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samedi, 16 mai 2015

Hillary Clinton delata la agenda oculta del nuevo orden mundial para la religión

por José Javier Esparza

Ex: http://paginatransversal.wordpress.com

Un incómodo manto de silencio se ha extendido sobre las sorprendentes palabras de Hillary Clinton. Quizá la dama ha hablado más de lo conveniente.

“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. Estas palabras de Hillary Clinton, pronunciadas públicamente y sin tapujos en un simposio pro abortista, han dejado a más de uno con la boca abierta.

¿Reformar coercitivamente las religiones? ¿Dónde queda entonces la libertad religiosa? ¿Modificar las identidades culturales? ¿Dónde queda entonces la libertad, simplemente, de existir? Semejantes intenciones, en boca nada menos que de la principal candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, deberían haber abierto un fuerte debate. No ha sido así. Muy significativamente, los principales medios de comunicación en todo occidente han preferido silenciar el asunto. Revelador.

¿Qué significa eso que ha dicho Hillary Clinton? Uno, que los “códigos culturales profundamente arraigados”, esto es, las identidades culturales tradicionales, son en realidad nidos de “fobias estructurales”, es decir, prejuicios que es justo y razonable eliminar. Dos, que dentro de esas “fobias estructurales” están “los dogmas religiosos tradicionales”. Tres, que los gobiernos, el poder público, están legitimados para utilizar su fuerza coercitiva contra los dogmas religiosos y las identidades culturales.

Cuando se repara en que esa fuerza coercitiva es, en plata, el “monopolio legal de la violencia”, uno frunce inevitablemente el ceño en un gesto de preocupación. Cuando además se constata que las “fobias” y los “dogmas” son los principios tradicionales de la civilización occidental, es decir, la filosofía natural (por ejemplo, el derecho a la vida), entonces la preocupación asciende hasta la alarma. Lo que Hillary Clinton ha expresado es un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural. Ni más, ni menos.

Ese proyecto ya está en marcha

¿Sorprendente? En realidad, no tanto. Esos tópicos no son nuevos: circulan en la ideología moderna desde la revolución francesa. Por otro lado, guardan perfecta consonancia con lo que hemos venido viendo en occidente en los últimos veinticinco años, desde la caída del Muro de Berlín en 1989: los programas de ingeniería social de la ONU –con frecuencia avalados por los Estados Unidos-, las políticas abortistas y homosexualistas adoptadas por casi todos los países europeos y el desmantelamiento de las identidades étnicas en el espacio occidental. Hillary Clinton se ha limitado a hacer patente lo que ya estaba latente.

Estas palabras de Hillary Clinton han sido interpretadas en clave estrictamente norteamericana: son un proyecto de ingeniería social –más bien diríamos espiritual- en un país que se precia de haber nacido sobre la base de la libertad religiosa. Es cierto que, en el contexto norteamericano, semejantes ideas no dejan de ser una rectificación de la propia identidad fundacional del país, de manera que es comprensible el estupor de muchos. Sin embargo, los propósitos de Clinton forman parte de los temas habituales de la izquierda yanqui desde 1968. Por así decirlo, lo que hemos visto ahora es su “puesta de largo”, su transformación en programa político sin camuflajes.

Del mismo modo, muchos observadores han visto en estas declaraciones de Hillary Clinton una especie de declaración de guerra contra el cristianismo. Es también una perspectiva correcta, pero incompleta: la guerra no atañe sólo a las religiones tradicionales, sino que se extiende, como dice la propia señora Clinton, a los “códigos culturales arraigados”. Es decir que toda identidad cultural histórica, sean cuales fueren su espacio y naturaleza, deben también ser reformadas coercitivamente por el poder público. No es sólo la religión la que corre peligro; la amenaza se extiende a cualquier rasgo identitario que no encaje con el programa del “tiempo nuevo” marcado por la globalización y su potencia hegemónica, que son los Estados Unidos de América.

¿Y los europeos qué hacemos? En general, seguir la estela. Bien es cierto que el camino presenta complicaciones inesperadas y éstas han tardado poco en surgir. Es francamente difícil mantener la cohesión social en un contexto de desmantelamiento de los “códigos culturales profundamente arraigados”. A este respecto la experiencia francesa es sumamente interesante: desde los años 80, Francia ha vivido un proceso de construcción de una nueva identidad sobre la base de la llamada “identidad republicana” que, en la práctica, ha consistido en la destrucción de los referentes clásicos de la nación y su sustitución por dogmas nuevos. “Francia –decía De Gaulle- es una nación europea de raza blanca y religión cristiana”. Empezó a dejar de serlo muy poco después de la muerte del general. El europeísmo se convirtió en una suerte de cosmopolitismo que veía a Francia como protagonista de un mundo sin fronteras, un mundo en el que la propia Europa no es otra cosa que una región privilegiada en el contexto global.

Asimismo, cualquier factor de carácter étnico –racial, cultural, etc.- empezó a ser tabú en provecho de una sociedad de nuevo cuño edificada sobre la afluencia masiva de población extranjera. En cuanto a la religión, iba a ser sistemáticamente postergada en la estela de un laicismo radical que no ha amainado ni siquiera cuando Sarkozy, en San Juan de Letrán, descubrió ante Benedicto XVI los valores del “laicismo positivo”. El resultado ha sido una nación desarticulada en lo político, lo económico y lo social. El discurso oficial sigue caminando hacia el mismo sitio, pero la realidad social ya marcha por otra. El crecimiento del Frente Nacional no es un azar. Los políticos tratan de reaccionar adaptándose al terreno. Lo último fue ver al primer ministro Valls, que el año anterior había abierto institucionalmente el ramadán, reivindicar ahora el carácter inequívocamente cristiano de Francia. Quizá demasiado tarde.

Sea como fuere, lo que ha expuesto la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos es mucho más que una declaración de intenciones: Es cabalmente el programa del nuevo orden mundial, que para imponerse sin grandes resistencias necesita, precisamente, derruir los arraigos culturales y las religiones tradicionales. Era inevitable que alguien terminara invocando la fuerza del Estado para ejecutar coercitivamente la operación. Hillary Clinton lo ha hecho. La izquierda europea, muy probablemente, se subirá al carro. Así veremos a nuestra izquierda respaldar la política mundialista en nombre del progreso. Las vueltas que da la vida…

Fuente: La Gaceta

Extraído de: La próxima guerra

Nouveaux programmes scolaires: détruire l’identité nationale

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Nouveaux programmes scolaires: détruire l’identité nationale

Les programmes scolaires revisités par Mme Najat Vallaud-Belkacem mettent l’islam en valeur et tentent d’abolir la transmission de la culture française et européenne. Cette entreprise, fort bien ciblée, est parfaitement corrélée au processus d’immigration de peuplement invasive, de colonisation et d’islamisation. Les nouveaux programmes prévoient qu’une partie de  l’histoire de France sera facultative (chrétienté médiévale) mais l’histoire de l’islam (truquée, on peut le prévoir…) obligatoire.

La logique islamisatrice

On croit rêver : en effet, dans les nouveaux programmes du collège concoctés par la ministre de l’Éducation nationale, Mme Najat Vallaud-Belkacem, l’histoire de la chrétienté médiévale, des Empires byzantin et carolingiens ou de la période des Lumières devient facultative. En revanche, en 5e, l’étude des débuts de l’expansion de l’islam est… obligatoire ! Le Conseil supérieur des programmes (CSP), peuplé d’islamo-gauchistes, a parfaitement validé ces choix. Ils entrent dans le projet d’effacer progressivement le récit de la mémoire historique nationale française au profit de l’identité des ”nouvelles populations”, selon le souhait du think-tank Terra Nova. Pour l’essayiste Dmitri Casali « on veut gommer les racines chrétiennes de la France ». C’est vrai, mais ce constat est insuffisant, il faut aller plus loin encore. Il s’agit tout simplement d’islamiser (et d’arabiser) l’enseignement de la mémoire historique dès l’adolescence.

Mais on cherche aussi à faire reculer dans les programmes tout ce qui pourrait heurter les musulmans le christianisme, les Lumières, etc.  « À croire qu’il ne faut pas heurter certaines sensibilités religieuses », remarquait pudiquement Hubert Tison, secrétaire général de l’association des professeurs d’histoire-géographie. Tout cela sous le prétexte d’ ”alléger les programmes” qui seraient trop chargés. En réalité, dans les collèges à forte proportion ou à majorité d’élèves musulmans issus de l’immigration, pour ne pas ”créer de problèmes”, on laisse aux professeurs le soin de faire l’impasse sur les sujets qui fâchent.

En revanche, tous les élèves, même dans les classes sans musulmans, devront obligatoirement étudier l’histoire de l’islam ! On se doute qu’elle sera enjolivée et expurgée de ses sombres réalités – comme par exemple l’esclavagisme des Africains, les raids barbaresques, les persécutions d’infidèles, etc. Derrière cette démission, cette soumission à l’islam, on retrouve aussi les pratiques soft-totalitaires de l’Éducation nationale, adepte du bourrage de crâne idéologique. Parmi les enseignements obligatoires, on trouve la traite négrière transatlantique et les conquêtes coloniales présentées comme des agressions ; toujours le même objectif : culpabiliser l’histoire de France.

Abolition et substitution  de la mémoire

casemanqu.jpgMme Najat Vallaud-Belkacem sait ce qu’elle fait. Avec la complicité des idéologues de l’Éducation nationale et la bénédiction de François Hollande, elle milite activement pour accélérer l’islamisation. En tant que féministe, adepte de la théorie du genre, égalitariste forcenée, elle semble ne pas percevoir l’insurmontable contradiction de sa position. Mais peu importe : pour elle, sans doute, la dépossession de l’identité française est prioritaire et corrélée à une volonté de procéder à une acculturation arabo-musulmane. Tout se passe comme si l’islam devait devenir, par force, ”notre histoire”, comme si nous devions l’incorporer dans notre mémoire. Cela correspond au dogme (de type stalinien) de l’idéologie dominante, maintes fois asséné en dépit de toute vérité historique, selon lequel ”la France a toujours été un pays musulman” ou un pays d’immigration et de mélanges permanents, sans identité fixe. Un récent rapport sur l’intégration parle, sans rire, de la « dimension arabo- orientale de notre identité ». Le n’importe quoi, le mensonge historique, au service du fanatisme idéologique. 

Dans les nouvelles réformes de déconstruction de l’identité européenne de la France, on trouve également le torpillage de l’enseignement du grec ancien, du latin et de l’allemand, destinés à disparaître progressivement  ou à devenir anecdotiques et marginaux. Et à cela, s’adjoint logiquement  le renforcement des ”enseignements de langues et de cultures d’origine” (ELCO). Il s’agit de faire apprendre les cultures et surtout les langues de leurs origines ethniques aux jeunes élèves issus de l’immigration, majoritairement l’arabe et le turc, qu’ils maîtrisent souvent mal ou pas du tout. Ces enseignements concernent aujourd’hui 92.500 élèves dont 87.000 dans le primaire, population scolaire en augmentation de 16%  de 2010 à 2015. En parallèle, l’enseignement grammatical et lexical de la langue française est volontairement torpillé. Les deux entreprises sont logiquement liées.

Il s’agit, outre la furie égalitariste et anti-élitiste du nivellement par le bas (notamment avec la suppression des classes bilangues), terriblement nuisible pour les classes modestes, de supprimer de l’enseignement non seulement l’héritage du christianisme mais aussi celui de la culture gréco-latine, pareillement reniés. Ethnocide culturel.

Les idiots de la République

C’est assez extraordinaire : la République renonce à l’intégration et à la francisation – encore plus à l’assimilation. Elle promeut le communautarisme ethnique et l’islamisation (tout en prétendant combattre l’islamisme !). En réalité, le pouvoir a pris acte des réalités démographiques et de l’immigration massive qu’il a favorisé depuis des décennies. M. Valls a déclaré le 5 mai 2015 devant les députés, fustigeant ceux qui s’opposaient à la réforme des programmes : « c’est une nostalgie que vous essayez de défendre, une nostalgie d’une France qui est celle du passé ».  Autrement dit, la ”nouvelle France” doit abolir la mémoire et l’identité de l’ ”ancienne France”. Les Français de souche doivent renoncer à leur identité et à leur ethnicité mais….pas les immigrés  allochtones ! Quant aux étrangers qui ont choisi l’assimilation française et européenne, ils sont tout autant méprisés.      M. Valls a avoué par ailleurs que «  le terme d’intégration ne veut plus rien dire ». Il lui préfère celui de « citoyenneté » Naïveté totale : la citoyenneté républicaine est totalement incompatible avec l’islam ! Et la vraie citoyenneté (voir Aristote) n’est possible qu’entre sociétaires qui possèdent les mêmes valeurs, la même mémoire ; autrement, c’est la rupture communautariste assurée avec, au bout, la guerre civile probable. Cette idéologie d’un angélisme crétin et, au fond, haineuse de l’identité européenne et française, a également été formulée par M. Sarkozy (mais, chez lui, par calcul politicien et non par fanatisme idéologique comme chez M. Valls) quand il a déclaré, repentant : « quand j’étais président de la République, je n’aurais pas du parler d’identité nationale mais dire que je voulais défendre les valeurs de la République ». Quelle république ? Une future république islamique ?

Il y a fort à parier que la droite, si elle revient au pouvoir en 2017, n’osera pas remettre en cause les mesures de démolition de Mme Vallaud-Belkacem.

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Vers l’inévitable affrontement

La conscience nationale, les traditions autochtones sont donc traitées de ”nostalgie” ringarde, voire criminelle, par les collaborateurs de l’immigration massive et de l’islamisation. En revanche, les ” nouveaux Français” issus de l’immigration sont choyés comme jamais ; leur religion, leur culture, leurs langues sont mises en valeur et enseignées. Outre les nombreux privilèges, subventions, protections dont ils bénéficient par ailleurs. Ils sont flattés parce que leur nombre croissant fait peur. La tradition et la mémoire sont suspectes voire détestables quand elles concernent la France, son identité et son histoire ; mais elles sont formidables quand elles concernent les populations migrantes et, en particulier l’islam ; cet islam sur la véritable nature duquel on se bouche les yeux, soit par bêtise et ignorance, soit par pusillanimité et lâcheté.

Tout cela est parfaitement antidémocratique puisque la majorité des Français refuse cette politique de capitulation et de soumission. Mais la démocratie n’est pas le bac à sable de l’idéocratie de la gauche idéologue ou de la droite capitularde.  Cependant ces nouvelles mesures imposées par l’oligarchie à l’Éducation nationale sont la conséquence logique de l’immigration hors contrôle et du différentiel démographique intérieur : elle  a pris acte, avec jubilation, qu’intégration et assimilation étaient désormais quantitativement impossibles. C’est aux Français de souche de s’adapter, de renoncer à eux-mêmes, à leur enracinement. Leur histoire est terminée, forclose.  L’oligarchie (voir les analyses de Terra Nova) se dit et espère que dans pas si longtemps la véritable minorité visible, ce seront les Français de souche.

Mais est-ce bien sûr que cette stratégie réussisse ? Pas certain. Car les oligarques à la tête de la République française ont négligé les effets dialectiques de leurs décisions. À toutes choses, malheur est bon.  Autrement dit, en renforçant le communautarisme, notamment musulman (et en combattant par ailleurs l’islamisme et son terrorisme, contradiction absolue), les gouvernants renforcent par ailleurs la rupture  polémique  entre la France de souche et la ”nouvelle population”. Ils confortent des identités hostiles les unes envers les autres, dans leur rêve ”républicain” pacificateur. Ils préparent la guerre civile ethnique globale, qui impliquera évidemment, nécessairement l’islam, en Europe même.  Ils jouent avec le feu comme des enfants avec des allumettes. Ceux qui ont créé le chaos, irresponsables, seront dévorés, comme les enfants de Saturne. 

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Sisters of Salome: Femmes Fatales, Left & Right

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Sisters of Salome:
Femmes Fatales, Left & Right

Ex: http://www.counter-currents.com

Left/Right dichotomies in the representation of female militants in the movies The Baader Meinhof Complex (2008) and A Student named Alexander (2011).

‘Although typically villainous, or at least morally ambiguous, and always associated with a sense of mystification and unease, femme fatales have also appeared as heroines in some stories . . .’

— Mary Ann Doane

From the Levantine Lilith to the Celtic Morgan Le Fay; and from Theda Bara’s vamp in Hollywood’s A Fool There Was to Eva Green in Sin City: A Dame to Kill For, the notion of the fille d’Eve tantalizes us. In sociological terms the notion of diabolic women is potent with misogyny, witchcraft and the negative aspects of anima, how woman appears to man, from the Jungian viewpoint. To take the cinematic angle, licentious dames mean box office receipts, plain and simple. Roger Vadim’s And God Created Woman (1957), starring starlet Brigitte Bardot and Jean-Jacques Beineix’s Betty Blue (1986) with Beatrice Dalle being just two cases that prove the point.

Stereotypes range from enchantress to succubus, haunting our consciousness in different guises, such as the spectral Cathy from Emily Brontë’s classic Wuthering Heights (1847) or the more malign character of Rebecca in Daphne du Maurier’s 1938 book of the same name. As Charles Baudelaire (1821-67) (1), Once mused, ‘The strange thing about woman — her pre-ordained fate — is that she is simultaneously the sin and the Hell that punishes it’. Indeed, a whole academic industry has grown up deconstructing such iconography with writers like Toni Bentley’s Sisters of Salome (2002); Bram Dijkstra’s Idols of Perversity: Fantasies of Feminine Evil in Fin-de-Siècle Culture (1986); and Elizabeth K. Mix’s Evil by Design: The Creation and Marketing of the Femme Fatale in 19th-Century France (2006) leading the way.

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Baudelaire’s own magnum opus Les Fleurs du Mal (1857) epitomizes the dichotomy perfectly. The schizophrenia embodied in his poetic creations, Jean Duval (Black Venus) and Apollonie Sabatier (White Venus), both mirroring and reinforcing some male fantasies about women’s sexuality in the closing decades of the nineteenth century. The dialectics of Serpent Culture and Snake Charmer sensuality, so beautifully carved in Auguste Clesinger’s (picture here above) writhing milk white statue Woman Bitten by a Snake (1847), a representation of Apollonie Sabatier currently on display in the Musée d’Orsay, raises the question, is she squirming in agony or riding a paroxysm of pleasure from the venomous bite?

Moving beyond the arts, literature and film to the political milieu? What evidence do we have for Femme Fatale’s within the Left/Right dichotomy? There is certainly a colorful cast of charismatic characters to choose from: Inessa Armand, Rosa Luxemburg, Clara Zetkin, Jiang Quing, Bernardine Dohrn, and Angela Davis to name but a few on the left-side. Unity Mitford, Savitri Devi, Alessandra Mussolini, Beate Zschape, Yevgenia Khasis, and Marine Le Pen, as examples from the right side of the aisle.

It is my intention to dismiss empathetic documentaries like Confrontation Paris, 68, The Weather Underground (2002) and hatchet-job investigative journalism like Turning Point’s Inside the Hate Conspiracy (1995) about America’s The Order without further comment. Instead arguing that there are few, if any, historically accurate, unbiased and insightful fictional or factional celluloid representations of female (or for that matter male) political militants in circulation. Instead, what we are served up are predictable stereo-types and clichéd cartoonesque parodies, completely aligned with the liberal left Euro-68 ethos, wherein, a mélange of well-meaning but misguided (and always attractive) socialist idealists try to change society for the better, juxtaposed with psychopathic rightist harridans, or male sexual inadequates, portrayed as vacuous outsiders, decidedly uncool and devoid of social capital.

Indicative examples of the genre being, from the left: The Lost Honour of Katharina Blum (1975), The Underground (1976), Running on Empty (1988), What to Do in Case of Fire (2002), Baader (2002), The Dreamers (2004), Guerilla — The Taking of Patty Hearst (2005), Regular Lovers (2005), Mesrine: Killer Instinct (2008), Che (2008), The Baader Meinhof Complex (2008), The Company You Keep (2012) and Something in the Air (2013). As opposed to the more objectionable characterizations of rightists in productions like The Day of the Jackal (1973), The Odessa File (1974), The Boys from Brazil (1978), Betrayed (1988), Siege at Ruby Ridge (1996), Brotherhood of Murder (1999), and A Student named Alexander (2011).

PattyHearst_2b.jpgFor the sake of argument I have been deliberately selective and will focus specifically on Uli Edels’s Baader Meinhof Complex and Enzo De Camillis’s fifteen minute short A Student named Alexander. Risking the approbation of cultural commentators by possibly extrapolating too general a hypothesis from too limited a sample, I nevertheless press my case, that the content, reaction and intent of both these films exemplify the paradox of Left/Right caricatures in the entertainment media.

Recipient of 6.5 million euros from various film boards and Golden Globe and Oscar nominee in the Best Foreign Film category, The Baader Meinhof Complex, rode the wave of resurgent seventies retro, a movie filled with baby boomer nostalgia for the late sixties and early seventies. Simpler times, when idealism meant Sartre, anti-Vietnam protest, Che Guevara posters, and smoking pot in bedsits listing to the sitar music of Ravi Shankar.

The movies all-star cast includes Martina Gedeck as Ulrike Meinhof, Moritz Bleibtreu as Andreas Baader, Johanna Wokalek as Gudrun Ensslin, and Alexandra Maria Lara as Petra Schelm. All of whom had already or were soon to appear in mainstream feature films like: The Lives of Others, Run Lola Run, The Good Shepherd, Pope Joan, North Face, Control, and Downfall.

The action begins with the 1967 Schah-Besuch mass street protest in Berlin against the Shah of Iran. Mohamed Reza Pahlavi’s supporters are depicted launching an unprovoked attack on the anti-Pahlavi elements, resulting in running battles and the shooting of Benno Ohnesorg in Krumme Strasse 66, by what appears to be a reactionary police officer, Karl-Heinz Kurras, but who was in reality a card-carrying member of the Communist Party acting as an undercover operative for the East German Stasi.

We are then treated to scenes where Maoist students hold packed meetings, intercut with footage of American warplanes strafing and bombing Vietnamese peasants. Rapidly followed by ‘Red’ Rudi Dutschke (3) of 2nd June Movement fame (named after the aforementioned riot) raising his clenched fist, the Messianic leader of the Gramscian ‘Long March through the Institutions’.

Dutschke is elevated to intellectual martyr status when he is mercilessly gunned down in the street by Josef Bachmann, portrayed by actor Tom Schilling, whose cinematic appearance is clearly meant to conjure images of a Hitler Youth or a die-hard Werewolf with a chronic nervous disposition. Which is ironic given that the Baader Meinhof gang and the various later incarnations of the Red Army Faction relied so heavily on a group linked to Heidelberg University, the Sozialistisches Patientiv Kollektiv (Socialist Patient Collective), an organization that sought to convince neurotics and the insane that they were not wrong, it was the system that was wrong, and social revolution was the cure.

‘Shooting is like fucking,’ screams Baader as Bernd Eichinger’s screenplay and Rainer Klausman’s hypnotic lens combine to present a seductive and fast paced cine-orgasm of free love, role model women for Second Wave feminism, cool people smoking cigarettes in coffee shops debating Marxist dialectics, driving around in BMWs, burning department stores, shooting up road signs, Robin Hood bank robbers sunning themselves topless in PLO training camps, liberating captives in a back glow of exploding gelignite and the swashbuckling rat-a-tat of 9mm shells.

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Even the capture of Baader, Ensslin, and Meinhof for their egregious crimes are contextually ambiguous. Baader, in a scene more reminiscent of the end of Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) than the original television footage of his stand-off with police; Meinhof, kicking and screaming in outrage, rather than the deflated, depressed, and played-out fantasist she was; and Ensslin, by pure chance, when a shop assistant notices a gun in her handbag. Another martyr is then injected into the story as Holger Meins (4) is depicted a la Bobby Sands (5), going on hunger strike and the subsequent trial in Stammheim (6), more Monty Python farce than a serious attempt to enact justice.

One is left in doubt as to where the audience’s sympathy is meant to lie. Especially, with our ever heroic protagonists making fun of the trial judges and gaining increasing support from those in attendance with their witty quips and stunning mind-games. Even The movie’s ending perpetuates the on-going myth that the ‘night of death’ was not triggered by the failure of the Mogadishu hijack (7) to negotiate their release but was in fact a pre-arranged multiple state murder made to look like simultaneous suicide. The movie culminating in a defiant cadre of young stern faced acolytes holding a graveside vigil, determined eyes set on continuing the struggle.

As a consequence, Christina Gerhardt writing in the Film Quarterly describes the movie thus: ‘During its 150 minutes, the film achieves action film momentum, bombs exploding, bullets spraying and glass shattering’. While Christopher Hitchens commenting in Vanity Fair refers to the movie’s ‘Uneasy relationship between sexuality and cruelty . . . an almost neurotic need to oppose authority’. A theme implied by Michael Bubach, son of Siegfried Bubach, the former Chief Federal prosecutor assassinated by the Red Army Faction in 1977, who’s summation of the feature pointed to the fact that the film ‘concentrates almost exclusively on portraying the perpetrators, which carries the danger that the viewer will identify too strongly with the protagonists’.

Examples of how this claim can be justified are so numerous that they would prove tedious to list. However, two personifications, beyond the central characters, stand out in particular, the first involving a chase sequence where Petra Schelm, portrayed by the beautiful Alexandra Maria Lara, is cornered and dies defiantly in a shoot-out with a horde of drone-like cops. The second is the murderous Brigitte Mohnhaupt, depicted by the stunning Naja Uhl, who is shown bedding Peter-Jurgen Boock, played by the teenage heart-throb actor Vinzenz Kiefer, before cold bloodedly slaughtering Siegried Bubach in his own home, organizing the ‘hit’ on Jurgen Ponto, Chairman of the Dresdner Bank of Directors, and the kidnap and murder of Hanns Martin Schleyer. Mohnhaupt, the leader of the second generation of the urban guerillas was also implicated in the 1981 attempt to kill NATO General Frederick Kroesen with a PRG-7 anti-tank missile. In fact, just the sort of unrepentant femme fatale we meet in her polar-opposite, the rightist Francesca Mambro in A Student Named Alexander, but who is treated in the diametrically opposite way.

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In Enzo De Camillis’s 15 minute silver ribbon winning short, shown at the Roma Film Fest and lauded for its journalistic quality, the much maligned Mambro is portrayed by Valentina Carnelutti (8), who at least partially resembles Mambro. De Camillis, a blood relative of the Alexander in question, (so no conflict of interest there?) indicated his intent in making the movie was to ‘show young people what they do not know, to reflect on a period of history that should not be repeated’. So, following a showing at The House of Cinema to an audience of impressionable students, a discussion is initiated, moderated by Santo Della Volpe (9), who declares at the outset, that ‘The goal of the short is not to re-open old wounds or discussions on the years of lead (10), but to bring to light the issue of the victims that are set aside, of which we no longer speak’.

Really? Well, that is somewhat convenient given the long list of crimes committed by the Italian Brigate Rosse during the period in question. The most notorious being the ambush at Via Fani on the 16th March 1978 and the kidnap and murder of the President of the Christian Democrats, Aldo Moro. But it should also be remembered, especially given the context of De Camillis’s film, that the Left also killed activists from the right wing Italian Social Movement (MSI) and the University National Action group, like Miki Mantakas, murdered in Via Ottaviano in Rome in 1975, and Stephan and Virgilio Mattei, the sons of the MSI party District Secretary for Prati.

It is also a disingenuous claim given the vociferous presence of the Association of Families of victims of the massacre at Bologna train station of 2nd August 1980, whose demands echo down the decades through documentaries and dramas. The latter being the main event used to demonize Mambro and her then lover, now husband, Valerio Fioravanti (11). Although, they have long denied involvement in the Bologna attack, though freely admitting, like their Nuclei Armati Rivoluzionari (Armed Revolutionary Nuclei) NAR accomplices to other political killings, such as, the assassination of Judge Vittorio Occorsio (12) in 1976 and Magistrate Mario Amato (13) in 1980.

Fioravanti maintains that the bombing was the work of Libya, but the Italian government were reluctant to pursue that line of enquiry because of the state’s dependence on Libya’s oil and blamed neo-fascists instead. Mambro and Fioravanti also confessed to planning an attack on the then Prime Minister Francesco Cossiga (14), so one can hardly accuse them of hiding their intentions. When the initial 16 year prison term for Mambro was converted into house arrest in 1998, the Bologna Association’s President Paolo Bolognesi, described Mambro’s parole as ‘A disgrace. It is outrageous that this parole was granted to a terrorist who does not have the requirements, who was sentenced and has never expressed any feelings of detachment from her past’. This, despite the fact that the NAR, never claimed responsibility for the incident and there is substantive cause to believe that the Mafia Banda della Magliana gang (15) and prominent politician Licio Gelli’s (16) secretive Masonic Propaganda Due P2 Lodge (17) linked to the NATO’s Cold-War Operation Gladio architecture (18) had a hand in the incident.

The prosecution’s main witness against Mambro’s partner Fioravanti, Massimo Sparti, of the banda della Magliana, was even contradicted by his own son. ‘My father has lied about his part in the Bologna history’, he declared. Similarly the sinister presence of German terrorists Thomas Kram and Margot Frohlich, closely linked to both the PLO and Carlos the Jackal, who were in Bologna that very same day was never properly investigated. Coincidences like this and the possible link to the Ustica Massacre (19), when Aerolinea Itavia flight 870 was brought down by a missile, gave President Francesco Cossiga pause for thought, leading him to state on the 15th March 1991 that he felt the attribution of the Bologna Massacre to fascist activists may be based on misinformation supplied by the security services.

Returning to A Student named Alexander, unlike the Baader Meinhof Complex, the detail is nearly entirely on the victim, showing his cluttered bedroom, his journey by car to the art school in Piazza Risorgimento. No context is provided as to why Mambro and the NAR are robbing the Banca Nazionale on the 5th March 1982. Neither is reference made to the murder of her fellow MSI activists Franco Bigonzetti and Francesco Ciavatta, gunned down in the Acca Larentia by Left extremists, the Armed Squads for Contropotere Territorial, despite the fact that this led Mambro and her cohort to confront both their political opponents and the police in three days of shootings, stabbings and torching cars across Prenestino:

‘A few of us knew what this meant. Francesco Ciavatta was in our small circle. Our immediate reaction was shock, as if a relative had died. We looked at each other not knowing what to do. All around the city young militants flocked to us. The Italian Social Movement did not react. Kids like us were being used to keep order at meetings of Giorgi Almirante (20) , ready to take the blows and hit back . . . Acca Larentia marked the final break with the MSI . . . It could no longer be our home. For three days we shot at police and this marked the point of no return . . .’

— Francesca Mambro

Even, the circumstances of Alexander’s death are disputed. The movie depicts Mambro standing over the boy, firing into his head execution style, apparently mistaking him and his small umbrella for an armed plain clothes policeman. The counter argument is that he was killed in cross-fire as the NAR broke out of a police encirclement. A shoot out in which Mambro did not have in her possession the gun that was identified as the murder weapon and was herself very seriously wounded in the abdomen. She later recalls, hiding out in a garage, where a young doctor visits her and confirms ‘that it is only a matter of time . . . saying I could die . . .’

A discussion followed as to whether or not her compatriots should kill her there and then because she may talk under anesthetic but instead the NAR cell, led by Giorgio Vale (21), who went on later to found Terza Posizione (22), deposited her on the roadside outside an Emergency room.

When Mambro’s Rome based lawyer Amber Giovene challenged the authenticity of the way Mambro is depicted in the movie, claiming it ‘harmed her image’ she was met with a barrage of criticism. The case, overseen by prosecutor Barbara Sargent, was opened three months after the film opened and came like a bolt from the blue to the self-righteous director and the cultural association School of Arts and Entertainment. People in Bologna were whipped up into a state of frenzy, signing a petition in support of the film, which had already received a letter of commendation from the President of the Republic, Giorgio Napolitano. Expressions like censorship and statements like ‘You cannot stop a cultural work, you cannot stop history’, were bandied around with the usual air of moral indignation.

The 2013 Appeal notes relating to the accusation of defamation of Mambro’s character read: due to the benefit of the law, Francesca Mambro, who has never repented of her criminal and terrorist past, nor as ever wanted to work together to build the truth about serious events like the Bologna Massacre, will remain free. The request for the seizure of the short film is extremely serious because it sets a precedent on the freedom of cultural expression, journalism and news, and also because it opens the door to dangerous revisions and attempts to wipe clean historical memory’. The account continues: ‘A country without memory will never understand the present or the future’.

The double standards and contradictions exemplified in the differing responses to A Student Called Alexander and The Baader Meinhof Complex cannot be more stark. Memorialization of such actions are to be glamorized and mythologized if of the Left and censored and misrepresented if of the Right. The word revision is of itself loaded, implying an attempt to challenge supposedly known historical facts and is a term usually reserved for historians deviating from the legend of the Jewish Holocaust. Indeed, it seems that anything that transgresses the Left’s self-serving narrative is to be expunged, cast down the Orwellian memory hole, or twisted beyond all recognition.

Roberto Natale, the auteur of such movie classics as Kill Baby Kill and Terror Creatures from the Grave, also reiterated before his recent demise, that ‘there is a right and duty to tell. Art strengthens the record and citizens need to know. We journalists are on the side of those who stubbornly continue to speak against the custom in our country to silence uncomfortable voices, instead of being willing to speak. This short film has to circulate and be seen in schools, but not only in Rome’.

So, is the movie meant to educate or perpetuate the questionable conviction of Mambro for that specific crime? Be re-assured De Camillis states: ‘I tell you a story, I do not give you a political speech. I want to get out of games of this type. The short film I made for a number of reasons that I think are important. It is a warning to our politicians. Right now, if you do not listen to the needs of young people, you risk terrorism, perhaps we have already. We remember the riots in San Giovanni in Rome in October (23), the bullets that came in envelopes and the letter bombs’.

Then specifically commenting on the release of Francesca Mambro, but of course not being invested in any way, De Camillis adds:

I will not even enter into legal issues because one relies on the judgment of the judiciary already formulated in 1985. But a citizen reflecting on the penalties imposed on others for far less serious offenses fully expatiated are still in prison. Mambro was guilty of 97 murders and was sentenced to nine life sentences. Yet, she walks outside, lives 400 meters from my house, and I may happen across her path by accident. There is a whisper that this story has resurfaced because of my family bonding and friendship with Alexander . . . Who was Alexander Caravillani? He was a boy of 17, he ran with the times, had a girlfriend, and harbored all the fantasies of a 17-year-old. He was not political, nor left or right. He passed in front of the bank, was simply crossing the street, going to school when he was shot, his short umbrella tumbling from his jacket, leading Mambro to believe he was a plain clothes policeman. Then she came back and put a bullet in his head. For that, she was sentenced to life imprisonment.

This is a story, he insists once again, to preserve the history of the years of lead.

Alessandro_Caravillani.pngAnd if that is indeed the case, why not tell the story of one of the murdered MSI Youth Front members, Sergio Ramelli, 18; Francesco Cechin, 19; and Paolo Di Nella, 20, contemporaries of Alexander Caravillani (picture) and Mambro, who met their deaths by beating, shooting, and stabbings from Leftist brigands like the Autonomus Workers in the late ’70s and early ’80s? But of course, that will never happen. It does fit their agenda.

On February 11th 2012, De Camillis in direct contradiction to his supposed non-political stance is quoted, ‘Today, the city of Rome is right’, referring to the ‘post fascist’ Mayor Gianni Alemanno (24), MSI Youth Front veteran and graduate of Campo Hobbit (25), who was elected in April 2008 to the sound of Fascist-era songs and shouts of ‘Duce’. ‘Who are those who have called me to present the short film?’ asked Camillis, ‘They are Alemanno’s allies, Berlusconi’s Il Popolo della Liberta (26) . . . When it all came out I was in silence and I decided to just promote it, as I always do. But in the face of this attack, I mean to defend it at all costs. It is a ‘cultural action’ like opposition to gagging journalists. This is a way to silence not only the news but also the authorship of the image’.

There is clearly no intention of admitting even the possibility of bias or inaccuracy. De Camillis and his people are intent on staking their claim to the moral high ground. The following day, Mambro’s lawyer responded: ‘I write in the name and on behalf of the my client Francesca Mambro about the article published yesterday . . . I understand the presentation of the short film flatters the author. But I do not understand the claim that Mambro came back and shot him in the head. I do not know if Mr. De Camillis’s draws from insider sources? Caravillani, unfortunately died in the firefight because a bouncing bullet caused his immediate death. A bullet from an assault rifle that Mambro had never had in her possession, either as she entered the bank or as the NAR shot their way out. The scene is constructed in a way that will definitively condemn Mambro’. When Caravillani was struck, the judges concluded, it was because the young man, after he had run, suddenly found himself in the trajectory of shots fired between the various agents . . . Unfortunately, even the trailers of the short graphically depict Mambro in the disputed manner, astride a guy lying on the ground, shooting the coup de grace . . . I am sure, that in the name of the need to preserve the memory of the years of lead, both you and the newspaper for which he writes would give an account of this correction’. My personal advice is not to hold your breath for a retraction. Smear and distortion is their modus operandi.

Sentenced, for the killing of 9 individuals between May 1980 and March 1982, and the alleged involvement in the massacre of the Bologna bombing on 2nd August 1980, Mambro served 16 years in prison. Sometimes sharing a cell with Anna Laura Braghetti (27) (picture), of the Brigate Rosse, then after 1998 home detention until the 16th September 2008 when she was granted parole on the basis of ‘repeated and tireless dedication to reconciliation and peace with the victims’ families (28). Parole was ended on September 16th 2013 when the sentence was disposed of . . .’

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So to end has I began with a quote from a French man of letters, Alexandre Dumas (29), author of The Three Musketeers, ‘she is purely animal; she is the babooness of the Land of Nod; she is the female of Cain: Slay her!’ Or at least besmirch her reputation and disparage her cause so that no one will want to emulate her.

Notes

1. Along with Edgar Allan Poe, Baudelaire identified counter enlightenment philosopher Joseph de Maistre as his maître a penser and adopted aristocratic views. He argued ‘There are but three things worthy of respect: the priest, the warrior and the poet. To know, to kill and to create . . .’

2. Auguste Clesinger (1814-1883), French sculptor who created Bacchante, the Infant Hercules Strangling Snakes, Nereid, and Sappho, was an Officier de la Legion d’honneur.

3. Rudi Dutschke (1940-1979), disciple of Rosa Luxemburg and critical Marxist, survived Josef Bachmann’s attack, but drowned as consequence of having an epileptic fit in the bath.

4. Holger Meins, seized with Baader and Jan Carle-Raspe on the 1st June 1972, went on hunger strike, dying a mere 39kg in weight. He is a central character in the movie Moses und Aron by Jean-Marie Straub and Daniele Huillet (1974). Followed by a documentary about Meins called Starbuck — Holger Meins by Gerd Conradt (2002).

5. Bobby Sands (1954-81), a member of the Provisional Irish Republican Army (IRA) died whilst on hunger strike in HM Maze Prison. During the course of his protest he was elected to the British Parliament as an Anti-H Block candidate. He has been depicted in various films including Some Mother’s Son (1996) and Hunger (2008) and is celebrated in songs like Christy Moore’s The People’s Own MP’.

6. Stammheim is a high security prison in Stuttgart.

7. Four militants of the Commando Martyr Halime hijacked Lufthansa flight 181 on the 13th October 1977. The plane was stormed in Somalia by GSG-9 elite counter-terrorism units in an operation code-named Feuerzauber (Fire Magic).

8. Valentina Carnelutti was trained at the Theatre Active in Rome and the Mime Theatre Movement. She has also appeared in the movies Martina Singapore (1995), Ridley Scott’s Hannibal (2001) and The Best of Youth (2003).

9. Santo Della Volpe is a professional journalist who covered the first Gulf War and is a managing editor on Italy’s TG3.

10. The term “Years of Lead” was used to describe the socio-political turmoil in Italy between the 1960s to the 1980s. It is thought that the reference originated from a movie called Marianne and Julianne by Margarethe Von Trotta. The Italian title was Anni di Piombo, literally years of lead. A later linked feature called The German Sisters (1981) became a classic of new German cinema, sympathetic to Gudrun Ensslin and dedicated to women’s civil rights.

11. Born in 1958, Giuseppe Valerio ‘Giusva’ Fioravanti, was a former child actor, who became a leader in the NAR and has been romantically linked with Mambro since 1979. While serving his prison sentence he made a documentary on Rome’s Rebibbia prison, Piccoli Ergastoli, Little Life Sentences (1997).

12. Occorsio Vittorio (1929-1976) oversaw the trial of those indicted for the Piazza Fontana bombing.

13. Maria Amato was an Italian magistrate assassinated by NAR member Gilberto Cavallini in 1980.

14. Francesco Cossiga, Italy’s 42nd Prime Minister and 8th President between 1985-1992.

15. The Banda della Magliana was a criminal network operating out of Lazio, named after the district from where most of their leaders originated. Their activities included the murder of the banker Roberto Calvi, the kidnapping of Emanuela Orlandi and the attack on John-Paul II.

16. Licio Gelli, an Italian financier, heavily involved in the Banco Ambrosiano scandal and the venerable master of the P2 Lodge.

17. The Propaganda Due (P2) Lodge was under the jurisdiction of the Grand Orient of Italy implicated in numerous crimes and mysteries, often referred to as a ‘state within the state’.

18. Operation Gladio was the code-name for NATO’s ‘stay behind’ activity should the Warsaw Pact mount an invasion of western Europe. The name Gladio came from the word gladius, a type of short Roman sword.

19. The Ustica Massacre is still a subject of some controversy. Whether or not a French naval aircraft brought the plane down with a missile, or a bomb was set off in the toilet as evidenced by forensic experts, it is known that the Libyan leader Colonel Gadaffi was in the same airspace at the time. Linking the Ustica and Bologna incidents became common in some conspiracy circles.

20. Giorgio Almirante (1914-1988) studied under Giovanni Gentile, the eminent pro-Fascist philosopher and wrote for the Rome-based fascist journal Il Tevere. He once described Julius Evola as ‘Our Marcuse, only better’. Almirante was suspected of safe-housing Carlo Cicuttini, a MSI leader in the Monfalcone area and later a member of the Ordine Nuovo, a suspect convicted in absentia for his part in the Peteano di Sagrado killings. Almirante and his rival Pino Rauti often clashed bitterly on the tactics and methodology used by the Italian Right.

21. Giorgi Vale was killed in a shoot-out with police.

22. The Terza Posizione emerged from the national student’s movement under Roberto Nistri, who was imprisoned from 1982 to the early 2000s.

23. The San Giovanni Riots of the 15th October were violent street protests by Black Bloc Left extremists.

24. Gianni Alemanno was born in Bari in 1958. He is a former secretary of the MSI’s Youth Wing, who entered the Chamber of Deputies representing Lazio, serving as Rome’s 63rd Mayor between 2008-2013 and a Minister of Agriculture under Silvio Berlusconi. He is married to Isabella Rauti, the daughter of Pino Rauti.

25. Campo Hobbit was named after Catholic writer J. R. R. Tolkien’s first novel. It was an alternative cultural and musical ‘happening’ linked to Elemire Zolla who wrote The Arcana of Power 1960-2000. Held in various locations, the first in Montesarchio, it boasted its own Manifesto and became a ‘field school’ for the Italian New Right and thinkers like Pino Rauti and Marco Tarchi.

26. Berlusconi’s Il Poplo della Liberta was closely aligned with Gianfranco Fini’s conservative National Alliance and Umberto Bossi’s Lega Nord.

27. Anna Laura Braghetti owned the apartment where Aldo Moro was imprisoned. She is also the subject of her own book Prisoner which influenced Marco Bellocchio’s film Good Morning, Night (2003).

28. Mambro currently works for the Italian NGO Hands off Cain, an association campaigning against the death penalty linked to the Libertarian Radical Party.

29. Alexandre Dumas (1802-1870). It was said of Dumas, that his ‘tongue was like a windmill — once set in motion, you never knew when it would stop, especially if the theme was himself’ — Watts Phillips, English illustrator, playwright and novelist.

Article printed from Counter-Currents Publishing: http://www.counter-currents.com

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Quand juifs et homosexuels ont mis la barre très à droite

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Quand juifs et homosexuels ont mis la barre très à droite
 
La débandade socialiste se mesure à la rapidité du renversement idéologique, du déplacement des clivages. Juifs et homosexuels ont mis la barre très à droite, jusqu’à se réclamer du nationalisme ou du conservatisme. On en voit les effets jusqu’au FN.
 
Administrateur civil, écrivain
Ex: http://bvoltaire.fr

Quelle ingratitude ! Les socialistes ont donné aux homos le droit de se marier comme des petits bourgeois, de mener une existence aussi banale que des hétéros, entre la marmaille à élever, le pavillon à construire et le brunch du dimanche à organiser.

Et quels n’ont pas été les efforts de Valls et Cazeneuve pour contenter le ban et l’arrière-ban du CRIF et des associations godillots de l’antiracisme qui gravitent autours du Parti socialiste comme les mouches au-dessus de l’étron !

Tout ça pour que Marine Le Pen fasse « carton plein chez les pédés », comme dirait Frédéric Mitterrand, et qu’Éric Zemmour, petit juif français né à Trappes, soit devenu la coqueluche de la France traditionnelle, et non moins éternelle, que l’on n’entendait plus.

L’histoire d’amour de la gauche française avec les juifs et les homosexuels aura duré cent ans, depuis l’affaire Dreyfus d’une part, et l’emprisonnement d’Oscar Wilde, son exil et sa triste mort en France, d’autre part.

La débandade socialiste se mesure à la rapidité du renversement idéologique, du déplacement des clivages. Juifs et homosexuels ont mis la barre très à droite, jusqu’à se réclamer du nationalisme ou du conservatisme. On en voit les effets jusqu’au FN, où la querelle de légitimité familiale se double de divergences sur la ligne stratégique et la nature des nouveaux adhérents.

En 2013, Finkielkraut, fils de juifs polonais, et en 2014, Zemmour, fils de juifs pieds-noirs, nous ont dit toute l’affection qu’ils avaient pour le pays qui a fait ce qu’ils sont devenus. De L’identité malheureuse aux Quarante années qui ont défait la France, ces deux cris d’amour à la nation française ont affolé le Landerneau médiatique et le parti dévot.

Il y avait de quoi. Il suffit de comparer, d’une décennie l’autre, ce qu’a été l’intelligentsia juive, ou se réclamant du judaïsme, du trio de la LCR trotskiste Krivine-Weber-Bensaïd à la gogauche atlantiste et droits-de-l’hommiste Kouchner-BHL-Glucksmann jusqu’aux néo-souverainistes Zemmour, Finkielkraut et Élisabeth Lévy.

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De même, si le FN est devenu un repaire d’homosexuels, cela gêne surtout ses adversaires car faisant s’effondrer un pan de leur argumentaire : comment un parti sectaire, intolérant et quasi nazi, où les deux passe-temps favoris seraient de chasser le métèque et casser du pédé, peut en accueillir toute une tripotée qui s’y sentent chez eux comme des poissons dans l’eau ?

Les pédés ont viré à droite, depuis Pim Fortuyn et Jörg Haider à l’étranger, bien avant Philippot, depuis que le look Fred Perry – crane rasé, réappropriation parodique de la figure de la classe ouvrière blanche – a saisi le Marais. À l’extrême gauche anti-institutionnelle de Foucault, Barthes et Genet succéda le communautarisme queer de Guibert, Dustan et Eribon, puis la figure exemplaire de Renaud Camus, jadis proche de Barthes, puis l’auteur du Tricks à l’esthétique camp, jusqu’à sa sensibilité national-identitaire actuelle.

Le pourquoi est délicat si l’on ne veut pas tomber dans l’essentialisme. Une raison tient à la dynamique du minoritaire : on sent mieux l’air du temps, et le vent tourner, quand on n’appartient pas à la majorité qui fait la doxa. L’autre raison est un retour du refoulé : ceux qui sont allés le plus loin dans la détestation de la tradition, de la nation et du pater familias ont été les premiers à les redécouvrir.

Est-ce à dire que si l’on n’est pas juif, homosexuel, noir ou d’une communauté « opprimée », on est moins légitime à s’exprimer ? Eh bien oui. Au point qu’il faut que la majorité s’organise en « de souche » pour se faire entendre. La République unitaire est morte. Bienvenue dans la société communautarisée.

Maintenir et transmettre l’esprit de la culture antique

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L'ANTIQUITÉ ET LES MONOTHÉISMES
 
Maintenir et transmettre l’esprit de la culture antique

Danièle Sallenave, académicienne*
Ex: http://metamag.fr
Il est un argument décisif en faveur des langues et cultures de l’antiquité auquel nos gouvernants auraient du penser avant de proposer des programmes qui voient leur effacement progressif.

Il paraît même étonnant qu’on n’y ait pas songé, alors que, dans le même temps, on se dit préoccupé par le retour de la religion et des affrontements religieux ! On a en effet décidé, pour se prémunir contre leur violence, de mettre en place un enseignement du « fait religieux », portant sur l’origine commune et l’histoire des trois monothéismes. Donc, naturellement, de l’Islam.

Mais alors il faudrait, impérativement, dresser en face de ce bloc monothéiste, l’édifice considérable du monde antique. Non que celui-ci ait ignoré la dimension religieuse, mais dans l’univers polythéiste des Grecs et des Romains, la religion ne se présente pas comme une vérité unique, garantie par sa source divine, ni comme un dogme. Les religions antiques sont constituées de représentations à la fois cosmologiques, sociales et politiques, bien éloignées de ce que nous appelons aujourd’hui du nom de religion. Et bien moins promptes à s’imposer par la force : ce qui est réprimé chez les Chrétiens, c’est moins leur croyance que leur refus public d'adhérer à la cité et à son culte.

Mais ce n’est pas seulement les religions antiques dont il faudrait réveiller l’étude et la connaissance, et la relative tolérance qui les marque : c’est le monde de pensée, d’art, de philosophie, dont les Grecs et les Romains furent porteurs pendant plus d’un millénaire. En un mot : cet humanisme, qui trouve ses fondements dès le Vème siècle avant notre ère avec la formule du penseur grec Protagoras, « l’homme est la mesure de toutes choses ». Inventions, audaces inouïes de l’Antiquité ! Jusque dans la confrontation avec l’esprit des religions : pour la première fois dans l’histoire de la pensée, avec le De natura rerum, Lucrèce pose les bases d’une philosophie matérialiste qui s’en prend à tous les « crimes » que les religions ont pu dicter.

La conversion d’un empereur romain, Constantin, fera du christianisme une religion d’état à valeur universelle. À partir de ce moment, le monde antique recule, ses dieux refoulés ne sont plus que les personnages de mythes inoffensifs. La pensée antique est destituée, elle perd tout fondement légitime, et se voit progressivement remplacée par une pensée, une morale, une culture issues de la christianisation. Comme l’avait déjà dit au IIème siècle un père de l’église, Tertullien, qui jugeait dangereuse la lecture de Platon : « Quand nous croyons, disait-il, nous ne voulons rien croire au-delà. Nous croyons même qu’il n’y a plus rien à croire ». Son apologétique de nouveau converti est une vigoureuse attaque de toutes les formes de la philosophie antique, à laquelle il refuse même ce nom.

D’où la forme que prend, à la fin du Moyen Age, le grand mouvement qui va marquer toute l’Europe, et qu’on a nommé à juste titre Renaissance. Ce sont en effet des années où « l’humanité renaissait » écrit Anatole France dans son Rabelais (1928). Et cet élan vers l’avenir s’appuie, paradoxalement, sur un retour, le retour à l’Antiquité, c’est-à-dire au monde d’avant la Bible. Les auteurs de la Renaissance retrouvent l’inspiration de Protagoras. C’est Marcile Ficin écrivant que « Le pouvoir humain est presque égal à la nature divine ». Érasme : « On ne naît pas homme, on le devient », et confiant le soin de cet avènement de l’homme dans l’homme à la pratique des antiquités grecques et romaines. Rabelais, pratiquant un évangélisme hostile à tout dogmatisme, demande aux lettres érudites et à la science de former « cet autre monde, l’homme ». Montaigne, enfin, pourtant profondément, chrétien, prend pour modèle de sagesse humaine non pas le Christ, qu’il ne cite jamais, mais Socrate.

Socrate fut condamné à boire la cigüe et les espérances de la Renaissance sombrèrent finalement dans l’atrocité des guerres de religion : cela ne retire rien à leur leçon. Maintenir et transmettre l’esprit de la culture antique, c’est garder ouvertes les voies d’un humanisme réfractaire à tout dogmatisme. C’est maintenir une vision plurielle de l’histoire, c’est refuser de se soumettre au monopole d’une vérité unique, porté par un livre unique, et imposée au monde avec l’invention du monothéisme.

Brocéliande ou la filiation celtique des Européens

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Brocéliande ou la filiation celtique des Européens

par Marie Monvoisin
Ex: http://www.breizh-info.com

Lors du 2ème  colloque de l’Institut Iliade qui s’est tenu à la Maison de la Chimie, à Paris, le 25 avril dernier, Marie Monvoisin a évoqué Brocéliande, haut-lieu de l’univers celtique européen.

En termes de haut-lieu, nous aurions pu évoquer bien des sites de l’hexagone. Mais Brocéliande présente un atout particulier en ce sens que le fonds culturel des Celtes y est toujours présent et qu’il suffit d’y puiser pour retrouver un certain état d’esprit.

Certes, des historiens objectifs vous expliqueront à juste titre que les Celtes sont les vaincus de l’histoire et qu’ils n’ont pu nous transmettre l’essence de ce que l’on subodore de l’âme celte. Il n’empêche que nous en avons connaissance aujourd’hui, et nous pouvons nous la réapproprier, en ces temps troublés de perte d’identité, de perte de sens, et de vagabondage culturel.

N’est-il pas étrange, si l’on y réfléchit, qu’un Européen cultivé n’ignore rien de l’histoire, de la littérature, de la mythologie des anciens Grecs et Romains, mais n’éprouve aucune honte à ne rien connaître des Celtes, alors que les deux tiers de l’Europe ont été celtiques. L’incroyable ignorance de leurs propres ancêtres par les gens cultivés trouve son excuse dans les manuels d’histoire : nos ancêtres les Gaulois étaient des barbares sauvages, et ce sont les Romains qui sont venus leur apporter les lumières de la civilisation, alors que ces conquérants n’ont atteint un haut niveau qu’en copiant leurs voisins, Etrusques, Grecs ou Celtes.

Brocéliande, légendes et mythes

Venons-en à Brocéliande, en quoi est-ce un haut-lieu pour nous autres Européens, et en quoi nous inspire-t-il ? En effet, si on parle d’histoire, concernant Brocéliande, on peut sans exagérer parler d’histoire inventée par des mythes, car les grands événements du monde ne se sont pas déroulés en forêt de Paimpont, mais plutôt du côté de ceux qu’on appelle les Gaulois. L’histoire médiévale a réinscrit cette contrée dans l’histoire européenne avec notre bonne duchesse Anne, mais c’est déjà un autre monde.

En revanche, ce qui forge aussi une âme en matière d’histoire, ce sont les légendes d’un côté et les mythes de l’autre.

Pour autant, à défaut d’histoire, c’est d’abord un haut-lieu en ceci qu’il nous relie à notre filiation celte.

La forêt de Paimpont, puisque c’est son nom administratif, fut toujours habitée par les Celtes. Celtes qui sont un rameau de la famille indo-européenne, et sont passés en Europe en étendant leurs colonies sur le vaste territoire qui deviendra la Gaule, jusqu’à l’Armorique, sylve sauvage impénétrable de l’extrême occident.

Habitée ensuite au sens noble par les druides qui, lors des grandes migrations des Ve et VIe siècles, sous la poussée des hordes anglo-saxonnes, bien que christianisés, n’ont pas rompu avec la tradition celtique druidique, et sont des anachorètes sanctifiés et révérés par le peuple. Ce sont ces druides qui fondent la principauté BroWaroch, qui donnera la Bretagne. Plus tard, au Moyen Age, le massif acquiert sa réputation de forêt légendaire et c’est au XIIe siècle que Brocéliande prend rang dans « les mythiques forêts enchantées » grâce à Chrétien de Troyes, notamment. Les légendes arthuriennes païennes réinvestissent ce lieu en pleine période médiévale chrétienne.

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Le décor est planté pour toujours

Brocéliande est un haut-lieu qui nous inspire également parce que les légendes qui y sont attachées trouvent à la fois un écho au tréfonds de notre esprit européen pour les valeurs qu’elles véhiculent et une certaine esthétique de l’âme.

Nous examinerons le sens du sacré dans la société celtique, la quête du Graal, la place de la femme, l’esprit de clan, l’organisation trifonctionnelle, la forêt.

Une société qui a le sens du sacré

La société celtique ne vit que dans et par le sacré. La classe sacerdotale est prééminente, très hiérarchisée et d’une autorité indiscutée. Les druides sont des initiés qui ont le sacré dans leurs attributions, mais il n’existe pas de différence entre le sacré et le profane : à la fois prêtres et savants, les druides cumulent les fonctions de ministres du culte, devins, conseillers politiques, juges, médecins, penseurs et universitaires. Les études pour parvenir à cet état sont ouvertes à tous, y compris les femmes, et durent 20 ans.

Dans la mythologie instinctive initiale, les Forces de la Nature sont déifiées ainsi que les rythmes cycliques, solaire, lunaire et stellaire. Ce sont les druides qui accompliront l’évolution spirituelle ultérieure.

Une société qui donne naissance à la quête du Graal

Au centre de la cour arthurienne, la Table Ronde rassemble les meilleurs chevaliers, venus du monde entier briguer l’honneur de servir. Alors commencent les expéditions, entreprises sur un signe, une requête, un récit marqué d’étrangeté. Lorsqu’il prend la route, chaque chevalier devient à lui seul l’honneur de la Table Ronde et la gloire du roi. Il forme l’essence même de la chevalerie arthurienne, affirmant la nécessité de l’errance, le dédain des communes terreurs, la solitude qui ne s’accompagne que d’un cheval et d’une épée. Il ne sait ni le chemin à suivre, ni les épreuves qui l’attendent. Une seule règle, absolue, lui dicte de « prendre les aventures comme elles arrivent, bonnes ou mauvaises ». Il ne se perd pas tant qu’il suit la droite voie, celle de l’honneur, du code de la chevalerie.

La nécessité de la Quête est partie intégrante du monde arthurien. Au hasard de sa route, le chevalier vient à bout des forces hostiles. Il fait naître l’harmonie, l’âge d’or de la paix arthurienne dans son permanent va-et-vient entre ce monde-ci et l’Autre Monde, car l’aventure où il éprouve sa valeur ne vaut que si elle croise le chemin des Merveilles. Sinon, elle n’est qu’exploit guerrier, bravoure utilitaire. Seul le monde surnaturel qui attend derrière le voile du réel l’attire, et lui seul est qualifiant.

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Les poètes recueillent la Matière de Bretagne vers le XIIe siècle. La société cultivée européenne découvre les légendes des Celtes, un univers culturel d’une étrangeté absolue. Ce roman, nourri de mythes anciens, donne naissance à des mythes nouveaux, Table ronde, Graal, Merlin, etc. Parmi les référents culturels de l’Europe en train de naître, elle s’impose en quelques dizaines d’années, du Portugal à l’Islande, de la Sicile à l’Ecosse. La légende celtique, mêlée d’influences romanes ou germaniques, constitue en effet une composante fondamentale pour l’Europe en quête d’une identité qui transcende les nécessités économiques et politiques. Mais le thème de la quête représente plus fondamentalement un itinéraire proprement spirituel, initiatique ou mystique même. Elle manifeste un besoin d’enracinement, la recherche de valeurs anciennes – prouesse, courtoisie, fidélité, largesse… -, l’aspiration à l’image idéale de ce que nous pourrions être.

Le roman arthurien n’a pas inventé la quête, mais il lui a donné une couleur et une dimension renouvelées. La quête chevaleresque n’est ni la descente aux enfers d’Orphée ou de Virgile, la fuite d’Enée ou la dérive volontaire d’Ulysse. A travers d’innombrables épreuves, dont on ne sait dans quelle réalité elles se déroulent, elle unit à un voyage qui porte ordre et lumière là où règne le chaos, un cheminement d’abord intérieur, une recherche de perfection et d’absolu.

Une société qui honore la femme

Dans les sociétés européennes anciennes, il faut toujours rappeler que la femme tient une place originale, réelle et influente en tant que muse, inspiratrice, créatrice, sans négliger sa mission de mère, d’éducatrice, et de gardienne du foyer. Dans la société celtique en particulier, les femmes jouent un rôle qui n’est ni effacé ni subalterne : libres, maitresses d’elles-mêmes et de leurs biens, entraînées au combat, elles peuvent prétendre à l’égalité avec les hommes.

Le merveilleux participant pleinement au monde, la femme en est à la fois la médiatrice et l’incarnation. Elle tient une place prépondérante dans les cycles initiatiques. Le but de la fée n’est pas de dominer l’homme, mais de le révéler, de le réveiller. Le partenaire est jaugé pour ses qualités tripartites : ni jalousie, ni crainte, ni avarice. La femme celtique n’est ni intouchable, ni adultérine. Elle reste souveraine. Et force est de constater que la souveraineté celtique vient et tient des femmes.

La Dame est triple : visionnaire, reine et productrice. Son sacerdoce n’est pas limité à la prophétie et à la médecine.

Le mystère qui entoure les cultes féminins témoigne plus d’un secret initiatique que d’une absence. Rappelons enfin qu’Epona, déesse des cavaliers et de la prospérité, est la seule divinité celtique que les Romains incluront à leur calendrier.

Une société qui pratique l’esprit de clan

L’unité sociale des Celtes n’est ni la nation, cette invention de la Révolution, ni la famille comme dans le monde antique. C’est la tribu ou le clan. Dans ce cadre s’épanouit la personnalité, qui est donc collective et non pas individuelle. Le Celte pense « nous » plus que « je ». Et le « nous » est restrictif. Chez les Celtes, leur respect inconditionnel de la coutume est le contrepoids de leurs foucades anarchiques, leur unité culturelle et leurs rassemblements cycliques, le remède à leur dispersion sur le terrain.

Que la forme de vie celtique, essentiellement spirituelle et pratique, ait disparu avec les premières ambitions de « faire nombre » montre combien la celticité est peu compatible avec la modernité. Elle est d’un temps où la notion moderne de sujet n’existait pas, pas plus que la ville avec ses populations hétérogènes, et où la fusion de tout individu avec une réalité spirituelle englobante avait encore une signification pratique et intellectuelle, autant que sociale.

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Une société qui repose sur le modèle trifonctionnel indo-européen

Cette tripartition possède chez les Celtes des traits originaux. Le druide qui est à la fois prêtre, juriste, historien, poète, devin, médecin, représente la première fonction. Le roi, de deuxième fonction, ne peut régner sans les conseils d’un druide qui le guide dans toutes ses actions, même dans la guerre. Le druide ne peut ni ne doit exercer le pouvoir lui-même. Le roi est élu par les hommes libres des tribus, parmi ceux que les druides choisissent ou suscitent. Le druide préside à la cérémonie religieuse qui doit ratifier cette élection. Le druide et le roi ont donc deux obligations fondamentales et conjointes : le druide doit dire la vérité, et le roi doit dispenser les richesses.

Une société qui vit en harmonie avec la nature, dont la forêt est l’archétype

Brocéliande, c’est avant tout une Forêt avec tout ce que ce mot emporte de symboles et de sens.

« D’autres peuples ont élevé à leurs dieux des temples et leurs mythologies mêmes sont des temples. C’est dans la solitude sauvage du Nemeton, du bois sacré, que la tribu celtique rencontre ses dieux, et son monde mythique est une forêt sacrée, sans routes et sans limites. » En Brocéliande, « pays de l’Autre Monde », nous sommes dans l’Argoat, le pays du bois. A Brocéliande, on vient en pèlerinage, pas en balade ; on n’y pénètre pas, c’est la forêt qui entre en nous.

Pour vous aider à plonger dans cette atmosphère singulière, un poème d’Hervé Glot :

« Echine de roc / émergeant du couvert / au-dessus du val des ombres / labyrinthique chemin noir vers la source des orages, Brocéliande n’existe pas / sans un aveuglement spirituel / une mise en état de l’âme. »

Et pour Gilbert Durand : « La forêt est centre d’intimité comme peut l’être la maison, la grotte ou la cathédrale. Le paysage clos de la sylve est constitutif du lieu sacré. Tout lieu sacré commence par le ‘bois sacré’ ».

C’est pourquoi l’atmosphère particulière qui règne sur cette forêt druidique convient au personnage de Merlin. Peu importe l’authenticité de celui-ci, l’essentiel est qu’il soit l’âme traditionnelle celtique. Merlin, à l’image du druide primitif, est à la charnière de deux mondes. Il joue le rôle d’un druide auprès du roi Arthur qu’il conseille. Il envoie les compagnons de la Table Ronde à la quête du mystérieux Saint Graal. Il pratique la divination ; il a pour compagnon un prêtre, l’ermite Blaise, dont le nom se réfère au breton Bleizh qui signifie loup. Or Merlin commande aux animaux sauvages, et est accompagné d’un loup gris. Dans la légende de Merlin, ce qui importe c’est un retour à un ille tempus des origines, à l’âge d’or.

Deux étapes à Brocéliande…

Pénétrons dans la forêt pour deux étapes.

La Fontaine de Barenton d’abord. C’est une fontaine « qui bout bien qu’elle soit plus froide que le marbre », une fontaine qui fait pleuvoir, et qui guérit de la folie. Elle se trouve aux lisières de la forêt, dans une clairière où règne un étonnant silence. Endroit protégé, donc, en dehors du monde, de l’espace et du temps. Et le nom de Barenton incite à la réflexion, abréviation de Belenos, qualificatif donné à une divinité lumineuse telle que Lug, le Multiple-Artisan.

Cette clairière est un Nemeton, un sanctuaire non bâti, isolé au milieu des forêts, endroit symbolique où s’opèrent les subtiles fusions entre le Ciel et la Terre, entre la Lumière et l’Ombre, entre le Masculin et le Féminin. Dans le mot Nemeton, il y a nemed qui veut dire « sacré ». Et donc il est normal que Merlin hante cette clairière, lui qui est au milieu, sous l’arbre qu’on appelle Axis Mundi, et c’est de là qu’il répercute le message qu’il reçoit de Dieu et dont il est le dépositaire sacerdotal.

Le persifleur qu’il représente est la mauvaise conscience d’une société occidentale, comme l’était Diogène le Cynique chez les Athéniens, chargé de provoquer son seigneur en le mettant en face de ses faiblesses.

Une étape s’impose aussi à l’église de Tréhorenteuc, qui par la grâce de l’Abbé Gillard a donné un sanctuaire bâti à la Nemeton celtique : en effet, Jésus y côtoie Merlin et il y est rendu un vibrant hommage au cycle arthurien. Sur le mur de l’église, est gravé « la porte est en dedans », c’est-à-dire en nous. Il faut donc franchir cette porte avant que d’aller en forêt.

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En conclusion

Il s’agissait donc d’évoquer un lieu en rapport avec l’univers esthétique et mental qui est propre aux Européens, où souffle l’esprit, un lieu porteur de sens et de valeurs qui nous sont proches. Brocéliande et le monde celte remplissaient cet office.

Cette intervention veut aussi être un hommage à tous ceux des nôtres qui ont si bien su appréhender la poésie, la magie, l’essence du monde de la forêt, attentifs à cet infinitésimal qui renvoie à l’ordre cosmique. Difficile pour nous, hommes des villes entourés de verre et d’acier, où l’on porte le masque et perd le sens du sacré.

Pour terminer, dans cette enceinte où les acteurs anciens et modernes du monde celte sont évoqués, non seulement pour l’esthétique, mais pour leur rôle dans la formation et l’approfondissement de notre âme européenne, je citerai Bruno de Cessole, évoquant la façon dont Dominique Venner a choisi de partir, et le replaçant à sa manière dans le Panthéon celtique :

« En des temps de basses eaux comme les nôtres, où les valeurs d’héroïsme et de sacrifice sont tenues pour de vieilles idoles dévaluées, voilà qui est incompréhensible aux yeux des petits hommes anesthésiés de cette époque, qui ne sauraient admettre qu’un intellectuel choisisse de se tuer pour prouver que la plus haute liberté consiste à ne pas être esclave de la vie, et inciter ses contemporains à renouer avec le destin ».

Une fois de plus, le Roi Arthur revient. Non pas la figure royale, mais l’univers de liberté et d’imaginaire qu’il convoie. A qui s’interroge sur ces postérités tenaces et ces résurrections insistantes, on peut trouver des raisons diverses et multiples mais la principale, c’est que c’est la plus belle histoire du monde et qu’il suffit de revenir aux récits, à ces mots qui voyagent vers nous depuis plus de huit siècles pour comprendre, comme le souligne Hervé Glot, que les enchantements de Bretagne ne sont pas près de prendre fin. Si avec le mythe de l’éternel retour, le monde médiéval chrétien a connu la résurgence du mythe celte, nul doute qu’à Brocéliande, tôt ou tard, le Roi Arthur reviendra, et pour toujours !

Marie Monvoisin

 Source

"Le songe d'Empédocle" de Christopher Gérard

 
par Francis Richard
Ex: http://www.francisrichard.net

Les racines spirituelles de l'Europe sont gréco-romaines et judéo-chrétiennes. Même s'ils peuvent sembler aujourd'hui bien diminués, l'un comme l'autre, sous les coups d'un athéisme militant, les deux grands courants spirituels fondateurs, que sont le polythéisme antique et le monothéisme chrétien, continuent d'exister et de s'affronter, sous des formes toutefois bien différentes de celles d'origine.

Dans son livre, Les pierres d'angle, Chantal Delsol observe qu'"au naturel, l'homme est païen, c'est-à-dire polythéiste", que "les dieux du polythéisme sont inventés par les sociétés humaines", alors que "le Dieu du monothéisme se révèle", que "l'athéisme est né contre le christianisme" et qu'"il n'existe pas sans lui".

L'homme, au naturel, est païen. Le mot important ici est naturel. Le paganisme, naturellement, conduit au temps circulaire, à la prédestination, à la transmigration, tandis que le christianisme, culturellement, induit le temps fléché et défend la croyance que l'individu humain est une personne capable de prendre son destin en main, qu'elle est largement autonome sans être totalement indépendante.

empedocle-gerard.jpgDans Le songe d'Empédocle, Christopher Gérard fait revivre le paganisme naturel et originel européen à la faveur d'un voyage initiatique et romanesque entrepris par un jeune homme de sa génération. C'est prétexte pour l'auteur à revisiter une vision spiritualiste païenne bien différente de celle du paganisme matérialiste d'aujourd'hui.

L'auteur raconte ainsi, dans ce livre, que, depuis Empédocle, philosophe grec du Ve siècle avant Jésus-Christ, ce paganisme s'est transmis et a survécu, de génération en génération. A partir du XVe siècle, cette transmission et cette survie se sont opérées grâce à l'action d'une société secrète, la Phratrie, fondée par Pléthon.

Le héros du livre, Padraig, est le rejeton singulier d'Hélène, "une svelte Brabançonne", c'est-à-dire une svelte Belge, et de Cathall, "un journaliste venu d'Hibernie", c'est-à-dire venu d'Irlande. Livré tôt à lui-même - son père meurt après avoir sombré dans l'alcool, sa mère s'exile en Espagne -, Padraig hérite de l'hôtel particulier de son grand-père, qui abrite une bibliothèque de vingt mille volumes:

"A condition de vivre chichement, le jeune homme pouvait se permettre un luxe inouï, son rêve le plus cher: disposer de son temps, échapper au travail obligatoire, ne dépendre d'aucun maître."

Le fait est que Padraig dispose bien de son temps. Il lit, étudie, réfléchit. Un mémoire sur l'empereur Julien, le dernier souverain païen, lui fait prendre conscience qu'il est en fait "un suivant des anciens Dieux" et que sa conversion au polythéisme n'est que l'aboutissement d'un long processus, "sans doute commencé dans l'enfance".

Padraig entend parler pour la première fois de la Phratrie des Hellènes lors de propos échangés entre son grand-père Léopold Bidez et l'un de ses amis, Pierre Mazée, un dominicain défroqué, dont le pseudonyme, Psellos, lui sera connu par la suite.

Des années plus tard, cette conversation lui revient quand il découvre dans la bibliothèque de son aïeul une liasse, annotée par ce dernier, contenant un document manuscrit intitulé Groupe de Delphes "et comportant des noms manifestement des pseudonymes: Bessarion, Juvénal, Zalmoxis et bien d'autres, tout aussi étranges":

"Un certain Arminius y apparaissait comme le représentant d'un Collège thiois, secondé de deux autres frères: Psellos et Maugis."

La rencontre de Padraig avec Arminius, qui habite à deux pas de chez lui va déterminer son  destin. Arminius est certes un Incivique - il a choisi le mauvais camp lors de la deuxième Grande Déflagration et a ainsi commis l'Error le mettant au ban de la Phratrie -, mais c'est à la fois un peintre et un érudit, avec lequel ce jeune esprit indépendant va apprendre beaucoup.

Arminius va ainsi faire connaître à Padraig la longue chaîne des Païens qui, d'Empédocle, en passant par Platon, Epicure, Lucrèce, Virgile, Plutarque, Porphyre, Julien, Simplicius, Pléthon, aboutit au Groupe de Delphes. Il va aussi parler de lui à des membres actuels du groupe, qui perpétuent l'idéal de la Phratrie des Hellènes au Collège de Bretagne, à Brocéliande, où se trouve le maître Mabinog.

Pourra alors commencer l'initiation de Padraig aux mystères, au cours de laquelle il prendra le pseudonyme d'Oribase. Après Brocéliande, il en gravira en effet les degrés en se rendant les années suivantes à Delphes, où vit le maître Bessarion; à Rome, dans les environs de laquelle vit le maître Cautopatès, près de l'antique Préneste; à Kashi, en Hindoustan, où vit le Pandit Surya.

A la fin de chacune de ces étapes initiatrices, Oribase subira les assauts d'un des tableaux du polyptique peint par Arminius et intitulé Le songe d'Empédocle: "Chacune des quatre toiles est carrée, et mesure un peu plus d'un mètre soixante de côté, est frappée du même E." L'Epsilon delphique... Et cela aura pour vertu de parfaire les épreuves qu'il aura préalablement endurées...

Car, devant chacun de ces tableaux, Oribase assistera aux combats incessants entre l'Amour et la Haine, sera aux prises avec "la divine alternance: illusion et réalité, être et non-être, conjonction et dissociation", subira le flux et le reflux: "l'unité des contraires, depuis toujours et à jamais, ainsi que nous l'enseignent tous les maîtres de vérité".

Pour un Galiléen, "l'âme, auparavant inexistante, est créée par Dieu chaque fois que se forme un nouveau corps". Cette création à partir de rien est insensée aux yeux d'un Païen, pour qui l'âme est "éternelle dans l'avenir comme dans le passé"...

Cette différence de conception de l'âme, et toutes les différences qui en découlent, empêchent-t-elles un Galiléen de s'intéresser à ce que pense un Païen? Que non pas, pour peu que rien de ce qui est humain ne lui soit étranger et qu'il ait, de plus, fait ses humanités...

Francis Richard

Le songe d'Empédocle, Christopher Gérard, 344 pages, L'Age d'Homme (première parution en 2003)

Livre précédent de l'auteur chez le même éditeur:

Osbert et autres historiettes (2014)