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Poco hay que decir sobre los resultados electorales en EEUU. Todo ha salido según lo previsto. No ha habido sorpresas. Y tampoco habrá cambios. Ni este ni ningún otro presidente estadounidense hará otra cosa que servir a los intereses de la todopoderosa élite económica, que financia sus carreras y los sienta en el sillón presidencial (1).
Los medios de comunicación hablan, sin embargo, de ‘hito histórico’, de ‘un antes y un después’ en la historia del país. Nos quieren hacer creer que ha habido una transformación ‘radical’ en EEUU, que ‘puede reinventarse’, ‘cambiar’. Incluso se ha dicho que EEUU ‘ha vuelto a dar una lección de democracia y de progreso al mundo’ eligiendo a Barack Hussein Obama. Los medios de comunicación distorsionan, una vez más, la realidad.
No nos dejemos engañar por la histeria mediática del momento: mañana, después de la resaca, EEUU seguirá siendo enemigo del progreso europeo y de la soberanía europea, y seguirá perjudicando nuestros intereses en Rusia, en Oriente Medio, en Asia Central, en América Latina…
Los poderosos: ¿donar o no donar?
Los poderosos ganan mucho con la buena marcha de EEUU. Algunos incluso ganan más con sus crisis. Pero ninguno tolera bien el caos. Por eso era previsible que los poderosos retiraran su confianza a los republicanos: ocho años de gobierno (neo) conservador han dejado dos guerras inconclusas e infructuosas (2), el mayor índice de pobreza interna y -lo que debió de colmar su paciencia- una grave crisis financiera de efectos imprevisibles.
Barack Obama era un candidato políticamente inmaduro, inexperto en relaciones internacionales, inconcreto ante los grandes problemas… Pero también era un político con cierto carisma, joven, salido de la nada sociopolítica, y afroamericano. O sea, el protagonista perfecto para un cambio imaginario.
Su adversario, el viejo McCain, no tenía posibilidades.
No obstante, tenemos la impresión de que el consenso sobre la idoneidad de Barack Obama tampoco ha debido de estar exento de largas y tensas deliberaciones. Por ejemplo, Hillary Rodham Clinton no abandonó hasta el 7 de junio porque contaba con fuertes apoyos en la élite económica y las simpatías del poderosísimo lobby pro-israelí AIPAC. Mientras que Obama, aunque contaba desde el principio con el apoyo personal de George Soros (3) y otros personajes vinculados a la Comisión Trilateral y al Grupo Bilderberg (4), no acababa de convencer al AIPAC de que -de llegar a la Casa Blanca- defendería los intereses de Israel en Oriente Medio…
El dinero: ese elemento decisivo
Estas han sido con diferencia las elecciones presidenciales más caras de la historia de EEUU. En particular la campaña del candidato Obama ha quedado muy por encima de las de sus adversarios dentro y fuera del partido (5). Que Obama renunciara a la financiación pública ya fue en su día muy significativo (6). El apoyo del mundo financiero a Obama ha sido importante: el mayor donante a la campaña de Obama, tras la Universidad de California, fue Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más destacados del planeta, seguido de otros poderosos representantes del capital financiero, como Citigroup, JP Morgan Chase y UBS AG (7). Esos apoyos explican en buena medida que un militante totalmente desconocido hasta 2004 sea hoy, cuatro años después, presidente de la primera potencia mundial.
¿Cambio?
A pesar de lo que la prensa quiere hacernos creer, Obama ni ha arrasado ni su victoria supone el fin del racismo en EEUU. Según los datos estadísticos publicados por la prensa (8), se constata que Obama ha obtenido una diferencia con su oponente inferior a la lograda por Clinton en las dos ocasiones en que se presentó y muy inferior a las que en su día obtuvieron Ronald Reagan y Bush padre, lo cual resulta muy llamativo dado el pésimo estado en que los republicanos han dejado el país. En segundo lugar, pese a que todos lo nieguen, es evidente que la raza del candidato ha jugado un papel fundamental: el 95% de los afroamericanos han votado al candidato de su color de piel, lo cual significa que la inmensa mayoría de los negros republicanos han antepuesto la raza a sus ideas, mientras que el 55% de los blancos han votado a MacCain y sólo el 43% a Obama, muchos menos de los que en su día votaron a Clinton, a pesar del mal estado en que se encuentra el país, lo cual significa que un buen número de blancos, incluso demócratas, han preferido votar al partido de Bush antes que a un negro.
También se dice que no ha variado su discurso a lo largo de la campaña -en contraste con McCain- y que eso también ha contribuido a su victoria. Sin embargo sabemos que empezó prometiendo que sacaría a las tropas de Irak en 16 meses y acabó diciendo que lo hará cuando los militares lo estimen viable…
Y a los europeos ¿qué?
En EEUU se están haciendo cábalas sobre cuál será la composición de su equipo de gobierno. Seguramente se rodeará de colaboradores que ya trabajaron para Bill Clinton (!) y que no parecen que vayan a revolucionar nada. Se dirá que es lo habitual en una ‘fase de transición’, pero sospechamos que lo que vendrá después será aún peor. De muestra su primer nombramiento: el agresivo Rahm Emanuel, alias “Rahmbo”, como jefe de gabinete (9).
Ni su color político ni su color de piel nos inspiran nada particularmente bueno. Demócrata fue Jimmy Carter y sus terroristas afganos contra la URSS. Demócrata fue Bill Clinton, su alianza con el terrorismo islámico-albanés en Kosovo y sus bombardeos masivos sobre la europeísima Yugoslavia. Afroamericano fue Colin Powell y su exhibición ante la ONU de pruebas falsas contra Irak. Afroamericana ha sido, en fin, la siniestra Condoleezza Rice, reina de los neocon más extremistas y lunáticos, y potente ariete del presidente Bush.
Francamente: no nos interesa lo que el candidato Obama haya prometido a sus compatriotas ni lo que el presidente Obama haga finalmente en su país. Si los estadounidenses pobres consiguen o no tener un seguro médico no nos preocupa. Lo que nos debe preocupar y poner en guardia a los europeos es que el nuevo presidente estadounidense venga a Europa a pedir más soldados y dinero para las guerras emprendidas por su predecesor o que acabe plantando en territorio europeo sus radares y sus misiles contra Rusia o que para rescatar a su país de la crisis o para atacar las economías de sus rivales (Rusia, China, Irán) perjudique las nuestras.
A la reunión del G20 el presidente electo enviará dos representantes: la ex secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, y al congresista republicano Jim Leach. ¿Cambiamos?
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(1) No nos referimos sólo al complejo industrial-militar estadounidense, sino al conjunto de las grandes empresas multinacionales, corporaciones financieras, instituciones de alcance global, lobbies y think tanks, que actúan en o desde EEUU. Obviamente no hay entre ellos una coincidencia total de intereses -las divergencias en aspectos puntuales pueden ser muy llamativas- pero, sin duda, llegan a amplios consensos respecto a cuestiones como la presidencia del país. Estamos seguros que Obama ha sido uno de esos amplios consensos.
(2) Bueno, en parte sí: el supernegocio de la droga vuelve a fluir desde Afganistán hacia Rusia y Europa (vía Albania-Kosovo), el petróleo de Irak -las segundas mayores reservas del mundo- ya no lo explotarán compañías rusas, francesas o chinas y su comercio sigue realizándose en dólares.
(3) El multimillonario George Soros -acérrimo enemigo de Bush y de los conservadores en general- es el segundo mayor donante individual con 4.900.000 dólares a las elecciones de 2008 (visto en opensecrets.org). Es muy probable que su donación haya ido íntegramente a la campaña de Obama. ‘Soros estima que el senador Obama aporta una nueva energía al sistema político y tiene potencial para ser un líder del cambio’, declaró al New York Times Michael Vachon, portavoz de Soros.
(4) El que fuera consejero de Seguridad Nacional de J. Carter, Zbigniew Brzezinski, manifestó en una entrevista televisada su preferencia por Obama frente a Hillary Clinton. Brzezinski, miembro del CFR, fundó en 1973 con David Rockefeller la Comisión Trilateral, de la que fue su primer director.
Por otra parte, James A. Johnson, que asesoró a Obama hasta junio (tuvo que dimitir al verse envuelto en una polémica), es un vicepresidente de Perseus LLC, además de directivo de Goldman Sachs y otras entidades financieras. Johnson es miembro de la Brookings Institution, la Comisión Trilateral y el American Friends of Bilderberg. El presidente de Perseus LLC, Frank H. Pearl, también es miembro de la Brookings Institution y del American Friends of Bilderberg. Otro vicepresidente de Perseus LLC es Richard Holbrooke, ex asesor del Bill Clinton. Otro dato: el Perseus LLC está asociado a George Soros en el ámbito biomédico y farmacéutico a través de Perseus-Soros Biopharmaceutical Fund.
(5) Obama recabó sumas récord de donantes privados y el gasto total de su campaña de propaganda asciende según algunas fuentes a 250 millones de dólares, un récord absoluto en la historia de EEUU. El 29 de octubre difundió un anuncio televisado de 30 minutos, a la hora y en los canales de más rating (CBS, NBC y Fox), que costó entre 3 y 5 millones de dólares. Visto en: Nueva Prensa Guayana, 2-nov-2008.
(6) En EEUU, los candidatos a la presidencia pueden pedir financiamiento público y sujetarse a límites estrictos para la recaudación y utilización del dinero privado, o rechazar el financiamiento público y tener libertad para recaudar fondos de manera independiente. Al optar Obama por esto último dejaba en evidencia las enormes contribuciones de dinero privado con que contaba.
(7) Visto en opensecrets.org
(8) Cifras vistas en La Voz de Galicia, 6-nov-2008.
(8) Ver su perfil en La Voz de Galicia, 7-nov-2008.