Ok

En poursuivant votre navigation sur ce site, vous acceptez l'utilisation de cookies. Ces derniers assurent le bon fonctionnement de nos services. En savoir plus.

lundi, 14 octobre 2019

España vive un nuevo 711. Sobre el método de las correspondencias de Spengler y la actual "pérdida de España"

pelayo.jpg

España vive un nuevo 711. Sobre el método de las correspondencias de Spengler y la actual "pérdida de España"

 
Ex: https://www.geopolitica.ru

Sobre el método de las correspondencias de Spengler y la actual "pérdida de España".[i]

En la magna obra de Spengler, La Decadencia de Occidente, aparece un "bosquejo" sobre la morfología de las culturas. Éstas, a la manera de plantas, se esparcen sobre el paisaje de la Historia de los hombres. El historiador ha de ver las vegetaciones culturales desde la altura, desde la lejanía, así como desde la propia cultura, devenida ésta en civilización cuando el recorrido ya es largo y decrépito. Aparte de un cuadro sinóptico, quizá haría menester un cuadro sincrónico que al filósofo o al historiador le facultara para ver a las más diversas culturas en diferentes momentos, acaso congeladas algunas ya en fase de civilización. El cuadro sincrónico tendría que ser completado a su vez con otra dimensión, amén de la dimensión del espacio y del tiempo: se trata de la dimensión de la "correspondencia". Cada cultura o civilización, en un punto de dado de su desarrollo es, de manera plural, correspondiente -en su momento y en sus formas- a una o varias culturas o civilizaciones esencialmente distintas a la que tomó como referencia, aunque análogas.  Estas culturas y civilizaciones correspondientes pueden hallarse en coordenadas muy distantes (raciales, geográficas, temporales) y sin embargo, las dichas culturas y civilizaciones correspondientes pueden, en determinados respectos, hermanarse con la nuestra, compararse por analogía, de un modo tal que la predicción de lo que va a conformarse como un curso paralelo de ambas pudiera ser rigurosa y exacta.

El profesor David Engels ha hecho lo propio con el parangón entre la República romana ya decaída en el siglo I a.C. y la Europa actual, igualmente en declive y putrefacción en el siglo XXI. Los romanos –en lenguaje spengleriano- no fuero, lo que hoy entendemos como "europeos", ni siquiera en el sentido clasicista y lineal de "ancestros de los europeos". Fueron, más bien, una cultura-civilización en su sentido propio e independiente, un sistema separado de cuanto fue la "civilización europea", por más que nos haya influido mucho, una civilización europea ésta nacida no en Roma sino en Covadonga y en Poitiers en el siglo VIII, en cuanto al cuerpo y los hechos de armas o con el arte románico y el feudalismo del siglo X, en cuanto al alma o creencia. Sin embargo, la "planta" romana y la "planta" europea son correspondientes si nos atenemos a este punto crítico en que se inicia la decadencia, el paso de la República al cesarismo, análogo al paso de la Unión de estados europeos soberanos a una autocracia –igualmente cesarista- en donde las formas democráticas envolverán masas cosificadas, estados títere gobernados con opacidad, y una mayor dureza en el manejo de las riendas del Poder en un semi-continente (la Europa occidental) gravemente destartalado por el americanismo consumista, la africanización y la islamización.

La dimensión de las correspondencias nos permite ver, al modo spengleriano, no las continuidades "progredientes" entre el mundo clásico y el contemporáneo, sino las analogías en un plano superior: la decadencia de dos organismos diferentes (Roma, Europa) y el curso futuro previsible para los mismos. Otro tanto se podría decir de una pareja de "plantas" cuya morfología en la Historia va cobrando un relieve impactante, decisivo. Podríamos fijar la mirada en la Hispania goda del 711 y la España actual de 2019.

Por descontado asumimos que son dos organismos diferentes, y que las continuidades entre ambos, innegables en el enfoque tradicional de la historiografía (justo como las continuidades entre Roma y Europa), no importan tanto según el método de las correspondencias spenglerianas, analogías éstas en las que no se suele reparar comúnmente. La Hispania goda no era todavía la "España" moderna, y ni siquiera ésta, en el sentido imperial-católico, coincide con el proyecto liberal-masón-anglofrancés de hacer de las Españas (el imperio o Monarquía Hispánica) una pequeña nación-estado burguesa y "canónica", homologable con las otras naciones europeas que arruinaron el Imperio. La Hispania goda del inicio del siglo VIII iba en trance de alcanzar la fusión de razas (germánica e hispanorromana), la unidad religiosa, la estabilidad territorial, pero, con todo, sufría a inicios del siglo VIII una verdadera "convergencia de catástrofes": peste, hambrunas, sequía, molicie moral, divisiones cainitas, guerra civil. La llamada hecha por los witizianos a los "ismaelitas" (contingentes bereberes recién islamizados dirigidos por una minoría sirio-árabe) del norte de África supuso para el devenir de España una gran anomalía en el concierto de los pueblos europeos y para su devenir como nación.

En efecto, si los pueblos de Europa occidental son el resultado de esa fusión compleja entre el sustrato germánico y el grecorromano, y el pueblo hispano-godo a comienzos del siglo VIII no era ninguna excepción, la irrupción invasora de masas bereberes y afrosemíticas, y la introducción de la religión mahometana en la península traería a ésta un hecho específico, un hecho radical diferenciador, desconocido para las demás agrupaciones protonacionales de Europa. Este hecho, crucial en la historia de Occidente, provocó el fenómeno secular que se llama "Reconquista". Mientras los pueblos restantes del occidente cristiano conocieron guerras de rechazo puntual a los bárbaros (vikingos, magiares, sarracenos piratas), así como luchas puramente feudales, los pueblos hispano-godos iniciaron en Covadonga (718 ó 722, según los autores) y en otros núcleos cantábrico-pirenaicos una verdadera guerra de liberación, de repoblación y de recuperación territorial. La convergencia de catástrofes que asoló la monarquía goda en 711 (la traición de los witizianos a su rey don Rodrigo y la "pérdida de España" en Guadalete ) no fue sino la catarsis previa necesaria para la creación de un "pueblo nuevo". El pueblo español que iría naciendo por medio de una recombinación de elementos étnicos preexistentes (partiendo de los asturcántabros y de minorías godas refugiadas y ampliándose a galaicos, vascones e hispanorromanos refugiados conocidos como "mozárabes") sería una novedad rigurosa, a pesar de los antecedentes hispano-godos y de la ideología neogoticista de los reyes astures.

El ciclo civilizatorio del Imperio Español, nacido a su vez de aquel impulso reconquistador nacido en Covadonga, pasando por la versión recortada de un Estado-nación en parte fallido y a punto de balcanizarse, parece estar completándose. El virus separatista alimentado por el estado de las Autonomías y la Constitución de 1978 es sólo un factor más dentro de la convergencia de catástrofes que se acumulan sobre el ente político que hoy se llama "España". Los equivalentes a la hambruna, la peste, la discordia civil, la ineptitud de las élites y la injusticia social, que las Crónicas señalan en el fin de la monarquía goda, los podemos localizar hoy en la fase terminal del Régimen del 78 y de la monarquía borbónica restaurada: destrucción de la economía productiva, renuncia a la autarquía, degradación social, invasión planificada y sustitución étnica. España es un país sin soberanía, que se ve con las manos atadas a la hora de llamar al orden a sus propias regiones autónomas más díscolas (Vascongadas, Cataluña). El Estado español emplea sus fuerzas armadas en las más insospechadas e inútiles misiones extranjeras –bajo auspicios de la ONU, de la OTAN- pero brilla por ausencia en Barcelona, donde debería velar por la ley y el orden chulescamente desafiados, y no ejerce la función de custodia y vigilancia de las fronteras, especialmente la frontera sur (por tierra y por mar) donde África entera se está colando. España vive bajo una partitocracia infame en donde, por medio de impuestos extraídos a sus ciudadanos, las facciones y organizaciones que precisamente quieren destruirla se nutren y engordan y, cual witizianos del siglo XXI, llaman a extranjeros y bárbaros para sentar sus reales en suelo nacional, anhelando que la muchedumbre importada sean tan numerosa, tantos los "nuevos españoles", como para poder cambiar el voto definitivamente y que cien caballos de Troya hagan estallar los restos últimos del Imperio.

La decadencia de España es mayúscula, y no es descabellada la conjunción de maniobras internas y externas para modificar definitivamente el mapa de fronteras en la Europa del sur. Una Europa de dos velocidades, un verdadero cordón colonial para Alemania, un colchón semiafricano altamente colonizado, bien pudiera ser la loca estrategia de las élites globalistas que anidan en Bruselas, en Berlín y, secundariamente, en París y en otros centros. Que la balcanización de España no se haya consumado ya, que el plan invasor y fraccionador no se haya podido ejecutar al ritmo previsto no se explica tanto por "la fortaleza de nuestra Democracia", o la "salud de nuestras Instituciones", tal como salmodian los líderes de la partitocracia o el Borbón reinante. El plan se retrasa todavía sólo por la ineptitud y torpeza congénita los líderes separatistas, harto cobardes y carentes de luces. La "neutralidad" de los E.E.U.U. y de la Unión Europea, la actitud de los jueces y tribunales europeos (caso Puigdemont), y tantos otros síntomas exteriores, permiten ver la clase de planes en marcha, su imbricación con el resto de estrategias desestabilizadoras para el Sur de Europa.

Si bien se pueden establecer correspondencias spenglerianas entre la "planta" u organismo llamado "Antigüedad" (Roma) y la Europa actual, en el caso específico de España, las correspondencias deberían establecerse entre el crepúsculo de la monarquía goda y el ocaso del régimen liberal-borbónico. La acumulación de masas afro-musulmanas al sur de sus fronteras, las tendencias disgregadoras o separatistas, la manipulación y "neutralidad" de las potencias occidentales ante la muerte –posible- del actual Estado-nación residual (residual frente a su esencia de la que vive alienada, la esencia imperial), así como la falta de autarquía y soberanía auguran un colapso...Todo ello recuerda la "pérdida de España" de 711.

En contra del estereotipo "pesimista" que se lanza contra la filosofía spengleriana de la Historia, estos colapsos, las muertes civilizatorias, también son el alumbramiento de pueblos nuevos, y el amanecer de desarrollos culturales nuevos. Cuando la cultura gótico-isidoriana era una ruina, y aun con veneración hacia ella, los astures iban abrazando los jirones de una hispanidad naciente y a golpe de espada y azadón fueron acicate para el despertar de los demás pueblos y dar luz al Imperio Hispánico. En el aciago día de hoy no todo será descomposición y ruptura. De toda acción surge una reacción. De toda muerte, brota el hueco para una nueva vida. De toda negación asciende y rompe una afirmación, y hasta una reafirmación. El ser siempre se muestra plural, y de su postración y marchitamiento surge un tallo nuevo, con savia renovada.



[i] Ciertas ideas del texto fueron inspiradas por las lúcidas palabras de don Carlos Sala, gran conocedor de la Reconquista y de la Historia de Asturias y de España. Mi agradecimiento hacia él ante todo.

 

12:44 Publié dans Histoire | Lien permanent | Commentaires (0) | Tags : histoire, espagne | |  del.icio.us | | Digg! Digg |  Facebook

Sur la géopolitique de l’incursion turque en Syrie

turque-en-Syrie.jpg

Sur la géopolitique de l’incursion turque en Syrie

Auteur : Salman Rafi Sheikh

Ex: http://www.zejournal.mobi

En dépit du fait que la Turquie a récemment défié les États-Unis avec son achat du système de missiles russes S-400, le président US a finalement cédé à la demande de longue date de son partenaire de l’OTAN d’envahir le nord du pays et d’éliminer les milices kurdes. Il s’agit là d’une décision cruciale puisque les milices kurdes ont été les principaux alliés terrestres des États-Unis dans la guerre contre l’État Islamique en Syrie. Avec l’abandon par les États-Unis de leur seul allié terrestre en Syrie, un changement de politique est en cours, un changement qui pourrait finalement profiter à la Syrie. Même si nous y reviendrons plus tard, ce dont il convient de discuter ici, c’est du facteur qui a conduit les États-Unis à changer leur position d’antan vis-à-vis des Kurdes.

Le monde devient de plus en plus multipolaire, et le fait que la Turquie soit un « Empire du Milieu » entre deux pôles a tiré le meilleur parti de sa position géostratégique dans l’ordre mondial émergent. Comme Erdogan l’a dit dans son récent discours à l’ONU, « le monde est plus grand que cinq ». Il faisait référence aux cinq membres permanents du Conseil de sécurité : Grande-Bretagne, France, Russie, Chine et État-Unis. Peut-être veut-il que son pays soit inclus comme sixième, ou que le monde a déjà trop changé pour que ces pays puissent se débrouiller seuls sans se soucier des intérêts des autres puissances.

Comme l’ont indiqué de nombreux reportages dans les grands médias occidentaux, la Turquie, malgré ses liens stratégiques très explicites avec la Russie, reste importante pour les États-Unis. Le fait que les États-Unis, bien qu’ils soient si profondément habitués à diriger le monde unilatéralement, aient dû changer leur position reflète la politique étrangère et les ajustements stratégiques nécessaires que même les États-Unis doivent faire dans ce monde de plus en plus multipolaire où un pays, relativement plus petit que les États-Unis et situé à l’intersection de l’Asie et de l’Europe, peut forcer un pays beaucoup plus grand et puissant à donner la priorité aux intérêts des petits pays.

Deux choses, en tant que telles, se distinguent. Premièrement, la Turquie n’est plus un partenaire étasunien souple et volontaire et/ou un ardent partisan du programme mort pendant la guerre froide d’endiguement de l’Union Soviétique, ou Russie et Chine de l’époque contemporaine, même si elle continue de fournir la base aérienne d’Incirlik, un aéroport militaire au sud-est de la Turquie, qui accueille cinquante armes nucléaires tactiques visant principalement à renforcer ce que les experts OTAN appellent une « garantie étendue » de leur organisation contre une invasion russe en Europe.

incirlik.jpg

La base aérienne d’Incirlik

Deuxièmement, les États-Unis, en raison de la forte présence de la Russie dans la région, ne sont plus un hégémon extérieur retranché dans la région, pratiquement plus en mesure d’imposer leurs politiques à leurs partenaires. Cela signifie que la Turquie est en bien meilleure position qu’il y a quelques années pour défendre ses intérêts de manière beaucoup plus indépendante. C’est peut-être la raison pour laquelle la Russie, tout en sachant que le territoire turc peut être utilisé contre la Russie dans tout conflit futur avec l’OTAN, développe toujours ses relations d’une manière jamais connue auparavant par les deux pays.

C’est quelque chose que les États-Unis ne peuvent pas contrôler. Tout ce qu’ils peuvent faire, c’est ajuster leur position pour protéger leurs intérêts à long terme. Leur décision de se tenir à l’écart de l’incursion turque à venir reflète cet ajustement.

D’autre part, la Russie et la Syrie sont également très présentes dans l’équation. Si la Syrie et la Russie peuvent s’opposer à une présence militaire à grande échelle de la Turquie en Syrie – et toutes deux réitéreront que cette présence n’est pas invitée et n’a aucun fondement légal -, cette objection ne deviendra pas une opposition pratique, car une incursion turque et le silence des États-Unis qui a suivi, ainsi que leur abandon des Kurdes pourraient rapprocher ces derniers de la Syrie et de la Russie.

Les responsables russes ont récemment parlé des « positions maximalistes » que les Kurdes ont adoptées dans leurs relations avec le gouvernement syrien. Par conséquent, une fois acculés par les Turcs et abandonnés par les États-Unis, ils pourraient se tourner vers le gouvernement syrien pour un arrangement. Cela donnera bien sûr à la Syrie et à la Russie l’occasion de réunifier l’ensemble de la Syrie, un objectif ultime auquel même la Turquie s’est montrée sensible.

Une récente déclaration du ministre turc des Affaires étrangères, Mevlüt Çavu?o?lu, a indiqué qu’Ankara avait « soutenu l’intégrité territoriale de la Syrie depuis le début de la crise et continuera de le faire » et qu’en éliminant toutes les « forces terroristes » de cette région, la Turquie ne ferait que « contribuer à apporter sécurité, paix et stabilité à la Syrie ».

En outre, étant donné que la Russie envisage d’étendre sa coopération avec la Turquie au-delà de la Syrie, Moscou ne s’opposera pas à l’incursion turque et laissera Ankara lui échapper des mains. Dans le même temps, Moscou voudrait s’assurer qu’il n’y ait pas de combats à grande échelle, ce qui permettrait à des groupes comme l’État Islamique et Al-Qaïda de refaire surface et d’annuler les progrès que la Russie et la Syrie ont réalisés depuis deux ans ou deux ans.

Moscou fera donc son propre ajustement et préférera jouer un rôle de médiateur entre les Kurdes et les Turcs, et les Kurdes et Damas afin de consolider le contrôle syrien sur tous ses territoires.

Dans ces conditions, il est possible qu’un règlement émerge de la tempête que la Turquie s’apprête à déclencher. La médiation de Moscou pourrait être acceptable pour toutes les parties. Ankara, bien sûr, voudrait que Damas et Moscou garantissent aux Kurdes qu’ils sont confinés dans leurs zones traditionnelles et qu’ils ne s’engagent pas dans des activités militantes contre Ankara, ni n’incitent au séparatisme parmi les Kurdes vivant en Turquie.

Traduction Réseau International

OTAN versus OCS : un bras de fer feutré mais réel

natosco.jpg

OTAN versus OCS : un bras de fer feutré mais réel

Auteur : Général Dominique Delawarde 

Ex: http://www.zejournal.mobi

C’est bien en réaction à la malheureuse campagne de l’OTAN dans l’ex-Yougoslavie que la Russie et la Chine, humiliées et impuissantes à l’époque, ont résolu de s’organiser pour tenter de s’opposer plus efficacement aux ingérences unilatérales de l’Alliance Atlantique qui pointaient leur nez. Leurs efforts conjoints ont abouti à la création, en 2001, de l’Organisation de Coopération de Shangaï (OCS). Au départ peu puissante, cette organisation a pris, petit à petit, du poids avec son élargissement et le développement économique très rapide de certains de ses membres, la Chine et l’Inde notamment. Cette montée en puissance de leur économie a permis à ces pays d’augmenter considérablement leurs budgets de défense et d’inscrire ces hausses dans la durée.

Au fil du temps, et bien qu’elle s’en défende, cette organisation est devenue clairement rivale et concurrente de celle de l’Atlantique Nord pour ce qui est de sa vision du monde. Cette opposition à « la coalition occidentale » s’est exprimée, dès 2005, par le rejet unanime de la candidature des USA qui ne demandaient, pourtant, qu’un strapontin d’observateur. Elle se manifeste aussi à l’ONU où l’Inde et la Chine se montrent solidaires de la Russie sur les crises syrienne et ukrainienne. Elle se mesure enfin dans la teneur des 18 déclarations communes cosignées par les chefs d’état de l’OCS. Ces documents viennent chaque année clôturer leur Congrès depuis 2001.

Aujourd’hui, l’OCS compte huit États membres à part entière, dont quatre puissances nucléaires, Russie, Chine, Inde, Pakistan, alors que l’OTAN n’en compte que trois. Elle compte aussi quatre pays observateurs dont l’Iran, depuis 14 ans, et six partenaires de discussion, dont la Turquie depuis 7 ans. Les huit membres à part entière regroupent, à eux seuls 43 % de la population de l’humanité, à comparer aux 11 % qui constituent la population des 28 pays membres de l’OTAN. En terme de population, le centre de gravité de la « communauté internationale » n’appartient donc pas à l’OTAN.

L’Alliance cherche à se rassurer en affichant le cumul des budgets de défense de ses 28 États membres en le comparant aux budgets des États membres de l’OCS, pris individuellement. Elle met aussi en avant les réelles divisions au sein de l’organisation concurrente pour ne pas avoir à évoquer les siennes. Elle souligne enfin le facteur d’efficacité présumé que constitue son organisation militaire intégrée en occultant le fait que les forces militaires des pays de l’OCS effectuent une douzaine de grandes manœuvres militaires bi ou multilatérales chaque année.

De lourdes erreurs d’appréciation sont manifestement commises, volontairement ou non, par ceux qui veulent à tout prix promouvoir la fiction d’une supériorité écrasante de l’OTAN, qui resterait, aujourd’hui et demain, la seule « super alliance » apte à régenter le monde.

La première de ces erreurs consiste à présenter des comparaisons de budgets de défense qui ne sont pas pertinentes puisqu’elles prennent comme unité de mesure le dollar nominal au lieu d’utiliser la parité de pouvoir d’achat (PPA). En effet, les membres de l’OCS payent bien leurs personnels militaires dans leur propre monnaie et n’achètent quasiment pas d’équipements à l’Ouest. Leurs budgets de défense ne peuvent donc être correctement évalués qu’en parité de pouvoir d’achat.

Sans entrer dans les détails, les budgets de défense cumulés des États membres de l’OTAN se montent, à environ, 1000 milliards de dollars en nominal et quasiment le même montant en parité de pouvoir d’achat (PPA), compte tenu du poids des USA et des trois poids lourds européens de l’Alliance, dont le niveau de vie est proche.

tableau.jpg

Le tableau, ci-dessus, présente les budgets de défense des pays membres de l’OCS en $ nominal et en PPA.

Ce tableau fait apparaître une quasi-parité PPA entre l’OCS et l’OTAN (à 1000 milliards de $ PPA environ). Les leaders politiques et militaires occidentaux ne devraient pas négliger ce type de comparaison et, peut-être, devraient-ils commencer à s’inquiéter du rythme toujours très élevé de progression des budgets de défense dans le camp de l’OCS, notamment pour la Chine et pour l’Inde.

Notons que le budget de défense PPA de l’Iran, adversaire des USA, donc potentiellement de l’OTAN, est tout à fait « respectable ». Ceci pourrait expliquer d’ailleurs certaines percées technologiques qui ont surpris les observateurs et qui pourraient encore surprendre.

La deuxième erreur d’appréciation consiste à ne considérer que les budgets en oubliant de comparer la manière de les utiliser. Sur ce point, la comparaison OTAN-OCS est en défaveur des pays membres de l’OTAN. L’entretien des très nombreuses bases US établies sur l’ensemble de la planète et la politique d’ingérence des trois pays : États-Unis, Royaume-Uni, France, coûte très cher. Ces derniers, surtout les USA, y consomment une part considérable de leur budget de défense. Cela réduit d’autant la part consacrée au renouvellement des équipements et à leur maintenance. Ajoutons que la politique de dispersion, voire l’engagement de forces et de moyens sur l’ensemble de la planète n’est pas toujours un gage d’efficacité en termes militaires, lorsque vient le moment de s’engager rapidement sur un seul théâtre, bien localisé, et d’y concentrer son effort…

Pour les pays de l’OCS, ce type de « gaspillages » liés aux interventions et aux stationnements de forces hors de leurs frontières est minimal et la part consacrée à la mise en place de nouveaux équipements est maximale. Par ailleurs, il faut garder à l’esprit que l’ingérence et la course à l’hégémonie nécessitent la possession, la maintenance et l’emploi quasi-permanent de matériels « offensifs » très coûteux : porte-avions, aéronefs, missiles de croisière ultrasophistiqués qui ne sont, par ailleurs, plus invulnérables. A l’inverse, la posture plus « défensive » de l’OCS peut être très efficace à bien moindre coût : dispositifs anti-aériens, missiles antinavires, drones.

La troisième erreur des Occidentaux consiste à sous-estimer la rapidité de l’évolution de divers facteurs de puissance. La croissance économique (PIB) des pays membres de l’OCS, tirée par l’Inde et la Chine est, encore aujourd’hui, trois à quatre fois supérieure à celle des pays membres de l’OTAN, ce qui se traduit par de très fortes hausses annuelles des budgets de défense au sein de l’OCS depuis sa création, de 6% à 12% par an pour la Chine et pour l’Inde. Ces hausses se poursuivent aujourd’hui au sein de l’OCS, alors que presque tous les Etats membres de l’OTAN ont connu des budgets en forte régression, puis en stagnation, depuis la fin de la guerre froide.

La quatrième erreur d’appréciation de l’Alliance Atlantique est de sous-estimer les réactions de rejet et le niveau des inimitiés, voire de haine, que leurs interventions suscitent. Ces réactions de rejet concernent les pays victimes des ingérences US/OTAN, les alliés et amis de ces pays victimes, et une part croissante des opinions publiques occidentales. Elles constituent des facteurs d’affaiblissement de l’OTAN et de renforcement de la détermination et de l’unité du camp qui s’y oppose.

La cinquième erreur d’appréciation des stratèges occidentaux est de considérer que les pays dans le camp de l’OCS sont trop profondément divisés et manquent de cohésion pour constituer une réelle opposition (Chine-Inde, Inde-Pakistan). C’est oublier que ces Etats ont, jusqu’à présent, fait primer leurs objectifs communs sur leurs disputes bilatérales, si aiguës soient ces dernières.

En effet, dans le cadre des congrès annuels, des réunions préparatoires à ces congrès et des autres grands rendez-vous : sommet des BRICS, G20, commémorations de fêtes nationales, rencontres bilatérales, les chefs d’Etats et leurs ministres rencontrent plusieurs fois par an leurs homologues des autres Etats membres de l’OCS, et ils se parlent. Compte tenu de leur longévité au pouvoir, ces leaders politiques se connaissent parfaitement. Ils cosignent de nombreuses déclarations communes et votent souvent ensemble, contre les projets de résolutions présentés par les Occidentaux à l’ONU. Ils multiplient les manœuvres militaires bi ou multilatérales et achètent leurs armements à l’Est plutôt qu’à l’Ouest.

Enfin, dès qu’elle le souhaitera, l’OCS n’aura aucun mal à s’élargir. Les candidats potentiels ne manquent pas. L’Iran et la Turquie, pour ne citer que ces deux Etats, pourraient d’ailleurs y être admis à court ou moyen terme. Si l’OCS ralentit volontairement son élargissement, c’est probablement pour ne pas alarmer inutilement l’Occident et gagner les quelques années nécessaires pour assurer, puis consolider sa suprématie sur les deux volets économique et militaire.

Lorsqu’on veut comparer l’OTAN à l’OCS, il y a, bien sûr, d’autres erreurs d’appréciation à éviter, concernant notamment les aspects quantitatifs et qualitatifs des effectifs militaires, de l’entraînement, des matériels majeurs, des réserves, de la disponibilité opérationnelle des unités et des équipements, des forces morales, et des systèmes de gouvernance des Etats membres. Ces comparaisons surestiment trop souvent nos capacités et sous-estiment celle d’une organisation qui pourrait bien être, en tout ou partie, notre adversaire de demain. L’étude du très sérieux institut Thomas More du 30 mai 2017, montre à quel point la composante UE de l’OTAN est devenue, au fil du temps, une addition de faiblesses (1). Sans doute l’UE a-t-elle trop engrangé les dividendes de la paix depuis 1991 pour en arriver là.

Dans un tel contexte, chacun sent, chacun sait que le centre de gravité de la puissance économique et militaire bascule assez rapidement des pays membres de l’OTAN, vers ceux de l’OCS. Ne serait-il pas prudent et clairvoyant pour la France d’adopter une politique étrangère au moins plus équilibrée entre l’Est et l’Ouest (politique gaullienne) ? Une politique plus ouverte à l’Est afin de ne pas s’enfermer dans une liaison transatlantique exclusive, c’est à dire dans le camp des perdants probables de demain. Le travail des politiques consiste à comprendre le monde et à anticiper et non pas à réagir avec retard aux événements et à faire subir à leur pays les préjudices découlant de leur imprévoyance ou de leurs erreurs d’analyse.

Il est néanmoins vrai que, jusqu’à présent, l’OTAN a toujours pris la précaution de ne s’engager militairement que du « fort au faible » (Serbie, Libye). Mais hélas, les élites néoconservatrices US et européennes tiennent, aujourd’hui, le haut du pavé tant à Washington que dans les plus hautes instances de l’OTAN. Ces élites ne manquent jamais de projets bellicistes pour tenter d’assurer l’hégémonie US sur le « reste du monde ». A ce titre, les propos du général US Westley Clark, ancien commandant en chef de l’OTAN sont édififiants (2).

Espérons que ces élites ne commettront pas, demain, l’erreur de surestimer la force de leur camp et de sous-estimer celle de leur adversaire potentiel. Pour preuve, la détermination des Houthis qui tiennent en échec depuis cinq ans les corps expéditionnaires à hauts budgets de la coalition saoudienne pourtant assistés par le trio Etats-Unis, Royaume-Uni, France. Il y a peut-être des leçons à tirer. ….

Espérons enfin que ces mêmes élites ne lanceront pas l’Alliance atlantique, et la France avec elle, dans des aventures qui pourraient bien s’avérer au-dessus de leurs forces et avoir des conséquences apocalyptiques pour elles comme pour le monde.

Notes:

(1) https://www.iveris.eu/list/notes_danalyse/264-europe_de_la_defense_et_capacites_militaires

(2) https://www.youtube.com/watch?v=vE4DgsCqP8U


- Source : Iveris

Général Soubelet : les leçons à tirer de la Préfecture

general-de-corps-d-armee-bertrand-soubelet.jpg

Général Soubelet : les leçons à tirer de la Préfecture

 
Le général Soubelet est revenu au micro de Gabrielle Cluzel sur l'attentat de la Préfecture et la situation grave que traverse le pays.