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vendredi, 15 juin 2007

R. Kjellen (1864-1922) (Esp.)

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Rudolf Kjellen (1864-1922)

Robert Steuckers

Nacido el 13 de Junio de 1864 en la pequeña isla de Torsoe en medio de un gran lago sueco de Voenern, Kjellen crece en una atmósfera totalmente impronta de luteranismo. Se inscribe en la Universidad de Uppsala, donde lo marca la influencia del Profesor Oscar Alin, una de las cabezas pensantes del movimiento conservador sueco. En mayo de 1891, Kjellen es diplomado de ciencias políticas y recibe un puesto de profesor en la nueva universidad de Goeteborg. Más tarde, además de las ciencias políticas, enseña geografía.

Esta circunstancia permitió el surgimiento, de esta síntesis entre las ciencias políticas y la geografía que es geopolítica. Influenciada por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel, aplica sus teorías a la realidad sueca (cf. Inledning till Sveriges geografi, 1900) y modifica sus cursos de ciencias políticas en Goeteborg en un sentido geopolítico. En 1904, visita los Estados Unidos con sus alumnos y es golpeado por la calidad del espacio norteamericano, diferente y más desmesurado que el espacio europeo. En 1905, Kjellen es elegido en el parlamento de Estocolmo.

Después, en su carrera de investigador y profesor, se suma una carrera paralela de hombre político. Kjellen lucha para que la Unión que unió desde 1814 a Noruega y a Suecia no se disloque. En vano. El resto de su carrera política, la consagró a luchar contra la burocracia y el socialismo y a aprobar las leyes sobre demografía, la política económico-social y la defensa. De 1909 a 1917, deja la Cámara para ocupar un escaño en el Senado.

Su interés por el Japón no hace más que crecer con el transcurso de estos años; lo visita al mismo tiempo que China en 1909. Prestado del transiberiano, físicamente se da cuenta de la inmensidad territorial siberiana y centro-asiática. En Pekín, constata que los días de dominación europea en China están contados. Comparando en seguida las mentalidades china y japonesa, Kjellen escribe en su diario de viaje: "El alma del Japón es romántica mientras que la de China es realista-clásica; el alma de Japón es progresista mientras que la de China es burocrática-conservadora."

Asimismo, la creciente función del Estado en el Japón induce a Kjellen a sentenciarla "socialista" mientras que el Estado chino, poco intervensionista en el dominio social, genera una sociedad que, a fin de cuentas, es liberal.

En 1913, mientras se anuncia la primera guerra mundial Kjellen formula un balance de potencias que rodean Suecia. Conclusión: Alemania es la aliada natural de los suecos, mientras que rusia es su adversario después de los siglos. En los debates que van a seguir, Kjellen opta por Alemania. Con un buen número de profesores y de filósofos alemanes, afirma que las ideas de solidaridad nacional, nacidas en 1914, rechazan las ideas liberales/individualistas/universalistas de 1789. En el slogan revolucionario de "libertad, igualdad, fraternidad", Kjellen y sus homólogos alemanes se oponen a otra tríade, nacionalista y patriótica: "orden, justicia, fraternidad."

Es nombrado profesor en Uppsala, en la cátedra triplemente centenaria de Johan Skytte. Al mismo tiempo, sus tesis geopolíticas y sus comentarios de la actualidad tienen un creciente éxito en Alemania. En Uppsala, Kjellen redacta su obra maestra Staten som livsform (El Estado como forma de vida) que aparece en alemán en abril de 1917 y tienen inmediatamente un gran éxito. Es en este libro donde inventa el término de "geopolítica". Antes, se hablaba, según Ratzel, de "geografía política".

Cuando la guerra toma fin en 1918, Kjellen ve el surgimiento de dos potencias planetarias: Inglaterra y Rusia, "además gobernada por una aristocracia de forma degenerada, ya sea una oligarquía" y por una ideología bastarda, hegeliana en su forma y rousseauísta en su contenido. En la misma época aparece una segunda obra maestra teórica de Kjellen: Undersoekningar till politikens system (Trabajos sobre el sistema de la política), recapitulación completa de sus ideas en geopolítica.

Durante los cuatro últimos años de su vida, Kjellen visita varias universidades alemana. Sufriendo de una angina de pecho, muere el 14 de noviembre de 1922 en Uppsala. Sus teorías tuvieron un impacto muy importante en Alemania, principalmente en la escuela de Haushofer, de Otto Maull, etc. En Suecia, su principal discípulo fue Edvard Thermaenius y, en Finlandia, Ragnar Numelin (1890- 1972)

LAS IDEAS DE 1914. UNA PERSPECTIVA SOBRE LA HISTORIA MUNDIAL, 1915

Este folleto importante no nos descubre a un Kjellen como teórico de la geopolítica o de las ciencias políticas, sino una reflexión general sobre los hechos de 1914, que tomarán en cuenta los teóricos de la geopolítica alemana de los años 20 y 30 y los protagonistas de la "Revolución conservadora". Kjellen basa su demostración en dos obras: una de Werner Sombart ("los comerciantes y los héroes"), la otra de Johann Plenge ("La guerra y la economía política"). Con Sombart, critica la tríada de 1789, "Libertad, igualdad, fraternidad", instrumento ideológico de la "burguesía degenerada por el comercio." La guerra en curso es mas prejudicial que una guerra entre potencias antagonistas: revela el enfrentamiento de dos Weltanschauungen, la de 1789 contra la nueva e innovadora de 1914.

Francia y Gran Bretala defienden con sus armas los principios políticos (o más bien, anti-políticos) de la modernidad liberal. Para Kjellen, en 1914 comienza el crepúsculo de los antiguos valores. La afirmación que retoma del danés Fredrik Weis ("La caída de los ideales"), para quien las carnicerías del frente señalan el crepúsculo del idealismo, la caída de todos los valores que la civilización europea había llevado al pináculo. Kjellen y Weis constatan la caída cinco juegos de valores fundamentales:

1. la idea de paz universal.

2. el ideal humanista de cultura.

3. el amor a la patria, que, de valor positivo, se ha transformado en odio a la patria de los otros.

4. la idea de fraternidad internacional llevada por la social-democracia;

5. el amor cristiano al prójimo.

Este quíntuple colapso sella la bancarrota de la civilización cristiana, transformada por los aportes de 1789. Pero la primera ideología arruinada por la conflagración de 1914 es de hecho el denominador común de todos estos ideales: el cosmopolita, obligado a ser eliminado en beneficio de los hechos nacionales. Los nacionalismos prueban por la guerra que son realidad inevitables. Su existencia puede provocar la guerra pero también la cooperación internacional. El internacionalismo no excluye, a los ojos de Kjellen, la existencia de las naciones, contrariamente al cosmopolitismo.

El internacionalismo es una cooperación entre las entidades nacionales orgánicas, mientras que el cosmopolitismo es inorgánico, del mismo modo que su corolario, el individualismo. Este último conoce igualmente la quiebra después que las hostilidades se desencadenaron. 1914 inaugura la era de la organización y termina la de la anarquía individualista, iniciada en 1789. Además, el individuo ya no tiene solo intereses privados, debe servir. Su orgullo estéril es derribado, lo que no puede decir que las cualidades personales/individuales deben dejar de aparentarse: las que sirven bien al orden o a la colectividad continuarán y serán llamados a reforzarse. Romain Rolland dijo, señala Kjellen, que la guerra descubrió las deficiencias del socialismo y el cristianismo. En efecto, los soldados de todas las potencias beligerantes se valen de Dios y no de Cristo. Aquel Dios invocado por los nuevos guerreros es nacionalizado; es totémico como Jehová en los principios de la historia judía o como los dioses paganos (Thor/Wotan). Este Dios nacionalizado ya no es el Nazareno con su mensaje de amor. Este panteón de dioses únicos nacionalizados y antagonistas reemplaza así al Mesías universal. A pesar de esta fragmentación de lo divino, queda no obstante algo poderoso. La paz había sido peligrosa para Dios: los hombres políticos habían asentado la irreligión en los programas que se esforzaban por explicar. Y si la guerra suscita la aparición de dioses nacionales que siembran el odio entre las personas, sustituyen simultáneamente a los odios internos que oponen a los diversos componentes sociales de las naciones. La guerra transplantó el odio del interior hacia el exterior.

La paz social, la fraternidad, la ayuda mutua, los valores fraternales del cristianismo progresan, se puede decir que la guerra incrementó en toda Europa el amor por el prójimo. En consecuencia, lo que se derriba, son los seudo-ideales, esta es la armadura de una época rica en formas pero pobre en sustancia, de una época que quiso evacuar el misterio de la existencia.

La caída que anuncia una nueva aurora. La guerra es un periodo de efervescencia, de futuro, o Europa se recompone de nuevos valores. La tríada de 1789, "Libertad, igualdad, fraternidad", está sólidamente anclada en la mente de las antiguas generaciones. Será difícil de expulsarla. Los jóvenes, por el contrario, deben adherir a otros valores y no interiorizarse más en las de 1789, ya que impedirían aprehender las nuevas realidades del mundo. La libertad, según la ideología de 1789, es la ausencia/rechazo de las ataduras. Así la negación más pura que impide distinguir el bien y el mal. Ciertamente, explica Kjellen, 1789 despejó la humanidad europea de los vínculos anacrónicos del antiguo régimen (Estado absoluto, etiqueta social, iglesia estéril). Pero luego de los hechos revolucionarios, la idea del ochenta y nueve de libertad se fijó en la abstracción y en el dogma. El proceso de disolución que inició terminó por disolverlo todo, para convertirse en sinónimo de anarquía, de libertinaje y de permisividad. Hay que meditar el adagio que quiere que la "libertad sea la mejor de las cosas para aquellos que saben servirse de ella. De allí el imperativo de la hora, es el orden. Esto es impedir que las sociedades caigan en la anarquía permisiva y disolvente. Kjellen es consciente que la idea de orden puede ser mal utilizada, tanto como la idea de libertad. La historia está compuesta de una serie de sístole y diástole, de un ritmo sinusoidal donde juegan la libertad y el orden.

El ideal sugerido por Kjellen es el de un equilibrio entre estos dos polos. Pero el orden que está naciendo en las trincheras no es un orden paralizado, austero y formal. No es un corsé exterior y no exige una obediencia absoluta e incondicional.

Es un orden interior que exige a los hombres dosificar sus pasiones en beneficio de un todo. Kjellen no niega así el trabajo positivo de idea de libertad del siglo XIX pero critica la degeneración y el desequilibrio. La idea de orden, nacida en 1914, debe trabajar para corregir el desequilibrio provocado por la libertad convertida en permisiva al final de los decenios. La idea de igualdad ha dirigido a un combate justo contra los privilegiados del antiguo régimen, procedentes de la edad Media.

Pero su hipertropía condujo a otro desequilibrio: el que confina la humanidad en un término medio, o los pequeños son engrandecidos y los grandes aminorados por decreto. De hecho, solo los grandes son disminuidos y los pequeños quedan tal cuales. La igualdad es por tanto "la decapitación de la humanidad". Kjellen defiende la idea nietzcheniana de la sobrehumanidad no por orgullo sino más bien por humildad: procede del balance de que el tipo humano medio actual es incapaz de cumplir todas las virtudes. Ahora bien estas virtudes deben ser revivificadas y reencarnadas: tal es la marca de la sobrehumanidad que se educa por encima de los promedios impuestos. Kjellen acepta el tercer término de la tríada de 1789, la fraternidad, y se estima que será reforzada por la camaradería entre los soldados. Kjellen expone luego la declaración de los derechos del hombre a una crítica severa: conduce al subjetivismo puro, escribe, y entreve las relaciones humanas desde la "perspectiva de la rana".

Explica: el hombre del ochenta y nueve, como lo demostró Sombart, quiere recibir de la vida y no darle sus esfuerzos. Estas ganas de recibir, consignada in nuce en la declaración de los derechos humanos, transforma el actuar humano en vúlgar comercialismo (obtener en beneficio del orden económico) y en eudemonismo (tener satisfacciones sensuales). Desde el principio del siglo XIX, Francia y Gran Bretaña vehiculan esta ideología comercial/eudemonista, poniendo en marcha así el proceso de anarquisación y de permisividad, mientras que Prusia, después de Alemania, agregan a la idea de los derechos del hombre la idea de los deberes del hombre, insistiendo en el Pflicht y el "imperativo categórico" (Kant). El mezcla germánica de derechos y deberes eleva a la humanidad por encima de la "perspectiva subjetivista de la rana", ofreciendo una perspectiva supra-individual, separada de una estrategia de don, de sacrificio. La idea de deber implica inmediatamente la pregunta: "¿qué puedo dar a la vida, a mi pueblo, a mis hermanos, etc.? En conclusión, Kjellen explica que 1914 no es la negación pura y simple de 1789; 1914 impulsa nuevas direcciones a la humanidad, sin negar la precisión de las disputas libertarias de 1789.

No hay problema, a los ojos de Kjellen y de Sombart, para rechazar sin más las nociones de libertad y de igualdad sino rechazar sus avatares exagerados y pervertidos. Entre 1914 y 1789, no existe una antinomia como existe entre el antiguo régimen y 1789. Estos dos mundos axiológicos se prohíben totalmente. Si el antiguo régimen es la tesis, 1789 es su antítesis y la Weltanschauung liberal que deriva vigilancia en ellas todos los límites de una antítesis. Este liberalismo habrá sido entonces solo una antítesis sin nunca ser una síntesis. 1914 y la ética germano-prusa del deber son, síntesis fructuosas. Por lo tanto, los mundos liberal y del antiguo régimen son igualmente hostiles a esta síntesis ya que las hace desaparecer a los dos, recalcando su caducidad. Esto se debe a que las potencias liberales francesa y británica se alían con la potencia rusa del antiguo régimen para derribar las potencias germánicas, portadoras de la síntesis. La tesis y la antítesis unen sus esfuerzos para rechazar la síntesis. Los partidarios de la opresión y los de la anarquía se oponen con un interés similar al orden, porque el orden significa su fin. Las potencias liberales amenazan menos al absolutismo del antiguo régimen porque esta es susceptible de invertirse bruscamente en anarquía. En la antigua constelación de valores de 1789, sucederá una nueva constelación, la de 1914, "deber, orden, justicia".

LOS PROBLEMAS POLÍTICOS DE LA GUERRA MUNDIAL, 1916

En la introducción de esta obra que analiza el estado del mundo en plena guerra, Kjellen nos expone una reflexión sobre los mapas geográficos de los atlas usuales: estos mapas nos muestran entidades estáticas fijas, capturadas en un momento proceso de su futuro histórico. Por tanto toda potencia puede crecer y superar el cuadro que le asignan los atlas. Al mismo tiempo en que crece el Estado A, el Estado B puede, disminuir y dejar el espacio en desierto, vacío que cita las energías desbordantes en otra parte. Kjellen concluye que las proporciones entre el suelo y la población varían sin cesar. Los mapas políticos reflejan así las realidades, que, a menudo, ya no lo son. La guerra que estalló en agosto de 1914 es un hecho conmovedor, un movimiento que atrapa al individuo de espanto. Este temor del individuo proviene del hecho que la guerra es una colisión entre los Estados, es decir, entre las entidades que tienen las dimensiones cuantitativas que sobrepasan la perspectiva fuertemente reducida del individuo. La guerra es un fenómeno específicamente estático/político que nos fuerza a concebir el Estado como un organismo viviente. La guerra revela bruscamente las verdaderas intenciones, los pulsos vitales, los instintos del organismo estado, mientras que la paz las oculta generalmente detrás de todos los tipos de convenciones. En la línea de la obra que está preparando desde hace muchos años y que se publicará en 1917, Kjellen repite su credo vitalista: El Estado no es un esquema constitucional variable a merced de las elecciones y de los humores sociales ni un simple sujeto de derecho sino un ser viviente, una personalidad supra-individual, histórica y política. En sus comentarios sobre los hechos de la guerra, Kjellen no oculta su simpatía por Alemania de Guillermo II, sino que desea sin embargo seguir objetivo. El libre aborda luego los grandes problemas geopolíticos de la hora. Tres potencias mayores se enfrenta, con su clientela, las potencias de segundo orden. Esta Alemania (con sus clientes: Austria-Hungría, Turquía, Bulgaria), luego Inglaterra (con Francia, Italia, Bélgica, y, en una menor medida, el Japón); al final, Rusia, con dos clientes minúsculos, Serbia y Montenegro.

Tres exigencias geopolíticas mayores se imponen a los Estados y a sus extensiones coloniales:

1) la extensión del territorio; 2) la libertad del movimiento, 3) la mejor cohesión territorial posible.

Rusia tiene la extensión y la cohesión territorial pero no la libertad de movimiento (no el acceso a los mares cálidos y a las grandes vías de comunicación oceánica). Inglaterra tiene la extensión territorial y la libertad de movimiento pero no cohesión territorial (sus posesiones están dispersas en el conjunto del globo). Alemania no tiene ni la extensión ni la libertad de movimiento (la flota inglesa bloquea el acceso al Atlántico en el Mar del Norte), su cohesión territorial es un hecho en Europa pero sus colonias no están encadenadas a África. Retomando las ideas de su colega alemán Arthur Dix, Kjellen constata que las tendencias de la época consistían, para los Estados, en encerrarse sobre ellos mismos y juntar su territorio haciendo un todo coherente. Inglaterra es así pasado de una política de la "puerta abierta" a una política que se enfoca en el surgimiento de las zonas de influencia cerradas, luego de haber reunido sus posesiones africanas de Egipto a África del Sur (del Cairo al Cabo). Es tentada luego de situar toda la región entre Egipto y el actual Pakistán bajo su copa, enfrentándose a los proyectos germano-turcos en Mesopotamia (ferrocarril Berlín-Bagdad-Golfo Pérsico). Alemania que no tiene ni la extensión ni la libertad de movimiento ni la cohesión territorial sobre el plano colonial (cuatro colonias dispersas en África más la Micronesia en el Pacífico). Tentó, con Inglaterra, de reunir sus colonias africanas en perjuicio de las colonias belgas y portuguesas: un proyecto que nunca fue concretizado. Para Kjellen, el destino de Alemania no está ni en África ni en el Pacífico. El Reich debe reforzar su cooperación con Turquía según el eje Elba-Eufrates creando una zona de intercambios económicos desde el Mar del Norte hasta el Golfo Pérsico y el Océano Indico, casería conservada de los británicos. Los proyectos germano-turcos en Mesopotamia son la principal manzana de la discordia entre el Reich e Inglaterra y, en efecto, la verdadera problemática de la guerra, dirigida por los Franceses intermediarios. La política inglesa busca fraccionar la diagonal que divide el Mar del Norte para acabar en el Golfo Pérsico, poniendo a Rusia contra Turquía y prometiéndole los Dardanelos que no tiene de todos modos la intención de dárselos ya que una presencia rusa en la Bósfora amenazaría la ruta de las Indias a la altura del Mediterráneo oriental.

A estos problemas geopolíticos, se añaden los problemas etnopolíticos: en líneas generales, la cuestión de las nacionalidades. El objetivo de la guerra de Entente, es rehacer el mapa de Europa sobre la base de las nacionalidades. Inglaterra ve el medio de fraccionar la diagonal Mar del Norte-Golfo Pérsico entre Viena y Estambul.

Los poderes centrales, reevalúan la función del Estado agregado y anunciante, por la voz de Meinecke, que la era de las especulaciones políticas había terminado y que conviene por tanto hacer la síntesis entre el cosmopolitismo del siglo XVIII y el nacionalismo del siglo XIX en una nueva forma de estado que era supranacional y atenta a las nacionalidades que abarca. Kjellen, por su parte, fiel a sus principios vitalistas y biólogos, estima que todo Estado sólido debe ser nacional por tanto étnicamente y lingüísticamente homogéneo. El principio de las nacionalidades, lanzado en el debate por la Entente, hará surgir una "zona crítica" entre la frontera lingüística alemana y la frontera de la Rusia rusa, lo que abarca los Países Bálticos, la Bielorrusia y Ucrania. A los problemas de órdenes geopolítico y etnopolítico, se debe añadir los problemas socio-políticos. Kjellen aborda los problemas económicos de Alemania (desarrollo de su marina, programa de Levant, línea de ferrocarril Berlín-Bagdad) luego los problemas de Rusia en materia de política comercial (la competencia entre el campesinado alemán y ruso que impide a Rusia exportar sus productos agrícolas hacia Europa). Rusia quiere hacer saltar el cerrojo de los Dardanelos para poder exportar sin obstáculos su trigo y sus cereales de Ucrania, única manera de asegurar del resto a su balanza comercial.

Kjellen aprueba la política conservadora del Ministro británico Chamberlain que, en 1903, evocó una Unión Comercial autárquica, protegida por la potencia marítima inglesa. Tres grandes zonas de repartirían así el mundo: 1) Inglaterra, con Canadá, Australia y Africa del Sur, 2) Alemania, con Austria-Hungría, la Federación balcánica y Turquía; 3) la "Panamérica". En Inglaterra, la política es guiada por una paradoja: son los conservadores que defienden esta idea hacia la autarquía imperial que implica también la no intervención en las otras zonas. La derecha, es conservadora: prefiere una política intervensionista en las zonas de otros. Kjellen explica esta caída: el proyecto de autarquía es poco atractivo sobre el plano electoral mientras que el de la pantarquía (del control total del mundo por Inglaterra) estimula la demagogia jingoísta. Chamberlain, sugiriendo sus planes de autarquía imperial, es conciente de las debilidades del Imperio y del enorme costo de la máquina militar que se debe mantener para poder dominar el mundo.

Vienen en seguida los problemas de ordenes constitucionales y culturales. La guerra en curso es igualmente la confrontación entre dos modelos de Estado, entre el ideal político inglés y el ideal político alemán. En Inglaterra, el individuo prima al Estado mientras que en Alemania el Estado prima al individuo. En Inglaterra, el objeto de la cultura, es formar caracteres; en Alemania, producir del saber. A esto, los alemanes responden que la autonomía de los caracteres fuertes se equivocan, sobre el espacio cultural inglés, en un mundo de convenciones fijas y paralizantes.

Los ingleses y franceses afirman que Alemania es una nación muy joven para tener un estilo. Los alemanes replican que su masa de saber permite la inspección de un barco más exacto del mundo y su cultura, en consecuencia, tienen más sustancia que forma (DE ESTILO). Inglaterra forma caballeros alineados en un promedio, afirman los alemanes, mientras que su sistema de educación forma personalidades extremadamente diferenciadas refiriéndose a una cantidad de parámetros heterogéneos. Alemania siendo el país de los particularismos persistentes, es normal, escribe Kjellen, que recomienda un federalismo en los "círculos" de Estados aparentemente culturales y ligados por intereses comunes o "aparentemente" organizados por fuerzas étnicas homogéneas contra las esferas de dominación" (Alfred Weber). La idea alemana, prosigue Kjellen, es el respeto de la especificidad de los pueblos, cualquiera que fuera su importancia numérica. Esta es la igualdad en derecho de las naciones al interior de una estructura política de nivel superior, organizada por una nacionalidad dominante (como en Austria-Hungría). Kjellen conecta esta idea inquieta del tipo de especificidades a la idea protestante militante del rey sueco Gustavo Adolfo, campeón del protestantismo, por el cual "se debía salvar la tolerancia".

El juego entonces se juega de tres: los Occidentales, los rusos y los centrales. O, como lo había escrito en Las ideas de 1914, entre la antitesis, la tesis y la síntesis. La guerra es igualmente el enfrentamiento entre las ideas de Jean-Jacques Rousseau y las de Immanuel Kant, entre la insistencia excesiva sobre los derechos y el sentido equilibrado de los derechos y los deberes. A las ideas de Rousseau se unen las de Herbert Spencer, "comercialistas" y "eudemonistas", y las reaccionarias de Pobiedonostev, tutor de los Zares Alejandro III y Nicolás II. El individualismo puro y la opresión del puro absolutismo hacen causa común contra el orden equilibrado de los derechos y deberes, postulado por la filosofía de Kant y la praxis prusiana del Estado.

EL ESTADO COMO FORMA DE VIDA, 1917

La obra principal del autor, donde él utiliza por primera vez el vocablo de "geopolítica". Kjellen trabaja con la ayuda de dos conceptos mayores: la geopolítica propiamente dicha y la geopolítica especial. La geopolítica propiamente dicha es la entidad geográfica simple y natural, circunscrita en las fronteras precias. Kjellen analiza las fronteras naturales montañosas, fluviales, desérticas, pantanosas, forestales, etc, y las fronteras culturales/políticas creadas por la acción de los hombres. El territorio natural de las entidades políticas pueden pertenecer tipos diferentes: tipos potámicos o "circunfluviales" o "circunmarinos". Una de las principales constantes de la geopolítica práctica, es la voluntad de las naciones insulares o litorales de forjar un país similar al que está frente a sus costas (ejemplo: la voluntad japonesa de crear un Estado manchú en su devoción) y apropiarse un conjunto de territorios insulares, de cabos o de franjas territoriales como paradas en las principales rutas marítimas. Kjellen estudia el territorio natural desde el punto de vista de la producción industrial y agrícola y la organización política y administrativa.

Kjellen subraya la interacción constante entre la nación, el pueblo y el poder político, interacción que confiere al estado una dimensión decididamente orgánica. Además de la geopolítica propiamente dicha, Kjellen se preocupa de la geopolítica especial, es decir de las cualidades particulares y circunstanciales del espacio, que inducen a tal o tal estrategia política de expansión. Kjellen luego examina la forma geográfica del estado, su apariencia territorial. La forma ideal, para un Estado, es la forma esférica como para Islandia o Francia. Las formas longitudinales, como las de Noruega o Italia, implican la extensión de las líneas de comunicación. Los enclaves, las exclaves y los corredores tienen una importancia capital en geopolítica: Kjellen las analiza en detalle. Pero de todas las categorías de la geopolítica, la más importante es la de la posición. Para Kjellen, se trata no solo de la posición geográfica, de la vecindad, sino también de la posición cultural, actuando sobre el mundo de las comunicaciones.

El sistema de la geopolítica, según Kjellen, puede estar dividido como sigue:

I. La Nación: objeto de la geopolítica.

1. La posición de la nación: objeto de la topopolítica.

2. La forma de la nación: objeto de la morfopolítica.

3. El territorio de la nación: objeto de la fisiopolítica.

II. El establecimiento nacional: objeto de la ecopolítica.

1. La esfera del establecimiento: objeto de la emporopolítica.

2. El establecimiento independiente: objeto de la autarquipolítica.

3. El establecimiento económico: objeto de la economipolítica.

III. El pueblo portador del Estado: objeto de la demopolítica.

1. El núcleo de la población: objeto de la pletopolítica.

2. El alma del pueblo: objeto de la psicopolítica.

IV. La sociedad nacional: objeto de la sociopolítica.

1. La forma de la sociedad: objeto de la filopolítica.

2. La vida de la sociedad: objeto de la biopolítica.

V. La forma de gobierno: objeto de la cratopolítica.

1. La forma de Estado: objeto de la nomopolítica.

2. La vida del Estado: objeto de la praxiopolítica.

3. El poder del Estado: objeto de la arcopolítica.

El método de clasificación elegido por Kjellen, es subdividir cada objeto de investigación en tres categorías: 1. medio ambiente; 2. la forma; 3. el contenido.

LOS GRANDES PODERES Y LA CRISIS MUNDIAL, 1921

Ultima versión de sus estudios sucesivos sobre los grandes poderes, esta edición de 1921 añade una reflexión sobre los resultados de la primera guerra mundial. La obra empieza por un panorama de los grandes poderes: Austria-Hungría, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos, Rusia y Japón. Kjellen analiza la ascensión, la estructura estática, la población, la sociedad, el régimen político, la política extranjera y la economía. Sus análisis de las políticas extranjeras de los grandes poderes, destacan claramente las grandes líneas de fuerza, incluso actualmente guardan una concisión operativa tanto por el historiador como por el observador de la escena internacional.

Al final de la obra, Kjellen nos explica cuáles son los factores que hacen que una potencia sea grande. Ni la superficie ni la población son necesariamente factores multiplicadores de poder (Brasil, China, India). La entrada del Japón en el club de las grandes potencias prueba por otro lado que el status de grande ya no están reservada a las naciones de raza blanca y de religión cristiana. Por tanto, no existe ninguna forma privilegiada de constitución, de régimen político, que concede automáticamente el status de gran potencia. Existen grandes potencias de todos tipos: cesaristas (Rusia), parlamentarias (Inglaterra), centralistas (Francia), federalistas (Estados Unidos), etc. La Gran Guerra no obstante ha probado que una gran potencia ya no puede desplegarse y florecer en las formas puramente antidemocráticas.

El concepto de gran potencia no es un concepto matemático, étnico o cultural sino un concepto dinámico y fisiológico. Ciertamente, una gran potencia debe disponer de un vasto territorio de masas demográficas importantes, de un grado de cultura elevado y de una armonía de su régimen político, pero cada uno de sus factores tomados por separado es insuficiente para hacer acceder una potencia al estatus de grande.

Para ello, es la voluntad la determinante. Una gran potencia es por tanto la voluntad servida por los medios importantes. Una voluntad que quiera acrecentar el poder. Las grandes potencias son en consecuencia Estados extensivos, que se tallan en zonas de influencia sobre el planeta. Estas zonas de influencia demuestran el status de grande. Todas las grandes potencias se sitúan en la zona temperada del hemisferio septentrional, único clima limpio para el florecimiento de fuertes voluntades. Cuando la voluntad de expansión muere, cesa el hecho de querer participar en la competencia, la gran potencia decrece, retrocede y fallece políticamente y culturalmente. Se reincorpora a este los Naturvoelker, que no ponen el mundo en forma. China es el ejemplo clásico de un Estado gigantesco situado en la zona temperada, dotada de una población muy importantes y a las potencialidades industriales inmensas que pierde los privilegios al rango de la pequeña potencia, ya que muestra un déficit de voluntad. Este tipo parece prever Alemania y Rusia desde 1918.

Existen dos tipos de grandes potencias: las económicas y las militares. Inglaterra y los Estados Unidos son grandes potencias más bien económicas, mientras que Rusia y Japón son grandes potencias más bien militares. Francia y Alemania presentan una mezcla de dos categorías: el mar privilegiado, el comercio y la tierra, el despliegue del poder militar, creando la oposición entre nacionales marítimas y naciones continentales. Inglaterra es puramente marítimo y Rusia puramente continental, mientras que Francia y Alemania son una combinación de talasocracia y de poder continental. Los Estados Unidos y el Japón transgreden la regla, de modo que unos dispongan de un continentes y que el otro, insular, sea llevado más bien hacia el industrialismo militarista (en Manchuria). Las grandes potencias marítimas son con frecuencia metrópolis que dominan a un grupo diseminado de colonias, mientras que las grandes potencias continentes buscan una expansión territorialmente conectada a la metrópolis. Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Alemania han elegido la expansión diseminada, mientras que Rusia y el Japón (extendiéndose a zonas contiguas situadas alrededor de su archipiélago metropolitano) incrementan su territorio conquistando o sometiendo países vecinos de su centro.

La historia parece probar que los imperios dispersos son más frágiles que los imperios continentales contiguos: los ejemplos de Cartago, Venecia, Portugal y Holanda. La autarquía, la autosuficiencia, parece ser una condición de estatus de gran poder que representan mejor los imperios continentales, sobretodo desde que el ferrocarril incrementó la movilidad sobre la tierra y le confirió la misma velocidad que en el mar. Las lecciones de las guerras mundiales son por tanto las siguientes: la talasocracia británica ganó la batalla notablemente porque hizo uso del arma del bloqueo. Pero esta victoria de la potencia marítima no significa la superioridad de la talasocracia: una Alemania más autárquica sería mejor resistida y, a fin de cuentas, son las masas compactas de territorios dominados por Inglaterra que han permitido a los Aliados oponerse a los Centrales. El factor determinante por tanto fue la Tierra, no el Mar. El ideal es entonces combinar factores marítimos y factores continentales.

¿Se debe concluir de este análisis de las grandes potencias que los pequeños Estados están condenados por la historia a no ser más que los vasallos de los grandes? No, responde Kjellen. Los pequeños estados pueden convertirse en grandes o volver a convertirse o incluso mantenerse honorablemente en la escena internacional. Exactamente de la misma forma que los pequeños talleres se mantuvieron frente a la competencia de las grandes fábricas. Los fuertes absorben con mucha frecuencia a los débiles pero no siempre. La resistencia de los débiles pasa por la conciencia cultural y la fuerza espiritual. La pulsión centrífuga es tan fuerte como el poder centrípeto: el ideal, una vez más, reside en el equilibrio entre estas dos fuerzas. La idea de la Sociedad de las Naciones la suministrará sin duda, concluye, Kjellen.

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jeudi, 14 juin 2007

Théologie politique américaine

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De la théologie politique américaine

«C’est un paradoxe flagrant de l’histoire de voir comment un nationalisme précis (et particulièrement puissant) se déclare non seulement “prophétique” mais aussi universel, tout en se matérialisant dans de nombreux actes d’expension ou d’interventionnisme». Anders Stephenson*

L’éminent juriste allemand Carl Schmitt a ca­rac­térisé l’idéologie de l’expan­sion­nisme et de l’im­périalisme américains comme une théolo­gie politique, qui est en même temps totali­tai­re, dogmatique et pseudo universaliste, et qui s'in­gé­nie à faire l'équation —avec le zèle et la fer­veur d’un Torquemada— entre l’in­térêt in­ter­national particulier des Etats-Unis et l’in­té­rêt du genre humain.

Hans Morgenthau remarque que l’universa­lis­me est une idéologie qui répond aux besoins de l’impéria­lis­me et de l’expansionnisme. L’ex­pansionnisme est sans cesse en opposition avec l’ordre international dominant et le statu quo existant. L’expansionnisme doit prouver que le statu quo qu’il cherche à vaincre mérite d’être vaincu et que la légitimité morale qui, dans l’esprit de beaucoup, est attachée aux cho­ses telles qu'elles sont, sera finalement ob­ligée de céder face à un principe de plus gran­de moralité, tout en faisant appel à une nou­velle distribution de pouvoir (1). «Jusqu’à pré­sent, vu que les idéologies typiques de l’impé­ria­lisme utilisent des concepts de droit, elles ne peuvent faire référence de manière correcte au droit international positif, c’est-à-dire au droit in­ternational tel qu’il existe aujourd’hui. Dans le do­mai­ne du droit, c’est la doctrine du droit naturel, c’est-à-dire du droit comme il de­vrait être [et non pas tel qu'il est, ndt], qui répond aux besoins idéo­lo­giques de l’im­péria­lisme… Lorsque la politique impé­rialiste expan­sionniste n’est pas dirigée contre un sta­tu quo en particulier, fruit d’une guerre perdue, mais tend à s'accroître à l'appel d'un vide de pou­voir qui invite à la conquête, elle avance tout un arsenal d’idéologies morales / moralisantes qui ont évidem­ment pour corollaire de rem­pla­cer le simple appel à un “droit naturel juste” contre “un droit positif in­juste” par le devoir, inévitable, de conquérir le pays récalcitrant (2).

La doctrine de la “destinée manifeste”

L’objectif principal de l’idéologie impérialiste est de faire l'équation entre les aspirations po­litiques d’une nation précise, d'une part, et les lois morales qui gou­vernent l’univers, d'autre part; nous avons là une idéologie spécifique­ment anglo-saxonne pour habiller les aspi­ra­tions particulières et les actions impérialistes d'un objectif moral, qui correspondrait aux lois de l’univers. Cette idéologie a d'abord été ty­pi­quement britannique, mais elle a été perfec­tion­née et absoluisé par les Etats-Unis. «Le fait que savoir que les nations soient soumises à la loi mo­rale est une chose, mais prétendre sa­voir avec as­surance ce qui est bon et mauvais dans les relations entre les nations, est d’un au­tre ressort. Il y a un mon­de de différence en­tre la croyance que toutes les nations sont sous le couvert du jugement de Dieu, impéné­trable au genre humain, et la conviction blas­phé­matrice que Dieu est toujours de son côté et que ce que cette puissance alliée à Dieu veut pour elle-même ne peut pas connaître l'é­chec, parce que cette volonté est aussi celle de Dieu» (3).

L'exemple d'école d’un tel blasphème se re­trou­ve dans l’assertion du Président McKinley qui affirmait que l’annexion des Philippines (et la série de mas­sacres de civils qui s'ensuivit) était un signe de la providence divine. Cette con­quête et ces massacres avaient été entre­pris après que le président ait reçu un signe de la Providence. L’Amiral Dewey reven­di­quait le fait que la conquête des Philippines était un ga­ge d’approbation divine. «Je devrais dire que la main de Dieu y était pour quelque cho­se» (4).

Les arguments avancés pour justifier la con­quê­te des Philippines se concentraient sur des thèmes re­ligieux. «Ces thèmes s'exprimaient par les mots de­voir et destinée. Selon le pre­mier terme, refuser l’annexion des Philippines au­rait signifié omettre d'ac­complir une obliga­tion divine et solennelle. Selon le second ter­me, l’annexion des Philippines en parti­culier et l’expansion en général étaient inévitables et ir­ré­sistibles» (5); dans cette optique, l’expan­sion­nis­me impérial américain était une “desti­née manifeste” sous le signe de la Providence.

Une doctrine calviniste

La doctrine calviniste devient ainsi une arme idéo­lo­gique pour la guerre d’agression et l’ex­pansion­nis­me. «Les victoires rapides gagnées par les forces américaines ont renforcé les po­si­tions psycholo­gi­ques des impérialistes. L’im­pres­sion de commettre un acte répréhensible ne se renforce que si l’action contestable est suivie de revers. Inversement, la mauvaise cons­cience diminue ipso facto si le projet est exécuté avec brio. L'échec s'interprète comme une punition de la Providence; mais la réus­si­te, telle que la décrit le schéma calviniste, se perçoit comme le signe extérieur d’un état de grâce intérieur… Le «devoir», disait le Pré­si­dent McKinley, «détermine la destinée». Tandis que le devoir signifie que nous avons une obli­gation morale, la destinée signifie que nous al­lons certainement remplir cette obligation, que la capacité à le faire nous est inhérente. Notre histoire a toujours été une histoire ininterrom­pue d'expansion; notre pays était toujours par­­venu autrefois à s'étendre, ainsi il était cer­tain qu'il réus­sirait de la même façon dans le fu­tur. La force d’ex­pansion est un héritage na­tio­nal et “racial”, un be­soin intérieur, irrésis­ti­ble et profond… La Providence a été vraiment in­dulgente envers nous en nous pro­curant des réussites si fructueuses que nous com­met­­trions un péché si nous n’acceptions pas les res­ponsabilités que l’on nous a demandé d’as­sumer» (6).

L’impérialisme américain a développé une puis­­­sante théologie de l'élection. L’idée améri­caine d'élection historique ou providentielle, in­hérente à la doctrine de la Destinée Mani­fes­te, a fait en sorte que Dieu et la géopolitique fu­sionnent en un tout parfaitement instrumen­ta­lisable; la doctrine procure ainsi la «légi­ti­mi­té» à la conquête et l’expansionnisme.

Un charabia moraliste et religieux

Le charabia moral et religieux de la doctrine de la Destinée Manifeste, tellement américain dans son sens primitif profond, est facile à éva­cuer car elle n'est qu'un bric-à-brac idéo­logique. Malgré sa nature de bric-à-brac, cet abominable bricolage est devenu l'assise de la théologie politique et de la politique étrangère américaines. L’expansionnisme impéria­lis­te se voyait élevé au rang d’obligation positive, au rang de devoir. Plus l’expansionnisme était im­pi­toyable, plus on le justifiait par une appro­ba­tion divine. La volonté des impérialistes amé­ricains était d’égaler la volonté de Dieu. L’im­pé­rialisme est de­venu «une vertu dérivée de l’ap­pel de Dieu». Rester en deçà équivalait à «re­jeter la guidance divine». Le Sénateur Al­bert J. Beveridge déclara un jour que «Dieu n’a pas passé son temps pour rien durant un millier d’années à préparer les peuples anglo­pho­nes pour qu'ils ne se livrent à rien d'autre qu'une vaine et ridicule auto-contemplation et au­to-admiration. Non! Il a fait de nous les maî­tres-organisateurs du monde pour établir des systèmes ordonnés là où régnait le chaos. Il a fait de nous des virtuoses de la bonne gou­vernance pour que nous puissions, le cas é­chéant, gérer la politique chez les peuples sau­vages et les peuples séniles» (7).

Pris dans la spirale du destin

Le thème de la destinée était un corollaire du thè­me du devoir. A maintes reprises, on a dé­cla­ré que l’ex­pansion était le résultat d’une «tendance cosmique», que «c’était le destin», que c’était «la logique ine­xorable des événe­ments», etc. La doctrine qui affir­me que l’ex­pan­sion est inévitable a bien sûr été long­temps familière aux Américains; nous savons ô com­bien la Destinée Manifeste a été invoquée au cours du 19ième siècle. Albert Weinberg souli­gne, toutefois, que cette expression prend un nouveau sens dans les années 90. Auparavant, destinée si­gnifiait, dans son sens premier, que l’ex­pansion a­mé­ricaine, quand on le voulait, pou­vait être con­tre­carrée par d'autres qui pou­vaient se mettre en tra­vers de notre chemin. Au cours des années 90, le sens de cette no­tion de “Destinée Manifeste” a lé­gèrement é­vo­lué; elle finit pas vouloir signifier que “les A­méricains ne pouvaient pas, par leur propre volonté, refuser cette expansion”, car ils é­taient pris, qu'ils le veuillent ou non, dans la spi­rale du destin. Nous faisions montre d'une cer­taine réti­cence. Ce n’était pas tout à fait ce que nous voulions faire; c’était ce que nous de­vions faire. Notre politique agressive se vo­yait implicitement définie comme obligatoire, com­me le fruit, non pas de nos propres envies, mais d’un besoin objectif (ou de la volonté de Dieu) (8). La destinée a toujours eu une desti­na­tion, et la destination correspondait à l’ex­pan­sion­nisme géopolitique; ainsi la source de l’impé­ria­lisme américain était le désir de Dieu don­né aux élus pour destinée.

La mythologie politique de la Doctrine de Monroe

Kenneth M. Coleman définit le corollaire politi­que (et géopolitique) de la doctrine de la Des­tinée Manifes­te, soit la doctrine Monroe, com­me une mythologie po­litique : «Une mytholo­gie politique a émergé par­mi les Nord-Amé­ri­cains pour justifier la réalité de leur hégémonie dans les Amériques. La doctrine Mon­roe con­sti­tue un exemple quasi paradigmatique de la création d'un mythe politique accompagnant la création de l’empire américain. Il apparaissait néces­saire, à l'époque, de trouver une sorte de vé­hicule rhétorique par lequel on puisse sug­gé­rer non pas une intention expansionniste, mais une auto-abné­gation… Dès ses débuts, la doctrine Monroe a été un artifice rhétorique con­çu pour réconcilier les valeurs affirmées, c'est-à-dire celles qui évoquent le désin­té­res­se­ment et l'abnégation des Américains, avec leurs intentions expansionnistes réelles qui vi­sent à réaliser leurs intérêts stratégiques et éco­nomiques majeurs. Ainsi la première carac­té­ri­stique dans la définition d'une mythologie po­litique est son actua­lité… L’hégémonie, tout comme l’Empire, postule la création d’une my­tho­logie légitimante… Dans le cas d'un Empire, la mythologie doit faire raisonner les Améri­cains comme suit : «Nous vous dirigeons parce qu’il est dans votre intérêt que ce soit nous qui le fassions»… Dans le cas d'une hégémonie, la my­thologie doit générer la croyance que les re­lations existantes sont bénéfiques aux parte­nai­res et que ceux qui ne les perçoivent pas comme telles sont malavisés ou intrinsèque­ment mauvais...» (9).

Le message normatif de la Doctrine de Monroe

La mythologie politique, qui sous-tend les di­ver­ses formes d'hégémonie, se distingue des au­tres mytho­lo­gies, dans le sens où elle nie l’existence de la do­mination politique et éco­no­mique. Elle est similaire à la mythologie de l’im­périalisme parce qu'elle affirme que les re­la­tions existantes sont justes, appropriées, i­né­vitables, ou défendables de manière sur le plan des normes… La doctrine Monroe ren­fer­me un mes­sa­ge normatif… qui dit que les cau­ses actuelles, dé­fendues par l'Amérique, sont ju­stes, moralement dé­fendables, et en accord avec les plus grands prin­cipes d’un ordre poli­ti­que supérieur à d’autres ordres politiques (10) et que l’impérialisme américain sert un but moral plus élevé, celui de la Destinée Ma­ni­feste laquelle a été préalablement fixée par Dieu lui-même. Kenneth M. Coleman cite Sal­va­dor de Ma­da­riaga qui décrit la nature de la doctrine Monroe selon les termes suivants: «Je sais seulement deux choses à propos de la doc­trine Monroe: l’une est qu’aucun Américain que j’ai rencontré ne sait ce que c’est; l’au­tre est qu’aucun Américain que j’ai rencontré ne consentirait à ce que l'on tergiverse à son pro­pos… J’en conclus que la doctrine Monroe n’est pas une doctrine mais un dogme… pas un seul dogme, mais bien deux, à savoir: le dogme de l’in­faillibilité du Pré­sident américain et le dog­me de l’immaculée con­ception de la politique étrangère américaine» (11).

Les intérêts des Etats-Unis sont les intérêts de l'humanité toute entière

Croire que les Américains sont un peuple choisi par Dieu, pour amorcer une expansion sans fin, était in­hérent tant à la doctrine de la Des­ti­née Manifeste qu'à la doctrine de Monroe. «Le terme qui a servi à prendre ce sens de moral, du moins sur le plan de l’expansion géo­graphique, est celui de “Destinée Ma­ni­fes­te”; il révèle la certitude calviniste avérée : Dieu révélera au monde ceux qui assureront Sa grâ­ce et les rendra prospères». Si les Etats-Unis re­pré­sentent la Terre Promise du Peuple Choisi, alors « il est absolument impossible de concevoir une si­tua­tion dans laquelle les in­té­rêts du genre humain ne sont pas tout à fait iden­tiques à ceux des Etats-Unis. En faisant mon­tre d'une telle présomption, l’oppo­si­tion à la Destinée Manifeste (des Etats-Unis) n’était pas une simple opposition politique —elle ne re­pré­sentait pas une quelconque différence d’o­pinion et se posait plutôt comme une hé­ré­sie, en révolte contre les gens choisis par Dieu lui-même… Si les autorités des Etats-Unis —les autorités choisies par les gens favorisés par Dieu lui-même— étaient en faveur d'u­ne politi­que donnée, alors critiquer la justice ou la mo­­ra­lité de cette politique s'avérait moralement im­possible» (12).

Dans cette optique, il faut se souvenir de la con­clu­sion de Werner Sombart qui disait que «le calvi­nis­me est la victoire du judaïsme sur la chrétienté» et que «l’Amérique est la quin­tessence du judaïsme». L’immoralité politique de la doctrine de la “Destinée Manifeste”, l’ex­pansionnisme géopolitique, sous la for­me d'u­ne conquête de territoires, telle que la re­ven­­dique la doctrine de Monroe, et l’impérialisme économique, tel qu'il se manifeste sous la for­me de la politique des “portes ouvertes” (Open Doors Po­licy), deux options qui ont été fusion­nées par la suite sous la dénomination de “wil­so­nisme” (Doctrine de Wilson), sont en fait des traductions simplistes et mal­veillantes de la vieil­le immoralité talmudique, re­pérable dans l'his­toire.

Carl Schmitt a souligné que la transformation de la doctrine de Monroe, à partir d’un Gross­raum ("grand espace") concret, en un principe universel, c’est-à-dire la “théologisation” d’un im­périalisme américain spécifique et particu­lier, en une doctrine mondialiste universelle, qui doit inéluctablement déboucher sur une puis­sance-monde unique et absolument domi­nante, une “Capital Power”, laquelle “servirait” les intérêts du genre humain. Cette trans­for­ma­tion d'un impérialisme particulier en un mon­­dialisme sans al­ter­native est aussi le com­men­cement de la “théo­lo­gisation” des objectifs politiques étrangers améri­cains (13). Ce pro­ces­sus de “théologisation” a débu­té au cours de la présidence de Théodore Roosevelt, mais le Président Woodrow Wilson fut le premier à élever la doctrine de Monroe au rang d'un prin­cipe mon­dial, à véritablement “mondialiser” une doctrine qui, auparavant, était censée se li­miter au seul hé­misphère occidental, pana­mé­ricain. Dans la moralité calviniste, talmudi­que et axée sur la Prédestination de Woodrow Wilson, l'idée-projet de la domination mondiale de l'Amérique devient la substance même de son plaidoyer pour une doctrine de Monroe à ap­pliquer au monde entier.

L'immoralité foncière de Wilson le “moraliste”

Un cas à mentionner : le slogan américain de la «De­s­tinée Manifeste» a servi à accroître l'ai­re d'ap­pli­cation de la doctrine de Monroe par le biais du prin­cipe de l'autodétermination des peuples qu’a uti­lisé le Président Wilson lors de la Conférence de Paix de Paris (Versailles), pour accroître de fait —et sub­tilement— les sphè­res d'influence anglo-saxonne et pour créer un Cordon Sanitaire autour de l’Alle­ma­gne et de la Russie Soviétique en Europe, un Cordon Sanitaire composé d’Etats tampons. Évi­demment, le Président Wilson, dans son em­pressement à faire va­loir en Europe le droit à l’autodétermination, n’a jamais dénoncé la doc­trine de Monroe qui incarnait, à son épo­que, dans l'hémisphère américain, la né­ga­tion absolue de ce droit qu’il proclamait au bénéfice des petits peuples des anciens môles impé­riaux d'Eu­­rope centrale et orientale. En fait, ce qu’il a vou­lu dire en parlant du droit à l'auto­dé­termination était clairement démontré en 1914 déjà, lorsque l’Améri­que, renversant le gou­vernement élu au Mexique, a bombardé la vil­le mexicaine de Vera Cruz, tuant ain­si des cen­taines de civils. Après le bombardement qui, par la suite, a conduit à la chute du gou­ver­ne­ment mexicain et à l’installation d’un fan­toche à la solde des Etats-Unis, le Président Wil­son, en mettant l’accent sur la soi-disant iden­tité entre la politique américaine et la jus­tice universelle, a convaincu le mon­de que «les Etats-Unis ont renversé le pouvoir mexicain pour rendre service à l'humanité» (14) (sic!). Le Président Wilson croyait sincèrement au rô­­le providentiel, désigné par Dieu, des Etats-U­nis pour diriger le monde.

Aujourd’hui, si l’on regarde la situation de la You­go­slavie, on peut constater qu’une fois en­co­re le prin­cipe pseudo-universel du droit à l’au­todétermination a été utilisé comme un mo­yen idéologique pour ren­verser un statu quo existant, via un règlement fron­talier en Europe, alors que les frontières euro­péennes a­vaient été définitivement reconnues et ac­ceptées comme telles par les Accords d’Hel­sin­ki. De même, ce fameux droit à l'autodéter­mi­nation, in­ven­té jadis par Wilson, a servi à lé­gi­timer les atrocités musulmanes lors de la guer­re en Bosnie d’abord, puis celles, innom­ma­bles, des bandes armées isla­mistes, ter­roristes et mafieuses des Albanais du Ko­sovo; en fait, ces bandes d'irréguliers musulmans sont l’équivalent européen des “Contras” du Ni­cara­gua, armés, entraînés et subsidiés par les Etats-U­nis. L'Europe est désormais traitée de la même ma­nière que les anciennes ré­pu­bliques latino-amé­ri­cai­nes.[ndt : Pire, dans le cas de la Bosnie et du Ko­sovo, les dirigeants des principales puissances euro­péennes ont ap­plaudi et participé à ces horreurs, en po­sant, via les relais médiatiques, les assassins bos­niaques et albanais comme des héros de la li­berté ou des défenseurs des droits de l'hom­me].

Quand l'Allemagne hitlérienne reprenait à son compte les concepts forgés par Wilson

Ironie historique : l’Allemagne nazie avait em­prun­té, en son temps, de nombreux concepts idéo­logiques venus d'Amérique. Ainsi, l’Allema­gne nazie fondait ses requêtes pour réviser le statu quo du Traité de Versailles, d'abord sur le principe d’égalité que le Traité de Versailles avait violé. Les juristes alle­mands ont pris cons­­cience que le droit international en place n’était rien d’autre que l’universalisation de l’hé­gémonie anglo-saxonne, et, partant, la “théo­lo­gi­sation” de l’intérêt national américain en par­ticulier. Ces juristes allemands se sont donc mis à parler d’un nouveau droit interna­tio­nal qui servirait l’intérêt national allemand, comme le droit en place servait les intérêts na­tio­naux américains. Ce nouveau droit, favo­ra­ble aux intérêts allemands, utiliserait égale­ment le concept d'un “nouvel ordre mondial juste” destiné à justifier l’expansionnisme ger­ma­nique et à préparer le renversement du sta­tu quo international, qui s'était établi après la guerre de 14-18.

Les principes de bases de la théologie politique a­mé­ricaine peuvent se résumer comme suit:

◊ a) L’intérêt national des Etats-Unis s'univer­sa­lise dans le but de devenir l’intérêt universel du genre humain ou de la communauté inter­na­tio­nale. Par conséquent, l’expansionnisme im­périaliste américain est alors vu comme un avancement de la race hu­maine, une promo­tion de la démocratie, luttant con­tre le totalita­ris­me, etc. Les intérêts américains, le droit in­ter­national, et la moralité internationale de­vien­nent équivalents. Ce qui sert les intérêts a­mé­ri­cains est posé, avec une incroyable ef­fron­terie, com­me des actes visant ou poursui­vant les desseins de la morale et du droit, dans tous les cas de figure (15).

Délégitimer les intérêts nationaux des autres pays

b) Par conséquent, l’universalisation de l’inté­rêt na­tio­nal américain, sa légitimation transna­tio­nale —u­ne façade allant au-delà de toutes les légitimités concrètes— conduit à délégiti­mer les intérêts natio­naux des autres pays. A travers la doctrine de Mon­roe, les pays latino-américains se voyaient refuser l'ex­pression de leurs intérêts nationaux, du moins ceux qui dif­féraient de ou s'opposaient à l’intérêt na­tio­nal américain. Quoi qu'il en soit, une analyse his­torique objective montre clairement que l’intérêt na­tio­nal authentique des pays latino-a­méricains s'op­po­sent, en règle générale et par nécessité, à l’intérêt national des Etats-Unis. L’effet de la doctrine de Mon­roe était que les pays latino-américains cessent d’exister po­li­tiquement, en devenant des protecto­rats et des nations captives au sens propre du ter­me.

c) Avec le Pacte Briand-Kellog, les Etats-Unis amor­cèrent l'étape suivante dans la globalisa­tion de leur théologie politique. Les guerres me­nées au départ d’intérêts nationaux diffé­rents de ceux des Etats-Unis se voyaient éti­que­tées comme des “guerres d'agression”, tan­dis que les guerres agressives me­nées par les Etats-Unis étaient considérées comme des “guerres justes”. Les réserves émises par les E­tats-Unis quant au Pacte de Kellog revêtent une im­portance particulière : les Etats-Unis se ré­servent le droit d’être seuls juges de ce qui constitue une guer­re d’agression. La doctrine américaine de reconnais­sance et de non-re­con­naissance des Etats est éga­le­ment signifi­ca­tive : les Etats-Unis se réservent le droit d’ê­tre les seuls juges pour décider quel Etat doit être reconnu ou non et quels sont les motifs qui les amènent à reconnaître un Etat ou non. Ces mo­tifs équivalent à l’intérêt national des Etats-Unis. Pour voir à quels dangers et quelle absurdité grotes­que, cette équivalence peut me­ner s'observe dans l’exemple historique de la non-reconnaissance par les Etats-Unis de la Chine après 1949, alors qu'ils re­connaissaient le régime fantoche de Tchang Kai Tchek, qu'ils avaient installé et qu'ils contribuaient à main­te­nir. Les Etats-Unis ont utilisé leur doctrine de non-reconnaissance, bloquant l’admission de la Chi­ne aux Nations Unies, dans le but précis de sa­boter les Nations Unies et aussi pour s’assu­rer, par cet ar­tifice, deux sièges au Conseil de Sé­curité des Na­tions Unies, la Chine de Tchang Kai Tchek leur étant dévotement inféodée.

d) L’utilisation idéologique du concept de guer­re —et les principes de reconnaissance et de non-recon­naissance— mène également à la dés­hu­manisation médiatique des adversaires de l'Amérique : l'ennemi n'est plus un ennemi qui défend à égalité ses inté­rêts nationaux, mais un paria international.

e) La conséquence finale du développement de la théo­logie politique américaine est l’identifi­ca­tion du droit international —le Droit des Na­tions— avec le sy­stème de l’impérialisme amé­ri­cain. La source de ce droit international n'é­tant, dans un tel contexte de "nouvel ordre mondial", plus rien d'autre que la volonté géo­politique et stratégique des Etats-Unis. Un tel "droit international" (?) n’est vraiment plus le Droit des Nations, au sens classique et habi­tuel du terme, mais bien le droit du pays le plus fort, l’in­car­nation de l’hégémonie et de l’ex­pansionnisme amé­ricains. L’intérêt national des Etats-Unis reçoit un sta­tut d'universalité dans le "nouvel ordre mondial" et passe pour re­présenter l’intérêt de la commu­nau­té inter­na­tionale. En outre, les Etats-Unis eux-mê­mes de­viennent un sujet omnipotent et transna­tio­nal, s'universalisent, sans cesser d'être eux-mê­mes et rien qu'eux-mêmes, représentant sans médiation la communauté mondiale tout entière.

Les autres Etats n'existent plus que comme entités non politiques

La théologie politique américaine est incom­pa­tible en soi, non seulement avec le principe de l’égalité des Etats et avec celui de leur souve­rai­neté individuelle, mais aussi avec toute or­ganisation qui se prétend ê­tre une orga­nisa­tion internationale réelle comme les Nations U­nies. Dans le "nouvel ordre mondial", les E­tats ne peuvent exister que comme entités non-po­li­tiques; les prérogatives de toute instance po­li­tique et territoriale concrète et réelle, telle que nous les trouvons énumérées et définies dans et par la ter­mi­nologie de Carl Schmitt, sont réservées uniquement aux Etats-Unis, de même que le droit y afférent, de les exercer. Et une organisation internationale ne peut exister que si elle n'est plus rien d'autre qu'un équivalent fonctionnel de l'Organisation des E­tats A­méricains (OAS), c’est-à-dire qu'une telle organisa­tion internationale ne peut plus être au­tre chose qu'une façade multilatérale pour lé­gitimer le désir hé­gémonique américain. L’hi­sto­rien britannique Ed­ward Hallet Carr re­mar­que, dans son livre, The Twen­ty Years' Crisis - 1919-1939, publié à l’origine en 1939, que, ju­ste un peu avant l’entrée des Etats-Unis dans la première guerre mondiale, dans un dis­cours au Sénat sur les objectifs de la guerre, le Pré­sident Wilson expliquait que les Etats-Unis, ja­dis, a­vaient été «fondés pour le bien de l’hu­ma­nité» (16) (sic!). Wilson affirmait catégori­que­ment: «Ce sont des principes américains, ce sont des politiques amé­ricaines… Ce sont les principes du genre humain et ils doivent pré­dominer» (17). Carr souligne que «les dé­cla­rations de ce personnage viennent es­sen­tiel­lement d’hommes d’Etat anglo-saxons et d'é­cri­vains. Il est vrai, ajoute Carr, que lors­qu’un natio­nal-socialiste important certifiait que «tout ce qui est profitable au peuple al­lemand est juste, tout ce qui fait du mal au peu­ple allemand est mauvais», il pro­posait qua­siment la même équation entre l’intérêt na­tional et le droit universel, équation qui a­vait déjà été établie par Wilson pour les pays de langue an­glaise».

Les deux explications de Carr

Carr a donné deux explications alternatives à ce pro­ces­sus d'universalisation de l’intérêt na­tional particu­lier. La première explication se re­trouve fréquem­ment dans la littérature poli­ti­que des pays continen­taux : elle avance que les peuples de langue anglai­se sont de vieux maîtres dans l’art de concevoir leurs intérêts na­tionaux égoïstes comme l'expression pure et sim­ple du bien général, et que ce genre d’hy­­po­crisie est une particularité spéciale et carac­té­ristique de la façon de penser des Anglo-Sa­xons. La seconde explication était plus sociolo­gi­que : les théo­ries sur la moralité sociale sont tou­jours le pro­duit d’un groupe dominant, qui s’i­dentifie d'emblée à la communauté prise dans son ensemble et qui pos­sède des moyens que ne possèdent pas les groupes ou individus subordonnés pour imposer leur point de vue sur la vie dans la communauté. Les théories de la moralité internationale sont, pour les mê­mes rai­sons et en vertu du même processus, le produit des nations hégémoniques et/ou des groupes de nations dominantes. Durant les cent dernières années, et plus particulièrement de­puis 1918, les nations de lan­gue anglaise ont formé le groupe dominant dans le monde; les théories actuelles de la moralité inter­na­tio­na­le ont été choisies par eux pour perpétuer leur suprématie et se sont généralement d'a­bord ex­primées dans l’idiome qui leur est pro­pre (18).

Le vocabulaire de l'émancipation

Autre aspect important de la théologie politi­que : la pratique de mythifier et d'idéaliser l’ex­pansionnisme américain pour en faire une mo­ralité internationale u­ni­verselle. Quelles sont les caractéristiques de la my­thologie uni­ver­saliste? C’est de transformer la si­gni­fication de la réalité politique classique (ndt : ari­sto­té­li­cienne et nationale-étatique) pour n'en faire qu'une illusion chimérique, de facture répres­sive, et, en conséquence, de neutraliser et de dé­lé­gitimer le langage politico-étatique (natio­nal) ou tout acte de ré­sistance contre l'uni­ver­salisme américain. En d’au­tres termes, la my­tho­logie politique de facture uni­ver­saliste con­siste toujours à confisquer le réel, à l'é­liminer et l'évacuer. Dans ce contexte, le langage ar­­ticulé de l'ère étatique nationale, ou les actes de ré­sistance, affirmés par ceux qui refusent cette logi­que universaliste, offrent peu de ré­sistance, car leur contenu se voit neutralisé par la théologie politique universaliste. Pour pa­raphraser Roland Barthes (19), la théologie politique est expansive; elle s’invente el­le-mê­me sans cesse. Elle tient compte de tout; de tous les aspects des relations internationales, de la di­plomatie, du droit international. Les pays opprimés ne sont rien : ils ne produisent qu'un langage, le cas échéant, celui de leur é­mancipation, or cette éman­cipation a déjà été dé­légitimée à l'avance. L’oppres­seur, en l'oc­cur­rence les Etats-Unis, sont tout, leur langage politico-théologique a été élevé au rang de dog­me. En d’autres termes, dans le cadre de la théo­logie politique, les Etats-Unis ont le droit exclu­sif de produire le méta-langage qui vi­se à pérenniser l’hégémonie américaine. La théo­logie politique, en tant que mythe, nie le caractère empirique de la réa­lité politique; ain­si la résistance à cette théologie hégémonique doit viser à recréer et à émanciper la réalité em­pirique.

Un méta-langage qui accepte pour argent comptant les slogans de la propagande

Durant la marche en avant de l’expansion­nis­me a­mé­ricain, déjà tout entière contenue dans la doctrine de Monroe et dans ses nombreuses extensions, en particulier durant la Guerre Froi­de avec sa justifi­ca­tion idéologique, on pou­vait lire dans des documents tels le NSC-68, qu'une destruction et une idéolo­gi­sation du langage politique devaient s'accomplir et l'ont été. L’histoire de la Guerre Froide a débouché sur le fait que les Américains anglophones sont tom­bés dans le jargon propagandiste de l'ancienne idéo­logie et pratique panaméri­cai­nes, avec sa propen­sion à accepter pour ar­gent comptant les slogans, les simplifications, les mensonges et les clichés pom­peux tels que le "totalitarisme", la "défense de la dé­mo­cra­tie", le "péril rouge", etc.

L’expansionnisme américain et les machina­tions co­lo­niales d’une Amérique perfide ont pré­cisément in­clus de force des sémantèmes nou­veaux dans le lan­gage, des sémantèmes dont Washington avait be­soin pour exprimer ou camoufler vaille que vaille sa sauvagerie, déguisée en universalisme au service du genre humain; l'objectif préventif est de délégitimer toute résistance potentielle et légitimer à l'a­van­ce la conquête et l’hégémonie. Les Etats-Unis ont imposé une subversion planétaire du lan­gage et c'est sur la base de cette gigan­tes­que falsification que l’Améri­que contemporaine a été éduquée.

Un gigantesque mur de mythes

Pour paraphraser George Steiner, les diri­geants de l’Amérique construisent entre l’es­prit américain et la réalité empirique un gigan­tesque "mur de mythes". Au fur et à mesure, les mots ont perdu leur sens ori­ginel et ont acquis les contenus sémantiques propres de la théologie politique universaliste, manipulée par Washington. Le langage est devenu une falsi­fi­cation générale, à tel point qu'il n’est plus ca­pable de saisir ou d’exprimer la vérité. Les mots sont devenus des instruments de men­son­ge et de désinformation, des convoyeurs de fausseté, servant à bétonner l’hégé­monie. «Le langage n’était pas seulement infecté par ces colossales bêtises, il était sommé d'imposer les in­nombrables mensonges [de la propagande]» (20), d’endoctriner et de persuader les Amé­ricains que les nombreux actes visant à mettre des nations entières hors jeu, ainsi que le droit international, que les a­gressions militaires et les crimes de guerre en Co­rée, au Vietnam et, plus récemment, au Panama et en Irak, ont ser­vi la cause des grands principes "hu­manitai­res". La subversion du langage par la théo­logie politique américaine fait en sorte que la vérité empirique ne puisse plus être dite, et érige un mur de silence et de mensonge, qui a pour résultat inat­tendu l’effondrement de la langue anglaise, héritée de l'histoire, au profit du jar­gon panaméricain, pure fabrication récente. Et lorsque la langue « a été pi­quée de menson­ges, seule la vérité la plus crue peut la puri­fier» (21).

Des torrents de parlottes moralisantes

Il est un phénomène américain très étrange que l’on ne retrouve pas en Europe : un Hom­me de Dieu —d’ordinaire un prêtre— qui s’a­vère charlatan. Eh bien, dans l’arène politique, après la fin de la pre­mière guerre mondiale, le Président Wilson était un de ces "Hommes de Dieu" qui voilait l’expansionnis­me américain par des torrents de parlottes morali­santes. Pour Wilson, les Etats-Unis détenaient un rôle, que leur avait dévolu la Providence, celui de di­riger le monde. Le wilsonisme était l’origine et la per­sonnification du totalitarisme améri­cain universa­liste. A présent, dans l’après-Guer­re Froide et l’a­près-Yalta, nous avons af­faire à un nouveau Wilson, un petit Wilson, soit le Président Clinton, qui, à son tour, ré­veil­le le torrent de parlottes moralisantes de son prédécesseur; lui aussi se pose comme "Hom­me de Dieu", et a pris sa place dans la cour­se à l’ex­pan­sionnisme universaliste, de fac­ture néo-wilsonienne, en utilisant la même vieille notion de Destinée Ma­nifeste et la mê­me théologie politique, cette fois sous les ori­peaux du "nouvel ordre mondial". Mais une fois de plus, les concepts de la théologie poli­ti­que universaliste américaine se dévoilent pour ce qu'ils sont : l’opium de la communauté in­ter­na­tio­nale.

Nikolaj-Klaus von KREITOR.

(http://mid.diplomat.ru/wwwb/main/messages/1220.html... ; trad. fr. : LA).

notes :

*Anders Stephenson Manifest Destiny. American expansion and the Empire of Right (Hill and Wang, New-York, 1995).

(1) Hans J. Morgenthau, Politics Among Nations (Alfred A. Knopf, New-York, 1948) p. 64.

(2) Hans J. Morgenthau, Politics Among Nations, ibid., p. 65.

(3) Hans J. Morgenthau, Politics Among Nations, aux édi­tions Stanley Hoffman; Contemporary Theory in Inter­natio­nal Relations (Prentice Hall, Inc, Englewood Cliffs, 1960) p. 61.

(4) Louis A. Coolidge, An Old Fashioned Senator: Orville H. Platt (New-York, 1910) p. 302.

(5) Richard Hofstadter, The Paranoid Style in American Poli­tics (The University of Chicago Press, Chicago, 1965) p. 174.

(6) Richard Hofstadter, ibid. pp. 175, 176, 177.

(7) Claude G. Bowers, Beveridge and the Progressive Era (New-York, 1932), p. 121.

(8) Richard Hofstadter, ibid. p. 177.

(9) Kenneth M. Coleman, The Political Mythology of the Monroe Doctrine:Reflection on the Social Psychology of Domination, pp. 99, 100, 110

(10) M. Coleman, ibid. pp. 97, 103.

(11) M. Coleman, ibid. p. 102. Coleman quotes after Salvado de Madariaga Latin America Between the Eagle and th eBear (Praeger, New-York, 1962) p. 74

(12) Coleman, ibid. pp. 105, 109.

(13) Carl Schmitt, Grossraum gegen Universalismus in Position und Begriffe im Kampf mit Weimar-Genf-Versailles 1923-1939 (Duncker & Humblot, Berlin, 1988) pp. 295-303.

(14) Edward Hallet Carr, The Twenty Year’s Crisis 1919-1939 (Harper Torchbooks, New-York, 1964) p. 78; aussi R.S. Baker Public Papers of Woodrow Wilson: The New Democracy.

(15) Voir sur ce sujet: Kenneth W. Thompson, Toynbee and the Theory of International Poitics, aux editions Hoffman, Contemporary Theory in International Relations, ibid., p. 97.

(16) Editions R. S. Baker, Public Papers of Woodrow Wilson: The New Democracy pp. 318-319.

(17) Edward Hallet Carr, The Twenty Year Crisis, ibid. p. 79; aussi Toynbee, Survey of International Affairs, 1936, p. 319.

(18) Edward Hallet Carr, ibid., pp. 79, 80.

(19) Roland Barthes, Mythologies (Hill and Wang, New-York, 1987) pp. 131, 148, 149.

(20) Georg Steiner, A Reader, (Oxford University Press, New-York, 1984), p. 212.

(21) Georg Steiner, ibid. p. 219.


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mercredi, 06 juin 2007

Banco del Sur: une vision geopolitica

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Banco del Sur: una visión geopolítica

Pasó desapercibido el encuentro de ministros de economía y finanzas de Suramérica en Quito, capital de Ecuador, el día 3 de mayo de 2007. Y pensándolo bien, mejor que los mass media no hayan casi registrado la noticia, pues de lo contrario hubieran surgido cientos de analfabetos culturales locuaces según acertada expresión de Paul Feyerabend (1924-1994) enmerdándolo todo.

El Banco del Sur es una iniciativa promovida por Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Grosso modo la intención es crear un banco al servicio de las necesidades de la región suramericana con depósitos de la banca pública. Esto es resistido por los gobiernos de Chile, Perú, Uruguay y Colombia, porque pagaría menor interés que el internacional a sus colocaciones, ya que el Banco del Sur está pensado para otorgar créditos y préstamos más baratos que los que está cobrando la banca internacional y, por ende, pagaría menosinterés.

El conjunto de reservas internacionales que tienen los seis países mencionados en dinero que está depositado en bancos de Estados Unidos y Europa suman 164.000 millones de dólares. Pero se da la paradoja, afirmó el ministro ecuatoriano de economía Ricardo Patiño que “nuestros países tienen todo ese dinero depositado ganando tasas de interés muy bajas, sin embargo, después están pidiendo al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Internacional de Desarrollo que les ayuden a solucionar sus problemas financieros cuando tenemos un caudal inmenso de ahorros de nuestros países que
pudieran ser utilizados para estos mismos fines sin caer en las condicionamientos “.

El Banco del Sur arrancaría con un capital inicial de 7.000 millones de dólares, la controversia respecto del aporte de los países accionistas impulsores de la idea radica que unos, como Brasil o Paraguay, proponen hacer aportes menores del orden de los 300 millones y otros como Ecuador, Venezuela y Argentina proponen aportes significativos. En una palabra, unos quieren que el Banco del Sur nazca chico y otro piensan en términos de grandeza.

La contradicciones surgen con las declaraciones de Guido Mantega, ministro de hacienda del Brasil, quien sostuvo que:” la prioridad del Banco del sur será financiar proyectos de infraestructura, logística y energía” y recordó que “sólo el Banco de Desarrollo de Brasil tiene 120.000 millones de dólares para financiar al sector productivo de su país, en tanto que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene sólo 100 millones de dólares para toda la región”.

¿Qué pretende entonces la intelligensia brasileña, crear un banco pobre esterilizando otra idea que puede servir para liberarnos, como lo hizo con la Comunidad Suramericana de naciones invitando a Surinam y Guyana, o sea, Holanda e Inglaterra a participar?

Esta idea del Banco del Sur, hay que decirlo con todas las letras la lanzó Chávez y le mostró sus beneficios a Kirchner, quien honesta y cabalmente la aceptó. Brasil se sumó como se suma a todos los intentos de integración suramericana, no por su vocación integradora, sino porque Itamaraty no descansa en su ambición de dominio. Y así, si los proyectos o ideas que se lanzan benefician su política permanente de “extensión al oeste” los apoya, de lo contrario los esteriliza, pero nunca los rechaza, pues su rechazo generaría una resistencia que no tiene porqué crear.

Esto hay que saberlo y nuestros gobiernos hispanoamericanos deberían alguna vez hacerlo notar. Brasil, a través de su cancillería Itamaraty, interpuso, interpone e interpondrá todos los recursos a su alcance para impedir la integración norte-sur o sur-norte de Suramérica, de modo tal que si hay algo que no desea ni quiere es la relación Caracas-Buenos Aires, y el Banco del Sur abona y refuerza esta integración.

Hace ya más de un siglo y a partir de los trabajos de don Tulio Jaguaribe, el padre de Helio Jaguaribe, los gobiernos de Argentina y Venezuela están solicitando al de Brasil avanzar en los trabajos para la integración fluvial del Suramérica sobre todo en la vinculación entre los ríos Paraguay –Guaporé a través del dragado de los ríos Alegre y Aguapey, atravesando la laguna Rebeca y el riacho Barbados y su respuesta siempre ha sido una dilación continuada. Vemos como el Banco del Sur nos llevó a consideraciones que hacen al riñón de la geopolítica suramericana, a tratar de llamar a las cosas por su nombre y a correr el velo de las intenciones ocultas. Mientras tanto los seis países que inicialmente constituirían el Banco del Sur tienen presos 164.000 millones de dólares, en Bancos de USA y Europa, esto es, diez veces más de los créditos que recibimos con
condicionamientos de todo tipo, durante el 2006.

El Banco del Sur si naciera grande se transformaría automáticamente en la expresión financiera de la Unión Suramericana lo que le permitiría negociar como bloque y no aisladamente con los poderes internacionales. La consecuencia natural del un Banco del Sur pensado en términos de grandeza sería la implantación de una moneda única tal como se propuso en la reunión del Mercosur,aquella a la que asistió Nelson Mandela, realizada en Ushuaia en 1999 y dilatada por Brasil sine die.

Finalmente la creación del Banco del Sur, y por eso escribimos sobre él sin ser economistas, no debe verse ni valorarse con visión financiera sino desde una visión geopolítica.

Alberto Buela
(*) CeeS (Centros de estudios estratégicos) – Federación del Papel alberto.buela@gmail.com


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vendredi, 01 juin 2007

Pourquoi s'opposer à l'OTAN?

Robert STEUCKERS:

Pourquoi nous opposons-nous à l'OTAN?

Traduction du "Script" néerlandais d'un débat sur l'OTAN qui a opposé Robert Steuckers, 

 au nom de "Synergies Européennes" à Maître Rob Verreycken, du Barreau d'Anvers - Eindhoven, 25 janvier 2003

 

Mesdames, Mesdemoiselles, Messieurs, Chers amis et camarades,

 

Je voudrais d'abord résumer brièvement les motifs principaux de mon hostilité à l'institution qu'est l'OTAN, afin d'ex­pliciter le point de vue que je vais défendre aujourd'hui :

◊ D'abord l'OTAN est "internationaliste" dans son essence, elle prend le relais d'un internationalisme iné­gali­tai­re, né de l'idéologie interventionniste du "One World" sous égide américaine, défendue par Roosevelt lors de la deu­xième guerre mondiale.

 

◊ Etre un Etat membre de l'OTAN, dans cette perspective, signifie être dépendant, donc soumis à la volonté d'un autre qui ne poursuit évidemment que ses seuls intérêts; être membre de l'OTAN, c'est être le jouet d'une vo­lonté autre, d'une volonté qui veut nous réduire à l'état de pion docile, sans volonté propre.

 

◊ L'OTAN empêche l'éclosion de toute politique de défense autonome chez ses membres mineurs. Elle contraint nos gouvernants à enfreindre l'adage romain : si vis pacem, para bellum. Ipso facto, elle renonce à toute forme de souveraineté et livre nos peuples à l'arbitraire d'une politique étrangère dominante.

 

◊ L'OTAN nous empêche donc simultanément d'avoir une industrie d'armement propre, une industrie aéronau­tique performante (Airbus constituant une exception en dehors du domaine militaire) et d'avoir une politique co­hérente de marine en Europe. Depuis 1945 en effet, seules deux puissances européennes ont pu développer de telles industries en toute autonomie : la Suède et la Grande-Bretagne. De 1950 à 1975, grâce notamment au con­cours d'ingénieurs allemands (cf. Helmut Müller, «Les scientifiques allemands en France après 1945», in: Nou­velles de Synergies Européennes, n°42/1999), la France a pu développer un pôle d'aéronautique militaire exem­plaire, dont le chasseur Mirage III sera le fleuron. Mais en 1975, lors du marché du siècle, des collabos eu­ro­péens au sein des pays de l'OTAN, ont misé sur le F-16 américain, plutôt que sur un chasseur français ou sué­dois ou franco-suédois, ruinant du même coup ce pôle d'aéronautique qui a besoin de commandes militaires pour être "boosté". En principe l'OTAN prévoyait une "Two-Way-Street", une voie à deux sens, où les comman­des militaires américaines en Europe et les commandes militaires européennes aux Etats-Unis se seraient équi­li­brées. Le "marché du siècle" a ruiné ce projet et créé une "One-Way-Street", une voie à sens unique. Cette voie à sens unique vaut évidemment pour l'aviation, mais aussi pour le matériel terrestre, car les Etats-Unis ont re­­fusé d'acheter des chars allemands, pourtant plus performants que les leurs.

 

L'OTAN, un jouet socialiste

 

◊ Sur le plan de la politique intérieure, l'OTAN a toujours été un concept défendu par les faux socialistes (et vrais corrompus), qui constituaient en quelque sorte une aile droite, influencée intellectuellement par les trot­skistes, dont la fidélité aux Etats-Unis a toujours été exemplaire. Qu'on se souvienne de Spaak, ancien révolu­tion­naire dans le Borinage en 1932, puis néo-socialiste opportuniste quand De Man acquiert du succès, pour de­ve­nir, à Londres, le sindic des intérêts américains et britanniques en Europe occidentale (et subsidiairement au Con­go…). La servilité à l'OTAN et aux Etats-Unis s'appelle d'ailleurs le "spaakisme" ou le "suivisme", dans le lan­ga­ge de notre politique étrangère. La première esquisse de l'OTAN, incarnée par le Traité de Bruxelles de 1948, a­vait reçu le nom de "Spaakistan" à l'époque, par ceux qui, à droite comme à gauche, se montraient clair­vo­yants et percevaient le jeu de dupes que l'on nous imposait. Plus tard, on a connu l'épilogue de ce suivisme so­cia­lo-trotskiste dans la personne du lamentable Willy Claes ou du pauvre De Ryke. S'identifier à l'OTAN équivaut à s'identifier à d'aussi lamentables personnages. A l'étranger aussi, ce sont les socialistes occidentalistes (trot­skistes) qui ont été les meilleurs avocats de l'OTAN; songeons à Pierre Mendès-France (dont le niveau est évi­dem­ment supérieur à celui de Claes) dans les années 50 en France et à Javier Solana en Espagne. A droite de l'é­chiquier politique, contrairement à ce que l'on pourrait croire, l'enthousiasme pour l'OTAN a été bien moin­dre, sinon inexistant : en Belgique, à l'époque où le PSC était encore considéré comme une force politique de droi­­te, Pierre Harmel a tenté, au nom d'un idéal d'«Europe totale», de dégager notre pays de l'étau étouffant que nous imposaient les Etats-Unis. Dans ce que les journalistes appellent l'extrême droite, Jean Thiriart s'est fait l'avocat d'un refus systématique de la domination américaine, dont son mouvement, Jeune Europe, devait de­venir le fer de lance.

 

◊ Dans la sphère médiatique, la défense des intérêts des Etats-Unis, de l'OTAN et les plaidoyers pour les inter­ven­tions tous azimuts contraires au droit des gens ou aux décisions de l'ONU, sont le faits de personnages pro­pa­gandistes, soi-disant philosophes, comme Bernard Henry Lévy, Alain Finkielkraut ou André Glucksmann; au nom d'une certaine "gauche" ou d'un humanisme (qui reste à définir…), ils appellent sans cesse au carnage, que ce soit dans les Balkans, en Irak ou ailleurs, et traitent de "fascistes" tous ceux qui sont en faveur de la modé­ra­tion ou de la diplomatie. Ce sont ces gens-là qui ont paré du label d'"humaniste", les tueurs, les narco-trafi­quants et les proxénètes de l'UCK. Défendre l'OTAN, c'est défendre les crimes commis par ces gens-là. Défendre l'OTAN, c'est entonner un plaidoyer justificateur ou édulcorant pour les crimes de droit commun les plus ab­jects. Défendre l'OTAN, c'est quitter le domaine de la bienséance et sombrer dans la pire des voyoucraties poli­tiques.

 

◊ Enfin, défendre la politique globale américaine, dont l'OTAN est un instrument, surtout sur le théâtre euro­péen et nord-atlantique, c'est accepter que certains Etats, notamment l'Hegemon américain, "dealent" de la dro­gue, afin de pouvoir financer et mener des opérations "sales" qu'aucun Parlement n'accepterait d'avaliser. Par conséquent, il me paraît impossible d'être simultanément en faveur de l'OTAN, d'une part, et de préconiser une politique identitaire européenne, donc une politique d'indépendance européenne, d'appeler à défendre les va­leurs de notre propre civilisation, de lutter contre les réseaux criminels et de s'opposer à la libéralisation de la drogue, d'autre part.

 

L'OTAN et la question américaine

 

La question de l'OTAN est inséparable de la question américaine. Les Etats-Unis et, avant eux, les treize colo­nies britanniques d'Amérique du Nord qui les formeront à partir de 1776, sont marqués dès le départ par une idéo­logie anti-historique, qualifiable de "chronophobique" (cf. à ce propos: Cliffrod Longley, Chosen People - The Big Idea that Shapes England and America, Hodder & Stoughton, London/Sydney/Auckland, 2002). Les co­lons qui ont peuplé ces colonies étaient généralement des "non conformistes" sur le plan religieux. Les Foun­ding Fathers, les Pèlerins du Mayflower et autres zélotes religieux, adeptes d'un fondamentalisme bibliste pro­tes­tant, ont pour dénominateur commun un rejet total du passé et de ses acquis. Pour eux, les institutions, les con­tinuités, les traditions, parce qu'elles ne reposent pas sur leur lecture réductrice de la Bible, sont frappées du sceau du Mal et doivent être abolies, éradiquées, extirpées. Les hommes sont pécheurs s'ils s'inscrivent dans de "longues mémoires", ils n'appartiennent dès lors pas au clan des "Justes", parce que ces traditions, qu'ils en­ten­dent cultiver, auraient généré, au fil du temps, des injustices "inacceptables" et, par le biais de la doctrine de la prédestination, "impardonnables", "imprescriptibles". Si ce radicalisme fanatique a été quelque peu atté­nué à la fin du 18ième siècle sous la direction politique ou intellectuelle d'hommes comme Washington, Jeffer­son ou Hamilton, il n'en demeure pas moins qu'il est une donnée constitutive de la mentalité américaine, la­quelle est instrumentalisée contre le monde entier. Qui ne fait pas la même lecture des faits de monde que le gou­ver­nement américain, qui propose d'autres formes de gouvernement ou d'autres projets d'aménagement ter­ritorial se retrouve ipso facto assimilé au Malin et traduit, le cas échéant, devant un "tribunal international". Le fanatisme des puritains a changé de forme  —bien que les gestes religieux que pose un Bush, par exemple, re­lèvent de ce schématisme puritain sans profondeur temporelle—  mais il reste néanmoins in nuce une volonté d'é­radiquer les legs du passé, de faire de celui-ci une table rase. Toute résistance à cette volonté se voit cri­mi­nalisée.

 

Après les premières décennies de l'histoire des Etats-Unis, le Président Monroe proclame en 1823 une doctrine que l'on a souvent résumée comme suit : «L'Amérique aux Américains». Elle s'adresse, menaçante, à toutes les puis­sances européennes en général, à l'Espagne, maîtresse de l'Amérique centrale et méridionale, en par­ti­cu­lier. Implicitement, cette doctrine constitue une déclaration de guerre à toutes les puissances européennes sou­haitant défendre leurs intérêts dans le Nouveau Monde. L'hostilité à l'Espagne culminera en 1898, lors de la guer­re hispano-américaine. Toutes les forces soucieuses de maintenir les acquis de l'histoire en Europe se sont mon­trées hostiles à l'américanisme, y compris l'Autriche, dont le ministre Johann Georg Hülsemann avait par­fai­tement perçu le danger américain, dès la proclamation de la Doctrine Monroe en 1823 (cf.: Heinrich Drim­mel, Die Antipoden. Die Neue Welt in den USA und das Österreich vor 1918, Amalthea, Wien/München, 1984).

 

Un « Hegemon » auquel aucune fidélité n'est due

 

Au 20ième siècle, Wilson veut imposer un nouvel ordre international, via le droit des peuples à disposer d'eux-mêmes, mais cette base juridique pourrait dresser les peuples dont les richesses sont convoitées par les Etats-Unis contre la volonté de Washington. Les Américains décident donc de ne pas adhérer à la SdN, qu'ils avaient ap­pelée de leur vœux. Franklin Delano Roosevelt poursuit l'œuvre du siècle américain, visant à contrôler les ri­ves asiatiques du Pacifique et les rives européennes de l'Atlantique. Du dernier conflit mondial naît l'ONU, dont les décisions ne sont pas davantage respectées par les Etats-Unis aujourd'hui. Dans The Grand Chessboard (1996), Brzezinski décrit la stratégie qui consiste à exciter les vassaux les uns contre les autres pour ne pas qu'ils fassent collusion contre l'hegemon américain. On le voit : la politique du "Big Stick", destinée à l'Amérique la­tine, du temps de Theodor Roosevelt, le refus de se conformer aux décisions des instances internationales et la hantise de voir de fortes coalitions se dresser contre les ambitions de Washington sont anciennes mais régu­liè­rement renouvelées. Toutes les puissances de la planète, l'Europe comprise, les "alliés" aussi, peuvent de­ve­nir demain les victimes de ces politiques : on ne peut donc considérer l'hegemon comme bienveillant, comme ga­rant de la paix civile chez nous. Par conséquent, un tel hegemon ne saurait être un "allié" ou un "protecteur", et donc aucune fidélité ne lui est due.

 

Carl Schmitt nous a démontré que les idéologies de la Révolution française, de la révolution bolchevique —du moins jusqu'en 1945 car, après la seconde guerre mondiale, l'URSS renoue avec la diplomatie traditionnelle et sa pratique des rapports bilatéraux—  et de l'interventionnisme américain, à partir de Theodor Roosevelt, de Wil­son et de Franklin Delano Roosevelt, sont des idéologies qui ne respectent pas les équilibres traditionnels, hé­rités de l'histoire, ni les formes ni les us et coutumes de la diplomatie. En ce sens, ces idéologies sont dan­ge­reu­ses et bellogènes : elles impliquent une guerre permanente sans limites et sans tempérance. L'OTAN est un ins­trument de cette politique d'intervention tous azimuts, au nom de principes hostiles aux héritages his­to­ri­ques des peuples, de principes qui entendent faire du passé table rase. Par conséquent, celui qui entend s'ins­cri­re dans les continuités de l'histoire, qui entend perpétuer ces continuités, qui a le sens de l'histoire, qui res­pec­te les équilibres traditionnels entre puissances ne peut soutenir ni l'Amérique ni l'OTAN.

 

De la Mer Blanche au Golfe Persique

 

Pour étayer notre propos, rappelons les étapes de l'histoire européenne et nord-atlantique qui ont suivi les con­fé­rences de Yalta et de Potsdam (en 1945). Il faut savoir que la seconde guerre mondiale, menée contre une puis­sance occupant le cœur géographique de l'Europe, a été gagnée dès 1941, par la maîtrise du Proche-Orient qu'ob­tiennent les Britanniques en trois étapes: en mai 1941, ils matent la révolte de Rachid Ali en Irak, oc­cu­pent le territoire mésopotamien et engrangent les puits de pétrole, assurant une couverture énergétique pour le matériel militaire allié; en juin et en juillet 1941, ils éliminent la (faible) menace qu'auraient pu exercer les Fran­çais de Vichy au Liban et en Syrie. En août et en septembre 1941, ils occupent l'Iran (avec les Soviétiques, mais qui sont confinés au Nord de Téhéran). Les réserves iraniennes de pétrole s'ajoutent à celles de l'Irak. Cet­te triple maîtrise de l'espace proche- et moyen-oriental permet d'alimenter en matériels l'URSS, faisant office de champion continental contre le principal challengeur. Ces opérations d'approvisionnement s'effectuent via la Cas­pienne et le trafic fluvial sur la Volga. De cette façon, tous les points du front de l'Est peuvent être assurés d'une bonne logistique: au Nord, via Mourmansk en toutes saisons ou via Arkhangelsk en été seulement, via les ca­naux de la Mer Blanche (le fameux Belomor) menant aux deux grands lacs Onega et Ladoga et de ceux-ci vers l'in­térieur des terres, via chemins de fer, et vers le cours de la Volga au-delà du nœud ferroviaire de Vologda. Ce système de communication entre Mourmansk et Arkhangelsk sur les rives de l'Arctique, d'une part, et la Cas­pien­ne et le Golfe Persique, d'autre part, n'a jamais été interrompu ni sérieusement menacé par les troupes al­le­mandes ou finlandaises.

 

La leçon géopolitique et géostratégique à tirer de la deuxième guerre mondiale est donc la suivante: l'Europe se contrôle au départ du Sud-Est, plus exactement à partir du Proche-Orient et de la Mésopotamie. Une vi­sion eurocentrée de la défense européenne est donc une aberration, qui caractérise, notamment, la ges­tion hitlérienne de la belligérance entre 1939 et 1945. Une explication hitlérienne de la seconde guerre mon­diale ou une nostalgie de l'hitlérisme constituent par conséquent un danger très grave d'un point de vue géostratégique européen cohérent. Ceux qui cultivent aujourd'hui encore un hitlérisme eurocentré sont les alliés objectifs de l'hegemon américain qui visent notre asservissement, parce que cette vision nous empêche de percevoir correctement la dynamique spatiale articulée contre le cœur géographique de l'Eu­rope et parce que cette vision donne mauvaise presse dans le système médiatique contrôlée en ultime in­stance par les Etats-Unis.

 

Une triple politique contre l'URSS

 

A la suite de cette victoire anglo-américaine en 1945, les alliés occidentaux (France exceptée), vont tenter de gar­der toutes les cartes entre leurs mains. Dès la fin des hostilités, les Anglo-Américains vont déployer une tri­ple politique contre l'URSS, qui vient d'avancer ses pions vers le centre de l'Europe:

 

◊ 1 - Empêcher que n'émerge une nouvelle alliance germano-soviétique.

 

◊ 2 - Malgré les acquisitions territoriales considérables de l'URSS de Staline, les Anglo-Américains vont lui refu­ser tout accès à l'Océan Atlantique, verrouillant la Baltique au niveau du Danemark, réitérant de la sorte la po­li­tique de Lord Castlereagh lors du Traité de Vienne en 1815 et appliquant les conseils d'Homer Lea dans son li­vre programmatique de 1912, The Day of the Saxons.

 

◊ 3 - Ne donner à Staline aucun accès à la Mer Méditerranée, en "neutralisant" la Yougoslavie de Tito à leur bé­né­fice; en laissant en Albanie un régime archaïque, celui d'Enver Hodxha, inféodé à la très lointaine Chine mao­ïste, laquelle ne cultivait évidemment aucune ambition en Europe; en mettant hors jeu la résistance grec­que de gauche, dans la guerre civile qui suivit le départ des Allemands, afin de conserver la maîtrise de l'Egée, sans influence soviétique aucune.

 

Dans l'immédiat après-guerre, ces trois principes de containment sont appelés à prendre le relais de la politi­que traditionnelle de contenir la Russie, en dépit qu'elle soit devenu l'allié privilégié —et la réserve de chair à ca­­non— pour abattre l'Allemagne, considérée à Londres et à Washington comme le moteur d'une future Europe uni­fiée. En toute bonne logique, le nouveau containment de la Russie doit commencer en Europe (aux niveaux de la Baltique, de l'Adriatique et de l'Egée), ce qui induit, quelques années plus tard, après les partages, à la créa­tion de l'OTAN en 1949, puis, ultérieurement seulement, à la mise sur pied du Pacte de Bagdad en 1955, avec la Turquie (qui fait charnière puisqu'elle est simultanément membre de l'OTAN), l'Irak sous tutelle bri­tan­ni­que avec une monarchie fantoche et l'Iran, avec le nouveau Shah, installé sur le trône en 1941, à la suite de la démission forcée de son père sous la pression anglo-soviétique.

 

La campagne afghane scelle le destin de l'Union Soviétique

 

Après les crises des années 50 (Corée, Hongrie, Suez), s'ouvre une période de coexistence et de détente. La con­frontation directe, en dépit des discours d'apaisement et des tentatives de dialogue Est-Ouest, reprend en 1978-1980, justement parce que les troupes soviétiques sont rentrées dans un territoire clef sur le plan stra­té­gi­que : l'Afghanistan. Les stratèges britanniques (et américains) savent, depuis les déboires de l'armée anglaise en 1842, que la puissance qui parvient à contrôler l'Afghanistan finira à terme par contrôler les points nodaux de communication entre la Russie, l'Inde et la Chine, donc contrôlera le destin de ces trois puissances. Surtout si l'on contrôle simultanément l'Arabie Saoudite et ses réserves pétrolières. Par une guerre d'usure, menée par per­sonnes interposées, c'est-à-dire par une counter-insurgency locale bien armée de l'extérieur, les armées so­vié­tiques ne tiennent pas le coup dans les montagnes afghanes; le coût de la guerre entraîne l'effondrement de l'U­nion Soviétique.

 

Dès la fin de la superpuissance soviétique, il aurait fallu dissoudre l'OTAN, instrument créé pour la contenir et la combattre, et revenir à l'"ancienne" diplomatie, avec ses rapports bilatéraux entre puissances. Washington a refusé cette logique de bon sens et a insisté pour le maintien et l'élargissement de l'OTAN, alors que son rôle était révolu. L'Union Soviétique cessant d'exister, l'idéologie internationaliste et radicale qu'elle incarnait cesse automatiquement d'être un facteur de la politique internationale. Mais les Etats-Unis n'ont pas désarmé contre la Russie, preuve que l'idéologie communiste, qu'ils prétendaient combattre parce qu'elle était d'essence to­ta­li­tai­re, ne les dérangeait pas outre mesure. L'objectif n'était pas de lutter contre le communisme mais bien con­tre la concentration de pouvoir et d'organisation territoriale que représente la Russie. Cette lutte a commencé dès la guerre de Crimée; elle se poursuit aujourd'hui, malgré la disparition du communisme. L'OTAN s'était don­né pour objectif la lutte contre le communisme et non pas contre la Russie traditionnelle. Par conséquent, si son objectif disparaît, elle n'a plus lieu d'être.

 

La mise en œuvre de la Doctrine Brzezinski

 

Après le retrait des troupes russes d'Afghanistan sous Gorbatchev, les Etats-Unis mettent en pratique la doctri­ne et la stratégie de Brzezinski, que nous pouvons résumer ici en trois points (pour des raisons didactiques).

 

◊ 1 - Dominer les "Balkans eurasiens", c'est-à-dire le centre turcophone et musulman de l'Asie centrale, de con­cert avec la Turquie et l'appui de quelques spécialistes israéliens. Cette stratégie vise à asseoir une do­mi­na­tion américaine sur l'espace où se situent tous les nœuds de communication entre l'Inde, la Chine et la Russie (et derrière celle-ci, l'Europe). Pour Brzezinski, cet espace s'appelle la "Route de la Soie" (Silk Road). Effective­ment, la libre circulation sur la "Route de la Soie", avant les conquêtes musulmanes et surtout turques, permet­tait une harmonie grande continentale, en dépit des différences majeures entre les civilisations qui la bor­daient. Les archéologues parlent de la "Sérinde" avec sa sublime synthèse helléno-bouddhique, détruite par les hor­des turco-mongoles et musulmanes. C'est la même volonté iconoclaste qui a animé les talibans, anciens sti­pen­diés de la CIA, lorsqu'ils ont détruit à coups de canon et de dynamite les splendides Bouddhas de Bamiyan en février 2001. Par conséquent, s'allier au Etats-Unis et rester inféodé à l'OTAN, est l'indice d'une volonté de dé­truire toute possibilité de ré-émergence de la synthèse helléno-bouddhique en Asie centrale, de priver en rè­gle générale et dans tous les cas de figure l'humanité de ses plus longues mémoires, de donner un blanc seing aux rééditions contemporaines de l'iconoclasme turco-musulman, de ruiner le patrimoine de l'humanité dé­fen­du par l'UNESCO, de participer à un projet qui interdira les communications fécondes entre trois aires civili­sa­tion­nelles (euro-russe, indienne et chinoise).

 

◊ 2 - Brzezinski parle ensuite de lutter contre toutes les "emerging powers", contre les "puissances émer­gentes". Pour empêcher leur fusion stratégique, les Etats-Unis, notamment via le réseau satellitaire ECHELON, or­ganisent un espionnage en bonne et due forme des firmes civiles et militaires européennes afin de "pomper" des renseignements et de les prendre de vitesse. Dans de telles conditions, adhérer à l'OTAN relève du maso­chis­me le plus aberrant, car l'espionnage satellitaire d'ECHELON ruine nos entreprises de pointe, génératrices de nouvelles dynamiques industrielles, et condamne au chômage des techniciens et des ingénieurs de haut ni­veau. Les politiciens qui soutiennent les positions des Etats-Unis et de l'OTAN sont responsables du ressac éco­no­mique dû à la mise en œuvre du système d'observation satellitaire ECHELON.

 

◊ 3 - L'ensemble des opérations actuelles des Etats-Unis a pour but ultime de créer un véritable verrou par­tant des Balkans, traversant la Mer Noire et le Caucase du Nord, pour s'élancer sur l'ancienne Route de la Soie jusqu'au Pamir. De même, ni une puissance européenne ni la Russie ne peuvent avoir un accès direct et ai­sé à la Méditerranée orientale.

 

A ce projet impérialiste, théorisé par Zbigniew Brzezinski, s'ajoute un appui systématique donné au trafic de dro­gues dans le monde entier. Les moudjahhidins afghans, puis les talibans, ont alimenté leurs caisses avec l'ar­gent de la drogue. Dans ce même circuit, les mafias turque, albanaise et italienne ont joué un rôle dé­ter­mi­nant. En conséquence, qui appuie la stratégie militaire des Etats-Unis, accorde ipso facto un blanc seing au nar­co-trafic international, générateur de réseaux multi-criminels (car-jackings, cambriolages, prostitution, …), no­­tamment au sein des populations immigrées en Europe occidentale. Toute option politique en faveur de l'al­lian­ce américaine et de l'OTAN conduit à avaliser cette criminalité débridée, à tolérer l'impuissance de nos ap­pareils judiciaires et de nos services de police, à accepter les débordements des diasporas mafieuses.

 

Du Triangle d'Or aux autres narco-trafics

 

L'alliance entre la CIA et le narco-trafic a commencé dès le début des années 50, quand les armées en déroute du Kuo-Min-Tang chinois vont se réfugier au-delà de la frontière sino-birmane, dans le fameux Triangle d'Or. Main­tenue en état de combattre pour toute éventuelle reconquista de la Chine devenue maoïste, cette armée vit du narco-trafic pour s'auto-financer, ce qui évite aux autorités américaines de demander un financement of­ficiel pour ces opérations de guerre parallèle. Des cénacles discrets décident d'utiliser l'argent de la drogue, de favoriser indirectement la consommation dans les métropoles occidentales, afin de ne pas avoir recours à l'ar­gent des contribuables. Effectivement, alors que la drogue s'était limitée à des cercles très restreints d'ar­tis­tes ou de consommateurs très aisés, elle connaît un boom extraordinaire à partir des années 50; dans une pre­mière phase, c'est la consommation d'héroïne en provenance d'Indochine qui domine l'avant-scène; dans une se­conde phase, la consommation de cocaïne en provenance d'Amérique du Sud prend le relais.

 

Dès le début de l'intervention américaine en Indochine, des tribus rurales comme les Méos ou les Shans sont ar­mées et utilisées contre les gouvernements locaux, accusés de sympathies pour la Chine ou l'URSS. Leur ar­me­ment est payé par le biais de l'argent de la drogue. C'est la mise en place d'un scénario que l'on appliquera en­sui­te en Afghanistan et en Tchétchénie, et, qui sait, demain, dans nos propres banlieues et zones hors-droit, pour générer le désordre civil en Europe et éliminer ainsi une puissance concurrent économique des Etats-Unis. Les restes de l'armée du Kuo-Min-Tang de Tchang-Kai-Tchek, par exemple, avaient besoin de 10.000 $ par hom­me et par année, soit un total de 150.000.000 $ pour des effectifs de 15.000 hommes. Ce financement n'a ja­mais reçu l'aval du Congrès américain, exactement comme, très récemment, le financement des milices de l'UCK albanaise. Ces pratiques ont toujours été occultées par l'idéologie anti-communiste, laquelle est légitime en théorie, mais à condition qu'elle ne couvre pas des pratiques criminelles. Au départ du Triangle d'Or birman, l'hé­roïne était acheminée vers les Etats-Unis par voie aérienne, à l'aide de DC-3 (C-47) d'une compagnie ap­partenant à la CIA (source : Alfred McCoy, The Politics of Heroin in Souteast Asia, 1972). Le scandale a éclaté au grand jour en 1971, dans l'affaire dite des "Pentagon Papers".

 

La croissance de la toxicomanie aux Etats-Unis

 

La distribution de cette héroïne a été assurée aux Etats-Unis par Lucky Luciano, le boss de la mafia utilisé par l'US Army pour garantir le bon succès du débarquement en Sicile en 1943, et par un autre gangster, Meyer Lan­sky. En Italie, en Chine, en Turquie et en Albanie, les services américains ont donc délibérément parié sur le nar­co-trafic ou en ont utilisé les réseaux. Luciano, par exemple, est arrivé après la guerre avec 200 mafiosi en Ita­lie pour y distribuer l'héroïne des Chinois et étendre le trafic à l'Europe entière. Pour faire fléchir le gou­ver­ne­ment central italien, les services américains et les mafiosi brandissaient la menace d'un séparatisme sicilien. Les chiffres de la progression des diverses toxicomanies sont éloquents et montrent bien que le phénomène a été créé artificiellement. En 1945, on comptait 20.000 héroïnomanes aux Etats-Unis; en 1952, ils étaient 60.000; en 1965, 150.000; en 1969, 315.000; en 1971, 560.000. Des engouements littéraires, basés sur des re­jets ou des révoltes que l'on peut qualifier de "légitimes", comme la Beat Generation, ont contribué à vul­ga­ri­ser les toxicomanies dans les esprits, ont accentué le désir de se démarquer de la société bourgeoise conven­tion­nelle. L'idéologie de 68, anti-autoritaire et contestatrice des structures fondamentales de nos sociétés, puis le mouvement hippy, consommateur de marijuana, ont amplifié considérablement le phénomène, ce qui nous fait arriver au chiffre astronomique de 560.000 toxicomanes aux Etats-Unis.

 

Ces 560.000 drogués ont contribué à financer la machine de guerre, sans qu'il n'ait fallu augmenter les impôts, car c'est à cela que sert la drogue sur le plan stratégique: à ponctionner les citoyens, sans recourir à l'impôt, tou­jours impopulaire. La succession des modes contestatrices et anti-autoritaires n'est pas arrivée "par hasard": el­les ont toutes été vraisemblablement téléguidées de "haut", par des services de guerre psychologique. A par­tir de 1975, la consommation d'héroïne diminue aux Etats-Unis, car les troupes américaines quittent le Vietnam et les auxiliaires tribaux des zones reculées d'Indochine ne sont plus appelés à constituer des contre-guérillas. En revanche, la consommation de cocaïne en provenance d'Amérique du Sud augmente. Elle sert à consolider le tré­sor de guerre de bandes au service de la politique américaine et des services secrets. La plus-value du trafic de cocaïne servira ultérieurement à financer les "Contras" au Nicaragua, tout comme les réseaux mafieux a­vaient armés les partisans italiens, et la drogue du Triangle d'Or avait contribué à équiper les guérilleros Méos et Shans au Laos.

 

La double stratégie  —militaire et narco-trafiquante—  mise en œuvre par les services secrets américains trouve é­galement un relais en Turquie, où le pouvoir est détenu par un complexe militaro-mafieux, principal pilier de l'OTAN dans ce pays. L'insistance de Washington pour faire accepter à l'UE la candidature turque vise un ob­jec­tif bien clair pour tous ceux qui se rappellent ce pan d'histoire occulte de la seconde moitié du 20ième siècle qu'est l'organisation, à des fins stratégiques et impérialistes, du narco-trafic en Asie, en Amérique latine et ail­leurs. Cet objectif est, tout logiquement, de faciliter la distribution de drogues dans toute l'UE, pour en saper ain­si les assises sociales, faire de l'Europe une zone politiquement émasculée. Après avoir soutenu la can­di­da­tu­re de la Turquie, Washington appuiera bien évidemment celle d'un autre Etat trafiquant, le Maroc; ce qui ac­cen­tuera encore davantage la pandémie toxicomaniaque dans nos sociétés, qui sont déjà bien ébranlées par la per­te de leurs anciennes valeurs cardinales, par leur ressac démographique général, par leur nanisme militaire, etc. 12.000 familles marocaines vivent de la culture du cannabis dans le Nord du pays, comme le souligne l'At­las­eco de 2002, publié par l'hebdomadaire parisien Le Nouvel Observateur. Déjà instrumentalisé contre l'Es­pa­gne pendant l'été 2002, cet Etat est un atout complémentaire dans la panoplie américaine destinée à ruiner l'Eu­rope.

 

OTAN et multi-criminalité

 

En conclusion, défendre l'OTAN, même si on prévoit dans cette défense une revalorisation du pilier européenne de cette organisation, est incompatible avec un programme politique intérieur qui vise une lutte systématique con­tre le trafic de stupéfiants illicites, parce que c'est justement la puissance hégémonique au sein de l'OTAN, qui la contrôle entièrement, qui est responsable de la diffusion planétaire du fléau de la drogue. Ensuite, si ce mê­me programme politique promet aux citoyens de traiter la criminalité ambiante par "la manière forte", il en­vi­­sage, par conséquent, de traiter de la même manière forte la part de la criminalité qui découle de la drogue et des cartels de "multi-criminalité", où la drogue joue un rôle moteur. Par suite, tout programme politique pré­voyant la lutte contre la drogue et contre la criminalité, doit s'attaquer non pas seulement aux effets mais aux causes; or la cause principale de ces deux fléaux réside dans la politique menée par les services secrets amé­ricains dans le Triangle d'Or, en Turquie, en Afghanistan, au Maroc et en Amérique latine. L'OTAN est le prin­cipal instrument de la politique américaine. Il faut le rendre inopérant pour pouvoir assainir nos sociétés et les rendre à nouveau conviviales pour tous les citoyens, surtout pour les humbles qui peinent chaque jour, dans leurs tâches quotidiennes.

 

Robert STEUCKERS,

Forest/Flotzenberg - Eindhoven, 24 & 25 janvier 2003.

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mardi, 29 mai 2007

Espana y Eurasia

Para ser global, España necesita pensar el mundo a través de Eurasia

Luis Martínez Montes, miembro de la carrera diplomática que actualmente ejerce de Consejero de la Misión Permanente de España en la OSCE, organización presidida este año 2007 por España, reflexionó sobre el papel de Eurasia, en una entrevista concedida a la Fundación CIDOB. Martínez Montes, que combina su labor como diplomático con la elaboración de ensayos en los que reflexiona sobre temas candentes de la realidad internacional, es autor de España, Eurasia y el nuevo teatro del mundo, un Documento CIDOB de reciente publicación desde el que propone elaborar un plan en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación para dar respuesta a una nueva realidad emergente: Eurasia.

Tu estudio España, Eurasia y el nuevo teatro del mundo gira en torno a la emergencia de Eurasia. ¿Es la emergencia de nuevos centros de atención mundial una de las claves internacionales hoy en día?

Existe una fascinación, teñida de cierta ansiedad, ante el ascenso de países como China y la India; o ante la reafirmación “energética” de Rusia y las ambiciones nucleares de Irán. Octavio Paz, un poeta visionario, decía que el signo de nuestro tiempo no es la “revolución”, sino la “revuelta”: un cambio que es regreso a los orígenes. La emergencia en nuestros días de esos nuevos centros de poder mundial constituye un retorno a una situación de las relaciones internacionales anterior a la era bipolar e incluso previa a la hegemonía de Occidente. Al mismo tiempo nos encontramos ante un fenómeno novedoso, puesto que las potencias emergentes tienen a su disposición recursos e instrumentos de poder desconocidos en el pasado y ahora proporcionados por las fuerzas convergentes de la geopolítica y de la globalización. Ese es, precisamente, el sentido último del concepto de “emergencia”: la aparición de propiedades nuevas en un sistema o conjunto de sistemas a partir de realidades preexistentes. Así se explica esa ambigua y desconcertante mezcla de familiaridad y extrañeza que sentimos al observar y analizar el mundo de hoy. Por una parte, contemplamos la irrupción del pasado en el presente, ya sea en la forma de renovadas identidades religiosas o nacionales o en la resurrección de civilizaciones en apariencia petrificadas y ahora camino de convertirse en polos alternativos de poder mundial. Por otra, ese mismo pasado redivivo es transformado al contacto con fuerzas y corrientes que ya prefiguran el futuro. Y ese futuro, guste o no a quienes hasta ahora en Occidente pretendían detentar el monopolio de la interpretación histórica, va a ser plural.

¿Qué significado tiene la emergencia de Eurasia? ¿Cómo están reaccionando las diferentes potencias europeas ante este fenómeno

La emergencia de Eurasia es el resultado de la convergencia de las dos grandes fuerzas que constituyen la fábrica de nuestro mundo. En lo geopolítico – los cambios en la distribución espacial del poder – es la resultante de la fragmentación y recomposición interna de los dos grandes bloques que dominaron el macrocontinente durante la Guerra Fría. En lo referente a la globalización, la apertura de mercados antes cerrados a los flujos de capital, energía e información están provocando importantes transformaciones y desplazamientos en la cartera de recursos de los diversos actores euroasiáticos. Al mismo tiempo, la crisis por la que atraviesa el proyecto supranacional de la Unión Europea está en el origen de la reaparición de proyectos de hegemonía entre las grandes potencias tradicionales como Gran Bretaña, Alemania y Francia. La diferencia con el pasado es que ahora tienen que contar en sus cálculos con las potencias (re)emergentes – Rusia, China, la India- y con los nuevos actores surgidos de la implosión soviética. Las repúblicas del Cáucaso y de Asia Central han descubierto la influencia que les otorga el ser países de origen y tránsito de recursos como el gas o el petróleo, amén de albergar importantes yacimientos de minerales estratégicos, y no están dispuestas a aceptar pasivamente ser las víctimas de un nuevo Gran Juego.

Acercándonos a la política exterior española, ¿cuál sería el propósito de establecer un Plan Eurasia? ¿Cómo podría entroncarse ese Plan con otros ya existentes y con el resto de la política exterior española?

Por razones históricas España ha seguido una política exterior centrada en tres “ejes”, Europa, Iberoamérica y el Mediterráneo / Oriente Medio. No discuto que éstas sean áreas prioritarias para nuestro país. Pero pensar y actuar como si se tratara de ámbitos autónomos desconectados del contexto global no es realista. Retornando al ejemplo de Eurasia, la reafirmación de las potencias tradicionales y el activismo de las emergentes en regiones cada vez más alejadas de su inmediata vecindad está alterando decisivamente los equilibrios en cada una de nuestras áreas privilegiadas de acción. Pensemos en los crecientes intereses de la India en empresas europeas; de Rusia en Argelia o de China en Marruecos, por no hablar de las inversiones de este último país en Iberoamérica o en el África Subsahariana. Hemos de ser conscientes de que para un país que ha alcanzado la magnitud de España ya no es sostenible concebir y ejecutar una política exterior propia de una “potencia regional media”. En el mundo de hoy sólo tendrán capacidad de acción y decisión autónomas los actores que piensen y actúen en términos globales y sean capaces de explorar y aprovechar las múltiples redes que conectan ámbitos geográficos y temáticos antes separados. La era de los compartimentos estancos y las áreas de influencia está dejando paso a la de los vasos comunicantes, de las redes. De ahí que, para tener una presencia global, España necesite pensar el mundo a través de Eurasia. Ya disponemos de una trayectoria definida, que conviene adaptar constantemente a las nuevas realidades, en ámbitos como la UE, Iberoamérica y el Mediterráneo. También nos hemos dotado recientemente de planes geográficos específicos como el Plan Asia o el Plan África. El principal valor añadido de un Plan Eurasia estribaría precisamente en poner de relieve el papel central del macrocontinente en la creciente interconexión entre realidades en apariencia distantes y dispares. Por ejemplo, quienes estén centrados en seguir los acontecimientos en Venezuela, en Marruecos o en Sudán tendrían así acceso en tiempo real acerca de cómo decisiones adoptadas en Pekín, Moscú, Astana o Bruselas afectan instantáneamente a sus respectivos ámbitos de interés. Por otra parte, un Plan Eurasia debería prestar una especial atención a Eurasia interior, es decir, a los actores y dinámicas que se entrecruzan en el espacio post-soviético, sobre todo en el Cáucaso y Asia Central. Se trata de zonas a las que hasta ahora no habíamos prestado toda la atención que se merecen, a diferencia de nuestros vecinos más activos,que sí disponen de una visión global. En suma un Plan Eurasia, sumado a los existentes e incardinado en una Estrategia de Política Exterior, habría de contribuir a ese salto de calidad que permitiría a España pasar de potencia (tri) regional a potencia media global con capacidades de gran potencia en ámbitos regionales seleccionados de acuerdo con nuestros intereses. Es un reto que como sociedad creo que nos podemos plantear de forma realista en el transcurso de esta generación. Nos va el futuro, y casi me atrevería a decir el presente, en ello.

Conscientes del interés de Luis Martínez Montes en alimentar los debates y las reflexiones en el ámbito de las relaciones internacionales, ¿en qué proyectos está trabajando actualmente?

El Documento ahora publicado por CIDOB forma parte de una empresa intelectual y vital más amplia. Siempre he intentado seguir el consejo que Khrisna da al arquero Arjuna en el Bhagavad Gita, uno de los libros sapienciales que debiera formar parte de un bagaje espiritual cosmopolita: el conocimiento es superior a la acción y ésta es superior a la inacción. Conocimiento y acción son uno y el mismo camino. Así, concibo la indagación intelectual sobre la naturaleza de Eurasia o sobre las variaciones de poder en otras áreas del mundo como parte de mi labor práctica como diplomático. Creo además, sinceramente, que la difusión del conocimiento y la incitación al debate en temas propios de las relaciones internacionales constituyen no sólo una responsabilidad ciudadana, sino un requisito indispensable para asentar una política exterior sobre bases sólidas. Una opinión pública ignorante es una opinión pública desorientada y susceptible de incurrir en oscilaciones extremas. A ello se suma el que, debido a razones conocidas, nuestro país carece todavía de una asentada tradición de reflexión orientada a la acción sobre enteras regiones del mundo. Mis futuros proyectos van un poco en esa línea. Por ejemplo, acabo de terminar otro ensayo para CIDOB sobre las implicaciones del ascenso de China sobre la hegemonía estadounidense. El siguiente paso sería completar una visión panorámica del nuevo teatro del mundo prestando atención a dinámicas particulares pero de alcance mundial. Centrándonos en Eurasia, me interesan las relaciones entre China y Japón; la función de Asia Central como encrucijada histórica y las relaciones triangulares entre Rusia, China y la UE. Soy consciente de que son proyectos amplios que sobrepasan mis capacidades y requieren de una contribución colectiva como la que pueden aportar fundaciones como CIDOB, Casa Asia, las universidades y las excelentes escuelas de negocios con que cuenta nuestro país.


Article printed from Altermedia Spain: http://es.altermedia.info

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04:50 Publié dans Affaires européennes, Eurasisme, Géopolitique | Lien permanent | Commentaires (0) | |  del.icio.us | | Digg! Digg |  Facebook

dimanche, 27 mai 2007

The American Enemy

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Roger, Philippe

The American Enemy: The History of French Anti-Americanism.

Translated by Sharon Bowman. 536 p. 6 x 9 2005

Cloth $35.00 ISBN: 978-0-226-72368-6 (ISBN-10: 0-226-72368-2) Spring 2005
Paper $22.50 ISBN: 978-0-226-72369-3 (ISBN-10: 0-226-72369-0) Fall 2006

Georges-Louis Buffon, an eighteenth-century French scientist, was the first to promote the widespread idea that nature in the New World was deficient; in America, which he had never visited, dogs don't bark, birds don't sing, and—by extension—humans are weaker, less intelligent, and less potent. Thomas Jefferson, infuriated by these claims, brought a seven-foot-tall carcass of a moose from America to the entry hall of his Parisian hotel, but the five-foot-tall Buffon remained unimpressed and refused to change his views on America's inferiority.

Buffon, as Philippe Roger demonstrates here, was just one of the first in a long line of Frenchmen who have built a history of anti-Americanism in that country, a progressive history that is alternately ludicrous and trenchant. The American Enemy is Roger's bestselling and widely acclaimed history of French anti-Americanism, presented here in English translation for the first time.

With elegance and good humor, Roger goes back 200 years to unearth the deep roots of this anti-Americanism and trace its changing nature, from the belittling, as Buffon did, of the "savage American" to France's resigned dependency on America for goods and commerce and finally to the fear of America's global domination in light of France's thwarted imperial ambitions. Roger sees French anti-Americanism as barely acquainted with actual fact; rather, anti-Americanism is a cultural pillar for the French, America an idea that the country and its culture have long defined themselves against.

Sharon Bowman's fine translation of this magisterial work brings French anti-Americanism into the broad light of day, offering fascinating reading for Americans who care about our image abroad and how it came about.

“Mr. Roger almost single-handedly creates a new field of study, tracing the nuances and imagery of anti-Americanism in France over 250 years. He shows that far from being a specific reaction to recent American policies, it has been knit into the very substance of French intellectual and cultural life. . . . His book stuns with its accumulated detail and analysis.”—Edward Rothstein, New York Times
                                                                                            
“A brilliant and exhaustive guide to the history of French Ameriphobia.”—Simon Schama,
New Yorker

TABLE OF CONTENTS

Introduction
Prologue
Part I - The Irresistible Rise of the Yankee
1. The Age of Contempt
2. The Divided States of America
3. Lady Liberty and the Iconoclasts
4. From Havana to Manila: An American World?
5. Yankees and Anglo-Saxons
6. Portraits of Races
7. "People of Enemy Blood"
8. The Empire of Trusts: Socialism or Feudalism?
Part II - A Preordained Notion
9. The Other Maginot Line
10. Facing the Decline: Gallic Hideout or European Buffer Zone?
11. From Debt to Dependency: The Perrichon Complex
12. Metropolis, Cosmopolis: In Defense of Frenchness
13. Defense of Man: Anti-Americanism Is a Humanism
14. Insurrection of the Mind, Struggle for Culture, Defense of the Intelligentsia
Conclusion
Notes
Index

mercredi, 23 mai 2007

Cauchemar géopolitique des Etats-Unis

Le cauchemar géopolitique des Etats-Unis


Une analyse pertinente des sérieuses défaites enregistrées sur plusieurs fronts, internes et externes, par l'administration Bush qui, aux abois, risque de provoquer une nouvelle guerre.



Copyright Asia Times
Copyright Asia Times

Le cauchemar géopolitique des Etats-Unis

En attirant l'attention sur l'Irak et le rôle évident joué par le pétrole dans la politique américaine actuelle, l'administration de Georges Bush- Dick Cheney a juste fait ceci : il a attiré l'attention des puissance mondiales déficitaires en ressources énergétiques sur une bataille stratégique pour l'énergie et plus particulièrement le pétrole.

Ceci a déjà des conséquences sur l'économie mondiale en terme de coût du baril de pétrole actuellement à 75 dollars. Maintenant cela prend la dimension de ce qu'un ex secrétaire à la défense américaine a appelé un « cauchemar géopolitique » pour les Etats-Unis.

La création par Bush, Cheney, le secrétaire à la défense Donald Rumsfeld et Cie d'un cauchemar géopolitique est aussi la toile de fond pour comprendre le changement politique dramatique au sein de l'administration américaine ces derniers mois, un éloignement de la présidence de Bush. En deux mots : Bush - Cheney et leur bande de néo conservateurs durs pro guerre, qui entretiennent une relation spéciale sur les capacités d'Israël, en Irak et dans tout le Moyen Orient, ont eu leur chance.

Cette chance c'était de remplir le but stratégique des Etats-Unis de contrôler mondialement les ressources pétrolières, pour assurer le rôle hégémonique des Etats-Unis, pour la prochaine décennie et plus. Non seulement ils ont raté cet objectif de cette domination stratégique, ils ont aussi fortement ébranlé la base même de l'hégémonie mondiale continue américaine, ou comme dans le jargon de Rumsfeld / Pentagon : « full spectrum dominance » de domination totale.

La décision du président bolivien Eva Morales, après avoir rencontré ses homologues vénézuelien et cubain, Hugo Chavez et Fidel Castro, de nationaliser les ressources en pétrole et en gaz de son pays, est la dernière démonstration du déclin de la projection du pouvoir des Etats-Unis.

La doctrine de Bush dans la balance

Alors que la réalité de la politique étrangère américaine est obscurcie par la rhétorique sans fin de « défense de la démocratie », et ainsi de suite, c'est utile de rappeler que la politique étrangère des Etats-Unis depuis l'effondrement de l'Union Soviétique était ouverte et explicite. C'était de prévenir à tout prix la concrétisation d'un rassemblement potentiel de nations qui pourraient défier la domination des Etats Unis. C'est la politique américaine telle qu'exposée par Bush dans son discours de juin 2002 à l'académie militaire américaine à West Point, New York.

Là, le président a décrit l'éloignement radical de la politique explicite des Etats-Unis dans deux domaines vitaux : une politique de guerre préventive, si les Etats-Unis étaient menacés par des terroristes ou des états voyous, engagés dans la fabrication d'ADM, deuxièmement, le droit à l'auto défense autorise les Etats-Unis a lancer des attaques par préemption contre des agresseurs potentiels, les détruisant avant qu'ils ne lancent des attaques contre les Etats-Unis.

La nouvelle doctrine américaine, la doctrine Bush, proclamait aussi, « le devoir des Etats-Unis c'est de poursuivre des actions militaires unilatérales quand il est impossible de trouver des solutions multilatérales. » Cette doctrine va plus loin et déclare que la politique américaine c'est que « les Etats-Unis ont eu, et ont l'intention de garder, une puissance militaire non égalée ». Les Etats-Unis mènerait toute action nécessaire pour continuer à être l'unique super puissance militaire mondiale. Ceci ressemble à la politique de l'empire britannique avant la première guerre mondiale, plus précisément que la flotte royale britannique doit être plus grande que les deux plus grandes flottes mises ensemble.

La politique américaine comprenait aussi des actions pour des changements de régime dans le monde sous le slogan d'« étendre la démocratie ». Comme Bush l'a dit à West Point : « l'Amérique n'a pas d'empire à étendre ou d'utopie à établir. Nous souhaitons pour les autres ce que nous souhaitons pour nous – mêmes – sécurité contre la violence, les récompenses de la liberté, et l'espoir d'une vie meilleure. »

Ces fragments d'une politique ont été rassemblés en une politique officielle en septembre 2002, dans un texte du Conseil de Sécurité National intitulé « Stratégie Nationale de Sécurité des Etats Unis ». Ce texte a été écrit pour aval par le président par la conseillère à la sécurité nationale de l'époque Condoleezza Rice.

Elle, de son côté, s'est servi d'un document préparé auparavant en 1992 sous la présidence de Bush père, par le néo conservateur Paul Wolfowitz. La doctrine de Bush et de Rice a été entièrement délimitée en 1992 dans un guide de planification de la défense intitulé « ébauche finale » réalisé par le secrétaire à la défense pour la politique Wolfowitz, et connu à Washington sous le nom de « doctrine de Wolfowitz. ». Wolfowitz déclare alors que, avec la disparition de la menace d'une attaque soviétique, les Etats-Unis étaient la seule super puissance qui devrait poursuivre son agenda mondial, inclus la guerre de préemption et des actions de politique étrangère unilatérales.

Une fuite interne de l'ébauche au New York Times a conduit à l'époque Bush père à dire que ce n'était « q'une ébauche et non la politique américaine ». en 2002 c'était devenu la politique américaine.

La doctrine Bush stipulait que des actions « militaires de préemption » étaient légitimes quand la menace « émergeait » ou était « suffisante », même s'il restait des incertitudes quant au moment, l'endroit, de l'attaque de l'ennemi. » Ceci laissait un trou suffisamment large pour qu'un tank Abrams puisse s'y engouffrer, selon des critiques. L'Afghanistan, par exemple, a été déclaré une cible légitime pour un bombardement militaire américain parce que le régime des talibans avait dit qu'il livrerait Osama Ben Laden seulement quand les Etats Unis auraient apporté la preuve qu'il était derrière les attaques du World Trade Center et du Pentagon le 11 septembre 2001. Bush n'a pas donné de preuve. Il a effectivement lancé une guerre de préemption. A l'époque, peu ont pris la peine de se pencher sur les subtilités des lois internationales.

La doctrine de Bush était et est une doctrine néo conservatrice de guerres préventives et de préemption. Cela s'est avéré être une catastrophe stratégique pour les Etats-Unis pour son rôle d'unique super puissance. Ceci est la toile de fond pour comprendre tous les évènements d'aujourd'hui comme ils se déploient dans et autour de Washington.

Le futur de cette doctrine de politique étrangère de Bush – et en fait la future capacité des Etats-Unis à s'accrocher à cette position d' unique super puissance ou unique quelque chose – c'est ce qui est actuellement mis en jeu en ce qui concerne le futur de la présidence de Bush. Il est utile de noter que Wolfowitz écrivait dans son ébauche de 1992 pour le secrétaire à la défense de l'époque, Dick Cheney.

L'administration Bush en crise

Le signe le plus fascinant d'un changement important au sein de l'administration politique américaine à l'égard de la doctrine de Bush et de ceux qui sont derrière celle-ci, c'est le débat qui se développe sur le texte de 83 pages d'abord publié sur le site officiel de l'université d'Harvard, critiquant le rôle dominant d'Israël dans la fabrique de la politique étrangère des Etats-Unis.

Cependant, ce qui est profondément significatif cette fois c'est que les principaux medias, inclus Richard Cohen dans le Washington Post, ont défendu les auteurs Stephen Walt et John Mearsheimer. Même une partie de la presse israélienne l'a fait. Le tabou de parler publiquement de l'agenda pro Israël des néo conservateurs a, apparemment, été brisé. Ceci suggère que la veille garde de l'administration de la politique étrangère, des gens comme Brzezinski et Brent Scowscroft et leurs alliés, accroissent leur pression pour reprendre en main la direction de la politique étrangère. Les néo cons ont prouvé être un échec colossal dans leur défense des intérêts stratégiques américains tels que les perçoivent les réalistes.

Cet article « Le lobby israélien et la politique étrangère américaine »* a été écrit par deux personnes forts respectées, des réalistes en matière de politique étrangère américaine qui conseillent le département d'état. Les auteurs sont ni des skinheads néonazis, ni antisémites. Mearsheimer est professeur de science politique et codirecteur du programme sur la politique de sécurité internationale à l'université de Chicago. Walt est un recteur d'académie et a une chaire d'enseignement à la Kennedy School of Government d'Harvard. Tous les deux sont membres de la Coalition pour une Politique Etrangère Réaliste. On les appelles les « réalistes », et cela inclus Henri Kissinger, Scowcroft, et Brzezinski.

Certaines de leurs conclusions à propos du lobby israèlien soulignent que :

« aucun lobby n'a réussi à autant détourner la politique de l'intérêt national américain tel qu'on peut l'envisager, tout en convaincant simultanément les américains que les intérêts des Etats-Unis et ceux d'Israël étaient essentiellement les mêmes. "

Ceux qui soutiennent Israël ont fait la promotion de la guerre contre l'Irak. Les hauts fonctionnaires de l'administration qui ont conduit la campagne étaient aussi à l'avant garde du lobby pro israélien, comme Wolfowitz ; le sous secrétaire à la politique de défense Douglas Feith ; Elliott Abrams, responsable à la Maison Blanche des affaires du Moyen Orient, David Wumser, responsable des affaires du Moyen Orient auprès de Dick Cheney vice président, Richard Perle, le plus néo con des néo cons, directeur du comité de politique de défense, un organisme de conseil regroupant des experts en stratégie.

Un effort similaire est actuellement mené pour bombarder les installations nucléaires iraniennes.

L'AIPAC (le Comité pour les Affaire Publiques Américaines et Israéliennes) se bat pour ne pas être enregistré comme groupe d'agents étrangers, parce que cela mettrait de sérieuses limites à ses activités auprès du Congrès, particulièrement dans le domaine des élections législatives. Les politiciens américains sont très sensibles aux campagnes de financement et autres formes de pression politique et les principaux médias continueront probablement de montrer de la sympathie pour Israël quoiqu'il fasse.

C'est utile de citer les buts officiels de la Coalition pour une Politique Etrangère Réaliste, dont Walt et Mearsheimer font partie, pour avoir une meilleure compréhension de leur position dans le combat que se joue actuellement entre les différentes factions de l'élite américaine. Le site internet de cette Coalition affirme :

"Sur fond d'un conflit de plus en plus meurtrier en Irak, la politique étrangère américaine se déplace dans une direction dangereuse, celle d'un empire. Des tendances impérialistes inquiétantes sont apparentes dans la stratégie de Sécurité Nationale Américaine de l'administration Bush. Ce document plaide pour le maintient de la domination militaire américaine du monde, et il le fait d'une façon qui encourage d'autres nations à former des coalitions et alliances pour faire contre poids. Nous pouvons nous attendre, et nous le voyons maintenant, à ce que de multiples contre pouvoirs se forment contre nous. Les peuples répugnent et résistent à la domination, aussi bénigne soit-elle."

Les auteurs Walt et Mearsheimer notent également, que Perle et Feith ont mis leur nom sur un document de politique en 1996 réalisé pour le gouvernement de l'époque de Benjamin Netanyahu en Israël et intitulé « Une rupture nette : une nouvelle stratégie pour renforcer la nation »*

Dans ce document, Perle et Feith conseillaient à Netanyahu que pour reconstruire le sionisme on doit abandonner toute idée d'échanger la terre pour la paix avec les palestiniens, et d'abroger les accords d'Oslo. Ensuite, Saddam Hussein doit être renversé, et la démocratie établie en Irak, ce qui se montrerait contagieux ensuite chez les autres voisins arabes d'Israël. C'était en 1996, 7 ans avant que Bush ne lance une guerre presque unilatérale pour un changement de régime en Irak.

Quand Tim Russert, de la TV NBC dans l'émission très populaire « Meet The Press » a posé des questions à Perle sur sa liste géopolitique de changements de régimes au bénéfice d'Israël, il a répondu :« qu'est ce qu'il y a de mal à cela. »

Pour que tout cela puisse réussir, Perle et Feith ont écrit : « Israël aura à obtenir un soutien américain étendu. » Pour s'assurer de ce soutien, ils ont conseillé au premier ministre israélien d'utiliser « un langage familier aux américains, en s'inspirant des thèmes utilisés par les administrations américaines précédentes pendant la guerre froide, et qui s'appliquent aussi à Israël ». Un chroniqueur du journal israélien Haaretz a accusé Perle et Feith de « marcher sur une ligne mince entre leur loyauté aux gouvernements américains et les intérêts israéliens. »

Aujourd'hui, Perle a été obligé de faire profil bas à Washington après avoir initialement été à la tête du directorat de la politique de la défense de Rumsfeld. Feith a été obligé de quitter le département d'état, pour le secteur privé. Ceci c'était il y a plus d'un an.

Des vagues de démissions chez Bush

Le directeur du personnel de la Maison Blanche, un homme loyal à la famille Bush depuis 25 ans, Andrew Card, est parti, et dans une annonce qui a apparemment choqué les durs chez les néo conservateurs, tel que William Kristol, vendredi, Porter Goss le dirigeant pro néo conservateur de la CIA a annoncé brusquement sa démission en une phrase.

Le départ de Goss a été précédé d'un scandale qui monte en puissance et qui implique le N°3 de la CIA, le directeur exécutif Kyle « Dusty » Foggo. En décembre dernier, l'inspecteur général de la CIA a ouvert une enquête sur le rôle de Foggo dans un contrat frauduleux CIA Pentagon. Foggo est aussi lié à un scandale sexuel entrain de faire surface qui implique le parti républicain à la Maison Blanche et qui ferait pâlir l'affaire de Monika Lewinsky qui a provoqué de nombreux problèmes pour Bill Clinton. Comme Goss a violé la priorité à l'ancienneté en nommant Foggo N°3 de la CIA, les medias font le lien entre la démission de Goss et les scandales imminents sexuels et de chantage qui vont éclaté autour de Foggo.

Le cas Foggo est lié à l'affaire concernant le membre républicain du Congrés tombé en disgrâce Randall « Duke ». Des procureurs fédéraux ont accusé, l'un des amis les plus proches de Foggo, comme co-conspirateur non écroué, l'homme d'affaires de San Diego Brent Wilkes, d'avoir participé à un plan pour faire chanter Cunningham, l'ex représentant au congres de San Diego.

Cunningham, lui, est lié au républicain condamné pour blanchiment d'argent Jack Abramoff. Foggo supervisait des contrats dont l'un d'entre eux au moins avait été passé avec la société accusée de payer des pots de vin au membre du Congres Cunningham. Le Wall Street Journal, rapporte que Foggo était un ami proche depuis le lyçée avec le sous traitant pour la Défense Brent R. Wilkes, et qu'une enquête criminelle est en cours se concentrant sur le fait de savoir « si Mr Foggo a utilisé sa position à la CIA pour malhonnêtement orienter des contrats vers les sociétés de Mr Wilkes. »

Wilkes a été impliqué dans les accusations contre Cunningham co-conspirateur non inculpé, qui aurait payé 630 000 dollars en pots de vin à Cunningham pour aider à obtenir des contrats de la défense fédérale et autres. Aucune plainte n'a été déposée contre Wilkes, bien que les procureurs fédéraux travaillent au montage d'un dossier contre lui et Foggo.

Le FBI et les procureurs fédéraux, enquêtent sur des preuves que Wilkes a offert des cadeaux à Foggo, et a payé pour différents services, notamment des orgies à Watergate ( maintenant Westin) tandis que Foggo était dans une position de l'aider à obtenir certains contrats de la CIA.

La démission de Goss fait suite aux demandes du public pour la démission immédiate de Rumsfeld à cause de la débâcle militaire en Irak, à la suite des critiques émises par un chœur grandissant d'anciens généraux de l'armée américaine.

Dernière péripétie dans ce processus de sape du régime de Bush, un incident à Atlanta jeudi dernier devant une audience supposée favorable à la politique étrangère et où Rumsfeld a pris la parole. Pendant le temps des questions, il s'est trouvé confronté à ses mensonges concernant les raisons s'entrer en guerre contre l'Irak.

Ray Mac Govern, un vétéran ayant passé 27 ans à la CIA et qui autrefois faisait les brèves synthèses en matière de renseignement le matin auprès de Bush père, a engagé un long débat avec Rumsfeld. Il a demandé pourquoi Rumsfeld avait insisté avant l'invasion de l'Irak qu'il y avait une évidence sûre liant Saddam et al Qaeda.

« Etait ce un mensonge, Mr Rumsfeld, ou était ce une production venant d'ailleurs ? Parce que tous mes collègues de la CIA avaient mis ceci en doute de même que la commission sur le 11 septembre. » Mc Govern a dit à Rumsfeld médusé « Pourquoi nous avez-vous menti pour nous entraîné dans cette guerre qui n'était pas nécessaire ? »

Ce qui suit est significatif des changements opérés dans les médias influents concernant leur approche actuelle de Rumsfeld, Cheney et Bush. Le Los Angeles Times rapporte:

« Au début de la discussion, Rumsfeld est resté imperturbable comme d'habitude : « je n'ai pas menti ; je n'ai pas menti à cette époque ; » avant de se lancer dans une défense vigoureuse des déclarations de l'administration avant la guerre sur les ADM.

Mais Rumsfeld s'est inhabituellement tu quand Mc Govern l'a pressé sur des affirmations faites qu'il savait ou se trouvait ces armes non conventionnelles.

« Vous avez dit que vous saviez où elles étaient », a dit Mc Govern.

« Je ne l'ai pas dit. J'ai dit que je savais où se trouvaient des sites suspects » a rétorqué Rumsfeld.

Mc Govern a alors lu des déclarations que le secrétaire à la défense avaient faites que les armes étaient situées près de Tikrit, Iraq et Bagdad… »

Rumsfeld est resté plongé dans un silence tombal. La totalité de cette discussion a été filmée et retransmise à la télévision.

Il est clair que les jours de Rumsfeld sont comptés. Karl Rove devrait être co-inculpé avec l'aide de Cheney, Lewis « Scooter », pour l'affaire des fuites concernant Valérie Plame. Rappelons que cette affaire portait sur des supposées preuves concernant de l'uranium acheté par Saddam Hussein, et qui ont servi à persuader le Congrès à renoncer à une déclaration de guerre et à donner carte blanche à Bush.

Tous ses fils sont entrain d'être prudemment rassemblés par une faction réaliste ré -émergeante, en une tapisserie qui peut conduire à une mise en accusation en temps voulu, peut être aussi du vice président, le vrai pouvoir derrière la présidence.


Une politique étrangère désastreuse avec la Chine

Dans ce contexte, l'insulte diplomatique de Bush au président chinois Hu Jintao venu en visite, est désastreuse pour les Etats-Unis sur la scène internationale. Bush a agi selon un script écrit par des néo conservateurs anti Chine, délibérément rédigé pour insulter et humilier Hu à la Maison Blanche.

D'abord, il y a eu l'incident au cours duquel un journaliste de Taiwan, un membre du Falungong, présent dans une salle de conférence de la Maison Blanche dont les entrées sont passées au peigne fin, a déclamé une tirade contre les violations par la Chine des droits de l'homme, et ce, pendant plus de trois minutes, sans qu'on n'essaie de le faire sortir, à une conférence de presse filmée.

Puis, l'hymne national chinois a été joué pour Hu, présenté comme l'hymne national de la République de Chine – Taiwan. Ce n'était pas un lapsus de la part des responsables du protocole à la Maison blanche, mais un effort délibéré pour humilier le dirigeant chinois.

Le problème, c'est que l'économie américaine est devenue dépendante des importations chinoises, également du fait que les chinois détiennent des bons du trésor américains. La Chine est actuellement celui qui détient le plus de ces réserves américaines soit environ 825 billions de dollars. Si Beijing décide de sortir du marché des bons américains, même seulement en partie, cela provoquerait une chute du dollar et l'effondrement du marché immobilier de 7 trillions de dollars, une vague de banqueroutes, et un chômage massif. C'est une option réelle, même si elle est peu probable actuellement.

Hu, n'a cependant pas perdu son temps à déplorer les affronts faits par Bush. Il est allé immédiatement en Arabie Saoudite, pour une visite d'état de 3 jours, pour signer des accords commerciaux, de défense, et de sécurité. Ceci n'est pas une petite claque à la figure de Washington lancée par la famille royale saoudienne traditionnellement « loyale » aux USA.

Hu a signé un accord pour que la SABIC (Saudi Basic Industries Corp) un puissant congloméra industriel saoudien, construise une raffinerie de pétrole et réalise un projet de pétro chimie d'une valeur de 5,2 billions. Au début de cette année, le roi d'Arabie Saoudite, Abdullah, a fait une visite d'état à Beijing.

Depuis l'accord passé entre la maison des Saud et l'administration américaine sous F. Roosevelt offrant une concession exclusive à Aramco, entreprise américaine, et non aux anglais, pour développer le pétrole saoudien en 1943, l'Arabie Saoudite était considérée par Washington comme sphère d'intérêt stratégique commun.

Puis Hu est allé au Maroc, au Niger, et au Kenya, tous vus comme des « sphères d'intérêts américains ». Il y a seulement 2 mois, Rumsfeld était au Maroc pour offrir des armes. Hu offre de financer l'exploration de sources d'énergie dans ces pays.


Le SCO et les évènements avec l'Iran

Les derniers développements concernant l'Organisation de Coopération de Shanghai (Shanghai Coopération Développement, SCO) et l'Iran, montre une fois de plus les changements dramatiques concernant la position géopolitique des Etats-Unis.

Le SCO a été crée à Shanghai en juin 2001, par la Russie et la Chine, avec 4 autres républiques d'Asie Centrale de l'ancien Union soviétique : le Kazakhstan, le Kirghizstan, le Tadjikistan et l'Uzbekistan. Avant le 11 septembre 2001, et la déclaration par les USA de « l'Axe du Mal » en janvier 2002, le SCO était juste un groupe de discussion sur la toile de fond géopolitique pour Washington.

Aujourd'hui, le SCO, dont évitent de parler les medias influents américain, est entrain de définir une nouvelle politique de contrepoids à l'hégémonie américaine et son monde « unipolaire ». Au prochain rendez vous du SCO, le 15 juin, l'Iran sera invité à devenir un membre à part entière.

Et le mois dernier à Téhéran, l'ambassadeur chinois Lio G Tan a annoncé qu'un accord pétrolier et sur le gaz était en voie d'être signé entre la Chine et l'Iran.

Cet accord porte sur 100 billions de dollars, et comprend le développement du vaste champ pétrolifère de Yadavaran. La compagnie chinoise Sinopec serait d'accord pour acheter 250 millions de tonnes de gaz naturel liquéfié pendant 25 ans. Pas étonnant que la Chine ne se précipite pas pour soutenir Washington contre l'Iran au Conseil de Sécurité de l'ONU. Les Etats-Unis ont essayé de mettre une forte pression sur Bejing pour arrêter l'accord, pour des raisons géopolitiques évidentes, mais sans succès. Une autre défaite majeure pour Washington.

L'Iran avance aussi d'autres plans pour délivrer du gaz naturel via un pipeline au Pakistan et à l'Inde. Les ministres de l'énergie des trois pays se sont rencontré à Doha récemment et on prévu de se revoir ce mois ci au Pakistan.

Les progrès concernant le pipeline est un mauvais coup contre les efforts de Washington d'écarter les investisseurs de l'Iran. Ironiquement, l'opposition américaine poussent ces pays dans les bras les uns des autres, « un cauchemar géopolitique pour Washington ».

A la réunion du SCO le mois prochain, l'Inde, que Bush essaie personnellement de booster comme un « contre poids « à la Chine sur la scène géopolitique asiatique, sera aussi invitée à se joindre à l'organisation, de même que la Mongolie et le Pakistan. Le SCO est entrain de gagner de manière conséquente en poids géopolitique.

Le député ministre des affaires étrangères iranien Manouchehr Mohammadi a dit à Itar –Tass (agence de presse russe ndt) à Moscou le mois dernier que la position de membre du SCO de l'Iran pourrait « faire que le monde soit plus juste ». Il a aussi parlé de la construction d'un arc pétrole gaz Iran Russie, dans lequel les deux grands producteurs d'énergie pourraient coordonner leurs activités.

Les Etats-Unis sont laissés en zone froide en Asie

L'admission de l'Iran au sein du SCO ouvre beaucoup d'options pour l'Iran et la région. Du fait d'être membre du SCO, l'Iran pourra participer aux projets de celui-ci, ce qui veut dire en retour avoir accès à une technologie très recherchée, aux investissements, au développement du commerce et des infrastructures. Ceci aura des implications majeures pour la sécurité énergétique mondiale.

Le SCO a mis sur pied une commission de travail comprenant des experts avant la réunion au sommet de juin pour développer une stratégie commune du SCO en Asie, discuter des projets de pipelines, d'exploration pétrolière et d'activités liées. L'Iran se trouve sur la deuxième plus importante réserve de gaz du monde, et la Russie a la plus grande. La Russie est le deuxième plus important producteur de pétrole après l'Arabie Saoudite. Tout ceci, ce ne sont pas de petits mouvements.

L'Inde a désespérément besoin d'un accord avec l'Iran pour son approvisionnement en énergie, mais est aussi sous pression de Washington de ne pas le faire.

L'année dernière, l'administration Bush a essayé d'obtenir le « statut d'observateur » au SCO mais sa demande a été repoussée. Ceci, avec les demandes du SCO que Washington réduisent sa présence militaire en Asie Centrale, la coopération plus profonde entre la Russie et la Chine, et les déboires de la diplomatie américaine en Asie Centrale – ont accéléré une réévaluation de la politique de Washington.

Apres son tour en Asie centrale en octobre 2005, Rice a annoncé une réorganisation du bureau de l'Asie du sud du département d'état, pour inclure les états d'Asie centrale, et un nouveau plan américain d' « Asie centrale élargie ».

Washington essaie d'éloigner les états d'Asie centrale de la Russie et de la Chine. Le gouvernement du président Hamid Karzai à Kabul n'a pas répondu aux ouvertures faites par le SCO. Etant donné ses liens avec Washington, il a peu de choix.

Gennady Yefstafiyev, un ancien général des services secrets russes a dit : « les objectifs à long terme américains en Iran sont évidents : de provoquer la chute du régime actuel, d'établir son contrôle sur le pétrole et le gaz, et d'utiliser le territoire iranien comme la route la plus courte pour le transport des hydrocarbures sous contrôle américain des régions d'Asie centrale et de la mer caspienne, en contournant la Russie et la Chine. Ceci sans oublier la signification stratégique et militaire de l'Iran.

Washington a basé sa stratégie sur le fait que le Kazakhstan soit son partenaire clé en Asie centrale. Les Etats-Unis veulent étendre leur contrôle physique sur les réserves en pétrole de ce pays, et concrétiser le transport du pétrole Kazakh via le pipeline Baku-Ceyhan, de même que se créer un rôle dominant dans la sécurité de la mer Caspienne. . Mais le Kazakhstan ne joue pas le jeu. Le président Nursultan Nazarbayev s'est rendu à Moscou le 3 avril pour réaffirmer sa dépendance continue aux pipelines russes. De même, la Chine passe des accords importants en matière d'énergie et de pipeline avec le Kazakhstan.

Pour rendre pire les problèmes géopolitiques de Washington, bien que s'étant assuré d'un accord militaire d'utilisation d'une base en Uzbekistan après septembre 2001, les relations de Washington avec l'Uzbekistan sont désastreuses. Les efforts de Washington pour isoler le président Islam Karimov, en utilisant les mêmes tactiques de la « révolution orange » ukrainienne, ne fonctionnent pas. Le premier ministre indou Manmohan Singh s'est rendu à Tashkent le mois dernier.

De même, le Tajikistan dépend étroitement du soutien de la Russie. Au Kirghizstan, malgré des tentatives clandestines de créer des dissensions au sein du régime, l'alliance du président Kurmanbek avec le premier ministre Félix Kulov qui a le soutien de Moscou, tient.

En l'espace de 12 mois, la Russie et la Chine ont réussi à bouger leurs pièces sur l'échiquier géopolitique d'Eurasie de telle sorte que ce qui était au départ un avantage géostratégique en faveur de Washington devienne l'opposé, avec des Etats-Unis de plus en plus isolés.

C'est potentiellement la plus grande défaite stratégique de projection de la puissance des Etats-Unis de la période post seconde guerre mondiale. C'est aussi la toile de fond de la ré-émergence de cette soi disante faction réaliste dans la politique US.

F. William Engdahl

Article paru le 9 mai 2006 sous le titre « The US's géopolitical nightmare « sur la site Asia times on line www.atimes.com. Copyright Asia Times traduction bénévole pour information à caractère non commercial par MD pour Planète Non Violence.

F.William Engdahl est auteur de « A Century of War: Anglo-American Oil Politics and the New World Order, Pluto Press Ltd.
Pour le contacter : www.engdahl.oilgeopolitics.net.

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Ewald Banse: géographe allemand

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Ewald Banse: géographe allemand

23 mai 1883: Naissance à Brunswick (Braunschweig) du géographe allemand Ewald Banse, dont l’œuvre a eu un impact considérable sur le développement de la géopolitique moderne. Il a notamment développé l’idée d’une “psychologie née du paysage” (Landschaftseelenkunde), puis s’est penché sur le “géopolitique défensive”, la Wehrgeopolitik, sur laquelle l’école de Karl Haushofer publiera bon nombre d’ouvrages à grand tirage.

L’un d’entre eux sera saisi par les autorités nationales-socialistes en novembre 1933. La raison de cette action de censure est vraisemblablement due, écrit Armin Mohler, à l’impact, jugé négatif, de cet ouvrage à l’étranger. Il avait suscité la riposte d’un Lieutenant-Colonel français, Henry Melot, qui publiera en un volume ses réponses au Docteur Banse en 1934. Cette polémique, dans les cercles militaires et géopolitiques, en France et en Allemagne, indique, de fait, l’importance politique de l’œuvre de Banse, l’un des maîtres à penser de Karl Haushofer. Une polémique qui mériterait d’être réétudiée aujourd’hui, car elle éclairerait nos contemporains sur les prolégomènes(*) de la seconde guerre mondiale, au-delà de toutes les vérités de propagande qui continuent à pervertir le débat.

(*) prolégomènes : Ensemble de notions préliminaires nécessaires à l’étude d’une science, d’une question particulière.

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mardi, 22 mai 2007

Saddam éliminé parce qu'il voulait facturer en euro

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Gerhoch REISEGGER :

Saddam a été éliminé parce qu'il voulait facturer son pétrole en euro et non plus en dollars!

Gerhoch REISEGGER est conseiller d'entreprise indépendant actuellement. Précédem­ment, il a connu une carrière de chef d'entreprise dans le domaine de l'informatique. Il a été le directeur du marketing d'une filiale autrichienne d'un consortium américain d'ordinateurs. Il est officier de réserve dans l'armée fédérale autrichienne. Il a étudié la physique à la “Technische Universität” de Vienne. Il a fait de longs séjours profes­sion­nels à l'étranger, surtout dans le domaine de l'informatique. Depuis quelques années, il déploie une grande activité de publiciste et de conférencier sur les thèmes de l'économie mondiale et de la géopolitique. Il a notamment pris la parole lors de congrès inter­nationaux de l'«Académie Russe des Sciences». Le thème de sa conférence de 2001 était: « Sur la situation géopolitique dix après l'effondrement de l'Union Soviétique ». Il a aussi participé au congrès international sur la globalisation et les problèmes de la nou­velle histoire, en 2002 à Moscou. Il a participé à plusieurs universités d'été et sé­minaires de “Synergies Européennes”, notamment à Sababurg en novembre 1997, à Trente en 1998 et à Pérouse (Perugia) en 1999. Il a participé à l'organisation d'un symposium à l'U­niversité des Saints Cyril et Méthode à Thyrnau/Trnava, sur l'Europe centrale, l'Union Européenne et la globalisation (novembre 2000). Ses contributions sont parues dans de nombreuses revues à Munich, Graz, Vienne, Berlin, Belgrade, Bruxelles, Sofia, Moscou et Bruges. Il est également le fondateur de la Société Johann Heinrich von Thünen en Au­triche, dont les objectifs sont de promouvoir de nouveaux projets dans les domaines de l'agriculture, de la sylviculture et de l'économie politique en général. Il est le président de cette société depuis 1996. Ces dernières années, Gerhoch Reisegger a effectué de nom­breux voyages d'étude en Macédoine, en Serbie, en Croatie, en Bosnie-Herzégovine, en Slovaquie, en Hongrie et en Grèce. Il s'intéresse tout particulièrement à l'histoire po­li­tique et économique des Balkans et des pays d'Europe centrale et orientale.

Les extraits, traduits ci-dessous, sont extraits de son livre intitulé Wir werden schamlos irregeführt ! Vom 11. September zum Irak-Krieg, Hohenrain, Tübingen, 2003, ISBN 3-89180-068-1, pp. 293 à 308.

En novembre 2000, l'Irak décide de vendre son pétrole contre des euro, ce qui a eu pour effet immédiat la reprise des bombardements par les Anglo-Américains. La Malaisie semblait prête à le suivre dans cette voie. Quant à la Russie, elle cherchait à forger une alliance stratégique sur base de l'énergie, non seulement avec l'UE mais aussi avec d'autres puissances du continent eurasiatique. Ce remaniement planétaire aurait évidemment eu pour effet immédiat de mettre un terme à la politique du “pétrole libre”, dont les Etats-Unis sont les premiers bénéficiaires, parce que le pétrole est facturé en dollars, lesquels sont accumulés à des fins spéculatives. Les Etats-Unis n'auraient plus pu faire pression sur les autres puissances en arguant de leurs privilèges, dont ils jouissent parce qu'ils émettent la devise servant à l'achat des hydrocarbures. C'est ainsi qu'ils ont établi leur puissance dans le monde. Mais, si le projet de Saddam Hussein et des Malais, voire des Russes, aboutissait, la fin de l'hégémonie américaine deviendrait à terme une certitude. A la condition, bien sûr, que l'UE accepte ce nouveau jeu sans être sabotée par la Grande-Bretagne (or ce sabotage est parfaitement prévisible, vu l'attitude prise par Blair dans le conflit contre l'Irak).

Un contrôle monopolistique sur les sources d'énergie dans le monde

Nous avons derrière nous cent années de domination anglo-saxonne dans le domaine du pétrole. Rappelons quelques faits historiques : le tandem germano-ottoman s'oppose à l'Angleterre lors de la construction de la ligne de chemin de fer Berlin-Bagdad, ce qui induit Londres à déclencher la première guerre mondiale. Après la seconde guerre mondiale, les assassins d'Enrico Mattei et du Roi Faysal d'Arabie Saoudite empêchent in extremis l'abandon du dollar par les Arabes et l'alliance euro-arabe. En 1990, l'Irak tombe dans le piège : l'ambassadrice américaine April Glaspie fait savoir à Saddam Hussein que toute invasion irakienne du Koweit serait une affaire arabo-arabe, dans laquelle les Etats-Unis ne prendraient pas position. Cette ruse a permis de déclencher une guerre contre l'Irak sans avoir à demander au Congrès américain d'avaliser une guerre d'agression. Au même moment, des forces secrètes provoquent la dissolution de l'Union Soviétique, puis de la CEI, puis de la Fédération de Russie, en favorisant l'émergence de nouveaux Etats “indépendants”, aussitôt reconnus, dans la “ceinture pétrolière” autour du Caucase. L'objectif est identique, comme le souligne sans vergogne Zbigniew Brzezinski dans Le grand échiquier. Cet objectif est le suivant : exercer au bénéfice des Etats-Unis un contrôle monopolistique sur les sources d'énergie dans le monde.

Le geste de Saddam Hussein, s'il avait réussi, aurait porté au dollar un coup fatal et donné à l'euro l'élan qui lui manquait. Personne ne semble avoir analysé les choses dans cette perspective. Pourtant d'autres indices corroborent notre vision : lorsque les Allemands et les Russes avaient envisagé la création d'une alliance monétaire germano-russe, Alfred Herrhausen, impulseur de cette idée, l'a payé de sa vie en 1989 (…). Examinons la situation de manière plus précise. Que s'est-il passé au cours de ces récentes années, de manière occultée? Les médias américains taisent le véritable motif de la guerre contre l'Irak : il s'agit d'imposer leur devise dans les transactions pétrolières. Le gouvernement américain veut empêcher à tout prix que les pays de l'OPEC suivent l'exemple de l'Irak et prennent l'euro pour devise de ces transactions. Ce serait la fin de l'hégémonie américaine. Comme l'Irak dispose des secondes réserves mondiales en quantité, les Etats-Unis, pour des raisons stratégiques évidentes, veulent s'emparer de celles-ci afin de briser le cartel de l'OPEC en exploitant à fond les réserves irakiennes. Toute autre solution aurait fait courir de hauts risques à l'économie américaine, car celle-ci repose entièrement sur la domination du dollar dans les transactions pétrolières et en tant que devise de réserve. Les Etats-Unis ont pu, jusqu'ici, satisfaire leurs appétits pétroliers démesurés : grâce à leur privilège, qu'ils détiennent depuis 1945, les Etats-Unis produisent des dollars (“fiat money”) et le reste du monde doit leur fournir des marchandises contre ces pétro-dollars.

Saddam Hussein avait promis de facturer son pétrole en euro

Mais, à partir du moment où Saddam Hussein promet de facturer son pétrole en euro, les Etats-Unis savent qu'ils ne pourront plus mobiliser une coalition internationale contre lui, comme ils l'avaient fait auparavant. Plus personne, dans les chancelleries et chez les véritables décideurs, ne croyait la propagande américaine, arguant que “Saddam cherchait à jouer le monde”, alors qu'il satisfaisait à toutes les demandes de l'ONU et que les 300 inspecteurs des Nations Unies, déployés en Irak, n'avaient strictement rien trouvé comme “armes de destruction massive”. Malgré toute la rhétorique qu'ils ont utilisée, Bush et la CIA ne sont pas parvenu à faire croire au monde que Saddam Hussein et Al Qaida étaient de mèche.

La seule raison de faire tomber Saddam Hussein résidait dans sa décision de novembre 2000, de facturer le pétrole en euro et non plus en dollar. En prenant cette décision, son sort était scellé. Bush, un obligé de l'industrie pétrolière, partageait avec ces dernières un projet géostratégique clair, qui nécessitait le déclenchement d'une deuxième guerre du Golfe, sur des prétextes entièrement “fabriqués”, s'il le fallait. Qui plus est, l'Irak a changé en euro ses réserves de 10 milliards de dollars qu'il avait placées auprès de l'ONU, dans le cadre du programme “nourriture contre pétrole”. Cette guerre n'a donc rien à voir avec les aspects dictatoriaux du régime de Saddam Hussein ou avec la détention d'armes de destruction massive. Son objectif premier est d'intimider les pays de l'OPEC, qui, s'ils suivaient le programme de Saddam Hussein, risqueraient de se voir infliger le même sort. Il s'agit bien entendu de les empêcher de suivre ce “mauvais exemple” irakien. Saddam Hussein s'est décidé pour l'euro au moment où celui-ci valait 0,80 dollar. C'est ce qui explique pourquoi le dollar à perdu 20% de sa valeur par rapport à l'euro depuis la fin de l'année 2002 (cf. Charles Recknagel, « Iraq : Baghdad Moves to Euro », http://www.rferl.org/nca/features/2000/11/01112000160846.asp ).

Que ce serait-il passé si l'OPEC avait brusquement adopté l'euro? Tous les Etats exportateurs de pétrole et leurs banques centrales auraient dû changer leurs réserves de devises en euro et abandonner le dollar. Le dollar aurait perdu automatiquement la moitié de sa valeur, avec toutes les conséquences que cela aurait entraîné pour l'économie américaine, c'est-à-dire une épouvantable inflation. Les investisseurs étrangers ayant acheté des actions et des titres libellés en dollars, s'empresseraient de s'en débarrasser, provoquant une prise d'assaut des banques comme dans les années 30. Le déficit américain en commerce extérieur, qui est énorme, ne pourrait plus être maintenu en équilibre. L'Etat américain serait de facto en faillite. La double crise russe et latino-américaine scellerait le sort de la première puissance militaire mondiale.

La priorité : éviter le crash définitif du dollar

Les choses semblent claires : le problème du pétrole dépasse de loin la problématique soulevée par l'Irak de Saddam Hussein, et englobe l'Iran, l'Arabie Saoudite et le Venezuela. Le danger pour le dollar est si grand que même les problèmes actuels de l'économie américaine peuvent attendre; la priorité est d'éviter le crash définitif du dollar, qui serait irrémédiable si l'OPEC adopte l'euro. Le rôle de la Russie, de l'Inde et de la Chine dans le “grand jeu” est parfaitement clair aussi : le territoire de ces trois puissances occupe le “pont terrestre” eurasien, autrement dit, dans les termes mêmes de Brzezinski, la “nouvelle route de la soie”. La domination de l'espace eurasien semble plus solide que la domination exercée via le dollar. Jusqu'à présent, les Etats-Unis ont dominé les autres puissances grâce à leur dollar, par le monopole que leur devise nationale exerçait sur le commerce mondial. La machine militaire américaine doit servir à forcer les autres à revenir sur le “chemin de la vertu”, c'est-à-dire à un commerce mondial uniquement axé sur le dollar.

Les médias américains cachent également les raisons qui poussent le gouvernement Bush à parler systéma­ti­que­ment d'un “axe du mal” : l'Iran, inclus dans cet axe en même temps que son ancien ennemi mortel Saddam Hus­sein, souhaite lui aussi vendre son pétrole contre des euro (cf. Roy Gutman & John Barry, « Beyond Bagh­dad: Expanded Target List»,http://www.unansweredquestions.net/timeline/2002/newsweek081102.html). La ban­que centrale iranienne est favorable à ce passage à l'euro, maintenant que la devise de l'UE s'est conso­li­dée. En 2002, l'Iran a converti une bonne part de ses réserves en euro, probablement plus de la moitié, comme l'explique Mohammad Abasspour, membre de la Commission du développement au parlement iranien (cf. «Fo­rex Fund Shifting to Europe», in : Iran Financial News, 25 août 2002;

http://www.payvand.com/news/02/aug/1080.html ). Cette politique suivie par l'Iran est un indice fort, dé­mon­trant bien que les Iraniens, à leur tour, veulent opter pour l'euro, comme devise des transactions pétro­liè­res (cf. « Economics Drive Iran Euro Oil Plan. Politics Also Key »,

http://www.iranexpert.com/2002/economicsdriveiraneurooil23august.htm ). Dans un tel contexte, qui s'éton­ne­­ra que l'Iran devienne la prochaine cible de la “lutte contre le terrorisme”?

Le Venezuela, quatrième producteur de pétrole et également membre de l'OPEC, pourrait opter pour la même politique. Hugo Chavez a commencé, à son tour, une politique commerciale de troc avec les pays voisins, en é­changeant du pétrole contre des marchandises dont le peuple vénézuélien a un besoin urgent. Le Venezuela ne dispose pas de grandes réserves de dollars : en pratiquant le troc, il sort ipso facto du cycle conventionnel des transactions pétrolières. Les Etats-Unis n'ont jamais cessé de conspirer contre Chavez. Indice : Bush a approuvé le putsch militaire manqué d'avril 2002, où la CIA a certainement joué un rôle actif, a tiré les ficelles (cf. Larry Birms & Alex Volberding, « US is the Primary Loser in Failed Venezuelan Coup », in : Newsday, 21 avril 2002;

http://www.coha.org/COHA%20_in%20_the_news/Articles%202002/newsday_04_21_02_us_venezuela.htm). Mais ces intrigues permanentes de Washington pourraient pousser plus rapidement le Venezuela de Chavez à adopter l'euro et de réaliser une politique que les Etats-Unis cherchent à tout prix à éviter.

Le chantage nord-coréen

Les médias américains taisent une autre tendance qui se fait jour dans la politique économique mondiale : d'autres pays que le Venezuela, l'Iran ou certains pays de l'OPEC convertissent leurs réserves en euro, comme la Chine et, plus récemment, la Russie (cf. « Euro continues to extend its global influence », http://www.europartnership.com/news/02jan07.htm ). La Corée du Nord, autre pays inclus dans l'“axe du mal”, s'est officiellement décidée, le 7 décembre 2002, d'opter pour l'euro plutôt que pour le dollar dans ses transactions commerciales avec le reste du monde (cf. Caroline Gluck, « North Korea embraces the euro », 1/12/2002). La Corée du Nord cherche sans nul doute à se venger du très dur embargo sur le pétrole que lui ont imposé les Etats-Unis. Les Nord-Coréens espèrent sans doute faire fléchir les Etats-Unis, obtenir des matières premières et des denrées alimentaires importantes en promettant à Washington de conserver le dollar comme devise de leurs transactions. Le programme nucléaire nord-coréen est probablement un instrument de ce chantage.

Javad Yarjani, chef du département d'analyse des marchés pétroliers auprès de l'OPEC, a tenu un discours très intéressant en Espagne en avril 2002 (cf. « The Choice of Currency for the Denomination of the Oil Bill », http://www.opec.org/Newsinfo/Speeches/sp2002/spAraqueSpainApr14.htm ). Ce discours traitait de la problématique de la devise dans les transactions pétrolières. Les médias américains ont censuré cette information. Yarjani a notamment dit ceci : « A la fin des années 90, plus des quatre cinquièmes des transactions en devises et la moitié des exportations mondiales se font en dollars. En outre, la devise américaine forme deux tiers des réserves officielles de devises dans le monde. Le monde dépend donc du dollar pour son commerce; les pays sont donc liés aux réserves en dollars, alors que cette devise existe sans aucun rapport avec la part produite par les Etats-Unis dans la production mondiale. La part du dollar dans le commerce mondial est bien plus élevée que la part du commerce international américain… La zone euro détient une part bien plus importante du commerce mondial que les Etats-Unis; tandis que les Etats-Unis ont un déficit commercial gigantesque, la zone euro, elle, est en équilibre… En outre, il convient de remarquer que la zone euro est un importateur plus important de pétrole et de produits dérivés que les Etats-Unis… A court terme, les pays membres de l'OPEC continueront à accepter des paiements en dollars. Mais, dans l'avenir, ils n'excluent pas une facturation et un paiement en euro… Si l'euro en vient à ébranler la solidité du dollar, il faudra l'inclure a fortiori comme critère de paiement des transactions pétrolières. Dans ce cas, nous verrons émerger un système qui sera bénéfique à bon nombre de pays. Si l'intégration européenne se poursuit et si l'économie européenne se consolide, ce système deviendra une réalité ».

L'euro deviendra-t-il la devise des transactions pétrolières dans le monde?

Ce discours, fondamental pour comprendre les enjeux d'aujourd'hui, prévoit un élargissement de l'UE en 2004, où cette dernière comptera alors 450 millions d'habitants, avec un PIB d'environ 9,5 milliards. Cet élargissement constituera à coup sûr un encouragement pour les pays de l'OPEC qui souhaitent passer à l'euro. Nous ne comptons pas dans notre calcul les potentiels de l'Angleterre, de la Norvège, du Danemark et de la Suède, qui ne sont pas membres de l'Union monétaire. Depuis avril 2002, quand Yarjani a tenu son discours en Espagne, le rapport dollar-euro s'est inversé, et le dollar ne cesse de chuter.

Si la Norvège se décide à facturer son pétrole en euro et si l'Angleterre adopte l'euro, ce sera un tournant important pour l'OPEC, qui choisira ipso facto l'euro. Pour la Norvège, la décision suédoise aura une valeur d'exemple, à laquelle le Danemark ne pourra pas se soustraire. Une fois de plus, c'est l'Angleterre qui pose problème : c'est d'elle que dépendra le futur statut de l'euro : deviendra-t-il la devise des transactions internationales ou non? Quoi qu'il en soit, le monde s'est mis tout entier en mouvement pour contester la suprématie du dollar. Dans deux ou trois ans, l'OPEC prendra sa décision finale.

L'économie américaine sera mortellement frappée, car, comme je l'ai déjà dit, elle est intimement lié au rôle du dollar en tant que devise de réserve. Un effondrement du dollar aurait pour effet d'intervertir les rôles entre les Etats-Unis et l'UE dans l'économie mondiale, ce que Washington peut difficilement accepter. Raison pour laquelle les menaces militaires américaines seront déterminantes dans l'attitude des pays de l'OPEC. La politique égoïste de Washington, qui méprise les traités du droit international, qui déploie un militarisme agressif, trouvera tôt ou tard ses limites. La rhétorique belliciste de Bush n'a pas placé les Etats-Unis sous un jour avantageux. Washington passe désormais pour une puissance agressive, fautrice de guerre, qui ne tient même plus compte des décisions de l'ONU et n'agit qu'à sa guise.

Un futur effondrement américain?

L'hégémonie américaine prendra fin tôt ou tard. Les Etats-Unis ne peuvent pas éternellement faire appel à la force militaire pour maintenir leur suprématie. Au contraire, les gesticulations militaires, même si elles sont en apparence couronnées de succès, sont un indice de faiblesse et de déclin. Le sociologue français Emmanuel Todd, qui avait prédit la fin de l'URSS en 1976, vient de poser un diagnostic similaire pour les Etats-Unis. Les causes principales du futur effondrement américain sont les suivantes, d'après Todd : un prix trop élevé pour le pétrole et une dévaluation trop importante du dollar.

Cet effondrement comporte évidemment des risques politiques majeurs, mais le plus grand danger qui nous guette est une détérioration drastique de l'économie japonaise. A plus ou moins long terme, le Japon ne pourra pas faire face à un prix trop élevé du pétrole (45 dollars par baril). Si les banques japonaises subissent un krach, leur trop grande dépendance vis-à-vis du pétrole, une dépendance qui est de l'ordre de 100%, entraînera une réaction en chaîne en Asie du Sud-Est, qui aura des effets immédiats en Europe et en Russie. Après cette triple crise extrême-orientale, européenne et russe, les Etats-Unis seront touchés à leur tour.

Quelle est la situation qui encadre tout cela?

◊ La guerre américaine contre le terrorisme entraîne déjà, comme on peut le constater chaque jour, d'immenses déficits, avec, en prime, une balance commerciale américaine plus déficitaire que jamais.

◊ Beaucoup de pays en voie de développement suivent l'exemple du Venezuela et de la Chine, ainsi que d'autres pays, et changent leurs réserves de devises, constituées principalement de dollars, en euro et en or.

◊ L'OPEC pourrait très bien passer à l'euro ou se doter d'une devise propre, couverte par les réserves de pétrole. Le monde islamique prévoit d'autres initiatives, comme, par exemple, celle que suggère le Premier Ministre de Malaisie, Mahathir : la création d'un “dinar-or”. Pour cette raison Mahathir a été déclaré “ennemi public numéro un” par le spéculateur Georges Soros.

◊ Les pays en voie de développement, dont les réserves en dollars sont réduites, pourraient également transformer leur économie en économie de troc. Ce système est plus facile à gérer actuellement, via des opérations d'échange effectuées par le biais de techniques informatiques. Ces pays pourraient commercialiser ainsi leurs matières premières, sous-évaluées sur les marchés mondiaux dominés par le dollar et les Etats-Unis. Le Président vénézuélien Chavez a signé treize contrats de troc de ce type, prévoyant l'échange de matières premières indispensables au Venezuela contre du pétrole.

◊ Les Etats-Unis ne pourront financer indéfiniment leur déficit commercial (± 5% du PIB) et la guerre permanente qu'ils ont déclenchée, sous prétexte de lutte contre le terrorisme.

Les pétro-dollars, instruments de la puissance américaine

Les élites américaines le savent, mais ne veulent pas le faire connaître via les médias : la force du dollar ne repose pas en soi sur les capacités réelles de l'économie nationale américaine. En réalité, la force du dollar repose depuis 1945 sur le privilège d'être la devise de réserve internationale et la devise “fiat” pour les transactions pétrolières dans le monde entier (les fameux “pétro-dollars”). Les Etats-Unis font effectivement imprimer des centaines de milliards de ces pétro-dollars que les Etats nationaux, dans le monde entier, utilisent pour acheter du pétrole auprès des producteurs de l'OPEC, à l'exception de l'Irak, partiellement du Venezuela, qui hésite encore à passer à d'autres formes de transactions, et prochainement l'Iran. Ces pétro-dollars sont renvoyés aux Etats-Unis par les pays de l'OPEC, où, par le truchement de “Treasury Bills” ou d'autres titres ou valeurs libellés en dollars ou encore, par des investissements immobiliers, ils sont réinvestis dans les circuits américains. Ce retour des pétro-dollars à l'Amérique est le prix que les pays producteurs de pétrole doivent payer pour acheter la tolérance américaine à l'égard de ce cartel que constitue l'OPEC.

Le dollar est donc l'instrument de la suprématie globale des Etats-Unis, car seuls les Etats-Unis sont autorisés à l'imprimer. Le dollar, devise “fiat”, est à la hausse depuis seize ans, en dépit du déficit record de la balance commerciale américaine et en dépit des dettes énormes que l'Amérique a contractées.

Les réserves en dollars doivent impérativement être reconverties en dépôts américains, ce qui entraîne un surplus de capitaux en circulation pour le bénéfice de l'économie américaine. Mais après une année de corrections importantes, les actions américaines gardent la santé depuis une période de 25 ans. Le surplus de la balance américaine des capitaux, provenant des investissements étrangers, finance le déficit de la balance commerciale. Qui plus est, toute valeur libellée en dollar, indépendamment du lieu où elle se trouve, est de facto une valeur américaine. Comme le pétrole s'achète et se vend en dollars, en vertu de la puissance américaine consolidée en 1945, et comme le dollar est une devise créée quasiment ex nihilo pour le commerce du pétrole, on peut dire effectivement que les Etats-Unis possèdent les réserves pétrolières mondiales : celles-ci sont à leur disposition. Plus les Etats-Unis produisent des “green backs” (des dollars), plus les valeurs américaines augmentent. La politique du dollar fort constitue donc un double avantage et bénéfice pour les Etats-Unis.

Augmenter la production de pétrole dans l'Irak occupé pour faire crouler l'OPEC

Cette situation actuelle, marquée par l'injustice, ne se maintiendra que si :

◊ les peuples du monde continuent à acheter et à payer le pétrole dont ils ont besoin, de même que d'autres matières premières, en dollars;

◊ la devise de réserve pour les transactions pétrolières mondiales reste le dollar, et le dollar seul.

L'introduction de l'euro constitue un facteur nouveau, qui constitue la première menace pour la suprématie économique américaine.

Au vu de toutes ses données, les Etats-Unis vont donc déclencher une guerre contre l'Irak, chasser Saddam Hussein et augmenter démesurément la production de pétrole en Irak, afin de vendre le pétrole à bas prix et, ainsi, détruire le cartel que constitue l'OPEC, ce qui aura pour conséquence d'empêcher l'ensemble des pays producteurs de passer à l'euro. Tel est le véritable enjeu de la guerre contre le terrorisme ou l'axe du mal. La mise en scène ne trompe personne d'éclairé : les Etats-Unis ont d'ores et déjà annoncé la couleur. Ils imposeront un gouvernement militaire américain dans l'Irak conquis, afin de pouvoir mener leur politique. La première mesure qu'ils prendront sera de ramener l'Irak dans le giron du dollar. A partir de ce moment-là, un gouvernement fantoche gouvernera le pays comme en Afghanistan. Bien entendu, les champs pétrolifères seront placés sous la garde des soldats américains. La junte de Bush pourra quintupler la production du pétrole irakien, de façon à faire sauter les quotas imposés par l'OPEC (pour l'Irak : deux millions de barils par jour). Plus personne, dans de telles conditions, ne voudra encore réduire ses quotas. Mais, les Etats-Unis devront quand même compter sur une résistance des pays de l'OPEC.

Pendant le programme “pétrole contre nourriture”, l'Irak a vendu en cinq ans pour 60 milliards de dollars de pétrole, ce qui fait moins d'un million de barils par jour. Après quelques investissements nécessaires dans les infrastructures d'exploitation, la production irakienne pourra facilement passer à sept millions de barils par jour (2,5 milliards de barils par an). Si l'on tient compte du fait que la production mondiale est de 75 millions de barils par jour et que l'OPEC en produit 5 millions par jour, on comprend aisément que la politique américaine vis-à-vis du pétrole irakien vise ni plus ni moins la destruction de l'OPEC, ce qui fera baisser le prix du pétrole à plus ou moins dix dollars le baril. Les pays importateurs de pétrole économiseront ainsi chaque année 375 milliards de dollars. D'où cette phrase entendue aux Etats-Unis : « The Iraq war is not a money­maker, but it could be an OPEC breaker » (La guerre contre l'Irak ne rapportera sans doute pas d'argent, mais cassera sûrement l'OPEC).

L'OPEC devra réagir

Cette réflexion, posée par un belliciste américain, est forcément venue à l'esprit des représentants de l'OPEC. Les Américains considèrent que ce jeu dangereux est la “meilleure des solutions”, du moins si tout se passe bien. Mais, l'OPEC ne restera pas sans réagir, si les Américains pompent le pétrole irakien à leur profit et à tire-larigot. Assister à ce pillage les bras ballants équivaut à un suicide pour l'OPEC. Déjà la résistance à l'encontre des projets américains dans le monde est éloquente, même si les centaines de milliers de gens qui défilent dans les rues n'en sont pas conscients. A terme, les pressions et les initiatives américaines pourraient bien échouer.

L'OPEC devra passer à l'euro pour les transactions pétrolières, rien que si elle veut assurer sa survie. Une telle décision signifierait la fin du dollar américain comme devise hégémonique, la fin du statut d'unique hyperpuissance.

Il y a un an environ, l'hebdomadaire britannique The Economist évoquait le paradoxe de la puissance américaine (cf. John Nye, « The new Rome meets the new Barbarians », The Economist, 23.3.2002; Nye est le Doyen de la “Kennedy School of Government” de Harvard et l'ex-Assistent Secretary of Defence, en 1994-1995, est, avec Samuel Huntington, éditeur de Global Dilemmas, au centre même du nouveau cénacle de ceux qui forgent et déterminent l'actuelle politique extérieure américaine). L'article de Nye dans The Economist dit bien qu'à long terme la puissance américaine ne pourra pas subir de défis sérieux, mais qu'elle se trouve néanmoins face à des challenges qui vont l'obliger à s'unir à d'autres Etats au sein de “coalitions”, afin de ne pas devoir recourir sans cesse à la force militaire brutale pour contraindre le monde à fonctionner selon la volonté américaine, mais à créer les conditions d'un soft power, d'une puissance douce. L'argumentation de John Nye est un savant dosage de vérités factuelles incontestables, de désinformations savamment distillées, d'analyses cohérentes et de menaces à peine voilées.

Dans sa démonstration, la partie la plus intéressante, à mes yeux, est celle où il évoque les “trois types de puissance”. C'est-à-dire :

◊ la puissance militaire;

◊ la puissance économique et

◊ la puissance qui découle des “relations transnationales telles qu'elles existent au-delà de tout contrôle exercé par les gouvernements” (exemples : les transferts par voie électronique de sommes d'argent gigantesques au sein même du système bancaire international, les réseaux terroristes qui apparaissent toujours immanquablement quelque part, les trafics internationaux d'armes et de drogues, les “hackers” d'internet ou des systèmes informatiques).

L'analyse de la puissance américaine par John Nye

La présence de ces trois formes de puissance est une évidence objective. Mais elles ne sont pas nouvelles. Clausewitz, et Sun Tzu dans la Chine antique, n'ont jamais réduit leurs analyses de situation aux forces quantitatives des armées. Clausewitz constatait, c'est bien connu, que la guerre est la poursuite de la politique par des moyens militaires, mais des moyens militaires qui sont toujours mêlés à d'autres moyens. La politique américaine n'échappe pas à cette règle clausewitzienne.

Nye perçoit la puissance militaire américaine comme “unipolaire”. Il veut dire par là que les Etats-Unis seuls sont aujourd'hui en mesure de “projeter” leurs forces armées nucléaires ou conventionnelles partout dans le monde, donc de menacer tous les Etats de la planète et de leur faire effectivement la guerre. Dans l'état actuel des choses, cette remarque est vraie, sans nul doute, mais, quoi qu'on en dise, l'armée russe est toujours une donne dont il faut tenir compte et elle dispose aussi d'armes nucléaires balistiques. Quant à la Chine, elle est tout simplement trop importante quantitativement, pour être vaincue par la puissance militaire américaine. L'incertitude qui règne aujourd'hui quant à la puissance réelle des armées russes et chinoises vient du fait que la Russie et la Chine sont des nations de grande culture et de longue mémoire et qu'elles ne vont évidemment pas tenter quoi que ce soit, au risque de provoquer une conflagration universelle. Par conséquent, cette sobriété russe et chinoise fait que les menaces américaines fonctionnent… encore (comme le disait Madeleine Albright : «… we have the means and the will to use it » ; = nous avons les moyens et la volonté de les utiliser).

Quant à la deuxième dimension de la puissance, c'est-à-dire la puissance économique, John Nye avoue qu'elle est aujourd'hui multipolaire, avec, pour protagonistes, l'Europe, le Japon et les Etats-Unis. Ensemble, ces trois puissances valent les deux tiers du PIB mondial. Mais cette vision des choses repose sur une distorsion des faits monétaires réels, avec une devise gonflée artificiellement parce qu'elle est la devise standard, la “fiat-money”. L'Amérique, contrairement à ce que John Nye veut bien nous dire, est de facto en faillite. Elle vit d'importations non payées en provenance du reste du monde. Il peut parler de “multipolarité” autant qu'il le voudra, la menace qui pèse le plus lourdement sur les Etats-Unis se situe bien au niveau de la puissance économique.

Le rôle des banques

La troisième dimension, celle des relations transnationales, est un cas particulier. Nye ne nous parle que modérément du rôle des banques et insiste plutôt sur celui des hackers et d'internet. Or le rôle des banques demeure cardinal; en temps de paix, le système bancaire est l'arme préférée des Etats-Unis quand il s'agit de déstabiliser les pays étrangers. Nye nous parle d'une “puissance largement répandue dans le monde et, à son propos, il paraît inutile de parler d'unipolarité, de multipolarité ou d'hégémonisme”. Nye minimise donc les effets d'une “puissance anonyme”, alors qu'elle est celle du dollar; en fait, il veut dissimuler les usages qu'en font les Etats-Unis, car les impulsions données par Washington au système bancaire international constituent les moyens secrets mis en œuvre par la puissance américaine. Quand on ne sait pas par qui on est attaqué, ni l'endroit où cette attaque se déploie, la riposte s'avère difficile, sinon impossible. Les Etats-Unis jouent ici un rôle crucial, ou pour être plus précis, ce sont surtout les instances dominantes de la côte Est des Etats-Unis qui le jouent. Prenons par exemple la situation du Japon. Si les Japonais souhaitaient brusquement mettre un terme à leurs problèmes de finances et de dettes, il leur suffirait de liquider pour 1000 milliards de dollars de titres libellés en cette devise, qui sont en leur possession. Une telle action précipiterait les Etats-Unis dans le marasme le plus total. Les Américains le savent. C'est pourquoi l'ancien ministre des finances américain O'Neill a clairement déclaré que cette “option” n'était pas “ouverte” pour les Japonais.

Les agencements de la puissance économique fonctionneront comme facteurs de puissance uniquement si le reste du monde continue à se laisser imposer les règles voulues par les Etats-Unis, c'est-à-dire aussi longtemps que le dollar servira de devise de réserve.

Nye nous a donc clairement évoqué, dans son article de The Economist, quels sont les domaines clefs de la puissance actuellement dans le monde, mais aussitôt évoqués, il les drape dans une brume de désinformation. Il nous dit que la stabilité des finances internationales est d'une importance vitale pour le bien-être des Américains, mais que, pour y parvenir, les Etats-Unis ont besoin de la coopération d'autres puissances, afin d'assurer cette stabilité pour l'avenir. Mais cette requête, quémandant la coopération de tierces puissances, est un indice du commencement de la fin. Toute construction qui perd l'une de ses colonnes porteuses s'effondre.

Petit secret du “nouvel ordre mondial” : le reste du monde pourrait jeter les Etats-Unis en bas de leur piédestal, dès le moment où il proclamerait la fin du dollar comme devise standard des échanges internationaux. C'est un dilemme crucial auquel l'Amérique ne pourra pas sortir dans l'avenir proche. Mais le processus de la chute ne s'est pas encore mis en marche, parce que l'ensemble des pays occidentaux en serait également ébranlé et les dirigeants de ces pays craignent d'affronter de tels bouleversements. Mais ces craintes pourraient fort bien se dissiper quand il apparaîtra de plus en plus clairement que les Etats-Unis se conduisent comme le “Super-Etat-Voyou”, menaçant tous les pays du monde. Cette conduite inacceptable risque de faire émerger une donne : celle que les Etats-Unis veulent à tout prix éviter.

L'Iran et le Venezuela pourraient choisir l'euro

L'économie japonaise pourrait fort bien s'effondrer. L'Iran, le Venezuela et plusieurs autres pays pourraient choisir l'euro comme devise pour les échanges commerciaux internationaux. La décision de l'OPEC de passer à l'euro pourrait accélérer le processus. Qui plus est, en dépit de ces risques très réels, les Etats-Unis n'ont pas cessé de pratiquer leur politique désastreuse, avec :

◊ un accroissement massif de leur déficit ;

◊ une absence de volonté réelle de faire passer un système de supervision général des actions en bourse (le SEC; “Stock Exhcange Control”) ;

◊ un échec de leurs politiques économique et fiscale.

La plupart des Américains n'en n'ont pas idée, car leurs médias ne leur en parlent pas. On gave les citoyens américains —comme du reste les citoyens européens— de consommation et de loisirs. Seuls internet et les réseaux de samizdat fournissent encore de véritables informations.

CONCLUSION :

Dans un premier temps, il semble plus que probable que toute tentative d'un pays de l'OPEC, de passer à l'euro, se verra combattue par les Etats-Unis, soit par des moyens directement militaires, soit par des opérations camouflées des services secrets. Sous le prétexte de la guerre permanente contre le terrorisme, le gouvernement américain manipule les citoyens des Etats-Unis et de tous les autres pays du monde, via les médias qu'il domine, et trompe l'opinion mondiale sur les véritables motifs économiques de la guerre contre l'Irak. Cette guerre n'a évidemment rien à voir avec les menaces imaginaires que Saddam Hussein aurait fait peser sur la région en déployant des armes de destruction massive, tout aussi imaginaires, comme on le sait aujourd'hui. Le motif de cette guerre est de perpétuer la domination du dollar comme devise dans les transactions pétrolières. Ce n'est pas un contexte qui s'est développé seulement au cours des derniers mois : les décisions avaient déjà été prises avant l'accession au pouvoir de l'équipe de Bush, représentant des lobbies pétroliers. De plus, la banqueroute virtuelle des Etats-Unis est un fait avéré depuis bien plus longtemps. Les attentats du 11 septembre a été un “second Pearl Harbor”, comme bon nombre d'observateurs l'ont d'ores et déjà constaté. Avec ces attentats, la propagande de guerre a pu commencer à battre son plein.

La confrontation dollar / euro semble inévitable, même si l'euro, au départ, avait été voulu par les Américains. Après les guerres de religion et d'idéologie, nous verrons l'avènement d'une nouvelle catégorie de guerres : les guerres de devises.

11 septembre 2001 = nouveau Pearl Harbor

Les gens se sont posé plusieurs questions après le 11 septembre 2001 : sur les motivations de ces attentats, d'une part, sur les possibilités réelles de les perpétrer, d'autre part, parce qu'on mettait en doute la présentation qu'en avaient faite les médias. Les gens veulent aller au bout des choses. Sur le plan purement physique, nous devons d'emblée rejeter la thèse officielle avancée par les Etats-Unis sur ces attentats, soit la thèse qui prétend que des terroristes islamistes ont utilisé des avions comme bombes volantes pour détruire les deux immeubles qui symbolisaient la politique globaliste des Etats-Unis; de même, la motivation fabriquée de toutes pièces par les grands médias est dénuée de tout fondement : on ne peut en rien affirmer que ces attentats constituent la vengeance du monde islamique contre l'impérialisme américain. Or si l'on rejette la thèse officielle de Washington et des médias à sa dévotion, on pose ipso facto la question de savoir quelles sont les véritables causes intérieures qui ont motivé ces attentats. On ne peut plus éluder cette question avec le mépris habituel, en disant qu'elle participe de la “théorie de la conspiration”. L'hypothèse la plus plausible est la suivante : à moyen terme, les Etats-Unis et les médias qu'ils téléguident ne pourront plus dissimuler aux citoyens du monde l'imminence d'une crise économique et d'un effondrement des marchés financiers; par conséquent, il leur fallait trouver un bouc émissaire. L'argumentation tient la route. Vu la dimension gigantesque de la crise qui nous attend, l'événement devait être hyper-frappant, aussi frappant que l'avait été Pearl Harbor, qui a servi de prétexte pour l'entrée en guerre des Etats-Unis en décembre 1941. Le 11 septembre 2001 est par conséquent, aux yeux des esprits critiques et lucides, un nouveau Pearl Harbor, un prétexte idéal pour entamer un nouveau processus de guerres en chaîne.

Si l'on a observé, comme je l'ai fait, la situation économique réelle du monde depuis quelques années, on constate que les médias ne révèlent jamais au public la situation réelle et manipulent les informations. Ce silence et ce tissu de mensonges attestent de l'ampleur de la catastrophe qui nous attend. A l'aide de l'arithmétique la plus élémentaire, on doit déjà pouvoir constater qu'une bulle financière aussi énorme éclatera tôt ou tard. La bulle financière qui a crû sur les marchés financiers de manière exponentielle éclatera effectivement et donnera lieu à un krach épouvantable. Les bénéfices artificiels, engrangés à la suite de bilans faussés, n'existent que sur le papier et doivent immanquablement conduire à la faillite.

A. Greenspan : sommes-nous proches d'une dictature mondiale?

Bon nombre de démonstrations faites par A. Greenspan, avant qu'il ne devienne le chef de la “Federal Reserve Bank” prouvent qu'il savait tout cela, aussi bien que n'importe quel individu capable de raisonner correctement. Greenspan est devenu entre-temps l'homme le plus puissant de l'économie américaine et donc du monde entier. Va-t-il laisser aller les choses à vau-l'eau? Je ne le pense pas. Et je me rappelle quelques réflexions émises par Barnick, qui nous annonçait l'avènement d'une ère nouvelle : nous sommes, disait-il, bien près d'une dictature mondiale, appelée à gérer les ressources qui se raréfient et pour garantir un “ordre social” cohérent aux masses désormais atomisées et dépourvues de moyens. Ces réflexions, qui se veulent d'ordre philosophique, sont intégrées depuis des années dans les “think tanks” des planificateurs américains. Les exemples sont légion : bornons-nous à citer Huntington et Brzezinski, dont les idées servent à consolider et à justifier des opérations dont les objectifs sont essentiellement économiques et géopolitiques. Ces réflexions philosophiques ont donc un impact direct sur la réalité du monde : les observateurs européens, chinois et surtout russes s'en rendent parfaitement compte.

La situation est analysée d'une manière quelque peu différente à Moscou, où l'on est parfaitement conscient des issues dramatiques potentielles qu'elle aura. A la mi-mai 2001, un congrès s'est tenu au Kremlin, dont l'objet était : « Les temps après le dollar ». Après le dollar comme devise de réserve, s'entend. A Moscou, on spécule déjà sur le chute de l'actuel système monétaire. I. P. Panarine, de l'Académie Diplomatique du Ministère des Affaires Etrangères de la Fédération de Russie, optait pour une position euro-centrée. Il pensait que les Etats-Unis éclateraient en groupes d'Etats séparés, voire antagonistes, d'ici une dizaine ou une quinzaine d'années, à cause de la crise économique. Indépendamment de cette analyse russe, mentionnons une étude plus ancienne, celle du Russe germano-balte Georg Knüpfer qui prédisait en 1963 déjà que les Etats-Unis éclateraient en quatre morceaux antagonistes et ne seraient plus capables d'exporter la guerre, comme ils l'avaient toujours fait (cf. Der Kampf um die Weltherrschaft). Si Al Gore, représentant du grand capital, avait remporté les élections, le risque d'un éclatement des Etats-Unis aurait été plus grand encore que sous la houlette de Bush. Les Etats-Unis sont prêts à tout, y compris à multiplier les interventions militaires, pour conserver l'influence du dollar sur le monde entier.

Tels sont les plans concoctés dans l'orbite de la finance américaine. Dans le fond, il s'agit d'une déclaration de guerre pour une guerre économique totale, car les conséquences sont clairement perceptibles :de nombreux pays ont été détruits économiquement au cours de ces dernières décennies.

Pillage du monde par le dollar

Avec un dollar surévalué, les Etats-Unis se sont approprié dans le passé récent le fruit du travail des peuples, leurs ressources énergétiques (dont le pétrole) sans contrepartie. Mais, parce comportement, ils préparent, sans vouloir s'en rendre compte, l'abandon par ces peuples du dollar au profit d'une autre montagne de papier, l'euro. Les Américains ont acheté les entreprises performantes (pas les autres), les mines, les champs pétrolifères, les droits d'exploitation de ceux-ci, à l'aide de leur “fiat money”. Ils ont pillé les économies des peuples étrangers, pour les exploiter à fond puis les laisser péricliter en dévaluant le dollar. Par cette manière de procéder, les Etats-Unis se sont approprié le capital réel des peuples et, par les dévaluations successives et bien calculées du dollar, ils ont épongé leurs dettes gigantesques, que, de toutes les façons, ils n'auraient jamais pu payer. Ces dettes sont ensuite éparpillées à travers le monde entier, qui, au lieu de posséder du capital réel —c'est-à-dire des entreprises productives, des matières premières, etc.— ne possèdent plus que des montagnes de dollars sans valeur.

On verra si le programme actuel des élites américaines va réussir ou échouer. Mais, quoi qu'il en soit, l'euro existe. Quant au franc suisse, il n'est plus vraiment un “havre sûr”, depuis les dernières décisions du gouvernement helvétique : par toutes sortes de trucs, de ruses et de tromperies, ce gouvernement a réussi à fourguer aux Suisses une modification constitutionnelle, permettant de lever la couverture or du franc suisse. Vu sous cet angle, le travail des globalistes a le vent en poupe.

Gerhoch REISEGGER.

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lundi, 21 mai 2007

L'Irak contre les "Mongols"

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L'Irak contre les Mongols ou Saddam Hussein géopolitologue!

Texte d'une conférence prononcée par Max Steens devant l'Ecole des Cadres de Synergies Européennes à Bruxelles en 2003. Ce texte, sous bien des aspects, demeure pertinent, en dépit du temps écoulé et de la mort de Saddam Hussein.

1) Saddam Hussein lecteur de Brzezinski?

Le "maître de Bagdad", comme le nomment les journalistes, a prononcé ce 17 janvier, à l'occasion de l'an­niversaire commémoration du lancement de la guerre du Golfe, il y a douze ans, un discours des plus inté­res­sants, qu'il faut savoir entendre dans la brèche opérationnelle et active qu'il sous-tend.

S'adressant à son peuple avec moult images et expressions, issues de sa culture et de son histoire, il a ren­voyé les Etats-Unis à ce qu'ils sont dans les comparatismes historiques (souvent boiteux, certes, qui sont évoqués de part et d'autre, mais néanmoins actifs). A savoir, les Mongols de l'ère moderne !! Je pense, avec Carl Schmitt, que tout discours d'un homme politique, tenant un pouvoir concret, peut définir une doc­trine, et ceci, pour le meilleur comme pour le pire! Alors —et malgré l'intérêt que l'on peut avoir pour Té­­moudjinn, alias Gengis Khan, et pour la tentative héroïque du Général Baron Roman Féodorovitch von Un­gern-Sternberg de s' en inspirer— force est de constater que c'est bien "ce qu'ils sont", plus que tout au­tre forme d'impérialité.

Saddam Hussein est d'ailleurs en accord, en cela, avec le stratège-géopolitologue Zbigniew Bzrezinski. Il ne s'agit pas, dans la bouche du dictateur irakien, d'une formule creuse, mais d'un constat de com­pa­ra­tisme "historico-morphique", au sujet du statut de ce que d'aucuns ont le culot d' appeler l'"Empire amé­ricain". Le "maître de Bagdad" et le professeur , conseiller du Center for Strategic and International Stu­dies de Washington (DC), sont donc d'accord, ils s'accordent sur ce qu'est la puissance américaine sur la surface du globe! Ne pourrait-on les faire se rencontrer afin de boire une tasse de thé? Cela ne servirait à rien. Les héritiers de l'Empire Mongol, qui, je le rappelle, ont comme caractéristique de n'imposer aucun Or­dre territorial cohérent en visant à la domination universelle, de ne proposer aucuns nomos de la Terre, ces cavaliers nomades et pillards n'ayant pas les conceptions de la territorialité qui nous animent.

Le modèle mongol du Pentagone

Je cite Brzezinski, qui passe en revue, dans son étude sur l'Amérique et le reste du monde, les différentes for­mes impériales, et qui, à propos de l' Empire de Gengis Khan, déclare: Seul l'extraordinaire Empire Mongol approche notre définition de la puissance mondiale (in: Le Grand échiquier, Paris, 2000, p. 40, coll. Pluriel/ Hachette; édition de poche). Révélation capitale, s'il en est, et qui devrait nous en­join­dre à des rapprochements décisifs! Ainsi, il rappelle que cet Empire gengiskhanide a pu "soumettre (sic) le Ro­yaume de Pologne, la Hongrie, le Saint-Empire (resic) , plusieurs principautés russes, le califat de Bag­dad et l'Empire chinois des Song.

Dans sa franchise, qui n'est que plus blessante et révélatrice de notre condition misérable en Eurasie, il pour­suit: la puissance impériale mongole est fondée sur la domination militaire (tiens, tiens…), grâce à l'ap­plication brillante et sans pitié d'une tactique remarquable…! En effet, où est la pitié dans la mise en pla­ce de la domination américaine sur la planète depuis plus de cent ans?

Certainement pas en Amérique dans le génocide du peuple amérindien, ni dans l'instauration des dicta­tu­res sud-américaines aux 19ième et 20ième siècles en faveur de Washington et de Wall Street, dictatures où la tête d'un péon ne valait pas un cent, ni à Dresde dans les corps fondus des civils allemands brûlés vifs com­me leurs compagnons en holocauste de Tokyo, de Nagasaki, mais aussi de Hanoï, ou d'Hué, sous l'ac­tion de l'agent orange, corps napalmisés comme des mauvaises herbe1; je ne pense pas que la pitié ait ja­mais résidé dans la volonté de parfaire un blocus qui envoie à la mort des dizaines de milliers d'enfants ira­kiens qui n' ont rien fait, qui ont le tort de naître dans un Pays qui gêne les visées stratégico-com­mer­ciales d'un pays qui se pense comme la mesure du monde (et quelle mesure!!), comme, autrefois, les Ir­landais n'avaient qu'à mourir de faim sous les bons yeux de sa Très Gracieuse Majesté, les rois ou la reine d'An­gleterre.

Brzezinski, insiste, de manière pesante, sur le fait que les Mongols n'apportaient ni système économique et financier ni sentiment de leur supériorité culturelle, lequel existait dans les autres Empires. Voilà donc la mission stratégique de l'Etat américain; en effet, s'il s'inscrit dans la veine mongole, comme le veut Brze­zinski, il lui faut pallier ces défauts, d'autant plus que ces caractéristiques sont consubstantielles du ca­ractère éphémère de l'Empire de Temoudjinn. On remarquera que ces lacunes de l'empire gen­gis­kha­ni­de sont exactement celles qui caractérisent remarquablement bien les USA: l'expansion tous azimuts du dol­lar et l'intégration globalitaire du monde, condamné à être mis au diapason des règles économiques pro­posées par la seule Amérique. Cette dernière pouvant toutefois, à tous moments, les refuser sur son pro­pre sol ou, tout simplement, sous la forme de réciprocité si elles leur nuisent. Pas de barrières com­mer­ciales sur la planète, pas d'exception culturelle, nous vous l'ordonnons mais laissez instaurer des quo­tas et des mesures autarcique chez nous, je vous en prie! Il ne faudrait pas confondre les Maîtres et les esclaves, s'il vous plait de la tenue!

Ce n'est pas étonnant, dans cette mesure, que le parachèvement du condominium américain que veut Brze­zinski, insiste sur cet aspect et sur la diffusion de la culture américaine. Même si elle n'est pas trop sû­re de sa force en réalité, l'avancée de la démocratie (de type démo-libérale s'entend), des droits de l'hom­me (blanc et sioniste, disait Jacques Vergès!), et consécutivement de l'American Way of Life, assu­re­ront la puissance de cette troisième caractéristique impériale: la force d'une culture. Force plus ma­té­riel­le qu'autre chose, certes, mais qui base sa prédominance sur l'éradication des autres et sur l'oubli de tou­tes autres formes de sentir, penser, percevoir. Il ne peut en être ainsi, il ne pourra en être car il faut re­fuser le chemin du néant.

2) Une alliance du turquisme et du wahhabitisme contre les peuples libres d'Eurasie

Prévoyant et préparant la chute de Saddam Hussein, qui a revendiqué dans son discours le droit de toute na­tion à vivre —ce qui nous semble une revendication bien légitime— des réunions ont lieu, en ce mo­ment, entre Saoudiens, Turcs et Egyptiens. Le premier ministre turc Abdullah Güll (AKP), s'attèle à établir une alliance avec un prince saoudien, Abdullah bin Abdulaziz Al Saud (cf. Le Figaro, édition du 18-19/1/2003, p. 2), et avec Hosni Moubarak, qui s'engage à trahir définitivement toute possibilité égyp­tienne d'emprunter une voie politique propre, lui permettant de sortir de son triste état de fellahisation (com­me disait Spengler), dans laquelle l'avait poussée définitivement la colonisation anglo-saxonne, après l'é­limination de Mehmet Ali, et de laquelle entendait la sortir le germanisme en action avec l'aide de Ga­mal Abdel Nasser.

Turcs et Saoudiens, forces d'obscurcissement et ennemis ontologiques de l'Europe et de l'Eurasie, s'enten­dent donc à merveille afin de proposer un plan de liquidation du Parti Baath, ainsi que des hommes in­fluents qui le composent dans l'entourage de Saddam Hussein. On voit à quelle trahison s'apprête Mouba­rak, tombé à genoux devant l'ottomano-wahhabisme. Il s'agit de soudoyer les hommes et les officiers du Par­ti, à l'exception de l'entourage immédiat et de la famille; détail révélateur: il s'agit bien de la liqui­da­tion d'un projet, d'une vision du monde, d'une réorganisation de la région et des rapports de force en pré­sence et non de plier des "sbires".

Napoléon pensait que pour manipuler les hommes, il existait deux moyens, la corruption et le fouet! Le fouet ne sera pas utilisé; les Saoudiens, qui tiennent en main le régime le plus ignoble que la terre n'ait ja­mais porté, le réservant aux femmes et aux esclaves philippines qu'ils emploient dans leurs palaces-ca­si­nos, hideuse expression de la collusion americano-wahabite. Leur environnement esthétique relève effec­ti­vement plus de Las Vegas que de l'Alhambra. La corruption s'appliquerait sous la forme d'une amnistie ju­ridique pour inciter les fidèles baathistes à abandonner le dictateur et à l'anéantir en le condamnant à la solitude.

Bas les masques!

Que vient faire, dans ce point focal du conflit, cette alliance de la Turquie (dite laïque, alors qu'elle par­ti­ciperait à la liquidation du Baathisme, républicaine et je ne sais quoi encore!), qu'il nous faudrait ac­cepter au sein de l'Europe, avec l'islaméricaine Arabie Saoudite, théocratie islamique de mouture wahha­bite, alliée-adversaire des USA? Alliée militaro-stratégique et économique et néanmoins concurrente ou ad­versaire (n'en déplaise à Guillaume Faye) des USA dans la lutte commerciale pour la main mise sur le pé­trole. Ces forces que Jean Parvulesco appelle les forces du Non-Être (et qui comportent encore d'autres é­lé­ments à peine "dicibles"!) agissent de façon de plus en plus visible. L'alliance du dollar et du pétrole re­prend de plus belle, moyennant des zones d'influence accordée à l'islamisme et à l'américanisme, sous l'œil avide de la politique et de la diplomatie turque, saisissant l'opportunité de récolter de substantielles pré­bendes, dépassant largement ses bons services au sein de l'OTAN.

Afin de reconstituer la pérennité du condominium, qui régnait avant l'ébranlement du 11 septembre, —ce­lui étant sans doute plus ou moins factice, du moins manipulé par on ne sait quel nombre de services et de contre-services et ayant principalement une "fonction vidéosphérique légitimisante"— il est fort pro­bable que la Turquie fasse office de grand intercesseur entre les deux adversaires-concurrents, l'A­mé­ri­que et l'islamisme (saoudien), ces deux monstres de prosélytisme monothéiste, monothéisme du marché et monothéisme coranique, alliés à nos dépens.

La Turquie recevrait le droit de s'activer dans les "Balkans eurasiens", tout en étant "boostée" plus que ja­mais dans son lobbying en faveur de son entrée dans l'Union Européenne.

La France : terrain de tous les dangers

Il n'est pas sans signification, dans ce contexte, que la France soit le terrain de tous les dangers. Visible­ment, la France, via Jacques Chirac, a pris, en matière de Grande Politique, conscience de la tragédie qui peut résulter des heures que nous vivons. Face aux Etats-Unis d'Amérique, qui en sont à un tel niveau d'ou­trecuidance et de menace pour la paix du monde, Chirac a pris position en réactivant un certain gaul­lis­me révolutionnaire au sens où l'entend Jean Parvulesco, visionnaire, s'il en est, de la Weltpolitik, poli­ti­que où sont dépassés les clivages habituels. Chirac est le chef d'un Etat de l'Extrême-Occident qui vient de mettre en garde, personnellement, G. W. Bush, sur sa volonté de lancer une guerre unilatérale que, vi­siblement, il s'apprête à lancer, même seul. L'attitude récente de Chirac montre bien que tous les cri­tè­res et conditions pour justifier l'action militaire ne sont que des os à ronger pour les belles âmes occi­den­ta­les et mondialistes qui font office de gribouilles dans la presse, à la télévision, ou dans les tissus asso­cia­tifs, et dont l'Histoire ne s'encombre pas.

Cette prise de position rejoint l'esprit du discours de Phnom Penh prononcé en 1966 par le Général De Gaulle et de l'action sacrificielle du Président Laval; elle témoigne, sans doute, et je l'espère, d'une prise de conscience du Grand Jeu qui se déploie dans le Heartland.

La Russie a sans doute un grand rôle dialectique dans cette prise de conscience, comme le souligne fort ju­dicieusement Parvulesco, l'auteur du Retour des Grands Temps. En effet, la Russie, qui est aux prises avec le terrorisme tchétchène, est consciente de la turcisation des Balkans eurasiens, favorisée par l'ad­mi­nistration du Pentagone et de l'OTAN, ainsi que de l'islamisation montante de ces contrées, favorisée par l'Arabie et le Pakistan. Tout dialogue euro-russe portera à la conscience cet enjeu vital et historial d'em­pêcher ce qu'il convient de nommer un néo-ottomanisme, vu que sont favorisés et la "turcité" et l'is­la­misme.

Jacques Chirac doit comprendre qu'il peut saisir là l'occasion unique de rendre à la France sa cohérence eu­ropéenne, depuis longtemps perdue, dans cette question impériale (et impérieuse), dans cette question de la marche consciente et immémoriale vers notre Empire. En effet, il existe des forces néfastes, en Fran­ce, qui s'emploient à appuyer les revendications turques quant à son entrée dans notre communauté d'E­tre et de destin. Il ne nous appartient pas de savoir à quelles pathologies, intérêts ou incompréhensions de l'Histoire répondent ces énergumènes, il convient de les combattre et de réduire à néant leur projet ab­ject. En restant fidèles au Testament de Charles-Quint…

Je tiens à souligner, à ce propos, le soutien total que mérite Valéry Giscard d'Estaing quand il s'oppose à l'en­trée de la Turquie dans l'UE. Lui, qui fut ridiculement injurié par le ministre turc des affaires étran­gè­res, qui l'assimila à une figure de l'"anti-progressisme", du "passé", de la "réaction"… J'aimerais demander à ce sinistre monsieur qu'il s'informe: il n'y a que dans son Pays, qui bricole avec les concepts les plus abs­cons de l'Occident essoufflé, que l'on croit au "Progrès absolu" et que les partis politiques s'intitulent "Par­ti du Progrès, de la Liberté et du Droit, de la Justice" ou, pourquoi pas, de "l'Expansion économique"…Si, si, le parti qui remporta les législatives turques (l'AKP) récemment, s'auto-désigne comme le "Parti de la ju­stice et du développement"! La criminalisation automatique, de ceux qui osent mettre ses prétentions en doute, est sous-jacente dans ce label "politiquement correct"; on voit à quel géhenne sont renvoyés ses ad­versaires: à l'injustice et à la régression, fichtre, voilà qui collera à merveille avec l'idiosyncrasie amé­ricaine, se pensant comme "peuple élu", agissant au nom du bien universel, et avec l'islamisme des au­todafés; l'enfer, ce n'est plus les autres, c'est pour les autres!

Il s'agit là d'un fétichisme de l'étiquette politique légués par l'introduction, en France, des idéaux des Con­dor­cet, Saint-Simon, voire Comte, etc… Ce n'était déjà pas fameux à l'époque, mais les instances idéo­lo­giques dominantes en France les ont repris avec la ferveur de ceux qui n'y comprennent pas grand chose… Il en résulte des singeries, rien d'autres. Enfin, ces idées étaient en bout de course et, je signale aima­ble­ment, que l'Histoire a démontré leur inanité; je conseille à tous les excellents livres du Professeur P. A. Ta­guieff, notamment sur la question centrale du progrès.

La haine des trotsko-ricains favorables à l'Axe Washington-Ankara

Chirac a pris une position qui honore la France, montrant dans quel ridicule s'est encore une fois plongée la Belgique par la bouche de son ineffable ministre de la défense, le sieur Flahaut (dit "Fléau")2; en re­joi­gnant la position des d'Estaing et Stoiber, après que le chancelier Kohl ait donné la ligne de conduite de l'Eu­rope, à propos de la question turque, après l'appui donné à Giscard par l'ex-Chancelier Helmut Schmidt, fin analyste de la situation internationale, Chirac a provoqué, plus que jamais, la haine des trot­sko-ricains, de son pays, généralement favorables à l'axe Washington-Ankara.

D'autres, après le sociologue Emmanuel Todd 3, défendent l'intégration de la Turquie dans l'Europe. Cet in­dividu, que l'on croyait tout de même capable d'analyses plus pertinentes, y voit une chance pour le mo­dèle jacobin, or, fort heureusement, la France s'est engagée en vue d'une décentralisation régionale, com­me cela avait été le vœu du référendum de 1969. Ainsi, il nous faudra nous méfier du sénateur fran­çais Michel Pelchat, président du groupe des amitiés France-Turquie —qui va recevoir ma réponse sous for­me de communiqué— tellement le drôle est à côté de ses pompes, mais je suppose que c'est normal, vu qu'il en cire d'autres!

La France rentre dans une phase critique où elle pourrait enfin rejoindre et l'idéalité et la réalité de l'Eu­ro­pe en devenir, en renonçant une fois pour toute à l'idée perfide de l'alliance ottomane, en vue de jouer seu­le sur le continent, et en entrant, libérée de ses illusions et de ses aveuglements, dans le camp des Im­périaux, où elle aurait pleinement sa place car elle pourrait constituer une redoutable forteresse ma­ri­ti­me et spatiale sur le rimland atlantique, en lisière immédiate du cœur géopolitique de l'Europe, du no­yau territorial de l'impérialité germanique et occidentale. L'avertissement lancé par Chirac à Bush doit ê­tre le détonateur de cette voie révolutionnaire à suivre, vu l'action anti-européenne et anti-russe de l'al­liance wahhabito-ottomano-ricaine actuellement à l'œuvre.

Panoptisme et univers carcéral

Il est grand temps de comprendre le futur de notre condition humaine sur la planète Terre si cette al­lian­ce vainc un jour: c'est le pénitencier (ou la galère!) pour tout le monde! Sous l'œil de l' américano-panop­tis­me (satellitaire et électronique) et des gouverneurs de prisons turcs ou musulmans. L'humanité vivrait sous leur regard et selon l'aune de toute chose que développe l'humanitarisme, et ce formidable rè­gle­ment de prison que sont les "droits de l'homme". En réalité le droit de recevoir des bons ou des mauvais points selon le comportement de chacun en échange d'une punition éventuelle, le bonheur résidant dans l'ab­sence de punition. Condition de taulards! L'Humanité et le globe comme grand pénitencier, voilà la réa­­lité de la condition humaine à venir sous l'œil des kapos et matons médiatiques. Finie l'Histoire, fini le Po­­litique, finies les Révolutions possibles et l'action des peuples libres… Après la police du globe, le globe com­me prison. Vision accréditée par les régimistes de facture "rawlsienne", actifs dans les médias et les grou­pes associatifs, cet état de l'humanité assurant une juste "égalité des chances", façon pénitentiaire (a­vec un statut particulier pour ces régimistes médiacrates, je suppose que ce sera celui de kapo).

Contre l'alliance wahhabito-turco-ricaine! Contre l'Humanité réduite à un pénitencier! Contre la dhim­­misation et la chiourmisation des peuples d'Eurasie! Soutien total à la légitimité historique du Saint-Empire! Soutien total à Giscard d'Estaing et Jacques Chirac dans leur combat pour la paix! Sou­tien à l'Irak baasiste dans sa résistance aux mongols modernes ! Soutien total à Vladimir Poutine et à la Russie éternelle!

Max STEENS,

Bruxelles, 20/1/2003.

(1) Est-ce la réussite des Etats-Unis, de ne pas employer d'armes de destruction massive mais de traiter les hommes de chair et de sang comme des plantes à détruire, à exterminer leur refusant leur statut d'humanité? Est-ce que dans les repentances et les vagues de pardon et de devoir de mémoire que certains tentent d'imposer; y aura-t-il un jour un mot pour tous ces hommes? Car la vraie question est bien de savoir si une vie humaine vaut une vie humaine? Il est clair que pour les USA la réponse est négative (je pense même qui si il est jaune, il a encore moins de valeur à leur yeux). Un Japonais, un Amérindien, un Allemand, un Vietnamien mais aussi quiconque gênerait la marche de la théo­dicée du peuple américain risque de subir leurs foudres, avalisée subito presto par leur puritanisme qui les enjoints à se considérer comme le peuple élu.

(2) Qui vient de livrer, une fois encore la Belgique à l'accueil des troupes US, il faut dire le sourire au lèvres car le bon­homme raffole de passer à la télévision, expliquant qu'il ne saurait en être autrement. Ménageant ainsi la bonne collaboration otanesque de la Belgique à son maître ricain, de qui Verhofstadt et Michel sont les parangons. Il faut no­ter la juste répartition des rôles au PS, le triste sire de la maffia rose di Rupo essayant tant bien que mal de prononcer un discours devant ses ouailles où il s' affirme comme un opposant à la guerre… oui du point de vue de la belle âme car il s' agit pour lui que du non-envoi de troupes belges (ce sur quoi, il rejoint le Vlaams Blok!), le reste est de l'ordre de la pétition de principe… Principe déjà trahi par son camarade Flahaut. A jamais, le PS s'est déshonoré (pour autant qu'il ait jamais eu d'honneur…), trahi, et ne mérite pas une voix, pas un soupçon d'estime, juste une saine répugnance et ne mérite qu'une chose —outre notre dégoût : que des hommes courageux leur enlèvent à jamais la possibilité de se nom­mer "socialistes", ce qu'ils ne sont pas.

(3) Todd, certes, est apprécié dans nos milieux non-conformistes, allergiques aux "salades" des médias, pour ses travaux sur les structures familiales en Europe et dans le monde, mais il semble aussi, par ailleurs, que nos milieux pratiquent, par trop souvent, une rigidité mentale qui les empêchent d'intégrer la possibilité d'une multiplicité simultanée de points de vues, généralement divergents; croyant qu'un "ami" politique ou qu'une proposition "amie" dans un domaine implique ipso facto une "amitié" dans un autre domaine, sur un autre terrain, sur un autre champ, dans une autre ac­tion, … Funeste erreur. Assurer la cohérence des combats n'implique pas la cohérence des alliances.

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dimanche, 20 mai 2007

De la mauvaise stratégie des Etats-Unis

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De la mauvaise stratégie des Etats-Unis

Entretien avec le Prof. Dr. Peter Scholl-Latour

Propos recueillis par Moritz Schwarz

Né en 1924 à Bochum dans la Ruhr, Peter Scholl-Latour travaille depuis 1950 comme journaliste inter­national. De 1954 à 1955, il a été le porte-paroles du nouveau gouvernement de Sarre, après que celle-ci soit retournée dans le giron de la RFA. Orientaliste de formation, il a entrepris des voyages d'étude dans toutes les parties du monde. De 1960 à 1963, il a été le correspondant en Afrique de l'ARD, puis a di­rigé à Paris les studios de cette station de radio-télévision. En 1969, il est devenu le directeur de la WDR puis, en 1971, le chef du département des correspondants à l'étranger de la ZDF. A partir de 1975, il devient le chef du studio parisien de celle-ci. De 1983 à 1988, il occupe le poste d'éditeur de l'heb­domadaire Stern (Hambourg), puis en devient le rédacteur en chef et un des administrateurs du groupe de presse Gruner & Jahr. Il a écrit de très nombreux livres de voyage sur les pays du Proche- et du Mo­yen-Orient, qu'il a visités de fond en comble. Cet acquis fait de lui l'un des meilleurs experts allemands de cette région en ébullition, qui n'est boudé par aucun médium. En décembre 2002, il a fait paraître chez Propyläen un livre critique à l'égard de la politique brutale des Etats-Unis dans la région, Kampf dem Terror - Kampf dem Islam? Chronik eines unbegrenzten Krieges [= La lutte contre le terrorisme est-elle une lutte contre l'Islam? Chronique d'une guerre sans fin]. Comme le titre l'indique clairement: la guerre que Bush entend entamer en Irak ne connaîtra pas de fin et constitue dès lors une entreprise dé­raisonnable, à laquelle l'Europe ne doit pas participer.

MS: Professeur Scholl-Latour, immédiatement après la date du 27 janvier, jour où les inspecteurs de l'ONU auront remis leur rapport sur l'Irak, on pourra compter sur une attaque américaine contre ce pays arabe, car le déploiement des troupes bat désormais son plein. Vous avez voyagé pendant des an­nées dans cette région, vous l'avez traversée de long en large, vous avez rédigé quantité d'ar­ticles et de livres sur le Proche- et le Moyen-Orient. Pensez-vous qu'une attaque "ponctuelle" aura lieu après le 27 janvier ou pensez-vous que les médias répandent de la désinformation quant au mo­ment de l'attaque et que celle-ci se déclenchera plus tôt, avant qu'une protestation universelle ne s'or­chestre contre cette guerre?

PSL: On peut penser, en effet, que les Etats-Unis commenceront par soumettre l'Irak à des bombar­de­ments intensifs avant la fin du mois de janvier. Dans la foulée, ils déclencheront ensuite une attaque sur le terrain, dès que leur déploiement aura été parachevé. Les Américains ne tiendront guère compte des ré­sultats de l'inspection de l'ONU, si ceux-ci ne cadrent pas avec leur agenda.

MS: Déjà lors de la première guerre du Golfe en 1991, les Etats-Unis ont lancé un bobard propa­gan­diste, affirmant que des nourrissons koweitiens avaient été tués par des soldats irakiens, afin de ma­nipuler l'opinion publique américaine et internationale, pour qu'elle abonde dans le sens de la guerre. L'année dernière, les Américains ont annoncé leur intention —retirée depuis— de créer un mi­nistère de la propagande et de la désinformation. Personne, à l'heure actuelle, ne pense sérieu­se­ment que l'escalade sera provoquée par l'Irak, pourtant, aucun homme politique occidental en vue n'o­se remettre en question le fondement même de cette propagande américaine, qui prétend que l'at­ta­que dépendra du comportement de Saddam Hussein; au contraire, on entend les hommes po­litiques européens discuter avec un "sérieux papal" des légendes répandues par la propagande amé­ricaine…

PSL: Le bon vieux truc de la provocation entièrement machinée ne date pas d'hier. Déjà, la guerre du Viet­nam avait commencé à la suite d'une présentation fallacieuse, dans les médias américains, d'un in­ci­dent survenu dans le Golfe du Tonkin en 1964, où, soi-disant, de petits patrouilleurs nord-vietnamiens au­raient attaqué la flotte américaine. Ce qui est exact, c'est que des navires de guerre américains avaient pé­nétré dans les eaux territoriales nord-vietnamiennes, comme l'attestent les documents mêmes du Pen­ta­gone, qui ont été publiés depuis. Le fait que nos politiciens acceptent pour argent comptant la pro­pa­gan­de intensive des Etats-Unis prouve que nous nous trouvons dans un état de subordination totale à l'é­gard de Washington.

MS: Comment expliquez-vous alors le fait que les politiciens européens et surtout les médias en place reprennent, sans la contester ni même la soumettre à une critique sommaire, la thèse que la guerre ou la paix ne dépendent que du seul Saddam Hussein, alors que le dictateur irakien doit à tout prix éviter un conflit ouvert, uniquement parce que son premier intérêt est simplement de survivre?

PSL : La liberté de la presse, dans l'aire capitaliste, n'est pas illimitée. Et, par conséquent, induire systé­ma­tiquement en erreur l'opinion publique occidentale constitue une négation patente des principes mê­mes de la "communauté occidentale des valeurs". Nous sommes entrés dans une époque sans merci, très ru­de. La présidence américaine actuelle manie une vision du monde manichéenne, qui ne connaît qu'un Bien absolu, opposé à un Mal absolu. Malheureusement, la morale et la politique ne se concilient que très rarement. Comme Nietzsche le disait: «L'Etat est le plus froid des monstres froids».

MS: Contrairement à ce qui s'est passé en 1991, Saddam Hussein cherchera vraisemblablement à éviter une bataille frontale ouverte et tentera d'attirer les Américains dans une guerre de partisans et dans des combats de rue, types de combat que même une grande puissance ne peut gagner, com­me on le voit aujourd'hui en Tchétchénie.

PSL: A la condition toutefois qu'une partie des soldats irakiens soit prête à se battre jusqu'au dernier hom­me. Si on en arrive à de tels combats de partisans et de rue, les troupes américaines auront fort à faire, car Bagdad est une ville difficilement contrôlable, abritant six millions d'habitants. Les Irakiens utiliseront sans doute des gaz de combat. Mais, on peut penser aussi que, face à la pression des troupes américaines, en­trant dans le pays, le régime s'écroule et se liquéfie. En 1991, dès le début de l'offensive américaine sur le terrain, l'ordre étatique s'est effondré dans le Sud du pays, et même à Bagdad, où, venus des quartiers pau­vres, des hordes de pillards se sont jetés sur le centre de la ville. Dès que la nouvelle s'est diffusée que Saddam Hussein avait conclu un armistice avec les Américains, l'ordre a été rétabli très vite et très bru­talement. Autre possibilité: pendant la progression éventuelle des troupes américaines, nous pourrions as­sister à un putsch d'officiers, qui se diront: «Saddam doit partir, sinon nous nous balancerons à ses côtés au bout d'un gibet». Saddam Hussein suscite la haine dans de nombreuses catégories de la population. De nom­breux habitants de Bagdad seraient capables d'accueillir les troupes américaines dans la liesse. Ce­pen­dant, une chose est sûre: une telle liesse, si elle a lieu, ne durera pas longtemps. Toute occupation é­tran­gère de l'Irak, par des troupes non musulmanes, conduira, immanquablement, à une révolte po­pu­lai­re. Même les adversaires actuels de Saddam Hussein, comme les nationalistes panarabes et surtout les activistes islamistes, pourront en fin de compte déclencher une guerre d'usure, une "guerre asymétrique", que les Etats-Unis ne pourront subir pendant longtemps, rien que pour des motifs psychologiques.

MS: Vous aviez prédit l'attaque prochaine contre l'Irak dès les événements du 11 septembre 2001. Pourquoi? Parce que les Etats-Unis sont dorénavant bien décidés, depuis cette journée tragique, à li­quider toute menace potentielle sans tenir compte du droit international?

PSL: Non. Le projet d'attaquer l'Irak une seconde fois, les Américains le cultivaient déjà sous la pré­si­dence de Clinton, donc bien avant le 11 septembre 2001. Mais, à l'époque, ce projet n'apparaissait pas com­me opportun pour des raisons de politique étrangère. Aujourd'hui, cependant, dans le cadre de ce qu'ils appellent la "guerre contre le terrorisme", les Américains ont déclenché une action punitive globale, qui touche aussi l'Irak, décrit comme "Etat voyou", afin d'avoir un prétexte pour l'éliminer. Alors que mê­me la CIA a admis que jamais l'Irak n'avait participé aux actions terroristes internationales.

MS: Pourtant les Etats-Unis avancent des arguments très plausibles, par exemple, quand ils disent que l'Irak prépare et stocke des armes de destruction massive, participe à la prolifération des armements, etc. Le rôle des Etats-Unis serait dès lors de mettre un terme à cette prolifération dan­ge­reuse.

PSL: Le fait est que toute prolifération constitue un danger apocalyptique pour l'avenir de l'humanité —les Européens doivent le savoir eux aussi. Cependant, choisir l'Irak pour cible en ce domaine est inepte. Si l'on suit l'argumentation de Bush, alors il faudrait d'abord neutraliser la Corée du Nord, qui vient d'ad­mettre qu'elle possède ses armes atomiques propres. Pour empêcher l'Irak de construire des armes nu­clé­aires dans l'avenir, il suffit de perpétuer les contrôles de l'ONU. Certes, on peut construire des armes chi­miques et biologiques dans n'importe quelle cave, mais on ne peut pas construire des bombes ato­mi­ques avec des installations rudimentaires qui peuvent passer inaperçues.

MS: Les armes nucléaires restent donc un danger…

PSL: Il est très facile de fabriquer des armes chimiques, chaque pays de la région proche- et moyen-orien­tale en a les capacités. En réalité, la question est bien plus fondamentale: il faudrait qu'à Washington, les dé­cideurs comprennent la mentalité de leurs adversaires potentiels. Par exemple, les Américains mena­cent l'Iran d'une frappe nucléaire préventive. De ce fait, il me paraît évident que tout homme d'Etat ira­nien, digne de ce nom, cherchera par tous les moyens à se doter d'armements nucléaires, pour se pro­téger contre la pression et le chantage qu'exerce sur lui la super-puissance américaine, comme le fait d'o­res et déjà la Corée du Nord, ou le Pakistan contre l'Inde, qui lui est supérieure sur le plan militaire.

MS: Que pensez-vous de la motivation qu'avancent les Etats-Unis pour attaquer l'Irak? S'agit-il en fait seulement du pétrole, comme on aime à le dire?

PSL: Ma réponse vous apparaître d'une extrême banalité, vous pourrez la qualifier de "populiste" ou de "dé­magogique", mais, de fait, la motivation centrale reste la même qu'en 1991. Les Américains veulent sur­tout imposer un ordre nouveau, une pax americana, au Proche-Orient, dont Israël aussi serait le bé­né­fi­ciaire.

MS: Saddam n'est pourtant que le moindre mal, même pour les Américains, car il est isolé, il est ho­stile aux islamistes et largement désarmé. Ce sont trois avantages pour les Américains et ils sem­blent les négliger, car ils disparaîtront en cas de chute de l'actuelle dictature irakienne; l'avenir se­ra alors incertain, nous aurons plutôt la guerre civile et l'avènement d'un fondamentalisme isla­mis­te en Irak, et non pas la paix et la liberté…

PSL: C'est exact. C'est pourquoi la stratégie américaine me semble erronée. Car pour maintenir la cohé­sion territoriale de l'Irak après Saddam Hussein, le Pentagone devra immanquablement recourir à une nou­velle dictature à Bagdad, qui serait semblable à celle qu'exerce Saddam Hussein, à la seule différence qu'elle autoriserait les Etats-Unis à puiser dans les nappes pétrolifères irakiennes. Mais je pense qu'un au­tre élément entre en jeu: il est fort possible que les Etats-Unis ont encore un compte à régler avec Sad­dam Hussein. Je pense que Georges Bush Senior, il y a douze ans, a mis abruptement un terme à l'offen­si­ve sur le terrain, parce qu'on lui avait annoncé que Saddam Hussein était sur le point d'être éliminé par un putsch militaire. Sans doute est-ce Saddam Hussein lui-même qui lui a transmis l'information. Ensuite, au­tre facteur: l'avenir de l'Arabie Saoudite, officiellement alliée des Etats-Unis, mais où se situe sans nul dou­te le noyau dur de la conspiration d'Al Qaïda. Si jamais les fournitures en pétrole d'Arabie Saoudite ve­naient à s'interrompre, pour quelque motif que ce soit, les Etats-Unis auraient besoin du pétrole irakien pour compenser par des proportions identiques.

MS: Du fait que l'objectif ultime de cette guerre américaine apparaît comme peu rationnel, peut-on dire que les analyses de certains "dissidents" américains comme Immanuel Wallerstein ou Chalmers Johnson sont exactes? Qu'il s'agit tout simplement d'imposer un "imperium" américain?

PSL: Leur vue correspond à ce que disait l'ancienne ministre américaine des affaires étrangères, Made­lei­ne Albright, quand elle évoquait la "nation indispensable" que devaient devenir les Etats-Unis.

MS: Donc, in ultima ratio, la guerre contre l'Irak n'est pas une guerre destinée à empêcher la proli­fé­ra­tion d'armes de destruction massive, mais constituera la première frappe d'une guerre de longue du­rée pour soumettre le Proche- et le Moyen-Orient à la volonté des Etats-Unis?

PSL: La "guerre contre le terrorisme", que nous a annoncée le Président Bush junior, va durer de longues an­nées, en effet. Et cette guerre ne connaîtra aucune limitation d'ordre géographique, comme on peut le déduire déjà, à l'évidence. Selon des données que laisse filtrer la CIA, soixante Etats (!) dans le monde sont considérés aujourd'hui comme "peu sûrs" par les Etats-Unis. C'est inquiétant, mais nous ne devons pas nous laisser entraîner dans les travers d'un anti-impérialisme simpliste. Les Etats-Unis avancent une idée évidente: les "imperia" peuvent s'avérer nécessaires pour générer de l'ordre dans le monde. Cependant, je ne pense pas que les Etats-Unis soient habilités à jouer ce rôle, car j'ai constaté, au cours de toute ma car­rière, qu'ils ne possèdent pas cet indispensable instinct qui a permis, à d'autres, de comprendre la réa­li­té des autres cultures. Quant à la posture que prend l'Europe aujourd'hui, elle risque bien de devenir ab­so­lument intenable, car son incapacité politique et militaire la condamne à devenir totalement dé­pen­dante des Etats-Unis. Ne comprenez pas mon affirmation de travers: l'alliance atlantique demeurera in­dispensable à l'Europe et aux Etats-Unis, dans l'avenir. Mais l'organisation qui structure cette alliance et qui a fait ses preuves au cours de la guerre froide, c'est-à-dire l'OTAN, bétonne aujourd'hui la domination hé­gémonique sans faille du haut commandement américain sur les forces armées européennes. Prenons un exemple: si un conflit éclate entre les Etats-Unis et la Chine, l'Allemagne devra-t-elle envoyer ses sol­dats combattre l'armée de libération populaire chinoise, dans le cadre de la "Nato-Response-Force"? Lors­que j'entends un ministre allemand de la défense dire que la sécurité de l'Allemagne se défend sur l'Hin­dou Kouch, je me demande si nos hommes politiques sont encore sains d'esprit! Les chances de voir ad­ve­nir une défense européenne autonome sont aujourd'hui pure illusion. Quel homme d'Etat et quel parti se­raient prêts aujourd'hui en Allemagne à faire construire pour le pays des porte-avions, des sous-marins ato­miques ou des fusées nucléaires à l'instar de la France? Au moins, si les Allemands ne sont pas chauds pour agir dans un cadre européen, ils devraient au moins, un jour, se décider à agir dans un cadre na­tio­nal, pour se protéger contre tout chantage atomique venu de l'extérieur.

MS: Le terrorisme vise à ce que les Occidentaux, surtout les Américains, se retirent des hémisphères qui leur sont étrangers et compte sur la vulnérabilité des grosses structures. La création d'un "im­pe­rium", dans cette optique, avec ou sans l'Europe, ne constitue-t-elle pas une réponse erronée?

PSL: Tel est effectivement le problème, car le terrorisme est l'arme des faibles. Pour l'Occident, il existe au­jourd'hui deux dangers réels, notamment la prolifération des armes de destruction massive et la me­nace démographique. Telles sont les deux conditions, aux effets potentiellement funestes, qui alimen­te­ront le terrorisme de demain. Quant à la volonté américaine de construire un "imperium", elle doit se dé­dui­re des événements du 11 septembre 2001. Il ne s'agit pas tant d'une mutation dans le fameux "choc des ci­vi­lisations", comme on le prétend généralement. La signification du "Ground Zero" à New York réside en ce­ci: la psychologie des Américains a désormais changé. Et de fonds en comble!

MS: Que reste-t-il alors de cette idée sublime, qui nous évoque un "ordre juste" pour le monde en­tier?

PSL: Un ordre mondial juste a-t-il déjà existé dans l'histoire?

MS: Et qu'en est-il du droit des gens, du droit international?

PSL: Ne nous faisons pas d'illusions: le droit des gens a toujours été un bricolage tissé de bonnes inten­tions. Quand quelqu'un me sort des grands mots comme "family of Nations" ou "communauté interna­tio­nale des peuples libres", alors il ne me prouve qu'une chose: qu'il ment.

MS: Le Chancelier fédéral Schröder en parle pourtant…

PSL: Je considère que Gerhard Schröder est un virtuose de l'arrangement, mais aussi un homme sans cons­cience historique et sans "feeling" pour la politique internationale. Or cette absence de "feeling" pour la mar­che du monde est symptomatique en Allemagne: lorsque je regarde l'émission "ARD-Presseclub", qui est censée s'occuper de problèmes politiques importants, je constate qu'on n'y cause que de thèmes inté­rieurs, de retraites, de tarifs, d'impôts, alors qu'en dehors de nos frontières, le monde est littéralement en train de s'effondrer. Je reste cependant certain que dans quelques années nos hommes politiques, à leur tour, devront enfin se consacrer à des problèmes qui mettent réellement nos existences en jeu.

(entretien paru dans Junge Freiheit, n°3/2003; http://www.jungefreiheit.de ).


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samedi, 19 mai 2007

Volonté hégémonique américaine

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Prof. Günter ZEHM:

Ancien éditorialiste de Die Welt, collaborateur permanent de Junge Freiheit (Berlin), ancien professeur de philosophie à Halle et rédacteur du Rheinischer Merkur. Quatre ans après sa rédaction, ce texte recèle encore et toujours des principes de base pour élaborer une diplomatie offensive européenne autonome. Raison pour laquelle nous l'archivons sur ce blog.

De la volonté hégémonique des Etats-Unis

Depuis longtemps, on n'avait plus assisté à une telle unanimité en Allemagne et en Europe; tous s'in­sur­gent contre la guerre que planifient les Etats-Unis contre l'Irak. En dehors des Etats-Unis et de la Grande-Bre­tagne, personne dans le monde ne veut de cette guerre: ni le Pape ni les évêques luthériens ni les mé­tro­polites orthodoxes, ni les Chrétiens ni les Musulmans ni les Bouddhistes, ni l'UE ni l'ONU ni la Russie ni la Chine ni l'Iran. Aucune organisation internationale ne se déclare en faveur de cette guerre.

En Allemagne : union sacrée contre la guerre

En Allemagne, le front du refus court à travers tous les partis, tous les groupements politiques, unit radi­caux et modérés, pacifistes et bellicistes. Le front va de Franz Schöhuber à Heribert Prantl, de Horst Mah­ler à Jürgen Trittin, du Cardinal Lehmann au Général Schönbohm. Pourtant, les organes officiels de l'Etat ne répercutent qu'un très faible écho de ce qui se raconte partout dans le pays, dans le sauna, entre qua­tre yeux. Les préparatifs de guerre des Américains et la rhétorique belliciste de l'Administration Bush sus­ci­­tent la réprobation, l'horreur et le mépris. Sur ce sujet, pas d'illusions à se faire.

Le gouvernement fédéral allemand, fraîchement élu, qui, début février, devra présider le conseil de sécu­ri­té de l'ONU, en vertu de la procédure de rotation qui gère cette institution, se trouve face au Rubicon. Le Chancelier Schröder, dans la phase finale de sa campagne électorale, avait clairement promis, avec bel­le emphase, de se tenir à l'écart de toute guerre; il faut que cette promesse soit tenue, sans discussion inu­tile, car c'est ce qu'attendent les électeurs et les non votants, c'est ce qu'ordonne aussi la constitution. Au­cune entourloupette procédurière, aucune circonlocution alambiquée ne pourront contourner ces réa­li­tés: l'Allemagne ne peut pas, en vertu des clauses mêmes de sa constitution, mener une guerre d'a­gres­sion ou y participer. Ses obligations dans l'alliance se voient limitées par cette interdiction con­sti­tu­tion­nel­le.

Un concept de "guerre préventive" qui met hors jeu le droit des gens

La guerre que les Etats-Unis et la Grande-Bretagne entendent mener contre l'Irak est indubitablement une guer­re d'agression. Pas le moindre doute là-dessus! Pour être encore plus précis, il ne s'agit même pas d'u­ne guerre préventive, car l'Irak ne menace en rien les attaquants potentiels. Et quand bien même ce se­rait une guerre préventive, nous devrions nous poser la question suivante: quelle est la différence entre une "simple agression" et une "guerre préventive"? Y a-t-il vraiment une différence? Les choses sont pour­tant très simples aujourd'hui: la façon dont l'Administration Bush définit désormais les guerres préventives con­stitue en soi une agression. Le programme stratégique élaboré par le Pentagone, pour mener cette guer­re projetée, programme qui est désormais connu du grand public, met purement et simplement le droit des gens hors jeu et déforme les procédures classiques de la politique internationale et mésinter­prè­te les us et coutumes de la diplomatie traditionnelle, dans une mesure que l'on n'avait pas encore ima­gi­née jusqu'ici.

Le débat qui s'est ouvert dans ce contexte plane de fait bien au-dessus de son objet initial, la campagne mi­litaire envisagée contre l'Irak; le débat porte en effet sur la façon dont procède aujourd'hui l'Amérique à l'encontre du reste du monde; il porte sur les manières cavalières du Pentagone et de l'Administration Bush, sur la grossièreté avec laquelle ils traitent les faits et les preuves qu'avancent les autres. En règle gé­nérale, dans le monde entier, cette "diplomatie" américaine, telle qu'elle se pratique à l'avant-veille d'une guerre délibérément voulue, est considérée comme brutale et grossière, elle est ressentie comme bru­tale et stupide. Le monde semble avoir divorcé de l'Amérique.

Une nouvelle "Doctrine Brejnev"

«Tout cela me rappelle le temps ancien du soviétisme», a dit l'ancien président d'un pays d'Europe centra­le. «Le récent programme stratégique du Pentagone, d'après lequel les Etats-Unis réclament pour eux seuls le droit de mener des guerres préventives contre d'autres Etats, soit sous le prétexte d'éliminer des centrales du terrorisme soit pour tuer dans l'œuf des puissances potentielles et concurrentes, partout dans le monde, met le droit international totalement hors jeu. Il s'agit d'une sorte de nouvelle Doctrine Brejnev».

Comparer l'actuel programme du Pentagone avec la Doctrine Brejnev n'est pas une exagération, mais, au con­traire, une minimisation. L'ancienne Doctrine Brejnev, en dépit de son agressivité, maniait quand mê­me une rhétorique défensive. Seuls les "pays frères" étaient censés se voir envahir par les troupes soviéti­ques si le "socialisme" y était mis en danger. Le programme du Pentagone va plus loin: il étend le statut brej­nevien de "pays frère" au monde entier.

Tout Etat qui ne pratiquerait pas la démocratie à la façon dont l'entend Washington devient, virtuelle­ment, territoire à envahir. Par démocratie, dans ce contexte, il faut entendre un régime politique qui ne se construit pas un appareil de puissance qui pourrait devenir "dangereux" aux yeux de Washington, qui pourrait éventuellement remettre en question l'hégémonie américaine. Jamais dans l'histoire, on a osé for­mu­ler une doctrine d'impérialisme global aussi provocatrice, brutale et grossière.

La guerre imminente contre l'Irak servira de test et d'exemple. Il ne s'agit pas seulement de contrôler les champs pétrolifères du Proche-Orient et d'Asie centrale, il ne s'agit pas seulement d'imposer un nouvel or­dre politique et économique au monde arabo-musulman qui sied aux Etats-Unis et au capital financier oc­ci­dental, il s'agit en première instance de démontrer au monde entier la puissance militaire américaine, de monter comment fonctionnent les armes punitives qu'actionnent les militaires de Washington. Bush veut dire à tous les peuples du monde ceci: «Voyez, voilà ce qui arrivera dans le futur à tout pays qui se mon­trera récalcitrant au sens où l'entend la doctrine du Pentagone».

Le monde n'acceptera pas indéfiniment de vivre sous la curatelle des Etats-Unis

L'entreprise est cependant truffée de risques et condamnée à l'échec en ultime instance. Le terrorisme in­ter­national ne sera pas endigué, mais, selon l'avis de tous les observateurs sérieux, trouvera prétexte à se ré­pandre à grande échelle. Le monde connaîtra un grave déficit de sécurité et n'acceptera pas, sur le long ter­me, de se plier indéfiniment à la curatelle d'un seul Etat, d'une seule nation. L'époque des impéria­lis­mes (1789-1989) est terminée: à cela, même les rêves les plus délirants de toute-puissance, que caressent les stratèges du Pentagone, ne pourront rien changer.

Peu s'y attendent, mais l'heure de vérité est proche pour l'Europe. Ou bien elle deviendra un minable ap­­pen­dice des Etats-Unis, qui aura pour tâche de recoller les morceaux après les actes de guerre ("we bomb, you clean up" / "nous bombardons, vous nettoyez"). Ou bien elle se forge une identité propre, elle fait preuve d'unité et d'esprit de décision. Il n'y a pas de troisième terme possible.

Toutes les théories qui évoquent une "unité de l'Occident", qu'il faudrait à tout prix maintenir, fût-ce au prix d'une infériorité à jamais pérennisée, fût-ce au prix d'un rôle définitivement assigné, celui d'éternel domestique de la puissance hégémonique, sont des théories qui n'ont plus lieu d'être. Il n'y a pas d'unité oc­cidentale qui s'étende à tous les domaines de la vie, parce qu'au fond, un tel Occident n'existe pas. Ce qui existe concrètement, ce sont deux aires culturelles, certes apparentées entre elles, mais qui diver­gent fondamentalement sur le plan de leurs intérêts et de leurs traditions. D'une part, nous avons les E­tats-Unis d'Amérique et, de l'autre, l'Europe. Entre ces deux pôles, qui deviendront immanquablement an­ta­gonistes, il ne convient plus d'échanger des phrases pompeuses et solennelles. Chacun doit défendre ses in­térêts propres.

Günter ZEHM.

(article paru dans Junge Freiheit, n°3/2003 - http://www.jungefreiheit.de ).

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Affrontement sino-nippon

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Chine-Japon: l'affontement

Trouvé sur : http://www.radio86.fr/decouvrir-et-apprendre/chine-hebdo/...

Alors que pourtant l'interdépendance économique s'accroît entre les deux géants asiatiques, leurs relations n'ont cessé de se détériorer depuis 2004. Dans “Chine-Japon, l'affrontement” paru aux éditions Perrin, Valérie Niquet passe au peigne fin les relations entre les deux pays, aborde les sujets de tensions. Des tensions qui ont en réalité très peu avoir avec l'histoire mais tout, au contraire, avec le présent et même l'avenir.

Valérie Niquet est professeur au Collège interarmées de défense (CID- École militaire) où elle assure le cours de géopolitique de la Chine. Elle est japanologue, sinologue et dirige le centre ASie de l’IFRI.

Outre de nombreux articles sur des enjeux d’actualité, elle a traduit deux oeuvres majeures de la stratégie chinoise: “L’Art de la guerre”, de Sun Zi et le “Traité militaire”, de Sun Bin

Chine-Japon: des relations diplomatiques au plus bas
Depuis 2004, de nombreux évènements en Chine ont reflété le sentiment anti-nippon de plus en plus présent dans la société chinoise mais également entretenu par les autorités. Face à cette impopularité croissante, le Japon a brandi l'arme économique et a affirmé vouloir supprimer les programmes de développement accordés à la Chine à l'horizon 2008. Reflet de cette « hystérisation » des relations, aucune rencontre officielle n'a eu lieu depuis la visite de Junichiro Koizumi en 2001.

Le poids du passé
Officiellement, les griefs de Pékin envers Tokyo sont de nature essentiellement historiques. La question de la « révision des manuels » visant à présenter la guerre en Asie comme une guerre de libération contre les anciennes puissances coloniales et dans laquelle le massacre de Nankin est fortement édulcoré à provoqué de vives manifestations en Chine en avril 2005.L'autre sujet de contentieux, le plus connu, est l'affaire du sanctuaire Yasukuni, où reposent 14 criminels de guerre de classe A.
Pékin considère alors que le Japon ne souhaite pas « expier la faute de la seconde guerre mondiale ». Mais pourtant, le gouvernement japonais a déjà présenté des excuses, notamment en 1995, à l'occasion du 50e anniversaire de la fin de la seconde guerre mondiale dans le Pacifique. Pékin utilise notamment l'argument historique pour justifier son opposition à la candidature du Japon qui souhaite devenir membre permanent du Conseil de sécurité de l'ONU.

Les sujets de discorde
Valérie Niquet s'intéresse à un nouveau terrain possible d'affrontement, la question énergétique, qui vient exacerber les tensions entre la Chine et le Japon. Si les besoins et la dépendance énergétiques de la Chine augmentent beaucoup, le Japon demeure tout aussi dépendant de l'extérieur. Tokyo et Pékin se trouvent alors en concurrence sur le marché russe mais aussi en Iran ou en Arabie Saoudite, partenaire traditionnels du Japon, où Pékin ne cesse pourtant d'avancer ses pions. Malgré ses nombreux sujets de discorde, les relations économiques entre les deux pays sont « florissantes » comme en témoigne le montant des échanges qui ont atteint 189 milliards de dollars en 2005, contre seulement 120 milliards en 2003 et… un milliard lors du rétablissement des relations diplomatiques en 1972. La Chine et le Japon sont les premiers clients l'un de l'autre. Mais pourtant le facteur économique n'apaise en rien les relations sino-japonaises.
Derrière cette « guerre froide qui ne dit pas son nom », c'est la question de la concurrence des modèles chinois et japonais en Asie qui est en jeu.

Enfin Valérie Niquet examine les scénarios probables des rapports entre Tokyo et Pékin.
Titre: Chine-Japon, l’affrontement

Auteur: Valérie Niquet

Paru le:24 août 206

Editeur:Librairie Académique Perrin

Prix éditeur:18,50 euros


Auteur: Marion Zipfel

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lundi, 14 mai 2007

Lord Curzon et l'Arabie

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Les Archives de SYNERGIES EUROPÉENNES :

Lord Curzon et l'Arabie

Extrait de l'ouvrage d'Albrecht Wirth, Weltgeschichte der Gegenwart (1879-1924), 5. Umgearbeitete und vermehrte Auflage, Georg Westermann, Braunschweig/Hamburg, 1924. Trad. franç.: Robert Steuckers.

Lord Curzon s'est présenté en novembre 1903 sur les rives du Golfe Persique. Il a aussitôt déclaré que le Golfe était une mare clausum, une mer intérieure britannique. Telle a été la situation depuis 1842 et il faut, prétendait-il, que cela reste ainsi à l'avenir. Lord Curzon fut le principal héraut d'une politique de puissance. Vice-roi des Indes, époux d'une riche Américaine, il exerçait une influence considérable. Il entendait agrandir l'Empire britannique des Indes dans toutes les directions. Il venait, en novembre 1903, de commencer la campagne militaire au Tibet, dont il était l'inspirateur.

Lord Curzon cultivait l'intention d'englober tout le Sud de l'Iran, de même que la région du Chatt El Arab dans la sphère d'influence anglaise. La "politique d'aller de l'avant", dont Lord Curzon était l'un des représentants les plus zélés, se montrait de plus en plus agressive, surtout depuis qu'avait commencé la Guerre des Boers. Pourtant, cette politique ne manquait pas d'adversaires dans la métropole anglaise elle-même. Notamment, Sir Henry Cotton, principal fonctionnaire de l'Empire britannique dans l'Assam, contestait sans ambages l'invasion du Tibet. L'attaque anglaise, affirmait-il, constituait une monstruosité et une entorse au droit des gens. Les contestations émises par ceux que l'on appelait les "Little Englanders", et dont le nombre diminuait sans cesse, n'avaient plus aucune signification. C'est la politique préconisée par Curzon qui a fini par triompher. A quel moment la Grande-Bretagne avait-elle donc tenu compte du droit des gens?

En Arabie, l'Angleterre visait trois objectifs : assurer le transit maritime en direction de l'Inde et de l'Extrême-Orient, couper la ligne que comptait établir la politique allemande des chemins de fer devant déboucher au terminus koweitien, dominer tous les chemins menant à Médine et à La Mecque, sinon mettre la main sur ces deux lieux saints de l'Islam. Ce n'était pas tant le sol de l'Arabie qui suscitait la frénésie acquisitive des Britanniques, mais plus simplement sa valeur stratégique et son importance religieuse. Toutefois, le sol de plusieurs régions de cet ensemble n'était pas dépourvu d'intérêt. Un major anglais décrit le paysage alpin de l'Hadramaout, où les sommets atteignent des hauteurs de 2500 à 3000 m, comme une sorte de Suisse méridionale, bien plus vaste que la Confédération Helvétique, au climat sain et, par endroits, très fertile. Sur la côte, toutefois, la vie est insupportable, ajoutait-il. Aden est un four, Djidda (Jedda) est un purgatoire, Mascate est l'enfer. Déjà presque toutes les îles de la Mer Rouge, de même que le petit archipel de Bahrein, dans le Golfe Persique, étaient tombés sous administration anglaise. Sur le continent, Aden appartenait aux Anglais; les princes locaux de l'Hadramaout et l'Imam de Mascate se trouvaient sous leur suzeraineté. Ils ont ensuite tenté de s'implanter au Koweit, terminus potentiel des chemins de fer proche-orientaux construits par les Allemands, afin de gêner l'exploitation de ceux-ci. Enfin, ils tenaient entre leurs mains toute la navigation intérieure dans les bras de mer s'enfonçant dans le territoire persan, de même que toute la navigation fluviale sur le Tigre et l'Euphrate. Autre atout important; la majeure partie de l'Afrique du Nord-Est leur appartenait.

De cette façon, les Britanniques installaient un anneau infranchissable autour de l'Arabie, au Sud, à l'Est et au Nord-Est. Pour fermer l'anneau complètement, il leur fallait encore établir une ligne menaçante partant du Golfe Persique pour aboutir à la Mer Rouge ou à la Méditerranée. Soucieux après avoir entendu évoquer pareils projets, le Sultan conçut le plan de faire tracer une ligne de chemin de fer de Damas à La Mecque. C'est effectivement pour la domination de La Mecque que le combat principal se déclenchera. Le Padicha était considéré comme le chef suprême de tous les croyants. Il estimait essentiel, à ce titre, que La Mecque demeurât en sa possession. Face à cette revendication, les Anglais prétendaient dominer des espaces où vivaient environ 100 millions de Musulmans. Raison pour laquelle l'Angleterre souhaitait prendre La Mecque en sa possession et confisquer ainsi au Sultan turc, tenant du titre de Calife, son fer de lance.

(Albrecht WIRTH, Weltgeschichte der Gegenwart, 1924, pp. 237-238).


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lundi, 07 mai 2007

Qui est Abdullah Gül?

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Qui est Abdullah Gül ?

Jusqu’aux péripéties les plus récentes de la politique turque, il semblait bien que le onzième président de la République allait être Abdullah Gül. Au troisième tour de l’élection présidentielle, prévu pour le 9 mai 2007, les voix du parti au pouvoir actuellement, l’AKP islamique, suffiraient amplement à le porter à la plus haute fonction de l’Etat turc. Pourtant, toutes les options sont à nouveau ouvertes : d’abord, l’opposition nationaliste de gauche, portée par le parti CHP, a fait appel au tribunal constitutionnel ; ensuite, l’état-major général de l’armée turque a agité l’épouvantail d’une « islamisation de la Turquie » et s’est ainsi opposé indirectement à l’élection de Gül. Sans ménagement, les cadres laïques de l’armée ont fait savoir urbi et orbi qu’ils n’assisteraient pas sans réagir à la liquidation de l’héritage de Mustafa Kemal Atatürk et que, le cas échéant, ils organiseraient un putsch.

Malgré cette levée de boucliers, Gül apparaissait comme le candidat du consensus. Dans ses fonctions de ministre des affaires étrangères, cet homme de 56 ans s’était abstenu de toute intervention dans les affaires intérieures du pays. Il a négocié des dossiers que l’on pourrait juger contradictoires : rapprocher la Turquie de l’UE, d’une part, améliorer les relations entre son pays, l’Iran et la Syrie, d’autre part. Tous les hommes politiques européens qui ont eu affaire à lui apprécient les qualités diplomatiques de Gül et sa capacité à cerner clairement les projets réalisables ; c’est un homme, disent-ils, qui ne considère pas les compromis, qu’il est amené à accepter, comme des défaites.

A l’instar de tous les membres de sa famille, il est cependant soucieux de respecter les préceptes de sa religion. Sa femme, Hayrünissa, porte le voile islamique avec ostentation. Le père de Gül avait déjà, en son temps, milité dans un parti à connotations islamisantes. Abdullah Gül, à l’âge de 19 ans, collait des affiches pour le parti islamique de l’époque et s’activait au sein d’une association étudiante nationaliste et islamiste. Plus tard, il est allé travailler en Arabie Saoudite, le pays sunnite le plus farouchement fondamentaliste du monde musulman. Pourtant, Gül, dans ses fonctions de ministre des affaires étrangères, n’a jamais cherché la confrontation avec les généraux kémalistes de Turquie, préférant jouer les médiateurs dans la querelle récurrente sur la séparation de la religion et de la politique.

Gül est issu de milieux modestes. Né le 29 octobre 1950 à Kayseri, en plein centre de l’Anatolie, il est le fils d’un petit artisan. La date de son anniversaire est symbolique : c’est aussi celle où Atatürk proclama, jadis, la République en Turquie. Il a étudié l’économie politique à Istanbul d’abord, à Exeter et à Londres en Angleterre ensuite. Il a obtenu finalement son diplôme à l’Université de Sakarya, où il a enseigné par la suite. En 1983, il s’installe à Djedda en Arabie Saoudite, où il travaille pour la « Banque Islamique du Développement ». Gül parle donc couramment l’anglais et l’arabe.

En 1991, Necmettin Erbakan l’appelle et il quitte l’Arabie Saoudite. Gül gagne un mandat dans sa ville natale de Kayseri pour le parti d’Erbakan, le RP, le « parti du bien-être islamique » ou, en abrégé, le « Refah ». Deux ans plus tard, Gül devient le vice-président du RP. Mais Erbakan, trop dogmatique, n’a pas pu retenir longtemps Gül et son ami Recep Tayyip Erdogan dans le parti. En août 2001, les deux hommes fondent l’AKP qui n’est plus qualifiable d’ « islamiste » au sens habituel du terme mais de « démocrate-islamique ». Après leur victoire électorale, Erdogan, sous le coup d’une interdiction encore en vigueur de se livrer à toutes activités politiques, n’a pu immédiatement exercer le mandat de chef de gouvernement. Pendant six mois, Gül l’a remplacé. Aux Européens, sceptiques, Gül déclarait que le gouvernement AKP et son programme de réformes choqueraient « légèrement » l’UE. Aujourd’hui, le choc qui frappe les Eurocrates est d’une toute autre nature et vient de milieux bien différents : c’est le risque d’un putsch militaire.

Günther DESCHNER.

(article paru dans « Junge Freiheit », n°19/2007).

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Situation politique en Turquie

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Bernhard TOMASCHITZ :

Situation politique actuelle en Turquie : querelle sur la présidence, menace sur le Kurdistan irakien

« Va-t-il accéder à la Présidence ou non ? ». Telle est la question que se posaient les Turcs quant au Premier ministre Recep Tayyip Erdogan. Avait-il l’intention de remplacer l’actuel Président Ahmet Necdet Sezer ? Depuis fin avril, les choses sont claires : ce sera le Ministre des Affaires Etrangères, Abdullah Gül, qui se portera candidat de l’AKP à la Présidence. La perspective est donc la suivante : le 16 mai prochain, le nouveau Président prêtera serment pour accéder de facto à la plus haute fonction de l’Etat turc ; ce Président sera-t-il un « islamiste » ? Pour la plupart des Turcs, cette prestation de serment risque bien de déclencher la pire crise politique depuis la fondation de la république laïque de 1923.

Dans les semaines qui viennent de s’écouler, nous avons assisté à une succession ininterrompue de manifestations contre la candidature d’Erdogan. Sur la Place Tandogan à Ankara, au pied du mausolée dédié à Mustafa Kemal Atatürk, le fondateur de la République, une foule immense de plus de 300.000 personnes s’est rassemblée. Sur une banderole agitée par des manifestants, on pouvait lire : « Demain, il sera trop tard ». Et sur une autre : « Respect pour la religion mais NON à l’islamisme ». Les simples citoyens turcs qui composaient cette masse impressionnante ne sont pas les seuls à s’inquiéter : avec eux, le Président sortant Sezer et le chef suprême des armées turques, Yasar Büyükanit, voient d’un mauvais œil la perspective qui se dessine. En effet, le parti au pouvoir d’Erdogan, soit le « Parti de la Justice et du Développement », est prêt à s’emparer des postes les plus importants de la République. Sezer a déclaré dans son discours d’adieu dans les locaux de l’Académie militaire : « Jamais auparavant l’ordre politique de la Turquie n’a couru un danger aussi grave qu’aujourd’hui ». Et il précisait, sur un ton mobilisateur : « Parce que les principes de la République sont ouvertement remis en question, tous les citoyens doivent prendre le parti de l’idéologie de l’Etat ». Ce discours s’adresse tant à Erdogan qu’à Gül. En effet, l’épouse de ce dernier, qui prendra la place de Président que l’on avait d’abord voulu attribuer à Erdogan, fait partie du groupe d’une centaine de citoyennes turques qui naguère avaient tenté en vain de faire abroger par la Cour Européenne des Droits de l’Homme l’interdiction de porter le voile dans les bâtiments officiels.

Bruits de putsch

Le chef de l’état-major Büyükanit est un ennemi déclaré des islamistes. Avec un langage dépourvu de toute ambiguïté, il a déclaré que l’Armée attendait l’élection d’un Président « pour qui les principes de la République ne sont pas de simples idées désincarnées et non suivies d’effets, mais des principes qu’il devra s’engager à défendre par des actes ». Entre-temps, les bruits de putsch circulent à Ankara. Dans le passé, l’Armée s’est emparé trois fois du pouvoir par la force (la dernière fois, c’était en 1980), parce qu’elle se pose comme la gardienne de l’héritage d’Atatürk et parce qu’elle entendait mettre un terme aux crises politiques. Dans un tel contexte, bien des émois ont été suscités ces dernières semaines par la publication d’extraits du journal personnel d’un ancien général, où celui-ci évoque des plans de putsch contre le gouvernement d’Erdogan, plans ourdis dès 2004, au moment où le premier gouvernement de l’AKP s’apprêtait à exercer le pouvoir après avoir gagné les élections haut la main. Or ce général est actuellement le président de l’association qui vient d’organiser les gigantesques manifestations d’Ankara contre Erdogan !

La politique islamisante d’Erdogan  -on prétend que le « Département des affaires religieuses » est noyauté par les islamistes-  a surchauffé le climat politique du pays, comme on s’en est aperçu il y a une bonne dizaine de jours, lors d’une attaque sauvage contre une maison d’édition publiant des Bibles à Malatya, une ville au Sud-Est de la Turquie. Trois personnes y ont été assassinées de la manière la plus bestiale. Les assassins leur ont tranché la gorge. Parmi les victimes, un citoyen allemand. Dix jeunes hommes, âgés de 19 à 20 ans, ont été arrêtés pour avoir commis cet acte barbare. Ils ont avoué n’avoir pas commis ces assassinats « pour eux, mais pour leur foi ». Ces assassinats, précisaient-ils, « devaient servir de leçon aux ennemis de notre religion ».

Le bain de sang de Malatya a suscité un grand émoi médiatique en Europe. En Turquie, après décision du gouvernement, on a étouffé l’affaire, qui dé montre pourtant à l’évidence la persécution des chrétiens en Turquie. Et il y a d’autres indices : les sbires d’Erdogan ont finalement refusé qu’une croix soit installée sur la coupole de la cathédrale arménienne de la Sainte-Croix d’Akhmatar, récemment restaurée sur une île située au milieu du Lac de Van, à l’Est du pays. Motif : l’Eglise a été restaurée parce qu’elle est un monument culturel mais ne doit pas servir de lieu de culte ; par conséquent, disent les tenants de l’AKP, le symbole de la religion chrétienne ne peut y figurer.

Les Kurdes et le référendum sur Kirkuk

La minorité chrétienne ne compte plus qu’une petite centaine de milliers d’âmes en Turquie et ne crée guère de soucis aux officiels turcs. En revanche, les Kurdes musulmans, qui forment environ le quart des 72 millions d’habitants du pays, créent beaucoup de problèmes. Nous sommes au printemps, les neiges des montagnes fondent et les combattants du PKK, le « Parti des Travailleurs Kurdes », reprennent leurs activités. Lors de l’offensive de ce printemps, déclenchée par l’armée turque contre les rebelles kurdes, des dizaines de personnes ont d’ores et déjà trouvé la mort. L’armée turque est surtout agacée parce que les rebelles du PKK s’infiltrent en territoire turc au départ de leurs bases de repli, dans le Kurdistan irakien. Cette situation nouvelle, depuis la guerre en Irak, envenime évidemment ce vieux conflit civil et frontalier ; c’est la raison officielle pour laquelle le ton monte, plus sérieusement que jamais, entre Ankara et les Kurdes d’Irak. La Turquie essaie par tous les moyens d’empêcher l’annexion de la ville de Kirkuk à la zone kurde de l’Irak fédéralisé, annexion que devrait sanctionner le référendum prévu cette année dans la région. Si le référendum s’avère favorable au gouvernement de la région autonome kurde du nouvel Irak, ce qui est parfaitement prévisible, les conditions seraient créées, ipso facto, pour que s’institue un Etat kurde économiquement viable dans les confins septentrionaux de l’Irak. Immanquablement, la consolidation du Kurdistan autonome du nouvel Irak fédéralisé aurait des effets « boosteurs » sur les Kurdes de Turquie. Les territoires autour de Kirkuk regorgent effectivement de pétrole.

Büyükanit veut passer à l’offensive

Büyükanit, chef de l’état-major général des armées turques, ne cesse plus de demander au gouvernement et au parlement un mandat lui permettant de faire entrer ses troupes en Irak septentrional : l’intervention, précise-t-il, est nécessaire sur le plan militaire. D’après certaines dépêches, des unités spéciales de l’armée turque ont déjà pénétré jusqu’à 40 km à l’intérieur du territoire irakien. Le long de la frontière, de nouvelles troupes auraient été massées. Le « Conseil National de Sécurité », à Ankara, menace l’Irak de « mesures politiques, économiques et autres » si les autorités de Bagdad ne mettent pas fin aux activités des bandes du PKK qui opèrent à partir des régions du nord de l’Irak. En fomentant ouvertement des plans pour une guerre offensive contre son voisin, Ankara se réclame du droit international qui, y prétend-on, autoriserait les manœuvres de franchissement de frontières pour mettre un terme à des activités terroristes ; vu que le PKK est considéré comme « terroriste », l’armée turque interviendrait de plein droit sur le territoire irakien. Ankara et ses généraux ont donc choisi le sentier de la guerre, ce que pense également l’observateur Sedat Laciner, directeur d’un centre de réflexion politique dans la capitale turque : « La Turquie ne bluffe pas. Nous nous acheminons pas à pas vers une invasion militaire du Nord de l’Irak ».

Massoud Barzani, chef des Kurdes d’Irak, ne s’est nullement laissé impressionner par les menaces turques. Dans un entretien accordé à la télévision, il a annoncé qu’en cas d’intervention turque, les Kurdes, eux, « interviendraient à Diyarbakir et dans d’autres villes turques à forte population kurde ». L’ « intervention », annoncée dans la menace de Barzani, aurait donc pour résultat de créer de terribles désordres dans le Kurdistan turc. Erdogan a répliqué et a menacé à son tour les Kurdes d’Irak, en affirmant qu’ils paieraient « un prix très fort » et que le système de Barzani « s’écroulerait ».

Washington face à un dilemme

Les Etats-Unis menacent de s’interposer dans le conflit qui se dessine à l’horizon. Pour eux, c’est véritablement un dilemme : d’une part, la Turquie, membre de l’OTAN, est un de leurs principaux alliés dans la région ; d’autre part, les Kurdes sont leurs seuls alliés fiables en Irak. Un affrontement turco-kurde dans les régions du Nord de l’Irak, qui sont restées relativement tranquilles jusqu’ici, ruinerait définitivement la politique irakienne du gouvernement Bush, en la conduisant tout droit au désastre.

L’attitude de la Turquie   -qui, ne l’oublions pas, avait refusé, lors des préparatifs américains pour l’invasion de l’Irak, de prêter son territoire afin qu’il serve de base d’attaque aux troupes américaines-   prouve qu’Ankara et ses généraux privilégient, de manière absolue, les intérêts propres de leur pays et subordonnent à ceux-ci tous les principes de fidélité à leurs alliés du Pacte atlantique. Un exemple à méditer, avec toute la sérénité voulue : pour nous, Européens, c’est une attitude positive d’intransigeance nationale que nous devrions, nous aussi, adopter vis-à-vis de la relique de la Guerre Froide qu’est l’OTAN ; mais, en cas d’adhésion de la Turquie à l’UE, c’est une attitude qui ne laisse rien augurer de bon quant à la fidélité sur le long terme d’Ankara à l’égard de l’idée européenne.

Bernhard TOMASCHITZ.

(Article tiré de « Zur Zeit », n°17/2007 ; trad. franç. : R. Steuckers).

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vendredi, 04 mai 2007

Islam/Amerika: vrienden of vijanden?

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De islam en Amerika... vrienden of vijanden?

Gevonden op: http://www.vonk.org/CallReadOnly.asp?artikelID=1320&s...

De blinde woede waarmee de imperialistische agressie losbarstte na 11 september 2001 is niets nieuws en ook niet de laatste in zijn soort. Zolang de crisis van het kapitalisme blijft bestaan, zal deze afgrijselijke kruistocht aanhouden in verschillende gedaanten en in verschillende delen van de wereld. Dit gaat gepaard met een ideologisch verval en achteruitgang van menselijke waarden.

De kleurrijke verpakking en analyse waarmee deze imperialistische agressie wordt voorgesteld is niet alleen totaal misleidend, maar ook uiterst fout. Twee vooraanstaande imperialistische ‘intellectuelen’ hebben geprobeerd de vernieuwde imperialistische agressie van een ideologische basis te voorzien. Een van hen is Francis Fukuyama en de andere heet Samuel P. Huntington. Beiden werkten vroeger voor het Amerikaanse ministerie van Buitenlandse Zaken. Na de terugtrekking van het Sovjetleger uit Afghanistan in 1989 gaf Francis Fukuyama zijn schandelijke thesis ‘The End of History’ (Het einde van de geschiedenis) uit in boekvorm.

Huntington, die adviseur is geweest voor het Amerikaanse Vietnambeleid onder president Johnson en later directeur werd van het instituut voor strategische studies aan de Harvard-universiteit, bracht in de zomer van 1993 zijn essay ‘The Clash of Civilizations’ (Botsende beschavingen) naar buiten in het magazine Foreign Affairs. Blijkbaar werd dit essay geschreven in de vorm van een polemiek met Fukuyama’s stelling ‘The End of History’. Als we Huntingtons stelling echter van dichtbij bekijken, zien we dat de doelstellingen van deze stelling dezelfde zijn als bij de stelling van Fukuyama, namelijk het rechtvaardigen van de agressieve dominantie van het Amerikaanse imperialisme.

Maar door de gebeurtenissen sinds 2001 kreeg Huntingtons thesis over botsende beschavingen meer bijval. Niet enkel het Amerikaanse imperialisme maakte er gebruik van, maar ook islamitische fundamentalisten profiteerden er volop van. Huntington argumenteert tegen Fukuyama’s thesis dat “hoewel de val van het communisme een eind maakte aan de ideologische tegenstellingen, dat niet het einde van de geschiedenis betekent. In plaats van politiek en economie zal nu cultuur heersen op aarde en ze blijven verdelen.”

Botsende beschavingen

De culturen die Huntington in zijn thesis ‘The Clash Of Civilizations’ aanhaalt zijn: westerse beschaving, confucianisme (zowel Chinees als Japans), islamitische, hindoe, Slavisch-orthodoxe (Russisch), Latijns-Amerikaanse beschavingen en waarschijnlijk Afrikaanse beschaving. In het geval van Afrika heeft hij ‘waarschijnlijk’ als bijvoeglijk naamwoord gebruikt omdat hij niet gelooft dat Afrikanen beschaafde menselijke wezens zijn! Hij beweert dat religie het symbool van de sociale waarde van deze samenlevingen is. Huntington argumenteert dat “religie de centrale kracht is die de mensen behendig en actief houdt”. Volgens hem is de centrale tegenstelling die van “het Westen tegen de rest”. Hieruit concludeert hij dat het Westen, “in werkelijkheid Amerika”, klaar moet staan om de beschavingen waarmee ze oog in oog komen te staan, met militaire onderdrukking te verbrijzelen. Hij zegt ook dat de gevaarlijkste beschavingen de islam en het confucianisme zijn (dat is dus olie en Chinese export). Hij sluit zijn thesis af met de woorden: “De wereld is niet één geheel. Beschavingen verenigen mensen en verdelen ze. Bloed en geloof zijn de basis waardoor mensen herkend worden en voor die dingen zullen ze vechten en sterven.”

Deze ideeën en analyses zijn niet enkel een krachtbron voor het agressieve beleid van de Amerikaanse heersers, maar zijn ook een bron van vermaak voor fundamentalisten en reactionaire politici en generaals. Beide ‘strijdende’ fracties willen ze ten volle benutten. De vernieling en miserie die hieruit voortkomt, maakt echter slachtoffers van miljarden werkende en onder de knoet gehouden mensen.

Aan de andere kant was Francis Fukuyama woedend op degenen die hem bekritiseerden omdat ze uit zijn thesis concludeerden dat hij de mogelijkheid van botsingen voor altijd uitsloot. Hij zei dat wie hem bekritiseerde niet eens in staat was zijn filosofie te begrijpen, die hij geleend had van Hegel. Hij publiceerde zijn werkelijke doelstellingen in de vorm van een brief. Op 12 september 2001 schreef hij samen met andere intellectuelen zoals William Crystal, Jean Kirkpatrick, Richard Pearl, Martin Prayers, Norman Podorize en wat andere verdedigers van de imperialistische cultuur een ‘open brief’ aan Bush.

In de brief “werd er op aangedrongen dat Osama Bin Laden moet worden gearresteerd of vermoord”. De brief waarschuwde president Bush dat hij Irak moest bezetten en Saddam Hoessein omverwerpen en dit niet doen zou “een snelle en beslissende nederlaag en overgave aan het wereldwijde terrorisme” tot gevolg hebben. Dit was nodig zelfs indien er geen bewijs van Irakese betrokkenheid bij de aanval van 9/11 gevonden zou worden. Deze open brief, geschreven door de professor van ‘The End of History’, is een blijk van de uiterste intellectuele ontaarding van de burgerlijke denkers en intellectuelen, die gepaard gaat met het economisch en sociaal verval van het imperialisme.

Grond van de islamitische heropleving

Als we de geschiedenis analyseren, merken we op dat er geen volledige harmonie bestaat tussen de beschavingen die opgroeiden in de wieg van de drie belangrijkste monotheïstische religies. Ondanks de verschillen die er onder hen bestonden, hadden ze een dominante invloed op de wereld in die bepaalde periode. Door de eeuwen heen kwam er verandering en de beschavingen veranderden verder hun ontwikkelingspatronen. Het is tragisch en tekenend voor de huidige periode dat geen enkele grote politieke partij zelfs maar het idee naar voren brengt van een radicale verandering of een sociale transformatie.

Het resultaat is een oppervlakkige stilte van hopeloosheid, radeloosheid, desillusie en een neiging om de realiteit te ontlopen. In zo’n atmosfeer groeien en vermenigvuldigen de bacteriën zich die achterlijkheid en irrationaliteit verspreiden. Gedurende de laatste vijftig jaar vinden we neigingen van religieuze heropleving met economische en politiek doelstellingen. De belangrijkste redenen van deze heropleving zijn de volgende.

Er heeft zich een ontaarding voorgedaan van de zogenaamde linkse partijen en hun leiders als gevolg van de ineenstorting van de Sovjetunie en het verraad van de traditionele massapartijen en de vakbondsleiding. De groeiende sociale en economische kloof in de maatschappij en de toenemende economische crisis hebben samen met het ontbreken van een duidelijke uitweg aan de politieke horizon geleid tot een toename van de politieke crisis, die onvermijdelijk extremisme en terreur voortbrengt. Het is een reactionaire poging licht te vinden in de tombes van het verleden uit angst en desillusie in de toekomst.

De grootschalige migratie van mensen uit dorpen naar steden heeft de crisis verergerd. De onzekerheid, miserie en bitterheid van het leven in de getto’s en sloppenwijken doen frustratie en radeloosheid ontstaan. De geestelijke teloorgang en de daaruit voortkomende misdaadgolf ontstaan door uitsluiting en het contrast tussen het miserabele leven van de jongeren uit de lagere en middenklassen en die van de geprivilegieerde klassen. De religieuze partijen betrekken jongeren in deze misdaden vanwege de politieke bescherming. Door gebrek aan enige uitweg uit deze miserie en gewetenswroeging over hun misdaden verdwalen zovele jonge mensen in religieus mysticisme als een vlucht in de vergetelheid.

Een andere belangrijke factor waarom deze religieuze partijen tot de verbeelding van deze achtergebleven lagen van jongeren en de gewone mensen spreken was de extreme haat tegen de immense corruptie, ijdelheid, arrogantie en een vernederende houding van de traditionele burgerlijk-liberale politici. Ondertussen prediken de religieuze politici hypocriet over sociale rechtvaardigheid, het einde van de corruptie, culturele zuiverheid en vroomheid. De propaganda over het einde van het communisme en het historisch verval van het nationalisme maakten dogmatisme en islamisme vrij aantrekkelijk.

De ouders van de tienduizenden kinderen die verstikt worden in de religieuze scholen in verschillende islamitische landen, konden het zich niet veroorloven hun kinderen te laten opgroeien. Deze kinderen hadden maar twee keuzes voor hun toekomst: aan de ene kant konden ze aas voor de kinderarbeidsmarkt worden, anderzijds konden ze in de gevangenschap van deze religieuze scholen (madrassas) gestuurd worden waar ze tenminste wat kruimels en onderdak konden krijgen. In deze scholen heerst een regime van aanhoudende onderdrukking, foltering, intimidatie, seksueel geweld en theocratische indoctrinatie.

Het onderwijs is eentonig en gebaseerd op metafysische zedenpreken. Dit leidt tot fanatisme, groepshaat, achterlijkheid en terroristische tendensen. In deze scholen in Pakistan bijvoorbeeld staat het onderwezen Urdu-alfabet symbool voor hun reactionaire denken. Zo staat ‘Jeem’ (J) voor Jihad; ‘Tay’ (T) voor ‘Tope’ (kanon); ‘Kaf’ (Q) voor ‘Kalashnikov’ en ‘Khay’ (K) voor ‘Khoon’ (bloed’).

In een later stadium wordt hun verstand ondergedompeld in de duisternis van oorlogen, mythes, gewoonten en waarden uit voor-Middeleeuwse tijden door hen de geschiedenis van een ver verleden aan te leren. Zulke in het verleden verzonken geesten kunnen in deze moderne tijd eindigen in wat we de laatste tientallen jaren meemaakten in de vorm van het virulente islamitisch fundamentalisme, de hysterie die een uitgestrekte generatie jongeren van moslimachtergrond heeft kapotgemaakt. Het terrorisme, de barbaarsheid en het bloedvergieten veroorzaakt door dit fanatisme zijn het product van een gestagneerde samenleving en een rottend systeem.

Fundamentalistisch geloof in het kapitalisme

Een ander belangrijk element dat een bron is geworden van financiële en sociale steun aan religieus fundamentalisme is de globalisering en de verpletterende dominantie van de imperialistische monopolies die de belangen van de lokale industriëlen, handelaars, zakenmannen en drugbaronnen op de tocht zetten.

In Iran geloven de beide fracties van de mullahs in het kapitalisme. De sterkte van de Iraanse mullahs was en is gebaseerd op de ‘bazaris’ (handelaars en zakenmannen). Zelfs vandaag weerspiegelen de tijdelijke tegenstellingen die ontstaan zijn tussen de zogenaamde liberale fractie van Khatami en de conservatieve fractie van Khamenei de botsing van deze belangen. De fractie van Khamenei wordt gedomineerd door de lokale Iraanse kapitalisten en de ‘bazaris’ die de Iraanse economie niet willen openstellen voor de grote monopolies. Maar de Iraanse economie, gebaseerd op dit ‘nationaal kapitalisme’, verkeert in crisis. En vanwege de groeiende sociale, politieke en internationale druk wil Khatami het monopoliekapitalisme Iran laten betreden. Aangezien Khatami de zogenaamde liberale fractie van de Iraanse kapitalisten vertegenwoordigt, wil hij dit recept proberen. Nochtans heeft van Rusland tot Chili, wie ook probeerde de economische crisis op te lossen door investeringen van kapitalistische aasgiermonopolies, vernieling en miserie gebracht. Beide methoden om het kapitalisme in stand te houden zijn er niet in geslaagd enige positieve rol te spelen in het wegnemen van armoede of in de sociale ontwikkeling.

Ook in Pakistan komt de grootste steun voor de religieuze partijen van de drugbaronnen, kapitalisten, zakenmannen en de middenstand. De steun die de Jamat-e-Islami en andere religieuze partijen krijgen van deze klassen dient voor de verdediging van hun gevestigde belangen ten opzichte van andere delen van het nationale en internationale kapitaal.

Om van deze angst af te komen krijgen ‘de nationale gedachte en emoties’ die in hen tot ontwikkeling komen, een islamitische bijsmaak. De islamitische fundamentalisten hebben de laatste drie decennia even goed gebruik gemaakt van criminele methoden, waaronder drugsmokkel, om hun buit te vergroten. Gedurende de jaren ‘80 sponsorde en moedigde Amerika deze handel aan om de Afghaanse Jihad te financieren. Met deze handel hebben drugbaronnen miljarden verdiend. Het budget van de meeste leiders van deze islamitische partijen, de onkosten voor hun personeel en instituten, inclusief hun religieuze scholen, komen bijna volledig uit dit zwart kapitaal.

In de clandestiene video’s van Osama Bin Laden, die wijd verspreid worden in de islamitische landen, benadrukt hij dat de olie het gezamenlijke bezit is van de Moslim Ummah (Natie). Hij eist dat de olie zou worden geprivatiseerd en overhandigd aan kleine regionale kapitalisten. Het diep ingebakken psychologisch concept van en de toewijding aan het privaat eigendom komt kristalhelder tot uiting in de geschriften en preken van fundamentalistische ideologen en fanatiekelingen zoals Abul-ala-Moudoodi en Osama Bin Laden.

De realiteit is dat de economische en financiële basis van alle religieuze staten, of het nu Israël, Pakistan, Iran, Saoedi-Arabië of het Afghanistan van de vroegere Taliban is, van kapitalistische aard is. Daarom is het verschil tussen de westerse en oosterse beschaving kunstmatig en van secundair belang. Veelal zijn het de sociale, culturele en traditionele verschillen die de kop opsteken ten gevolge van verschillende fases en gradaties van historische evolutie waarin deze samenlevingen zijn verwikkeld.

Deze heersers en hun agenten zijn gedwongen te volgen en dit systeem te aanvaarden – in welke vorm het ook tot uiting komt – omdat het islamitische economische systeem dat ze welbespraakt prediken niet samengaat met de huidige economie en primitiever is dan kapitalisme. In werkelijkheid zijn ze de meest vurige verdedigers van het kapitalisme. Hun eigen politieke en sociale bestaan steunt op het financiekapitaal. Dat is de reden waarom hun verschillen en overeenkomsten, vriendschap en vijandschap, zo kunstmatig, tijdelijk en hypocriet zijn.Vandaar dat imperialisten en fundamentalisten voortdurend hun loyaliteiten en relaties veranderen in overeenstemming met hun veranderende belangen en voorkeuren. Dat is de reden waarom ze op een gegeven moment vrienden zijn en op een ander weer vijanden.

De zwarte economie is een kanker in de zogenaamde formele economie en is in grote mate een deel van het kapitalistisch systeem zoals een tumor deel uitmaakt van een menselijk lichaam. De toename van de zwarte economie en religieus fundamentalisme zijn de kwaadaardige uitdrukkingen van de intense economische, sociale en politieke crisis van dit voorbijgestreefde systeem. Historisch afgewezen economische systemen worden echter in hun meest ontwikkelde vormen de prooi van sociale verstikking, sociale crisis en teruggang. Net zoals er fundamentalisme bestaat in islamitische landen is er in Amerika geen schaarste aan christelijk fundamentalisme. Negentig procent van de Amerikaanse bevolking belijdt regelmatig zijn religieuze overtuiging en gelooft in God. Zestig procent gelooft in engelen. In Amerika zijn meer gelovigen dan in heel Europa. De christelijke fundamentalisten in Amerika hadden de gebeurtenissen van 9/11 verklaard als de straf van God omdat in Amerika toenemende losbandigheid, moreel verval en sociale corruptie een piek hebben bereikt. De groepen ‘herboren christenen’ in Amerika zijn zelfs niet tevreden met hun vertegenwoordiger (Bush) in het Witte Huis. Dat terwijl Bush en Blair zeggen dat ze ingevingen en dromen uit de hemel krijgen als openbaring voor hun monsterachtigheden. Christelijke fundamentalisten doen bommen ontploffen bij abortuscentra en vermoorden voortdurend de dokters die er werken.

Op een gelijkaardige manier willen de joodse religieuze fundamentalisten Israël niet aanvaarden als een echt model van hun fundamentalisme. Ze zijn geïndoctrineerd met de achterlijke wens de dominantie van het zionisme over de wereld te vestigen. Ze zien het vermoorden van Palestijnen als het vermoorden van ongelovigen. Onder deze dekmantel van fundamentalisme begaan Israëlische heersers de ergste vormen van onderdrukking en barbarij. En dan rechtvaardigen ze deze barbaarse handelingen op basis van religie. Het resultaat is dat religieuze achterlijkheid, terrorisme, barbarij en haat mekaar voeden. Het vergieten van onschuldig menselijk bloed gaat onverminderd door.

Islam als instrument in Pakistan

In Pakistan en in vele andere landen maakt de staat gebruik van religie in bepaalde perioden waarin ze te lijden hebben onder crisis of sociale revolten. In Pakistan gebruikte generaal Zia-ul-Haq de islam om de arbeiders verschrikkelijk te onderdrukken. Langs de andere kant keren ook zogenaamde seculiere heersers als Benazir, en nu Musharraf, steeds weer terug naar het gebruik van religie wanneer ze geconfronteerd worden met socio-economische crisissen, politieke onrust en massale verbolgenheid. Wanneer de rotte politiek van de heersers en hun verouderde systeem niet meer in staat zijn de maatschappij te ontwikkelen, gebruiken ze religie om via de achtergebleven lagen van de samenleving de beweging van de arbeiders te verdelen en te saboteren. Pelgrimstochten ondernemen, gebedsplaatsen bezoeken, boodschappen brengen op verschillende religieuze ceremonies en religieuze programma’s uitzenden maken een onvermijdelijk onderdeel uit van dit proces.

In de recente opkomst van het islamistisch fundamentalisme is de anti-imperialistische retoriek echter heel bruikbaar gebleken. Niet enkel het MMA (een alliantie van de islamitische partijen) kreeg relatief meer stemmen dan in het verleden, door deze slogan te gebruiken zijn ze in staat geweest regeringen te vormen in het noord-westen en Baluchistan. De wederzijdse allianties van de mullahs en sommige delen van het leger zijn ook gebaseerd op het gevoel bedrogen te zijn door Amerika omdat ze hun hulp stopzetten en deze religieuze en militaire bondgenoten hun rijkdom ontnemen die ze hen tijdens de Jihad hadden gegeven. Onlangs drukte een Pakistaanse generaal op rust het uit in de volgende woorden: “Pakistan was het condoom dat de Amerikanen nodig hadden om Irak binnen te geraken. We werden gebruikt en nu denken ze dat we in het toilet kunnen worden doorgespoeld.”

Dit zijn de gedachten van lagere en middenrangsofficieren van het Pakistaanse leger, die niet in die mate van de buit hebben kunnen profiteren als het hoger bevel van het leger en de bureaucratie. Ook dit voedt hun toenemende frustratie en woede. In het Pakistaanse leger zijn er maar een handvol toegewijde fundamentalisten van de harde lijn. Op dit moment zijn de interne conflicten tussen de liberale en conservatieve religieuze officieren vanwege financieel gewin en materiële belangen veel groter dan welke ideologische confrontatie dan ook.

Dit voorbeeld vinden we in Zia’s persoonlijkheid. Hij was een officier van het gewapende korps dat opgeleid was in het hoogste Amerikaanse trainingscenter, Fort Bragg. Hij bad tot God, maar in de praktijk waren zijn daden uiteindelijk onderdanig aan zijn echte meester – Amerika. In 1970 leidde hij bijvoorbeeld een militaire operatie in Amman waarbij 18.000 Palestijnen werden afgeslacht. Nooit werden er waar ook ter wereld zoveel Palestijnen tegelijk martelaar. Deze operatie werd ondernomen om de Amerikaanse en Israëlische agent, koning Hussein van Jordanië, te redden van de Palestijnse revolutionaire opstand in Amman. De bloeddorstige Amerikaanse en Israëlische specialisten planden de operatie. Hij aarzelde niet om de moslims daar af te slachten. Het ging ook niet tegen zijn islamitische idealen in. In die periode was de islamitische beweging sterk verbonden met het Amerikaanse imperialisme. Vandaag hebben er velen illusies in verschillende islamitische partijen. Het menselijk geheugen is kort.

Hun falen om een massa-aanhang te verwerven en een nationale kracht te worden in hun hypocriete beweging tegen de Amerikaanse agressie in Afghanistan en Irak, bewijst evenwel dat het menselijk geheugen niet eindigt met elke generatie. En zelfs in deze periode van stagnatie kennen en realiseren mensen zich de werkelijke aard van en hun werkelijke relatie met het financiekapitaal en de imperialisten.

Islamitische beschaving

Als we de islamitische geschiedenis analyseren, vinden we langs de ene kant vele militaire overwinningen gedurende de 8e, 9e en 10e eeuw, en anderzijds een immense uitbreiding en ontwikkeling op het gebied van wetenschap, cultuur, politiek en vele andere domeinen. De centra van kennis en studie zoals Cordoba, Bagdad, Caïro, Damascus en vele andere openden nieuwe horizonten in de ontwikkeling van kennis en intellect.

Wat vandaag de dag islamitische ‘beschaving’ genoemd wordt, ging in verval omdat de bezetters weigerden zich aan te passen aan de overwonnen gebieden en regio’s. Het is het samengaan van de rijke en oude beschavingen zoals Syrië en Iran met Spanje en anderen, die in eerste plaats de verspreiding en grootsheid van deze islamitische vooruitgang teweegbracht. De verhoudingen tussen verschillende religies waren ook niet dezelfde als wat vandaag gepropageerd wordt. Toen de christelijke milities als onderdeel van de kruisvaarten in 1099 na een belegering van veertig dagen Jeruzalem bezetten, werd het grootste deel van de bevolking, inclusief vrouwen en kinderen, vermoord. Twee dagen lang stroomde het bloed door de straten, maar de moslims en de joden vochten zij aan zij tegen de kruisvaarders.

Op eenzelfde manier vormden zaken zoals het recht op open discussie en het recht om van mening te verschillen een belangrijk element in de ontwikkeling van deze beschaving, die bloeide tijdens de laatste eeuw van het laatste millennium. Wanneer we de geschriften van religieuze geleerden uit de 8e, de 9e en de 10e eeuw n. Chr. analyseren, zien we dat die veel moderner en volwassener zijn dan de onzin die we vandaag uit de mond van de islamitische geleerden horen komen. Ironisch genoeg zouden die oude geleerden vandaag de dag vervolgd worden onder de draconische islamitische wetgeving van verschillende landen. Een of andere religieuze sekte zou hun dood wel als een religieuze plicht stellen.

De geschiedenis is er getuige van dat Al-Mamoon en de drie kaliefen die hem opvolgden, niet alleen hun gedachten volgden maar eveneens die gedachten lieten bloeien door discussie over zulke kwesties aan te moedigen. Een van de belangrijkste oorzaken van het verval van het islamitische rijk was de opgang van reactie, onbuigzaamheid en de honger naar macht en rijkdom, die het huidige fundamentalisme ook zo kenmerken. Dit verval veroorzaakte niet alleen de ineenstorting van een volledige beschaving, maar houdt tevens de geesten verstikt in religieuze ketenen, bekrompen gedachten, en veranderde hele samenlevingen in een brakke poel.

Een ander belangrijk kenmerk van het reactionaire fundamentalisme is zijn extreme opportunisme. Enerzijds staan zij voor terreur die gepaard gaat met dogmatisme, onbuigzaamheid en repressie; anderzijds zien we veel opportunisme, zwakheid, wraakzucht en lafheid onder hen. Keer op keer hebben zij laten zien hun zaak te verkopen bij de eerste de beste gelegenheid. Daarom is het belangrijkste kenmerk van het religieuze fundamentalisme, ongeacht uit welke religie het voortkomt, zijn hypocrisie. In die maatschappijen waar fundamentalisme een bepaalde sociale basis heeft, wordt hypocrisie een norm. Dit wordt al te meer duidelijk in de verhouding van het religieus fundamentalisme tot het kapitalisme en het imperialisme.

Historische verstrengeling van imperialisme en fundamentalisme

Dat het imperialisme gebruik maakt van religie om uitbuiting te vergemakkelijken, is geen nieuw fenomeen. In de 15e, 16e en 17e eeuw ontwikkelden de productiemiddelen zich snel na het doorvoeren van de burgerlijke revoluties. Om hun winsten te vergroten gingen de westerse imperialisten op zoek naar achtergestelde regio’s om leeg te roven. De Kerk en het christelijke fundamentalisme leverden hiervoor maar al te graag een religieuze rechtvaardiging. De katholieke priesters en missionarissen die naar Latijns-Amerika, Afrika en Azië werden gezonden, moesten in de eerste plaats imperialistische missieposten opzetten, net zoals Vasco da Gamma, Cristoffel Colombus en de andere ontdekkingsreizigers op hun zoektocht naar nieuw land eigenlijk op zoek gingen naar nieuwe markten, mineralen en andere grondstoffen om te plunderen.

De verhouding van het westerse imperialisme met het islamitische fundamentalisme gaat dan ook al ver terug. Islamitisch fundamentalisme werd gebruikt voor imperialistische overheersing, vooral in de Arabische wereld. De huidige bewegingen van religieuze opleving zijn dan ook als van nature reactionair en verderfelijk. Een van de eerste bewegingen die de islam deden opleven was de Wahabi-beweging in Saoedi-Arabië. De stichter van die beweging was Mohammed Ibn-e-Wahab (1703-1792). In 1744 bereikte Ibn-e-Wahab de stad Darya in de provincie Najad. Daar legde hij samen met een gangster uit die tijd, Mir Mohammed Ibn-e-Saoed, de basis voor een hardleers puriteins islamitisch koninkrijk. Na een revolte tegen de Ottomaanse kaliefen begon deze Saoedische staat, die gebaseerd was op voortdurende Jihad en interne repressie, te groeien door roof en plunderingen. Om hun onderlinge relatie nog te versterken nam Ibn-e-Saoed de dochter van Wahab op in zijn harem en zo werd een echtelijke relatie ook een politiek bondgenootschap. Het familiale koninkrijk dat werd opgezet door religieus dogmatisme, militaire repressie, politiek gemanoeuvreer en het uitbouwen van relaties via vrouwen, bestaat vandaag nog steeds in Saoedi-Arabië. In 1792 versloegen de Saoedische Wahabi’s hun buren en bezetten zij de steden Riyadh, Khurj en Qasim. In 1801 bezetten zij Karbala en doodden de bevolking. Ze vernielden huizen en heiligdommen omdat het wahabisme pelgrimstochten naar heiligdommen verbood. In 1802 bezetten ze Taif en in 1803 namen ze ook Makkah in.

Na de Eerste Wereldoorlog begonnen de geallieerden verschillende gebieden in de wereld onder hen te verdelen op basis van het Verdrag van Versailles. Groot-Brittannië kreeg Palestina, Irak en Egypte en Frankrijk kreeg Syrië en Libanon. De Britten verstigden hun heerschappij over het ‘oosten’ en Frankrijk plunderde het ‘westen’. Dit was het startsein voor de Britse agent St. John Philby om relaties aan te knopen met kroonprins Amir Abdul Aziz Ibn-e-Saoed, die deel uitmaakte van Najad. Ibn-e-Saoed moest in die nieuwe situatie helemaal niet overtuigd worden van zijn rol, hij had zelf de steun van de imperialisten nodig. Philby legde Ibn-e-Saoed een plan voor waarin hij hem voorstelde om verschillende andere stammen te veroveren en zo zijn koninkrijk uit te breiden over het gehele Arabische schiereiland. Hiervoor zou hij de nodige steun krijgen van de imperialisten. Op deze wijze lagen Philby en Belfore, de twee imperialistische agenten die deze plannen onderhandelden, aan de basis van een reactionair tijdperk in het Midden-Oosten. Philby stond aan de wieg van het fundamentalistische koninkrijk Saoedi-Arabië en Belfore stichtte mee de reactionaire zionistische staat Israël. Net als zijn voorvaders huwde Ibn-e-Saoed de vrouwen van zijn verslagen vijanden om zijn harem uit te breiden.

Wat de economische belangen in het Midden-Oosten betreft, wilden de Amerikanen echter niet dat de olie beperkt zou blijven tot Groot-Brittannië alleen. Amerikaanse oliemultinationals hadden daarom al in de jaren 1930 relaties aangeknoopt met Ibn-e-Saoed. In 1933 verkreeg Standard Oil belangrijke contracten door Ibn-e-Saoed zo’n 50.000 dollar aan goud te betalen. Om met Groot-Brittannië te wedijveren zorgden de Amerikanen voor een fusie van Standard Oil met Esso, Texaco en Mobil om daarna een Amerikaans-Arabisch oliebedrijf op te richten, ARMCO. Het oppompen van olie begon in 1938 en tot op vandaag manipuleert dit bedrijf de olie-industrie in Saoedi-Arabië. Om zijn economische belangen te verdedigen negeert de VS al jaren de misdaden van de Saoedische monarchie, de schending van de mensenrechten, het autocratische bewind en de enorme repressie.

Op eenzelfde manier maakten de westerse imperialisten gebruik van verschillende fundamentalistische partijen om progressieve leiders en de arbeidersbeweging neer te slaan. In 1928 werd Ikhwan-ul-Muslemeen opgericht in Egypte. De basis van die organisatie verschilde niet veel van de basis van het wahabisme. In hun manifest vinden we veel dezelfde zaken terug als in die van lokale partijen: “God is onze doelstelling! De profeet is onze leider! De koran is onze grondwet! De Jihad is ons motto!” Onder deze slogans werd in 1941 de Jammat-e-Islami opgericht op het Indiase subcontinent. De oprichter ervan, Maulana Abul Ala Moudoodi, was tegen de Pakistaanse opdeling en tegen Muhammed Ali Jinnah. Hij stelde dat de seculiere nationalisten de naam van de islam misbruikten om een seculiere staat op te richten. In vroegere perioden had Moudoodi van dichtbij de communistische beweging in Hyderabad Deccan geobserveerd, vooral dan hun organisatorische methoden. Hij wilde een partij oprichten op basis van de ideologie van het islamitisch fundamentalisme maar met de organisatorische structuur en methode van de communistische beweging.

Jamaat-e-Islami werd opgericht op 26 augustus 1941 tijdens een bijeekomst waarop 75 mensen aanwezig waren. Een van de discussiepunten waarover meningsverschillen bestonden, betrof de eigendomsrelaties binnen de islamitische ideologie. Moudoodi verdedigde hier met zeer veel emotie en overtuigingskracht het privé-eigendom. Ook de latere leiders van Jamaat-e-Islami verdedigden de vrije markt. Politiek gezien betekent dit dat deze organisatie een trouwe bondgenoot van het imperialisme is en een bolwerk van reactie, vooral in Pakistan.

In de jaren 1940 reeds had Moudoodi een beroep gedaan op de diensten van een Arabische vertaler om zijn geschriften te verspreiden in de Arabische wereld. In het overgrote deel van de landen waar de moslims in de meerderheid zijn, coördineerde de CIA de relaties tussen die verschillende stromingen die de islam wilden doen herleven op de agressieve manier van Moudoodi. Na de jaren ‘50 gebruikte het Amerikaanse imperialisme deze groepen in verschillende landen voor de verdediging van de eigen belangen. In Egypte was de grootste bondgenoot van het moudoodisme Syed Qutab, na Hasan-al-Bana de leider van Ikhwan-ul-Muslemeen. Het Amerikaanse imperialisme stond ook mee aan de wieg van verschillende islamitische fundamentalistische partijen in andere landen. Hierbij deed het een beroep op de Saoedische en Pakistaanse staat. Of het nu over Laskar-e-Taiba, Harkut-ul-Ansar, Hizb-e-Islami, Gulbadin Hikmatyar of de Taliban gaat, de CIA was steeds direct of indirect betrokken bij de oprichting en de financiering ervan.

Toen de Pakistaanse generaals tijdens de Afghaanse Jihad tegen de Russische bezetting aan de Arabische landen vroegen om een belangrijk lid van de koninklijke familie te zenden om rekrutering voor de Jihad te vergemakkelijken, stuurde men Osama Bin Laden naar Afghanistan. Toen Osama Bin Laden in Pakistan aankwam, was de Amerikaanse nationale veiligheidsadviseur Zbignew Brzezinski op officieel bezoek in Pakistan om de Jihad te promoten. Tijdens een bezoek aan de Khyber-pas sprak Brzezinsky een publiek toe waaronder ook Osama Bin Laden en hij zei hen: “God is met u”. Een van de eerste acties die Osama ondernam als pro-westerse vrijheidsstrijder was een aanval op een gemengde school, die tot de grond werd platgebrand en waarvan het schoolhoofd werd gedood.

Vandaag is het een publiek geheim dat ook Israël betrokken was in deze islamitische Jihad in Afghanistan. In 1985 stootte een jonge Pakistaanse journalist, Ahmed Mansoor, die werkte voor een Engelse krant uit Islamabad, The Muslim, toevallig op een aantal Israëlische adviseurs in de bar van het Pearl Continental Hotel in Peshawar. Goed wetend dat dit nieuws een bedreiging vormde voor de islamitische dictatuur van Zia, bediscussieerde hij de feiten met zijn redacteur en de correspondent van WTN. Enkele dagen later, na een tip van de veiligheidsdiensten, hadden de mujahideen hem te pakken en werd hij vermoord.

Om de financiële activiteiten van de Afghaanse Jihad te regelen werd een nieuwe bank opgericht. Het betreft de beruchte Bank of Commerce and Credit International (BCCI). Geld dat werd vergaard door drugs- en wapensmokkel geraakte via die bank tot bij de fundamentalisten en werd gebruikt voor de ‘Jihad’. De bedoeling van de bank was het witwassen van zwart geld en de bescherming van criminele rijkdom. De oprichter van de bank was de beruchte bankier Agha Hasan Abidi en hij genoot de volledige steun van de CIA. Het is via deze bank dat de Pakistaanse generaals en andere leiders multimiljonair werden. Dat verklaart waarom de families van generaal Zia ul Haq en generaal Akhtar Abdur Rehman (tijdens de dictatuur de baas van het ISI, de Pakistaanse geheime dienst) vandaag bij de rijkste Pakistanen behoren. Die nieuwe rijken hebben genoten van dezelfde Afghaanse Jihad die ook vocht tegen ‘ontrouw’, in de naam van de islam maar ten dienste van het Amerikaanse imperialisme.

De laatste vijftig jaar van de 20e eeuw zitten vol met voorbeelden waarbij het Amerikaanse imperialisme gebruik maakte van islamitisch fundamentalisme tegen progressieve bewegingen en leiders die over socialisme praatten. De belangrijkste architect van de huidige heropleving van de islam was de Amerikaanse minister van Buitenlandse Zaken onder president Eisenhower, John Foster Dules. Na de nederlaag van het imperialisme in de Suez-oorlog van 1956 en het opkomen van populistische en linkse regeringen in verschillende moslimlanden ging men het religieus dogmatisme gebruiken om de massa’s te verwarren en revoluties neer te slaan. Amerikaanse strategen hebben hier bewust de beslissing genomen om het islamitische fundamentalisme te gebruiken als een sterke reactionaire kracht tegen linkse bewegingen en arbeidersstrijd.

In Egypte werd de Ikhwan-ul-Muslemeen gebruikt tegen Jamal Abdul Nasir, in Indonesië werd Masyumi gebruikt voor de genocide op miljoenen arbeiders van de Communistische Partij in 1965 en in Pakistan werd de Jammat-e-Islami ingezet tegen Bhutto, de PPP en de linkerzijde. In Bangladesh werden Al Badar en Al Shams, de neofascistische frontorganisaties van Jamaat-e-Islami, als civiele helpers van het Pakistaans leger ingezet tegen de massaprotesten. In 1996, toen de Taliban Kaboel bezetten, hebben zij Najeeb Ullah uit zijn kantoor van de VN gesleurd en vermoord. Nadien werd zijn lichaam en dat van zijn broer Ahmed Zaie aan een paal gehangen op het centrale plein van Kaboel en werden zij verschrikkelijk verminkt. Toen nam geen enkele westerse intellectueel, politicus of regering aanstoot aan deze overtreding van de mensenrechten. Zelfs na het aanschouwen van dergelijke horror is er geen enkel protest geweest.

Vandaag is het openlijk geweten dat het Amerikaanse imperialisme en zijn oliemagnaten de Taliban altijd hebben gesteund. De Amerikaanse oliegigant Unocal betaalde hen 30 miljoen dollar voor de militaire bezetting van Kaboel. Een rechtse Amerikaanse intellectueel schreef in een essay (Time Magazine, 28 maart 1999):

“Omdat de VS een wereldmacht is, moeten we geen schrik hebben om activiteiten te ondernemen om globalisering te implementeren. De onzichtbare hand van de vrije markt kan immers niet werken zonder de onzichtbare vuist. MacDonalds is er niet zonder MacDonald Douglas (een groot wapenbedrijf dat o.a. de F-15 maakt). Het rotte departement dat de technologie van Silicon Valley veiligstelt is het Amerikaanse leger, de luchtmacht en de mariniers.”

Marxisten hebben dit kenmerk van het imperialisme reeds lang geleden uitgelegd. Trotski schreef in een van zijn teksten (Izvestia, 15 augustus 1924):

“Olie speelt nu een veel grotere rol in de industrie en het militaire domein. Tweederde ervan wordt opgepompt en verbruikt door de VS. In 1923 was dit 72 procent. Zij klagen erover dat ze aan het einde van hun reserves zitten. Na de Eerste Wereldoorlog dacht ik dat die klachten een goed excuus waren om de olie van andere landen in te pikken. Vandaag schatten geologen echter dat met de huidige graad van consumptie de Amerikaanse olievoorraden nog maar voor 25 jaar zullen volstaan. Anderen schatten de voorraden op veertig jaar. We zullen echter zien dat binnen 25 tot veertig jaar de VS meer dan tien keer zoveel olie zullen krijgen via hun industrie en hun oorlogsschepen.”

Amerikanen verliezen greep

Olie is echter maar één reden voor de Amerikaanse agressie en terreur. Naast de economische en financiële redenen zijn er ook politieke en sociale redenen. Het is nodig om ook die factoren dialectisch te vatten, te analyseren en te begrijpen. Een van de belangrijkste redenen voor de imperialistische terreur is de diepe crisis van het Amerikaanse kapitalisme. Hierdoor ontstond politieke chaos die het vertrouwen in de Amerikaanse heerschappij ondermijnde. Sinds 9/11 werden 3 miljoen Amerikanen werkloos. Vijfendertig procent van de Amerikanen leeft onder de armoedegrens van de ontwikkelde landen. De criminaliteit neemt almaar toe. De Amerikaanse heersende klasse propageert zodoende de ‘oorlog tegen de terreur’ om zo de aandacht van de crisis af te leiden, de arbeidersklasse schrik aan te jagen en het zout van de dreiging van het terrorisme op hun wonden van armoede en werkloosheid te strooien.

Om hun economische heerschappij te behouden op wereldschaal waarschuwen zij andere landen met deze militaire terreur. Ook de arbeiders uit de hele wereld worden gewaarschuwd dat indien ook maar iemand iets zou ondernemen tegen het kapitalisme, zij hetzelfde lot beschoren zullen zijn als Afghanistan en Irak. Doordat de crisis echter dieper en dieper wordt, verliezen de Amerikanen echter steeds meer hun greep op de situatie. Zelfs zonder een revolutionaire leiding stapelen de tegenstellingen zich op en worden landen, mensen en leiders ertoe aangezet om de Amerikaanse repressie af te wijzen.

Uit schrik dat uit de huidige crisis een beweging van arbeiders op een klassenbasis zou ontstaan, geven ze anderzijds een vals en reactionair tintje aan dit conflict: de botsing van de beschavingen. Toch is de meerderheid van de huidige islamitische leiders nog steeds een agent van de VS of staan zij onder hun invloed door hun eigen zwakheid en hebzucht. De mullahs en de fundamentalisten hebben immers net zoveel schrik van klassenstrijd als de Amerikaanse imperialisten. Ze zijn in het verleden door het imperialisme gebruikt en dat zal in de toekomst nog gebeuren. Onlangs nog in Pakistan was Maulana Fazl-ur-Rehman kandidaat eerste minister en toen hem gevraagd werd of de Amerikanen zich niet zouden verzetten tegen zijn kandidatuur, antwoordde hij: “We hebben in het verleden met hen samengewerkt, dus waarom in de toekomst niet?”

De belangrijkste verklaring voor dit alles is dat de economische belangen van de VS en de fundamentalisten dezelfde zijn, namelijk het kapitalisme. Omdat het kapitalisme in crisis verkeert, komen de verschillende fracties van het kapitaal in conflict met elkaar. Beide fracties noemen dat conflict een ‘botsing van beschavingen’, omdat zij de arbeidersklasse willen winnen voor hun zaak en zij kanonnenvoer nodig hebben. Indien dit een oorlog tussen de islam en de VS is, waarom zijn de meeste van de landen die worden bedreigd door de VS dan geen moslimlanden? Chili, Granada, Vietnam, Mexico, Honduras, Korea, Venezuela enzovoort. Na de Tweede Wereldoorlog werden de grootste imperialistische oorlogen uitgevochten in Vietnam, Korea, Cambodja en Laos. Vandaag is het Amerikaanse imperialisme betrokken in Venezuela, Colombia, Zuid-Korea en vele andere landen in Afrika, Azië en Latijns-Amerika. Geen van die landen zijn moslimlanden.

Daarnaast is het ook een feit dat religie niet het enige kenmerk van een bepaalde beschaving is. Tijdens de laatste duizend jaar is de zogenaamde islamitische wereld nooit dezelfde geweest. De cultuur, de maatschappij en de beschaving van de moslims in Senegal, China, Arabië en het Indiase subcontinent hebben weinig gemeen met elkaar. De moslims hebben er meer gemeen met de lokale niet-moslims uit hun eigen regio dan met moslims uit andere gebieden. Tijdens de laatste honderd jaar zijn er in die gebieden oorlogen en revoluties geweest, net zoals in andere landen in de wereld. Hoeveel moslimlanden zijn er niet geweest waar communistische partijen waren gevormd en waar de strijd voor socialistische revolutie heeft plaatsgevonden? Afghanistan, Yemen, Syrië, Ethiopië, Somalië en andere moslimlanden zijn landen waar revoluties zijn doorgevoerd, weliswaar op een vervormde manier, maar het feodalisme en kapitalisme werden omvergeworpen en deze landen werden tenminste ‘socialistische’ landen genoemd. De grootste communistische partij die ooit gevormd is buiten het Oostblok was in een moslimland, in Indonesië. In 1963 had zij een kader van 3 miljoen leden. Wanneer we de leden van de vakbonden, de boeren-, studenten- en jongerenorganisatie daar bijtellen, bedroeg het ledenaantal van de Indonesische Communistische Partij ongeveer 10 miljoen leden. Dergelijke bewegingen zullen opnieuw opkomen. Om dergelijke revoluties te stoppen, stellen het Amerikaanse imperialisme en de fundamentalisten ons het absurde idee voor van een botsing van beschavingen.

De socialistische revolutie, die zich verspreidt over de hele wereld nadat ze overwint in één land, is de enige kracht die een nieuwe beschaving op een hoger niveau kan doen ontstaan, door de ketens van de private eigendom en de natiestaat af te werpen, door de haat en vooroordelen van het verleden te vernietigen via de moderne technologie en ontwikkeling. Historisch wordt de samenstelling van een maatschappij bepaald door de ontwikkeling van de productiemiddelen en de technologie. Op die economische structuur ontstaan naties, samenlevingen en beschavingen. De samenstelling van een beschaving uit het verleden kan dus nooit de toekomst uitdrukken.

Daarom is de theorie van de botsing der beschavingen historisch verkeerd, verrot, reactionair, desoriënterend en zeer misleidend. De beschaving die zal ontstaan uit de egalitaire internationalisering van de productiemiddelen en de technologie zal gebaseerd zijn op de universele broederschap van alle mensen. Alleen de arbeidersklasse kan vorm geven aan een dergelijke beschaving door alle religieuze en andere vooroordelen van het verleden te vernietigen via een revolutionaire strijd en een socialistische overwinning. Dat zal een beschaving zijn vrij van verdrukking, uitbuiting, barbarij, armoede en ontbering. Dan zal de echte geschiedenis van de mensheid beginnen.

Lal Khan, 22 juni 2004

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vendredi, 27 avril 2007

Geopolitics of Australian Independance

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The Geopolitics Of Australian Independence
Dr. Jim Saleam
December 3 2006
www.alphalink.com.au/~radnat/geopolitics.html...

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jeudi, 26 avril 2007

Les chemins de la puissance

Les Chemins de la puissance
 
Les Chemins de la puissance

Prix : €19,90
Auteur[s] : Christian Harbulot, Didier Lucas (sous la direction)
Éditeur : Tatamis
I.S.B.N. : 9782952364751

Avec la fin de la guerre froide, la notion de puissance disparaissait progressivement du vocabulaire courant des démocraties. L'ère de la mondialisation devait sceller l'apogée des Etats-Unis après trois victoires historiques majeures. L'Amérique s'est substituée aux empires coloniaux dans le nouvel ordre mondial. Elle a triomphé militairement des puissances de l'Axe et elle a grandement contribué à l'effondrement du bloc soviétique. Sans adversaire, la superpuissance américaine avait le champ libre pour imposer son modèle de développement et de démocratie au reste du monde. La guerre civile irakienne a remis en cause cette fin de l'Histoire. En échouant en Irak, l'armée américaine ouvre la voie à une nouvelle ère dans les relations internationales. La Russie, la Chine, l'Iran exploitent la brèche et revendiquent une nouvelle place dans les relations internationales. D'autres pays sont en embuscade pour se faufiler sur ces nouveaux chemins de la puissance. Il est temps de reconsidérer notre approche du monde. Le XXIèsiècle sera dominé par la problématique de l'accroissement de puissance. Chaque recul des Etats-Unis sera une avancée d'un pays conquérant dans la géopolitique, l'économie ou la culture.

Ont participé à cet ouvrage : Philippe Baumard, Eric Delbecque, Pierre-Marie Fayard, Philippe Forget, Patrice Fribourg, Christian Harbulot, Didier Lucas, Nicolas Moinet.

 

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mardi, 24 avril 2007

Polonais et Tchèques contre les missiles US

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Les Polonais opposés au bouclier antimissile américain dans leur pays

(AFP, 23 avr 07) Le projet d’installer en Pologne des éléments du bouclier antimissile américain suscite l’opposition de 57 pc des Polonais, alors que 25 pc y sont favorables, selon un sondage publié lundi.
Dix-huit pour cent des personnes interrogées n’avaient pas d’opinion, selon ce sondage de l’institut CBOS, réalisé du 30 mars au 2 avril auprès d’un échantillon de 937 Polonais adultes.

Le secrétaire américain à la Défense, Robert Gates, était attendu mardi à Varsovie pour discuter de cette question avec les responsables polonais. Le Premier ministre polonais Jaroslaw Kaczynski a récemment déclaré que la Pologne voulait que des éléments du bouclier antimissile américain soient installés sur son territoire, “mais pas à n’importe quel prix”, sans autres précisions.

Les Etats-Unis veulent installer en Pologne dix missiles intercepteurs et un radar ultra-perfectionné en République tchèque, des éléments de leur bouclier antimissile. Ce projet a été très mal accueilli par la Russie qui y voit une atteinte directe à sa sécurité.
L’opinion publique tchèque n’est guère plus favorable aux projets américains. Plus de trois Tchèques sur cinq (61 pc) sont opposés à l’installation de la station radar, selon un récent sondage de l’institut CVVM.


Article printed from AMIBe: http://be.altermedia.info

URL to article: http://be.altermedia.info/politique/les-polonais-opposes-au-bouclier-antimissile-americain-dans-leur-pays_6367.html

13:07 Publié dans Affaires européennes, Géopolitique | Lien permanent | Commentaires (0) | |  del.icio.us | | Digg! Digg |  Facebook

dimanche, 22 avril 2007

Turquia contra Bizancio, Turquia contra Europa

Ernesto MILA / http://infokrisis.blogia.com/2006/ :

Turquía contra Bizancio. Turquía contra Europa

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Infokrisis.- No puedo evitar, al escribir estas líneas, dedicar un recuerdo y un homenaje a Francisco de Toledo, noble castellano muerto en combate, en el asedio a la Puerta de San Romano, combatiendo codo a codo con el emperador Constantivo IX, y a Pére Julia, cónsul catalán, ejecutado ominosamente junto a sus últimos combatientes, oriundos de este lado del Mediterráneo, el último día del asedio a Constantinopla en el año 1453. Ellos supieron donde estaba el “lugar justo” para luchar y morir.


Turquía contra Bizancio, esto es, Turquía contra Europa

“Ya hace 550 años que no está el emperador para dirigir los asuntos terrenales; ya no hay logotetas ni strategos ni drungarios, y ningún sebastocrátor cruza a caballo con su guardia Macedonia para dar órdenes directas del emperador a los gobernadores de Bulgaria o Serbia o el Peloponeso; ya no hay monjes en los monasterios de la capital que discutan sobre la naturaleza de Cristo o sobre el significado de los íconos mientras pasean por los jardines aledaños; no hay más soldados que se apresten a defender sus tierras de las invasiones enemigas; no están más los ricos estancieros de Anatolia que proporcionaban enormes contingentes de tropas y los mejores generales nacidos en sus propias familias a los emperadores; nunca más el pueblo bizantino entraría a Santa Sofía para sentir esa emoción indescriptible de encontrarse con Dios, el emperador y el patriarca todos juntos, y disfrutar de esas luces cambiantes a cada minuto que entraban por las aberturas de la famosa cúpula, de los colores indescriptibles e iluminados de las cuentas de los hermosos mosaicos de sus paredes, de ese sonido único cuando todos están rezando y el eco vuelve enternecedor y soberbio; no están ya los marineros que prestos acudían de puerto en puerto combatiendo a todos los que osaban entrar en aguas del imperio; ya no habrá casas libres con íconos en su interior a los cuales poder rezar largamente y pedirles salud, bienestar y solución a sus problemas; no hay más sublevaciones contra los emperadores injustos o pecadores; no hay más embajadores con regalos para los potenciales aliados, no hay más romanos en este mundo”.

Rolando Castillo (septiembre 2003)

imperiobizantino.com

 

Cuando cae Constantinopla en poder de los turcos, es todo un viejo orden el que se desploma, hasta el punto de que los historiadores consideran que el episodio marca el fin de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. Hoy, nuevamente, por azares del destino, los descendientes de los conquistadores de Constantinopla, corren el riesgo de provocar un cataclismo en la Europa integrada. Hoy, cuando han pasado más quinientos cincuenta años de la caída de la ciudad, todavía subsisten algunos conflictos derivados de aquel episodio. Que se le pregunten a los griegos, durante cuatrocientos años sometidos al yugo turco y que hoy mantienen todavía abierto el contencioso de Chipre. Así mismo, buena parte de las “guerras balcánicas” de los años 90 no fueron sino el producto del desorden provocada por la conquista otomana. Por que, los turcos tomaron Constantinopla, pero no se detuvieron en Constantinopla. De hecho, si Austria es el país de la UE, que más activamente se ha opuesto al ingreso de Turquía es a causa del mal recuerdo que dejaron los otomanos en los dos cercos que realizaron a Viena.

Porque lo que empezó en Constantinopla, terminó en Viena. Vale la pena evocar el episodio más traumático con el que concluyó la Edad Media.

Constantinopla, la ciudad inexpugnable, cien veces asediada

Cuentan las crónicas que era una hermosa ciudad, sin parangón durante siglos en Oriente. Había sido fundada en el 324, justo en el mismo lugar en el que diez siglos antes, los griegos de Megara, fundaron la colonia griega de Bizancio. Su historia fue atribulada y difícil y a lo largo de sus algo más de mil años de vida, raro fue el período en el que gozó de paz permanente. La ciudad llevaba el nombre de su fundador: Constantino el Grande.

Había algo mítico en aquella ciudad. Y como en toda mitología, también en Constantinopla, hubo un Hércules. Fue, en efecto el César Augusto Flavio Heraclio, quien asumió las riendas del imperio desde el 610. Era hijo y nieto de conquistadores y desde que su padre se sublevó en Cartago dos años antes, había ido de victoria en victoria, aproximándose cada vez más a la capital imperial, en busca de su recompensa, la corona imperial, usurpada por su rival, el general Focas. El usurpador, que se había hecho con el poder seis años antes, vio como su guardia de élite, los Excubitores, se pasaban a Heraclio que pudo entrar en Constantinopla sin resistencia. Focas, acto seguido, fue ejecutado. Sólo entonces fue consagrado emperador. Le esperaba un trabajo digno del héroe mítico cuyo nombre ostentaba.

En aquellos momentos, el Imperio Romano de Oriente se estaba desplomando, amenazado por los ávaros en los Balcanes, mientras, los persas habían adelantado sus líneas hasta Siria y ocupado Antioquia.

En un primer momento, Heraclio no consiguió detener a los persas que conquistaron Egipto, Damasco y Jerusalén en el 614. Si en Egipto se había perdido la provisión de grano para Bizancio, en Jerusalén había resultado saqueada la Iglesia del Santo Sepulcro y los infieles se habían apoderado de la Vera Cruz. Los persas consiguieron penetrar en la península Anatolia, hasta el punto de que desde Constantinopla podían verse las hogueras del campamento que habían establecido los persas sobre el Bósforo. Hubo un momento en el que Heraclio pensó en abandonar la capital, pero se impuso la fuerza de su nombre y, finalmente, optó por reconstruir el ejército y reformar la administración. Demostró ser un hábil estratega y un enérgico organizador.

En lugar de afrontar a los persas al otro lado del Bósforo, prefirió atacarles en su territorio, derrotándoles en Capadocia y rematándolos en la batalla de Nínive; pero los ávaros se abalanzaron sobre Constantinopla, defendida por el patriarca Sergio quien consiguió rechazar el ataque. Era el año 627. Bizancio pudo recuperar todos los territorios usurpados por Persia en la contraofensiva que supuso el principio del fin para la dinastía sasánida. Podemos imaginar la grandeza y la gloria con la que Heraclio volvió a Constantinopla el 14 de septiembre del 628. Parecía como si los antiguas días de esplendor se hubieran recuperado. Pero aún le quedaba a Heraclio llegar hasta Jerusalén y restaurar la Vera Cruz en la Basílica del Santo Sepulcro, para alcanzar la cúspide de su prestigio. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles.

No lejos de allí, Mahoma acababa de federar distintas tribus de la Península Arábiga y se lanzaba a conquistar el mundo para mayor gloria de Alá. En el 634, los árabes conquistaron Siria, Palestina y Egipto y dos años después derrotaban al ejército bizantino, en Yarmuk. Bizancio nunca más volvería a recuperar estos territorios. El Islam había irrumpido en la Historia.

A mediados del siglo X un general victorioso, Nicéforo Focas había destacado en la conquista de Creta y en la derrota definitiva de los islamistas de Saif-ad-Dawlah, en Alepo. Cuando falleció el emperador Romano II, su esposa, Anastaso, asumió la regencia en nombre de sus hijos, pero dado que su situación es precaria, busca apoyos y pronto recurre a Focas. Éste, embriagado por sus victorias, busca el poder absoluto y lo obtiene el 14 de Agosto del 963 cuando sus soldados le proclaman emperador en Cesárea. Una breve lucha contra los partidarios de, José Bringas, que fuera ministro de Romano II, le dio el poder. Focas tampoco se conformó con ser el favorito de Anastaso –que, a todo esto había asumido el nombre de Teofano- así que se casó con ella y fue elevado a la púrpura imperial. Considerado por algunos historiadores como usurpador, Focas fue un gran emperador que conquistó o recuperó amplias extensiones para el Imperio y cuya actividad bélica no tuvo límites tanto hacia los Balcanes como hacia Asia.

Pero todas las guerras son caras y se financian mediante impuestos, así que la población empezaba a oponerse a su política. Para colmo, las largas ausencias del lecho conyugal, habían impulsado a la emperatriz a llenar el vacío con un amante Juan Tsimiscés, no menos ambicioso que lo había sido Focas en su juventud. Era inevitable que Tsimiscés terminara aspirando a algo más que a dar y recibir placer de la emperatriz. En cuanto a esta, prefería la seguridad del poder, a las guerras sin fin, así que ambos conspiraron para eliminar al emperador. Tsimiscés, en cuanto tuvo la autorización de la emperatriz, fue implacable. En la noche del 10 de diciembre del 969, se introdujo con un grupo de guardias de corps en la habitación del emperador y lo asesinó mientras dormía. Así era Bizancio, un lugar en el que los actos de heroísmo se alternaban con las abominaciones más absolutas.

Lo que va de Heraclio a Focas es un largo período de enfrentamientos con el Islam que no iba a finalizar sino hasta la caída de Bizancio en 1452. El Islam se estrelló en las murallas de Constantinopla en seis ocasiones. En 674 los árabes aparecen por primera vez ante los muros de Constantinopla en donde permanecerán cuatro años, hasta que Constantino IV, logre derrotarlos gracias a la marina bizantina. Treinta años después, León III debe afrontar un nuevo ataque árabe que será neutralizado gracias a la acción conjunta de fuerzas terrestres y navales. Pasarán tres siglos antes de que un pueblo turco asedie nuevamente la ciudad. En esta ocasión serán los cruzados en 1098 quienes se desviaron de sus objetivos en Tierra Santa e intrigaron para conquistas la ciudad.

Los musulmanera volverán en 675, 676, 677, 678, y en 717/718. Luego seguirían más ofensivas. Tras la derrota de Manzikert en 1071, cuando Romano I Diógenes es derrotado por los turcos seléucidas que lo capturaron, Manuel Comneno sufre una terrible derrota en 1176 y, en pocos años, se pierden Tracia, Macedonia, Grecia y las costas del Asia Menor. Las cruzadas aportan nuevos factores de inestabilidad a Bizancio.

En 1204, francos y venecianos de la IV Cruzada penetran en la ciudad y la saquean. Los bizantinos, con Miguel VIII Paleólogo, solamente conseguirán recuperar la ciudad en 1261 con apoyo genovés. Y, luego, sin detenerse, recupera buena parte del Imperio, pero no consigue hacerse con parte del Peloponeso, Atenas, Creta, Trebizonda y varios puertos que quedaron en manos venecianas. Cuando los bizantinos entran en Constantinopla la encuentran abandonada, pestilente y con malas hierbas enseñoreándose de las calles. La decadencia bizantina se inicia en ese momento, no por que la ciudad fuera imposible de reconstruir, sino por que los turnos otomanos asoman en el horizonte y, a partir de ese momento, hacen imposible la vida a los herederos de Constantino el Grande.

A mediados del siglo XIV, el Imperio Romano de Oriente ya se habían perdido las provincias occidentales. Los turcos habían penetrado en los Balcanes, apoderándose de la actual Bulgaria, Serbia y Albania. Tracia se encontraba cercada y aislada del resto del mundo, sumida en guerras civiles y “discusiones bizantinas”. Ignorada por Occidente que, tras la retirada de Tierra Santa ya no miraba hacia el Este, el Imperio estaba aislado y, lo que es peor, situado en la línea del frente contra el Islam.

Lo único que impedía a los turcos apoderarse de la ciudad era la triple muralla que la protegida, considerada inexpugnable durante siglos. El final se aproximaba inexorablemente y en esta ocasión, ya no aparecería un personaje providencial capaz de operar un milagro salvador. Los descendientes de Augusto y Constantino el Grande ya no estaban en condiciones de salvar a la ciudad. Apenas territorios en el Peloponeso y pequeñas porciones de Tracia seguían en poder del acosado imperio. Bizancio, en ese momento, no debía tener más de 50.000 almas. Pero los últimos bizantinos se negaban a pagar tributo a los sultanes otomanos, cerrar sus iglesias y renunciar a su gran tradición secular. En el siglo XV, lo único que le quedaba a Constantinopla era el recuerdo de haber sido la “Nueva Roma”, la ambición de obstinarse en sustentar que su cristianismo era el más “ortodoxo” del mundo y, finalmente, su realidad comercial.

A decir verdad, desde 1204, la ciudad había demostrado ser vulnerable y el Imperio evidenciado su debilidad ante toda Europa. Entonces, los cruzados francos y venecianos, sintiéndose engañados por Alejo IV, a causa de promesas incumplidas, asaltaron la ciudad logrando penetrar por unas tuberías que horadaban la muralla, mientras sus agentes en el interior causaban importantes incendios. La ciudad fue saqueada e incendiada. A partir de ese momento, jamás volvería el esplendor de los viejos tiempos, a pesar de los esfuerzos titánicos de algunos grandes emperadores como Miguel VIII Paleólogo que reconquista la ciudad en 1261, pero no puede evitar que el mito de su invulnerabilidad se haya disipado.

En 1354, los turcos ponen pie por primera vez en tierra europea, en Gallípoli. Su ejército en esa época es un poderoso mecanismo militar modelado por el sultán Orján (1326-1369), organizado en cuatro pilares: una milicia (los timar y ziamet); los sipahis o grueso del ejército (infantería, servicios generales...); los bashi-bazuk (unidades irregulares dedicados al pillaje), y los jenízaros. Estos últimos constituían la fuerza de mayor prestigio (hasta el siglo XIX en plena decadencia otomana), estaba formada por jóvenes cristianos entregados por sus familias como tributo forzoso; desde muy niños eran educados en el Islam y sometidos a una férrea disciplina militar. Unos 15.000 jenízaros participaron en la toma de Constantinopla en 1453. Fue el desquite al fracaso de su primer asalto en 1359, cuando solo consiguieron apoderarse de las ciudades bizantinas en Europa. El nuevo cerco de 1394 sume a la ciudad en la hambruna más absoluta. Paradójicamente, son los mongoles de Tamerlán quienes, indirectamente, salvan Constantinopla, derrotando al sultán turco Bayaceto el 1402 en la batalla de Ankara. Nuevo asalto turco en el 1411 y nuevo fracaso. Y otra vez en el 1422, Murad II vuelve a probar suerte. Fracasa, pero no por méritos propios, sino porque en su retaguardia ha estallado una rebelión que algunos, dentro de Bizancio, consideraron milagrosa. Pero se engañaban. Constantinopla se había salvado por última vez aunque los turcos lograron hacerse con los Balcanes. Y llegó 1453.

El nuevo cerco de la capital imperial

En ese momento, la ciudad se encontraba arruinada y empobrecida, nada quedaba en ella de los antiguos fastos imperiales y del lujo y la riqueza que en otro tiempo la habían aureolado. La devastación de 1204 se lo había llegado todo. Dentro mismo de la ciudad, solares y patios de edificios públicos se utilizaban como huertos, las vacas incluso pastaban en los jardines del palacio real que, por lo demás, se utilizaban como cementerio. Esto ya indica el estado en el que se encontraba la corte. Apenas vivían en la capital unas 50.000 personas de las cuales, entre un 15 y un 20% debían ser extranjeros. Ya no existían grandes avenidas pobladas con estatuas de los grandes hombres del pasado; tan sólo quedaban las peanas vacías y los palacios de piedra y mármol habían dado paso a cabañas de madera. Eran raros los que podían permitirse un vestido en condiciones, quizás solamente los cambistas, comerciantes y marinos que tenían contacto con otros puertos. Constantinopla había perdido, en un lento goteo, a sus élites que, desde el siglo XIII, preferían trasladarse a las provincias occidentales y, cuando estas se perdieron, su diáspora les llevó incluso hasta Portugal. Lo que habían dejado atrás era una ciudad fantasma cuyos habitantes vivían la realidad de otro tiempo y se obstinaban en sus pasados laureles y en el poder de la fe para convencerse de que podrían resistir a los turcos.

Pocos personajes hay en la historia que hayan suscitado tantas polémicas como Mahomet II, denostado como infame criminal por su detractores, capaz de matar a su hermano y redactar una ley que permitía a los gobernantes asesinar a todos sus parientes para evitar conflictos de sucesión. Con estos antecedentes, resulta difícil para sus defensores sostener que se trató de un gobernante ponderado, intelectualmente capaz y estratega brillante. Es posible que fuera lo uno y lo otro. La cuestión es que su figura no deja indiferente a los historiadores. Este personaje se hace cargo del sultanato en 1451 y en su mente tiene una idea fija, casi una obsesión: conquistar, de una vez por todas, Constantinopla. Para ello cuenta con un arma nueva y definitiva: el cañón. Y sabe emplearla. Tienen razón los que dicen que es un hábil diplomático. Negociará tratados comerciales con Venecia, evitando así que, a la hora de la verdad, se comprometiera en la defensa de la ciudad, como otras veces había hecho. ¿Por qué le interesaba Constantinopla? No seguramente por sus tesoros –que ya no existían-, ni por los tributos que podían pagar sus ciudadanos –empobrecidos y limitados-, sino por su valor estratégico y también, seguramente, por que ansiaba el poder y la gloria. ¿Y qué mejor laurel que conquistar la ciudad que un día fuera la más populosa del orbe. Los sultanes anteriores a Mahomet II, habían intentado saquear la ciudad, pero cuando comprobaron que el esfuerzo a emplear era superior a los beneficios a obtener, desistieron. Mohamet II albergaba un plan más ambicioso: convertir la ciudad en la capital de su Imperio. Y con esta idea se planto ante los muros de Constantinopla en abril de 1453.

Frente a él tenía a un adversario notable. Constantino el Grande estaría en el origen de la ciudad y del Imperio Romano de Oriente y otro Constantino, el XI, último de los paleólogos, estuvo al frente de la ciudad en su fina. Nacido en el Peloponeso y formado en el neoplatonismo, era todavía un joven cuando había conquistado la península de Morea y el ducado de Atenas. Fue soldado antes que emperador, y sólo abandonó las armas el tiempo suficiente para ser consagrado emperador. Cuando advirtió movimientos en las tropas de Mohamet II, supo inmediatamente el peligro que corría; almacenó todos los víveres que pudo encontrar, reforzó las defensas y buscó apoyos. Pero sus llamamientos a Occidente cayeron en saco roto. Bizancio les parecía muy lejano a los reinos cristianos que, en ese momento estaban sufriendo profundas transformaciones que culminarían en la formación de los Estados Nacionales y en una mayor concentración de poder. Con Constantino XI se percibe de nuevo el fuste de la raza de los césares que construyó la grandeza de Roma. Lamentablemente, el gran emperador había llegado demasiado tarde, cuando Constantinopla era demasiado débil y su adversario estaba en su mejor momento.

La ciudad estaba defendida por una mítica muralla que había acababa de cumplir mil años. Edificada por Teodosio II, las obras habían comenzado en el 412 y se prolongaron hasta el 447. Ciertamente, la muralla había sido restaurada y reconstruida en algunos tramos, pero no difería en gran medida de la originaria. Se prolongaba por espacio de seis kilómetros y estaba compuesto por una doble muralla a la que se unía un foso con parapeto de casi 20 metros de ancho. Se decía que la vista de ese foso era suficiente para desanimar a los sitiadores ante la imposibilidad de cruzarlo. Tras el foso se encontraba una franja despejada de 15 metros de anchura hasta llegar a las murallas. La primera estaba constituida por muros de 2 metros de ancho y 8 de alto. Cada 75 metros había un torreón fortificado. Tras esta sistema defensivo, se abría otra franja despejada, de 18 metros de anchura, que terminaba en la segunda muralla, compuesta por paredes de 5 metros de ancho y 13 de alto reforzada con un centenar de torreones (uno cada 60 metros) de 15 metros de altura. El sistema de construcción de las partes superiores de los muros (formados por adoquines, argamasa y ladrillos) estaba estudiado para que los cañonazos o las piedras de las catapultas destruyeron sólo los puntos en los que impactaban, pero no debilitaran las zonas adyacentes. Los 13 kilómetros de costas estaban defendidos por una muralla de 12 metros de altura y 300 torreones. No es raro que los musulmanes se hubieran estrellado en media docena de ocasiones.

Mahomet II era un decidido partidario de incorporar nuevos aumentos a su ejército. Hasta ese momento el cañón se había utilizado esporádicamente en algunos combates, pero nunca como elemento táctico. Mahomet II utilizó diestramente la artillería en el sitio de Constantinopla y dispuso de 12 grandes cañones que dispararon en total un promedio de 120 balas por día a lo largo del asedio. La mayor de estas piezas, pesaba 9 toneladas y debió trasladarse desde Adrianápolis (donde fue diseñado y fundido por el húngaro Orbón que había intentado antes vender sus servicios a Bizancio) hasta Constantinopla, arrastrado por 15 yuntas de bueyes y un centenar de soldados.

Los artilleros otomanos concentraban el fuego de las piezas en determinados paños de la muralla, apuntando en las partes más bajas. Cuando, ésta estaba horadada, elevaban el tiro para abrir una brecha vertical, hasta que se producía un derrumbe. En ese momento, debían acudir tropas bizantinas para taponar el asalto y, paralelamente, era preciso movilizar más efectivos para reconstruir como se pudiera el paño destrozado. Esto no hubiera supuesto un grave contratiempo si no hubiera sido por que la ciudad apenas había podido movilizar 8.000 soldados para asegurar su defensa. Excesivamente poco para ocupar los 475 torreones y mucho menos para afrontar un asalto tácticamente brillante. Se desconoce exactamente el número de combatientes otomanos, pero se estima que no debieron ser manos de 100.000 ni más de 200.000.

Además de la artillería, los otomanos contaban con 400 galeras de combate. Buena parte de la ciudad daba al mar y, por tanto, lo adecuado era contar con una flota capaz de neutralizar cualquier peligro llegado del mar. Pero Constantinopla apenas contaba con 28 galeras y una cadena de hierro, tendida de orilla a orilla de la entrada del puerto, el Cuerno de Oro.

Los refuerzos que llegaron fueron insuficientes, aunque valerosos. Giovanni Giustiniani Longo, genovés, había llegado con 700 combatientes. Pero los genovesas, propietarios de Gálata (junto a Constantinopla), se negaron a apoyarles y prefirieron pagar tributo al sultán. Sin embargo, el ejemplo de Longo sirvió para que algunos habitantes de Pera y genoveses que se encontraban en ciudades vecinas, se sumaran a la defensa. Un pequeño contingente veneciano, dirigido por Gabriel de Treviso y Alviso Diego, al igual que el cónsul catalana-aragonés, Pere Juliá y algunos marinos catalanes se unieron a la defensa en la muralla de Mármara, así como don Francisco de Toledo, noble castellano, primo del emperador. Todos estos efectivos y las tropas bizantinas fueron colocados en el muro exterior para intentar frenar el primer ataque, mientras en la segunda muralla se colocó un número menor de soldados encargados de manejar más catapultas.

Los primeros ataques

El 2 de Abril de 1.453 las vanguardias turcas plantas sus tiendas ante las murallas de Constantinopla. Algunas unidades bizantinas salen a su encuentro, pero cuando comprueban la desproporción de efectivos, vuelven grupas y regresan a las defensas. Tres días después llega el sultán y establece su estado mayor a quinientos metros de la muralla. El 6 de Abril, Mahomet II envía emisarios a la ciudad para exigir la rendición. Al día siguiente comienza el asedio con un cañonazo sobre la puerta de San Romano, en lo que se consideraba la zona más débil de la defensa. A esa zona se desplazaron los genoveses de Giustiniani para reforzar la defensa y en esa zona permanecerían a lo largo de todo el asedio.

La barbarie del asaltante se demostró el día 9 de abril, cuando el sultán ordenó empalar a algunos prisioneros en un lugar bien visible por los defensores. Era la forma de recordarles el castigo que les esperaba de proseguir la lucha. Y también una prefiguración de lo que vendría. Pero este acto de barbarie primitiva no arredró a los defensores. Todos los ciudadanos bizantino, durante las noches, contribuyeron a la defensa, llenando sacos terreros y obstruyendo con ellos los huecos abiertos por la artillería otomana en las murallas.

Cuando Mahomet II juzgó que los paños de muralla situados en torno a la puerta de San Romano se encontraban ya muy deteriorados, ordenó un primer asalto. Algunos historiadores describen aquel envite con tintes apocalípticos. Los otomanos, haciendo sonar trompas guerreras y tambores, se lanzaron gritando, entre enloquecidos y exaltados, al asalto. Gustiniani y sus genoveses defendieron durante todo el día el sector, mientras Constantino se desplazaba de un lado a otro de la muralla, temiendo lo que la lógica militar hubiera impuesto: el que los otomanos lanzaran ataques simultáneos en otros puntos. El error de concentrar fuerzas en un solo sector, permitió que la defensa fuera eficaz y al caer el sol, los otomanos terminaron por retirarse dejando varios miles de muertos ante los muros. Esta victoria, así como la batalla naval que tuvo lugar, dos días después, y que permitió que cuatro buques llevaran provisiones a la ciudad, hizo pensar a los defensores que la victoria era posible. Pero no lo era.

A poco de comprobar la derrota de sus naves, Mahomet II, optó por bombardear a la flota bizantina y desplazar el peso del ataque en el mar y evitar las dificultades que acarreaba el intentar traspasar la cadena que cerraba el acceso al Cuerno de Oro. Para ello, construyó un camino de madera que bordeaba el barrio genovés de Pera, por el que se podían deslizar con facilidad los buques otomanos. Concluido el camino, en pocos días se deslizaron setenta barcos otomanos que atraparon a la flota bizantina entre dos fuegos. La zona que, hasta ese momento se consideraba segura y bien protegida, había dejado de serlo. La muralla del mar se había convertido en otro frente de combate que obligaba a los bizantinos a dilatar aún más a sus escasos defensores. Ahora bien, esta victoria de Mohamet se había debido a dos factores: la colaboración de ingenieros italianos que diseñaron el camino de madera y la neutralidad de la abundante colonia genovesa de Pera que, al permanecer neutral sentenció la suerte de la capital. En mayo las cosas se pondrían aun peor.

El emperador pensó en abandonar la ciudad e intentar reunir tropas en la península de Morea para contraatacar, pero, finalmente, cuando la situación se tornó irreversiblemente adversa, optó por quedarse en la plaza y seguir el destino del resto de combatientes y ciudadanos. Los bombardeos sobre la muralla prosiguieron, el contraataque de los marinos venecianos fracasó y el propio almirante Giuseppe Coco murió en el intento. A partir de ese momento, los marinos venecianos abandonaron sus barcos y se integraron en la defensa de la ciudad. Nuevos ataques lanzados sobre la zona de la Puerta de San Romano, alcanzaron una violencia inusitada. Los atacantes escalaban la montaña de cascotes, sacos terreros, barriles y vigas que sustituía a la muralla exterior destrozada por tres semanas de cañonazos. Otro ataque en la zona de Blaquernas que fue rechazado a pesar de que, también en este sector, la muralla empezaba a estar extremadamente deteriorada. Las pérdidas otomanas empezaban a ser preocupantes.

Era evidente a estas alturas que Mahomet II intentaba concentrar los ataques en dos zonas, la de la Puerta de San Román y, por extensión, todo el sector del Mesoteichion, y la zona de Blaquernas. A mediados de mayo, en estos tramos, el primer muro defensivo estaba muy debilitado, a pesar de que los bizantinos habían conseguido obturar los huecos. Para colmo, en Blaquernas se detectó que los otomanos estaban cavando una mina bajo la puerta Caligaria. En los días siguientes otras minas fueron localizadas en otros puntos. Sin embargo, el riesgo fue conjurado por la audacia del megaduque Lucas Notaras que consiguió cavar túneles contraminas. La táctica consistía en aproximarse al túnel adversario y obturarlo con pólvora, o bien inyectar agua o humo. Las torres de asalto utilizadas por los otomanos fueron, así mismo, destruidas mediante barriles de pólvora. Los asaltantes utilizaban estas torres para proteger a los soldados que intentaban arrojar escombros y pasarelas sobre el foso situado ante la primera muralla.

El fracaso de las minas, la destrucción de las torres de asalto y la imposibilidad para la flota otomana de superar la Cadena de Oro, unido a las altas pérdidas que estaban sufriendo los atacantes, indujeron a Mohamet II a enviar una embajada a la ciudad con la propuesta de perdonar la vida del Emperador y de sus defensores a cambio de un tributo de sumisión. Pero el tributo era tan alto que hubiera resultado imposible de cubrir. Así que Constantino IX respondió que, tanto él como los habitantes de la ciudad, estaban dispuestos a morir. Y así era, porque el barco enviado para comprobar si llegaban refuerzos venecianos, solamente había regresado para anunciar que no habría apoyo de Occidente, la ciudad estaba sola y debería afrontar su destino. Los marinos enviados, regresaron conscientes de que volver implicaba necesariamente morir.

Cuando la luna entre en cuarto menguante…

Una antigua profecía aseguraba que la ciudad jamás caería mientras la luna estuviera en cuarto creciente; al día siguiente de difundirse la noticia de que la ciudad no recibiría ayuda, la luna estaba en plenilunio, al día siguiente se iniciaba el cuarto menguante. Por si estos sombríos presagios fueron poco, en la noche del 25 de mayo se produjo un fenómeno todavía no explicado; un extraño resplandor y lo que ha sido definido como “extrañas luminosidades”, fue visto por todos. Los otomanos lo interpretaron como signo de victoria y otros como presagio de que el Imperio estaba viviendo sus últimos momentos. Pero las cosas tampoco iban excesivamente bien para los otomanos; habían aparecido síntomas de cansancio. En mes y medio de asedio, solamente habían conseguido destruir algunas zonas de la muralla y esto a costa de elevadísimas pérdidas. Así pues, también para Mohamet II, la situación era acuciante y decidió que era hora de jugársela el todo por el todo y lanzar un asalto final con todas las reservas disponibles.

Los preparativos de este asalto, no pasaron desapercibidos del lado bizantino y los defensores de la ciudad se prepararon para el final. Toda la ciudad asistió a los que presentían iban a ser los últimos oficios en Santa Sofía. El 29 de mayo, con la luna en cuarto menguante, tal como pronosticaba la profecía, Mohamet II inició el ataque, en plena noche, mucho antes de que despuntara el sol.

Los atacantes no eran sólo otomanos, la vanguardia estaba formada por mercenarios reclutados en los Balcanes, pero también había alemanes e italianos, atraídos por la paga y la peripecia de un seguro botín. Tras ellos, para asegurar su fidelidad, los jenízaros, seguían su ataque con la orden de eliminarlos si intentaban desertar. Se trataba de una fuerza militar extremadamente desorganizada y que quizás, hubiera resultado efectiva ante defensas más modestas o en combates en campo abierto, pero no, desde luego, ante las murallas de Constantinopla. Aunque los defensores estaban extremadamente debilitados, cansados, muchos de ellos heridos, y el primer cinturón defensivo en la zona de San Romano, no era más que un montón de ruinas, el ataque logró ser neutralizado. En esta ocasión, Mohamet II, multiplicó ataques en otros puntos, con la intención de que no pudieran ayudar a Giustiniani y a sus combatientes. La estrategia consistía en irlos debilitando progresivamente, para, más adelante, concentrar allí el ataque final.

A poco de ser rechazado el primer (y desorganizado) ataque, Mohamet II lanzó el segundo, cuando aún no habían terminado de retirarse los mercenarios, cuya indisciplina y desorganización, contrastaba con la férrea disciplina de los anatolios que lo protagonizaron y que aspiraban a ser los primeros que entraran en la ciudad. Aún no había amanecido cuando los anatolios cargaron. Una vez más, los defensores resistieron, pero cuando los atacantes estaban a punto de retirarse, un providencial cañonazo derribó un paño de muralla lo que les animó a avanzar de nuevo. Se combatía sobre las ruinas y algunas unidades lograron penetrar en el recinto, pero, al cabo de una hora, el ataque consiguió ser rechazado a costa de pérdidas irremplazables del lado bizantino y de cientos de muertos en el turco. En ese momento, Mohamet II comprendió que rozaba el fracaso, así que dispuso el asalto de la única fuerza de choque que le quedaba intacta, los jenízaros. Estos, recibieron la orden de atacar la Puerta de San Romano.

Este asalto consiguió aproximarse a la muralla y tender escalas. Una tras otra fueron derribadas, pero la línea de resistencia iba debilitándose progresivamente. Constantinopla jamás hubiera caído si sus efectivos militares hubieran contado con cinco mil combatientes más, pero la precariedad de efectivos hacía que cada baja contara como quince de los atacantes. Y, además, estaba el cansancio de los defensores. Como en todo combate, los mejores y más arrojados no tardan en morir. En esa jornada, Giovanni Giustiniani, que había soportado durante mes y medio de ataques, espada en mano, fue finalmente herido por un jenízaro y obligado a retirarse. El Emperador Constantino intentó en persona reforzar la posición, pero cuando los soldados de Giustiniani advirtieron que su capitán había resultado herido (evacuado a Chíos ese mismo día, moriría dos semanas después a causa de estas heridas), se desmoronaron justo en el momento de más intensidad de la lucha. Unos desertaron, otros abandonaron momentáneamente las defensas, y los hubo que, por lealtad, prefirieron no abandonar a su capitán, acompañándole en la evacuación. Ahora sólo quedaban bizantinos en los torreones. Pero la defensa se había hecho imposible.

Bruscamente, los defensores observaron que la bandera turca estaba encima de los torreones de Blaquernas. La vista de la bandera de la media luna ondeando sobre la muralla, enardeció a los atacantes y terminó por desmadejar la defensa bizantina. Solo Constantino, el castellano Francisco de Toledo y un grupo de soldados de su guardia, se abalanzaron sobre Blaquernas para conjurar el peligro. Les parecía imposible que los turcos hubieran conseguido tomar la zona. ¿Qué había ocurrido?

En la muralla de Blaquernas, antiguamente existía una pequeño hueco, que ocasionalmente se había utilizado como vía de huida en caso de emergencia. Dado el riesgo que conllevaba esta “abertura” en la defensa, hacía siglos que estaba tapiada. O quizás fuera por que una profecía aseguraba que por allí penetrarían quienes doblegarían a la ciudad. Durante el asedió, se volvió a utilizar la puerta para lanzar ataques por sorpresa, pero las pérdidas fueron demasiado elevadas y el adversario excesivamente numerosos como para que operaciones de “comando” pudieran debilitarlo sensiblemente. Durante el mismo 29 de mayo, durante el ataque, por esa puerta salieron algunos combatientes que regresaron pronto ante la imposibilidad de obtener éxitos apreciables; es posible que, o bien, los jenízaros siguieran en su retirada a estos bizantinos, o bien supieran de la abertura por una traición. El caso es que por allí penetró un pequeño contingente jenízaro que, ante la dispersión de los defensores, no encontró problemas en ascender a uno de los torreones y desde allí hacer ondear la bandera otomana que se vio desde el frente de San Romano. Sea como fuere el efecto fue demoledor y, aunque el grupo de jenízaros que habían penetrado era minúsculo y hubiera podido ser barrido sin dificultad, en las circunstancias que se estaban dando, suponía un tremendo golpe psicológico. Constantino, Toledo y sus soldados, al ver que lo ocurrido no revestía especial gravedad en ese sector, decidieron volver a la Puerta de San Romano, pero en los minutos que transcurrieron entre estos desplazamientos, ya se había operado el desastre. Los jenízaros dominaban las posiciones y los defensores habían sido destrozados, estaban heridos de gravedad o habían huido pensando que los turcos habían penetrado ya en la ciudad.

Comprendiendo la situación, Constantino, acompañado por Francisco de Toledo, y sus soldados, se despojó de sus insignias imperiales, tomó la espada y cargó, codo a codo, con sus soldados. Nadie sabe exactamente como murió, pero existe la certidumbre de que fue afrontando a los jenízaros ante las ruinas de San Romano. Mohamet II no consiguió identificar el cadáver del Emperador y, una vez más, proliferaron los rumores sobre si había conseguido huir para proseguir la resistencia desde Morea. cargan contra los turcos. Fue la última carga cristiana en Constantinopla. Uno de los episodios más nefastos en la Historia de Europa estaba a punto de consumarse. Quedaba el saqueo de la ciudad.

Se combatió barrio por barrio, calle por calle, casa por casa. Solamente unos pocos defensores consiguieron alcanzar las galeras venecianas y huir, mientras los turcos abrían los portones de la muralla y se desparramaban por el interior de la ciudad. Ese día perdieron la vida entre 3.000 y 4.000 bizantinos. Los catalana-aragoneses que defendían el Palacio imperial continuaron combatiendo hasta la muerte. El cónsul Pere Juliá, fue ejecutado, junto a sus últimos soldados. Los soldados que cayeron presos fueron, así mismo, asesinados, los otomanos solamente perdonaron la vida a unos pocos notables capaces de pagar su libertad y esclavizaron al resto. Cuando anochecía, Mahomet II penetró en la ciudad, ordenó que los edificios públicos y el palacio imperial fueran respetados y, luego, autorizó el saqueo de la ciudad. Sus tropas se vieron decepcionadas. En aquel momento ya quedaba poco por saquear en Constantinopla, su larga decadencia la había desprovisto de riquezas. Santa Sofía fue convertida en mezquita (y lo seguiría siendo hasta ue Kemal Ataturk, la transformara en museo), los bizantinos supervivientes debieron abandonar la ciudad que fue repoblada con turcos. El historiado coetáneo de los acontecimientos, Juan Dlugoz, escribió: “Con las bibliotecas quemadas y los libros destruidos, la doctrina y la ciencia de los griegos, sin las que nadie se podría considerar sabio, se desvaneció."

Las poblaciones “romanas” (o rumís o rhomaíoi) dispersas, no encontraron obstáculos en proseguir con el culto ortodoxo. Como los mozárabes españoles, sus ritos fueron autorizados y adquirieron la condición jurídica de “protegidos” por el sultán, a cambio de pagar un tributo. Poco a poco, despreciados por la población otomano, en condiciones extremadamente desfavorables, asumieron su triste destino. Pero no desaparecieron. Los rumi subsistieron.

A lo largo del siglo XIX, con la descomposición del Imperio Otomano, Grecia y otras regiones recuperaron su independencia. A mediados de ese siglo, algunos intelectuales griegos hicieron todo lo posible por recuperar su identidad y su imperio perdido. Ioannis Kolettis y otro asumieron la “megali idea” (la gran idea, el gran proyecto) cuyo eje no podía ser otro que la recuperación de “sagrada polis” (Constantinopla):"No creáis que consideramos este rincón de Grecia como nuestro país, Atenas nuestra capital y el Partenón nuestro templo nacional. Nuestro país es el vasto territorio en el que se habla la lengua griega y la fe religiosa responde a la Ortodoxia. Nuestra capital es Constantinopla y nuestro templo nacional Santa Sofía, la que fue durante un milenio la gloria de la cristiandad".

Al certificarse el fin del Imperio Otomano, la República de Kemal Ataturk, Santa Sofía deja de ser mezquita y se transforma en un museo, la capital deja de ser Estambul (la vieja Constantinopla) para ser Ankara. Pero la República de Ataturk fue “nacionalista” y no permitió a los rumi expresarse. Hoy, sólo queda la pequeña iglesia de Panagia Mugliotissa, en un barrio hasta hace poco cristiano y desde hace veinte años invadido por islamistas. Allí aún se mantiene el complejo culto ortodoxo y quizás así siga durante unos pocos años. Cuando esta iglesuela cierre sus puertas, el último eco de Roma en Oriente, habrá concluido. Sin embargo, a despecho de todo pesimismo, un viejo proverbio rhomaíoi dice:

“Un Constantino la levantó, un Constantino la ha perdido, un Constantino la tomará…”.

Europa sigue a la espera del futuro Constantino.

(c) Ernesto Milà - infokrisis - infokrisis@yahoo.es

Miércoles, 19 de Abril de 2006 17:26 #.

jeudi, 19 avril 2007

Novas reivindicaçoes islamistas sobre a Iberia

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NOVAS REIVINDICAÇÕES ISLAMISTAS SOBRE A IBÉRIA

A Espanha e os enclaves africanos de Ceuta e Melilla correm um risco importante de sofrer um atentado islamita, afirmou o juiz de instrução espanhol Baltasar Garzon, um dia depois dos atentados de Argel reivindicados pela Al-Qaeda.
Numa entrevista ao diário La Vanguardia, o magistrado da Audiência Nacional, a mais alta instância penal espanhola, recorda, um dia depois dos atentados de Argel que causaram pelo menos 24 mortos e 222 feridos, a ameaça da Al-Qaeda paira sobre Espanha.
O grupo terrorista islâmico proclama que a Espanha é um território que deve ser englobado no mundo muçulmano, devido à ocupação moura de uma parte da península ibérica entre os séculos VIII e XV.
«Não ficaremos em paz até que libertemos toda a terra do Islão dos cruzados apóstatas e dos seus agentes e voltemos a por pé sobre a nossa Andaluzia espoliada e sobre a nossa Jerusalém violada», afirmou quarta-feira o grupo ao reivindicar o atentado de Argel.
(...)


Pois é, não ficam em paz até tomarem conta da Ibéria... porque esta gente é mesmo pacífica, quer mesmo a paz, mas o raio dos Espanhóis e dos Portugueses não os deixam em paz visto que se atrevem a dominar o território que foi em tempos conquistado pelos muçulmanos...

Falo não apenas de Espanhóis mas também de Portugueses porque, ao contrário do que diz a tradução do Portugal Diário,
o «Al-Andaluz» da linguagem islâmica não diz respeito apenas à Andaluzia, mas a toda a Hispânia, ou pelo menos a todo o território que foi controlado pelos Mouros na Península Ibérica.

A perda do «Al-Andaluz» com a derradeira derrota do reino mouro de Granada em 1492
constituiu um imenso trauma para todo o mundo muçulmano, que, pelos vistos, está bem vivo nas mentes de muitos, senão da maioria, dos agachados de Alá...

É de notar que os islamistas fazem proselitismo em cerca de dez por cento das centenas de mesquitas sitas em Espanha. O País irmão tornou-se assim numa importante base de recrutamento de bombistas suicidas, que são enviados para o Iraque; e, alguns deles, podem já estar a ser treinados no Mali, no Níger e na Mauritânia.

O atentado bombista de Madrid, por exemplo, parece ter sido organizado em território espanhol, com o apoio dum grupo marroquino.

O mais sintomático é que os promotores da teoria segundo a qual a Espanha pertence ao Islão, não se limitam aos círculos dos «terroristas fanáticos», essa minoria microscópica sem importância nenhuma (que ideia), pelo contrário: ouve-se e lê-se a apologia desse ponto de vista por parte de muçulmanos «moderados» e «pacíficos», o que mostra bem aquilo que poderá ser o futuro da Espanha dentro de vinte anos: uma nova Palestina, com criancinhas-coitadinhas «andaluzes» a atirar pedras contra a polícia do opressor Estado Espanhol, e pelo meio há uns bombista-suicidas a estoirar com cafés e restaurantes madrilenos, mas essa parte, enfim, será obra «duma pequena minoria sem relevância nem representatividade no seio do mundo islâmico».

E porquê?

Porque os promotores da teoria segundo a qual a Espanha pertence ao Islão, não se limitam aos círculos dos «terroristas fanáticos», essa minoria microscópica sem importância nenhuma (que ideia), nem se limitam sequer ao mundo islâmico, mas existem também no seio da Esquerda intelectual europeia, sobretudo na ibérica. E é por aqui, pelo vírus interno, que a Hispânia pode voltar à guerra da Reconquista. Só que, desta vez, talvez não tenha cavaleiros ingleses, franceses, flamengos e alemães a virem em seu auxílio... ou então, esses que eventualmente venham, aparecem acompanhados de mais umas catrefas de Mouros, que, em vez de virem só do sul como outrora, agora chegarão provavelmente de Paris e de Londres...

E, assim, a Europa caminha para uma guerra civil de gravidade sem precedentes.

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G. Giannettini: empires oécaniques des mers ouvertes et des steppes

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Les empires océaniques des steppes et des mers ouvertes

Guido GIANNETTINI

L'empire qui a connu la plus grande expansion au cours de l'histoire a été celui des Mongols, qui ont proclamé leur chef Djingghis Khan (Gengis Khan), soit le “souverain océanique”. C'est dans ce sens que je vais parler, dans cet exposé, d'“empires océaniques”. Les “empires océaniques” des steppes sont originaires d'Asie Centrale, justement comme celui des Mongols. Les “empires océaniques” des mers extérieures se sont constitués à partir du 16ième siècle de notre ère sous l'impulsion des grandes puissances européennes qui se sont projetées sur les mers du globe.

Il existait toutefois, avant ces deux types d'empires “océaniques”, un type différent, anomal, qu'on pourrait attribuer au type “océanique”: c'est celui qui s'est constitué au départ de l'expansion des cavaliers arabes entre le 7ième et le 8ième siècles de notre ère et qui s'est dissous en l'espace d'un matin. Il s'agit à mes yeux d'une apparition mystérieuse et inexplicable sur la scène de l'histoire. Mais c'est un mystère que je me dois d'expliquer avant de passer à l'argument spécifique de mon exposé.

L'expansion des cavaliers arabes entre le 7ième et le 8ième siècles de notre ère est une expansion veritablement hors norme, que l'on ne pourra pas comparer à un autre exemple historique semblable, antérieur ou postérieur. D'un point de vue géopolitique, cette expansion paraît absurde.

Il n'existe aucun exemple de conquête par voie de terre partie d'une péninsule (la péninsule arabique) qui ait pénétré profondément dans la masse continentale (l'Asie occidentale) puis s'est étendue sur un littoral très long mais sans aucune profondeur (l'Afrique du Nord). Dans tout le cours de l'histoire, on n'a jamais vu quelque chose de semblable. D'un point de vue géopolitique, les conquêtes arabes présentent toutes les caractéristiques des expansions propres aux puissances navales, qui, elles, procèdent par “lignes extérieures”, sur les marges des masses continentales. Dans le cas de l'expansion arabe, nous avons une occupation d'une bande littorale, mais effectuée par voie terrestre.

Les causes de cette expansion hors norme sont au nombre de deux. Tout d'abord, il faut savoir que le désert est comme la mer: on ne peut pas l'occuper, on peut simplement tenir en son pouvoir les oasis, comme la puissance maritime occupe et tient en son pouvoir les îles de l'océan. La seconde cause doit être recherchée dans le caractère fortuit, inconsistent, inexistent des conquêtes —en langue arabe il existe un terme indiquant quelque chose qui n'existe pas, mahjas, dont dérive le mot italien mafia; c'est quelque chose d'inexistent mais qui existe tout de même. Nous avons donc affaire à un empire territorial créé à parti de ce rien qui est tout de même quelque chose.

L'expansion des Arabes au départ de leur péninsule d'origine a été rendue possible par une série inédite de facteurs fortuits, tous concentrés dans le même espace temporel. En premier lieu, l'expansion arabe a bénéficié de la faiblesse intrinsèque, à l'époque, des empires byzantin et sassanide, littéralement déchiquetés par plus de vingt années de guerres ruineuses où ils s'étaient mutuellement affrontés. Cet état de déliquescence mettait quasiment ces empires dans l'impossibilité d'armer des troupes et de les envoyer loin, à mille, à deux mille kilomètres de leur centre, où même plus loin encore, contre ce nouvel ennemi qui déboulait subitement du désert. Pire, il leur était impossible de reconstituer des armées dans des délais suffisamment brefs, si celles-ci étaient détruites. En effet, une puissante armée byzantine avait été anéantie sur le Yarmouk en 636 et une autre, sassanide, avait été écrasée par les Arabes à Nehavend en 642. La raison de cette double défaite était d'ordre climatique: le vent du désert, le simoun (de l'arabe samum), avait soufflé dans leur direction pendant plusieurs jours d'affilée, les avait immobilisés et assoiffés, tandis que leurs adversaires arabes combattaient avec le vent qui les poussait dans le dos, sans qu'ils ne fussent génés en rien par la tempête de sable.

Autre facteur qui a rendu aisée l'expansion des Arabes: les luttes intestines qui divisaient les Byzantins, d'un côté, les Wisigoths d'Espagne, de l'autre. L'empire byzantin venait de traverser une tumultueuse querelle d'ordre religieuse, assortie d'un cortège de violences et de persécutions. Pour toutes ces raisons, entre 635 et 649, les autorités religieuses et les populations ont confié spontanément aux Arabes les villes de Damas, Jérusalem, Alexandrie d'Egypte, de même que l'île de Chypre. Ensuite, à cette époque-là, les autorités musulmanes se montraient tolérantes (au contraire des fanatismes intégralistes que l'on a pu observer par la suite) et se sont empressées de souligner les traits communs unissant les fois chrétienne et islamique. Elles ont accepté que les habitants de confession chrétienne dans les cités conquises exercent librement leur culte et se sont borné à lever une taxe, modérée en regard de ce qu'exigeait auparavant le basileus byzantin.

La conquête de l'Espagne s'est déroulée dans des conditios analogues. Après le décès du roi wisigoth Wititsa, deux prétendants se sont disputé le trône: Roderich et Akila. Ce dernier a fait appel aux Arabes et leur chef, Tariq Ibn Ziyad débarque en 711 dans la péninsule ibérique en un lieu qui porte encore son nom, Gibraltar, de l'arabe Djabal Tariq, “la montagne de Tariq”. Son armée est forte de 7000 hommes, en grande partie originaires du Maghreb. Ils seront suivis par d'autres. Les Arabes et les Wisigoths partisans d'Akila finissent par avoir raison des Wisigoths partisans de Roderich. Ces derniers sont attaqués dans le dos par les Basques et par la communauté juive, qui est particulièrement nombreuse en Ibérie (elle est la plus forte diaspora d'Europe). Les Juifs se soulèvent, équipent une armée et s'emparent de plusieurs villes qu'ils livrent aux Arabes, tandis que les féaux de Roderich commencent à déserter.

Toutefois, les Arabes, malgré ce concours de circonstances favorables, ont eu du mal à briser la résistance des Wisigoths. Ils n'ont pas pu occuper toute la péninsule ibérique, parce que les montagnards du Nord et des Cantabriques ont repoussé toutes leurs tentatives de conquête. Ensuite, après avoir tenté de pénétrer en France, les Arabes sont définitivement vaincus en 732 près de Poitiers. La défaite de Poitiers, ainsi que l'échec de l'attaque contre Constantinople, mettent fin à l'expansion arabe.

Le déclin a été quasi immédiat. A peine 23 ans après avoir atteint le maximum de son expansion  —à la veille de la bataille de Poitiers—  le grand empire arabe de Samarcande à l'Atlantique commence à se désagréger: en 755, le Califat ommayade d'Espagne fait sécession, suivi immédiatement par d'autres Etats arabes séparatistes du Maghreb, d'Egypte et d'Orient. Mais un grand empire avait existé, pendant peu de temps, il n'a tenu que 23 ans!

Un empire rêvé, crée par un peuple de rêve et forgé par une culture imaginée: mahjas. En effet, le peuple arabe, créateur de cet empire, n'était pas un peuple selon l'acception commune, c'est-à-dire la fusion de tribus sœurs issues d'un même désert arabique; il n'allait pas le devenir non plus, mais au contraire, juxtaposer en sa communauté de combat des peuples de plus en plus différents, issus des pays conquis.

Mais la culture arabe, elle, est plus homogène. L'islamisme est une forme de syncrétisme religieux alliant des élements de judaïsme et de christianisme et reprenant à son compte des courants chrétiens considérés comme “hérétiques”. La philosophie arabe est une reprise pure et simple de la philosophie grecque, basée sur la dichotomie Platon/Aristote. Les bases des connaissances mathématiques, astronomiques, géographiques, physiques et même ésoteriques dans le monde arabe au temps de la grande conquête sont d'origines grecque et persane. Ce n'est d'ailleurs pas un hasard si la pensée arabe est une pensée ouverte aux cultures grecque et iranienne (car l'ancienne civilisation du pays d'Aryanam n'est pas orientale). C'est patent à l'époque du Califat abasside, quand l'Islam, après la chute de l'empire sassanide, a subi directement et puissamment l'influence des peuples conquis.

L'art arabe en général, comme l'art mauresque en Espagne, est constitué de variantes de l'art roman ou byzantin. Enfin, les chiffres considérés comme “arabes” sont en fait indiens, mais les Arabes les ont transmis à l'Europe. Comme du reste d'autres faits de culture venus des régions indo-européanisées d'Asie, tel le jeu d'échecs, qui est iranien, mais nous est parvenu grâce à la médiation arabe.

En réalité, les Arabes ont surtout exporté leur langue en Afrique et en Orient. Mais comme on peut observer que les langues sémitiques sont très proches les unes des autres, et ne sont finalement que des dialectes d'une même langue, cette similitude a favorisé la diffusion de l'arabe dans de nombreuses régions.

Le grand atout de la culture arabe au temps de la grande conquête a été l'extraordinaire capacité, et même le mérite, d'appréhender sans frein tout ce qui venait d'ailleurs, de le remodeler et de le diffuser tous azimuts. Une telle capacité, même si elle peut être interprétée comme un absence de spécificité propre, a contribué à atténuer les rigidifications à l'œuvre dans le monde entourant les Arabes, rigidités qui expliquent aussi l'expansion fulgurante de ceux-ci, qui serait incompréhensible autrement.

Pendant près de 1800 ans, du début du Vième siècle ap. J.C., jusqu'à l'époque de Gengis Khan, les peuples turcs ont dominé l'Asie centrale septentrionale, puis se sont répandus dans l'Asie occidentale pour donner ensuite l'assaut à l'Europe. Cette phase d'expansion commence vers l'an 1000, quand la domination turque en Asie n'est pas encore achevée. Elle se manifeste surtout dans la longue lutte contre l'empire byzantin, qui se terminera par la chute de Constantinople (1453) et par les raids dans l'espace danubien. La phase descendante commence, elle, par l'échec du siège ottoman de Vienne (1683) et surtout par la reconquête du Sud-Est européen sous l'égide du Prince Eugène, actif dans la région de 1697 à1718, puis de ses successeurs qui guerroyèrent pendant vingt ans pour imposer aux Ottomans la Paix de Belgrade en 1739.

Même sans prendre en considération les 180 dernières années de vie de l'Empire ottoman  —depuis la Paix de Belgrade jusqu'à sa fin en 1918—  nous constatons que l'expansion de cette puissance turque s'étend sur un arc de treize siècles, pendant lesquels les peuples turcs, habitant à la charnière de l'Europe et de l'Asie, ont joué un rôle primordial parmi les protagonistes de l'Histoire. Il ne s'agissait certes pas d'un Etat unique et d'un peuple unique et cette histoire a connu des phases sombres et de déclin, mais cela s'observe également dans l'histoire de l'empire romain ou des empires des divers peuples de l'Iran, les Mèdes et les Perses, les Parthes et les Sassanides.

La préhistoire des peuples turcs présente encore beaucoup de zones d'ombre et d'incertitudes, comme du reste celle des peuples mongols. Malgré ces difficultés, nous pouvons affirmer aujourd'hui que le peuple proto-turc le plus ancien  —le nom “Turc” ne se diffusera qu'ultérieurement—  apparaît sur le théâtre de l'Histoire vers l'année 400 de notre ère: c'est le peuple des Tabgha'c, originaires d'Asie septentrionale, qui, en 70 ans à peu près, domine toute la Chine septentrionale, depuis les Monts Dabie Shan (limite septentrionale des affluents de la rive gauche du fleuve Yang-Tse). Ce sont eux qui fondent la dynastie Wei.

Tandis que les Proto-Turcs Tabgha'c descendent sur la Chine du Nord, en Asie septentrionale, dans la région dont les Tabgha'c sont originaires, se rassemble le peuple des Juan-Juan, connus également sous le nom de Ju-Jan, Ju-Ju ou Jui-Jui. Certains savants les identifient aux War ou Apar ou Avars qui atteindront la Hongrie. D'autres prétendent qu'ils ne sont pas identiques mais parents. Les Juan-Juan étaient des Proto-Mongols, mais leur empire a englobé aussi des peuples proto-turcs ou turcs, paléo-asiatiques et, forcément, des tribus d'autres ethnies.

Vers 520, leur empire commence à s'affaiblir, puis tombe en déclin, à la suite d'une révolte de deux clans que les sources chinoises appellent respectivement les T'u-küeh et les Kao-kü.

Les premiers sont originaires des Monts Altaï et sont les ancêtres des Turcs, le terme chinois T'u-küeh correspondant à Türküt, pluriel mongol de Türk, c'est-à-dire “homme fort” en langue turque. Notons toutefois que quelques auteurs interprètent le terme “Türk” comme un pluriel, “Tür-k”, par analogie à “Tur-an”, pluriel de “Tur”: dans ce cas, il s'agirait d'une reprise par les Turcs d'une dénomination d'origine iranienne, désignant l'“Iran extérieur”. Ensuite, l'autre clan en révolte contre les Juan-Juan était également turc, c'était celui des Tölös, ancêtres des Ouighours.

C'est ainsi que les Turcs, sur les ruines de l'empire des Juan-Juan, ont fondé leur propre empire, s'étendant de Jehol (aux confins de la Mandchourie moderne) jusqu'à la Mer d'Aral, territoire correspondant à toute la zone méridionale du Heartland de Mackinder. Pendant 300 ans environ, l'empire turc  —malgré sa division en deux Etats (quasiment depuis le début), l'un oriental, l'autre occidental—  a dominé le cœur de l'Asie. Puis, vers la moitié du VIIIième siècle, sa partie orientale est absorbée par les Ouighours, eux aussi d'origine turque, tandis que la partie occidentale se fractionne en khanats indépendants.

A partir du khanat des Oghuz, situé dans un territoire au nord du Lac Balkach, se profile d'abord le clan des Seldjouks, qui amorce par la suite un mouvement vers l'Ouest, leur permettant d'abord de conquérir l'Iran oriental, puis l'Iran occidental, ce qui les rend maîtres du versant sud-occidental du Heartland. C'est après la consolidation de cette phase-là de leurs conquêtes, que les Seldjouks se mettent à attaquer l'Empire romain d'Orient (Byzance), bastion avancé de l'Europe contre les invasions venues d'Asie. D'un point de vue géopolitique, il s'agit de la même ligne d'expansion qu'avaient empruntée précédemment les empires iraniens.

Mais les Seldjouks ne sont jamais arrivés en Europe. La dynastie des Osmanli se profile au XIIIième siècle en Anatolie, prend le contrôle de la partie occidentale de l'empire seldjouk et réamorce les pressions expansives en direction de l'Occident. Les Osmanlilar  —pluriel turc qui désigne ceux que les Occidentaux appellent les Ottomans—  s'emparent de toute l'Anatolie et, sans tenter de conquérir l'enclave byzantine que sont Constantinople et la Thrace orientale—  passent en Europe, atteignent le Danube au cours du XIVième siècle. Ce n'est qu'après avoir atteint le Danube que les Turcs lancent l'ultime assaut contre Constantinople qu'ils conquièrent en 1453.

Ensuite, une série de campagnes militaires les amènent aux portes de Vienne qu'ils assiègent en 1683. Au même moment, les Ottomans, disposant de la plus forte puissance musulmane, deviennent les protecteurs du monde islamique et imposent leur autorité aux Etats arabes d'Afrique du Nord et du Maghreb.

Pourtant, l'histoire de l'expansion ottomane nous apprend que l'on ne peut pas contrôler l'Europe seulement en contrôlant les côtes méridionales de la Méditerranée. En pénétrant par le Sud-Est, à travers les Balkans et l'espace danubien, les Ottomans atteignent la porte d'entrée du cœur de l'Europe, Vienne et Pressburg/Bratislava. Leur calcul était clair: ou bien ils franchissaient cette porte et s'emparaient de l'Europe, ou bien ils étaient refoulés. L'avancée des Trucs en direction du cœur germanique de l'Europe a été bloquée. Les Européens ont reconquis les Balkans. Les Osmanlilar sont tombés en décadence.

Les Turcs, comme toutes les tribus ouralo-altaïques avant de commencer leur expansion, habitaient les steppes eurasiatiques, dans des territoires voisins de ceux qu'avaient occupés plusieurs peuples indo-européens entre le IIIième et le IIième millénaires avant J.C. Ce voisinage a provoqué des échanges, ce qui a donné, à la longue, des similitudes culturelles entre Indo-Européens et Proto-Turcs: par exemple, le caractère guerrier de leurs sociétés, l'association homme/cheval et la structure hiérarchique et patriarcale des sociétés. En matières religieuses  —l'islamisation des Turcs n'aura lieu que très tard et ne concernera que les Turcs d'Asie occidentale—  nous constatons une typologie céleste et solaire des divinités suprêmes.

Citons par exemple Tenggri, “le dieu bleu du Ciel“ ouralo-altaïque, ou le bi-Tenggri turc, phrase signifiant “Dieu est” que l'on a retrouvé grâce à la tradition hsiung-nu. Elle se rapproche de la racine indo-européenne du nom de Dieu, *D(e)in/Dei-(e)/Dyeu, signifiant “lumière active du jour, splendeur, ciel”. L'origine ethnique des Turcs, selon leur Tradition, présente une analogie singulière avec l'origine mythique de Rome: le totem des Turcs était le loup et leur héros éponyme aurait été alaité par une louve, exactement comme Romulus et Remus.

Enfin, à la fin des temps archaïques, la culture indo-iranienne s'est imposée à toute l'Asie centrale. Cette influence a également marqué les Turcs Seldjouks aux XIième et XIIième siècles après J.C., quand ils se sont répandus à travers le territoire iranien et ont retrouvé une sorte de familiarité avec la culture iranienne, dans la mesure où les chefs et les souverains conquérants se paraient ostentativement de noms tirés des textes épiques du Shahnameh, comme Kai Kosrau, Kai Kaus, Kai Kobad.

Plus tard, les Ottomans, surtout après la conquête de Constantinople, ont voulu montrer qu'ils assuraient la continuité de l'empire byzantin. D'abord, ils installent leur capitale dans la ville même de Constantinople, en ne changeant son nom qu'en apparence, car Istanbul dérive de “is tin pol”, prononciation turque de la désignation grecque “eis ten polis”, soit “ceux qui viennent dans la Cité”.

Dans leur bannière, les Ottomans ont repris la couleur rouge de Byzance, la frappant non pas de l'étoile et du quart de lune actuels, mais du soyombo  altaïque, qui possède la même signification que le t'aeguk coréen représentant le yin et le yang, c'est-à-dire l'union du soleil et de la lune que l'on retrouve encore dans les drapeaux mongol et népalais: le soleil y est un astre à plusieurs rayons (de nombre paire), la lune y est un croissant comme dans le premier et le dernier quart de ses phases. Le soleil contenu dans le soyombo était encore bien présent au début de notre siècle: il n'a été remplacé que sous l'influence des “Jeunes Turcs” par l'étoile maçonnique à cinq branches qui, avec le quart de lune, évoque le symbolisme oriental du ciel nocturne.

L'empire ottoman et, avant lui, celui des Seldjouks, ont été en contact avec des territoires dont la valeur géopolitique est spécifique et significative: la région danubienne-anatolienne et la région iranique. Ces territoires semblent exiger de leurs maîtres d'assumer la même fonction que celle qu'assumaient avant eux les peuples qui les ont habités. Surtout dans le cas iranien, qui évoquait en un certain sens le monde de leurs origines.

Les Mongols sont le seul peuple à avoir conquis une bonne part de la World-Island, l'île du monde eurasiatique telle que la définissent les théories géopolitiques de Halford John Mackinder, étendant leur domination des côtes du Pacifique à la Mer Noire, en poussant même des pointes en direction de l'Allemagne et de l'Adriatique. La base de départ de leur expansion était la zone centrale du Heartland, selon un développement qui semblait suivre avec grande précision les lignes de la géopolitique la plus classique.

Dans ce cas, toutefois, le terme “mongol” est impropre. En fait, au début de l'“Année de la Panthère”, soit au printemps de 1206, Gengis Khan, le “souverain océanique”, dont le pouvoir s'étendait aux rives de quatre océans, qui descendait du Börte-Chino (le “Loup bleu du Ciel”) et de Qoa-Maral (la “Biche fauve”), convoque aux bouches du fleuve Onon le quriltai,  la grande assemblée, réunie autour du tuk  impérial (le drapeau blanc avec le gerfaut, le trident de flammes, les neuf queues bleues de yaks et les quatre queues blanches de chevaux). Y viennent les chefs d'une vaste coalition de peuples appelés à former le monghol ulus,  la nouvelle grande nation mongole. Mais, outre le Kökä Monghol, c'est-à-dire les “Mongols bleus gengiskhanides”, on trouvait, au sein de ce rassemblement qu'était la nouvelle grande nation mongole, des Mongols Oirat et Bouriates, les Turco-Mongols Merkit, les Toungouzes Tatarlar (Tatars) et les Turcs Kereit, Nemba'en (ou Nayman), les Ouighours et les Kirghizes.

Pour avoir accordé à tous ces peuples la nouvelle “nationalité” mongole dans le cadre de l'empire du “souverain océanique”, le “monghol ulus” était une coalition ethnique aux composantes variées, que l'on ne définira pas comme proprement “mongole” mais plutôt comme “altaïque” ou comme “centre-asiatique”, vu que cette nation élargie comprenait des peuples importants, ainsi que des tribus et des clans paléo-asiatiques et irano-touraniques.

L'expansion des Mongols en direction de l'Occident a été jugée de manières forts différentes par les peuples qui l'ont subie ou observée. En règle générale, cette expansion a suscité la terreur, de l'Asie centrale à la Russie, de l'Allemagne à la Hongrie, surtout en raison des terribles massacres commis par les envahisseurs.

Cependant, les Francs du Levant, détenteurs des Etats croisés survivant vaille que vaille, ont, eux, accueilli les Mongols comme des libérateurs. Dans leur cas, il ne s'agissait plus du “souverain océanique” mais de son petit-fils Hülagü, Khan de Perse et grand massacreur de musulmans. Hülagü combattait sans distinction tous les peuples islamiques, tant les Arabes que les Turcs occidentaux (les Seldjouks), et cela, pour deux motifs: l'un d'ordre essentiellement stratégique, l'autre, religieux. Le motif stratégique, c'était que, de fait, les Turcs occidentaux et les Arabes constituaient un obstacle à l'expansion mongole. Quant au motif religieux, les Mongols étaient à cette époque, pour une grande partie d'entre eux, des chrétiens nestoriens ou des bouddhistes. Hülagü était bouddhiste et sa favorite, Doquz-Khatoun, était chrétienne-nestorienne. Dès lors, ils massacraient tous les musulmans et épargnaient les chrétiens.

C'est pour cette raison que les Francs du Levant ont proclamé Hülagü et Doquz-Khatoun, le “nouveau Constantin et la nouvelle Hélène, très saints souverains unis pour la libération du Sépulcre du Christ”. Mongols et Croisés frappaient tous leurs étendards de croix et égorgeaient ou décapitaient tous les musulmans qui avaient l'infortune de se trouver sur leur chemin en Syrie ou en Palestine: les anciennes chroniques parlent de 1755 pyramides de têtes tranchées.

Mais quand la terreur a cessé, la moitié septentrionale de l'empire gengiskhanide a vécu la “pax mongolica”, permettant de réouvrir la “route de la soie” et de reprendre les échanges commerciaux entre l'Europe, l'Asie centrale et l'Extrême-Orient.

Plus tard, entre le XIVième et le XVième siècles, l'expansion ottomane en Europe et au Levant, de même que la turcisation et l'islamisation des khanats d'origine gengiskhanide d'Asie occidentale, ont provoqué un renversement complet de la situation: les contacts et les échanges entre l'Europe, l'Asie centrale et l'Extrême-Orient sont devenus très problématiques. Cette rupture des communications ont contraint notamment le Portugal et l'Espagne à franchir l'obstacle en amorçant une expansion maritime. Cette expansion outre-mer non seulement a réussi à rouvrir la route de l'Inde, mais aussi permi la découverte du Nouveau Monde. L'enjeu a donc été bien plus important qu'on ne l'avait prévu et l'expansion maritime des deux nations ibériques a été vite imitée par de nouvelles puissances navales, telles l'Angleterre, la Hollande et la France.

L'impossibilité d'atteindre rapidement et facilement l'Asie centrale et l'Extrême-Orient par les routes terrestres a obligé les Etats européens, à partir du XVième siècle, a opté pour une approche géopolitique complètement différente et de contourner par voie maritime toute la World-Island,  dans le but d'en atteindre les extrémités orientales par des voies extérieures. En d'autres termes, l'Europe, ne pouvant plus appliquer les règles découvertes cinq siècles plus tard par Mackinder, soit les règles de la géopolitique continentale, a à l'unanimité adopté celles de la géopolitique maritime, soit celles qu'allaient découvrir Mahan. L'Europe a donc abandonné son pouvoir continental pour partir à la recherche d'un pouvoir naval.

Au début, la valeur géopolitique de cette nouvelle option n'apparaissait pas très claire: il ne s'agissait pas encore d'une véritable expansion politique et stratégique, mais seulement de l'ouverture de voies commerciales. Toutefois, on est rapidement passé des comptoirs et établissements commerciaux à l'organisation de bases militaires et de points d'appui, occupés par des troupes. Ensuite, on s'est conquis des domaines coloniaux. A partir de ce moment-là, la pertinence géopolitique de l'expansion européenne d'outre-mer est dévenue très évidente.

Le Portugal établit ainsi en 1415 sa première tête de pont en Afrique, mais c'est encore en Méditerranée: il s'agit de la ville de Ceuta au Maroc, qu'il perdra par la suite à l'avantage de l'Espagne. Ensuite, les Portugais traversent l'Atlantique oriental, et commencent à contourner par voie maritime le continent noir. Ils abordent à Madère en 1417, aux Açores en 1431, au Cap Vert en 1445; ils atteignent l'embouchure du fleuve Congo en 1485, arrivent au Cap de Bonne Espérance en 1487 et, enfin, débarquent à Calicut (Kalikat/Kojikode) sur la côte sud-occidentale de la péninsule indienne. Ce n'est qu'après avoir ouvert la route des Indes que les Portugais se donnent de solides possessions coloniales le long de cette voie. Elles sont de véritables points d'appui stables pour garantir la libre circulation sur cette grande voie maritime. Ainsi, après Madère, les Açores, le Cap Vert et la Guinée, qui, de concert avec la métropole portugaise, formaient un système en soi, se sont ajoutées des colonies lointaines comme le Mozanbique (1506-07), la ville de Goa en Inde (1510) et l'Angola (1517).

Après s'être assuré de tous ces points d'appui et territoires, les Portugais complètent leur réseau de relais sur le chemin de la Chine en conquérant la partie orientale de l'île indonésienne de Timor en 1520 et en s'installant à Macao en 1553. Les Hollandais les empêchent de prendre l'ensemble de l'archipel. L'accès aux voies maritimes vers l'Orient est consolidé par la prise de possession de la côte occidentale de l'Atlantique, c'est-à-dire le Brésil, où le Portugal installe son premier point d'appui en 1526. Il achève la conquête du pays en 1680, après en avoir chassé les Hollandais.

L'Espagne évite dès lors toute tentative sur la route des Indes, déjà contrôlée par les Portugais. C'est cet état de choses qui motive la décision de la Reine Isabelle d'appuyer le projet de Colomb de trouver une autre route vers les Indes, en partant de l'Ouest au lieu de se diriger directement vers l'Est. Colomb n'a jamais atteint les Indes, mais, en revanche, il a découvert un autre continent, l'Amérique, qui s'est vite révélée très riche. L'Espagne s'est donc étendue à ce nouveau continent et en a occupé la moitié.

La découverte de l'Amérique réveille l'intérêt de l'Angleterre et de la France qui, contrairement à l'Espagne qui se projette sur la partie centrale et méridionale de ce double continent, tentent de s'emparer de sa partie septentrionale, à l'exception d'une brève parenthèse constituée par une tentative française de s'installer au Brésil entre 1555 et 1567. Anglais et Français commencent par n'assurer qu'une simple présence commerciale puis se taillent des domaines ouverts à la colonisation. Pour prospecter ce continent, les Anglais envoient en Amérique du Nord l'Italien Sebastiano Caboto (John Cabot) entre 1497 et 1498. Les Français envoient un autre Italien, Verrazzano en 1524, puis un des leurs, Cartier, en 1534. Mais toutes ces tentatives françaises et anglaises ne sont encore que des expédients: elles n'indiquent pas une ligne géopolitique spécifique et bien définie.

Le pouvoir naval anglais trouve ses origines dans les opérations conduites par l'ex-corsaire Sir Francis Drake entre 1572 et 1577. Ensuite, en 1584, Sir Walter Raleigh fonde la colonie de la Virginie, premier foyer de la future Nouvelle-Angleterre. Enfin, à partir de 1600, l'Angleterre se projette au-délà de l'Atlantique Sud et de l'Océan Indien et commence son expansion aux Indes, affrontant d'abord les Portugais, puis les Français.

Pendant une brève période de quelques décennies, le sea power anglais connaît une éclipse, causée par l'expansion outre-mer de la Hollande, qui venait d'arracher son indépendance à l'Espagne.

Les Hollandais, après l'expédition de Willem Barents dans les régions polaires, dans l'intention de trouver un passage maritime par le Nord pour atteindre la Chine, et après une guerre contre l'Angleterre au XVIIième siècle, prennent la même route que les Portugais vers les Indes, s'installent en Indonésie à partir de 1602, chassent les Portugais de Ceylan en 1609, et commencent à coloniser l'Afrique du Sud à partir de 1652. Les Boeren (Boers), terme signifiant “paysans”, sont donc les premiers habitants du pays, car ils s'y installent avant toutes les populations noires-africaines d'aujourd'hui. Toutefois les Hollandais ne renoncent pas à l'Amérique: en 1626, ils acquièrent l'île de Manhattan qu'ils achètent aux Ongwehonwe (les Iroquois) et lui donnent le nom de Nieuw Amsterdam. Les Anglais, en s'en emparant, lui donneront le nom de New York. Enfin, les Hollandais tentent de s'installer entre 1624 et 1664 dans le Nord-Est du Brésil.

Au cours de la seconde moitié du XVIIième siècle, la puissance navale anglaise renaît et la puissance navale française se forme. Toutes deux vont s'affronter. Tant la France que l'Angleterre tenteront une double expansion, vers l'Asie et vers l'Amérique du Nord.

La France en particulier tente de consolider ses possessions canadiennes, à partir de 1603. Ensuite, elle projette ses énergies vers l'Océan Indien, prend le contrôle de Madagascar entre 1643 et 1672, s'empare de l'île de la Réunion en 1654, afin de pénétrer dans le sub-continent indien. Toutefois tant l'Inde que le Canada lui échapperont, en dépit de l'acquisition de la Louisiane en 1682, qui soudait le territoire français d'Amérique du Nord, depuis la Baie de Hudson jusqu'au Golfe du Mexique. La France a dû céder le pas à l'Angleterre qui impose sa suprématie.

Après ce double échec français, l'histoire sera marquée, aux XVIIIième et XIXième siècles par l'expansion maritime de l'Angleterre et par la création de son “empire global”, basé sur le sea power. Comme l'empire britannique était fondé sur le pouvoir naval, son Kernraum n'est pas constitué du Heartland, mais par la maîtrise d'une masse océanique, l'Océan Indien, contre-partie maritime du “cœur du monde” continental.

Guido GIANNETTINI.

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mercredi, 18 avril 2007

J. Parvulesco : Poutine et l'Eurasie

Jean Parvulesco
VLADIMIR POUTINE ET L’EURASIE
Préface

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En ces tumultueux débuts de l’année 2004, des événements absolument décisifs se manifestent, avec force, à l'abri de leurs propres dissimulations à l'oeuvre, qui sembleraient chargées d'en obturer, d'en atténuer la véritable importance, le caractère certain d'une mise en convergence tragique, engagée dans la direction d'un reversement final des temps et du sens actuel de l'histoire du monde à sa fin. Car il est désormais chose parfaitement acquise qu'à présent nous allons inéluctablement vers «la fin d'un monde», expression empruntée à René Guénon.
   Bien sûr, les actuelles gesticulations paranoïaques de ce que Bill Clinton avait appelé la «Superpuissance Planétaire des Etats-Unis», engagée comme celle-ci se trouve dans son incroyable entreprise d'ingérence - dans les termes d'un conflit armé de dimensions, d'implications planétaires - au Moyen-Orient, sous le prétexte d'une mise au pas définitive de l'Irak, et de la liquidation du régime national-révolutionnaire de Saddam Hussein hier encore au pouvoir à Bagdad, captivent pour le moment tout l'horizon de l'actualité en cours, mobilisent exclusivement notre attention (à très grand tort d'ailleurs, ainsi qu'on s'en apercevra au cours du bref texte présent, qui est aussi autre chose qu'une simple préface).
   Tentative d'ingérence des Etats-Unis au Moyen-Orient qui n'est de toutes les façons que la reprise, la répétition, à un niveau autrement supérieur, de leur précédente entreprise d'ingérence directe dans l'ancienne Yougoslavie - en Bosnie, au Kosovo, en Macédoine, en Serbie même - ayant finalement abouti à la mainmise politico-stratégique totale des Etats-Unis sur l'ensemble du Sud-Est du continent européen, avec l'Albanie comme base de contrôle et de manoeuvre arrière.
   Cependant, contrairement à certaines apparences fallacieuses, le véritable centre de gravité de l'actuelle situation politique planétaire ne se trouve pas au Moyen-Orient, et ne concerne que d'une manière toute relative les séquelles de l'offensive des Etats-Unis contre l'Irak, et cela même en ce qui concerne les raisons occultes et même plus qu'occultes de cet assaut aux buts avoués de dévastation totale. Le véritable centre de gravité de l'actuelle politique planétaire dans son ensemble, se trouve, en réalité, en Europe, et concerne les actuels efforts d'intégration impériale européenne autour du Pôle Carolingien franco-allemand et des relations ultérieures que celui-ci entend entamer d'urgence, et approfondir en termes de destin - dans les termes mêmes du «plus grand destin», historique et suprahistorique - avec la «Nouvelle Russie» de Vladimir Poutine : en réalité, c'est le projet encore relativement confidentiel, en cours de réalisation, de l'axe transcontinental Paris-Berlin-Moscou qui marque l'avancée réellement décisive des changements révolutionnaires actuels à l'échelle européenne grand-continentale de dimension et de prédestination impériale eurasiatique.
   Cependant l’actuelle grande politique européenne est - et ne saurait absolument pas ne pas l'être - une politique fondamentalement conspirative. Il ne faut surtout pas avoir peur des mots. Une politique fondamentalement conspirative parce que tout l’ensemble de ses options opératives majeures se passe dans l'ombre, essentiellement dans l'ombre, protégé par des dispositifs spéciaux de diversion stratégique et de désinformation sous contrôle, visant non pas tellement à détourner l'attention des Etats-Unis sur ce qui est en train de se passer à l’heure présente en Europe - rien ne saurait vraiment rester caché devant la surveillance permanente des services de renseignements politico-stratégiques de Washington - mais pour que, dans la mesure du possible, les apparences immédiates de la marche des choses en cours s'en trouvent maintenues en marge, désubstantialisées, déportées loin de la véritable réalité, de la portée décisive du processus de l'intégration impériale européenne en cours. Une fausse réalité de rechange remplace en permanence la véritable réalité en action, le devenir politique dans ses dimensions immédiatement révolutionnaires, fausse réalité dont il faut savoir qu'elle se trouve émasculée à dessein, subversivement poussée en avant pour qu'elle fasse diversion, dédramatise, désarme les alertes par trop proches du dessous des choses. De manière à ce que la réalité révolutionnaire impériale européenne ne risque pas de passer pour une provocation abrupte à l'égard de la «ligne générale» des intérêts vitaux des Etats-Unis ; et aussi pour que ceux-ci ne parviennent quand même pas à tout saisir du processus d'intégration impériale européenne grand-continentale qui, souterrainement, se poursuit d'une manière inéluctable. Qui va de l'avant, malgré les empêchements de la stratégie négative américaine engagée à contrer, dans l'ombre, la succession des grandes opérations politiques planifiées conjointement par Paris, Berlin, Moscou et, aussi, par New Delhi et Tokyo, en vue d'un seul et même objectif politico-stratégique final, qui est celui de l'affirmation impériale de la plus Grande Europe continentale de dimensions «euroasiatiques», de l'affirmation révolutionnaire du grand «Empire Eurasiatique de la Fin» .
   Même si Jacques Chirac a quand même cru devoir parler, en cette occurrence, d'un «Pacte Refondateur» du traité franco-allemand de Gaulle-Adenauer de 1963, les célébrations officielles de celui-ci, qui ont eu lieu à Versailles à la fin janvier 2003, n'ont pourtant pas laissé surprendre ce qui se cachait derrière : à savoir, la mise en branle du processus souterrain d'intégration politique de la France et de l'Allemagne, de manière à ce que, à terme, on arrive à ce que Alexandre Douguine appelait, dans un éditorial retentissant, depuis Moscou, l’ «Empire Franco-Allemand». «Vive l'Empire Franco-Allemand» avait-il intitulé son éditorial véritablement révolutionnaire, aussi décisif que visionnaire, et qui restera comme tel dans l'histoire de la plus Grande Europe à venir.
   Car il s'agit d'un «Empire Franco-Allemand» qui doit constituer le pôle historiquement fondationnel de l' «Imperium Ultimum» grand-continental eurasiatique, son «Pole Ouest» , l’autre pôle, le «Pôle Est» devant être constitué par la Russie et, derrière la Russie, par l’Inde et le Japon : quinze jours après la reconnaissance formelle, à Versailles, du «Pacte Refondateur» franco-allemand, le Président Vladimir Poutine se rendait en visite officielle d'Etat à Paris, alors que le premier ministre de Jacques Chirac, Jean-Pierre Raffarin, se rendait, au même moment, à New Delhi, où il poursuivait des entretiens politico-stratégiques confidentiels avec le Premier ministre indien, Adel Bihari Vajpayee. Et l'on serait peut-être en droit de considérer que les entretiens à New Delhi de Jean-Pierre Raffarin avec Atal Bihari Vajpayee avaient été préparés lors de la récente visite officielle de plusieurs jours à Paris du Vice-Premier ministre indien, L. K. Advani, représentant, au sein du gouvernement de l'Union Indienne, de l'aile dure, révolutionnaire, du parti au pouvoir, le Bharatiya Janata Party (BJP). Pour ceux qui savent, l'histoire, la «grande histoire», tout en faisant semblant de se passer au grand jour, ne développe jamais la tragique spirale de sa marche que dans les coulisses, dans l'ombre profonde de derrière ce que l'on laisse apercevoir à ceux qui «n'en sont pas».
   De toutes les façons, une chose est absolument certaine : ce qui à présent se trouve ainsi mis en marche, désormais ne s'arrêtera plus. Dans le secret, ou pas.
   Le moment est donc venu, néanmoins, pour que l'on ne dissimule plus la réalité encore voilée d'une situation de fait sans issue autre que celle d'une conflagration planétaire totale : si la plus Grande Europe continentale, «eurasiatique», est faite, qui, aujourd'hui, conspirativement, est très précisément en train d'être faite, les Etats-Unis s'en retrouveraient relégués, de par cela même, dans la situation d'une puissance de deuxième, voire même de troisième rang. Il apparaît donc comme tout à fait évident que le but politico-stratégique planétaire suprême des Etats-Unis ne saurait être que celui de s'opposer par tous les moyens à l'avênement de l’ «Empire Européen» grand-continental de la fin. Et réellement par tous les moyens, y inclus celui d'une guerre préventive - d'une guerre nucléaire-éclair - des Etats-Unis contre l'Empire Européen. C'est ce que les responsables politiques européens, ceux qui détiennent entre leurs mains les futures destinées de la plus Grande Europe, se doivent d'avoir en permanence à l'esprit. Car c'est bien là le dernier mot, la pierre d'achoppement et la suprême épreuve. L'épreuve du feu.
   On atteint là à une situation de rupture permanente. Et c'est précisément ce qui, dans ce contexte de «limite ultime», instable, essentiellement équivoque et tragique, expliquera les conditions conspiratives dans lequelles le processus impérial européen grand-continental se trouve actuellement entamé et poursuivi derrière la façade des apparences désinformatives et engagées dans la dialectique agissante d'une stratégie de diversion permanente, façade qui est celle de la situation visible des choses que l'on s'efforce de maintenir, à dessein, sous un jour singulièrement décevant, comme piétinant indéfiniment sur place, perdue d’indécision et de faiblesse, dépourvue de toute chance d’«arriver à son but» . Désinformer, donc.
   Alors que la situation invisible se trouve être tout le contraire de celle que montrent ses apparences stratégiquement trafiquées, dissimulantes, le projet - par exemple - de l'axe Paris-Berlin-Moscou étant, à l'heure présente, pratiquement en état d'aboutir. Or l'axe Paris-Berlin-Moscou représente notre bataille décisive.
   Car, pour un certain temps encore, la grande politique européenne continentale devra donc être conduite comme une politique à deux identités, à deux niveaux antagonistes de visibilité, une politique essentiellement conspirative, une politique à la fois visible et invisible. Une fausse politique visible, et une réalité révolutionnaire en action, invisible.
   Et c'est bien ici que va se laisser surprendre - ainsi que je n'ai pas cessé de le dire moi-même, depuis longtemps déjà - l'extraordinaire importance révolutionnaire directe des chaînes activistes - et depuis quelque temps, suractivées - européennes grand-continentales constituées par les «groupes géopolitiques», dont la mission avait été - et l'est toujours - celle de veiller au développement ininterrompu d'une certaine prise de conscience impériale géopolitique national-révolutionnaire au sein des pays de la plus Grande Europe, mouvance agissant, déjà, au-delà des clivages nationaux, dans une perspective de plus en plus impériale, mouvance décisive, mouvance porteuse de la «grande histoire» dans sa marche souterraine.
   Ainsi, dans le présent ouvrage, qui est un livre singulièrement dangereux, à ne surtout pas mettre entre toutes les mains, je n'ai moi-même rien fait d'autre que de témoigner en continuité de la marche en avant, des développements conséquents d'une certaine conscience impériale révolutionnaire grand-européenne. Etape par étape. En accompagnant ainsi son propre cours, et le plus souvent en le devançant, et de beaucoup : ce n'est pas un travail analytique suivi que j'ai entrepris de faire là, mais un travail fondamentalement visionnaire, dont l'horizon propre se situait dans l'histoire de l'au-delà de la fin de l'histoire.
   Le premier article repris dans le présent ouvrage, intitulé La doctrine géopolitique de l'URSS et le «Projet Océanique Fondamental» de l'amiral G.S. Gorchkov, était paru en février 1977, et le dernier, intitulé Vladimir Poutine dans la perspective eschatologique de la «Troisième Rome» . L' «homme du Kremlin, l'homme des batailles finales, en février 2003. De l'un à l'autre, le processus de la naissance et des développements révolutionnaires de l'actuelle conscience politique grand-continentale européenne s'y trouve suivi à la trace sur un quart de siècle et plus : chaque chapitre de ce livre marque une étape ascendante de la nouvelle conscience révolutionnaire supra-nationale de visée impériale, secrètement eschatologique, dont ce livre se situe en avant-garde.
   Et cela très précisément à mesure que l’évolution des événements visibles et invisibles de l'histoire mondiale en cours se trouvait elle-même de plus en plus engagée dans une dialectique de convergence impériale, suivant l'émergence progressive du concept d'un nouveau «grand destin» révolutionnaire final devant intégrer I'ensemble géopolitique de ce que nous appelons l’ «Empire Eurasiatique de la Fin» .
   Or, dans les faits, ce concept agissant d'un nouveau «grand destin» impérial européen répondait lui-même à l'émergence prévue de la «Nouvelle Russie» dans le cours de l'actuelle histoire européenne du monde : une «nouvelle Russie» considérée, donc, comme l'agent révolutionnaire prédestiné des changements d'ordre abyssal qui allaient devoir s'y produire à terme. L'appel de l'histoire, retentissant depuis les profondeurs, l'a emporté sur le sommeil dogmatique de la Russie empêchée d'être. Et la «Nouvelle Russie» elle-même apparaissant - mais n'est-ce pas plutot réapparaissant qu'il faudrait dire - dans le cours de l'histoire actuelle à travers l'avènement providentiel de l’ «homme prédestiné», du «concept absolu» Vladimir Poutine, incarnant la «Nouvelle Russie» et tout ce que signifie celle-ci par rapport aux changements immenses déjà en cours où à venir dans l'histoire du monde happée par le vertige de sa propre destination finale.
   Ainsi l'ensemble de textes constituant le présent ouvrage représente-il le cheminement intérieur de la spirale d'une prise de conscience géopolitique impériale grand-continentale qui devait - d'avance, et très nécessairement - aboutir aux conclusions finales qui sont actuellement, ici, les siennes. Et, comme tel, le présent ouvrage se doit d'être reconnu comme un livre de combat total, montrant quels sont les chemins actuels de toute prise de conscience géopolitique impériale grand-continentale. En même temps, au-delà des chemins de l'évolution intime d'une certaine conscience géopolitique finale, on pourra y trouver le secret agissant, le secret vivant de l'expérience spirituelle de pointe, qui est celle de l'illumination dialectique s'attachant à l'apparition de cette conscience même, expérience spirituelle de pointe que l'on peut tenir pour une libération, pour une délivrance, pour une prise de pouvoir secrète.
   La grande géopolitique, la «géopolitique transcendantale» est, en effet, une mystique révolutionnaire en action, qui doit aboutir au pouvoir absolu de la conscience sur la politique et, au-delà de la politique, sur la «grande histoire» elle-même, parce que la conscience géopolitique finale s'identifie, à présent, à la marche de la «grande histoire» vers sa conclusion impériale ultime, eschatologique, conclusion qui se situe dans l'histoire d'au-delà de la fin de l'histoire.
   «Maintenant, d’autres temps viennent». Dans la perspective déjà entrouverte devant nous de cette histoire d’au-delà de la fin de l’histoire, l’échelle de l’importance des problèmes politico-historiques change totalement. Là, le double objectif de limite ultime de la « Nouvelle Russie» apparaît comme étant celui de la libération de Constantinople et de la délivrance de la Sainte-Sophie, ainsi que celui de l'établissement d'une relation fondationnelle à la fois nouvelle et extraordinairement ancienne avec l'Inde et, derrière l'Inde, avec le Thibet, la Corée et le Japon. «La Russie, dit Alexandre Douguine, est le pont de l’Europe vers l'Inde».
   A son cousin Nicolas II, qu'il appelait l' «Empereur du Pacifique», Guillaume II n'écrivait-il pas que l'appartenance de la Corée à la sphère d'influence directe de la Russie constituait un fait d'évidence, incontestable ? Nicolas II n'était-il pas ardemment obsédé par l'intervention en profondeur, par la présence effective de la Russie au Thibet et en Inde ? N'y avait-il pas entrepris, suivant les conseils de Badmaieff, des grandes opérations secrètes en direction du Thibet et de l'Inde ? De son côté, Vladimir Poutine, en épousant mystiquement la cause abyssale de la Russie totale, en veillant personnellement sur le régime de la canonisation pravoslavnique de la Famille Impériale bestialement massacrée par le communisme soviétique, n'avait-il pas fait sien l'ensemble des missions eschatologiques de la «Sainte Russie» ? N'a-t-il pas fait participer directement l'Eglise Orthodoxe à la gérance de la grande politique actuelle de la Russie, en réintroduisant, ainsi, le sacré dans la marche de la Russie vers son destin renouvelé, vers ses grandes missions suprahistoriques à venir ? Ne confesse-t-il pas, ouvertement, sa propre foi chrétienne, le feu de la foi qui n'a pas cessé de l'habiter depuis son enfance, ravivé par sa visite à Jérusalem ? N'a-t-il pas des liens occultes, mais suivis, avec Rome ?
   Ainsi les actuelles retrouvailles nuptiales de la Russie et de l'Europe vont-elles devoir imposer le retour du sacré vivant au sein de la communauté impériale grand-continentale. Ce qui, du coup, va déplacer à nouveau, et définitivement, le centre de gravité spirituel du «Grand Continent», depuis les positions matérialistes de la conspiration trotskiste soutenant les social-démocraties - finalement chassées du pouvoir, partout en Europe - jusqu'à l'horizon d'une histoire encore une fois ouverte à l'intervention - aux interventions - du surnaturel. Ainsi s'annonce l'avènement des temps ensoleillés d'un nouveau grand retour révolutionnaire à l'être, et l'abandon salvateur des dominations subversives du non-être. Vladimir Poutine et l' «Empire Eurasiatique», c'est l'être et le retour de l'être. L'ensoleillement au-delà de la fin. Ce jour viendra.
   Mais il faudrait peut-être que l'on revienne sur un certain point. En effet, on n'a pas manqué de me reprocher assez vivement le fait d'avoir produit, dans le présent livre, une longue série d'articles se suivant dans le temps, sur des années, plutôt que d'en présenter quelque chose comme la synthèse finale de la matière proposée par l’ensemble de ceux-ci ; leur intégration, donc, dans un ouvrage qui en eût livré une image unitaire, concentrée, globale. Un livre de synthèse plutôt que cette longue succession d’articles. Mais ç’eut été, alors, procéder d’une manière tout à fait opposée à ce que je voulais vraiment faire ressortir de mon approche du sujet traité, à savoir l'avènement à l'ordre du jour du concept à la fois politico-historique et suprahistorique, «transcendantal», de l' «Empire Eurasiatique de la fin» et des relations prédestinées de celui-ci avec le président Vladimir Poutine. La montée d'une pensée géopolitique saisie dans son propre devenir.
   Car, si, en dernière analyse, la géopolitique est une gnose, ainsi que, désormais, nous sommes déjà quelques-uns à en être profondément persuadés, ce qui importerait alors ce serait de pouvoir révéler aussi le processus même de la naissance gnostique, de l'avènement au jour de la conscience géopolitique finale, accomplie. Surprendre, donc, le processus initiatique de la conscience géopolitique en train de s'élever d'elle-même à l'occident suprême de sa propre identité finale, définitive. En fait, si la naissance à elle-même de la conscience géopolitique ultime reproduit l'héroïque montée de la spirale initiatique vers ce qui l'attire dans les hauteurs, il est certain que cette montée elle-même se doit d'être montrée, ici, au moins autant que la prise de conscience ultime à laquelle celle-ci entend finalement aboutir. Non seulement son aboutissement, mais son cheminement aussi.
   Or, surprendre le processus de la montée initiatique en marche vers son accomplissement ultime - le parcours géopolitique ultime, en l'occurrence, de celle-ci vers le concept de l’«Empire Eurasiatique de la Fin» - n'est en réalité pas autre chose que suivre son cheminement à travers la série d'articles dont la succession aura constitué, dans le temps, cette montée même : il y a là l'explication entière du choix de la structure d'exposition que j'ai cru devoir imposer au présent ouvrage. Une simple suite d'articles ? Peut-être. Mais, au-delà de cela, il y a, aussi, autre chose. Une suite d'articles, embrasée par le feu d'une «conscience ultime».
   L'aura-t-on compris ? C'est le témoignage vécu concernant l'expérience en marche d'une conscience géopolitique en train de s'accomplir qui constitue lui-même cette conscience, dont l'accomplissement va pourtant au-delà de l'expérience qui l'aura véhiculé, parce qu'il en est lui-même l'assomption conceptuelle et, au-delà de celle-ci, ce qui doit finir par le porter à l'action révolutionnaire immédiate, à l' «action directe».
   Et la conclusion de tout cela va donc apparaître, je crois, comme de par elle-même : tel qu'il est, le présent ouvrage n'a pas d'autre ambition que celle qui entend en faire l'outil contre-stratégique décisif d'un combat total, du combat impérial final des nôtres.
   Le vécu révolutionnaire secret de la géopolitique fonde en devançant le devenir de la plus grande histoire en cours, son ministère occulte n'est pas du tout, ainsi qu'on pourrait le croire, celui d'accompagner en tentant d'expliquer la marche en avant de l'histoire : au contraire, c'est la géopolitique en tant qu'expérience gnostique abyssale de l'histoire qui en pose les buts ultimes, et tend en avant les ultimes raisons eschatologiques en action.
   La grille successionnelle des articles de combat politico-révolutionnaires de pointe, caillebotis mobilisé à l'oeuvre jour après jour, qui constitue la substance même du présent ouvrage, est là pour témoigner, sur un quart de siècle, du fait que la conscience géopolitique d'avant-garde n'a pas fini de précéder le devenir révolutionnaire de l'histoire en cours ; que, en fait, l'histoire en marche ne cesse de suivre l'émergence visionnaire d'une certaine conscience géopolitique, dont, finalement, les fondations occultes se révélent ainsi comme étant d'une nature providentielle. C'est précisément ce que, dans la correspondance intérieure, hautement confidentielle, de la Société de Jésus, on appelait, au XVIIIème siècle, le «dessein secret de l'Empereur» . Non pas de l'Empereur de Vienne, mais de l' «Empereur des cieux» . Or là, tout est dit.
   L'action géopolitique participe donc d'une double nature qui lui est propre : elle véhicule l'inspiration providentielle directe de l'histoire, de la plus grande histoire, et conduit ainsi, en même temps, secrètement, les développements politico-historiques de l'histoire dans sa marche en avant immédiate.
   Aussi, dans un certain sens, c'est bien la somme en mouvement des articles circonstanciels rassemblés dans le présent ouvrage qui aura fait l'histoire du monde actuellement en marche et déjà si proche de sa fin ; et cela qu'on le sache ou pas.
   Autant de pas en avant vers la prise de conscience révolutionnaire devant mener à la constitution de la «Forteresse Grand-Européenne» appelée à faire face à l'encerclement politico-militaire en cours d'installation par les Etats-Unis engagés dans leur politique d'emprise planétaire finale, «Forteresse Grand-Européenne» prévue, aussi, pour déstabiliser, pour neutraliser les nouvelles directions politico-historiques d'un monde qui approche, subversivement, et d'une manière de plus en plus accélérée, de la «crise planétaire finale» envisagée par les desseins secrets de l' «Anti-Empire» actuellement déjà en place à Washington. «Forteresse Grand Européenne» dont le centre de gravité contre-stratégique planétaire se trouve souterrainement mobilisé par la «Nouvelle Russie» de Vladimir Poutine, dont la prédestination impériale et eschatologique finale changera bientôt la face du monde et de l'histoire. En effet, on peut le prédire tout changera, et définitivement.

Jean Parvulesco

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Russie: arrière-cour de l'Europe ou avant-garde de l'Eurasie

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Russie: arrière-cour de l'Europe ou avant-garde de l'Eurasie?

 

Wladimir WIEDEMANN

 

Intervention lors de la “Freideutsche Sommeruniversität”, août 1995

Lorsque nous évoquons la notion d'Empire, nous devons nous rappeler que ce concept, au sens classique, se manifeste sous deux formes historiques légitimées: une forme occidentale (ou “romaine occidentale”) et une forme orientale (ou “romaine orientale”, byzantine). Ainsi, l'idée authentique d'Empire est liée indubitablement à une perspective téléologique: la réunifica­tion finale de deux parties provisoirement séparées d'un Empire originel. Du moins sur le plan des principes. Car il est bien évident que cette “réunification de l'Empire” ne peut se réduire au niveau d'accords politiques purement formels dans l'esprit d'une diplomatie utilitaire et profane. Néanmoins, ce problème peut et doit être discuté par les deux parties concernées au ni­veau d'une idéologie impériale actualisée voire d'une théologie impériale. Mais qu'en est-il de ces deux parties?

La dernière héritière des traditions impériales romaines-occidentales a été la Germanie, tandis que la dernière héritière des traditions romaines-orientales ou byzantines a été la Russie. Comme le philosophe allemand Reinhold Oberlercher le re­marque très justement, les Allemands et les Russes sont les deux seuls peuples d'Europe capables de porter à bout de bras de véritables grandes puissances politiques. Dans son ouvrage Lehre vom Gemeinwesen, il écrit: «En tant qu'Empire (Reich) porté par les tribus de souche germanique, la forme politique propre du peuple allemand a pour mission de constituer un Reich englobant tous les peuples germaniques, lequel devra, de concert avec l'Empire des peuples russes (Grands-Russes, Petits-Russiens et Biélorusses), constituer un Axe de sécurité nord-asiatique et établir l'ordre sur la plus grande masse continentale du monde» (1).

Permettez-moi d'étudier plus en détail les thèmes de l'idée impériale en son stade actuel et de la politique impériale de la Russie. L'effondrement de l'Etat communiste a conduit en Russie à un vide idéologique, à la perte de toute orientation géné­rale. Mais on sait pourtant que la nature ne tolère aucun vide. Ainsi, l'antique idée impériale, l'idée d'un Empire religieux-or­thodoxe, dans le contexte d'un nouveau sens historique, doté d'un nouveau contenu social et géopolitique, est en passe de re­naître. De quoi s'agit-il?

Bien évidemment, la Russie nouvelle, post-communiste, n'est plus la vieille Russie féodale, tsariste, avec son servage. Aujourd'hui, il n'y a en Russie ni aristocratie ni classe moyenne. Il y a toutefois des intérêts historiques, objectifs et nationaux bien tangibles: ce sont les intérêts d'une nation qui compte dans le monde, les intérêts d'un peuple porteur d'Etat, et ces inté­rêts sont clairement délimités: il faut du pain pour le peuple, du travail pour tous les citoyens, de l'espace vital, un avenir as­suré. Mais pour concrétiser ces intérêts, il y a un hiatus de taille: la nomenklatura paléo-communiste demeurée au pouvoir jusqu'ici n'avait aucun projet social “créatif” et ne voulait que se remplir les poches avec l'argent volé au peuple et, pire, placer cet argent sur des comptes à l'étranger, dans des banques fiables. En d'autres mots: ce nouveau capitalisme spéculateur montre les crocs en Russie: il est incarné par cette nomenklatura, liée à la caste corrompue et bigarrée des “hommes d'affaire”, et parasite sans vergogne le corps d'une Russie devenue “libérale-démocrate” et dépouillée de toutes ses protec­tions. Ainsi, depuis le début de la perestroïka, un capital de 500 milliards de dollars américains a quitté le pays. Le gouverne­ment Eltsine ne dit pas un mot sur ce “transfert”, mais dès que quelques misérables milliards sont offerts à titre de crédit par la Banque Mondiale, il fait battre tambour et sonner buccins!

Mais le temps est proche où ces crocs mafieux recevront l'uppercut définitif qui les mettra hors d'état de nuire. Ce coup, ce sont les forces intérieures de la Russie qui le porteront et ces forces sont actuellement incarnées par les nouveaux proprié­taires du capital industriel et producteur. Bien entendu, il s'agit ici, en première instance, du complexe militaro-industriel qui se trouvait jusqu'ici, à titre formel sous contrôle étatique. Quelle sera l'intensité du processus de privatisation dans ce domaine? C'est une question de temps et cela dépend aussi des circonstances globales, politiques et économiques, qui détermineront l'histoire prochaine de la Russie. Mais une chose est claire d'ores et déjà: tôt ou tard, le pays générera une classe de véri­tables industriels et c'est à ce moment-là que naîtra la future grande puissance russe.

Je voudrais maintenant parler des fondements géopolitiques, économiques et idéologiques de la grande puissance russe. C'est connu: le bien-être du peuple et la puissance réelle d'un Etat dépend des placements en capital domestique, parce que ces placements garantissent la création de nouveaux emplois et augmente le pouvoir d'achat de la population. Ensuite, il est clair qu'au stade actuel de développement de la production, ce ne sont pas les entreprises moyennes et petites qui s'avèreront capables de générer et de placer de tels capitaux. Seules les très grandes entreprises d'envergure internationale sont en me­sure de le faire, car elles peuvent financer une recherche très coûteuse et une formation de personnel adéquate. Ce sont sur­tout les Américains et les Japonais qui possèdent aujourd'hui des sociétés disposant de telles masses de capitaux et sont ca­pables de faire face dans le jeu de la concurrence planétaire. Ces entreprises sont celles qui créent dans le monde la majeure partie des nouveaux emplois, bien rémunérés.

Les centres principaux de production de haute technologie moderne se concentrent de plus en plus dans les zones autour des grandes métropoles des côtes pacifiques, parce que la base du développement d'une production de ce type, c'est l'accès au commerce planétaire. Aujourd'hui, dans ce domaine, c'est le commerce maritime qui joue le rôle-clef, dont les voies de communication sont contrôlées par la politique militaire américaine dans toutes les zones stratégiquement importantes. C'est en constatant ce centrage sur le Pacifique qu'est née la thèse du “Pacifique comme Méditerranée du XXIième siècle”, c'est-à-dire du Pacifique comme nouvel espace où se développe actuellement la civilisation du progrès technique. Si les choses con­tinuent à se développer dans ce sens, les conséquences en seront fatales pour tous les pays européens; ceux-ci seront con­traints, sur le plan économique, à se soumettre à l'hégémonie américaine dans toutes les questions-clefs de la dynamique de la production moderne et aussi pour tous les mécanismes socio-politiques. Ce sera également le problème de la Russie. Mais ce sera justement le “facteur russe” qui permettra aux autres Européens de prendre une voie alternative, qui permettra de libérer toutes les initiatives russes et européennes des diktats américains. Cette alternative, c'est le “commerce continen­tal”.

Imaginez un instant que les grandes voies de communications du commerce mondial  —ou du moins celles qui relient l'Europe à l'Asie méridionale et à l'Extrême-Orient (surtout l'Inde et la Chine)—  deviennent continentales. Ce serait là un ac­cès direct et alternatif aux grands marchés qui sont déjà prospères aujourd'hui et qui sont potentiellement de longue durée. Cet accès par voie continentale serait d'abord plus rapide et offrirait des avantages non négligeables à certains technologies qui sont en train de se développer. Sur le plan théorique, tout cela semble séduisant, mais, en pratique, l'essentiel demeure ab­sent, c'est-à-dire un système réellement existant de communications transcontinentales.

Pourquoi un tel système de communication n'est-il pas déjà disponible? Parce que la politique extérieure de la Russie bol­chévique-stalinienne a commis une erreur fondamentale. En effet, les communistes ont été perpétuellement induits en erreur par un pronostic illusoire d'origine idéologique, prévoyant une évolution sociale conduisant à une révolution mondiale, qui, elle, allait réaliser l'“Idée” sur la Terre. En d'autres mots, au lieu de détruire la société bourgeoise, l'élite révolutionnaire russe au­rait dû la consolider, afin de concentrer les énergies des masses sur la construction réelle du pays et sur l'exploitation “civilisée” de ses espaces et de ses richesses. La chimère de la révolution mondiale a englouti en Russie de colossales ri­chesses, mais, simultanément, son importance géopolitique en tant que puissance continentale ne pouvait être détruite sur l'échiquier international.

L'ancien Empire russe avait justement émergé autour d'un axe constitué par une voie commerciale traversant l'Europe orien­tale, soit la voie ouverte par les Scandinaves et “conduisant des Varègues aux Grecs”. Par une sorte de constance du destin, le devenir actuel de la Russie dépend une nouvelle fois  —et directement—  de l'exploitation efficace d'un commerce transconti­nental, de la croissance de marchés intérieurs au Grand Continent eurasien. Ce destin géopolitique, grand-continental et eu­rasien, les forces réellement productrices de la Russie commencent à la comprendre. Ces forces sont potentiellement géné­ratrices d'Empire et peuvent être définie comme telles. Elles commencent aussi à formuler des exigences politiques propres. Et, à ce propos, Sergueï Gorodnikov, qui a consacré beaucoup d'attention à cette problématique, écrit:

«Notre besoin est le suivant: nous devons rapidement construire des structures de transport commerciales paneurasiatiques qui relieront toutes les civilisations créatrices; ensuite, notre besoin est de garantir militairement la sécurité de ces civilisa­tions, ce qui correspond aussi complètement aux intérêts de l'Europe, je dirais même à ses intérêts les plus anciens et les plus spécifiques, tant dans le présent que dans l'avenir. C'est la raison pour laquelle le nationalisme russe ne doit pas seule­ment compter sur une neutralité (bienveillante) de l'Europe dans sa politique d'Etat. Mieux, il trouvera en Europe des forces très influentes qui pourront et devront devenir ses alliés. C'est toute particulièrement vrai pour l'Allemagne qui s'est renforcé par sa réunification et désire en secret retrouver toute son indépendance en tant qu'Etat et toute sa liberté de manœuvre» (2).

La nouvelle alliance stratégique paneurasiatique entre l'Est et l'Ouest aura pour élément constitutif l'alliance géopolitique inter-impériale entre l'Allemagne et la Russie, les deux détenteurs de la légitimité impériale romaine en Europe. Ce recours à l'antique légitimité romaine est une chose, la tâche actuelle de cette alliance en est une autre: il s'agit pour elle de fédérer les intérêts économiques et politiques dans une perspective de progrès tecnologique global. Il s'agit de rassembler toutes les forces intéressées à développer l'espace économique eurasiatique. Pour réaliser ce programme, il faudra créer des unités économiques suffisamment vastes pour obtenir les moyens nécessaires à développer des projets de telles dimensions et pour se défendre efficacement contre les résistances qu'opposeront les Américains et les Japonais. Construire des entités écono­miques de cette dimension implique une coopération étroite entre les potentiels techniques russes et européens.

Le combat qui attend Russes et Européens pour établir un nouvel ordre paneurasiatique sera aussi un combat contre les rési­dus de féodalisme et contre les formes politiques dépassées à l'intérieur même de ce grand continent en gestation, c'est-à-dire un combat contre les forces qui se dissimulent derrière une pensée tribale obsolète ou derrière un fondamentalisme is­lamique pour freiner par une résistance douteuse la progression d'une culture et d'une économie grande-continentale. Comme le développement de notre civilisation postule des exigences globales, ce combat devra être mené avec tous les moyens di­plomatiques et militaires, jusqu'à la destruction totale des forces résiduaires. Seule une lutte sans merci contre les résidus d'un féodalisme millénaire, contre le “mode de production asiatique”, nous permettra de détruire les derniers bastions du vieux despotisme tyrannique et de la barbarie, surtout sur le territoire de la Russie où, aujourd'hui, ces forces se manifestent sous les aspects de la criminalité caucasienne et asiatique, des sombres bandes mafieuses, résultats de cette peste léguée par le bolchevisme: l'absence de toute loi et de tout droit.

Sur ce thème, je me permets de citer une fois de plus Sergueï Gorodnikov: «Il est clair qu'une tâche de ce type ne pourra être menée à bien que par un Etat fortement centralisé selon les conceptions civiles. Un tel Etat ne pourra exister que si l'armée marque la politique de son sceau, car l'armée, de par son organisation interne, est la seule institution étatique capable de juger, étape par étape, de la valeur politique des choses publiques et dont les intérêts sont identiques à ceux de la bourgeoisie indus­trielle en phase d'émergence. Seule une alliance étroite entre l'armée et la politique est en mesure de sauver l'industrie natio­nale de l'effondrement, les millions de travailleurs du chômage et de la faim et la société toute entière de la dégradation mo­rale, d'extirper le banditisme et le terrorisme, de faire pièce à la corruption et de sauver l'Etat d'une catastrophe historique sans précédent. L'histoire du monde dans son ensemble a prouvé qu'il en est toujours ainsi, que les efforts d'une bourgeoisie entreprenante et industrielle ne peuvent reposer que sur l'institution militaire; ensuite, dans la société démocratique, il faudra accroître son prestige social au degré le plus élevé possible et l'impliquer dans l'élite effective de la machinerie étatique» (3).

Certes, cet accroissement du rôle socio-politique de l'armée, garante de la stabilité globale de l'Etat dans la situation présente, mais aussi de la stabilité de cette société civile en gestation, implique une légitimisation du statut particulier qu'acquerront ainsi les forces armées. En d'autres termes, il s'agit de créer une forme d'ordre politique où les autorités militaires et les au­torités civiles soient des partenaires naturels sur base d'une séparation de leurs pouvoirs respectifs. Ensuite, un tel régime, qui pourrait être défini comme “régime de salut national”, postule l'existence d'une troisième force, une force intermédiaire, investie de la plus haute autorité dans cette tâche aussi important que spécifique consistant à fixer des normes juridiques. Une telle force pourrait s'incarner dans l'institution que serait la puissance même de l'Empereur, exprimant en soi et pour soi, et en accord avec les traditions historiques dont elle provient, l'idée d'un “compromis mobile” entre les intérêts de toutes les couches sociales. Ainsi, la dignité impériale à Byzance, qui s'est également incarnée dans les réalités de l'histoire russe, pré­sentait quatre aspects fondamentaux. Ce qui revient à dire que l'Empereur russe-orthodoxe devrait être:

1) Protecteur de l'Eglise d'Etat en tant qu'institution sociale (C'est le pouvoir de l'Empereur en tant que Pontifex Maximus).

2) Représentant dans intérêts du peuple (Pleins pouvoirs de l'Empereur en tant que tribun populaire).

3) Chef des forces armées (Pleins pouvoirs d'un Proconsul ou du Dictateur au sens romain du terme).

4) Autorité juridique supérieure (Pleins pouvoirs du Censeur).

L'autorité et la stabilité d'un véritable pouvoir d'Imperator dépend directement de la fidélité de l'Empereur aux principes fon­damentaux de la Tradition, au sens théologique comme au sens juridique du terme. C'est pourquoi ce pouvoir dans le contexte russe signifie que, d'une part, le rôle social de l'Eglise orthodoxe devra être fixé et déterminé, de même que, d'autre part, les traditions de la société civile. Une particularité de l'idée impériale russe réside en ceci qu'elle a repris à son compte l'idéal byzantin de “symphonie” entre l'Eglise et l'Etat, c'est-à-dire de la correspondance pratique entre les concepts d'orthodoxie et de citoyenneté, sur laquelle se base également la doctrine russe-byzantine d'un Etat éthique qui serait celui de la “Troisième Rome”, d'un nouvel Empire écouménique.

Dans quelle mesure ces idéaux sont-ils réalisables à notre époque? Question compliquée, pleine de contradictions, mais que les Russes d'aujourd'hui sont obligés de se poser, afin de s'orienter avant de relancer le traditionalisme russe et d'en faire l'idéologie de la grande puissance politique qu'ils entendent reconstruire. Le retour de ces thématiques indique quelles sont les tendances souterraines à l'œuvre dans le processus de formation de la société civile russe. Si, en Europe, c'est la culture qui a été porteuse des traditions antiques et donc des traditions civiles, en Russie c'est la religion qui a joué ce rôle, c'est-à-dire l'Eglise orthodoxe; c'est elle qui a fait le lien. En constatant ce fait d'histoire, nous pouvons avancer que la renaissance réelle de la société civile en Russie est liée inévitablement au déploiement de l'héritage antique véhiculé par l'Eglise orthodoxe. Il me semble que l'essentiel des traditions politiques antiques réside justement dans les traditions qui sous-tendent la puissance im­périale au sens idéal et qui sont proches du contenu philosophique de l'Etat idéaliste-platonicien.

Quelles sont les possibilités d'une restauration concrète de l'idée impériale civile et d'un ordre impérial en Russie? Ce pro­cessus de restauration passera sans doute par une phase de “dictature césarienne”, parce que, comme l'a un jour pertinem­ment écrit Hans-Dieter Sander, on ne peut pas créer un Empire sans un César. En effet, seul un César, élevé légitimement au rang de dictateur militaire, est capable de consolider les intérêts des forces les plus productives de la Nation à un moment historique précis du développement social et d'incarner dans sa personne les positions morales, politiques et socio-écono­miques de ces forces et, ainsi, sous sa responsabilité personnelle en tant que personalité charismatique, de jeter les fonde­ments d'une nouvelle société, représentant un progrès historique.

Le but principal en politique intérieure que devrait s'assigner tout césarisme russe serait de préparer et de convoquer une re­présentation de tous les “états” de la nation, en somme une Diète nationale, qui, en vertu des traditions du droit russe, est le seul organe plénipotentiaire qui peut exprimer la volonté nationale génératrice d'histoire. Cette Diète nationale détient aussi le droit préalable de déterminer la structure générale de l'Etat russe et de réclamer l'intronisation de l'Empereur. La Diète natio­nale est ainsi en mesure de légitimer la restauration de l'Empire et, s'il le faut, de constituer un régime préliminaire constitué d'une dictature de type césarien (Jules César avait reçu les pleins pouvoirs du Sénat romain qui avait accepté et reconnu offi­ciellement sa légitimité).

Toute restauration cohérente de l'Empire, au sens traditionnel, métaphysique et politique du terme, n'est possible en Russie, à mes yeux, que si l'on accroît le rôle socio-politique de l'armée et de l'Eglise, mais aussi si l'on consolide l'autorité des juges. Car ce sont précisément les juges (et en premier lieu les juges à l'échelon le plus élevé de la hiérarchie et de la magistrature impériales) qui pourront jouer un rôle médiateur important dans la future restructuration totale de la société russe, en travail­lant à créer des institutions juridiques stables. D'abord parce que cette valorisation du rôle des juges correspond à la tradition historique russe, à l'essence même de l'Etat russe (par exemple: dans la Russie impériale, le Sénat était surtout l'instance juridique suprême, disposant de pleins-pouvoirs étendus et normatifs, dans le même esprit que le droit prétorien romain). Ensuite, cette revalorisation du rôle des juges constitue également la réponse appropriée à l'état déliquescent de la société russe actuelle, où règne un nihilisme juridique absolu. Ce phénomène social catastrophique ne peut se combattre que s'il existe au sein de l'Etat une caste influente de juristes professionnels, disposant de pouvoirs étendus.

Lorsqu'on évoque une société reposant sur le droit  —ce qui est d'autant plus pertinent lorsque l'on se situe dans le contexte général d'un Empire—  on ne doit pas oublier que tant l'Europe continentale que la Russie sont héritières des traditions du droit romain, tant sur le plan du droit civil que du droit public. Lorsque nous parlons dans la perspective d'une coopération globale entre Européens et Russes, nous ne pouvons évidemment pas laisser les dimensions juridiques en dehors de notre champ d'attention. Le droit romain, dans sa version justinienne, a jeté les fondements de l'impérialité allemande et de l'impérialité russe. C'est donc cet héritage commun aux peuples impériaux germanique et slave qui devra garantir une coopération har­monieuse et durable, par la création d'un espace juridique et impérial unitaire et grand-continental. En plus de cet héri­tage juridique romain, Allemands et Russes partage un autre leg, celui de la théologie impériale. A ce propos, j'aimerai termi­ner en citant un extrait du débat qu'avaient animé le Dr. Reinhold Oberlercher et quelques-uns de ses amis:

OBERLERCHER: «Dans le concept de Reich, le processus de sécularisation n'est jamais véritablement arrivé à ses fins: le Reich demeure une catégorie politico-théologique. Dans la notion de Reich, l'au-delà et l'en-deçà sont encore étroitement liés». Lothar PENZ: «Cela veut donc dire que nous devons retourner au Concile de Nicée!» (approbation générale) (4).

Je pense aussi que le Concile de Nicée a effectivement jeté les bases véritables d'une théologie impériale, même si, à l'Ouest et à l'Est celle-ci a été interprétée différemment sur les plans théorique et liturgique. Il n'en demeure pas moins vrai que le lien subtil entre au-delà et en-deçà demeure présent dans l'existence de l'Empire (du Reich) comme un mystère déterminé par Dieu.

Vladimir WIEDEMANN.

(texte remis lors de la “Freideutsche Sommeruniversität” en août 1995; également paru dans la revue berlinoise Sleipnir, n°5/95).

06:15 Publié dans Affaires européennes, Eurasisme, Géopolitique | Lien permanent | Commentaires (0) | |  del.icio.us | | Digg! Digg |  Facebook