défi. A travers cinq entretiens, précédées d’une étude fine et brillante de l’homme et de ses livres, Jean Renaud se propose de faire découvrir cet étonnant universitaire hongrois. Même si son ouvrage se destine en priorité au public francophone d’Amérique du Nord (Pour les « Américains nés dans un monde unilatéral, programmé, horizontal, indifférencié ! Un de [leurs] ultimes recours, ce sont ces quelques Européens qui, de par le monde, persistent »), le lectorat de l’Ancien Monde peut enfin connaître la pensée originale de cet authentique réactionnaire, entendu ici dans son acception bernanosienne.

 

 

Non sans une pointe d’humour, Jean Renaud présente le professeur Molnar comme « toujours prêt à attaquer et à tenir, même pour soutenir des causes impopulaires, cet ennemi de l’Europe politique, cet exilé en terre d’Amérique mérite néanmoins parfaitement le titre d’Européen. Non seulement possède-t-il les principales langues du vieux continent, il est d’abord et surtout resté fidèle à un héritage, multiple, ondoyant, traversé de lignes harmoniques, de fragiles équilibres. Cet héritage européen n’est point porté par lui comme une cape décorative ornée de nostalgies : il est vivant et doit être protégé par le verbe et par la pensée ». Ce combat qui fait frémir toute la grande conscience humaniste n’est pas « sans taches, puisque [son promoteur] est blanc, mâle et hétérosexuel, ni impertinence, car il n’en manifeste aucune honte ». D’ailleurs, insatisfait d’exposer ses opinions incongrues, il osa s’exprimer dans la presse nationale-catholique et participa à plusieurs colloques du G.R.E.C.E.; c’est dire la dangerosité du personnage !

 

 

Bien sûr, Thomas Molnar n’adhère pas à la Nouvelle Droite. Il en diverge profondément sur des points essentiels. Ce catholique de tradition reste un fervent défenseur du principe national. Il « préfère ce nationalisme que l’on dit “ étroit ” et “ identitaire ” au mondialisme homogénéisé, uniforme, forcément totalitaire. Bref [il ne veut] pas que les “ valeurs ” américaines, après celles de Moscou, soient imposées à l’humanité. […] Les petits peuples, ajoute-t-il, à l’égal des puissants, sont indissolublement attachés à leur identité nationale : langue, littérature, souvenirs historiques incrustés dans les monuments, les chansons, les proverbes et les symboles. Voilà les seuls outils propres à résister aux conquêtes et aux occupations. Pour la même raison, il est impossible d’organiser des alliances ou des fédérations de petites nations : les haines et les méfiances historiques les empêchent de se fédérer. C’est un malheur, mais que voulez-vous ? »

 

 

Contempteur des fausses évidences

 

 

Auteur d’une remarquable contribution à l’histoire de la Contre-Révolution, sa vision de la droite est impitoyable de lucidité. Après avoir montré que « le libéralisme […] est antinational par essence, morceau difficile à avaler pour ces hommes de droite qui se veulent des conservateurs à l’américaine, tels Giscard, Barre et Balladur. […] Il est significatif, continue-t-il, de constater que l’histoire de la droite est jalonnée de grandes illusions et, partant, de grandes déceptions. […] La droite n’a pas de politique, elle a une “ culture ”. La politique ne se trouve qu’à gauche depuis 1945; la droite ne fait que “ réagir ” de temps en temps avec un Pinochet au Chili, un Antall en Hongrie. C’est de courte durée. […] La droite n’a pas le choix : autoexilée de la politique, elle déplore cet exil qui promet d’être permanent, elle ferme les yeux et préfère s’illusionner ».

 

 

Persuadé de l’importance du combat métapolitique et de son enjeu culturel, Thomas Molnar note, avec une précision de chirurgien, que « l’opinion de droite, et la droite catholique en fait partie intégrante, ne s’intéresse guère aux arguments, aux raisonnements, au jeu subtil de la culture. Elle se sent, depuis 1789, lésée dans ses droits, dans sa vérité, et cherche à regagner ses positions d’antan. Elle se laisse enfermer dans un ghetto, pleine de ressentiment, et fait tout pour limiter sa propre influence, son propre poids, afin de pouvoir dire par la suite qu’elle est victime de l’histoire et de ses influences sataniques ». Ce réac suggère des orientations nouvelles qui détonnent dans un milieu sclérosé. Il propose par conséquent une rénovation radicale du discours banalement conservateur.

 

 

La partie la plus intéressante des entretiens concerne toutefois la Modernité, ses conséquences et son avenir. Respectueux d’« un réel multiforme jamais possédé, dans son intégralité, par la raison humaine », Thomas Molnar observe que « le ciel de la modernité est fermé; les certitudes d’antan ont mauvaise presse. Mettons-nous dans la peau de l’homme moderne : ses deux poteaux indicateurs sont l’utopie et la technologie, le miracle politique et le miracle matériel, idéaux éphémères qui s’écroulent à chaque instant. Fini le rêve marxiste, vive le libéralisme ! Plus de voyage dans la lune, vive l’intervention biotechnique ! Le cosmos, jadis peuplé de dieux, ressemble aujourd’hui à quelques gros cailloux qui tourne et éclatent, naissent et s’éteignent ». Voilà le triste bilan de « la philosophie moderne [… qui] est le refus des essences et l’accueil de l’existence brute, du devenir […] plutôt que de l’être. […] La perte de l’essence entraîne celle des structures, puis celle des significations. on peut dire n’importe quoi, à l’instar de la peinture moderne. Nous habitons le paradis des tartuffes et des charlatans, paradis où fleurit la dégringolade du sens ».

 

 

La crise de la Modernité

 

 

Or la désespérance nihiliste est superfétatoire. Pis elle est inutile, car si l’« on se sert, aujourd’hui, de ce mot “ désenchantement ” pour décrire la perte du sacré; n’oublions pas qu’il peut y avoir, dans un avenir proche ou lointain, une perte du profane, plus exactement une perte du noyau de notre civilisation technicienne et mécanicienne ». Il envisage alors tranquillement « l’effondrement graduel (toujours la fatigue des civilisations) de la mentalité technicienne, voire scientifique, par le reflux de la civilisation occidentale, qui a atteint, avec la domination américaine sur la planète, une espèce de nec plus ultra ». Certes, «l’idéologie industrielle, profondément subversive, la publicité, l’étalage du privé sur la place publique, la confusion des sexes, le règne de la machine et des robots bloquent, pour le moment, notre horizon », mais « les modernes ont tout perdu, souligne à son tour Jean Renaud; ils nous ont peut-être profondément offensés, mais ils sont fous. Leur univers est imaginaire. Chacun à notre place, il nous est possible de résister, de tenir quotidiennement, de refuser l’isolement d’aider le jeune et le vieux, d’accumuler ces actes modestes que nous avons désappris, ces actes par lesquels l’âme se fortifie. Le monde moderne existe de moins en moins ». Si les catholiques actuels savaient encore penser et s’ils cessaient de suivre les sirènes de la confusion moderne, le professeur Molnar serait sans conteste leur référence intellectuelle.

 

 

« Pour la liberté de l’âme face à la robotisation », tonne Thomas Molnar qui poursuit ainsi une véritable croisade spirituelle contre un monde déshumanisé et mécanisant, toujours plus négateur de la diversité naturelle. En d’autres temps et en d’autres lieux, Thomas Molnar aurait été un croisé de haute tenue, car il est dans l’âme un Croisé contre le Désordre contemporain. Ode alors à l’homme qui fut la Chrétienté…

 

 

Arnaud Ferrand-Léger

 

 

Moi, Symmaque, suivi de L’Âme et la machine, Éditions L’Âge d’Homme, 167 p.

 

Du mal moderne. Symptômes et antidotes, cinq entretiens de Thomas Molnar avec Jean Renaud, précédé de « Thomas Molnar ou la réaction de l’esprit » par Jean Renaud, Québec, Canada, Éditions de Beffroi, 1996.


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vendredi, 20 août 2010 | Lien permanent

Denis de Rougemont

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Denis de Rougemont

par Georges FELTIN-TRACOL

Ex: http://www.europemaxima.com

Toute sa vie, Denis de Rougemont (1906 – 1985) œuvra en faveur de l’unité européenne. Ce n’est guère étonnant, car ce citoyen suisse jugeait la Confédération helvétique comme un exemple de toute véritable construction continentale aboutie.

Ce fils de pasteur d’origine nobiliaire du canton de Neuchâtel, ancienne principauté prussienne, fut très tôt attiré par les livres, les revues et l’édition. Au début de la décennie 1930, il arrive à Paris et y rencontre un autre ardent fédéraliste, Alexandre Marc, et un duo de compères très révolutionnaires-conservateurs, Arnaud Dandieu et Robert Aron. Tous les quatre lancent la revue L’Ordre Nouveau qui va devenir l’un des titres majeurs du « non-conformisme des années 30 », selon l’expression aujourd’hui consacrée de Jean-Louis Loubet del Bayle et qu’Olivier Dard a ensuite intégré dans l’aile spiritualiste des « relèves des années 1930 ».

Rougemontamouretoccident.jpgAnti-matérialiste, Denis de Rougemont le sera toujours. En contact épisodique avec les chefs de file de la « Jeune Droite », Jean de Fabrègue et Thierry Maulnier, il écrit aussi pour la revue Esprit d’Emmanuel Mounier. Ils sont d’ailleurs les premiers à parler de personnalisme. Cependant, Rougemont relie ce concept à une dimension plus ambitieuse, celle d’une Europe fédéraliste appliquant la subsidiarité intégrale. Il se détourne en tout cas de l’étatisme centralisateur républicain français dont il perçoit toute la malfaisance.

La terrible crise économique de 1929 le plonge dans une période de chômage. En 1935 – 1936, ce parfait germanophone devient lecteur à l’Université allemande de Francfort. Il y découvre les premières réalisations du national-socialisme et s’inquiète pour l’avenir immédiat de la paix en Europe. Il assimile bientôt l’hitlérisme à la variante germanique de l’esprit révolutionnaire français de 1793 et voit dans les SA des sans-culottes en chemise brune…

De retour en Suisse, il prône la résistance face aux intentions conquérantes de la nouvelle Allemagne. Mobilisé dans l’armée helvétique, son attitude lui vaut quelques déboires. Toutefois, dès l’été 1940, il traverse l’Atlantique, s’installe aux États-Unis et y rencontre d’autres Européens exilés. Ainsi retrouve-t-il en 1943 le comte Richard Coudenhove – Kalergi déjà vu en 1927. Denis de Rougemont entre aussi en relation avec certains cénacles fédéralistes pré-atlantistes d’Amérique du Nord.

ROUGEMONT_1936_Penser_avec_les_mains_cover_first_edition.jpgRentré en Europe dès 1946, il organise un an plus tard à Montreux en Suisse le 1er Congrès de l’Union européenne des fédéralistes. Un second congrès se tient à La Haye l’année suivante au cours duquel les tenants de l’économisme, Jean Monnet en tête, rompent avec les partisans de l’action culturelle prioritaire. Cette vive scission n’empêche pas Denis de Rougemont de créer le Centre européen de la culture et de militer au sein du Mouvement paneuropéen. Horrifié en août 1945 par les deux bombardements atomiques étatsuniens qu’il estime être l’apothéose du totalitarisme moderne, il soutient dès lors des positions pacifistes, régionalistes, fédéralistes et écologistes. Dans les années 1960 – 1970, aidé par l’intellectuel protestant français Jacques Ellul, il crée l’association Ecoropa.

Denis de Rougemont est surtout connu pour son essai de 1939, L’Amour et l’Occident, dans lequel il exalte l’amour courtois et y célèbre un fédéralisme sentimental et psychologique. Enfin, en homme engagé, il préside de 1950 à 1966 le Congrès pour la liberté de la culture. Cet organisme très anti-communiste bénéficie de larges subsides de la CIA…

Denis de Rougemont est par ailleurs indirectement à l’origine de la neutralisation des institutions de l’Union pseudo-européenne par l’idéologie hideuse des droits de l’homme. L’inutile Conseil de l’Europe et la grotesque Cour européenne des droits de l’homme, toujours en pointe dans le gendérisme, l’homoconjugalité, l’égalité sexuelle, le féminisme, le libéralisme culturel, le financiarisme et l’alignement atlantiste, sont aujourd’hui les manifestations les plus visibles de son action intellectuelle. Denis de Rougement insista sur l’appartenance historique, charnelle et géographique commune des peuples européens sans se douter un instant que son travail serait tronqué et détourné par les cosmopolites.

Georges Feltin-Tracol

• Chronique n° 12, « Les grandes figures identitaires européennes », lue le 5 décembre 2017 à Radio-Courtoisie au « Libre-Journal des Européens » de Thomas Ferrier.

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mercredi, 20 décembre 2017 | Lien permanent

Roland Gaucher, le forcené de l’anti-communisme… décédé il y a dix ans

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Roland Gaucher, le forcené de l’anti-communisme… décédé il y a dix ans

Il y a dix ans, décédait Roland Gaucher. Nous reproduisons ici l'article paru dans le n°5 de la revue Synthèse nationale (automne 2007) :

par Roland Hélie

Ex: http://synthesenationale.hautetfort.com

Le 26 juillet, nous avons appris avec tristesse la disparition de Roland Gaucher.

Agé de 88 ans, Roland était né en 1919 à Paris. Il était prédestiné au journalisme puisque son père exerçait déjà cette profession. En revanche, rien, dans sa jeunesse, n’indiquait qu’il deviendrait plus tard l’un des piliers du combat pour la cause nationale. Son premier engagement politique, dans les années 30, l’avait en effet conduit dans les rangs de l’extrême gauche. Trotskiste d’abord, il milita à la Fédération des étudiants révolutionnaires et aux Jeunesses socialistes ouvrières. Il se rapprocha en 1937 du courant animé par Marceau Pivert qui donnera naissance à l’éphémère Parti socialiste ouvrier et paysan. C’est à cette époque que Roland Gaucher, de son vrai nom Roland Goguillot, rencontra Marcel Déat qui, par esprit pacifiste, se rangera dans le camp de la Révolution nationale. En 1939, il fut mobilisé dans l’infanterie et il sera fait prisonnier par les Allemands à Rennes. Un an plus tard, il s’évadera lors de son transfert en Allemagne. Marcel Déat créa en 1941 le Rassemblement national populaire qui regroupait de nombreux militants issus de la SFIO et des différents partis de gauche. Roland Gaucher, qui était revenu à la vie civile, fut de ceux-ci, c’est à ce moment là qu’il rompit définitivement avec sa famille d’origine. De son voyage initiatique à la politique au sein de la gauche révolutionnaire, Roland Gaucher gardera une solide formation qui fera de lui plus tard l’un des spécialistes les plus avisés du marxisme. Il conservera aussi un formidable sens de l’agit-prop qu’il mettra, le moment venu, au service de la droite nationale.

RG-l3.jpgAprès la guerre, il connut des moments difficiles. Il fut condamné à cinq années de prison, mais il fut libéré en 1948. Devenu journaliste professionnel, il collabora à plusieurs revues spécialisées parmi lesquelles l’Auto-journal. Mais le sens du devoir conduisit Roland Gaucher à reprendre le combat. Il travailla un temps pour l’Institut d’histoire sociale et pour la revue Est et Ouest, deux émanations de ce que l’on appelait alors pudiquement « les réseaux Albertini » (1). Il participa à la lutte en faveur de la défense de l’Algérie française. Après l’échec de ce « baroud pour l’honneur », il devint grand reporter à l’hebdomadaire Minute où il restera plus de vingt ans. Parallèlement à son engagement journalistique, il prit une part active, au cours des année 70, à l’action sur le terrain contre le Parti communiste qui représentait un véritable danger pour notre liberté. Il participa en 1972 à la création du Front national et, en 1974, il rejoignit le Parti des forces nouvelles dont il devint l’un des principaux dirigeants. La même année, il publia une monumentale Histoire secrète du Parti communiste français (chez Albin Michel) qui fit grand bruit et contribua, à n’en pas douter, à la déstabilisation et à la marginalisation de ce parti alors encore tout puissant.

C’est à l’occasion de la sortie de ce livre que je le rencontrai pour la première fois, lors d’une conférence organisée à La Rochelle par la section locale du PFN. Participaient aussi à cette réunion François Brigneau, autre pilier de Minute, et Henry Charbonneau, l’auteur des Mémoire de Porthos (2). C’est dire que, ce soir-là, le jeune militant que j’étais fut comblé.

Chaque mois, Roland Gaucher menait dans les pages de la revue Initiative nationale, le magazine du PFN, une véritable croisade épistolaire contre le communisme. Croisade épistolaire dûment accompagnée de campagnes militantes au cours desquelles un grand nombre de camarades toujours en activité aujourd’hui ont acquis un savoir-faire inégalé. Toujours prêt à en découdre, ce combattant infatigable n'hésitait jamais à foncer en première ligne face à nos adversaires. Il n’hésitait pas non plus à faire le coup de poing si cela s’avérait nécessaire. Ceux qui étaient présents à Paris en juin 1977 lors de la venue du bourreau soviétique Léonid Brejnev gardent en mémoire la formidable riposte organisée par les nationalistes et en grande partie suscitée par ce « vieux  forcené de l’anti-communisme » (l’essentiel des militants avait moins de 25 ans et lui en avait déjà plus de 50, c’est pour dire) que nous suivions avec entrain et confiance.

RG-l2.jpgRoland était devenu la bête noire des communistes. Dans Minute, chaque semaine, il ne manquait jamais une occasion de mener la vie dure au parti de Moscou. C’est ainsi qu’il fut le premier à rappeler l’engagement volontaire, alors que la France était occupée, de Georges Marchais dans les ateliers de la firme Messerschmitt, principal constructeur d’avions de l’Allemagne nationale-socialiste. Marchais fondit en larmes lorsqu’il perdit le procès qu’il avait engagé contre Gaucher. Ce fut le début de la fin de sa carrière. Dans un hommage publié dans le quotidien Présent du 11 août dernier, le journaliste Jean Cochet nous rappelle ce que Roland lui avait alors confié : « Ces larmes de Marchais, c’est ma Légion d’honneur à moi ».

Sa devise face aux communistes était la suivante : « Ne reculez jamais ! ». Elle raisonne encore dans les tympans de ceux qui le suivirent. Dix ans plus tard, le rideau de fer s’effondrait lamentablement lui donnant ainsi, d’une certaine manière, raison.

Mais Roland Gaucher n’avait pas, c’est le moins que l’on puisse dire, un caractère facile. Quelques divergences de vue avec les autres dirigeants du PFN l’amenèrent, en 1979, à s’éloigner du Parti. Il se rapprocha alors à nouveau du Front national qui, organisé d’une main de maître par un autre militant exemplaire, Jean-Pierre Stirbois, commençait son ascension historique. Au milieu des années 80, il devint l'une des figures du FN. Il fut élu député européen de 1986 à 1989. Il créa en même temps National hebdo dont il assura la direction, avec Lionel Payet, jusqu’en 1992.

On se souvient de ses prises de bec avec les responsables du Front (y compris avec son président) lorsqu’il n’était pas d’accord avec telle ou telle décision du Bureau politique. Cette attitude, somme toute assez rare au sein des instances dirigeantes du FN, mérite d’être rappelée.

Fort de sa popularité en tant que directeur de NH, Roland n’hésita pas à défier la direction du FN lorsqu’il estimait que cela en valait la peine. Ainsi, quinze jours après la disparition tragique de Jean-Pierre Stirbois, le 8 novembre 1988, scandalisé par l’inertie d’une partie de la dite direction, il prit l’initiative d’organiser, au Palais de la Mutualité à Paris, une grande soirée en hommage au défunt. Ce fut un immense succès, la grande salle de la Mutu était pleine à craquer. Ce soir-là Roland Gaucher avait réussi à rassembler tout ce que Paris et la Région parisienne comptaient de militants nationaux et nationalistes. Il s’était aussi attiré les foudres de certains hauts dirigeants du Front, et non les moindres, qui ne lui pardonnèrent jamais.

RG-l1.jpgToujours soucieux de voir un jour se réaliser le véritable rassemblement des forces nationales, Roland Gaucher fut aussi, ne l’oublions pas, au début des années 90, l’instigateur des Journées culturelles de National Hebdo qui rassemblèrent tout ce que le camp national comptait alors de mouvements, associations, journaux…

En 1993, arriva ce qui devait bien finir par arriver : il s'éloigna du Front, dans lequel il ne se reconnaissait plus vraiment. Il prit la direction pendant quelques années du mensuel (non conformiste) Le Crapouillot. Il se consacra simultanément à la rédaction de nouveaux livres, dont certains en collaboration avec Philippe Randa. Il écrivit aussi une Histoire des nationalistes en France (3).

Nous nous voyions plusieurs fois par an et c'était toujours un plaisir de l'écouter raconter (certes parfois pour la Xième fois, mais qu'importe... c'était Roland) les grandes heures de la presse et du mouvement national. En bon vieux grognard toujours un peu grincheux qu'il était, Roland Gaucher gardait toujours une vision assez réaliste des choses. Surtout, il ne perdait jamais l'espoir de voir un jour notre idéal triompher. Aujourd'hui, Roland n'est plus, mais l'idéal survit.

(Pour Robert Steuckers, Roland Gaucher fut essentiellement le directeur du Crapouillot, figure chaleureuse et paternelle, bonne fourchette, gai convive. Les numéros sur les "nouveaux nationalistes" et sur "la gauche et la collaboration" furent l'occasion de coopérer fructueusement...).

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Notes

(1) Du nom de Georges Albertini, ancien chef de cabinet de Marcel Déat, fondateur de ces organisations qui prirent une part active dans la lutte contre le communisme entre 1945 et 1989.

(2) Les Mémoire de Porthos, le roman noir de la droite française (1920-1946) par Henry Charbonneau, 2 tomes, Editions du Clan, 1969. Rééditées en 2001 par les Editions de Chiré (DPF, BP n°1, 86190 Chiré-en-Montreuil).

(3) Histoire des nationalistes en France (1943-1997) par Roland Gaucher, 2 tomes, Editions Jean Picollec 1997.

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mardi, 01 août 2017 | Lien permanent

Jack, comme Kerouac

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Jack, comme Kerouac

par Gabriele Adinolfi

Je l'avais renommé Peter Pan quand, il y a cinq ans, lors d'un concert à Rome dans lequel, peut-être pour la dernière fois, avait également joué Junio ​​​​Guariento, j'ai découvert que cet elfe éternellement jeune avait déjà soixante-dix ans. Il apprécia.

fogna01.jpgJack Marchal a été immortalisé en tant que dessinateur du Rat Noir, le "rat des égouts" qui a pris sa revanche joyeuse et moqueuse et qui a ensuite trouvé asile en Italie dans La voce della fogna.

Il fut même sinon avant tout un musicien de talent pendant un bon demi-siècle, toujours prêt à se renouveler et très attentif à l'actualité générationnelle, avec qui il interagissait toujours.

Il a été un militant convaincu depuis 1967, quand la marée montante du trotskysme et du maoïsme était sur le point d'inonder les écoles et les universités..

À l'époque, Jack était orienté à gauche, ne tolérant pas le conformisme et même certains thèmes patriotiques.

La dernière fois que je l'ai rencontré, c'est-à-dire l'été dernier, il souvenait d'avoir été hostile à l'Algérie française au nom de l'autodétermination des peuples. Ce n'est pas si absurde car à l'époque le sentiment était partagé même dans des cercles surprenants. Jean Mabire pensait pareil, mais il fit sa guerre d'Algérie parce que - disait-il - les copains d'abord.

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Jack était avant tout un libertaire et c'est pourquoi il était farouchement opposé au nouveau conformisme oppressif de la gauche. Et il se retrouva - en tant qu'anarchiste - à l'extrême droite : Occident, GUD et Parti des Forces Nouvelles.

Ceux qui n'ont pas vécu ces années ne sont probablement pas capables de comprendre, aussi parce qu'ils s'orientent par des modèles abstraits et des partis pris. Le fait est qu'alors les libertaires, les autonomes, les indépendants c'était nous.

Peut-être n'a-t-on jamais autant respiré la liberté dans tout son sens et dans toutes ses nuances que ceux qui se sont alors rangés du côté de l'Autre '68. J'avais 14 ans, il en avait 20.

Mon anarchisme était probablement plus hiérarchique que le sien, mais cela se résume à des nuances car je ne me souviens jamais d'un mauvais choix de la part de Jack. Ni au moment de la folle scission mégrétiste contre Jean-Marie Le Pen, ni ces derniers temps.

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L'inspiration première: les rats de Raymond Macherot.

Il vivait dans le nord de la France et ne venait pas souvent à Paris. La dernière fois que je l'ai vu, il s'est présenté à l'improviste à un dîner qu'on avait organisé dans un restaurant de la capitale fin juillet 2021. Comme c'était le sujet du moment, il s'est présenté en déclarant à tout le monde : « Je ne vais pas voter pour Zemmour ». Je l'aurais bien serré dans mes bras, mais ce n'était certainement pas la première fois que j'avais cette tentation. Je ne veux ennuyer personne avec des détails mais, qu'il s'agisse de Front National, de Campo Hobbit ou de choix politiques de mouvements de droite radicale, sans s'être concerté auparavant, nous pensions de la même manière. Impressionnant!

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Campo Hobbit.

Comme je l'ai déjà dit, avec une approche un peu différente, beaucoup plus individuelle et insouciante que la mienne celle de Peter Pan qui, peut-être plus que quiconque, a représenté l'air du temps de la plus belle aube de notre On the Road. Ceux qui n'ont pas vécu ne sauront jamais ce qu'ils ont raté !

Je parle très sérieusement.

Merci Jack, chante encore avec nous ! Ce fut un privilège de t'avoir connu et d'avoir été si bien en symbiose tous les deux.

 

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dimanche, 04 septembre 2022 | Lien permanent

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