por Yusuf Fernández
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Según diversos expertos, la milicia del Estado Islámico (EI) invadirá pronto Arabia Saudí. Según el periódico libanés Al Binaa, el EI y Al Qaida disponen de células durmientes en Arabia Saudí que podrían actuar en cualquier momento.
Esta información se ha convertido en una fuente real de preocupación para las autoridades saudíes, los aliados occidentales de Riad y otras monarquías del Golfo. Esto explica la gira realizada por el ministro de Exteriores saudí por ls capitales regionales y la decisión de EEUU y otros estados occidentales de combatir al EI.
Los militantes del EI han alcanzado recientemente Rutba, una localidad iraquí situada cerca de las fronteras saudí y jordana. La ciudad saudí más cercana, Arar, que cuenta con una gran base militar, está situada a unas cinco horas en vehículo. El EI ha publicado también mensajes en Internet como “No estamos en la frontera. Estamos en Arabia Saudí y ésta es nuestra tierra”.
Existe pánico en Riad por el pensamiento de que ha contribuido a crear un monstruo que se ha vuelto contra sus promotores. El EI fue establecido para atacar a los enemigos del régimen saudí y en especial al eje de la resistencia -Irán, Hezbolá, Siria e Iraq- pero no para atacar también a los propios saudíes. Sin embargo, mientras el EI hace frente a una creciente resistencia popular en Siria e Iraq no sólo por parte de los cristianos y musulmanes shiíes, sino también de la población sunní, que sufre sus prácticas brutales, su expansión en Arabia Saudí podría ser mucho más fácil.
El EI se adhiere a la misma ideología que el Estado saudí, el wahabismo. La única diferencia es que la interpretación realizada por el EI es incluso más radical. Para el EI, todo aquel que no comparte su visión extremista es un enemigo que merece la muerte. La ejecución en masa de civiles y prisioneros en Mosul y en Tikrit es un recordatorio de que el EI busca instigar el miedo y aterrorizar a la población para que se someta.
Según diversos observadores, existe un enorme apoyo entre los saudíes a las criminales campañas del EI en Siria e Iraq. No sólo miles de saudíes se han unido a sus filas, sino que hay muchos también dentro del reino que envían donaciones al grupo. Parte de ese dinero es enviado a través de Kuwait, desde donde es canalizado posteriormente hacia el EI y otros grupos terroristas.
Un informe oficial saudí dado a conocer en mayo admitió que el grupo estaba operando en el reino y pidió a los ciudadanos que informaran sobre su presencia y sus actividades, tales como el reparto de panfletos. Sin embargo, la población saudí podría no estar muy dispuesta a cooperar. El régimen es extremadamente impopular debido a su corrupción y a su represión de la disidencia. Existen en la actualidad 30.000 presos políticos en el reino. Un decreto real aprobado en febrero que prohíbe cualquier crítica del régimen, incluyendo las denuncias sobre la corrupción, ha incrementado el resentimiento del pueblo saudí.
Existe también una clara afinidad entre el grupo y los clérigos wahabíes al EI. En agosto del pasado año, el rey saudí, Abdulá bin Abdul Aziz bin Saúd, pronunció un discurso criticando a los religiosos saudíes, el primero de la historia de las relaciones entre la familia Al Saúd y el establishment religioso wahabí. En él, el monarca denunció “el silencio de esta institución y la falta de cumplimiento de su deber de denunciar el fenómeno del terrorismo”.
Existen muchos alicientes para que el EI ataque el país. A su riqueza petrolífera se suma el hecho de que la toma de las ciudades santas islámicas de Meca y Medina sería un éxito sin precedentes para el nuevo “califato” del EI e incrementaría su prestigio entre los extremistas del mundo islámico.
De momento, el régimen saudí ha tratado de protegerse buscando el compromiso de Egipto y Pakistán de que desplegarán sus ejércitos en Arabia Saudí para defender al régimen si fuera necesario. Sin embargo, ambos países tienen sus propios problemas internos y además, aunque puedan evitar el colapso del régimen de forma temporal, son incapaces de protegerlo indefinidamente.
Esta amenaza ha llevado al régimen saudí a variar su postura en algunos temas regionales. A finales de agosto, Arabia Saudí convocó a los ministros de los Estados del Golfo a Yeddah para analizar el tema de la amenaza del EI. Al mismo tiempo, el gobierno saudí invitó al país al viceministro de Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, con el que discutió diversos asuntos regionales y mantuvo un encuentro “constructivo”. Riad ha concedido asimismo cinco visados a diplomáticos sirios destinados al Consulado de Siria en Yeddah, en un gesto sin precedentes en estos tres últimos años de tensiones diplomáticas entre ambos países debido al apoyo saudí al terrorismo en Siria. La ironía es que el temor a los mismos grupos terroristas que el régimen saudí promovió para luchar contra sus rivales podrína ahora obligar a Arabia Saudí a cambiar su política hacia éstos.
Fuente: Al-Manar
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