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mardi, 27 octobre 2020

Arnaud Imatz: "La historia no es maniquea, está siempre hecha de claros y oscuros, no hay buenos y malos absolutos"

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Arnaud Imatz: "La historia no es maniquea, está siempre hecha de claros y oscuros, no hay buenos y malos absolutos"

Ex: https://latribunadelpaisvasco.com

Arnaud Imatz (Bayona - Francia -, 1948) es un historiador francés, doctor de Estado en Ciencias Políticas, diplomado en Derecho y Ciencias Económicas y Académico Correspondiente extranjero de la Real Academia de la Historia. Ha sido también funcionario internacional (OCDE) y fundador y administrador de empresas. Estudioso desde hace largo tiempo del mundo hispánico ha publicado una docena de libros y ha colaborado con numerosos ensayos y artículos en una treintena de las más prestigiosas revistas europeas y americanas. Ahora, La Tribuna del País Vasco Ediciones publica su última obra, un magnífico opúsculo titulado Vascos y Navarros, Mitos, historia y realidades identitarias.

ai-vascos.jpg¿Cómo surgió la idea de escribir el librito “Vascos y Navarros”?

Empecé escribiendo un artículo-cronología en francés que tuve la sorpresa de ver publicado en una guía turística en la cual ni siquiera mencionaban mi firma. A raíz de ese asunto, decidí revisar y ampliar considerablemente el texto. Más que nada es un pequeño homenaje a mis antepasados. Eran vascos, navarros y bearneses. Eran pescadores, panaderos, vinateros, contratistas de obras públicas, militares, carpinteros, tabacaleros, libreros, dueños de restaurantes y hosteleros, ubicados en la mayoría de los casos en Hendaya.

Yo nací en Bayona, pero a los pocos meses de vida ya iba con mi madre a la playa de Hendaya, la de La pointe, justo en frente de Fuenterrabía. Un lugar precioso, hoy desaparecido, habiendo sido sustituido por la bonita pero convencional marina, o puerto deportivo de Sokoburu. Con mi mujer, mi hijo y mis dos hijas he vivido primero en París y luego durante veinte años en Madrid. Allí tengo recuerdos inolvidables y amigos entrañables (incluso un autentico “hijo espiritual”). Pero he pasado la mayoría de mi tiempo - más de cuarenta años -  en el País Vasco, un lugar del mundo excepcional. Por supuesto, mis amigos gallegos, bretones, andaluces o corsos pueden discrepar. Esto es normal. Mis hijos y nietos, que viven más al norte, y mi mujer, nacida en la “Isla de Francia” (aunque de ascendencia en parte vizcaína), se burlan a veces de mi excesivo apego al terruño. ¡Pero qué más da! Yo también tenía mis dudas y reaccionaba con escepticismo cuando en los lejanos años ochenta un amigo vasco, catedrático de Derecho, que había sido miembro del tribunal que examinó mi tesis doctoral, contestaba a mis preguntas: “¿Qué tal La Reunión”, ¿Qué tal La Martinica?”, etc. : “Bien, bien, pero ya sabes que cuando uno conoce Biriatu…”. Ni siquiera se tomaba la molestia de acabar su frase. Ahora sé que tenía razón.

¿Así que su familia ha echado hondas raíces en el País Vasco?

Sí, efectivamente. El patrononímico Imatz o Imaz, significa mimbre, mimbral, pastizal o juncal, se encuentra, sobre todo, en la comunidad autónoma vasca, pero también está presente, aunque de una forma menos frecuente, en Navarra y en el País Vasco francés. En mi rama materna hay un buen número de apellidos vascos. La mayoría nacieron y vivieron en Hendaya. Algunos se alejaron, se fueron a trabajar a diferentes ciudades de Francia o de España (Madrid, Palencia o en Andalucía), incluso en América, pero tarde o temprano casi todos volvieron a su pueblo nativo en el País Vasco francés. Mi abuelo materno era vasco, carlista y por supuesto católico. Conservó toda su vida una boina regalada a su familia por Don Carlos. Estuvo trabajando en hoteles de Guayaquil y de Londres y luego en el María Cristina de San Sebastián, cuando su inauguración en 1912. Durante la Primera Guerra Mundial participó como artillero en la Batalla de Verdún. Una vez desmovilizado volvió a Hendaya para hacerse cargo del hotel de sus padres. Hablaba vasco y francés, pero también español, como la mayoría de los miembros de mi familia de aquella época, y por cierto eran muy amigos de España y de los españoles.

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A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, mi bisabuelo tenía un hermano párroco en Biriatu. El hombre se dedicaba a su sacerdocio, pero le gustaba jugar a la pelota, eso sí, siempre llevando su sotana. Se involucró mucho en la defensa y salvaguardia de la lengua y cultura vascas. Así eran los famosos sacerdotes vasco-franceses de antaño. Mi tía-abuela solía tocar el piano y me enseñó, entre otras cosas, el Oriamendi y el Himno de San Marcial. Desde su casa, situada en las orillas del Bidasoa, podía ver el Alarde de Irún y de noche escuchar, aunque muy pocas veces, los susurros de los contrabandistas. Mi tía-abuela y mi bisabuela (una viuda de carácter fuerte que había sido directora del Casino de Hendaya en los años veinte del pasado siglo) me contaron numerosísimos recuerdos de nuestra familia fronteriza.

¿Nos puede contar algunos de estos recuerdos?

Algunas anécdotas: pocos meses antes de morir, mi abuelo carlista, naturalmente a favor del bando nacional, negoció con el comandante Julián Troncoso, un amigo suyo, el canje de una amiga del bando republicano, Pepita Arrocena. A raíz del intento de Revolución Socialista, en 1934, Pepita había cruzado la frontera con su chófer y con el líder socialista Indalecio Prieto escondido en el maletero de su coche.

En otras circunstancias, amigos franceses de mi abuelo participaron al fallido asalto al submarino republicano C2 fondeando en el puerto de Brest. Debo decir que durante la Guerra Civil muchísimos corresponsales extranjeros acostumbraban a alojarse en el hotel de mis abuelos. Al final de la contienda, mi abuela, ya viuda, era muy amiga de la mujer del Mariscal Pétain, embajador de Francia en España. Pero dos años después, estando en la zona llamada “prohibida”, en plena ocupación nazi, y a pesar de su amistad con Annie Pétain, la “Mariscala”, mi abuela simpatizaba con los gaullistas y participaba a la Resistencia anti-alemana. Estaba en contacto con la ORA (Organisation de Résistance de l’Armée) del País Vasco y con su amigo el doctor irunés Alberto Anguera Anglés, el cual se encargaba de encaminar el correo de los evadidos de Francia.

La otra rama de mi familia, la paterna, era bearnesa, venía de Pau y Orthez. Mi abuelo paterno era un republicano católico, un suboficial mayor que había sido uno de los soldados más condecorados de la Primera Guerra Mundial. Mutilado de guerra, se instaló en 1919 en Hendaya con su mujer y sus cuatro hijos para ejercer la profesión de tabacalero y librero. Su hijo, mi padre, llegó a Hendaya a los seis meses. Gran deportista, fue cuatro veces campeón de Francia de pelota en los años 1930 y 1940, en la modalidad de pala larga, en plaza libre. Mi familia paterna se dividía entonces entre los incondicionales del Mariscal Pétain, como mi abuelo, y los partidarios de Charles de Gaulle, como sus cuatro hijos, entre los cuales figuraban mi padre y mi padrino, el mayor de edad herido de gravedad en Dunquerque. Todos estos recuerdos de familia me hicieron entender muy temprano que la historia no es maniquea, que está siempre hecha de claros y oscuros, que no hay buenos y malos absolutos, que no hay pretendidas justicias históricas o democráticas como vuelven a decir hoy los traficantes de odio y de rencor, los miserables fantoches de la política que viven para jugar con el fuego.

En su opinión, entre vascos y navarros, ¿hay más cosas que unen o separan?

Para contestar con detalle habría que referirse a la historia larga de los condados vascos medievales, del reino de Navarra, de España, del Imperio hispánico y del Estado-nación francés. Son temas que abordo, aunque sucintamente, en el breviario histórico al que te refieres y que ha publicado La Tribuna del País Vasco. Sería por supuesto incapaz de resumir todos estos enjundiosos temas en unas pocas palabras. Confieso que a título personal, a pesar de mi nacionalidad, y debido a mi cultura hispano-francesa, simpatizo bastante más con el Imperio Católico Hispánico de Carlos V y Felipe II que con el Estado-nación galicano-católico francés de Richelieu, Luis XIII, Luis XIV y los Revolucionarios de 1789 y 1792. Ya sabemos que la “razón de Estado” de dichos políticos franceses estuvo muy influenciada por Maquiavelo e indirectamente por la prosa y actitud de los protestantes. Dicho esto, no se puede borrar, así como así, cinco, diez o quince siglos de historia común, ni manipularlos, ni tergiversarlos.

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Ahora bien, si en su pregunta se refiere esencialmente a nuestros días le diré que, paradójicamente, hay cada día más cosas que unen a los vascos y navarros y menos que les separen. Pero, ¡ojo!, no caigo por ello en los ensueños independentistas o separatistas. Lo que pienso es que dichos pueblos pierden cada uno sus especificidades y se van uniendo poco a poco, pero desgraciadamente en la nada, en el gran mortero del mundialismo. Me explico: a estas alturas todos somos víctimas de la globalización, del consumismo, del mercantilismo, del declive demográfico, del individualismo multiculturalista, de la decadencia de la religión, de la Iglesia y del cristianismo, tantas plagas que se han revelado a la larga muchísimo más corrosivas y mortíferas para los vascos y los navarros (y también en general para todos los pueblos de Europa) que los “cuarenta años de dictadura franquista”, el “centralismo borbónico del siglo XIX”, o el “centralismo jacobino francés” aún vigente.

Es verdad, gracias a Dios, que nuestras tierras (que han sido a veces marcadas por una violencia salvaje indigna de los seres humanos) no han padecido de forma duradera los horrores del nazismo o peor aún (debido al número de muertos) las monstruosidades del totalitarismo marxista-comunista. En esto, los nacionalistas radicales están completamente ciegos y se equivocan totalmente de adversario. Gangrenado por la mezcolanza del internacionalismo marxista y de lo que los americanos llaman el “marxismo cultural”, el radicalismo izquierdista abertzale ha venido a ser el perfecto aliado del hipercapitalismo o turbocapitalismo mundialista. Los dos, mundialistas y nacionalistas-separatistas, van arrancando lo mejor de los valores de los navarros y vascos, las más hondas raíces de sendos pueblos. En el fondo son dos lados de una misma pinza.

En su opinión, ¿qué supone el euskera para la realidad de vascos y navarros?

Es un factor importante, pero no suficiente para definir toda la identidad y realidad vasca. Tan importantes son la etnia, la demografía, la cultura y la historia. Hay vascos euskaldunak, porque hablan la lengua vasca, hay vascos euskotarrak porque se definen étnicamente como vascos aunque se expresen en francés o en español y hay vascos que son ciudadanos vascos porque residen en el País Vasco y quieren al País Vasco. En la Comunidad Foral de Navarra, que se funda en una larga y brillante historia propia, es otro cantar: hay vascos que se sienten vascos y muchos navarros que no son ni se sienten vascos.

ai-josé.jpgLo que hace el Gobierno Vasco para la defensa de la lengua vasca me parece bastante acertado, a pesar de todas las acciones caricaturescas y desprovistas de sentido que han sido tomadas en contra del idioma castellano o -mejor dicho- del español, una de las dos o tres lengua más habladas del mundo. Ya sabemos que el idioma no es suficiente, pero además de esto no se debe esconder que los resultados de las políticas a favor del euskera son más bien escasos. La realidad es que no hay nación o patria posible sin un legado histórico combinado a un consentimiento y una voluntad de existencia por parte del pueblo. Nicolas Berdiaev y otros autores europeos famosos como Ortega y Gasset hablaban de unidad o comunidad de destino histórico. Pues bien, sin la combinación armoniosa del fundamento histórico-cultural y del factor voluntarista o consensual, sin esos dos ejes, no puede haber nación. Y por eso ya no hay hoy una verdadera nación española como no hay tampoco hoy verdaderas nacionalidades o naciones pequeñas dentro de España.

Lo mismo se puede decir del resto de Europa occidental, cuyo poderío esta en claro declive, si lo comparamos a las grandes potencias actuales. En Francia, es muy significativo que un político profesional como Manuel Valls, que siempre cree tener un as en la manga, haya admitido por fin recientemente que “la sociedad francesa está gangrenada, fracturada por el islamismo”. Por eso mismo las autoridades catalanas y los catalanistas que declaran con énfasis o dejan entender hipócritamente que prefieren una inmigración norteafricana que no habla el español, por considerarla más propensa a aprender el catalán, a una inmigración hispanoamericana católica e hispanohablante, son ignorantes e incoherentes. Con ellos los días del fet Catala están contados. Por lo menos, y de momento, los despropósitos inmigracionistas de los catalanistas no parecen imperar tan fuertemente entre los militantes nacionalistas vascos radicales.

¿Cómo definiría el sentimiento identitario navarro?

Creo haber contestado ya en parte. Para mí el navarrismo se sitúa en el pasado, sus señas de identidad eran el catolicismo y el tradicionalismo. Era lo propio de los requetés, las boinas rojas que tanto admiraba mi abuelo materno y que hoy solo existen a dosis homeopáticas. Lo mismo diría de la figura del vasco noble, católico, arraigado, trabajador y honesto de antaño. Parece que las “élites”, la oligarquía o casta política vasca y navarra hayan elegido, no sé si definitivamente o no, el camino de la armonización y del alineamiento con los valores y presupuestos del mundialismo o del altermundialismo (lo que da lo mismo) o del llamado transnacionalismo progresista. Fingen creer que el vasco y el navarro se definen solo administrativamente o jurídicamente a partir de un documento o un DNI. Parece que ansían poblar los futuros territorios vascos y navarros con el homo economicus, asexual, apatrida y fantasmagórico, tan criticado antaño por el vasco-español Unamuno y por las figuras más relevantes del nacionalismo vasco. Si a esto añadimos los estragos de la terrible crisis demográfica, sin duda la peor de toda España y posiblemente de toda Europa occidental, las perspectivas no son muy alentadoras. Y, mientras tanto, los jóvenes vascos escuchan la música anglosajona, tocan el “rock vasco”, comen hamburguesas, consumen drogas (los jóvenes abertzales más que cualquiera), defienden la apertura de las fronteras, la inmigración sin límites, el laicismo agresivo, la teoría del género, el transhumanismo, el odio al Estado y a la historia de la nación española, y todas la chorradas importadas desde los campus americanos. Podría limitarme a decir en francés o en inglés: “Grand bien leur fasse / Great good to them”. Pero tengo la íntima y terrible convicción que si no se reacciona rápidamente nos traerán un futuro sombrío, crudo y sanguinario que nuestros descendientes padecerán.

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¿Qué opinas de la afirmación que hace Stanley Payne en el prólogo del libro señalando que “El País Vasco es la región más singular de España”? ¿Cuáles son sus sentimientos hacia el País Vasco y hacia Navarra?

Stanley Payne pertenece a la tradición de los historiadores anglosajones que casi nunca pierden su flema o digamos una cierta compostura prudente y equilibrada. Es un investigador e historiador, pero es un hombre y no un robot. Por eso opina, juzga e interpreta, aunque siempre con cierta sobriedad y ponderación. En ese texto se refiere a la singularidad del idioma, de las instituciones y de la historia vasca (pasa por alto la etnia). Ahora bien, es americano, yo no, y si digo que estoy de acuerdo con él cuando dice que "el País Vasco es la región más singular de España" muchos dirán que esto se debe a mi querencia personal. Precisamente a raíz de ese texto de Payne un amigo mío, no exento del sentido del humor, me escribió: "Esta muy bien, aunque yo creo que los gallegos somos más particulares que los vascos".

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En el libro Vascos y Navarros he intentado ser lo más riguroso, honesto y desinteresado posible. Siempre he pensado que la auténtica objetividad no reside tanto en un alejamiento hostil cuanto en una suerte de voluntad bienintencionada que sea capaz de comprender y explicar las ideas ajenas sin renunciar a sus propias razones. Esto dicho, permítanme decir y repetir aquí que, a pesar de las evoluciones o involuciones recientes y de las carencias de las seudo o autoproclamadas "élites" políticas vasco-navarras, el País Vasco y Navarra son mis tierras predilectas. 

¿Cómo se ve la reciente historia del País Vasco y de España desde el País Vasco francés?

El partidismo, el desconocimiento o el desinterés, no solo de la mayoría de los franceses sino también de la mayoría de los políticos y periodistas galos, por la historia y la política del País Vasco y Navarra, y más generalmente por la de España en su conjunto, son abismales, insondables. La tendencia es un poco diferente en el País Vasco francés debido a la proximidad de la frontera y a la presencia de un electorado nacionalista vasco, débil pero no insignificante, que representa del 10% al 12% del electorado. Globalmente, muchos se sienten vascos, pero como en el resto de Francia la mayoría se desinteresa de la historia y de la política de la península a no ser que ocurra un hecho trascendental. En cuanto a la pequeña minoría nacionalista vasca del norte recicla incansablemente los tópicos hispanófobos aunque a veces temen ser fagocitados por sus potentes hermanos del sur.

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En mi caso, no bajo las armas. Con la ayuda de un puñado de jóvenes y veteranos historiadores franceses y de editoriales valientes, sigo y seguiré explicando, denunciando y rebatiendo las leyendas negras, las ideas falsas, los datos censurados, los hechos instrumentalizados y las sandeces hispanofóbicas, difundidas por los ignorantes, los malvados y, lamentablemente, por una buena parte de la casta política vasca, navarra y española.

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samedi, 25 février 2017

Païen et chrétien

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Païen et chrétien

Ex: http://ab2t.blogspot.com 

Un film par an sans subvention d’Etat, sur les sujets les plus difficiles. Une telle fécondité est exceptionnelle. Une telle habileté pour se contenter de budgets microscopiques et faire au mieux avec, cela relève du miracle. Quel miracle ? Celui d’une volonté en acte, qui se sait mystérieusement plus forte que tous les obstacles. Voilà Cheyenne-Marie Carron, une réalisatrice atypique, qui nous offre un monde dans chaque film, avec une générosité sans cesse renouvelée, une sorte de jubilation créatrice, qui dépasse les scénarios attendus et nous propose hardiment une vérité cachée, une vérité à laquelle nous n’avions pas osé penser. C’est l’Apôtre, ce musulman qui se convertit au christianisme parce qu’il a compris la Paternité de Dieu. C’est Patries, avec ce jeune Camerounais qui ayant appris beaucoup de choses en France, ne se satisfait pas de la vie médiocre qu’offre la Banlieue et envisage de revenir au Pays comme entrepreneur. C’est La chute des hommes, dans lequel Cheyenne montre des djihadistes au désert, qui exécutent des otages et se battent entre eux pour la gloire d’Allah ; et puis l’un d’eux qui, devant l’horreur, retrouve sa foi chrétienne, au milieu des cadavres, non pas malgré ce qu’il a fait mais à cause de la brutalité d’un engagement, qu’il finira par renier.

Et voici en 2017 La morsure des dieux. Nous ne sommes plus au Désert, mais en plein Pays Basque, cette terre de caractère, dans laquelle les dieux des morts continuent leur sarabande à l’insu de la plupart des vivants, qui ne veulent rien entendre. Il y a bien – on les aperçoit dans le film – quelques hommes-brebis qui continuent à danser, mais ces démonstrations relèverait du pur folklore si certains êtres ne continuaient pas à vibrer à l’intime d’eux-mêmes pour le vieux Pays, qui persiste dans sa vie cachée tant que certains de ses rejetons perçoivent sa musique, et mettent leur musique intérieure au diapason des Tradition du monde dont ils sont issus. 

En regardant ce film, j’ai pensé au très beau roman d’Eugène Green, La bataille de Roncevaux, qui met en scène, lui aussi, ce pays qui refuse de mourir. Pour tenter de découvrir l’énigme qui constitue le Pays basque, Eugène Green a écrit une sorte de roman policier. Ne s’agit-il pas d’un secret à trouver ? Le genre « policier » semble éminemment adapté pour poser cette énigme. Cheyenne Carron a fait l’option inverse. Rien à voir avec un roman policier ! Cette énigme est déjà donnée, comme l’énigme antique proposée par la Sphinge de Thèbes, la solution est dans la question qu’il suffit de bien lire, de bien voir. Elle est à portée de main ? Disons à portée d’objectif. Ce que propose la réalisatrice, à l’inverse d’Eugène Green, ce n’est pas un secret caché. Il suffit de percer la magie des images : que nous acceptions de voir ce que l’on ne sait que regarder… La beauté des images, dans ce film, invite avant tout à abandonner le Moi, pour une vérité hors de moi, une vérité qui n’est pas cachée mais trop apparente, trop offerte pour être vue, vérité dans laquelle Sébastien s’est cherché et croit s’être trouvé ; vérité dans laquelle Juliette est déjà de plain-pied, vérité cosmique, essentiellement féminine, vérité qu’il ne faut pas chercher si l’on veut la trouver, car elle est toujours déjà là.

Sébastien, ce jeune agriculteur, qui a repris des terres ancestrales pour y élever des chèvres, a compris la beauté de cette quête païenne de l’Origine du monde. Mais c’est un homme, il lui faut intellectualiser sa recherche. Il s’est donc constitué un petit autel, avec Cernunos, le dieu Cerf et Mari, la déesse mère vénérée par les Basques. Il connaît le chemin de la source sacrée, qui guérit ceux qui y ont recours. Il prie à l’Eglise aussi, où il retrouve l’ombre de sa mère. Il lui arrive de lire, Henry Miller : il s’identifie à la quête hellénique de l’auteur du Colosse de Maroussi. Mais surtout il milite et tente de constituer, avec les paysans, une Amap, qui soit comme un clan des paysans et leur permette d’échapper aux tarifs léonins pratiqués par le Supermarché voisin. Si la terre se meurt, il est en quelque sorte payé pour le savoir, c’est avant tout parce qu’elle ne permet plus aux hommes qui la cultivent d’en vivre, ou plutôt parce que le Système financier, qui broie les hommes faibles, quelque bienveillants qu’ils soient, ne permet plus une commercialisation normale de ses produits.

Quant à Juliette, elle a compris qu’elle était sa parèdre, que telle était sa place ou son destin, que l’Ordre cosmique ou le Fatum en avait décidé ainsi. Sans doute émue par la pureté de Sébastien, de son enthousiasme et de son engagement, elle choisit d’être à ses côtés, avec une tranquille assurance, sans se laisser impressionner plus que cela par les rebuffades qu’elle subit d’abord, avec, je dirais cette infaillibilité qui caractérise la femme amoureuse. La croix qu’elle arbore tranquillement sur sa poitrine ne laisse aucun doute : elle est chrétienne. Apparemment donc, elle vit à des années lumières de Sébastien, qui se met en tête de l’initier aux Puissances de la nature qu’il révère. Drôle d’entrée en matière ! Elle se laisse faire, souriante, mais au fond n’est-ce pas elle, n’est-ce pas son amour si supérieur à toutes les amourettes de rencontre, programmées sur Internet, n’est-ce pas sa sérénité tranquille qui leur permettra, à tous deux, de communier avec le cosmos ?

Sébastien est inquiet, mental et militant. Au fond il n’a pas trouvé, parce qu’il n’a pas vu, pas encore, que Juliette est tout ce qu’il cherche, et que son christianisme semble la renforcer encore dans son éloquence muette, en l’ancrant inconditionnellement dans l’Amour, comme elle le lui expliquera.

Cette histoire d’amour entre Juliette et Sébastien aurait pu être une pochade. En réalité, c’est une sorte de parabole, qui permet de comprendre les rapports entre le paganisme et le christianisme, rapports que d’aucuns dans les années 70 avaient voulu rendre conflictuels, en les badigeonnant d’un nietzschéisme de bazar, rapports que Cheyenne Carron pressent comme absolument complémentaires, et je dois dire que sur ce point je ne saurais lui donner tort. Il y a une étroite symbiose, mais elle est à redécouvrir aujourd’hui, entre l’arbre de la nature et l’arbre de la grâce, comme parle Péguy. Quand l’arbre de la grâce est raciné profond » il est plein d’une sève naturelle, qui le fait vivre.  A ce moment, on peut dire avec saint Thomas d’Aquin que « la grâce agit selon le mode de la nature ». 

Je ne veux pas transformer cette critique agréable en un article de théologie, mais il faudra le faire, cet article, et y venir : l’actuelle faiblesse du christianisme en Europe n’a-t-elle pas son origine dans le divorce entre la nature et la grâce, opéré fort légèrement par de soi-disant spécialistes de la Pastorale, soucieux de faire des petits chrétiens propres sur eux, comme on fait les cornichons : en bocaux ? Marcel De Corte, Gustave Thibon, Charles Péguy, Gilbert Keith Chesterton l’ont pensé très fort… Cheyenne-Marie Carron nous le montre en images. Son héros, Sébastien, part en moto à travers l’Europe pour digérer son échec. Mais il sait bien que son équilibre, il le retrouvera, pour l’épouser lui-même, dans ce que j’aimerais appeler le catholicisme médiéval de Juliette.

www.cheyennecarron.com

mardi, 21 juin 2016

Christian Dutoit: links & Vlaams In memoriam

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Christian Dutoit: links & Vlaams

In memoriam

Henk Cuypers

Ex: http://www.doorbraak.be

ChristianDutoit.jpgMet het overlijden van Christian Dutoit (1956-2016) verliest de radicale Vlaamse beweging een van zijn meest markante figuren.

We ontmoetten mekaar voor het eerst in Leuven aan de universiteit in de tweede helft van de jaren 70. Jij studeerde moderne geschiedenis, ik ook, maar ik zat een jaar lager omdat ik een jaar jonger (van 1957) ben. In de les kwamen we mekaar niet tegen want brossen was bij jou standaard. De Vlaamse beweging en 'op café gaan' waren de verbinding tussen ons beiden.

Christian Dutoit was een markante persoonlijkheid. Hij was de exponent van een links flamingantisme dat Vlaamsgezindheid verbond aan sociaal bewogen zijn.

In zijn studentenjaren - als rasechte West-Vlaming eerst aan de Kulak in Kortrijk, daarna in Leuven - was hij één van de drijvende krachten achter de Werkgroep Arbeid,  een buitenbeentje  binnen de klassieke Vlaamse Beweging. Arbeid, later getooid met de initialen VRSB (Vlaams Republikeinse Socialistische Beweging) ijverde voor een autonoom en socialistisch Vlaanderen. Met zijn goede pen ventileerde Dutoit de standpunten en visies rond de band tussen nationaliteitenconflicten en sociale bewegingen in België maar ook in de rest van de wereld in diverse publicaties en tijdschriften.

Arbeid, De Wesp en - de eerste historische - Meervoud waren in die periode de producten waarvan Christian de eindredactie verzorgde.

In 1980 studeerde hij af met een thesis over de flamingantische communist Jef Van Extergem - een werk dat later bij de bevriende uitgeverij Soethoudt in boekvorm werd uitgegeven. Na zijn studies verhuisde hij naar Brussel. Dat werd zijn nieuwe biotoop.

Na een doortocht bij het kabinet van wijlen Hugo Schiltz waar hij onder meer de dichters-schrijvers Hendrik Carette en Henri-Floris Jespers ontmoette, wierp Dutoit zich in de pers- en communicatiewereld. Hij probeerde het als woordvoerder en liet zich zelfs verleiden om afvalverbranding op zee op het schip de Vulcanus te promoten! Greenpeace en de groene beweging konden daar niet mee lachen. Later werd hij zelfs perswoordvoerder voor een eigenaardige Congolese oppositiepartij. Hij raadde hen aan een regering in ballingschap op te richten, wat ook gebeurde.

Nadien, midden van de jaren 80, was ik mede getuige hoe hij tegen de stroom in, tevergeefs poogde het weekblad De Nieuwe redactioneel en inhoudelijk boven water te houden. Zijn scherpe en eigenzinnige pen kon echter niet vermijden dat het lijfblad van Mark Grammens in 1986 kapseisde.

De flamboyante levensgenieter uit een West-Vlaams burgerlijk milieu - zijn oom had een volks restaurant in Aalbeke waar je goddelijke côte à l'os kon eten - was een gecultiveerde en veel besproken persoonlijkheid. Hij had ook een geheimzinnig kantje dat intrigeerde. Christian had een goede neus voor de goede dingen des levens: drank, eten - hij was zelf een excellente kok, berucht zijn de fameuze Meervoud-etentjes waar Christian zelf achter de kookpot stond - en sigaren. CD waren daarom niet alleen zijn initialen maar ook een favoriet sigarenmerk.

Verdrukte volkeren bestuderen en commentariëren was zijn favoriete aandachtspunt. Baskenland - waar hij overleed, was zijn tweede thuisland. De Baskische ontvoogdingsstrijd (voor een autonoom en links Baskenland - ‘Euskadi askatuta’) was in vele opzichten voor hem een lichtend voorbeeld.

Liefde voor Baskenland

extergem-en-de-vlaamse-beweging-1983.jpgChristian heeft zijn leven lang in de traditie van de Baskische eetclubs - waar de ‘abertzale’ Basken (de Baskisch patriotten/nationalistisch gezinden) samen kwamen om te koken en te discussiëren - geijverd voor een soortgelijke formule.

Het startte begin jarn 90 in de Lakenstraat met een ‘Gure Etxea’ (letterlijk ‘ons huis’). Een Vlaams - Baskische club waar gelijkgezinden zich tegoed deden aan spijs en drank en filosofeerden over de Vlaamse beweging  en de strijd van de (verdrukte) volkeren. Van de Papoea's in Nieuw Guinea, over het Polisario in de Westelijke Sahara tot de Basken, Friezen en Bretoenen.

Er was ‘Anai Artea’ (letterlijk 'onder broeders'), een verwijzing naar de Baskische beweging Anai Artea waar Baskische vluchtelingen, meestal ETA-leden, steeds terecht konden,  voor steun, onderdak en werk, meestal in de kroegen. Christian en co stichten een Vlaamse vleugel van Anai Artea die een eigen tijdschrift uitgaf onder dezelfde naam en waaruit het maandblad Meervoud ontstond.

De ‘Baskische club’ – zoals ‘Gure Etxea’ door alle gasten genoemd werd - verhuisde een paar jaar later naar de Zinnikstraat in Brussel. Nadien kwam er - mede onder impuls en met steun van zijn politieke vader Antoon Roosens - een Vlaams Huis in Brussel in de Drukpersstraat, vlakbij de Wetstraat en het Vlaams Parlement. Dat Vlaams Huis werd al snel een thuis voor vele flaminganten in Brussel. De Brusselse afdeling van de Vlaamse Volksbeweging, het Vlaams Komitee voor Brussel, zelfs het Overlegcenrum van Vlaamse Verenigingen en het Vlaams & Neutraal Ziekenfonds, vonden er onderdak. Na acties was en is het er vaak verzamelen geblazen voor militanten van TAK en Vlaamse studentenverenigingen.

Meervoud

meervoud.jpgNa de doorbraak van het Vlaams Blok bij de parlementsverkiezingen van november 1991, startte Christian Dutoit in het najaar van 1992 opnieuw met de uitgave van het tijdschrift Meervoud dat het ondertussen al 218 nummers volhoudt. Meervoud kan beschouwd worden als een poging tot bundeling van linkse flaminganten die na het verdwijnen van initiatieven als Het Pennoen en De Nieuwe geen spreekbuis meer hadden. Het maandblad noemt zich nu een links Vlaams-nationaal blad noemt, is eerder een opiniërend blad dat vanuit een eigen kritische, en progressieve maar tegelijkertijd ook radicaal-flamingantische invalshoek de actualiteit onder de loep neemt.

In de lijn van de Meervoud uit zijn studententijd laat ook de huidige Meervoud veel ruimte voor nationaliteitenconflicten. Baskenland, Ierland en Catalonië krijgen een bevoorrechte plaats.

In de historische lijn van Jef Van Extergem, Antoon Roosens en Jan Olsen heeft Christian Dutoit ook partijpolitiek geprobeerd om het links flamingantisme op de kaart te zetten. Naar analogie met de Vlaamse Democraten begin jaren zestig, een linkse Vlaams-Brabantse en Brusselse afsplitsing van de opkomende Volksunie, probeerden Christian en zijn soulmate (later echtgenoot) Bernard Daelemans eenzelfde experiment in Brussel. In de jaren 90 nog een Vlaams Democratisch Appel, later een linkse N-VA afdeling in Brussel. Het fijne ervan ken ik niet maar ik heb me laten wijsmaken dat zijn lijst Vlaamse Democraten een N-VA scheurlijst was na een conflict met Antwerpen omtrent de aanwezigheid van de belgicist Jos Chabert op de kartellijst CD&V/N-VA. 

Christian was naast publicist ook de spin in het web bij vele initiatieven om de linkse flaminganten te bundelen. We hebben het dan onder meer over de organisatie van de jaarlijkse Sociaal-Flamingantische Landdagen (ook een verwijzing trouwens naar de Vlaamse Democraten van de beginjaren 60).

Dwarsligger

Basque_Country.svg.pngDutoit was naast publicist ook een prominente dwarsligger. Ik herinner me nog levendig zijn poging bij de parlementsverkiezingen van mei 1995 om in Wallonië op te komen met een lijst VLAAMS. VLAAMS stond voor: Volontaires Linguistiques à l'accélération du Mouvement Social. Het was een kwinkslag naar de francofonie en was erop gericht om de Union Francophone (UF) van antwoord te dienen. Het had alles te maken met de niet-splitsing van het kiesarrondissement Brussel-Halle-Vilvoorde. De Franstaligen konden in BHV voor de Europese en Senaatsverkiezingen stemmen ronselen. Met de lijst VLAAMS dienden Christian en co een lijst in Wallonië in om stemmen te ronselen. Dat is een van de vele akkefietjes waar de groep rond Christian de hand in had.

Natuurlijk kan ik nog zijn veelvuldige contacten met politici uit diverse partijen maar toch vooral de Volksunie vermelden. Dan denk ik in de eerste plaats aan Willy Kuijpers en Walter Luyten, de twee vaandeldragers die binnen deze partij zich engageerden voor dezelfde thema’s. Maar ook bij anderen - om mensenrechtenadvocaat Paul Bekaert te noemen- kon Christian terecht voor advies en steun.

De Vlaamse beweging verliest met Christian Dutoit een van zijn meest markante buitenbeentjes.