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samedi, 02 avril 2016

Cervantes, Numancia y la idea de España

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Cervantes, Numancia y la idea de España

Ex: http://rodrigorodriguez.info

España sufre a día de hoy día un problema de conciencia identitaria. Un problema respecto del saber quiénes somos y cuál es nuestra historia e identidad. Es así que la actual crisis territorial, no es sino reflejo de una crisis de nación tras la cual subyace el problema de no saber o entender qué es España, quiénes somos los españoles y de dónde venimos. 

Recordar y comprender dicha identidad, se convierte así en algo fundamental para lo cual la figura de Cervantes, podrá ser especialmente esclarecedora. Por su obra, por su vida, por el momento que le toco vivir, en Cervantes se darán todos los elementos para a través de su pensamiento, encontrar cátedra incontestable que nos ayude a conocer y entender el ser e identidad de España. Y efectivamente es así, pues es una de sus tragedias más representativas Cervantes, no dejó plasmada su idea de España…

La cuestión identitaria se ha convertido en uno de los problemas fundamentales que afectan a España. Nuestra crisis territorial no es sino una crisis de nación tras la cual subyace un problema identitario. Un problema de conciencia de nosotros mismos y auto conocimiento. Un no saber quiénes somos y de dónde venimos que debilita los andamiajes  de nuestra constitución política y ciudadana, y nos hace pasto de las derivas nacionalistas. Tanto en el ámbito del cuestionamiento a la unidad de España como unidad de voto acerca de aquello que nos afecta a todos. Como cuestionamiento a la unidad de España respecto del ser mismo de España. De España  como realidad histórico política, étnico cultural y antropológica que raíz común de nuestra diversidad, es a su vez fundamento de nuestra unidad.

Se pretende así desde los nacionalismos y con excusa de las identidades culturales particulares de algunas regiones, afirmar tanto la ruptura de la unidad de voto, que no es sino la unidad de decisión respecto de aquello que nos atañe a todos; como afirmar la ruptura de la comunidad identitaria. Esto es, hacer de las particularidades de una región, diferencias identitarias de nivel superior a las que no podrá corresponder más que el  derecho de autodeterminación.


En ambos casos se retorcerán los conceptos y las palabras a través de sofismas y trampantojos argumentales. Se llamará así derecho a decidir y acto democrático a la voluntad de una parte integrada en un todo, a tomar una decisión unilateral respecto de ese todo sin contar él e independientemente de los efectos que sobre dicho todo, tenga dicha decisión. Y del mismo modo, se hará de toda disensión acaecida en el proceso histórico político de España, excusa de tiranía insoportable y anhelo legitimo de libertad. Haciéndose también de toda particularidad cultural o histórica, acento innegable de identidad diferenciada ubicada más allá de toda raíz común española. Por supuesto todo ello a costa de disparates históricos insostenibles y de demagogias políticas que de tanto repetirse, parecería que han ganado marchamo de veracidad.

De hecho, la hegemonía cultural de un progresismo mal entendido en el que pesan todavía complejos y manías respecto del Franquismo y de España, habrá facilitado el camino al separatismo y sus tergiversaciones. Pues mayormente no habrá tenido en frente un discurso sólido, articulado y veraz, capaz de ponerlo en evidencia y de ofrecerse a los españoles, como narrativa identitaria común. Generándose entonces una ofuscación en la comprensión del problema en la que a duras penas, se desenmascara la falacia independentista. Toda vez que la derecha, desde su tecnocracia, economicismo y estrechez de miras, poco o nada ha aportado para esclarecer el debate.

Mucho se oye hablar así del pueblo catalán, vasco o andaluz, y a penas se dice nada respecto del pueblo español. Entendido éste como el conjunto del que formarían parte integral vascos, catalanes o andaluces. España como unidad política materializada en la unidad de voto para aquello que nos afecta a todos, es así sistemáticamente relativizada por el “derecho a decidir”. Y el fundamento identitario del que surgiría dicha unidad política, es puesto en duda una y otra vez por los correspondientes “hecho diferenciales”, hasta el punto de que parecería que España, es solo un constructo jurídico superpuesto a unas naciones libres y autónomas entre las que debería haber, poco más que una relación de buena vecindad…

Sin embargo las cosas no son así. La realidad de España y sus regiones y nacionalidades es otra. Y la constitución política de España no es sino la plasmación  de una hermandad de fondo entre gentes y pueblos que tienen mucho más en común que diferencias. Gentes y pueblos que durante siglos y con luces y sombras, alianzas y enfrentamientos, han configurado una de las identidades más antiguas de Europa. Recordar y entender así dicha identidad, se convierte en algo fundamental para poder afrontar el desafío separatista y reencontrarnos y reconciliarnos con nuestra identidad común española.

Para dicho fin, la figura de Cervantes se mostrará especialmente esclarecedora. Por su obra, por su vida, por el momento que le toco vivir, en Cervantes se darán todos los elementos para a través de su pensamiento, encontrar cátedra incontestable que nos ayude a conocer y entender el ser e identidad de España. Y efectivamente es así, pues es una de sus tragedias más representativas, Cervantes quiso dejar plasmada su idea de España. Idea para su época y para aquel tiempo, pero idea que aún pasados los siglos, hoy día sigue resultando tremendamente aleccionadora…

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España y la profecía del Duero.

Rondaba ya los cuarenta años cuando Cervantes escribió “El cerco de Numancia” (Año 1585). Tragedia renacentista sobre el fin de la Numancia celtibérica frente a Roma, y tras un penoso asedio en el que lo numantinos prefirieron quitarse la vida a ser derrotados por el hambre o entregarse a la esclavitud. El episodio de la heroica ciudad celtibérica y su suicidio colectivo frente al general romano Escipión, habría servido así a Cervantes de inspiración para una de las obras de teatro más interesantes del Siglo de Oro. Pudiendo extraerse de la misma varios contenidos morales con la excusa de la sufrida guerra numantina: el amor a la libertad, la dignidad del vencido, la muerte honrosa, la victoria sin honra, etc… Sin embargo, entre estos temas se dará también una honda reflexión sobre el ser, la historia e incluso el destino de España. Reflexión que viniendo de Cervantes, no debe pasarnos desapercibida ni ser relativizada.

Dividida en cuatro jornadas, la obra en la primera de ellas, nos plantea ya lo esencial del argumento. El general romano Escipión por encargo del senado asume la “difícil y pesada carga” de rendir la ciudad celtibérica de Numancia. Subido a una peña Escipión arenga a los desmoralizados soldados romanos diciendo como sigue: “Avergonzaos, varones esforzados, porque a nuestro pesar, con arrogancia tan pocos españoles y encerrados defienden este nido de Numancia. Diez y seis años son, y más, pasados, que mantienen la guerra, y la jactancia de haber vencido con feroces manos millares de romanos”.

Los soldados turbados por las palabras de Escipión juran ponerse de su lado en la lucha contra Numancia, siendo entonces que se anuncia la inesperada llegada de unos embajadores numantinos que quieren parlamentar con el general. Escipión y los numantinos se reúnen y estos últimos le ofrecen amistad y paz tras tantos años de “porfía”, pero Escipión la rechaza: “A desvergüenza de tan largos años es poca recompensa pedir paces”. No hay armisticio posible con Roma y los numantinos marchan sabiendo que se reanuda de nuevo la guerra: “Al hecho, que guerras ama el numantino pecho”.

Escipión queda solo en su tienda junto a su hermano Fabio siendo entonces que se desvela su plan: “Pienso de un hondo foso rodearlos, y por hambre insufrible derrotarlos. No quiero yo que sangre de romanos coloré más el suelo de esta tierra (…) en tan larga, reñida y cruda guerra”. A lo que su hermano Fabio contestará: “Mejor será encerrarlos como dices, y quitarle a su brío las raíces. Bien puede la ciudad toda cercarse si no es en la parte do el río la baña”.

El argumento esencial de la trama es así puesto ya sobre la mesa y siendo conocido por todos cual iba a ser el desenlace final del enfrentamiento, la tensión dramática de la obra ira paso a paso en aumento hasta la catarsis final. Sin embargo antes de continuar con la trama, la obra al terminar la primera jornada hace un curioso receso. Un receso en el que Cervantes parecerá querer mostrarnos su idea de España:

Aparece en escena la propia “España”, como personaje de la obra, como personaje alegórico que representaría a la mismísima España. Su voz clama al Cielo:

“¡Alto, sereno y espacioso Cielo que con tus influencias enriqueces la parte que es mayor de este mi suelo (…) muévate a compasión mi amargo duelo, y pues al afligido favoreces, favoréceme a mí en ansia tamaña, que soy la sola y desdichada España”.

Lamentándose de su destino España plantea el “pecado original” de donde parecerían provenir gran parte de sus aflicciones:

“¿Será posible que de continuo sea esclava de naciones extrajeras y que en un pequeño tiempo yo no vea de libertad tendidas mis banderas? (…) mis famosos hijos y valientes andan entre sí mismos diferentes. Jamás en su provecho concertaron los divididos ánimos furiosos, antes más los apartaron cuando se vieron más menesterosos”.

Sus hijos viven divididos de espaldas entre sí, más aun cuando más necesitarían estar unidos.

Al tiempo frente a la amenaza romana, señala a Numancia como adalid de la libertad:

“Numancia es la que ahora sola ha sido quien la luciente espada sacó fuera, y a costa de su sangre ha mantenido la amada libertad suya y primera”.

Es entonces que lamentándose del cerco que sufrirán los numantinos invoca al río Duero que a la sazón, corre a los pies de la ciudad celtibérica:

“Y pues sola la parte por do corre y toca la ciudad el ancho Duero, es aquella que ayuda y que socorre en algo al numantino prisionero, antes que alguna máquina o gran torre en sus aguas se funde, rogar quiero al caudaloso y conocido río, que en lo que pueda, ayude al pueblo mío”.

Y el río Duero aparece en escena. Al igual que España también como personaje alegórico. Dice como sigue:

Madre querida España, rato había que hirieron mis oídos tus querellas; y si en salir acá me detenía fue por no poder dar remedio a ellas. El fatal, miserable, y triste día según el disponer de las estrellas, llega a Numancia, y cierto temo que no hay remedio a su dolor”.

Para Numancia la suerte está echada… y el río Duero lo sabe. Así lo “disponen las estrellas”. Sin embargo ese amargo final pudiera ser que fuera semilla y anuncio de algo grande:

“Mas ya que el revolver del duro hado tenga el último fin establecido de ese tu pueblo numantino amado, pues a términos tales ha venido, un consuelo le queda en este estado: que no podrán las sombras del olvido oscurecer el sol de sus hazañas”.

El olvido no caerá así sobre la heroica ciudad celtibérica y puesto que la luz de sus hazañas no declina, dicha luz parecerá ser promesa de un tiempo mejor: Comienza entonces “la profecía del Duero”, momento especialmente interesante de la obra de Cervantes…

“tiempo vendrá (…) que estos romanos serán oprimidos por los que ahora tienen abatidos. De remotas naciones venir veo gentes que habitarán tu dulce seno después que, como quiere tu deseo, habrán a los romanos puesto freno. Godos serán, que con vistoso arreo, dejando de su fama el mundo lleno, vendrán a recogerse en tus entrañas, dando de nuevo vida a sus hazañas”.

Anuncia la caída de Roma a manos de los Godos y la llegada de éstos a España.

“Y portillos abriendo en Vaticano, tus bravos hijos, y otros extranjeros, harán que para huir vuelva la planta el gran piloto de la nave santa. Y también vendrá tiempo en que se mire estar blandiendo el español cuchillo sobre el cuello del romano, y que respire solo por la bondad de su caudillo”.

Anuncia el saco de Roma por parte de las tropas del emperador Carlos V en 1527, haciendo huir al propio Papa, así como señala las victorias españolas en Italia durante el siglo XV y XVI. Victorias que plantea como resarcimiento de los españoles frente a los romanos, y que son a su vez puestas en relación con las victorias godas frente a Roma.

“Y cuando fuere ya más conocido el propio Hacedor de tierra y cielo, aquel que ha de quedar instituido virrey de Dios en todo el suelo, a tus reyes dará tal apellido, cual viere que más cuadra con su celo: católicos serán llamados todos, sucesión digna de los fuertes Godos”.

Señala la llegada del cristianismo y como éste, dará a los reyes de España nombre llamándolos católicos. Estableciéndose la continuidad entre éstos y los antiguos Godos. Una línea de continuidad entre los “fuertes” Godos y los reyes de España que se sobreentiende, habría adquirido especial plenitud con los Reyes Católicos propiamente dichos.

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“Pero el que más levantará la mano en honra tuya (…) haciendo que el valor del nombre Hispano tenga entre todos el mejor asiento, un rey será, de cuyo intento sano grandes cosas me muestra el pensamiento, será llamado, siendo suyo el Mundo, el segundo Felipe sin segundo”.

Anuncia la llegada futura de un rey sin par que honrará especialmente a España y del que podrá decirse qué es “suyo el Mundo”: Felipe II.

“Debajo de este Imperio tan dichoso serán a una corona reducidos, por el bien universal y a tu reposo, tus reinos hasta entonces divididos: el girón lusitano tan famoso, que en un tiempo se cortó de los vestidos de la ilustre Castilla, ha de zurcirse de nuevo, y a su estado antiguo unirse”.

España en el futuro podrá fin a sus divisiones internas e incluso Portugal (“el girón lusitano”) volverá a España. “Por el bien universal” y por la paz, todo ello en la égida de un Imperio “dichoso”.

“¡Qué envidia, qué temor, España amada, te tendrán mil naciones extranjeras, en quien tú teñirás tu aguda espada y tenderás triunfando tus banderas!”

La profecía del Duero concluye celebrando la gloria de la futura España, unida, temida, amada y victoriosa de sus enemigos.

“Sirva esto de alivio en la pesado ocasión por quien lloras tan de verás”.

Ese destino de gloria es así alivio y consuelo para esa España afligida que ha de afrontar ahora, las duras y trágicas jornadas del asedio de Numancia.

El río Duero se despide tras su profecía-“Adiós, porque me esperan ya mis ninfas…” –y España le dice adiós deseándole los favores del Cielo. Se cierra la primera jornada del “Cerco de Numancia” y a través de ese río Duero que habla con voz de profecía, parece habernos hablado el mismísimo Cervantes…

¿Qué podemos decir nosotros de esta peculiar profecía? De esta semblanza de España que Cervantes ha recogido por boca del río Duero. ¿Qué idea de España refleja esta obra y es trasladada desde las tablas del teatro a los españoles del siglo XVI? ¿Qué puede decirnos a nosotros de nosotros mismos, a los españoles del siglo XXI, las palabras del río Duero de Cervantes?

Ciertamente creemos que sería un verdadero error en un país como España, tan desorientado en cuanto su identidad, al conocimiento y puesta en valor de su identidad e historia, dejar pasar las palabras de Cervantes…

Siendo así y a bote pronto, resaltarán las siguientes ideas:

-En primer lugar Cervantes traslada la idea de la existencia de España, que aparece incluso como personaje de la obra. Esto que puede parecer una obviedad no lo es tal en un país, donde a día de hoy puedes encontrar políticos, tertulianos y periodistas que no tienen reparo en ningunear la existencia histórica de España como nación de largo recorrido. Como nación de siglos de antigüedad presente ya, en la conciencia colectiva de los españoles del Siglo de Oro.

-En segundo lugar resulta a nuestro parecer interesantísimo que Cervantes, ubique en la España prerromana el origen mismo de lo español. Haga de Numancia y la España “ancestral” de los celtíberos, “patria originaria” de los españoles. Siendo hasta tal punto así que la conquista romana es presentada como afrenta que algún día, los españoles podrán resarcir.

-Tercero, se señala una suerte de “pecado original” de los españoles, de “mis hijos” dice literalmente España. Esa fuente de nuestros males y de nuestra debilidad no será otra, que la división entre nosotros. División que será aún más lacerante al enconarse justo, cuando deberíamos estar más unidos.

-Cuarto, la España Goda como fuente de identidad y episodio fundacional de nuestra historia. Episodio que genera una continuidad a través del tiempo que llega a los reyes católicos: literalmente “sucesión digna de los fuerte godos”.

-Quinto, la propia referencia a esa catolicidad como rasgo importante de la tradición e identidad española: “a tus reyes dará tal apellido, cual viere que más cuadra con su celo: católicos”.

-Sexto, el llamado Siglo de Oro y los tiempos del Imperio Español, como plenitud de España. Como apogeo de una nación unida y poderosa de la que forma parte también Portugal, y cuyas banderas triunfan ahora donde antes se veían privadas de libertad, y cuya espada se tiñe con la sangre de sus enemigos, habiendo sido Numancia la primera “quien la luciente espada sacó fuera”.

-Séptimo, la nula referencia a una herencia árabe o judía e incluso a la Reconquista. Como si algo tan conocido de todos en aquel momento, tanto para público como autor, pudiera obviarse a la hora de entender qué es España, cual es su identidad y cuál es su destino.

Estas siete ideas fundamentales que sobre España plantea Cervantes a través de la profecía del Duero, son a nuestro humilde entender altamente significativas y valiosas, pues vienen de quien vienen y son recogidas en un momento tan especial e importante para nuestra historia, como el siglo XVI. Ideas en las que se refleja una honda conciencia identitaria, arraigada en los ancestros, en la idea destino colectivo, de continuidad histórica a lo largo de tiempo y de superación a la postre, de derrotas y adversidades.

Cervantes nos ofrece así a los españoles del siglo XXI una sana conciencia identitaria que por desgracia a día de hoy, apenas existirá entre nosotros y que sin embargo, era objeto de una obra teatral de éxito en el siglo XVI. Ciertamente da qué pensar… Y es una pena que ideas que pudieron estar tan presentes en alguien como Cervantes, los españoles de nuestro tiempo o no sepamos de ellas o peor aún, nos avergoncemos de ellas y repudiemos en un gesto de estúpida endofobia. Endofobia de la que estamos convencidos, nada bueno se puede sacar…

Así para Cervantes y su profecía del Duero, el Imperio Español habría tenido su origen en las hazañas de los numantinos y en Felipe II, su punto culminante. Habría habido una “urheimat” y un cénit. Estableciéndose una continuidad y semejanza entre el pasado y el presente observándose, que si en la lucha contra Roma había desunión entre españoles, bajo Felipe II y habiendo unión completa, se habría conseguido la preeminencia de España sobre el resto de las naciones. Cuando los españoles llegan a la unidad de sus distintos pueblos, se hace posible realizar un gran destino, en este caso el Imperio.

Es así que en esta obra de Cervantes, esa “patria originaria” que sería Numancia, será mostrada como paradigma de unidad, como modelo de cohesión más allá de desavenencias internas. Unidad y cohesión que es recogida como lección del pasado para los españoles del siglo XVI que asisten a la representación de la obra. Al mismo tiempo se plantea la hazaña numantina, como el otro gran legado o lección de Numancia a los españoles, pues el heroísmo numantino se recogerá como anuncio de las futuras hazañas de España. Así al final de la obra literalmente se dice: “Indicio ha dado esta no vista hazaña del valor que en los siglos venideros, tendrán los hijos de la fuerte España, hijos de tales padres herederos”. Es decir la grandeza de España y su Imperio, guardaría una relación de continuidad con el coraje numantino y se hace posible gracias a la herencia de éste. En el pasado y más allá de la caída de Numancia, estaría el origen y legitimidad del presente.

En definitiva, la “Numancia” de Cervantes como un claro reflejo de una conciencia identitaria española de la que participa el autor y para la que los numantinos, serían la primera imagen de los antiguos españoles. Dándose una línea de continuidad histórica a través de la España Goda y la España de los Reyes Católicos que hace de los españoles de 1580, herederos de los numantinos y protagonistas de una unidad que ahora, engloba a España entera. Unidad que permite hacerla protagonista de un designio superior, que obviamente en tiempos de Cervantes, se leerá en clave imperial.

Patria originaria, necesidad de unidad, continuidad histórica a lo largo de los siglos, hazañas aleccionadoras, proyecto colectivo… ¿De verdad todo esto está demás? ¿De verdad no tiene Cervantes nada que enseñarnos con su Numancia, a los españoles del siglo XXI? ¿De verdad podemos seguir en ausencia de conciencia identitaria española y sufriendo de endofobia? ¿De verdad tiene sentido negar a España? ¿De verdad tiene sentido romper su unidad?


Yo pienso que no. Estoy convencido de que no. Y no por nada, sino porque es Cervantes, quien me invita a pensar así…

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vendredi, 01 avril 2016

William Morris - a conservative revolutionary

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William Morris - a conservative revolutionary

Ex: http://katehon.com

On March 24th 1834,William Morris, a British painter, poet, socialist political activist, and manufacturer was born in Walthamstow, England. Coming from a wealthy bourgeois family, he made the struggle against capitalism, in both the arts and economics, the purpose of his life. Morris was to become the informal leader of the second generation of "Pre-Raphaelite" artists who were dedicated Romantics who tried to return the aesthetic ideals of the late Middle Ages in the face of the progressivist and rationalistic atmosphere of Victorian England.

Pre-Raphaelites against the modern world

An outstanding feature of the Pre-Raphaelite movement was that it originally was not only a phenomenon of the arts. Theorist of the movement, the critic John Ruskin, justified the aims of the movement, which were in his view the revival of the spiritual dimension in man, moral purity, a perfect expression of the aesthetic ideal of the sacred, the divine, caring and attentive attitude to nature, denial of the mechanistic and hyper-rationalist model of the Enlightenment. An aesthetic orientation towards the ideals of the past were combined, in Ruskin’s view, with attention to the problems of society, criticism of capitalism and support for socialist ideas, protection of workers' rights. In the book Unto This Last, Ruskin explicated his conception of Christian socialism.

Against technology

These features are characteristic of all the British thinkers whom we might refer to as part of the paradigm of the "conservative revolution", who represented an orientation towards pre-Modern ideals with social criticism, rejection of capitalism and embracement of revolutionary radical agenda. Their world view was formed under the influence of the dual nature of the great Britain itself: Celtic and Germanic at the same time, once on the edge of the European world, where for a long time they held onto ancient customs and traditions, and yet later becoming the center of modernization, education, liberalism and the Industrial Revolution.

For the rest of Europe, technology and industrialization were understood as a disaster for the European spirit only in the 20th century (Spengler, Heidegger). In Britain, this idea it has become an integral part of the conservative-revolutionary tradition already in the 19th century. The British first experienced the bitter taste of modernity; hence the movement of the Luddites, anti-technicism of the Pre-Raphaelites, and later the understanding of technics as a form of black magic in the world of Tolkien.

In the work of Morris, this trend was particularly apparent. He, like Ruskin and Tomas Carlyle before him, paid special attention not only to the field of literature and art, but also criticized the capitalist system and industrial machine production. A feature of William Morris's connection of conservative and socialist concepts with the romantic ideal of the Middle Ages, social justice values, the merger of art, poetry, with political and economic activism.

Economic ideal of Morris

william_morris_age_53.jpgFor a long time, Morris was considered the unofficial leader of the "Movement of Arts and Crafts". His main aim was the convergence of aesthetics and work, overcoming the industrialized impersonal production of the industrial age, that leads to the depersonalization of producer as well as the consumer of such goods, the transformation of work in the aesthetic and even (as it was in pre-Modern age) sacralized process. Morris was familiar with the works of Karl Marx, but he offered to solve problem of alienation, identified by socialist philosopher, by returning to manual labor and re-sacralization of production.

William Morris's theoretical work included the utopian novel, News from Nowhere, articles in the socialist newspaper he founded, Commonwealth, and in the practice of his firm "Morris, Marshall, Faulkner & Co.", supported this particular version of socialism, which can accurately be called "conservative revolutionary". Focusing on Medieval ideals and institutions of the Middle Ages, including aesthetic and ethical ideals, was connected by Morris with socialist and even anarchist ideas. The coming socialism was conceived as a society in which the machines would be completely superseded by hand work, the basis of social and political order will become communities, cooperatives and guilds; the relations between man and nature would be one of harmony; greed will disappear as well as private property, the ideal of spirituality will prevail in society.

It is significant that Morris  not only described this ideal, but also put his ideas into practice. In 1886, he founded the firm "Morris, Marshall, Faulkner & Co.", which produced decorative and applied arts. The production used only manual labor and recreated previously lost medieval technology. Workshops were managed by workers' cooperatives and workers received a fair wage. Existing up until 1940, the company soon became the leading manufacturer of Europe in the field of arts and crafts.

The transformation of work in art and ritual is both a revolutionary and conservative alternative. In such a way, labor activity in Europe until the advent of modernity was conceptualized.

Morris.gifForeign policy views of Morris

From an early date, Morris was fully absorbed the sphere of art. But in 1852, after being admitted to Oxford Exeter College, he along with the future of the Pre-Raphaelite E. Burne-Jones, made an oath to create a brotherhood of artists in order to carry out a "crusade and holy war against the current century and ruthless cold times."

Later on, Morris produced the ultra-left manifesto of the Socialist League, calling for a world-wide workers' revolution. At the same time, the artist remained a staunch opponent of industrialization. In both cases, in spite of the fundamental difference of forms, the content remains the same - the rejection of the modern world, with its spirit of commercialism and capitalism.

Therefore Morris’s geopolitical sympathies are not accidental. He was against modernity and therefore British imperialism and Atlanticism, as the true embodiment of its titanic spirit, the oppressive British capitalist system, alienated “democracy” and rationality, which was professed by the British throughout the world. This is why Great Britain was always on the side of the Sea against the Land. He was on the side of the ancient and for the revolution against modernity, and in light of this, Morris supported the struggle for the restoration of the independence of Ireland, spoke in defense of the Balkan Slavs and the Russian land-power, and rejected British imperialism everywhere it was possible.

It is significant that the key point that influenced the transformation of an artist with an acute sense of the ugliness of the modern the world into an actual political activist was the foreign policy of the United Kingdom at that time, during the 1876-78 biennium. Under Prime Minister Disraeli, Britain was preparing for a new war with Russia. According to Disraeli's plan, the British had to support the Ottoman Empire, despite its atrocities against Southern Slavs.

Like today, in the dispute between Russia and Turkey, the British leadership supported the Muslim Turks against Christian Russia. Nothing personal, no identity: just the interest of the elites. Back then, British and European elites sacrificed Slavs, nowadays they sacrifice their own peoples for the sake of support for a revived Ottomanism.

This is why and when Morris became the treasurer of the anti-war Eastern Question Association and wrote his famous anti-government poems "Wake London lads", ending by quatrains very relevant today:

Wake, London lads! The hour draws high,
The bright sun brings the day;
Cast off the shame, cast off the lie,
And cast the Turk away!

jeudi, 31 mars 2016

Hungría y Rusia en la defensa de la Civilización europea en el siglo XXI

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Las dos caras de Jano. Hungría y Rusia en la defensa de la Civilización europea en el siglo XXI

por Sergio Fernández Riquelme

Ex: http://paginatransversal.wordpress.com

La soberanía nacional, la Familia natural, el Estado firme. A uno y otro lado de la frontera entre la Europa comunitaria y el proyecto euroasiático [1], dos naciones (Hungría y Rusia) compartían, junto a intereses geoeconómicos comunes, estos valores que enarbolaban como las claves de la identidad de la Civilización europea; identidad ligada a la llamada “modernización conservadora”, paradigma que explicaba la capacidad del Viejo continente de aunar tradición e innovación con garantías de éxito social y cultural ante las mutaciones geopolíticas de la globalización [2]. Las dos caras de Jano. Como señalaba Plutarco, ese equilibrio entre el caos y la civilización, ese genio capaz de adaptarse al mundo cambiante, un rostro que miraba a Oriente y otro que observaba a Occidente:

“porque de Jano en lo antiguo, ora fuese genio, ora fuese rey, se dice haber sido político y popular, y que indujo mudanza en el modo de vivir fiero y silvestre: y por esta razón lo pintan con dos caras, como que pasó la vida de los hombres de una forma y disposición a otra” [3].

En plena crisis entre el Occidente europeo y la Federación rusa, a raíz de la crisis de Ucrania (de la anexión de la península de Crimea al apoyo a los separatistas pro-rusos de Lugansk y Donetsk), Orbán y Putin se reunieron en febrero de 2016 en la residencia de Novo-Ogaryovo (Moscú). Hungría, el otrora alumno ejemplar del proceso de integración europea de los antiguos países comunistas, bajo el gobierno de Viktor Orbán y Fidesz, criticado desde sus inicios por la burocracia de Bruselas, y especialmente durante la crisis de refugiados en 2015, aparecía públicamente como la nación más cercana a los intereses y posiciones geopolíticas del gobierno de Vladimir Putin.

Desde el inicio del citado conflicto, el gobierno húngaro fue el principal adalid de no imponer sanciones financieras y diplomáticas a Rusia, y posteriormente defendió en todos los foros comunitarios eliminarlas inmediatamente. Pero detrás de esta posición aparentemente circunstancial (ligada a proyectos energéticos y comerciales comunes) se situaban afinidades ideológicas y políticas entre ambos regímenes, cifradas en términos de valores civilizatorios: las raíces cristianas, la protección moral y familiar, la soberanía económica, y el Estado iliberal [4].

Primera afinidad: las raíces cristiana de Europa.

Orbán, desde su vuelta al poder en la nación magiar en 2010, reivindicó su misión de defensa de los valores morales tradicionales inscritos en la identidad europea [5]. Hungría debía ser el modelo a seguir por países (de Polonia a Eslovaquia), a su juicio, amenazados en su realidad identitaria histórica por el impacto en la Unión europea de la neocolonización norteamericana, el secularismo nórdico y la inmigración multicultural. A ello respondió su pionera Constitución de 2011, que en su famoso Preámbulo significaba el ascendiente cristiano (multiconfesional) en el nacimiento de la nación magiar, ya que como señalaba Orbán [6]:

“El cristianismo no es sólo una religión; es también una cultura sobre la cual hemos construido toda una civilización. No hay elección posible, se trata de un hecho”. Por eso era injustificable el insuficiente reconocimiento de las raíces, las tradiciones y el sentido cristiano de la vida en las instituciones de la UE, que alejaba sigue hiriendo al día de hoy a millones de europeos” [7].

Similar posición a la expresada por Putin y su gobierno en numerosas ocasiones y actos públicos, desde el apoyo a las actividades de la Iglesia Ortodoxa rusa (IOR) y las excelentes relaciones con el Patriarca de Moscú (así como con el resto de confesiones tradicionales, del budismo al islam ruso), hasta la aprobación de leyes de defensa de la religión ante las ofensas públicas (2013) o de los textos sagrados (de la Biblia al Corán) ante difamaciones o acusaciones de extremismo (2015). Así señaló en 2007:

“Primero y ante todo debemos ser regida por el sentido común. Pero el sentido común debe estar basada en principios morales en primer lugar. Y no es posible hoy en día tienen la moral separada de los valores religiosos” [8].

Segunda afinidad: la protección de la moral y la Familia natural.

La citada nueva Constitución húngara, así como la posterior Ley de Familia, protegía la concepción natural del matrimonio y la Familia, y la necesidad de una política de desarrollo demográfico paralela, subrayando que “(1) Hungría protegerá la institución del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer establecida por la decisión voluntaria, y la familia como base de la supervivencia de la nación. Los lazos familiares se basan en el matrimonio y / o la relación entre padres e hijos. (2) Hungría fomentará el compromiso de tener hijos” (Artículo L).

Concepción ligada a la necesidad objetiva del renacimiento demográfico de una Europa envejecida, sin niños, solo sostenida momentáneamente por la emigración. El futuro social de Europa pasaba, para Orbán, por identificarse, como Hungría y otros muchos países “con el sentido cristiano de la familia”, respetando otras formas de convivencia pero afirmando “que en la Europa cristiana la familia es la unión de un hombre y una mujer”. Así afirmaba que:

“La gran mayoría de personas en Europa respeta la familia y se niega a reconocer – como yo mismo hago–, la relativización y la extensión de la noción de familia, a la que de esta forma se resta significado e incluso se la ridiculiza. Este es el motivo por el que hemos aprobado en Hungría una ley especial para la protección de las familias” [9].

Orbán señalaba, a diferencia del mundo occidental, que “la inmigración masiva no es la solución al problema demográfico de Europa”, sino un sistema social y fiscal basado en la Familia natural y en su protección jurídica:“La historia ha demostrado que las civilizaciones que no son biológicamente capaces de perpetuarse a sí mismas están destinadas a desaparecer y desaparecen. Nuestra civilización, Europa, hoy no es capaz de hacerlo. La inmigración masiva, que muchos propone como remedio, provoca tensiones que conducen a más conflictos y terremotos políticos, debido a las diferencias culturales, religiosas y de estilo de vida. El sentido común dicta que Europa en el futuro debe hacer frente a sus problemas demográficos por una vía natural, respetando y protegiendo la familia y la paternidad” [10]. Y a finales de 2015 reiteraba esta máxima de restricción de la inmigración y apoyo a la Familia nacional ante el fenómeno de llegada masiva de refugiados sirios y afganos, común a su juicio al Este de Europa (Polonia, Eslovaquia, Eslovenia o la República checa):

“Al oeste de esta línea hay países que ya han renunciado a la protección de las familias, pero al Este de esta línea todos tenemos políticas favorables a la familia, y el cambio del matrimonio no es aceptado en cualquiera de estos países. En esta parte de Europa todo el mundo también entiende que no podemos permitir a esta las masas de personas, cuya verdadera identidad e intenciones son desconocidas. Esto no es entendido en el Oeste, donde están a favor de la política de inclusión, y donde esto va a provocar graves problemas” [11].

Desde Rusia se compartía esta posición; pero sin los frenos ideológicos de la UE, su defensa y promoción se tradujo en el apoyo económico directo a las familias para impulsar la natalidad (tras la grave crisis demográfica de finales del siglo XX); la restricción progresiva del aborto; la aprobación de la famosa Ley de protección moral de los menores ante las relaciones no tradicionales (2013) que, en suma, prohibía toda información y manifestación de concepciones ajenas a la familia natural rusa (adoptadas igualmente en Crimea, Donetsk y Lugansk en 2015); normas de prohibición de las ofensas religiosas o el lenguaje soez o insultante en los medios de comunicación; y la polémica Legislación que impedían a estas relaciones adoptar menores (2014). Limitación de la propaganda social y familiar no tradicional valorada por el alcalde de Budapest István Tarlós (criticando los desfiles considerados amorales en 2015) o por el mismo Orbán:

Hungría es un país serio. Se basa fundamentalmente en los valores tradicionales. Hungría es una nación tolerante. La tolerancia, sin embargo, no significa que se aplicarán las mismas reglas para las personas cuyo estilo de vida es diferente del nuestro. Podemos diferenciar entre ellos y nosotros. La tolerancia significa la paciencia, la tolerancia es la capacidad para convivir, y es la base de la Constitución húngara que diferencia claramente entre la relación matrimonial entre un hombre y una mujer y otras diferentes formas de convivencia” [12].

Tercera afinidad: la soberanía económica.

Orbán, desafiando a la elite liberal-social europea, apostaba por reconstruir un Estado fuerte que garantizara la independencia económica nacional y el bienestar ciudadano, especialmente ante las graves consecuencias de deuda y pobreza provocadas la crisis del neoliberalismo internacional desde 2008. Para el premier magiar, ésta era una cuestión urgente al definir el futuro mismo de la Unión Europea, ya que “aquí no podemos afrontar el vivir a cuenta del dinero de los otros” y “tarde o temprano tenemos que trabajar para ganar y devolver cada euro que gastemos”. Ante esta situación de dependencia, todos los Estados miembros debían hacer sus propios deberes y alcanzar su soberanía económica como Hungría, que “devolvió antes de su vencimiento el préstamo del FMI concedido para resolver su crisis financiera”, introduciendo en la Constitución un límite de endeudamiento público y reduciendo sistemáticamente la deuda nacional [13].

Soberanía que en “Europa sólo puede prevalecer y prosperar a través del trabajo”, proclamaba Orbán, mostrando su concepción de una “sociedad basada en el trabajo” apoyando el empleo en vez de subvenciones, y restaurando la dignidad del trabajo manual. “Hungría y Europa serán fuertes si todo el mundo que puede y quiere trabajar tiene un puesto de trabajo”. Pero “como el sector privado no era capaz de dar a todos un puesto de trabajo, como es el caso actual en Europa”, debía implantarse el “workfare state” (“el Estado del trabajo”), intervención razonable del Estado en búsqueda del pleno empleo. Una autoridad pública que respondía a la falta de competitividad de la neoliberal Europa ante el empuje de las áreas americanas y asiáticas, con menor precio de la mano de obra, más flexibilidad laboral, mayor acceso a una financiación barata, la estabilidad regulatoria o el entorno propicio para el emprendimiento empresarial, y especialmente con mejores precio de la energía [14].

Esta soberanía económica, nacía pues de una económica basada en valores, con una intervención pública centralizada y responsable, que llevó al control directo del Estado del sistema bancario buscando restringir los poderes facticos ajenos a la supervisión política; con un crecimiento económico sostenido en plena época de crisis, manteniendo un alto nivel de Bienestar de la ciudadanía (crecimiento del PIB un 3,7% en 2014); con la independencia comercial y financiara, manteniendo estrechas relaciones con sus socios comunitarios (especialmente los países del grupo de Visegrado) pero abriendo importantes acuerdos con los países euroasiáticos, de Asia Central y del Lejano Oriente (con estrecha relación con Turquía y Azerbayán); y con el respeto de los derechos laborales y de los valores morales, llegando incluso a la casi total limitación de la libertad de los comercios de abrir los domingos, respetando así el descanso de los trabajadores y sus familias (2014).

En Rusia, esta soberanía iba un paso más allá, configurando un auténtico “capitalismo de Estado”, donde la primacía de lo público sobre los sectores estratégicos y la gran iniciativa privada era fundamental. Este modelo, pese a las limitaciones el uso y abuso de los recursos naturales (especialmente los hidrocarburos) como principal fuente de financiación, se demostró exitoso desde su configuración a inicios del siglo XXI. Durante el amplio mandato de Putin y su equipo, entre 2000 y 2014, el crecimiento del PIB nacional llegó al 5,2% de media, ligada a la explotación intensiva de las enormes fuentes energéticas y a la aún limitada diversificación productiva. De esta manera, Rusia volvió situarse en el 9º puesto de la lista mundial de PIB nominal en 2014 (2.057.000 millones de dólares) [15] y en el sexto del PIB PPA (3,564.5 millones) [16]. Datos macroeconómicos que se reflejaron en una mejora sustancial de la calidad de vida de los ciudadanos rusos, frenada ante las sanciones occidentales y la caída del precio del petróleo entre 2015 y 2016. Así, el empleo se mantuvo en notables y estables cifras en el último lustro: tasa de paro en 5,9% (2015) y tasa de ocupación del 71,6%. En cuanto a los salarios, pasaron de los 10351 RUB/Mes a finales del siglo XXI a los 32508 de marzo de 2015; mientras, el salario mínimo creció de los 1100 RUB/Mes de 2006 a los 5965 de 2014, y la productividad aumentó hasta los 201 puntos desde los 150 de 2006 [17]. Por ello la tasa de pobreza en Rusia descendió del 40% del año 1999 al 13,1% de 2010, creciendo el PIB per cápita entre esos años de 4200 a 17000 RUB/Mes.

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Cuarta y última afinidad: el Estado iliberal.

Llegaba un tiempo histórico donde “Oriente” era alternativa soberana al mundo occidental. Y en él, Hungría debía encontrar su propio camino, su modelo de desarrollo, construir su propio Estado nacional, al contemplar como otros modelos políticos y económicos (en China, Rusia, Singapur o Corea del Sur) se presentaban como opciones viables (y en algunos puntos exitosas) pese a evidentes diferencias culturales, “a un método europeo occidental que está perdiendo claramente sus reservas, y tal vez ya se les ha agotado”; y que demostraban que había vida más allá de la prototípica democracia liberal de mímesis anglosajona.

Por ello, Orbán subrayaba que “los húngaros tenemos una cultura fundamentalmente cristiana y estamos motivados por la libertad, por lo que debemos construir nuestro propio sistema con respecto a la economía y la política“, y para construir este camino, se inició en 2010 una revolución nacional gracias a la “victoria electoral de dos tercios[18]. Así, y tras su posterior y abrumadora reelección en 2014 comenzó la siguiente fase del proceso [19], que apareció en las primeras planas de la prensa internacional. Llegaba la hora de un nuevo tipo de democracia en Europa, lejos de la que denunciaba como ineficiente y corrupta estructura liberal, y por encima de un subvencionado e insostenible socialismo del Bienestar; y en esa hora Hungría, para Orbán, sería la vanguardia europea de un fenómeno postliberal en germen en medio mundo.

La líneas maestras de su propuestas aparecieron dibujadas en su polémico discurso La era del Estado basado en el trabajo se está acercando, pronunciado en Tusnádfürdő (Rumanía) el 29 de julio de 2014, en la vigésima quinta edición de la Universidad libre de Transilvania (Campus de Verano “Balvanyos”). Viktor Orbán esbozó en él las ideas del futuro Estado nacional húngaro frente a un auditorio de incondicionales: las minorías húngaras en Rumanía, que habían apoyado abrumadoramente al gobierno entre Fidesz y KNDP [20].

En primer lugar “la base del Estado húngaro recién organizado es una sociedad basada en el trabajo que no es liberal en su naturaleza, a partir de poderes políticos civiles cristianos y nacionales que rigen el país tras ganar las elecciones con dos tercios de los votos”. Esta victoria mayoritaria era la manifestación del “equilibrio moral” en el país frente aquellas fuerzas que habían votado en contra de la readmisión de los húngaros que viven más allá de las fronteras del país en diciembre de 2004; habían “recibido su justa recompensa” como resultado del hecho de que la alianza Fidesz-KNDP logró su espectacular resultado con la ayuda de los votos de los húngaros transfronterizos [21].

Una nueva era en Hungría emergía, construida tras la reestructuración de la economía mundial y el cambio en la potencia mundial que se hizo evidente en 2008. La generación que él encabezaba desde la recuperación de la democracia en 1898, debía ahora hacer frente a los “cambios que se producen en la actualidad” en “un mundo radicalmente diferente”. Y en este novedoso escenario histórico el Primer Ministro declaró que:

hay una carrera mundial para inventar un Estado que sea más adecuado para lograr el éxito de la nación. Hoy en día, el mundo está tratando de entender los sistemas que no son no occidentales, liberales, tal vez ni siquiera las democracias, pero no obstante, son un éxito, y las estrellas de los analistas son Singapur, China, India, Rusia y Turquía” [22].

Por ello, “a pesar de la ruptura con los dogmas e ideologías que se han adoptado por parte de Occidente”, en Hungría “estamos tratando de encontrar la forma de organización de la comunidad, el nuevo Estado húngaro, que es capaz de hacer de nuestra comunidad competitiva en la gran carrera mundial en las próximas décadas”. Así, para edificar ese nuevo Estado el gobierno húngaro, alternativo al caduco modelo norteamericano para Tamás Fricz (investigador senior en su Instituto de Ciencias Políticas y profesor en la Universidad de Miskolc), se comprometió a “romper con los principios y métodos liberales de organización social”, ya que el anterior Estado liberal en manos socialistas no protegió a la comunidad nacional ante la crisis económica y moral sufrida, ignorando que “los húngaros que viven en todo el mundo son parte de Estado húngaro y no impidió que el país caiga en deuda o no protegió a las familias de la esclavitud de esa deuda“. Este Estado del bienestar se había alejado de la “raíz de la nación-estado”, y debía ser sustituido por “el enfoque de un Estado basado en el trabajo”. Por ello proclamaba que:

Los ciudadanos húngaros esperan que los líderes de Hungría desarrollen un nuevo tipo de organización estatal que, después de la era de la organización liberal del Estado, una vez más, hace que la comunidad húngara competitivo, respetando el cristianismo, la libertad y los derechos humanos[23].

Esta reorganización del Estado húngaro, iniciada en 2010 y refrendada por la población en las urnas en 2014, era un imperativo histórico obligatorio. “La nación húngara no es simplemente un grupo de individuos, sino una comunidad que debe ser organizada, reforzada y construida” y ​ en este sentido “el nuevo estado que se ha construido en Hungría no es un modelo liberal”, recogiendo los anhelos de la misma sociedad civil. Una sociedad orgullosa de su pasado, fraternalmente unida más allá de las fronteras actuales, enemiga de la “dictadura de la deuda” impuesta por los organismos liberales internacionales y de las injerencias de los países extranjeros occidentales. Así subrayaba la actuación del gobierno ante los intentos del activismo político liberal en el país, como por ejemplo la financiación de Noruega a organismos no gubernamentales apoyados por los partidos políticos de la oposición, o la adquisición pública del Banco MKB a los accionistas alemanes (con ello, la relación de la propiedad nacional de Hungría dentro del sistema bancario del país superaba el 50 por ciento) [24].

Las críticas no tardaron, de nuevo, en llegar. La oposición lo comparó con el mismo Putin [25]. La prensa liberal anglosajona denominaba la organización desarrollada por Orbán como “Estado iliberal[26] y a su propia figura como la de un nuevo Mussolini [27] o un “mini-Putin” por ser el único gobernante de la UE en bloquear a Jean-Claude Junker como nuevo presidente de la Comisión, por apoyar económica y políticamente a Rusia en la crisis de Ucrania (considerando injustas y contraproducentes las sanciones), y desarrollar políticas internas consideradas como autoritarias [28].

Se concretaba la misión histórica de Orbán: una gran Hungría sobre un nuevo Estado construido desde el patriotismo económico (capitalismo de Estado), la democracia dirigida (posiblemente presidencialista) y las raíces cristianas (y sus valores sociales intrínsecos). Ante “los problema sistémicos” de la democracia liberal-capitalista y su Estado del Bienestar subvencionado, esta emergente organización político-social húngara sería un ejemplo de la alternativa histórica al liberalismo “cínico, neocolonial casi feudal” de los EEUU y sus vasallos en la UE; un modelo hegemónico agotado por la “corrupción, la ilegalidad, el sexo y las drogas” en su seno, y que había engañado por última vez al pueblo húngaro [29].

Los húngaros son un pueblo de luchadores por la libertad” proclamó el primer ministro Viktor Orbán en el 25 aniversario del picnic paneuropeo en Sopron, una manifestación pacífica que condujo a la caída de la “Cortina de Hierro” en 1989. La transición poscomunista había aumentado el nivel de libertad ampliamente, pero en los últimos años se había resentido ante el crecimiento de la inflación, la corrupción, la deuda pública y el desempleo. Los éxitos de la transición política debían ser preservados, mientras que la evolución desfavorable tenía que ser cambiada, señalaba Orbán, especialmente ante una Europa occidental vulnerable económica y políticamente. “Hoy, el conjunto de Europa occidental está llamando para la renovación” concluyó. Y a finales de 2015 veía confirmados su anuncio y su propuesta. El mundo occidental debía hacer frente a un cambio geopolítico histórico que ponía en cuestión su hegemonía y su propio modelo político-social, posibilitando la diversidad de sistemas democráticos acordes con las exigencias que ponían en cuestión el éxito de la civilización europea y el mismo proceso de integración comunitaria:

“Europa está buscando su lugar en un mundo cambiante. Estamos viviendo en tiempos en que la jerarquía de los países está cambiando, y están surgiendo nuevos centros militares, geopolíticos y económicos. Debemos enfrentar el hecho de que China va a ser la primera potencia económica del mundo en el futuro cercano. En pocos años, también será la primera fuerza militar. ¿Alguien sabe qué tipo de mundo va a ser? ¿Qué será de nuestro mundo cuando se evapore el dominio Anglo-Sajón dominio?” [30].

Y para Orbán, Rusia había reaccionado. Es este tiempo de cambio trascendental “Rusia – un país con un enorme territorio y poder militar – ya no volverá a los tiempos de Yeltsin – la era de la desintegración de Rusia –; los Rusos han aprendido su lección” [31]. Bajo el gobierno de Putin habían reconstruido la posición soberana y competitiva de su nación, de manera cercana a su propuesta de “Estado basado en el trabajo“, frente a las políticas liberales de los Estados del bienestar, basadas en la mera subvención. La democracia soberana rusa respondía, según Orbán, a este esquema.

Rusia era un Estado iliberal, soberano e independiente, respetuoso de sus tradiciones y abierto a la modernidad, que adaptaba el modelo político-social a sus particularidades nacionales, y lo compartía en su “espacio vital” euroasiático. Por ello, Rusia no solo era un socio económico al que defender: “la Unión Europea se está moviendo más lejos de Rusia todos los días, lo cual es malo no sólo para Hungría, sino para toda la UE[32]; era también un modelo a seguir, en su caso en clave “imperial” [33], con amplio apoyo ciudadano (en 2015 un 89,9% de aprobación del presidente [34]): defensa de los nacionales étnicos (en las ex-repúblicas soviéticas), continuidad histórica de la patria (del Imperio zarista al legado soviético), la recuperación demográfica (más de 146 millones y medio de habitantes en 2016), la mirada al Oriente (pactos económicos con China o Irán desde 2014, y creación de la ЕАЭС o Unión económica euroasiática con Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguizistán), y por supuesto, el conservadurismo social, que Vladimir Putin, siguiendo a Nicolai Berdaiev, resumía en este análisis:

“Hoy en día, muchos países están revisando sus valores morales y normas éticas, erosionando las tradiciones étnicas y las diferencias entre pueblos y culturas. Ahora la sociedad requiere no sólo reconocer el derecho de toda persona a la libertad de conciencia, la opinión política y la vida privada, sino también a aceptar, sin cuestionar, la igualdad de los conceptos del bien y del mal, por extraño que parezca, que son opuestos en su significado. Esta destrucción de los valores tradicionales desde lo alto, no sólo tiene consecuencias negativas para la sociedad, sino también es esencialmente antidemocrática, ya que se lleva a cabo sobre la base de ideas abstractas y especulativas, en contra de la voluntad de la mayoría, que no acepta los cambios que se producen o la propuesta de revisión de los valores. Sabemos que hay más y más personas en el mundo que apoyan nuestra posición sobre la defensa de los valores tradicionales que han constituido la base espiritual y moral de la civilización en cada nación hace miles de años: los valores de la familia tradicional, la vida humana real, incluyendo la vida religiosa, no sólo la existencia material, sino también la espiritualidad, los valores del humanismo y de la diversidad global. Por supuesto, ésta es una posición conservadora” [35].

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Por ello, Hungría, como Rusia, debía construir su propio modelo democrático, cuidando a los compatriotas húngaros de otros países (las seculares minorías en Eslovaquia, Rumania y Serbia), protegiendo sus fronteras de la que denominaba como “invasión” alentada por ciertos países europeos (en especial la política de asilo indiscriminada de Alemania), reivindicando la identidad original del pueblo magiar (de una lengua única y un etnia diferente), y proclamando sus raíces cristianas y la moral asociada (estricta para un viejo calvinista como él, rememorando la trascendental conversión de San Esteban, patrón húngaro).

Así pues, para Orbán cada modelo político o económico estaba determinado (y debía estarlo para su propia supervivencia) por la cultura nacional de origen (ancestral o diversa), “por lo que en Europa no se puede seguir un modelo que no se base en el cristianismo”. Rusia lo había construido, frente a los enemigos de Occidente y frente a los monstruos de su pasado; la primera cara de Jano. Llegaba el turno de la Hungría proyectada por Viktor Orbán; la segunda cara de Jano.

[1] Aleksander Duguin, “Putin y la revolución conservadora”. Katehon, 18/02/2016.

[2] Jordi Garriga, “Apuntes de Geopolítica I”. Katehon, 25/02/2016.

[3] Plutarco, Vidas paralelas. Tomo I.

[4] Sergio Fernández Riquelme, “Hungría y las raíces históricas de Europa”. La Razón histórica, nº 27, 2014, pp. 26-50.

[5] En noviembre de 2011 Orbán pronunció su primer gran discurso en el extranjero. En la London School of Economics describió la victoria de Fidesz en 2010 como la máxima expresión de un deseo de los ciudadanos húngaros de un liderazgo fuerte capaz de cerrar la transición post-comunista, y la necesidad de una nueva Constitución que recuperara la identidad nacional del país centroeuropeo, que podía ser ejemplo para la construcción de la UE en los tiempos de crisis y globalización. Véase United front against Viktor Orban, the Catholic conservative”. Vatican Insider, 03/13/2012.

[6] Silvia Blanco, “El primer ministro húngaro difunde en España sus polémicos mensajes”. El País, 16/04/2013.

[7] Ídem.

[8] Time, 2007.

[9] Ídem.

[10] Ídem.

[11] Magyar Idők, 25/12/2016.

[12] Hungarian Spectrum, 22/05/2015.

[13] ´ Silvia Blanco, op.cit.

[14] Ídem.

[15] CIA World Factbook. June 2, 2012.

[16] Report for Selected Country Groups and Subjects (PPP valuation of country GDP). IMF, 2015.

[17] La productividad en Rusia es analizada por el Vienna Institute for International Economic Studies (wiiw).

[18] Viktor Orban, “Los húngaros son luchadores por la libertad”. Kormany, 22/08/2014.

[19] Silvia Blanco, “Un enérgico cruzado del populismo. Orbán, que luchó contra el comunismo en Hungría hace 25 años, acapara el poder en todos los ámbitos con un mensaje nacionalista, conservador y cristiano”. El País, 6/04/2014.

[20] Discurso completo en la página del Gobierno húngaro: http://www.kormany.hu/en

[21] Igor Janke, Hajrá magyarok! – Az Orbán Viktor-sztori egy lengyel újságíró szemével. Rézbong Kiadó, Budapest, 2013.

[22] Viktor Orbán, “The era of the work-based state is approaching”. Kormany, 20/07/2014.

[23] Ídem.

[24] Al final de su discurso, el primer ministro proclamaba que “aunque vivimos en un mundo en el que cualquier cosa puede suceder” y donde “hay razones para temer un futuro incierto”, el futuro mostraba que también tiene una gran cantidad de posibilidades y oportunidades para el desarrollo de la nación húngara: “En lugar de miedo, aislamiento y retraimiento, recomiendo coraje, pensando en el futuro y la acción racional, siendo valientes para la comunidad húngara de la Cuenca de los Cárpatos, y de hecho para la comunidad húngara en todo el mundo. Dado que cualquier cosa puede suceder, que fácilmente podría ser el caso de que vendrá nuestro tiempo”. Ídem.

[25] Free Hungary, 27/07/2014.

[26] “Viktor Orban’s illiberal world”. Financial Times, 30/07/2014

[27] Damien Sharkov, “Hungary’s Mussolini’ Vows to Make the EU Member an ‘Illiberal State’”. Newsweek, 30/07/2014.

[28] Matt Chorley, “Cameron’s ally in EU jobs battle Viktor Orban announces he wants to ‘build an illiberal new state’ in Hungary”. Daily mail, 30/07/2014.

[29] Para Orbán, después de la Primera Guerra Mundial las potencias occidentales victoriosas, encabezadas por el presidente Woodrow Wilson, robaron a Hungría dos tercios de su territorio; tras la Segunda Guerra Mundial, en Yalta la nación fue vendida gratis a los comunistas; en plena revolución de 1956 Occidente no ayudó a los sublevados contra sus dominadores soviéticos; y desde la caída del comunismo, la UE y las organizaciones no gubernamentales occidentales (en especial la Fundación Soros) habían buscado tratado de restar al país su soberanía, pero se había acabado el tiempo de servidumbre y humillación para Hungría.

[30] Magyar Idők, 25/12/2016.

[31] Ídem.

[32] Viktor Orbán, “Reunión anual de Embajadores de Hungría”. Kormany, 26/08/2014.

[33] Sergio Fernández Riquelme, Rusia como Imperio. Murcia: Colección La Razón Histórica, 2014.

[34] Centro de Opinión pública rusa, Octubre de 2015.

[35] “Discurso ante la Asamblea nacional”. La Razón histórica, nº26, 2014.

Fuente: Katehon.

mercredi, 30 mars 2016

Face au terrorisme, le peuple syrien résiste et construit

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Face au terrorisme, le peuple syrien résiste et construit

Conférence d’Ayssar Midani à Lyon

En conférence à Lyon le samedi 2 avril 2016 à 14h à l’invitation d’E&R Rhône-Alpes, Ayssar Midani livrera son témoignage sur l’actualité syrienne et répondra à vos questions. Le réalisateur Franck Pertegas présentera les images qu’il a rapportées de Syrie.

Ayssar Midani, Franco-syrienne rentrée en Syrie en 2013, est présidente de la Fondation « Descendants d’Ashtar », présidente de NOSSTIA (réseau des scientifiques syriens expatriés) et membre du bureau du Rassemblement pour la défense de la souveraineté de la Syrie.

Franck Pertegas est un reporter lyonnais indépendant. Il a déjà effectué des reportages en Équateur, en Palestine, et l’année dernière en Syrie.

Réservation obligatoire : confsyrie@gmail.com

Merci de mentionner dans votre courriel le nombre de places demandées, l’identité de tous les participants (pas de pseudonyme) ainsi qu’un numéro de téléphone portable.

Le lieu de conférence sera indiqué par courriel et SMS quelques heures avant l’horaire indiqué.

Entrée : 8 € à payer sur place.

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Fort à faire...

Fort à faire...

Ex: http://metapoinfos.hautetfort.com

694691717.jpgLes éditions Auda Isarn viennent de publier un récit de Bruno Favrit intitulé Fort à faire. Amateur de sommets, et pratiquant donc la course en montagne et la lecture de Nietzsche, Bruno Favrit est l'auteur de nouvelles comme Nouvelles des Dieux et des montagnes (Les Amis de la Culture Européenne, 2004) ou Ceux d'en haut (Auda Isarn, 2007), de deux romans, Criminel de guerre (Les Amis de la Culture Européenne, 2005) et Le soleil d'or (Alexipharmaque, 2015) et de divers essais comme Vitalisme et Vitalité (Editions du Lore, 2006) ou Esprit du Monde - œuvres en perspectives (Auda Isarn, 2011). Il a également publié Midi à la source (Auda Isarn, 2013), le journal qu'il a tenu entre 1990 et 2011, ainsi qu'un recueil d'aphorismes,Toxiques & Codex (Alexipharmaque, 2013).

" Il y aura eu fort à faire durant ces quatre saisons placées sous le signe du vin, de la volupté et de l'air pur, l'âme et l'esprit en permanence habités par le désir d'échapper aux pesanteurs et aux mots d'ordre. Ainsi, les contingences, la volonté, les dissonances vous happent, se télescopent, vous animent. Et alors, il n'y a plus qu'à suivre le chemin que la vie vous réserve et goûter aux plaisirs et aux enchantements dont elle a résolu de ne pas vous priver.
Roman ou récit ? Fort à faire est le laboratoire d'un panthéisme assumé.

Bruno Favrit vit dans le sud de la France, entre Vaucluse et Vivarais. Il a consacré des essais au paganisme et à l'héritage gréco-romain, ainsi qu'une biographie à Frédéric Nietzsche. Aux éditions Auda Isarn, il a publié cinq ouvrages (nouvelles, récit, essais, carnets). Dans chacun de ses livres transparaît sa vision d'un monde résolu à ignorer la prééminence des dieux et qu'il souhaite revisiter. "

Einwanderung macht unsolidarisch

Ex: http://www.faz.net

Am vergangenen Wochenende machte der Wirtschaftsminister und SPD-Vorsitzende Sigmar Gabriel mit einer Bemerkung von sich reden, die für die Bewältigung der Flüchtlingskrise in Deutschland nicht gerade optimistisch stimmt. „In die Gesellschaft hat sich ein Satz gefressen: ,Für die Flüchtlinge macht ihr alles, für uns macht ihr nichts.‘ Der Satz ist supergefährlich“, sagte er.

Der Wirtschaftsminister gab sich damit als Anhänger einer Theorie zu erkennen, die unter Politikwissenschaftlern als „welfare chauvinism“ bekannt ist, zu Deutsch: Wohlfahrts-Chauvinismus. Dahinter steckt die Idee, dass ein hoher Grad an gesellschaftlicher Homogenität die Voraussetzung für einen funktionierenden Sozialstaat ist – und dass die Gesellschaft eines Landes umso unsolidarischer wird, je mehr Menschen mit ausländischen Wurzeln dort leben. Um gesellschaftliche Unruhe zu vermeiden, muss man den Einheimischen nach dieser Logik in Zeiten hoher Einwanderung ausdrücklich zusichern, dass ihnen durch die Neuankömmlinge kein Nachteil entsteht.

Den Sozialstaat für die „Richtigen“ bewahren

Das betrifft insbesondere ärmere, weniger gut ausgebildete Menschen, die meist für Umverteilung plädieren, weil sie ihnen nützt. Sie sind nach dieser Theorie nicht bereit, armen Einwanderern das gleiche Maß an sozialstaatlicher Versorgung zuzugestehen. Können sie nicht durchsetzen, dass solche Leistungen nur den eigenen Landsleuten zugutekommen, kann es irgendwann passieren, dass sie sich gegen Umverteilung aussprechen – obwohl sie sich damit selbst schaden.

Populistische Parteien in ganz Europa haben das Spiel mit solchen Ängsten längst zum politischen Programm erhoben: Sie schimpfen auf die „Mainstream-Parteien“, die sich vermeintlich nicht ausreichend um die Sorgen des „kleinen Mannes“ kümmern, und versprechen, den Sozialstaat zu bewahren – allerdings nur für die „Richtigen“, sprich: nicht für die Ausländer. Doch auch die gerügten Parteien in der politischen Mitte machen sich den Wohlfahrts-Chauvinismus längst zu eigen. In Großbritannien will Premierminister David Cameron die Zahlung von Sozialleistungen an EU-Bürger einschränken. Und Sigmar Gabriel ließ seiner Warnung eine Forderung folgen: Wer viel Geld für Flüchtlinge ausgebe, müsse parallel auch ein Solidarpaket für Deutsche auflegen.

Es lohnt sich deshalb zu untersuchen, ob die Theorie, die solcherlei politische Manöver motiviert, überhaupt stimmt. Wollen die Menschen in multikulturellen Gesellschaften wirklich weniger Umverteilung, also einen schwächeren Sozialstaat? Und wenn ja: Stecken dahinter wirklich in erster Linie die Ängste der Armen?

Unterstützung sinkt mit steigendem Ausländeranteil

Tatsächlich gibt es eine Reihe von empirischen Belegen für die Beobachtung, dass die Unterstützung für den Sozialstaat sinkt, je weniger homogen eine Gesellschaft ist. Eine der neuesten Untersuchungen kommt von David Rueda, Professor für Politikwissenschaft an der Universität Oxford. Anhand von Daten der Europäischen Sozialstatistik ESS vergleicht er, inwieweit die Menschen in europäischen Staaten die Umverteilung befürworten, und kombiniert diese Ergebnisse mit Daten über den Ausländeranteil in den unterschiedlichen Ländern.

Das Ergebnis ist eindeutig. Zwar gibt es überall in Europa eine starke Vorliebe für sozialstaatliche Umverteilung. Doch zwischen der Homogenität einer Gesellschaft und der Unterstützung für Umverteilung besteht ein klarer Zusammenhang. Je geringer der Ausländeranteil in einem Land, desto höher ist die Unterstützung für Umverteilung. Die größten Fans des Sozialstaats leben in Ländern wie Portugal, die einen relativ geringen Anteil von Ausländern an der Bevölkerung haben. Am wenigsten Unterstützung für Umverteilung gibt es in sehr multikulturellen Gesellschaften, etwa in den Niederlanden und in Großbritannien. Deutschland bewegt sich im Mittelfeld.

Misst man den Zusammenhalt einer Gesellschaft also an der Unterstützung für sozialstaatliche Umverteilung, so ist ein hoher Ausländeranteil dieser Solidarität offenbar abträglich. So weit, so beunruhigend. Doch woran liegt das? Und kann eine Gesellschaft diesen Zusammenhang auflösen oder zumindest schwächen? Um diese Fragen zu beantworten, muss man mehr über die Gründe für die Entsolidarisierung wissen. Die wiederum findet man, indem man untersucht, warum die Menschen den Sozialstaat überhaupt unterstützen.

Unterstützung bei den Reichen ist geringer

Betrachtet man die Motive unterschiedlicher gesellschaftlicher Gruppen, kommt man zu überraschenden Schlüssen: Es lässt sich nicht belegen, dass arme Einheimische weniger gern mit Ausländern als mit Landsleuten teilen, wie Politiker wie Gabriel offenbar befürchten. Rueda findet in seinen Berechnungen kaum Unterschiede zwischen den Umverteilungspräferenzen armer Leute in Ländern mit wenigen Ausländern und denen, die in Ländern mit vielen Ausländern leben.

Daraus schließt der Wissenschaftler, dass sich die Vorlieben der Armen überwiegend durch harte materielle Interessen erklären lassen: Ein armer Mensch profitiert immer vom Sozialstaat, egal, wie viele ausländische Nachbarn er hat. Daher wird er sich in der Regel für Umverteilung aussprechen. Es ist nicht nötig, die Ängste armer Leute mit zusätzlichen Geldgeschenken zu lindern, wie es Sigmar Gabriel vorschwebt. Einwanderung ändert an der Unterstützung der Armen für den Sozialstaat nur wenig.

Ganz anders ist es Rueda zufolge bei den Reichen. Deren Unterstützung für Umverteilung ist ohnehin geringer als die der Armen. Sie nimmt aber auch noch rapide ab, sobald mehr Ausländer im Land leben – umso schneller, je reicher jemand ist. Je heterogener eine Gesellschaft, desto weniger sind die Reichen offenbar bereit, für die Armen zu zahlen.

Effekte von Land zu Land unterschiedlich

Warum ist das so? Wiederum findet man die Erklärung, wenn man sich anschaut, aus welchen Gründen die Reichen in Europa den Sozialstaat überhaupt unterstützen. Schließlich läuft er ihren kurzfristigen materiellen Interessen eher zuwider, weil er sie zwingt, materielle Verluste zugunsten anderer in Kauf zu nehmen. Für die These, dass die Reichen für den Sozialstaat sind, weil sie Angst davor haben, selbst arm zu werden, gibt es kaum Belege.

Anstatt materieller Interessen sind es offenbar selbstlose Motive, die erklären, warum Reiche Umverteilung befürworten. Sie sind bereit, für ein höheres Maß an Gerechtigkeit im Land Einkommenseinschnitte hinzunehmen. David Rueda spricht vom „Luxusgut Altruismus“.

Allerdings, so zeigen die Analysen des Forschers, funktioniert diese Solidarität der Reichen am besten, wenn die Armen ihnen möglichst ähnlich sind. Je mehr Ausländer ins Land kommen, desto weniger solidarisch zeigen sich die Reichen, und je mehr Arme unter den Zuwanderern sind, desto schneller schreitet diese Entsolidarisierung nach Ruedas Analyse voran.

Für Deutschland ist diese Beobachtung besorgniserregend, ist doch mit den syrischen Flüchtlingen jüngst eine große Gruppe relativ armer Menschen ins Land gekommen. Hoffnung macht dagegen, dass die Größe der Effekte sich von Land zu Land stark unterscheidet. Offenbar gibt es also Wege, die Entsolidarisierung zu stoppen. Die Frage ist, welche das sind und wie schnell man sie findet.

mardi, 29 mars 2016

Julien Rochedy: l'Etat contre le peuple

Carrefour de l'Horloge

Julien Rochedy

L'Etat contre le Peuple

Color Revolutions as an Element of Net-Centric Warfare

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Color Revolutions as an Element of Net-Centric Warfare

SouthFront: Analysis & Intelligence is offering a new exclusive analytical series “Clandestine Warfare of the 21th Century”.

Written by Prof.Dr. Vladimir Prav exclusively for SouthFront 

Ex: https://southfront.org

Contemporary geopolitical struggle concepts invariably include provisions concerning the creation and functioning of “networks.” The sense of a “net” or a “network principle” lies in the exchange of information, the maximum possible expansion of information production, access, distribution, and feedback. The “net” is the main element of information space, in which information operations are carried out with the aim of achieving political, economic, informational, technical, and military objectives. “Network” as a system in the global understanding of the term includes several elements which earlier used to be viewed as strictly separate phenomena.

The basic principle of conducting modern geopolitical struggle is “net-centrism.” This principle based on three postulates.

1. The modern world is defined not only by transport corridors with associated flows of goods and services, but also informational and communications networks, which form the skeleton of the global information space.

2. The global historical process is a unified, global process of conflict, mutual help, or neutral coexistence of human societies organized along hierarchical (vertical) and also network (horizontal) principles, with the net-centric (horizontal) possibly becoming dominant in the future. Vertical and horizontal network structures, with varying origin, purpose, numerical strength, geographic and temporal boundaries, and legal status, are both the objects and subjects of the global historical process whose interaction facilitates the emergence of new structures and connections.

3. The dynamically developing of artificial (electronic) networks which intertwine and interact with psycho-social networks and amount to a qualitatively new social phenomenon, are a unique feature of the informational network skeleton of the future global society. That phenomenon is identified within the net-centric information war concept as SPIN—Segmented, Polycentric, Ideologically integrated Network. We should note that Microsoft offered a more precise definition of this phenomenon, namely “electronic nervous system,” or ENS.

The main global actor systematically using the net-centric principle in geopolitical struggle is the USA. Its executive actors are the mutually intertwined state agencies, corporations, and international network structures.

The international networks structures, which are usually referred to as “behind the scenes actors”, and which are the basic initiators of the process of globalization, are essentially a network of highly influential NGOs which form the Euro-Atlantic’s globalists (or Western) ideological “super-community” and which are closed to outsiders. Such network structure can exert serious pressure on the whole of global political environment, financial system, economy, through its representatives and lower-rank international entities. They can also make and implement decisions to effect a change of regime and course of development of selected countries.

Relying on the mobilization of net-centric assets located under the control of these representatives, the Euro-Atlantic’s globalists “super-community”can effect a “soft” resolution of a wide range of clearly defined and coordinated domestic and international political problems.  Global direction and control can be effected thanks to the existence of such a distributed and hierarchically ordered meta-net-centric organization whose upper echelons are represented by networks which belong to the Western “super-community”. The individuals being directed may not even understand that he is being directed, and even if he does, he will not be able to figure out from where the directions are emanating and who bears responsibility for it.

The main content of all “net-centric wars” consists of “effects-based operations” (EBO). This is the most important concept in the entire net-centric warfare theory developed in the US. EBO are defined by US specialists as a “combination of actions aimed at forming a specific model of behavior among friends, neutral forces, and enemies during peace, crisis, and war.” (Edward A. Smith, Jr. Effects based Operations. Applying Network centric Warfare in Peace, Crisis and War, Washington, DC: DoD CCRP, 2002.) EBO’s main result is the establishment of full and absolute control over all parties to the conflict (including armed conflict), and their complete manipulation under all circumstances. Including when the conflict is ongoing, when it is threatening, and when there is peace.

The essence of “net-centric warfare” is that it does not have a beginning or an end, it is being conducted on a permanent basis, and its objective is to ensure that the parties conducting the war have the ability to effect comprehensive control over all international actors. Embedding the “network” deprives countries, nations, armies, and governments of all vestiges of independence, sovereignty, and even separate existence, transforming them into closely controlled, programmed objects. It allows the implementation of a new model of direct planetary control, of global dominion of a new type, where the content, motivation, actions, and intentions of international actors are all subject to outside direction.

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It’s a design for global manipulation and total control on a world scale. That is apparent from the EBO definition. EBO tasks include forming a behavior structure not only among friends, but also neutrals and enemies, in other words, both enemies and neutrals act in accordance with a scenario imposed on them and are driven not by their own will but by the will of the EBO executors. If enemies, friends, and neutrals do that which the Americans want them to do, they become puppets even before their ultimate defeat. The battle is won before it even begins. EBO are conducted concurrently with military operations, during crises and during peacetime, which reflects the total character of net-centric wars.

A net-centric war’s strategic objective is the absolute control over all the participants of the political process on a global scale. Its tactical objective is to establish the geopolitical aggressor’s control over the victim state’s assets, with the “transfer” largely taking place in a willing and voluntary manner since the attack is not perceived as aggression but rather as an impulse toward further development.

This makes net-centric war far more complex to implement than a traditional “hot” war, but it is also vastly more effective. Results of “hot wars” are usually challenged and dissipated over time (as shown by World Wars I and, especially, II). The effects of net-centric wars can last for centuries, until the aggressors and their basic needs change.

Net-centric war’s main front is located in the mental space, with the enemy’s goal being the destruction of traditional basic values of a given nation and implanting its own. The existence and structure of this type of war cannot be perceived on the level of mass consciousness. If the political elite of a society that is being targeted by net-centric war is not sufficiently qualified to identify this type of aggression and organize suitable response, the society itself is doomed to a crushing geopolitical defeat.

Specialists note another characteristic peculiar to net-centric wars, namely the absence of a rigid structure within the aggressor entity. We’d like to point out that it is due to the high degree of heterogeneity among the entity’s institutional elements. Individual and comparatively autonomous state and non-state elements of the aggressor are not part of some vertical hierarchy, instead they are connected by irregular horizontal interactions. The absence of hierarchy and regularity of interaction makes it difficult to clearly identify the existence and activities of the aggressor.

Due to the peculiar nature of NCW (Net-Centric Warfare), its technological structure (or the sum total of social technologies used to attack the target society) is very complex. NCW technologies include “multi-step combinations and intrigues whose instigators are not evident, a wide spectrum of means of influence, and using individuals who are ignorant of their role.”  Most importantly, according to US experts, NCW is a post-industrial informational post-modern era differ from ordinary wars of industrial modern era by their desire to achieve an outwardly bloodless reapportionment of territories and resources. The objective is to sustain the image “developed democracies’” which are conducting NCWs in a wide variety of geopolitical contexts under the slogan of protecting human rights. In an era of total “humanization”, conducting combat operations is viewed as a flawed option. The world society sleeps better if outwardly everything looks fine. Thanks to modern technologies and gathered experience, even genocide can be pursued without gas chambers and mass shootings. It’s enough to create conditions to reduce birth rates and raise death rates. Success can also be achieved by dumbing down the nation through changing its stereotypes and behavior norms so that even an escalation of events to the level of violence is perceived as natural.

Today one of the characteristic manifestations of NCW in a globalizing world are “color revolutions”. A Color Revolution (CR) is a net-centric operation whose objective is the removal of existing political regimes in another country. It is based on “non-violent struggle” methods developed by George Sharp in the 1980s (a US product, one of net-centric technologies). The CR concept implies establishing full control over a country and its territory without the use of armed force, if possible. It can be achieved by applying “soft power” which US political scientist Joseph Nye Jr. defines as a state’s (or alliance’s or coalition’s) ability achieve desired international results through persuasion and not suppression, imposition, or compellence, which is characteristic of “hard power.” Soft power achieves its effect by inducing others to adhere to certain international norms of behavior, which leads to the desired outcome without applying compellence.

Color Revolution consequences.

For states and political systems, CRs contain aspects of colonialism. The interests of the target society are not taken into consideration, it is expendable “spare change.” The “revolutionaries” are the first to vanish from stage and, often, from life itself. People who sincerely begin to believe in CR ideals without suspecting that those ideals have been induced are the fuel for such revolutions, and are also expendable. The society itself is destabilized, social foundations are undermined, the respect for government disappears, dissatisfaction increases, and economy is in anything but a normal state. These are the ideal conditions to impose Western social models. US enters the country.

CR brings no benefit to the country’s political forces or society. The only beneficiary is the USA, which establishes a painless, non-violent, “soft” control over its new territory.

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Modern Georgia is an example. It lost its sovereignty after the “Revolution of Roses” triggered serious transformations, destabilized the society, and led to the loss of about 20% of the country’s territory. Georgia is the most important US bridgehead in the Caucasus. It is so for a number of reasons:

– Georgia is an element of the Caucasus isthmus through which Russia obtains direct contact with Iran with which it wants to establish a strategic relationship.

– Georgia is a base for a force build-up and projection throughout the entire Caspian region, including Russia.
– Georgia is a transit country for energy resources from the Caspian to Europe.

Pursuing the main task of US geopolitics related to Russia and Caspian, the US took Georgia from under the last vestiges of Russia’s geopolitical influence and subjected it to its own direct geopolitical control. Georgia adopted an Atlanticist development vector and lost the last remnants of its sovereignty.

There are a number of other important factors.

1. The US seeks to establish direct military and strategic control over Azerbaijan and Armenia. Leaders of Azerbaijan are certain that the opposition demonstrations in March of 2011 and the planned attempts to oppose the existing constitutional order were organized from outside the country.

2. In order to ensure partnership with the EU, and particularly with Germany, the US created a cordon sannitaire extending from the cold northern seas through the Baltic States, Ukraine, Moldova, toward Georgia. Belarus is at the moment a breach in the cordon, with Poland filling that breach. The belt, consisting of Ukraine, Latvia, Lithuania, Estonia, Moldova, and Georgia, which cuts Russia off from Europe, was created by the US in order to achieve their top geopolitical objectives through the sequential initiation of CRs in these countries as part of the NCW against Russia.

In the last 20 years, US and NATO transformed Ukraine into a country hostile to Russia also through the application of net-centric technologies. The 2014 coup and 2014-2015 civil war were initiated by the US, which also provided informational, financial, and military support. Ukraine’s domestic and foreign policies are strictly anti-Russia in character.

3. Uzbekistan and Kirgiziya will remain key US geopolitical presence platforms in Central Asia. US will never abandon the intent to establish full control over the region. It will periodically destabilize the situation there in order to take Uzbekistan and Kirgiziya under control.

Usually such unsuccessful “velvet” coup attempts of the sort we observed in Uzbek Andijan or in the somewhat confusing “revolution cascade” in Kirgiziya are followed by harsher scenarios. The level of pressure is gradually increased. The “velvet” scenario is replaced by a harder line, including clashes with police, first casualties, pogroms, and then, as a rule, the situation is destabilized along ethnic lines since it is the hardest type of conflict to resolve. These actions are accompanied by a parallel creation of several social instability epicenters, the rise in economic problems, disruptions of the social situation, and a general domestic political polarization. The goal is to force these countries’ leaders to agree that they have lost control, that they no longer have power.

The outcome is the country’s territory passing under US control. The CR, should it be successful or semi-successful, is followed by more direct approaches which can ultimately lead to military operations as in Iraq and Libya.

Being a nuclear weapons state, Russia is considered by the US and NATO one of its main geopolitical adversaries. The current key geopolitical US objective is a regime change in Russia consisting of removing Vladimir Putin and his team from power. Analysis suggests that at the moment Ukraine, Caucasus, and Central Asia are the most advantageous places for the US to use in order to ratchet up pressure on Russian leadership. Maintaining the potential for violence in these locations will continue until they find a new, fresher source of conflict on Russian territory, with a potential for successful separatism, which could become a constant source of externally induced political pressure on Russian leadership.

lundi, 28 mars 2016

Les «rebelles» en plastoc

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Les «rebelles» en plastoc

Ex: http://www.oragesdacier.info

 
Après les événements de La Manif pour Tous et de la loi Taubira, Le Figaro n’hésitait pas à écrire un article sur « Cathos et rebelles », montrant une nouvelle génération issue de la contestation « de droite ». Parmi ces personnes figurait Madeleine de Jessey, espérant naïvement reprendre l’espace public afin de mêler le spirituel au temporel et faire avancer les idées des contestataires de La Manif pour Tous au sein de l’UMP. C’est ainsi que Sens commun prit naissance, pour finalement être à l’image du mouvement, suivre le sens commun imposé par la droite libérale républicaine dans laquelle elle a été intégrée et noyée. 
 
Ces propos liminaires n’ont pas pour vocation d’attaquer Sens commun gratuitement (« on ne tire pas sur une ambulance »), mais bien de mettre en avant le déficit idéologique de la droite libérale ou « droite d’affaires » qui n’est visible aujourd’hui seulement parce qu’elle a été sauvée par les socialistes lors des élections régionales. Il est quand même fascinant de voir un Premier ministre faire campagne (car ce n’est pas son rôle), et encore plus de le voir appeler expressément à voter pour le camp – supposé – rival afin de faire barrage à un parti qui cumule dès à présent 9 millions d’électeurs à lui tout seul. Ce qui ne fait d’ailleurs qu’entériner le fait que la droite libérale et la gauche dite socialiste ne sont que les deux faces d’une pièce libérale et cosmopolite. 
 
Depuis les événements liés à la loi Taubira jusqu’à la tragique soirée du 13 novembre 2015, il a pu être observé, comme à chaque débat de société, un jeu de communication politique entre les gentils bienveillants et manichéens pour un monde meilleur, puis l’opposition politique (qui reprendra le même rôle dans le cadre d’une alternance). Quoi qu’il en soit, quand la déconstruction est à l’œuvre, rien dans l’opposition politique ne permet une politique formelle de contestation constructive ni de proposition alternative. Tout simplement parce que le fossé idéologique qui devrait les séparer n’existe plus, et cela depuis bien des années.Cependant, le « droitard » ou homme de droite censé supposer incarner une « droite forte » y voit bien un jeu d’opposition, en fustigeant le Parti socialiste de l’antichristianisme, du clientélisme envers les musulmans, la lâcheté politique, l’immigration de masse. Certains ont même pu voir dans Laurent Wauquiez, Thierry Solère, Christian Estrosi ou encore Xavier Bertrand des révélations politiques de cette droite opposée aux socialistes, alors qu’ils sont simplement les moins détestés de tout le paysage politique de la droite libérale. Mais qu’ont-ils fait à propos des thèmes précédemment cités ? 
  • Sur l’antichristianisme ? Rien n’a été fait pour prévenir ou réprimer les actes de vandalisme des lieux chrétiens en France, quand un simple graffiti sur un autre lieu de culte fait se déplacer le ministre de l’Intérieur. Pire, c’est bien sous Sarkozy que des jeunes contestant les pièces de théâtre blasphématoire ont été envoyés par cars entiers aux commissariats. 
  • Sur le clientélisme des minorités ? Il ne faut pas oublier que c’est Chirac qui a créé la HALDE ; que c’est avec Sarkozy qu’a été créé le Conseil français du culte musulman (CFCM), tentative utopique de créer un « Islam de France », d’autant plus avec un Conseil piloté en sous-main par les Frères musulmans… 
  • Sur l’immigration de masse ? Chirac a permis le regroupement familial, quand Sarkozy, à travers un discours « droitiste » faisait entrer chaque année 200 000 clandestins (avec l’accord bienveillant des grands cartels et du MEDEF d’ailleurs…) 
  • Sur l’Europe ? Quand la France dit non à la Constitution européenne en 2005, Sarkozy ratifie le traité de Lisbonne (version similaire à 95% de la Constitution européenne) via le Parlement réuni en Congrès. Hollande en sera le continuateur avec le pacte budgétaire. 
  • Sur la lâcheté politique ? Qui désormais chez les Républicains a clairement pris position en faveur de l’abrogation du « mariage pour tous » ? Sens commun ? L’entrisme trotskyste et le désir de places s’est substitué à une position politique de circonstance. Pourquoi d’ailleurs abroger une loi qui était dans les cartons de l’UMP avec leur fameux contrat d’union civile. Lâcheté politique représentée aussi à travers tous les autres pans de la politique actuelle, et notamment sur la question des migrants clandestins, des mesures sécuritaires et liberticides, ou encore de l’Union européenne. 
Le désir « droitard » de se constituer en opposition politique doit être soit sincère (mais alors pathétique) soit totalement faux (et cynique), mais dans tous les cas, il est veule et lâche dans sa manière d’affronter les problèmes de la Cité. Il est surtout lâche en ce qu’il reprend les termes de son prétendu rival, à savoir à qui mieux mieux reprendra le terme de « républicain » (à la fois vide et sacré comme le constate le professeur Frédéric Rouvillois), et, en rejetant ce qu’il appelle comme « populisme » ce qui n’est que l’aspiration populaire au respect des valeurs communes et logiques dans le bon fonctionnement de la vie en communauté. 
 
Allez, tout n’est pas perdu pour le « droitard », il lui reste une solution, celle de devenir rebelle au sens « jüngerien » du terme. Dans « Le traité du Rebelle ou le recours aux forêts » (Der Waldgänger), Ernst JÜNGER dessine une nouvelle de ses figures. Le mot « Waldgänger » désigne le proscrit islandais du Haut Moyen Age scandinave qui se réfugiait dans les forêts. Exclu de la communauté, ce réprouvé pouvait être abattu par tout homme qui le croisait. Pour sa part, JÜNGER définit le Rebelle de la manière suivante : « Nous appelons ainsi celui qui, isolé et privé de sa patrie par la marche de l’univers, se voit enfin livré au néant. Tel pourrait être le destin d’un grand nombre d’hommes, et même de tous – il faut donc qu’un caractère s’y ajoute. C’est que le Rebelle est résolu à la résistance et forme le dessein d’engager la lutte, fût-elle sans espoir. Est Rebelle, par conséquent, quiconque est mis par la loi de sa nature en rapport avec la liberté, relation qui l’entraîne dans le temps à une révolte contre l’automatisme et à un refus d’en admettre la conséquence éthique, le fatalisme. A le prendre ainsi, nous serons aussitôt frappés par la place que tient le recours aux forêts, et dans la pensée, et dans la réalité de nos ans ». 
 
Nous ne prétendons pas être des rebelles, ni être mieux que les « droitards », la question n’a pas lieu d’être. Nous prétendons seulement que la véritable politique se fait en accord avec la décence commune chère à Georges Orwell et le « populisme » tel que Christopher Lasch l’a développé, c’est-à-dire que la politique doit se faire dans le respect et dans la même vision que l’attente populaire, fondée sur le respect des valeurs de la communauté, et, n’en déplaisent aux détracteurs, ce populisme ne se transcrit pas politiquement à travers un parti en particulier mais bien par la référence primordiale à la propriété privée, les libertés publiques, la fin de tout processus de déconstruction idéologique, la souveraineté et la protection de notre patrie.
 

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Trump Is Right—–Dump NATO Now

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Trump Is Right—–Dump NATO Now

If you want to know why we have a $19 trillion national debt and a fiscal structure that will take that already staggering figure to $35 trillion and 140% of GDP within a decade, just consider the latest campaign fracas. That is, the shrieks of disbelief in response to Donald Trump’s sensible suggestion that the Europeans pay for their own defense.

The fact is, NATO has been an obsolete waste for 25 years. Yet the denizens of the Imperial City cannot even seem to grasp that the 4 million Red Army is no more; and that the Soviet Empire, which enslaved 410 million souls to its economic and military service, vanished from the pages of history in December 1991.

What is left is a pitiful remnant—–145 million aging, Vodka-besotted Russians who subsist in what is essentially a failing third world economy. Its larcenous oligarchy of Putin and friends appeared to live high on the hog and to spread a veneer of glitz around Moscow and St. Petersburg. But that was all based on the world’s one-time boom in oil, gas, nickel, aluminum, fertilizer, steel and other commodities and processed industrial materials.

Stated differently, the Russian economy is a glorified oil patch and mining town with a GDP the equivalent of the NYC metropolitan area. And that’s its devastating Achilles Heel.

The central bank drove global commodity and the industrial boom is over and done. As a new cycle of epic deflation engulfs the world and further compresses commodity prices and profits, the Russian economy is going down for the count; it’s already been shrunk by nearly 10% in real terms, and the bottom is a long way down from there.

The plain fact is Russia is an economic and military weakling and is not the slightest threat to the security of the United States.  None. Nichts. Nada. Nope.

Its entire expenditure for national defense amounts to just $50 billion, but during the current year, only $35 billion of that will actually go to the Russian Armed Forces. On an apples-to-apples basis, that’s about three weeks of Pentagon spending!

Even given its non-existent capacity, however, there remains the matter of purported hostile intention and aggressive action. But as amplified below, there has been none. The whole demonization of Putin is based on a false narrative arising from one single event.

To wit, the February 2014 coup in Kiev against Ukraine’s constitutionally elected government was organized, funded and catalyzed by the Washington/NATO apparatus. Putin took defensive action in response because this supremely stupid and illegal  provocation threatened vital interests in his own backyard.

The openly hostile government installed in Kiev the very next day by the State Department threatened to join NATO, persecute the Russian-speaking minority in eastern Ukraine, renounce its multi-billion financial obligations to Moscow and imperil Russia’s rental arrangement for the homeport of its the Black Sea naval fleet in Sevastopol (Crimea). The latter has been the historic anchor of Russia’s national security policy under czars and commissars alike.

Moreover, the putsch installed by the “regime change” crowd at the CIA, State Department and so-called Endowment for Democracy while Putin was minding his own business at the Sochi Olympics was crawling with adherents of the “Right Sector”. The latter is a fascist movement that looks to a World War II Nazi collaborator, Stepan Bandera, as its national hero.

That’s right. The new prime minister imposed by US Assistant Secretary of State and card-carrying neocon, Victoria Nuland, and affectionately known as  “our man Yats” was part of a neo-Nazi cabal.

Moreover, without the prodding of Washington and the bellicose incitements of the NATO apparatus, Europe wouldn’t even need a military alliance. Save for the manufactured and unnecessary conflict with Russia, Europe has no industrial state enemy on the planet; it doesn’t need to spend even the $250 billion or 2% of GDP that it collectively allocates to defense (waste) at present.

The whole confrontation with Russia including the self-inflicted economic folly of the anti-Putin sanctions is the handiwork of a war machine and its bureaucratic auxiliaries that are long past their sell-by date. That is, the entire “Russian threat” narrative is concocted by generals, admirals, spies, diplomats and other national security apparatchiks who would otherwise be out of power, jobs, and cushy pensions.

Naturally, Trump’s GOP rivals crawled out of their time warps to calamity-howl the very idea of getting realistic about NATO. Not surprisingly, Governor Kasich said Trump was “dead wrong”, and then unleashed another barrage of his patented beltway stupid-speak:

We clearly have to make sure we strengthen NATO, we have to make sure that (Russian President Vladimir) Putin understands we will arm the Ukrainians so they fight for freedom,” Kasich told Anderson Cooper. “We need NATO. NATO is important; we all wish they would do more.”

The man is still campaigning for the Lithuanian vote in Youngstown—so maybe he has no particular reason to think about the matter. But at least, someone should disabuse him of the fairy tale that the nationalist politicians, crypto-Nazi thugs and thieving oligarchs who seized the Ukrainian government is some kind of latter-day “freedom fighters”.

But Ted Cruz is another matter. When it comes to foreign policy, the guy is just plain whacko. He has been so pumped full of neocon ideology that he fairly oozes jingoistic bile:

“It has been Russia’s objective, it has been Putin’s objective, for decades to break NATO. What Donald Trump is saying that he would unilaterally surrender to Russia and Putin, give Putin a massive foreign policy victory by breaking NATO and abandoning Europe.”

Needless to say, there is not a single accurate point in that statement. The truth is more nearly the opposite. And that begins with George H. W Bush’s 1989 promise to Gorbachev that in return for his acquiescence to the reunification of Germany, NATO would not be expanded by “a single inch”.

NATO should have declared victory and been disbanded. The defense budget should have been drastically reduced to a homeland defense force because there were no industrial state enemies left in the world.

As it happened, the Elder Bush’s sensible promise was torn-up and dropped into the White House waste basket by Bill Clinton in the mid-1990s. It seems that his reelection was threatened by charges from the GOP rightwing that he was soft on defense. So his solution was to invite Poland, the Baltic states and most of the remainder of the now disbanded Warsaw Pact to join NATO.

What should have been a vestigial alliance of 15 nations slated for zero was transformed into a menacing “Gang of 28” that virtually surrounds Russia. Yet aside from the now 25-month old conflict over the Ukrainian coup and the 2008 intermural fight over the borders of Stalin’s home country of Georgia between Moscow and a local crook, there was never any conflict at all.

During 15 years in power from 1999 through February 2014, Putin had demonstrated no desire whatsoever to swallow non-Russian peoples. And he has made it clear since then through the Minsk agreement that he supports an independent government in the Ukraine—-so long as the legitimate demands of the Russian-speaking Donbas region for a measure of autonomy and safeguards are implemented.

Nor is there a shred of evidence that Moscow is about to invade the already harmless the Baltic States or highly independent Poland, let alone the rest of Europe.

So the whole case for NATO’s continued existence turns on the Ukraine matter, and there the facts and history leave no doubt.

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Crimea has been part of Russia since 1783 when Catherine the Great bought it from the Turks for hard cash. Thereafter she made Sevastopol the homeport for the Great Black Sea Fleet that has ever since been the fundamental bulwark of Russia’s national security.

For the next 171 years, Crimea was an integral part of Russia—a span that exceeds the 166 years that have elapsed since California was annexed by a similar thrust of “Manifest Destiny” on this continent, thereby providing, incidentally, the United States Navy with its own warm-water port in San Diego.

While no foreign forces subsequently invaded the California coasts, it was most definitely not Ukrainian rifles, artillery, and blood which famously annihilated The Charge Of The Light Brigade at the Crimean city of Balaclava in 1854; they were Russians patriots defending the homeland from Turks, Europeans, and Brits.

Indeed, the portrait of the Russian “hero” hanging in Putin’s office is that of Czar Nicholas I. His brutal 30-year reign brought the Russian Empire to its historical zenith, but, ironically, he is revered in Russian hagiography for another reason—-namely, as the defender of Crimea, even as he lost the 1850s war to the Ottomans and Europeans.

At the end of the day, it’s their Red Line. When the enfeebled Franklin Roosevelt made port in the Crimean city of Yalta in February 1945 he did at least know that he was in Soviet Russia.

Maneuvering to cement his control of the Kremlin in the intrigue-ridden struggle for succession after Stalin’s death a few years later, Nikita Khrushchev allegedly spent 15 minutes reviewing his “gift” of Crimea to his subalterns in Kiev in honor of the decision by their ancestors 300 years earlier to accept the inevitable and become a vassal of Russia.

So Crimea only became part of the Ukraine’s geography by happenstance during the Soviet era of the mid-1950s. Yet its re-annexation—-upon a 90% favorable vote in the referendum—-after the provocations of February 2014 has become the basis for virtually reigniting the Cold War.

Moreover, the fact that Crimea and the nearby industrial heartland of the Donbas are Russian speaking is not something “trumped up” by Putin. In fact, it is soaked in an 85-year history of blood.

During the 1930s, Stalin populated the eastern industrial region (Donbas), which was the coal, steel, machinery and chemical backbone of the Soviet Union, with transplanted Russians for a perverse reason. He knew the Ukrainian Kulaks that he had liquidated in their millions during his catastrophic forced collectivization campaign were seething with hatred for the red regime in Moscow and could not be trusted to remain subjected.

Sure enough. The Ukrainian nationalists of Kiev and the western regions joined the Nazi Wehrmacht on its way to Stalingrad, liquidating Jews, Poles and Reds by the tens of thousands as they marched east in 1943; and after the Red Army finally broke the bloodiest siege in history, the Russian-speakers of the Donbas joined the Red Army on its march back to Germany, liquidating Ukrainian Nazi collaborators in their tens of thousands in retaliation.

So all the Washington sabre rattling about the Ukraine is rooted in an abiding ignorance about the Ukraine’s History of Horribles. The current renewed flare-up of this tragic history was self-evidently and wantonly triggered by Victoria Nuland’s coup; it was not some nefarious aggression by Putin!

And that gets us back to the original question. What kind of warped thinking holds that the addition of Albania, Croatia, Estonia, Slovakia, and Slovenia, among the other economic and military midgets, to an obsolete NATO alliance, adds one iota of safety and security to the citizens of Lincoln NE, Spokane WA or Worcester MA?

The answer is that it is not thinking at all. It reflects the dreadful inertia of a war machine that has sunk its tentacles deep into the nation’s economy and the process of political governance. Now it virtually defies history and bleeds the nation white.

After the Berlin Wall fell in November 1989 and the death of the Soviet Union was confirmed two years later when Boris Yeltsin courageously stood down the red army tanks in front of Moscow’s White House, a dark era in human history came to an end.

The world had descended into what had been a 77-year global war, incepting with the mobilization of the armies of old Europe in August 1914. If you want to count bodies, 150 million were killed by all the depredations which germinated in the Great War, its foolish aftermath at Versailles, and the march of history into the world war and cold war which followed inexorably thereupon.

To wit, upwards of 8% of the human race was wiped-out during that span. The toll encompassed the madness of trench warfare during 1914-1918; the murderous regimes of Soviet and Nazi totalitarianism that rose from the ashes of the Great War and Versailles; and then the carnage of WWII and all the lesser (unnecessary) wars and invasions of the Cold War including Korea and Vietnam.

The end of the cold war meant world peace was finally at hand, yet 25 years later there is still no peace because Imperial Washington confounds it.

In fact, the War Party entrenched in the nation’s capital is dedicated to economic interests and ideological perversions that guarantee perpetual war; they ensure endless waste on armaments and the inestimable death and human suffering that stems from 21st century high tech warfare and the terrorist blowback it inherently generates among those upon which the War Party inflicts its violent hegemony.

So there was a virulent threat to peace still lurking on the Potomac after the 77-year war ended. The great general and president, Dwight Eisenhower, had called it the “military-industrial complex” in his farewell address, but that memorable phrase had been abbreviated by his speechwriters, who deleted the word “congressional” in a gesture of comity to the legislative branch.

So restore Ike’s deleted reference to the pork barrels and Sunday afternoon warriors of Capitol Hill and toss in the legions of beltway busybodies that constituted the civilian branches of the cold war armada (CIA, State, AID etc.) and the circle would have been complete. It constituted the most awesome machine of warfare and imperial hegemony since the Roman legions bestrode most of the civilized world.

In a word, the real threat to peace circa 1990 was that Pax Americana would not go away quietly in the night.

In fact, during the past 25 years, Imperial Washington has lost all memory that peace was ever possible at the end of the cold war. Today it is as feckless, misguided and bloodthirsty as were Berlin, Paris, St. Petersburg, Vienna, and London in August 1914.

Indeed, there is no peace on earth today for reasons mainly rooted in Imperial Washington——, not Moscow, Beijing, Tehran, Damascus, Mosul or even Raqqa. The latter has become a global menace owing to what didn’t happen in 1991.

What should have happened is that Bush the elder should have declared “mission accomplished” and slashed the Pentagon budget from $600 billion to $200 billion; demobilized the military-industrial complex by putting a moratorium on all new weapons development, procurement and export sales; dissolved NATO and dismantled the far-flung network of US military bases; slashed the US standing armed forces from 1.5 million to a few hundred thousand; and organized and led a world disarmament and peace campaign, as did his Republican predecessors during the 1920s.

Self-evidently, none of that possibility even entered the discourse in the Imperial City. Yet questioning NATO is actually a proxy—-belated as it is—–for re-opening the questions that were buried after 1991.

No wonder the Washington War Party has greeted Donald Trump’s impertinence with such rabid disdain.

Reprinted with permission from David Stockman’s Contra Corner.

Conférence: Patrick Pearse et le nationalisme irlandais

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