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lundi, 26 décembre 2016

Mar del Sur de China: historia geopolítica de un conflicto en curso

Alessandro Maria Raffone

Ex: http://www.elespiadigital.com 

El Mar del Sur de China tiene una superficie total de aproximadamente 3.500.000 kilometros cuadrados, y está situado al sur del Mar de China Oriental. Delimita al norte con la costa sur de China, y el estrecho de Formosa, al este con las Islas Filipinas, al sudeste con Borneo y el estrecho de Karimata, y al oeste con Vietnam y Camboya. En esta vasta extensión de mar, la tercera más grande en el mundo, hay numerosos pequeños archipiélagos disputados ya desde hace mucho tiempo por los diferentes países que los rodean.

En este artículo se examinará la historia geopolítica del contencioso para controlar las islas Spratly, Paracelso y Pratas. Ya los nombres atribuidos a estos lugares son utilizados en la batalla por el dominio, porque cada país involucrado en la disputa les ha dado un nombre diferente.

Las Spratly son llamadas en chino Nansha Qundao (Archipiélago Arenoso del Sur), en vietnamita Quan Dao Truong Sa (Largas Arenas), en tagalo Kapaluan ng Kalayaan (Archipiélago de la Libertad), y como lo demuestra esta terminología, son disputadas por la República Socialista de Vietnam, la República Popular China, la República Nacional de China (Taiwán), por el Reino de Malasia, por el Reino de Brunei y por la República de las Filipinas.

Estas islas, que no alcanzan los 5 km² de superficie total, se encuentran dispersas en un área de 410.000 km². Su valor económico reside en los yacimientos petrolíferos de los fondos marinos frente a las islas, la recolección de guano, y las posibilidades de pesca y de explotación turística. Su importancia geopolítica radica en la posibilidad de instalar bases navales, tanto para unidades de superficie como para unidades subacuáticas, bases aéreas y baterías de misiles tierra-aire, con los cuales amenazar en conjunto las rutas comerciales y militares de los otros países de la zona.

En la actualidad, la subdivisión del archipiélago, de facto, no de iure, contempla a la República Nacionalista de China, a través de la Ciudad de Kaohsiung, controlar una isla y un arrecife de 0, 46 km²; a Malasia, a través del Estado de Sabah, controlar una isla artificial, cinco rocas y un banco de arena de 0,06 km²; a Filipinas, a través de la provincia de Palawan, siete islas, y dos arrecifes de 0,84 km²; a China, con la provincia de Hainan, ocho atolones; y, finalmente, a Vietnam, con la provincia de Khanh Hoa, siete islas, dieciséis arrecifes y tres bancos de arena de un total de 0, 40 km². Estos países aplican a sus porciones de las Spratly todos los derechos conferidos por la ZEE (Zona Económica Exclusiva), es decir, la gestión completa de los recursos naturales, la jurisdicción en materia de instalaciones y el uso de estructuras artificiales o fijas, protección y conservación del medio marino e investigación científica.

La República Popular de China ha utilizado el control de las islas para aumentar su fuerza militar en la zona. Hasta la fecha, Pekín posee una marina militar inferior a sus ambiciones geopolíticas y al poder de Estados Unidos y de sus aliados en la región. Basta pensar, por ejemplo, que China tiene un solo portaaviones, el Liaoning, que desplaza 60 mil toneladas y puede transportar cuarenta aviones, superior, sí, al portahelicópteros japonés Izumo, de 30 mil toneladas, pero netamente inferior en comparación al portaaviones estadounidense Ronald Reagan, con sus 100.000 toneladas y sus noventa aviones. Con el fin de superar esta brecha, cuantitativa y cualitativa, los líderes militares de Pekín se vieron obligados a pensar en una nueva estrategia, que los llevó a transformar, en las Spratly, las barreras sumergidas y las líneas de arena en islas con pistas de aterrizaje, puertos, hospitales y cuarteles, duplicando, y a veces incluso triplicando sus atolones. Los trabajos comenzaron a partir de 2013-2014 y pronto permitirán a Pekín tener una verdadera red de pequeños portaaviones insumergibles, con la cual podrán ampliar el radio de acción de sus aviones hasta Australia y las bases de Estados Unidos en las Filipinas.

Las Islas Paracelso son un grupo de atolones en disputa por parte de Vietnam, Taiwán y la República Popular China, y están situados al sur de la isla china de Hainan y al este de Vietnam. Con una superficie total de 7.75 km², controlada en la actualidad, como veremos más adelante, casi en su totalidad por Pekín desde 1974.

En la isla más grande, Woody Island, hay cerca de un millar de chinos, entre pescadores y personal militar, de hecho, las islas, siendo a menudo afectadas por los tifones y con un clima tropical, son ricas en yacimientos petrolíferos y de gas natural, lo que que ha provocado el interés de muchas compañías energéticas que operan en la zona. En los tiempos modernos las Paracelso fueron señaladas como chinas en los mapas geográficos de la dinastía Qing (1644-1912) y de la Primera República China (1912-1949), mientras en los mapas geográficos de la dinastía vietnamita Nguyen (1802-1945), estaban señalados como formando parte del país indochino.

En 1932, Francia, que gobernaba en ese momento en Vietnam, declaró el archipiélago anexo a Indochina, y para hacer valer mejor sus derechos construyó una estación meteorológica en la isla Pattle. Japón no reconoce la anexión con el argumento de que tanto Francia como Gran Bretaña habían reconocido las islas como pertenecientes a China en 1900 y 1921, y afirmando que, puesto que el Imperio del Sol Naciente estaba en guerra con China desde 1937 (segunda guerra chino-japonesa), las islas podían ser invadidas en cuanto eran legítimo botín de guerra. En 1939, Japón pasó a los hechos y quitó a los franceses el control de las Paracelso, ocupándolas hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

En la Declaración de El Cairo, resultado de la Conferencia de El Cairo, en la que tomaron parte Franklin Delano Roosevelt, Winston S. Churchill y Chiang Kai Shek, un pasaje del 27 de noviembre 1943 dice: "Nuestro objetivo [es decir, el de los Estados Unidos de América, Gran Bretaña y la República de China] es que Japón sea privado de todas las islas que ha ocupado o secuestrado desde el comienzo de la Primera guerra Mundial en 1914, y todos los territorios chinos que los japoneses invadieron, tales como Manchuria, Formosa y Pescadores, serán restituidos a la República de China". El paso es muy importante porque a través del texto de la presente Declaración, reconfirmada en la cláusula número ocho de la Declaración de Potsdam, de 26 de julio de 1945, Pekín puede reclamar hoy las islas del Mar del Sur de China.

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A finales de 1945, Japón firmó con Taiwán, con la China nacionalista, un acuerdo por el que el primero renunciaba definitivamente a todas las reclamaciones sobre Taiwán, las Spratly y las Paracelso, y en 1952 Tokyo reconoció a la república nacionalista china la soberanía sobre las Spratly y las Paracelso. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, las Paracelso aún permaneceron en manos de los colonialistas franceses hasta 1956, cuando estos útimos fueron reemplazados por los vietnamitas del Sur, no reconocidos sin embargo por los otros países interesados en el archipiélago.

En 1974 esta situación incierta dio lugar a un choque entre una escuadra naval de Vietnam del Sur y una escuadra naval china cerca del grupo Crescent, una serie de atolones de las Paracelso. El choque vio la victoria china que hundió a los vietnamitas una corbeta, dañando seriamente tres fragatas, causando cincuenta y tres muertos y dieciséis heridos. Los chinos informaron de cuatro corbetas dañadas, y dieciocho muertes. Después de esta victoria el dominio chino fue indiscutible, tanto que hoy los chinos no sólo tienen bases militares y sitios civiles en las Paracelso, como ya se ha señalado, sino que también impiden a los pescadores vietnamitas acercarse a las islas, dañando así la economía vietnamita, no habiendo reconocido todavía de iure la soberanía sobre estas islas.

En este sentido, cabe recordar que la decisión de la petrolera china CNOOC de instalar en las Paracelso una plataforma petrolífera en mayo de 2014, provocó una violenta protesta anti-china en todo Vietnam que tuvo como consecuencia la muerte y las lesiones de muchas personas, y daños económicos a ambos países involucrados.

Las Pratas, en chino Dongsha Qundao (Archipiélago arenoso oriental), están situados a unos 350 kilómetros al sureste de Hong Kong. Se componen de tres islas que forman juntas un anillo de coral que rodea una laguna con una superficie de 1,74 km². Son disputadas por las dos Chinas y actualmente pertenecen de facto a Taiwán, que las añadió administrativamente a la provincia de Kaohsiung, el Distrito de Qijjin. Están deshabitadas, aunque de vez en cuando son visitadas por personal militar y por biólogos y científicos que estudian la flora y la fauna del lugar. Fueron mencionadas por primera vez hace cerca de mil años en el libro chino "Guangzhou Ji", escrito por Pei Yuan, durante la dinastía Jin. Desde entonces, los pescadores chinos han estado pescando en las aguas ricas en peces del pequeño archipiélago. Sólo durante los años treinta y cuarenta, las Pratas estuvieron bajo ocupación japonesa.

A la luz de este examen, es evidente que el control del Mar del Sur de China jugará un papel cada vez más importante para la asunción, o no, de Pekín como una superpotencia mundial.

samedi, 03 décembre 2016

L'OCS se diversifie et s'agrandit

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L'OCS se diversifie et s'agrandit

par Jean-Paul Baquiast

Ex: http://www.europesolidaire.eu 

Nous avons vu, dans un article précédent (Offensive de la Chine à l'APEC, Asia Pacific Economic Cooperation (APEC) http://www.europesolidaire.eu/article.php?article_id=2373&r_id=&t=Offensive%20de%20la%20Chine%20%E0%20l%27APEC que face à la déroute de Barack Obama se révélant incapable d'imposer aux Etats asiatiques une Trans Pacific Coopération (TPP) sous le contrôle de Washington, la Chine n'avait pas tardé à exploiter le vide ainsi créé.
 
Sans attendre, elle a entrepris de proposer aux membres de l'OCS (Organisation de coopération de Shanghai), au delà d'une coopération en matière de sécurité et de défense, restée assez timide, un effort supplémentaire d'intégration dans les domaines économiques et financiers.

Durant le quinzième sommet de l'OCS, tenu début novembre 2016, le Premier ministre chinois, Li Keqiang, a proposé à ses membres l'établissement d'une zone de libre échange commercial et la création une banque régionale de développement, qui augmentera l'influence de Pékin et de Moscou sur une région qui, de l'avis des stratèges américains eux-mêmes, définira finalement la capacité de Moscou et Pékin à retirer aux Etats-Unis leur ancienne hégémonie globale.

L'OCS, qui couvre environ 300 millions de kilomètres carrés, 60 % de toute l'Eurasie et abrite un quart de la population mondiale. Elle est composée de la Chine, de la Russie, du Kazakhstan, du Kirghizistan, du Tadjikistan et de l'Ouzbékistan. L'Inde et le Pakistan sont dans un processus d'adhésion qui devrait se conclure au sommet d'Astana, qui se tiendra en juin 2017 

Aujourd'hui, non seulement Washington n'a plus de contrôle sur cette zone, mais les Chinois mènent, avec les Russes, la construction d'un réseau économique et financier majeur concernant tous les pays de la région. Il s'agit comme nous l'avions plusieurs fois signalé, d'établir une zone de libre-échange entre les membres de l'OCS visant l'intégration horizontale des chaînes de production de la région eurasienne. À une époque où la Chine accélère la réorientation de son économie vers son marché intérieur, en vue de réduire la prévalence des investissements à l'extérieur dans son modèle de croissance, il est de première importance pour les autres pays de l'OCS de faire de même. Ils ne veulent plus rester des zones d'exportation de main d'oeuvre à bas salaires et de matière première non transformée, afin de s'orienter vers la production de produits à forte valeur ajoutée.

Par ailleurs l'élimination des barrières tarifaires pourrait permettre aux pays de l'OCS d'augmenter les flux commerciaux et les investissements avec les blocs régionaux constitués par les économies émergentes, l'Union eurasienne économique (UEE, composée de la Russie, de la Biélorussie, du Kazakhstan, de l'Arménie et du Kirghizistan) ou l'Association des nations de l'Asie du Sud-est (ASEAN)

Au cours de la réunion avec ses homologues de l'OCS, Li a promu la mise en service d'une banque régionale de développement, et d'un fonds de crédit spécial. Il s'agirait de répondre aux besoins de financement de la région eurasienne  De telles structures, si elles voyaient rapidement le jour, s'ajouteraient aux institutions financières précédemment mises en place par la Chine, la Nouvelle Banque de développement des BRICS et la Banque asiatique d'investissement dans l'infrastructure (AIIB).

Ces diverses initiatives participent à l'objectif principal de canalisation de l'épargne des pays émergents vers le financement de l'initiative économique internationale la plus ambitieuse, entreprise par la Chine sous le nom de Nouvelle Route de la Soie : « Une Ceinture, une Route », un vaste réseau de transport reliant les pays de l'Est, du Sud, et du Sud-est asiatique avec le Moyen-Orient et l'Afrique du nord jusqu'à l'Europe. Nous avons plusieurs fois souligné l'importance de ce projet. Alors que dans les pays occidentaux, les épargnes provenant des couches favorisées bénéficient non pas à l'investissement productif , mais aux manœuvres spéculatives du secteur financier, le projet de Nouvelle Route de la Soie permettra une intégration des investissements productifs provenant des pays touchés, en vue de réaliser ce que tant l'Amérique que l'Union européenne ont depuis longtemps renoncé à faire.

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On peut espérer que des pays européens comme l'Allemagne et la Grande Bretagne, qui avaient dès le début décidé de coopérer avec ces différents projets eurasiatiques en bravant les foudres d'Obama, ne resteront pas au stade des intentions. La France, malheureusement, obnubilée par un anti-poutinisme radical, n'est pas pour le moment encore en état de suivre cette voie prometteuse.

dimanche, 27 novembre 2016

La Organización de Cooperación de Shanghái encabeza la gran transformación de Eurasia

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La Organización de Cooperación de Shanghái encabeza la gran transformación de Eurasia

Por Ariel Noyola Rodríguez 

Ex: http://www.cubadebate.cu        

Zbigniew Brzezinski, quien fuera consejero de seguridad nacional del presidente James Carter, sostuvo en 1997 en su libro “El gran tablero: la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos” (‘The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives’) que una de las condiciones para que Estados Unidos conservara su hegemonía mundial consistía en impedir, a toda costa, el surgimiento de una potencia desafiante en la región de Eurasia. Hoy en día, Washington no solamente ya no tiene el control sobre esta zona, sino que los chinos están encabezando, junto con los rusos, la construcción de un gran circuito económico y financiero entre todos los países de la región.

Los medios de comunicación occidentales, en su mayoría, ocultaron que a principios de noviembre el primer ministro de China, Li Keqiang, realizó una gira por varios países de Asia central. Li aterrizó en la ciudad de Bishkek (Kirguistán), donde participó en la quinceava cumbre de Jefes de Gobierno de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). La OCS, que cubre 300 millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente el 60% de toda la tierra de Eurasia) y es el hogar de una cuarta parte de la población mundial, está compuesta actualmente por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. La India y Pakistán se encuentran en proceso de incorporación que, previsiblemente, será concluido en la cumbre de Astaná, a realizarse en junio de 2017.

Aunque en un principio fue concebida bajo una perspectiva militar y de seguridad, en estos momentos la OCS incluye también la cooperación en los rubros económico y financiero. Justamente cuando el comercio internacional registra su peor desempeño desde que estalló la crisis financiera de 2008, para los países que conforman la OCS sha vuelto una imperiosa necesidad estrechar sus vínculos, tanto en términos comerciales, como de inversión. Para enfrentar la desaceleración económica mundial, es urgente que los países emergentes fortalezcan las relaciones Sur-Sur (entre países de la periferia), con vistas a reducir su dependencia de las naciones industrializadas, hoy hundidas en el estancamiento.

La propuesta del primer ministro de China de establecer un área de libre comercio (‘free trade area’) entre los miembros de la OCS apunta, precisamente, hacia la integración horizontal de las cadenas productivas de la región euroasiática. En un momento en el que China está acelerando la reorientación de su economía hacia el mercado interno para, de este modo, disminuir el predominio de las inversiones masivas y el comercio exterior en su patrón de crecimiento, para el resto de países que conforman la OCS es un asunto de primer orden buscar dar el salto hacia la producción de mercancías de alto valor agregado.

Por otro lado, considero que la OCS debe explorar la posibilidad de sumar esfuerzos con otros proyectos de integración que en la actualidad intentan consolidarse. La eliminación de barreras arancelarias bien puede permitir a los países de la OCS aumentar los flujos de comercio y de inversión de forma sustantiva con aquellos bloques regionales que están conformados por las economías emergentes; por ejemplo, la Unión Económica Euroasiática (UEE, integrada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán) o incluso la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés).

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Es fundamental, en paralelo, que las estrategias de integración económica regional impulsadas por la OCS y la UEE busquen establecer, cuanto antes, alianzas con las zonas de libre comercio que China está impulsando en el Continente asiático, es decir, encontrar puntos de convergencia, verbigracia, con el Acuerdo Económico Comprensivo Regional (RCEP, por sus siglas en inglés). A mi modo de ver, el protagonismo de China en los flujos del comercio mundial proporciona enormes beneficios a los países localizados en Eurasia, sin embargo, no se trata solamente de vender mercancías en uno de los mercados más dinámicos del mundo sino, también, de adquirir bienes a precios mucho más bajos.

Adicionalmente, cabe destacar que a lo largo del encuentro con sus homólogos de la OCS, Li puso sobre la mesa de negociaciones la propuesta de poner en funcionamiento un banco regional de desarrollo así como un fondo especial de crédito, instrumentos que, a su juicio, serán capaces de responder a las necesidades de financiamiento de la región euroasiática. Si se materializan, estas instituciones se sumarían a las entidades financieras lideradas por China, y que se han puesto en marcha durante los años recientes: el nuevo banco de desarrollo de los BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés).

Es importante tomar en cuenta que todas estas iniciativas tienen entre sus principales objetivos canalizar el ahorro de los países emergentes hacia el financiamiento de la iniciativa económica y geopolítica más ambiciosa formulada por China en los últimos tiempos: “Un cinturón, una ruta” (‘One Belt, One Road’), una inmensa red de transporte que conectará a los países del Este, Sur y Sudeste de Asia con el Medio Oriente y el Norte de África, atravesando el Continente europeo.

La República Popular China confirma, una vez más, que la integración económica del Continente asiático es una de sus prioridades estratégicas. Aun cuando el Gobierno de Barack Obama lanzó la “doctrina del pivote” el año 2011 –una estrategia de defensa que tuvo por misión contener el ascenso de China como súper potencia–, los líderes de Pekín han logrado, de forma por demás exitosa, consolidar su liderazgo regional. Ahora, todo indica que la advertencia que hizo Brzezinski hace ya casi dos décadas, se ha convertido en una dolorosa realidad para Estados Unidos: la OCS, apoyada de forma preponderante tanto por China, como por Rusia, encabeza la gran transformación de Eurasia…

mardi, 22 novembre 2016

L’Ours et le Mandarin: le “partenariat stratégique” sino-russe au crible de l’Histoire

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L’Ours et le Mandarin: le “partenariat stratégique” sino-russe au crible de l’Histoire

Galvanisée par la dégradation progressive de ses relations avec l’Occident à la suite de son action en Ukraine et en Syrie, la Russie de Vladimir Poutine a toujours voulu voir en la Chine un partenaire “alternatif” sur lequel elle pourrait s’appuyer, à la fois sur les plans économique et international. Cette ambition se heurte toutefois très souvent à la réalité des objectifs de Pékin, dont les dirigeants n’ont jamais été particulièrement enthousiasmés par le concept d’un bloc anti-occidental au sens strict du terme. Les notions de “partenariat stratégique” ou même d’“alliance”, si elles sont devenues très à la mode dans les dîners mondains, ne recouvrent donc que très imparfaitement la logique du fait sino-russe.

Nous vous proposons cette analyse des relations sino-russes en deux parties, voici la première.

tchaadaev.jpg« Nous ne sommes ni de l’Orient, ni de l’Occident », concluait sur un ton particulièrement pessimiste le philosophe russe Tchaadaïev dans l’une de ses plus célèbres Lettres philosophiques. Principal précurseur du bouillonnement intellectuel de la Russie impériale de la seconde moitié du XIXe siècle, celui-ci fut l’un des premiers à théoriser l’idée d’une spécificité russe qui justifierait le fait qu’elle n’ait d’autre choix que de s’appuyer sur deux “béquilles”, dont l’une serait occidentale et l’autre orientale. Comme si le génie politique et industriel de l’Europe ne pouvait qu’être associé avec la créativité et la rationalité organisatrice de la Chine, qui partageait déjà avec la Russie la problématique de l’immensité du territoire et de sa bonne administration. Peine perdue pour Tchaadaïev, qui considérait que nul espoir n’était permis tant que le pays resterait engoncé dans l’archaïsme des tsars indignes de l’œuvre de Pierre le Grand, alors même que la Russie ne connaissait pas encore la violence anarchiste qui marquera la seconde moitié du XIXe siècle. Dans Apologie d’un fou, publié en 1837, il écrit et se désole : « Situés entre les deux grandes divisions du monde, entre l’Orient et l’Occident, nous appuyant d’un coude sur la Chine et de l’autre sur l’Allemagne, nous devrions réunir en nous les deux grands principes de la nature intelligente, l’imagination et la raison, et joindre dans notre civilisation les histoires du globe entier. Ce n’est point-là le rôle que la Providence nous a départi. »

De manière générale, la prophétie de Tchaadaïev s’est confirmée. L’équilibre qu’il appelait de ses vœux n’a jamais pu être trouvé, en particulier dans les relations de la Russie avec la Chine. Lorsque l’on “efface” le relief donné par la perspective historique, on a en effet tendance à voir dominer l’image d’un rapprochement constant et inexorable entre Moscou et Pékin, dont l’alliance servirait de contrepoids dans un monde dominé par la vision occidentale des relations internationales. Cette impression s’est particulièrement renforcée avec le discours de Vladimir Poutine donné à la 43e conférence de la sécurité de Munich en 2007, où ce dernier fustigea l’unilatéralisme qui avait présidé au déclenchement de la guerre en Irak en 2003 ainsi que le projet de bouclier antimissile prévu par l’Otan en Europe orientale. Ce serait toutefois négliger le fait que le premier mandat du président russe (2000-2004) fut marqué par un mouvement marqué d’affinité avec l’Occident, à tel point qu’il fut l’un des premiers à contacter George W. Bush à la suite du 11 septembre 2001 pour l’assurer de son soutien. Ce serait aussi oublier hâtivement que la relation sino-russe fut dominée pendant cinq siècles par l’importance des litiges territoriaux et que la Guerre froide fut pour les deux pays un théâtre d’affrontement pour le leadership du camp socialiste, ce qui annihila toute perspective d’un bloc unifié.

Cinq siècles de conflictualité

Si elles semblent très éloignées de par la langue et la culture, la Russie et la Chine ont toutefois toujours eu en commun de partager une réalité géographique similaire, dont l’immensité du territoire est la pierre angulaire. Une proximité également traduite dans les institutions, le modèle impérial historiquement développé par les deux pays ayant constitué un facteur favorable à une tradition administrative très fortement centralisatrice. Il y a aussi la question de la diaspora, particulièrement prégnante pour Moscou comme pour Pékin, avec 25 millions de Russes en dehors des frontières – principalement dans les anciens États de l’Union soviétique – et 20 millions de Chinois sur la seule île de Taïwan. Des nationaux “du dehors” souvent considérés comme des compatriotes perdus qu’il conviendrait a minima de protéger, et au mieux de faire revenir dans l’escarcelle nationale. Il y a enfin cette immense frontière commune de 4250 km qui s’étend de la Mongolie jusqu’aux rives de l’océan Pacifique, et dont la définition exacte n’a, jusqu’à récemment, jamais été arrêtée.

StolypinCrop.JPGLes premiers contacts diplomatiques entre les deux pays sont traditionnellement datés de la délégation envoyée par la Chine au tsar Michel en 1618. Si le traité de Nertchinsk de 1689 abordera pour la première fois la question des litiges territoriaux avec le tracé d’une première frontière, la relation entre les deux pays n’en restera pas moins toujours teintée de méfiance. La question territoriale gagnera en importance dans la deuxième moitié du XIXe siècle et au début du XXe siècle, quand le Premier ministre Piotr Stolypine lancera un vaste plan de modernisation de l’Extrême-Orient russe. Entre 1906 et 1913, plus de 3,5 millions de paysans russes traverseront l’Oural pour s’installer dans les terres inhospitalières de la Sibérie orientale, dont certaines parties attirent grandement la convoitise de Pékin.

Mais le véritable rapprochement entre les deux pays ne s’imposera qu’à la faveur de la proximité idéologique offerte par les effets conjugués de la révolution russe d’octobre 1917 et de la prise de pouvoir du Parti communiste chinois (PCC) emmené par la figure emblématique de Mao Zedong en 1949. Le 14 février 1950, un premier traité d’amitié, d’alliance et d’assistance mutuelle est signé entre les deux États. L’URSS de Staline, auréolée de l’immense prestige de sa victoire sur l’Allemagne nazie en 1945 et forte d’un important savoir-faire en matière industrielle, envoie dans ce cadre plus de 10 000 ingénieurs en Chine afin de former le personnel local. Malgré la divergence fondamentale avec les conceptions économiques de Mao Zedong, qui privilégiait le développement agraire massif et pas l’industrie lourde, cette coopération se poursuit jusqu’au milieu des années 1950. Portée par l’espoir de Moscou de pouvoir constituer avec la Chine un grand bloc socialiste qui lui permettrait de peser de manière plus importante sur les affaires internationales, cette politique se heurte toutefois à la dégradation progressive des relations entre les deux pays. Ces discordances croissantes sont, en grande partie, liées au refus de Nikita Khrouchtchev de transférer la technologie nucléaire au régime chinois, à la publication du rapport portant son nom sur les crimes du stalinisme et à son choix de dialoguer régulièrement avec Washington dans le cadre de la “coexistence pacifique”, une véritable hérésie conceptuelle pour un Mao Zedong resté très attaché à l’orthodoxie marxiste-léniniste.

La rupture est finalement consommée entre 1961 et 1962, notamment après une gestion de la crise des missiles de Cuba jugée calamiteuse par Pékin. Dans la conception maoïste, la Chine possédait une légitimité au moins équivalente à celle de l’URSS pour assurer le leadership du camp socialiste. C’est la raison pour laquelle le pays chercha à se détacher du grand-frère soviétique en dégageant une voie qui lui était spécifique. En ce sens, la Chine est incontestablement parvenue à certains résultats : obtention de l’arme nucléaire en 1964, reconnaissance par la France la même année et admission au Conseil de sécurité de l’Onu en 1971, en lieu et place de Taïwan. Elle développe dans ce cadre la doctrine du “tiers-mondisme” afin de concurrencer Moscou dans le soutien aux États attirés par l’idéologie marxiste, politique dont Pékin tirera bien peu de fruits puisque seule l’Albanie d’Enver Hoxha finira par s’y rallier à la faveur de la rupture avec l’Union soviétique en 1961.

Un pic de tension avec l’URSS est atteint en 1969, lorsque l’Armée rouge et l’Armée populaire de libération s’affrontent à l’occasion de plusieurs escarmouches aux abords du fleuve Amour, sur l’affluent de l’Oussouri. Si l’enjeu tient dans le contrôle de l’île de Damanski (Zhenbao en mandarin), ces incidents illustrent principalement le problème plus large des différends frontaliers entre les deux pays, abordés plusieurs fois par la voie des traités, mais jamais véritablement réglés et toujours présents à l’esprit des deux parties.

DengXiaoping.Time.1979.pngSeule la mort de Mao Zedong en 1976, qui entraînera en Chine un certain recul de l’impératif de “pureté marxiste”, permettra d’engager un premier rapprochement. Son successeur, Deng Xiaoping, a longtemps été considéré comme un acteur majeur de la réconciliation sino-soviétique, dans un contexte où le traité d’amitié signé en 1950 était sur le point d’expirer (en 1979). Mais le Deng Xiaoping “réconciliateur” des années 1980 fut aussin aux côtés de Mao, l’un des plus solides partisans de la “ligne dure” face au révisionnisme soviétique initié par Khrouchtchev. Il définira même, en 1979, l’URSS comme « l’adversaire le plus résolu de la République populaire de Chine », avant même les États-Unis. Deng Xiaoping posa donc trois préalables au rapprochement avec Moscou : le retrait des divisions de l’Armée rouge encore stationnées en Mongolie, l’arrêt du soutien soviétique aux opérations militaires que le Vietnam menait au Cambodge depuis 1977 et le démantèlement de toutes les bases militaires situées dans les pays avoisinants la Chine. S’il s’éloigna radicalement du maximalisme de Mao Zedong, il prouva en revanche que la logique de blocs ou le suivisme idéologique n’avaient rien d’automatique dans un contexte où l’URSS redoublait d’activité sur la scène internationale. L’invasion de l’Afghanistan initiée en 1979 par la Russie a d’ailleurs mis fin à ces premières négociations. Cette situation n’a guère connu d’amélioration dans une Union soviétique minée par des difficultés économiques structurelles et une forte instabilité politique interne, avec une première moitié des années 1980 où se succèdent pas moins de quatre dirigeants différents (Brejnev, Andropov, Tchernenko et Gorbatchev). Seul le retrait partiel d’Afghanistan, initié en 1986, permettra d’ouvrir la voie à ce qui constitue le véritable tournant du rapprochement sino-russe : la “parenthèse Eltsine” dans les années 1990.

D’un partenariat constructif à une alliance stratégique

Paradoxalement, la chute de l’URSS en 1991 et l’émergence d’une Fédération de Russie la même année ne constituent pas – du moins dans un premier temps – un facteur de rapprochement avec la Chine. Dans son choix d’une rupture radicale avec un passé soviétique dont le deuil ne sera jamais véritablement fait par la population russe, Boris Eltsine s’appuie sur de jeunes cadres formés dans les années 1980. C’est par exemple le cas de Boris Nemtsov, dont l’assassinat à Moscou le 25 février 2015 a fait grand bruit, en Russie comme dans les médias occidentaux. Sous le patronage du Ministre de l’économie Iegor Gaïdar, ces nouveaux cadres résolument libéraux conduisent la Russie à opérer dans un premier temps un certain alignement sur la politique de l’Union européenne et des États-Unis, dans la continuité des choix effectués par Mikhaïl Gorbatchev pendant la Guerre du Golfe. Autant d’éléments qui ne laisseront qu’une place limitée à une politique ambitieuse de rapprochement avec la Chine, alors que celle-ci cherchait dans le même temps à améliorer ses relations avec Washington, considérablement dégradées par la question latente de Taïwan et la répression des manifestations de la place Tian’anmen en 1989.

Primakov_03.jpgIl est assez coutumier de désigner Vladimir Poutine, arrivé au pouvoir en 2000 mais dont l’ascension a été permise par Boris Eltsine, comme l’artisan fondateur du repositionnement russe dans la politique internationale, et en particulier du rapprochement avec la Chine. Il serait toutefois plus juste d’attribuer ce rôle au Ministre des affaires étrangères nommé par Eltsine en 1996, Evgueni Primakov. Brillant arabisant et ancien officier des services de renseignement soviétiques, il se distingua par une saille restée célèbre dans le pays : « la Russie doit marcher sur ses deux jambes ». Il s’agissait déjà d’une référence – massivement réutilisée par la suite par Vladimir Poutine – au positionnement central occupé par la Russie dans l’espace eurasiatique, mais aussi à cette “particularité” chère à Tchaadaïev et dont elle devrait user afin de poursuivre la voie qui est la sienne. Le rapprochement avec Pékin apparaissait alors comme une évidence dans un contexte où l’économie russe était minée par le choc brutal des privatisations impulsées par Iegor Gaïdar, tandis que le gouvernement et les autorités militaires subissaient l’humiliation de leur défaite dans la Première guerre de Tchétchénie.

Du côté chinois, le nouveau président Jiang Zeming cherchait quant à lui à construire pour la Chine une stature à sa mesure sur le plan international, alors que le pays se trouvait encore sous le coup de plusieurs sanctions européennes et américaines en réponse aux évènements de la place Tian’anmen. Sur le plan régional, les autorités chinoises se trouvaient de plus en plus préoccupées par le “pivot Pacifique” engagé par les États-Unis au milieu des années 1990, et qui avait conduit Washington à intervenir militairement dans la crise de Taïwan en 1995 ou encore à se rapprocher de son allié japonais.

Pour les deux pays, les conditions du rapprochement étaient donc assez largement réunies, ce qui aboutira à la signature par Boris Eltsine et Jiang Zeming d’un premier partenariat en avril 1996. Il est d’ailleurs très intéressant d’observer le subtil changement sémantique opéré par la diplomatie russe dans la définition de sa relation avec Pékin : qualifié dans la première moitié des années 1990 de « partenariat constructif » (« konstrouktivnoyé partnerstvo »), le lien avec la Chine est désormais défini comme un « partenariat stratégique » (« strategitcheskoyé partnerstvo »), une formule nettement plus offensive proposée par Evgueni Primakov, qui s’inscrit dans une certaine stratégie de communication vis-à-vis des autres partenaires de la Russie. Ce qui commence déjà à prédominer, c’est bien la nécessité d’une certaine convergence pratique dans la gestion des relations internationales, ce qui sera confirmé par la déclaration conjointe sino-russe de 1997, conçue pour compléter le partenariat de 1996. On y retrouve avec intérêt tous les éléments de langage qui sont encore aujourd’hui utilisés par Pékin et Moscou dans leur traitement des affaires internationales : « nécessité d’un monde multipolaire », « refus de l’hégémonie », « primauté du droit et de la coopération entre les peuples », « non-intervention et respect de la souveraineté nationale »… La “multipolarité” en particulier est ainsi transformée en un quasi-slogan de principe pour Moscou, qui y voyait un concept efficace pour contester la prééminence américaine dans la limite des moyens dont disposait le Kremlin dans les années 1990.

La gestion du dossier particulièrement complexe de la Yougoslavie ne fait qu’accentuer ce sentiment de dépossession et d’impuissance. La Russie se révèle incapable de soutenir son alliée serbe en empêchant une intervention militaire de l’Otan au Kosovo entre mars 1998 et juin 1999. Pékin comme Moscou adopteront par ailleurs une position similaire sur le dossier, l’action de l’Alliance atlantique en Serbie étant perçue comme une atteinte au principe de souveraineté nationale orchestrée avec un contournement du système décisionnel du Conseil de Sécurité de l’Onu – l’opération fut effectivement déclenchée sans mandat. Même à quinze ans d’intervalle, le précédent du Kosovo continue de résonner – à tort ou à raison – pour Pékin et Moscou comme la preuve indéniable que le système de concertation offert par l’Onu est vicié dans son principe même.

Cette idée justifie un rapprochement des deux capitales sur des questions plus sensibles liées à la sécurité régionale et internationale, déjà engagée par la réunion des “Shanghai Five” en 1996 (Chine, Russie, Kirghizstan, Kazakhstan, Tadjikistan). Même l’institution militaire russe, encore très imprégnée par un personnel majoritairement issu de l’establishment soviétique et très conservatrice vis-à-vis du secret industriel, accepte des transferts de technologies militaires de plus en plus nombreux en direction de Pékin. Ce choix ne fut d’ailleurs pas uniquement pris pour des raisons purement politiques : il a été rendu impérativement nécessaire par le délitement complet du complexe militaro-industriel russe et par la perte de ses principaux clients en Europe centrale et orientale (Allemagne de l’Est, Hongrie, Tchécoslovaquie, Bulgarie, Roumanie, Pologne, etc.). La Chine s’est alors rapidement imposée comme un débouché naturel, en particulier pour une industrie de l’armement dont le revenu reposait à 80 % sur les recettes des exportations d’armes.

À l’échelle de l’histoire longue, le rapprochement sino-russe pourrait donc être considéré comme un épiphénomène, particulièrement lorsque l’on sait l’importance des litiges territoriaux qui ont régulièrement empoisonné les relations entre les deux pays, de même que leur lutte acharnée pour l’hégémonie sur le camp socialiste durant la Guerre froide. La rapidité de l’évolution du monde après la chute de l’empire soviétique – que presque aucune âme n’avait été capable de prédire – a favorisé un rapprochement devenu non pas naturel, mais légitime pour deux pays dont les intérêts géopolitiques et la conception antilibérale des relations internationales constituent, en apparence au moins, les deux piliers d’une relation potentiellement “stratégique”. La Russie de Vladimir Poutine, très largement enfantée par celle de Boris Eltsine, exploitera ainsi cet héritage et tentera – avec un succès parfois assez largement contestable – d’en faire un des principaux vecteurs de son “retour” sur la scène internationale.

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mardi, 01 novembre 2016

Un « pivot américain vers l'Asie » de plus en plus problématique

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Un « pivot américain vers l'Asie » de plus en plus problématique

par Jean-Paul Baquiast

Ex: http://www.europesolidaire.eu

Obama avait annoncé à grand bruit en 2009 le déplacement vers l'Asie du sud est et de la mer de Chine d'une partie des forces américaines stationnées en Europe et menaçant la Russie. L'objectif annoncé était officiellement de contenir une expansion militaire chinoise dans cette zone, expansion supposée mettre en danger les Etats de la région. Il s'agissait d'une opération appelée “pivot to Asia”.
 

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Dans la suite, les Etats-Unis avaient obtenu l'accord de la plupart de ces Etats pour notamment conduire des manœuvres aéronavales communes. Il s'agissait en premier lieu des Philippines, du Japon, de l'Australie et de la Malaisie.

Aujourd'hui, la spectaculaire visite d'Etat à Pékin du président philippin Rodrigo Duterte, faisant suite à diverses déclarations de ce dernier annonçant qu'il se séparera désormais des Etats-Unis et établira une nouvelle « relation spéciale » avec la Chine semble marquer le début de la fin du « pivot américain. vers l'Asie.

Mais Obama est confronté à d'autres défections. La Thaïlande, alliée jusqu'ici docile des Etats-Unis, a décidé de se procurer des sous-marins chinois. De son côté le premier ministre malais Najib Razak cherche le soutien officiel de Pékin, notamment face aux allégations de corruption formulées par Washington à son égard. De même le premier ministre japonais Shinzo Abe vient d'annoncer qu'il mettrait désormais un terme aux conflits diplomatiques avec la Chine, faisant suite à la guerre russo-japonaise de la seconde guerre mondiale, notamment à propos des iles Kurile.

Enfin, l'Australie, alliée fidèle entre les fidèles, refuse désormais de participer à des opérations militaires avec les Etats-Unis visant à assurer une prétendue « liberté de navigation » face aux revendications territoriales chinoises en mer de Chine Sud.

Ces diverses défections semblent provoquées par la volonté des classes dirigeantes de ces Etats de ne pas compromettre des liens commerciaux avec la Chine, qui est désormais son plus grand partenaire économique. Ceci explique par ailleurs leurs réticences à se laisser engager dans le Trans-Pacific Partnership (TPP) présenté par Obama, aux Etats-Unis, comme assurant un avenir brillant aux entreprises américaines investissant dans la zone - et dont d'ailleurs semble-t-il ni Clinton ni Trump ne voudront compte tenu des ravages sur l'emploi américain en découlant. 

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Malgré ces défections annoncées, en faisant augurer d'autres, Washington et le Pentagone n'ont pas renoncé à provoquer des conflits avec la Chine, notamment dans les iles Paracel. Ils viennent de décider l'entrée en mer de Chine de la Troisième Flotte américaine, comprenant 100 navires de guerre et 4 porte-avions. Au cas où l'ultra-militariste Hillary Clinton accédait à la Maison Blanche, ces moyens seraient mobilisés contre la Chine, provoquant des engagements militaires avec cette dernière, pouvant dégénérer en affrontements nucléaires au moins tactiques.

Pékin vient d'annoncer cependant qu'il n'a aucunement la volonté de se laisser faire. Il a prévenu qu'il riposterait « par des moyens appropriés » aux agressions américaines, sans préciser évidemment ce que seraient ces moyens. Voir à ce sujet un article du journal chinois quasiment gouvernemental Global Times, accessible par le lien ci-dessous:

http://www.globaltimes.cn/content/1013206.shtml

lundi, 24 octobre 2016

Le rôle USA et Otan dans le rapport de l’UE avec la Chine

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Le rôle USA et Otan dans le rapport de l’UE avec la Chine

Auteur : Manlio Dinucci
Ex: http://zejournal.mobi

Je vais tout de suite au noeud de la question. Je pense qu’on ne peut pas parler de relations entre Union Européenne et Chine indépendamment de l’influence que les Etats-Unis exercent sur l’Union Européenne, directement et par l’intermédiaire de l’Otan.

Aujourd’hui 22 des 28 pays de l’UE (21 sur 27 après la sortie de la Grande-Bretagne de l’UE), avec plus de 90% de la population de l’Union, font partie de l’Otan, reconnue par l’UE comme « fondement de la défense collective ». Et l’Otan est sous commandement USA : le Commandant suprême allié en Europe est toujours nommé par le Président des Etats-Unis d’Amérique et tous les autres commandements clé sont aux mains des USA. La politique étrangère et militaire de l’Union Européenne est ainsi fondamentalement subordonnée à la stratégie étasunienne, sur laquelle convergent les plus grandes puissances européennes.

Cette stratégie, clairement énoncée dans les documents officiels, est tracée au moment historique où la situation mondiale change à la suite de la désagrégation de l’URSS. En 1991 la Maison Blanche déclare dans la National Security Strategy of the United States : « Les Etats-Unis demeurent le seul Etat avec une force, une portée et une influence en toute dimension – politique, économique et militaire-  réellement globales. Il n’existe aucun substitut au leadership américain ». En 1992, dans la Defense Planning Guidance, le Pentagone souligne : « Notre premier objectif est d’empêcher qu’une quelconque puissance domine une région dont les ressources seraient suffisantes pour engendrer une puissance mondiale. Ces régions comprennent l’Europe occidentale, l’Asie orientale, le territoire de l’ex Union Soviétique et l’Asie sud-occidentale ». En 2001, dans le rapport Quadrennial Defense Review, – publié une semaine avant la guerre USA/Otan en Afghanistan, aire de première importance géostratégique à l’égard de Russie et Chine- le Pentagone annonce : « La possibilité existe qu’émerge dans la région un rival militaire avec une formidable base de ressources. Nos forces armées doivent conserver la capacité d’imposer la volonté des États-Unis à n’importe quel adversaire, y compris États et entités non-étatiques, de façon à changer le régime d’un État adverse ou occuper un territoire étranger jusqu’à ce que les objectifs stratégiques états-uniens soient réalisés ».

Sur la base de cette stratégie, l’Otan sous commandement USA a lancé son offensive sur le front oriental : après avoir démoli par la guerre la Fédération Yougoslave, de 1999 à aujourd’hui elle a englobé tous les pays de l’ex Pacte de Varsovie, trois de l’ex Yougoslavie, trois de l’ex URSS, et sous peu elle en englobera d’autres (à commencer par la Géorgie et l’Ukraine, cette dernière de fait déjà dans l’Otan), en déplaçant bases et forces, y compris nucléaires, toujours plus près de la Russie. En même temps, sur le front méridional étroitement relié à celui oriental, l’Otan sous commandement USA a démoli par la guerre l’Etat libyen et a essayé d’en faire autant avec celui de la Syrie.

USA et Otan ont fait exploser la crise ukrainienne et, accusant la Russie de « déstabiliser la sécurité européenne », ils ont entraîné l’Europe dans une nouvelle guerre froide, voulue surtout par Washington (aux dépens des économies européennes à qui les sanctions et contre-sanctions ont porté préjudice) pour casser les rapports économiques et politiques Russie-UE néfastes aux intérêts étasuniens. C’est dans la même stratégie qu’entre le déplacement croissant de forces militaires étasuniennes dans la région Asie/Pacifique dans une fonction anti-chinoise. La U.S. Navy a annoncé qu’en 2020 elle concentrera dans cette région 60% de ses forces navales et aériennes.

La stratégie étasunienne est focalisée sur la Mer de Chine Méridionale, dont l’amiral Harris, chef du Commandement USA pour le Pacifique, souligne l’importance : c’est là que passe un commerce maritime d’une valeur annuelle de plus de 5 mille milliards de dollars, dont 25% de l’export mondial de pétrole et 50% de celui du gaz naturel. Les USA veulent contrôler cette voie maritime au nom de celle que l’amiral Harris définit comme «liberté de naviguer fondamentale pour notre système de vie ici aux Etats-Unis », en accusant la Chine d’«actions agressives en Mer Chinoise Méridionale, analogues à celles de la Russie en Crimée ». Pour cela la U.S Navy « patrouille » la Mer de Chine Méridionale. Dans le sillage des Etats-Unis arrivent les plus grandes puissances européennes : en juillet dernier la France a sollicité l’Union Européenne pour « coordonner la patrouille navale de la Mer Chinoise Méridionale afin d’assurer une présence régulière et visible dans ces eaux illégalement réclamées par la Chine ». Et tandis que les Etats-Unis installent en Corée du Sud des systèmes « anti-missiles » mais en mesure de lancer aussi des missiles nucléaires, analogues à ceux installés contre la Russie en Roumanie et bientôt en Pologne, en plus de ceux qui sont embarqués sur des navires de guerre en Méditerranée, le secrétaire général de l’Otan Stoltenberg reçoit le 6 octobre à Bruxelles le ministre des affaires étrangères sud-coréen, pour « renforcer le partenariat de l’Otan avec Séoul ».

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Ces faits et d’autres encore démontrent qu’en Europe et en Asie la même stratégie est à l’oeuvre. C’est la tentative extrême des Etats-Unis et des autres puissances occidentales de maintenir la suprématie économique, politique et militaire, dans un monde en forte transformation, dans lequel émergent de nouveaux sujets étatiques et sociaux. L’Organisation de Shanghaï pour la coopération, née de l’accord stratégique cino-russe, dispose de ressources et de capacités de travail capables d’en faire la plus grande aire économique intégrée du monde. L’Organisation de Shanghaï et les BRICS sont en mesure, avec leurs organismes financiers, de supplanter en grande partie la Banque mondiale et le Fonds monétaire international qui, pendant plus de 70 ans, ont permis aux USA et aux plus grandes puissances occidentales de dominer l’économie mondiale à travers les prêts usuraires aux pays endettés et d’autres instruments financiers. Les nouveaux organismes peuvent en même temps réaliser la dédollarisation des échanges commerciaux, en ôtant aux Etats-Unis la capacité de décharger leur dette sur d’autres pays par l’impression de papier monnaie utilisé comme devise internationale dominante.

Pour maintenir leur suprématie, toujours plus vacillante, les Etats-Unis utilisent non seulement la force des armes, mais d’autres armes souvent plus efficaces que celles proprement dites.

Première arme : les dits « accords de libre-échange », comme le « Partenariat transatlantique sur le commerce et les investissements » (TTIP) entre USA et UE et le « Partenariat Trans-Pacifique » (TPP) dont le but n’est pas seulement économique mais géopolitique et géostratégique. C’est pour cela que Hillary Clinton qualifie le partenariat USA-UE de « plus grand objectif stratégique de notre alliance transatlantique », en projetant une « Otan économique » qui intègre celle politique et militaire. Le projet est clair : former un bloc politique, économique et militaire USA-UE, toujours sous commandement étasunien, qui s’oppose à l’aire eurasiatique en ascension, basée sur la coopération entre Chine et Russie ; qui s’oppose aux BRICS, à l’Iran et à tout autre pays qui se soustraie à la domination de l’Occident. Comme les négociations sur le TTIP ont du mal à avancer à cause de divergences d’intérêt et d’une vaste opposition en Europe, l’obstacle est pour le moment contourné avec l’ « Accord économique et commercial global» (CETA) entre Canada et UE : un TTIP camouflé étant donné que le Canada fait partie du NAFTA avec les USA. Le CETA sera probablement signé par l’UE le 27 octobre prochain, pendant la visite du premier ministre canadien Trudeau à Bruxelles.

Seconde arme : la pénétration dans les pays cibles pour les désagréger de l’intérieur. En s’appuyant sur les points faibles qu’a tout pays en mesure diverse : la corruption, l’avidité d’argent, l’arrivisme politique, le sécessionnisme fomenté par des groupes de pouvoir locaux, le fanatisme religieux, la vulnérabilité de vastes masses à la démagogie politique. En s’appuyant aussi, dans certains cas, sur un mécontentement populaire justifié quant à la conduite de leur gouvernement. Instruments de la pénétration : les soi-disant « organisations non gouvernementales » qui sont en réalité la main longue du Département d’état et de la CIA. Celles qui, dotées d’énormes moyens financiers, ont organisé les « révolutions colorées » dans l’Est européen, et ont tenté la même opération avec la soi-disant « Umbrella Revolution » à Hong Kong : qui visait à fomenter des mouvements analogues dans d’autres zones de la Chine habitées par des minorités nationales. Les mêmes organisations qui opèrent en Amérique Latine, avec l’objectif premier de subvertir les institutions démocratiques du Brésil, en minant ainsi les BRICS de l’intérieur. Instruments de la même stratégie : les groupes terroristes, type ceux armés et infiltrés en Libye et en Syrie pour semer le chaos, en contribuant à la démolition d’Etats entiers attaqués en même temps de l’extérieur.

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Troisième arme : les « Psyops » (Opérations psychologiques), lancées à travers les chaînes médiatiques mondiales, qui sont définies ainsi par le Pentagone : « Opérations planifiées pour influencer à travers des informations déterminées les émotions et motivations et donc le comportement de l’opinion publique, d’organisations et de gouvernements étrangers, afin d’induire ou renforcer des attitudes favorables aux objectifs préfixés ». Avec ces opérations, qui préparent l’opinion publique à l’escalade guerrière, on fait apparaître la Russie comme responsable des tensions en Europe et la Chine comme responsable des tensions en Asie, en les accusant en même temps de « violation des droits humains ».

Une dernière considération : ayant travaillé à Pékin avec ma femme dans les années Soixante, contribuant l’un et l’autre à la publication de la première revue chinoise en langue italienne, j’ai vécu une expérience formatrice fondamentale au moment où la Chine – libérée depuis à peine quinze ans de la condition coloniale, semi-coloniale et semi-féodale- était complètement isolée et non reconnue par l’Occident ni par les Nations Unies comme Etat souverain. De cette période restent  imprimées en moi la capacité de résistance et la conscience de ce peuple, à l’époque 600 millions de personnes, engagé sous la conduite du Parti communiste à construire une société sur des bases économiques et culturelles complètement nouvelles. Je pense que cette capacité est également nécessaire aujourd’hui pour que la Chine contemporaine, qui est en train de développer ses énormes potentialités, puisse résister aux nouveaux plans de domination impériale, en contribuant à la lutte décisive pour l’avenir de l’humanité : la lutte pour un monde sans plus de guerres dans lequel triomphe la paix indissolublement liée à la justice sociale.

Intervention de Manlio Dinucci à l’Académie de marxisme près l’Académie chinoise de sciences sociales, Association politico-culturelle Marx XXI,  Forum Européen 2016 / La « Voie Chinoise » et le contexte international, Rome

Traduit de l’italien par Marie-Ange Patrizio

mardi, 11 octobre 2016

Escenarios de la gran Eurasia: China

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Escenarios de la gran Eurasia: China

Ex: http://www.katehon.com

El Círculo de seguridad chino

La seguridad de China simplemente se puede resumir en la conservación de la estabilidad a lo largo de las zonas fronterizas internas y externas, comprendiendo que la desestabilización periférica suele preceder a los disturbios internos. La etnia han es ahora la súper mayoría abrumadora del país, pero ellos y el Partido Comunista de China todavía tienen que lidiar con un puñado de grupos minoritarios potencialmente problemáticos extendidos a lo largo de un gran espacio geográfico, algunos de cuyos miembros son altamente susceptibles a las influencias abusivas desde el exterior. Además, también existe la amenaza a largo plazo de que la memoria histórica de algunas regiones y pueblos pudiera ser manipulada para volver al primer plano de su concienzuda toma de decisiones, lo que en términos prácticos significa que incluso la etnia han o las minorías locales de las zonas anteriormente no afectadas por el sentimiento separatista, podrían verse envueltas en estos problemas. El Círculo de seguridad chino se extiende en un círculo a lo largo de la densamente poblada costa este, que sirve como núcleo del país y de su civilización histórica.

Manchuria:

Comenzando en el noreste, la primera área de preocupación para el futuro es "Manchuria", cuyos habitantes tienen una historia muy conocida por haber gobernado China durante la dinastía Qing. Los manchúes ya no constituyen un porcentaje importante de la población, pero la memoria histórica de la región podría manipularse amenazadoramente en contra de las autoridades para la promoción de una agenda hostil anti-centro (Pekín). Es un escenario lejano y que probablemente nunca tome ninguna forma sustancial pero, no obstante, merece ser mencionado como una vulnerabilidad de la seguridad de China inalterable (aunque poco probable), sobre todo porque los japoneses explotaron esta eventualidad aparentemente imposible en la década de 1930, mediante el establecimiento a la fuerza en la región de su estado títere de "Manchukuo". A pesar de que los tiempos geopolíticos han cambiado de hecho desde entonces, el concepto de una identidad "manchú" diferenciada que podría ser manipulada contra Pekín siempre seguirá siendo un problema, no obstante lo poco probable que pueda ser el retorno de su manifestación física.

Las Coreas:

Millones de coreanos viven en la frontera de Manchuria, cerca de Corea del Norte, y en el caso de que Pyongyang se derrumbe o de que se produzca algo igualmente perturbador, entonces incluso más coreanos se arremolinarán a través de la frontera si no pueden ser detenidos antes de tiempo. Si el Norte y el Sur de Corea alguna vez se reúnen, a continuación, las dos Coreas podrían un día convertirse en lo suficientemente fuertes como para presentarse como un leve competidor de China, siendo entre ellos y Japón más que capaces de manejar sus asuntos entre ambos en su propio beneficio.

Lo más preocupante para Pekín, sin embargo, sería si el personal militar estadounidense permaneciera en el país, lo cual es muy probable, y si el país recién reunido tratara de manipular a la comunidad coreana de la Manchuria China para algún propósito estratégico todavía por definir. En la actualidad, sin embargo, Corea del Sur se está convirtiendo en un problema preocupante para China, debido a la isntalación allí del THAAD, la "defensa antimisiles" de EE.UU., socavando la capacidad de contragolpe nuclear de Pekín.

Mar Oriental de China:

La disputa de las islas con Japón es importante para China, no sólo por razones histórico-normativas, sino porque estos territorios son su puerta de entrada al Pacífico occidental. Desde el punto de vista japonés, por lo tanto, pueden ser utilizados para "contener" a la armada china en una zona "segura" y "manejable” de A2/AD [Anti-access/Area denial: anti-acceso/denegación de zona], lo que explica la urgencia de China en su deseo por salir de este 'cordón sanitario'.

Mar del Sur de China:

La línea de los nueve puntos podría parecer demasiado ambiciosa e históricamente cuestionable, pero partiendo de un sentido estratégico, está sin duda justificada. China no quiere "impedir" el comercio en el Mar del Sur de China como le acusan los órganos de información afiliados a los Estados Unidos, sino salvaguardarlo, porque la mayor parte de las importaciones de energía del país y todo su comercio con Europa, África y Oriente Medio proviene generalmente de esa dirección.

Podría ser controvertido que China esté "construyendo islas" en los territorios que reclama como propios, pero siendo realistas, de no haber tomado China estos movimientos, a continuación, los EE.UU. y/o sus aliados regionales habrían golpeado a Pekín para eso con el fin de que el mundo unipolar hiciera precisamente lo que acusa a China de estar supuestamente haciendo, tratar de "controlar" y "obstaculizar" el comercio.

Debido a las complicaciones que los EE.UU. han creado en el Mar del Sur de China, y a la falta de fiabilidad de esta vía fluvial en caso de guerra o algún otro evento desafortunado, China está trabajando firmemente para construir una serie de rutas de la seda por tierra para garantizar su acceso seguro a alta mar y lejos del cuello de botella fácilmente obstruible del estrecho de Malaca.

Yunnan e Indochina:

El más austral territorio continental de China es una mezcla ecléctica de diferentes tribus y grupos étnicos muy estrechamente relacionados con los pueblos de Indochina. La montañosa Yunnan está geográficamente bien defendida de los ataques convencionales, pero es vulnerable a los asimétricos, tales como la penetración de las bandas de tráfico de drogas, las "armas de migración masiva", o infiltrados insurgentes. Vietnam podría suponer comprensiblemente una amenaza real en el caso de que estallaran con él las hostilidades en el Mar del Sur de China, y se pusiera en marcha un ataque terrestre furtivo o de represalia para coger a China con la guardia baja, pero es más probable que Myanmar, y tal vez incluso un día insurgentes de Laos y los refugiados, pudieran desbordarse en la frontera del sur de China y desestabilizar el armonioso equilibrio de identidades en la región más diversa del país.

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El "Gran Tíbet":

La región histórico-cultural del Tíbet es mucho más grande que la provincia del mismo nombre, que a su vez representa sólo uno de sus tres regiones, U-Tsang. La parte oriental de esta entidad administrativa y la parte occidental de Sichuan comprenden lo que antes se conocía como Khan, mientras Qinghai corresponde principalmente a Amdo. Aunque poco poblados, estos tres espacios ocupan una vasta región de tierra repleta de valor estratégico insustituible, ya que la Región Autónoma del Tíbet tiene el control sobre siete de las principales vías fluviales de Asia, que suministran colectivamente casi a la mitad de la población mundial aguas abajo. Esta es la verdadera razón por la que los EE.UU. y la India quieren un Tíbet "independiente", lo que consiste en aprovechar los recursos mediante representación y utilizarlos para controlar el resto de China, por no decir nada del sur y sudeste de Asia.

Xinjiang:

Algunas personas en esta región de China habitada por musulmanes túrquicos, han estado luchando por la "autonomía" o la "independencia" de China, respaldados de forma encubierta por Occidente y sus aliados del CCEAG, con el fin de astillar la parte del país lejos de Pekín rica en recursos naturales, y crear un estado salafista acérrimo en la región pivote entre Asia central, Siberia, la China de mayoría han y el Tíbet. Xinjiang también es importante porque es donde China lleva a cabo una gran cantidad de sus vuelos espaciales, por lo que la región ha añadido importancia estratégica además de la geopolítica.

El Estado chino mantiene un estricto control sobre la región a pesar de que las informaciones sobre la "supresión" de la cultura local y de la religión son totalmente exageradas, pero el asunto es que los terroristas no tienen ninguna posibilidad por el momento de recrear las circunstancias al estilo del Daesh, como para forjar su propio califato en el desierto.

En cambio, la mayor parte de su actividad probablemente se mantendrá contenida en las ciudades, a pesar de que eso no la hace de ninguna forma menos eficaz. En una nota relacionada, el escenario del Califato Kush que fue descrito al hablar de Asia Central es muy pertinente aquí, y es por esta razón por la que China avanzó recientemente el Mecanismo de Cooperación y Coordinación cuadrilateral entre Tayikistán, Afganistán, Pakistán y ella misma, con el fin de prever la emergencia de un campo de entrenamiento para terroristas en las inmediaciones de Xinjiang.

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Mongolia interior:

No muchas personas viven en el amplio territorio de Mongolia Interior, pero la región sigue siendo muy apreciada por Pekín por dos razones. En primer lugar, es extraordinariamente rica en minerales de tierras raras y carbón, pero en segundo lugar, es una puerta de enlace etno-histórica para movilizar más influencia adecuada hacia Mongolia. China no tiene reivindicaciones territoriales contra su vecino del norte, pero el punto es que la Mongolia Interior puede servir como un cultivador de influencia de poder blando, sobre todo porque hay más mongoles viviendo aquí que en el país del mismo nombre.

La amenaza, sin embargo, sería si estos mongoles (que son alrededor de 1/7 de una población de 24 millones de personas en total), alguna vez llegaran a ser "conscientes" de su nacionalidad a través de una ONG u otra manipulación externa, que a su vez podría poner a toda la China mongola estratégicamentre contra ella. No hay forma práctica de que la Mongolia Interior se “reúna” nunca con Mongolia o de que plantee una seria amenaza para China, pero podría convertirse en una irritante primera plana de menor importancia que, combinada con otras perturbaciones fronterizas simultáneamente en curso, podría contribuir a empujar la situación más allá del punto de inflexión.

Amenazas de desbordamiento

Hay tres países fronterizos cuyas rupturas internas podrían conducir a un derrame de amenazas asimétricas en la propia China. Sin contar el refugio y los campos de entrenamiento terroristas en Afganistán, estos son:

Kirguistán:

El estado de Asia Central propenso a la desestabilización podría contraerse en su totalidad si se somete a una tercera "revolución", haciendo así posible la formación de un “Califato del Kush” transnacional en la región montañosa entre Tayikistán, Afganistán, Pakistán y él mismo. Incluso si esto no sucede en la forma en que se proyecta, el extremismo islámico del valle de Fergana podría encontrar una manera de deslizarse a través de la frontera en Xinjiang, o por el contrario, convertirse en un campo de entrenamiento mucho más cercano, y por lo tanto peligroso, de lo que nunca podría serlo Afganistán (por supuesto siempre que la situación no sea estabilizada por medios domésticos o potencialmente exteriores [la OTSC, posiblemente en operación conjunta con china]).

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Nepal:

El antiguo reino hindú se tambalea ahora cerca de otra guerra civil, ya que los de las tierras altas del norte compiten con los de las tierras bajas del sur sobre la delimitación federal del país. La violencia aquí podría producir no sólo miles de refugiados fluyendo hacia China, sino también un peligroso vacío de desestabilización que podría servir para oscurecer el entrenamiento de terroristas “budistas” destinados al Tíbet, o incluso convertirse en un imán para que algunos viajen al vecino Tíbet. Además, insurgentes tibetanos entrenados en la India podrían utilizar el país como un trampolín para la infiltración en China explotando la falta de ley y orden de Nepal en este momento, con el fin de inyectar un flujo en la República Popular bajo la cobertura de ser “refugiados”.

Myanmar:

A pesar de que los combates en los estados de Shan y Kachin en gran medida han disminuido en comparación con lo que fueron en tiempos anteriores, como se explica en las descripciones de los escenarios de la ASEAN, la lucha podría renovarse en el futuro si las conversaciones de federalización (Panglong 2.0) se descomponen y los insurgentes vuelven al campo. Además, incluso si tienen éxito, podrían dar lugar a una disminución notable de la presencia militar del gobierno central a lo largo de la periferia del país, sobre todo si se incluyen cláusulas que permitan a las entidades federales amplia autonomía en sus asuntos de seguridad. Recordando cómo se ha predicho que el estado de Shan podría ser transferido para formar una inviable “federación dentro de una federación”, es muy posible que suceda otro estallido de conflicto con el tiempo inevitablemente, aunque esta vez complicado por el hecho de que ahora se habrá creado un tablero de ajedrez de pequeños estados sobre el que compiten las grandes potencias. Drogas, insurgentes y "refugiados"/inmigrantes son las mayores amenazas en este escenario.

Una Federación de Megaciudades

El estratega Parag Khanna sostiene en su nuevo libro Connectography cómo China se está convirtiendo rápidamente en una "federación de megaciudades”, procurando un mapa conceptual que ilustra de manera convincente este punto. Siempre que el país siga avanzando en esta dirección, quedará por ver cómo esto va a cambiar práctica y legalmente su estructura de gobierno, así como cuáles son los efectos de la división geográfica del país en una "federación" de megaciudades centro-orientales y cuáles serán los asentamientos periféricos.

Un posible escenario es que el movimiento separatista en Hong Kong (en sí misma un miembro clave de la "federación de megaciudades"), podría servir de pretexto para una futura reacción en cadena de secesionismo entre sus contrapartes costeras del continente, si son capaces de establecer una sólida identidad independiente suficiente, aunque esto, por supuesto, requiere una inversión a largo plazo en apoyo cualificado y coordinado de las ONG en el preacondicionamiento de las masas sobre este punto.

Sobre una tangente relacionada de separación en "megaciudades", la división socio-lingüística existente entre el "norte" y el "sur" de China en dos mitades, mandarín y cantonesa, tendrá que ser monitoreada para detectar signos de regionalismo a lo largo de las líneas de uno de los escenarios que fue previamente predicho para la India.

Las Nuevas rutas de la seda

Oficialmente denominada One Belt One Road [Un cinturón, una ruta], pero coloquialmente conocida en la prensa internacional como las Nuevas rutas de la seda, la estrategia global de China es unirse junto con todos sus socios en un sistema complejo de interdependencia económica mutua que pueda proporcionar una salida sostenible para su exceso de capacidad de producción nacional. También hay más elementos estratégicos en esto, como evitar el estrecho de Malaca y el Mar del Sur de China. En cuanto a las principales rutas peninsulares que China ha explorado, ya sea que sólo hayan estado flotando alrededor, fueran antiguas visiones que no pueden ser satisfechas, o estén siendo actualmente avanzadas en alguna u otra forma tangible, son los siguientes:

La ruta de la seda de la ASEAN:

Laos - Tailandia - Malasia - Singapur.

Ruta de la Seda de Myanmar:

Myanmar.

Corredor BCIM:

Myanmar - India - Bangladesh.

Corredor Económico entre China y Pakistán:

Pakistán.

Ruta de la Seda Asia central-persa:

(No definida, pero es probable que incluya a los siguientes países):

Kazajistán - Uzbekistán - Turkmenistán - Irán

Puente de tierra euroasiático:

Kazajistán - Rusia - Bielorrusia

Ruta de la Seda balcánica:

Grecia - República de Macedonia - Serbia - Hungría (posiblemente a través de Eslovaquia - Polonia - Lituania - Letonia - Estonia - Rusia [San Petersburgo]).

samedi, 10 septembre 2016

Europe, mondialisation et «grands récits géopolitiques»

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Europe, mondialisation et «grands récits géopolitiques»

par J.C. Empereur

Ex: http://www.breizh-info.com

Haut fonctionnaire honoraire, co-fondateur de la Convention pour l’Indépendance de l’Europe, Jean-Claude Empereur a bien voulu autoriser Breizh-info à reprendre cet  article paru dans la dernière livraison de la Revue politique et parlementaire(avril-juin 2016),consacrée à » l’Europe dans la tourmente » . Une réflexion fondamentale sur l’avenir de l’Europe à l’heure de la mondialisation. 

Longtemps, pour les « Occidentaux », le concept de mondialisation fut associé à l’idée d’une hiérarchie des puissances.

Il semblait naturel que cette hiérarchie se maintienne pour des décennies. En témoigne cette idée que des Etats-continents tels que l’Inde ou la Chine ne pouvaient être que des suiveurs voire des supplétifs destinés à accompagner le développement économique et industriel de l’Occident. Leur destin ne pouvait être que « l’outsourcing » ou la « sous-traitance »  leur horizon se transformer, pour les uns en « bureau  du monde » et pour  les autres en « atelier du monde », en aucun cas de laboratoire ou de financier de la planète, ce qu’ils sont pourtant  en train de devenir.

Ces nouveaux arrivants dans l’économie mondiale ne pouvaient que se rallier docilement à cette vision apparemment rationnelle et rassurante de la mondialisation heureuse ou chacun allait pouvoir prendre sa place dans une sorte de logique chère aux théoriciens du management, celle de la chaîne de valeur globalisée  et  du « juste à temps ».

Les occidentaux étaient tombés sans s’en rendre compte dans le double piège de Ricardo et de Colin Clark, la théorie des avantages comparatifs établirait au plan mondial une sorte de principe de subsidiarité économique tandis que celle des trois secteurs, primaire, secondaire et tertiaire assurerait aux pays les plus développés la maitrise des domaines technologiquement les plus innovants , garantissant ainsi au monde une stabilité définitive et la « fin de l’histoire ».

Lisse comme une boule de billard, la sphère planétaire mondialisée et globalisée, sans cesse  polie à la double idéologie du doux commerce et des droits de l’homme, s’acheminerait sans heurts vers la paix et la prospérité.

DE LA MONDIALISATION HEUREUSE A LA MONDIALISATION RUGUEUSE

Cette vision irénique d’une mondialisation commandée par l’économie, unifiée et pacifiée par les seules forces du marché a cédé la place à celle plus agressive d’une compétition multipolaire exacerbée dans tous les domaines : économiques, technologiques, culturels et militaires entre Etats–continents animés par des visions géopolitiques qui projettent leurs ambitions bien au-delà de préoccupations purement économiques ou mercantiles.

C’est ainsi que depuis quelques années, sous l’impulsion des principaux acteurs mondiaux apparaissent, de « Grands récits géopolitiques » : Projet pour un Nouveau Siècle Américain et Grand marché Transatlantique, Route et Ceinture Maritime de la Soie, Union Eurasiatique, BRICS etc.

Plus que le concept de « fin de l’histoire », imprudemment forgé par Francis Fukuyama à la suite de la disparition de l’Union soviétique, c’est  le concept géologique de « tectonique des plaques » continentales et sa vision d’entrechoquements et de chevauchements telluriques qu’évoque la nouvelle géopolitique mondiale.

Ces « Grands récits » mobilisateurs, américains, chinois, russes, indiens, sont le résultat d’une volonté de projection dans les grands espaces et le temps long, en même temps que  d’une maîtrise accélérée de l’ensemble des technologies d’avant-garde, principal moteur de l’histoire.

Ces espaces géoéconomiques, innervés et structurés par des réseaux numériques, logistiques et financiers, sans cesse plus intégrés et ramifiés, défendus par des moyens militaires toujours plus puissants, façonnent un nouveau monde  que l’on pourrait qualifier d’ hyper-westphalien.

LE VISAGE NOUVEAU DE LA MONDIALISATION : LA CONFRONTATION DE GRANDS RECITS GEOPOLITIQUES

Le Grand récit géopolitique se caractérise par une double projection :

  • Dans le temps long
  • Sur les grands espaces

Il mobilise des masses importantes de population, parfois très diverses, dans une perspective conquérante ou défensive, l’unité de compte étant le plus souvent le milliard d’individus : jusqu’à 40 % de la population mondiale.

Il s’appuie sur une organisation multinationale ou sur un système d’alliances  entrelacées, souvent préexistantes, qui intègrent une dimension stratégique affichée: OTAN, Organisation de coopération de Shanghai, BRICS.

Il se dote d’institutions financières puissantes à fort potentiel de développement, parfois  destinées à faire pièce aux institutions existantes. Banque des BRICS, Asian Investment Infrastructure Bank.

Il projette de structurer son territoire par la mise en place d’infrastructures de transport  multimodales, ou de  communication de dimension planétaire voire spatiales.

Il fait jouer à plein la multiplicateur puissance démographique/capacité d’innovation technologique, ampleur territoriale/accès aux matières premières, profondeur stratégique/sécurité.

La finalité de ces Grands récits, est, soit dans le cas des Etats–Unis de maintenir leur hégémonie, soit pour l’ensemble des autres de contester celle-ci, voire, à terme, de la supplanter.

La conception de ces Grands récits est souvent le fruit d’un mélange de volonté gouvernementale, d’influence de lobbys  ou de forces politiques organisées mais aussi de think tanks plus ou moins indépendants et de médias influents.

La construction des Grands récits se fait par complémentarité économique, le plus souvent par contiguïté territoriale ou convergence d’intérêts géopolitiques et non par contrainte et conquête. Elle est beaucoup plus géoéconomique qu’idéologique.

Leur volonté mobilisatrice, tant de l’opinion que de la société civile, des milieux politico-médiatiques, industriels et bien entendu de défense est manifeste. Les masses qu’ils animent, les outils de transformation du monde auxquels ils font appel sont le moteur de cette géopolitique des « plaques continentales » qu’ils mettent délibérément en mouvement. (cf. interview de Maria Zakharova, porte-parole du ministère russe des affaires étrangères, RT 21/O2/2016).

La confrontation planétaire de ces Grands récits s’inscrit dans un monde hyper-westphalien qui n’est plus tout à fait celui de Metternich ou de Kissinger mais qui  doit néanmoins s’inspirer de leurs méthodes de résolution des conflits.

LA NOUVELLE GÉOPOLITIQUE DES GRANDS RÉCITS

Etats-Unis, Russie, Chine, Inde, Brésil, État islamique, etc.,  forgent leurs Grands récits à l’image de leur vision du monde, de leurs ambitions, de leurs craintes  mais aussi pour certains de leurs frustrations ou de leurs ressentiments.

Les Européens, dépourvus de toute vision géopolitique, semblent laisser à d’autres le soin d’écrire leur Grand récit. Pour combien de temps encore ?

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Etats-Unis. Du « Project for a New American Century » au « TAFTA » : l’hégémonie sans partage

Lorsque Madeleine Albright qualifia les Etats-Unis de « Nation indispensable » elle se référait explicitement au concept de « Manifest destiny » apparu dès 1845 sous la plume du journaliste  John O’Sullivan à l’occasion de l’annexion du Texas. C’est dans cette perspective que les néoconservateurs élaborèrent, sous la présidence de G. W. Bush, grâce à de puissants et très influents think tanks, le « Project for a New American Century » (PNAC),Grand récit très élaboré visant à la domination du monde, qui orienta  et, de fait, oriente  toujours la diplomatie américaine qu’elle soit républicaine ou démocrate.

L’administration Obama s’inspira, en effet, sans trop le dire, de cette conception dominatrice, reprenant à son compte le principe intangible et non négociable de « full spectrum dominance » emprunté au vocabulaire stratégique mais parfaitement adapté à la vision géopolitique américaine du monde telle qu’elle a été formulée depuis par John Halford Mackinder et Nicholas Spykman.

Le projet de Traité de Grand marché transatlantique (TAFTA)  négocié, dans la plus grande opacité par une Union Européenne en état de sidération géopolitique, n’a d’autre objet que d’étendre cette stratégie  de domination  à l’Europe en l’arraisonnant grâce à un système de normes techniques et juridiques irréversibles.

Chine. « La route et la ceinture maritime de la soie » : le recentrage de l’Empire du milieu

Ce projet lancé en 2014 par le président Xi Jinping, se concentre sur la connectivité et la coopération entre des pays principalement situés  en Eurasie et se compose de deux éléments principaux, l’un terrestre, la “CeintureEconomique de la Route de la Soie” et l’autre maritime, la “Route Maritime dela Soie”.Parmi les propositions phares de cette initiative soutenue par l’Organisation de Coopération de Shanghai on retrouve des projets d’infrastructures (dont une ligne de trains à grande vitesse reliant directement Pékin à Moscou, voire à Berlin) ainsi qu’une banque l’AIIB (Asian Infrastructure Investment Bank),qui s’annonce comme un concurrent direct de la Banque Mondiale sous leadership américain. Par son ampleur, ses multiples dimensions, le nombre de partenaires engagés, sa projection temporelle (le XXI ème siècle) la complémentarité qu’il affiche entre développement territorial et stratégie financière, le projet« One belt one road », qui concerne  près de 40% de la population mondiale,comporte tous les éléments d’un Grand récit géopolitique planétaire et séculaire.

Russie. L’Union économique eurasiatique : la déception européenne et la tentation asiatique

Créée  en 2014 puis élargie en 2015 cette union, assez proche dans sa conception de l’Union européenne regroupe autour de la Russie, la Biélorussie, l’Arménie, le Kazakhstan et le Kirghizistan.

A terme son potentiel est important mais elle souffre actuellement de difficultés économiques ainsi que des problèmes politiques liés notamment au conflit en Ukraine. Il lui faut trouver aussi le moyen de se coordonner avec le projet précédent initié par la Chine, beaucoup plus ambitieux, qui pourrait  à terme le tenir en lisière.

Ce projet inspiré en partie des doctrines eurasistes en exprime aussi certaines  ambiguïtés géopolitiques.

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« LES BRICS » : le contre-endiguement

Cet acronyme inventé naguère, ironie de l’histoire, par un dirigeant de Goldman Sachs associe les noms de cinq pays : Brésil, Russie Indes, Chine, Afrique du Sud. Cet ensemble rassemble 40 % de la population du monde et près de 30% de son PIB.

A la différence des projets précédents il ne dispose pas de la continuité territoriale mais, comme eux, il met l’accent, néanmoins, sur la mise en place d’institutions financières indépendantes (banque des BRICS) et la création d’infrastructures  de télécommunication notamment (organisation d’une architecture Internet indépendante et sécurisée).

Destiné à s’élargir, le projet des BRICS constitue un  Grand récit atypique par ses origines, son évolution, ses territoires. Il est sans doute celui qui suscite la plus grande inquiétude aux Etats-Unis, notamment du fait de la présence du Brésil en son sein, ceci  en totale opposition avec la doctrine de Monroe, mais aussi  à cause des perspectives d’association de l’Iran  qui pourraient, à terme, être envisagées.

Il suffit de regarder une carte pour s’en convaincre, les BRICS obéissent à une logique de « contre-endiguement » par rapport aux stratégies américaines  de « containement » du bloc eurasiatique, « pivot géographique du monde » selon la formule de Mackinder.

L’État islamique : l’extension du domaine de la Charia

Il serait imprudent d’un point de vue géopolitique de ne considérer la stratégie de l’État islamique que du simple point de vue du terrorisme.

Cette dimension est, bien entendu, essentielle. Le terrorisme doit être combattu sans relâche avec tous les moyens dont dispose la communauté internationale, mais se limiter à cet aspect des choses et se refuser à voir dans le projet de retour du califat une forme de Grand récit serait une erreur majeure.

Ce Grand récit repose sur le salafisme djihadiste, il vise à la création d’un État totalitaire dans une perspective mondiale, utilisant, pour arriver à ses fins, tout le moyen de la guerre classique, révolutionnaire ou hybride. À ce titre, il jouera un rôle essentiel dans les affrontements géopolitiques du monde à venir.

UN GRAND RÉCIT EUROPÉEN EST-IL ENCORE POSSIBLE ?

Cette nouvelle vision du monde ne semble pas préoccuper les Européens  que l’aveuglement géopolitique, l’angélisme mondialisateur et le réductionnisme gestionnaire a condamné, depuis longtemps, à oublier qu’ils sont eux-mêmes issus d’une série de Grands récits, le dernier en date étant la réconciliation franco-allemande.

Les Européens  n’ont pas encore pris conscience du fait  qu’après avoir été les instigateurs des rivalités de puissance ils en sont devenus les enjeux.

Tous ces Grands récits, qu’on le veuille ou non,  sont tous fondés sur une expression de la souveraineté et sur une vision géopolitique du monde.  Or sur ces deux plans les Européens ont abandonné la partie.

Bien plus, animés par une  consternante phobie de la puissance et de la  souveraineté, ils ont, au fil de ces soixante dernières années, construit une machine à aspirer les souverainetés nationales, sans créer en contrepartie une  souveraineté européenne originale qui serait seule capable d’affronter les bouleversements géopolitiques actuels. Coup sur coup, les crises financières, migratoires, et fondamentalistes ont mis en évidence les faiblesses de ce système et provoqué un reflux sans précédents du sentiment européen.

Ce reflux se trouve encouragé par un discours purement gestionnaire dépourvu de souffle, coercitif et culpabilisant.

Une société à ce point  inconsciente de l’ordre de ses fins et de son destin ne tarde pas à devenir, une société d’indifférence et d’autodestruction.

Inverser le mouvement  suppose la conception d’un Grand récit européen. Sa mise en œuvre, attendue par des opinions en plein désarroi est devenue un impératif de survie. Quelles pourraient  en être les grandes lignes ?

Parmi beaucoup d’autres trois priorités se dégagent :

  • Maîtriser la relation euro-africaine
  • Eviter la séparation continentale de l’Europe et renouer avec le partenariat euro-russe
  • Se désarrimer d’un atlantisme  de soumission

Maîtriser la relation euro-africaine

Il s’agit d’une priorité absolue, commandée par les évolutions démographiques. Les derniers chiffres publiés par l’ONU parlent d’eux-mêmes : 2,4 milliards d’habitants en 2050 et 4,4 en 2100.

On ne pourra s’aveugler encore longtemps sur le fait que le face à face Europe/Afrique consiste à mettre en miroir  les populations parmi  les plus démunies du globe avec les plus riches, les plus fécondes avec les plus stériles, les plus jeunes avec les plus âgées, celles à l’espérance de vie la plus courte avec celles possédant l’espérance la  plus longue.

Fort heureusement l’Afrique s’engage dans une croissance très significative de son économie mais beaucoup reste à faire et  le co-développement Europe –Afrique est une impérieuse nécessité. De ce point de vue, le projet d’Union pour la Méditerranée magnifique programme, préfiguration d’un Grand récit euro-africain  constituait un modèle malheureusement engagé trop tardivement.

Il reste encore sans doute la clef d’une grande communauté euro-africaine dont les fondements restent comme pour tous les grands récits : les infrastructures de transport, l’énergie, le développement durable et bien entendu les financements.

Refuser la séparation continentale de l’Europe

Les géopolitologues Etats-Uniens tels que George Friedman ou Zbigniew Brzezinski prônent le maintien et la consolidation de la séparation entre ce qu’ils appellent l’Europe péninsulaire c’est-à-dire l’Europe occidentale augmentée des anciennes démocraties populaires et l’Europe continentale (Mainland).

La gestion du conflit ukrainien et les avancées de l’OTAN reflètent parfaitement cette tendance obsessionnelle de la diplomatie d’outre atlantique.

Les Européens ne doivent pas tomber dans ce piège .Il est temps de sortir de cette situation et de relancer le partenariat euro-russe dans une perspective d’équilibre entre le monde atlantique océanique et le monde eurasiatique continental et  de recherche de complémentarité et de profondeur stratégique en s’appuyant sur le lien tripartite Paris Berlin Moscou.

Se désarrimer d’un atlantisme de soumission

La crise économique et financière, d’origine anglo-saxonne, aux conséquences géopolitiques de plus en plus évidentes, dans laquelle est plongé le monde, aurait dû être, pour les Européens, l’occasion d’un sursaut d’indépendance et de solidarité et leur permettre une souveraineté qu’aucun des autres acteurs du monde multipolaire n’a jamais songé à abandonner.

C’est l’inverse qui s’est produit, la crise a accru la vassalisation de l’Union Européenne dans des proportions encore jamais connue auparavant.

Le développement d’une économie numérique globale, entièrement sous contrôle américain, la perte de contrôle de fleurons de certaines industries stratégiques notamment françaises, la réactivation de l’OTAN, et la préparation d’un traité de libre-échange ;antichambre d’une future intégration  politique euro-atlantique annoncent une perte définitive d’indépendance et l’impossibilité de définir un Grand  récit européen. Il est temps de se dégager d’un protectorat asservissant pour retrouver ce qui aurait dû rester un partenariat entre égaux.

En se projetant ainsi sur trois fronts : au sud, à l’est et à l’ouest, le Grand récit géopolitique européen fondé sur une quadruple volonté de solidarité, de puissance, d’indépendance et de souveraineté, mais dépourvu de toute volonté hégémonique devrait atteindre un double objectif :

  • Rendre au sentiment européen le souffle qui lui fait défaut depuis qu’une approche purement économique et constructiviste l’a étouffé.La logique des « petits pas » chère aux Pères fondateurs est impuissante face aux grands défis.
  • Restituer à l’Europe la centralité qui fut la sienne au cours des siècles, gage d’équilibre, dans un monde soit disant globalisé mais en réalité redevenu instable et dangereux.

Il faudra pour concevoir, faire accepter et  mettre en œuvre ce Grand récit : une opinion informée et motivée, des élites imaginatives et visionnaires, des dirigeants courageux et déterminés.

Le système européen aux allures d’empire bureaucratique est-il encore capable d’organiser cette triple mobilisation ?

Le temps nous est compté.

Jean-Claude Empereur

lundi, 05 septembre 2016

Les relations entre la Chine et l'Allemagne

Les relations entre la Chine et l'Allemagne

Par Emmanuel Lincot

dimanche, 10 juillet 2016

Von China lernen – Konfuzius für Krisen

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Von China lernen – Konfuzius für Krisen

von Holger Schnepf

Ex: http://younggerman.de

Wenn etwas in der eigenen Zivilisation so richtig schief läuft, wie bei uns in der Westlichen Kultur, dann lohnt ein Blick aus einer höheren Warte, dass man einmal inne hält und versucht, einen neuen Blickwinkel zu finden. Zu leicht verliert man sich im Kleinen, in den Niederungen der politischen Programme, im Gefeilsche um 3% mehr dort oder 2% weniger hier. Die Westliche Welt ist in einer grundlegenden Krise, und die Zeichen sind in den USA ähnlich zu sehen, wie in den westeuropäischen Staaten. Daher Westliche Welt: schon Osteuropa tickt in vielem ganz anders.

Manch einen mag die Vorstellung, historische Wurzeln und philosophische Ansätze heranzuziehen, um die gegenwärtige Krise zu verstehen, erst einmal irritieren. Die Realität aber ist, dass unser ganzes Denken auf eine sehr grundlegende Weise nicht Zufall ist, sondern in der Tat das Resultat von Jahrtausenden der Zivilisations-Geschichte. Geschichte ist unsere zweite Haut, unser zweites Ich. Es durchdringt unser Fühlen, aber wir sind uns dessen nicht bewusst. Und darin ist jedes Volk ebenso eigen wie jeder Kulturkreis. Es ist eben ein Irrtum der Linksgrünen zu glauben, es seien „nur“ kulturelle Unterschiede, welche in Europa oder in der Migrationskrise zu bewältigen seien; als sei Kultur etwas, das man leicht hinter sich lässt.

Die meisten haben so leider nur eine vage Vorstellung davon, wie stark uns historische Entwicklungen und bestimmte Philosophien beeinflussen. Zwei Beispiele.

Die Deutschen sind schon immer ein Volk in der Mitte Europas, eingekreist von anderen Völkern und Nationen. Die lange, verheerende Invasion deutscher Staaten im 30jährigen Krieg (1618 – 1648), bei der in manchen Gegenden bis zu 90% der Menschen getötet wurden und eine ungeheure gewaltsame Verrohung herrschte, hinterließ ein tiefes Trauma, dass die Deutschen kollektiv bis ins 20. Jahrhundert beherrschte, es prägte das politische Handeln und Tiefenempfinden der Deutschen: nie wieder so schwach, so zerstritten und isoliert sein, dass sich dieses Trauma der Invasion von allen Seiten, die totale Verwüstung, wiederholt. Der ganze deutsche Militarismus entstand als Folge dieses Traumas, und dominierte 400 Jahre deutscher Geschichte.

Unser philosophisches Erbe aber ist der Individualismus. Wie stark uns das von allen anderen Kulturen der Welt unterscheidet, ist den meisten Europäern kaum bewusst. Dass wir Dinge vom Individuum her denken, scheint uns ganz normal, ganz selbstverständlich. Wenn man Menschen in außer-europäischen Kulturen fragt, was uns Europäer kennzeichnet, wird man dies unisono hören: euer Individualismus. Und meist ist der Tonfall dabei nicht, als würde das beneidet. Für die Asiatischen Kulturen ist der westliche Individualismus ein Irrweg, eine Art Marotte, wie sie trotzige kleine Kinder haben. Der Grund für diesen zunächst etwas überheblich klingenden Blick ist wiederum die Geschichte.

Europas zersplitterte Geschichte

Europa kannte nur eine Zivilisation in seiner Geschichte, das Römische Reich, und dieses Projekt ein geeintes Europa zu schaffen, ging komplett unter. Was danach folgte, waren über 1000 Jahre Finsternis, das Mittelalter; eine Zeit deren Herrscher nüchtern betrachtet kaum mehr als Raubritter waren, bar aller Gelehrsamkeit und ewig im Krieg mit sich selbst. Eine stagnierende Epoche. In Asien verlief die Geschichte komplett anders. Wenn man sich die Weltkarte ansieht, wird man bemerken, dass China den Löwenanteil der Landmasse ausmacht. Dabei ist es ein Irrtum, China als einen Nationalstaat wie Deutschland oder Frankreich, nur in groß zu sehen. China war von Anfang an ein Vielvölkerstaat, ähnlich wie später Russland, mit einer dominierenden Ethnie: den Han-Chinesen. Auf diese Weise kann ein großes Reich funktionieren, wenn es eine Leit-Kultur und Leit-Ethnie gibt. In Russland sind das die Russen, in China die Han-Chinesen. Der Versuch, mit einer Römischen Leitkultur Europa zu einen, ging dagegen in die Binsen. So stehen wir heute als gespaltene Völkergruppen da, mit 1500 Jahren getrennter Geschichte.

Neben dem historischen Aspekt möchte ich aber hier vor allem den Philosophischen betrachten. Für uns Westler ist die westliche Philosophie, welche die politischen Ideale des Westens prägte, der Mittelpunkt der Welt, quasi das einzig Gültige. Mit Sokrates, Plato und Aristoteles fing das an, die beiden großen, prägenden Gedanken: Von Plato kam der Universalismus, von Aristoteles die Logik.

Universalismus das ist, dass wir dauernd all-gültige abstrakte Werte suchen. Etwas muss an sich richtig sein. Wir kennen das von Kants Kategorischem Imperativ: Handle stets so, dass dein Handeln Maxime für alle sein kann. Das ist Platonische Ideenlehre in modernere Begriffe gekleidet. Es ist die typische westliche Vorstellung, es müsse abstrakte Ideen und Gedankengebilde geben, die an sich, a priori richtig und wahr sind. Wir können uns kein relatives Gutes vorstellen. Schon das ist schwer zu begreifen. Ich will ein Beispiel geben. Das Gegenteil von Universalismus ist Partikularismus, also ein Gutes für eine begrenzte Gruppe. Zum Beispiel Tribalismus, eine Stammes-Moral. Ein Mensch, der statt einem Universalismus einem Tribalismus anhängt, für den würde nur das Wohl des eigenen Stammes gelten. Regeln, Gesetze, Gut und Böse, das gibt es im Tribalismus nur innerhalb des eigenen Stammes. Nur die eigenen Leute muss man recht und gut behandeln. Weite Teile Afrikas und Arabiens werden noch immer im Wesentlichen durch eine Stammesmoral beherrscht. Für sie gibt es kein abstraktes Gutes. Der Gedanke scheint uns so selbstverständlich, dass das Gute etwas universelles sein sollte, dass immer und allen gegenüber auf gleiche Weise gilt. Menschenrechte zum Beispiel. Die hat jeder Mensch. Das ist aber ein typisch westliches Denken.

Von Aristoteles kommt die Logik, und daraus erwuchs der Individualismus. Der Einzelne entscheidet was richtig ist, nur aufgrund von Rationalität, also von der Frage ist es für mich richtig. Das hat sich erheblich ausgewirkt. Richtig in Fahrt kam das mit Martin Luther. Er wollte sich nicht mit biblischen Deutungen der Obrigkeit zufrieden geben, er wollte sich seine eigene Meinung bilden, er wollte, dass die Bibel alle in ihrer eigenen Sprache lesen können, so dass jeder durch eigene Überlegung entscheidet, wie er die Bibel deutet. Für uns scheint das heute ganz normal, auch in Fragen jenseits der Bibel. Für die Zeit des späten Mittelalters war dies ein Affront, eine Ungeheuerlichkeit, dass ein Einzelner sich anmaßte aufgrund seines eigenen Verstandes zu urteilen. Damit ist die ganze Entwicklung zur Individualität in Europa losgetreten.

Ich musste hier so weit ausholen, damit man versteht, dass unser Denken, politisch und philosophisch, eben uns ganz eigen ist. Das Problem ist, wenn ich so sagen darf, dass uns heute diese Vergötterung des Individuums, das Genick bricht. Man hat eine an sich gute Idee, die Freiheit des Einzelnen, so weit ins Extrem getrieben, dass es heute keinen Zusammenhalt mehr gibt, jeder ist ein Einzelkämpfer, die Zahl der Singles und Alleinerziehenden explodiert, damit einhergehend fallen die Geburtenraten. Auch der Sozialstaat ist überfordert, als eine Folge: früher gab es Großfamilien, die einen Großteil der sozialen Aufgaben übernahmen. Man musste weder Kindergärten finanzieren, weil Mütter die Kinder aufzogen, noch Seniorenheime, da die Familie die Eltern pflegte. Je vereinzelter die Menschen sind, desto teurer wird es für den Staat. Man sehe sich zum Unterschied eine türkische oder arabische Familie an: hier wird keiner, der arbeitslos wird, hängen gelassen: man findet eine kleine Arbeit im Laden eines Familienangehörigen oder Bekannten. Man hat Netzwerke, in die man sich einfügt und die einen auffangen. Was wiederum ein Hemmnis der Integration ist – man hat Sicherheit in der Sippe, kaum einer, der diese Sicherheit im Familienclan und der eigenen Ethnie hat, will als Araber oder Türke in die Hyper-Individualisierte Vereinzelung und Einsamkeit der westlichen Menschen fallen.

confucm_565.jpegDie Lehre von Konfuzius

Wenn man Menschen heute von chinesischer Philosophie erzählt und was wir davon lernen können, so muss man oft erst dumme Klischees beseitigen. Der witzige Chinese, der dümmlich lispelt, der Zwang zum immer Lächeln und das Gesicht wahren, die Idee lächerlicher Kalender-Sprüche. Das ist ein Zerrbild wie das vom Deutschen in Lederhose. Keiner bestimmte das Denken ganz Asiens so sehr, wie Konfuzius. Seine Ideen und Vorstellungen haben den ganzen kulturellen Raum Asiens tief geprägt. Es gibt im Westen gar keine einzelne Person, die unser westliches Denken so im Alleingang geprägt hat, wie Konfuzius das Denken Asiens.

Konfuzius lebte zwischen 551 und 479 v. Chr. In einer Zeit, da China gespalten und tief zerstritten war, da allgemein ein Verfall von Sitten und eine starke Verrohung der Menschen herrschte. Er versuchte die Frage zu beantworten, wie dies kommen konnte, und wie man dem abhelfen konnte. Dabei standen für ihn keine hochtrabenden politischen Programme im Vordergrund, sondern ethische und philosophische Grundlagen. Für Konfuzius waren dies fünf Punkte, die alle aus einer Grunderkenntnis heraus entstanden.

Die Grunderkenntnis von Konfuzius war, dass nur in einer richtigen gesellschaftlichen Ordnung ein gutes Leben in Ethik und sinnhaften Handeln möglich ist. Das ist quasi eine auf den Kopf Stellung gegenüber dem westlichen Denken: für uns scheint das Gute immer aus dem Einzelnen zu kommen. Für Konfuzius dagegen entspringt Freiheit nur aus einer rechten Ordnung. „In einer gerechten Gesellschaft, ist es eine Schande arm zu sein; in einer ungerechten Gesellschaft, ist es eine Schande, reich zu sein.“ Das ist ein Ausspruch, der sein Denken kennzeichnet. Das Gerechte, das Gute und die Entfaltung hängen von der ganzen Ordnung ab, die die Menschen umgibt. Für Konfuzius aber waren die Regeln, die Ordnung, kein Selbstzweck, und schon gar kein Zwang, der einem von der Obrigkeit erteilt wurde, sondern etwas wie Spielregeln: alle einigen sich darauf, weil nur so ein sinnvolles Handeln möglich wird. Es ist ein gemeinschaftlicher Akt der Einsicht.

Fünf Lehren

Die fünf Pfeiler auf denen sich diese Ordnung gründet sind Menschlichkeit, Gerechtigkeit, Pietät, Sitten und Bildung. Für Konfuzius ist der Kern aller menschlichen Ordnung die Familie. Sie ist die Keimzelle der Gesellschaft, innerhalb der Familie lernt der Mensch alle notwendigen sittlichen und emotionalen Fähigkeiten. Sie, und nicht das Individuum, machen den Kern der konfuzianischen Lehre aus. Daher haben bis heute in Asien die Familienclans und familiäre Gemeinschaften die überragende Bedeutung; das Individuum entfaltet sich nur im Einklang mit dieser.

Das Li Gi, ein konfuzianisches Grundlagenwerk, beschreibt diesen Gedanken so:

„Die Familienordnung als Grundlage der Menschheitsordnung: Die Liebe leitet sich von den Eltern her und stuft sich ab nach oben hin bis zum Urahn des Geschlechts. Die Pflicht leitet sich von den Urahnen her und steigert sich nach unten hin bis zum heimgegangenen Vater. So ist der Weg des Menschen die Liebe zu den Nächsten.

Die Liebe zu den Nächsten führt zur Verehrung der Ahnen; die Verehrung der Ahnen führt zur Achtung vor den näheren Vorfahren; die Achtung vor den Vorfahren führt zum Zusammenhalt des Stammes; der Zusammenhalt des Stammes führt zur Heilighaltung des Ahnentempels; die Heilighaltung des Ahnentempels führt zum Wichtignehmen der Landessitten; das Wichtignehmen der Landessitten führt zur Liebe zum Volk.

Die Liebe zum Volk führt dazu, dass die Strafen gerecht werden; sind die Strafen gerecht, so leben die Leute in Sicherheit; leben die Leute in Sicherheit, so sind genügend Güter da; sind genügend Güter da, so kann man alle seine Absichten verwirklichen; kann man seine Absichten verwirklichen, so nehmen die Traditionen und Sitten feste Formen an. Haben Traditionen und Sitten feste Formen, so folgt die Freude.“

Der Einzelne lernt die moralischen Qualitäten in der Familie. Die Liebe und Leitung der Eltern ist das Vorbild für eine gerechte Staatsführung: der ideale Herrscher leitet das Volk wie Eltern ihre Kinder: mit Liebe, Gerechtigkeit und klaren Regeln. Die Liebe zu anderen lernen Menschen hier überhaupt nur als Ableitung aus der familiären Erfahrung. Dies ist verwurzelt in einer festen ethnischen und regionalen Bindung. Ein Mensch sieht sich nicht als eine zufällige einzelne Erscheinung, sondern als Erbe seiner Ahnen, die die Region, das Land und die Kultur aufbauten. Diesen schuldet er alles, was er hat, wie er selbst ein Ahne wird, und das weitergibt, was er empfing. Es ist höchste Verpflichtung für ihn, die Bewahrung und Weiterentwicklung.

Im Kern steht, anders als der Konfuzianismus im Westen manchmal wahrgenommen wird, keine autoritäre Härte, sondern die Menschlichkeit. Sie macht den Kern der Lehre aus. Ohne dieses Verlangen nach Menschlichkeit wäre die Philosophie in der Tat nur eine hohle Sittenlehre. Und gerade das war nicht die Absicht. Wie sich diese definiert, zeigt wiederum das Li Gi auf:

„Die Sittsamkeit verlangt, dass man zu den Vornehmen ehrerbietig ist, zu den Alten ehrfürchtig, zu den Kleinen liebevoll, zu den Jugendlichen freundschaftlich, zu den Geringen gnädig ist; das ist Sittsamkeit. Heute aber sind die Menschen gegen die Oberen aufsässig, die Unteren werden in Not gebracht, das Rechte wird missachtet und man setzt sich mit Gewalt durch.“

Konfuzius waren Gewalt und Unterdrückung zutiefst zuwider, und ein klares Kennzeichen einer Gesellschaft, die im Ganzen den Weg verloren hat. Konfuzius wollte Menschen sanft auf den richtigen Weg führen, durch Vorbild und Bildung. Er betont dies immer wieder. „Der Edle kennt keinen Streit.“ Und: „Irrlehren angreifen, das schadet nur.“

Damit überall Menschlichkeit walten kann, muss Gerechtigkeit bestehen, d.h. eine unparteiische Ordnung, in welcher die Guten hoch kommen und die Ungerechten nieder gehalten werden, also in dem nicht Gauner und Betrüger nach Oben kommen. Wenn oben die Sitten verfallen, so verfallen sie am Ende auch unten. Das ist für uns im Westen eine seltsame Sicht. Nur wenige kämen auf den Gedanken, die private Lebensführung unserer Politiker zu hinterfragen. Dass viele sich mehrfach scheiden lassen, im Privaten unleidliche und niedere Typen sind, das interessiert uns wenig; wir schauen nur nach den politischen Programmen. Damit aber setzt der Verfall ein, weil Menschen immer die ihnen oberen imitieren. Das Beispiel von oben, eben auch das Schlechte, setzt sich im Volk fort.

confuciusparoles26148971.jpgKonfuzius geht es nicht um eine abstrakt definierte Moral, sondern um eine individuelle, durch persönliches Beispiel gelebte Sittlichkeit. Er lehrte nicht durch logische Erklärungen, sondern Umschreibungen. „Als der Stall niederbrannte und Konfuzius zurück kehrte, fragte er: ‚Wurde jemand verletzt?‘ Er fragte nicht nach den Pferden.“ Dieses berühmte Zitat beleuchtet die Lehrweise Konfuzius und wie er Menschlichkeit definiert. Er sorgt sich nicht um den Besitz – die Pferde. Aber er sagt es nicht direkt, das Gleichnis umschreibt es nur. Es ist eben kein Kantianischer Imperativ, sondern eine Ermutigung zum persönlichen Vorbild. Von ihm stammt die berühmte Goldene Regel: „Füge anderen nicht zu, was du nicht willst, dass dir zugefügt wird.“ Dabei steht der Konfuzianismus zwischen den Extremen des Universalismus und Tribalismus. Es gibt eine Moral, eben die Menschlichkeit, die man allen Menschen gegenüber walten lässt; dennoch ist das Verhältnis der Einzelnen zueinander wichtig. Man verhält sich den Obigen gegenüber mit Respekt, den Unteren gegenüber mit Milde. Die Eltern leiten die Kinder mit Strenge und Güte, die Kinder achten die Eltern mit Respekt. Dies setzt sich in allen Bereichen fort: es gibt eben keine Gleichheit, aus der die Moral entspringt, sondern was sittlich ist, bestimmt das Verhältnis der Menschen, wie sie zueinander stehen. Damit wird die gesellschaftliche Ordnung aufrecht erhalten. Die Rollen der Menschen sind eben unterschiedlich, und das Urbild dazu ist die Familie. Der Vater als Beschützer und Leiter, die Mutter als nährend und umsorgend, die Kinder folgsam und respektvoll. Auch die Rollen von Mann und Frau können nicht die gleichen sein, sie sind Abbilder von Yin und Yang, dem männlichen Himmelsprinzip und dem weiblichen der Erde: der Himmel beleuchtet und überwölbt, die Erde trägt und nährt. Es ist keine Unfreiheit, keine Ungleichheit der Würde, aber es sind sich ergänzende Rollen, wie eben im Yin-Yang Symbol: zwei Teile deren gegensätzliche Rollen einander zu einem Ganzen ergänzen, da sie sich ihren natürlichen Anlagen entsprechend einbringen. Ethik von der Familie als Kern aus zu denken, ist die Balance zwischen Universalismus und Tribalismus. Die Familie steht einem näher als alle anderen, ihr ist man zuhöchst verpflichtet, danach kommt die eigene Region, und dann die Nation, der Staat, und erst danach die Menschheit als Ganzes. Es ist aber auch kein Tribalismus, in dem nur dem eigenen Stamm moralische Pflicht gilt. Die Menschlichkeit und Gerechtigkeit gelten gegen alle, aber die moralische Pflicht ist vom inneren Kreise, von der Familie ausgehend, abgestuft. Dem Eigenen gilt die höhere Pflicht als dem Fremden.

Im Kern muss aber die Sanftheit, die Menschlichkeit stehen, sie darf kein Zwang, keine Gewalt sein. Als Konfuzius Richter war und ein Vater seinen Sohn verklagt, weil dieser ihm ungehorsam war, sperrte er einige Zeit beide ein, da er sagte, durch seine Härte habe auch der Vater seine Pflicht, seinen Sohn weise und gerecht zu leiten, missachtet. Bei Menzius, dem Schüler Konfuzius wird dies auch auf die Politik ausgedehnt: eine Regierung verliert ihr „Mandat des Himmels“, wenn sie gegen das Wohl des Volkes handelt. Es ist bei aller Betonung von Respekt und Sittlichkeit kein einseitiges Vorrecht der Oberen, sondern eine auf Gegenseitigkeit beruhende Ordnung. Die Pflicht der Oberen ist Vorbild zu sein auch in der privaten Lebensführung, sonst hört sie auf wahre Obrigkeit zu sein und wird Tyrann.

Pietät, Sitte und Bildung

Das dritte Standbein der Philosophie macht die Pietät aus. Das meint durchaus eine religiöse Komponente. Auch wenn China keine Religion im Sinne fest stehender Dogmen kennt und eine eher sanfte Religiosität übt, war für Konfuzius die Religion wichtig. „Ein Mensch ohne Glauben ist wie ein Wagen ohne Joch und Deichsel: wie soll der voran kommen?“ Die religiöse Pietät wurzelt im Chinesischen wie in allen heidnischen Religionen, in der Verehrung der Ahnen. In jedem Haushalt ist ein Ahnenschrein, vor ihm finden die täglichen Andachten statt. Man ist mit den eigenen Ahnen verbunden, eine in fast allen vor-Christlichen Religionen verbreitete Vorstellung. Ahnen und Götter sind etwas in der Küche, im Haushalt, etwas Persönliches und kein ferner, abstrakter Gott auf einem Thron. Das ist eine nahe, weltliche und persönliche Religiosität. Wohl gibt es auch Hohe Gottheiten, den Himmel und die Erde, der wichtige Bezug aber sind die eigenen Ahnen, die aufgestiegen sind, in deren Reihe man sich verpflichtet fühlt. Das Gefühl der Verbundenheit umfasst so die Lebenden in der Familie, ebenso wie die Verstorbenen. Man verliert das Band der eigenen Geschichte nicht, weil es jeden Tag in der pietätvollen Andacht ins Gedächtnis gerufen wird.

Pietät ist ein sich zurück nehmen, man sieht sich als Teil eines größeren Ganzen, eines Erbes, das einen verpflichtet, und das man würdig weiter gibt. Das ist ein ganz anderes Bewusstsein, als der Individualismus des Westens, in dem jeder Einzelne als „seines Glückes Schmied“ angesehen wird, und die Einzelleistung gegenüber der Sippe, der Gemeinschaft, den Vorrang hat. So nehmen wir immer die Geschichte als eine Aneinanderreihung einzelner „Genies“ war, als ob diese quasi aus dem Nichts sich selbst erschaffen hätten und ihren Status niemand anders, keinem Vorangegangenen schulden würden. Mit entsprechendem Leichtsinn wird denn auch heute das Alte zerschlagen. Es gibt keinen Respekt für das Gewachsene. Konfuzius betont die Bedeutung des Gewachsenen immer wieder. Geduld und Selbstbeherrschung, seine Zeit abwarten, nichts Erzwingen, sich im Einklang mit dem natürlichen Wandel bewegen, das sind in ganz Asien herausragende Vorstellungen.

In Japan gibt es das Sprichwort, der Nagel der herausragt, wird eingeschlagen. Was für uns Individualisten erst einmal grausam klingt, kann man auch ganz anders sehen. Ich hatte die Gelegenheit, zweimal nach Japan zu reisen. Meine Erwartungen waren ähnlich wie die vieler Westler: eine Kultur erzwungener, falscher Höflichkeit, die nur Maske sei. Die Doppelstadt Tokio – Yokohama ist ein gigantisches Menschengewusel, von einem Ausmaß, das man sich als Deutscher nicht vorstellen kann. Dennoch herrscht eine sehr große Ruhe in der Öffentlichkeit. Nie habe ich schreiende, tobende oder laute Kinder erlebt, nie zankende Menschen. Das Spannende ist: man fühlt sich durch diese allseits geltende Höflichkeit schnell extrem entspannt. Man wird selbst höflich und sanft, weil man weiß: niemand macht mir den Platz streitig, niemand motzt mich an, ich laufe nicht durch die Großstadt wie durch ein Kriegsgebiet. Die Wirkung ist enorm. Innerhalb kurzer Zeit verliert man die Abwehrhaltung, die gespannte Aufmerksamkeit, die man als Großstädter ansonsten erworben hat. Und nicht umsonst: Japan zählt zu den sichersten Ländern der Welt. Obwohl es Japan ist, dient es als Beispiel gut, weil man in Japan, mehr als im durch die kommunistische Revolution verdorbenen China, besser den Geist konfuzianischer Werte im Alltag erleben kann; sie prägen und dominieren ganz Asien.

Das ist was Sittlichkeit meint: ein sich zurücknehmen, aber keine Kriecherei. Konfuzius betont immer wieder, die Form wahren. Was uns als Zwang scheint, ist eigentlich ein Sicherungsmechanismus gegen ein Übermaß.

„Ehrerbietung ohne Einhaltung der Form wird zu Kriecherei. Vorsicht ohne Einhaltung der Form wird zu Ängstlichkeit. Mut ohne Einhaltung der Form wird zu Auflehnung. Aufrichtigkeit ohne Einhaltung der Form wird zu Grobheit.“

Dieses Konzept der Sittlichkeit ist eine Selbstbeherrschung, durch die man sich voreinander schützt, aber auch, durch das man sich selbst schützt, vor einem sinnlosen Übermaß, vor geistloser Kriecherei und Unterwürfigkeit, die Konfuzius Lehre eben gerade nicht ist. Der „Edle“ in der konfuzianischen Lehre ist kein Superkapitalist, der das Maximum an Profit für sich sucht, wie es das individualistische Ideal der westlichen Moderne darstellt, sondern er ist Teil seines Bezugsrahmens: der Familie, der Nachbarschaft und dem Staat. Diese verfällt von oben, wird aber von unten her erneuert. „Wenn du den Staat verbessern willst, musst du erst die Regionen verbessern. Wenn du die Regionen verbessern willst, musst du erst die Städte verbessern. Wenn du die Städte verbessern willst, musst du erst die Nachbarschaften verbessern. Wenn du die Nachbarschaften verbessern willst, musst du erst die Familie verbessern. Wenn du die Familie verbessern willst, verbessere erst dich selbst.“ Die Ethik geht in immer größeren Kreisen vom Kleinen aufwärts. Sie ist keine Schulmeisterei eines Obrigkeitsstaates.

confucius-philosophe-de-la-chine-pierre-savouret-amsterdam-1688.jpgDen fünften Grundpfeiler macht die Bildung, sie ist für Konfuzius Mittel und Selbstzweck zugleich. Unbildung war für ihn ein großer Fluch. „Ein Volk ohne Bildung in den Krieg führen, das heißt, es dem Untergang weihen.“ Hier kommen zwei Übel zusammen: ein ungebildetes Volk und eine Führung in Krieg und Gewalt: das kann nur schlecht ausgehen. Nur Bildung ermöglicht Verstehen, ermöglicht, seinen Platz und seinen Weg in der Gemeinschaft finden. Aber für Konfuzius, der sein Leben lang nicht den Erfolg seiner Lehre erlebte, war Bildung auch ein Trost, etwas um das man sich immer bemüht, um sein Wissen und seinen Charakter immer zu bessern. Für Konfuzius bezeichnet der Weg des Edlen Fleiß, Hingabe und immer wieder Selbstverbesserung, Lernen und Bildung erlangen. „Wer sich nie schämt, wie kann der sich bessern?“ Es ist diese Scham, die den Menschen heute abhanden gekommen ist im Westen. Man will sich nicht bessern, ja man kann sich gar nicht mehr bessern, weil keiner mehr ein rechtes Gefühl für die eigenen Unzulänglichkeiten hat. Jeder ist ein kleiner König, von Kindesbeinen an werden Menschen ermutigt, sich nicht zu ändern, dass alles was sie tun recht und billig sei. Wir wurden überschwemmt mit Ratgebern, die uns sagen, wir sind ok, egal wie wir sind, wir müssen alles akzeptieren und eine kritische Selbst-Befragung, die Notwendigkeit sich zu bessern, haben wir damit verloren. Es wurde den Menschen aberzogen sich zu schämen. Dumme, rohe, derbe Menschen werden uns überall vorgeführt, im Fernsehen, in der Politik ebenso. Es sind oben wie unten Menschen unfähig der Scham, eine schamlose Gesellschaft, die keinen Sinn für die eigenen Charakterschwächen mehr hat, die eigene Unbildung und Primitivität. „Die Alten hielten mit ihren Worten zurück, denn sie schämten sich, mit ihren Taten hinter ihren Worten zurück zu bleiben.“ Heute agieren die Leute im Westen genau umgekehrt: wer am lautesten Schreit und am größten angibt, der bekommt. Damit kommen die Dummen und die Primitiven nach oben.

Was uns die Perspektive Asiens und Konfuzius sagen könnte, damit ließe sich viel sagen. Mich erfüllt in der Betrachtung klar das Gefühl, dass wir auf eine ganz grundlegende Weise in die Irre gegangen sind, und dass es hier keine schnellen Lösungen gibt, sondern nur ein sehr geduldiges Aufbauen, oder erst einmal ein Bewahren für die Zeit des erneuten Aufbaus. Konfuzius glaubte in seiner Lebensaufgabe gescheitert zu sein; er erlebte das Ende der Zeit des Chaos nicht mehr, noch erlebte er, welch überragenden Einfluss seine Lehre in ganz Asien erreichen würde. Dennoch ließ er sich nicht verdrießen, sondern lehrte gelassen und heiter bis an sein Ende.

„Nicht, dass ich kein Amt erhalte, sollte mich betrüben, sondern dass ich nicht würdig sei, ein Amt zu erhalten.“

Einige gesammelte Aphorismen

Der Weise hat in seiner Einstellung zur Welt weder Vorlieben noch Vorurteile. Er ist auf der Seite des Rechts.

Dem Menschen, der der Menschlichkeit entbehrt, helfen keine frommen Gesten.

Geschickte Reden und eine zurechtgemachte Erscheinung sind selten Zeichen von Mitmenschlichkeit.

Der Weise ist friedliebend, aber er kennt keine Kompromisse. Der gewöhnliche Mensch macht Kompromisse, aber ist nie friedliebend.

Der Edle ist kein Gerät.

Gute Menschen machen die Schönheit eines Platzes aus. Wer die Wahl hat, und nicht unter guten Menschen wohnt, wie kann der weise genannt werden?

Der Gebildete richtet sein Streben auf die Wahrheit; aber wenn einer sich schlechter Kleidung und schlechter Nahrung schämt, der ist noch nicht reif, um mitzureden.

Wer sich selbst regiert, was sollte der Schwierigkeiten haben zu regieren? Wer sich nicht selbst regieren kann, was geht den die Regierung von anderen an?

President Hillary – Be Afraid, Very Afraid

By examining Hillary Clinton's foreign policy record, Pat Harrington concludes that she is a warmonger who favours more US intervention across the globe.

We know quite a bit about Clinton and her foreign policy. What we know indicates that she is a warmonger and interventionist – as bad as any Republican ‘hawk’. I believe that her record on foreign policy should concern not just Americans but the world. A Clinton presidency is likely to lead to confrontations around the globe.

During her period in the Senate (2001-2008), she sat on the Armed Services Committee. The Village Voice dubbed her ‘Mama Warbucks’ in 2005. Clinton voted for war against Iraq and peddled the same lies as Tony Blair and his dodgy dossier. In a speech to the Senate in 2002 she said:

In the four years since the inspectors left, intelligence reports show that Saddam Hussein has worked to rebuild his chemical and biological weapons stock, his missile delivery capability, and his nuclear program. He has also given aid, comfort, and sanctuary to terrorists, including Al Qaeda members…

It was not until December 2006, as she began her first presidential campaign, that she changed her position by blaming her original viewpoint on bad intelligence during a spot on NBC’s Today programme. ‘If we knew then what we know now, I certainly wouldn’t have voted that way’, she said in reference to her initial support for the Iraq War.

When Clinton was US Secretary of State between 2009 and 2013, she showed the same eagerness for threatening or for the actual use of force. Anne-Marie Slaughter, Clinton’s Director of Policy Planning at the State Department, said of her, ‘When the choice is between action and inaction, and you’ve got risks in either direction, which you often do, she’d rather be caught trying.’  She is therefore an interventionist by nature.

To give you an understanding of what this interventionist instinct brings about, I want to look at some of the countries she has directed it toward and its consequences.

Honduras

In 2009, the State Department supported the CIA-backed coup against Honduras’ democratically elected President, Manuel Zelaya.

E-mails subsequently released from Clinton’s time as Secretary of State show that some of her top aides urged her to dub the putsch a military coup and to cut off US aid. She refused to do so. Instead, the US pushed for the world to recognise the coup’s new government.

In her memoir, Hard Choices, she described the events in Honduras as a ‘victory for democracy’.

The coup was followed by a wave of political violence which targeted a range of activists. Statistics from the United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC) show that the murder rate increased from 60.8 per 100,000 in 2008 to 81.8 in 2010 following the coup, continuing to increase to 91.4 in 2011 and remaining high at 90.4 in 2012. Honduras is now a corrupt narco-state.

Kosovo

During the 1999 Kosovo War, in which Bill Clinton called in NATO to bomb Belgrade (resulting in 500 civilian deaths), Hillary, whilst traveling in Africa, telephoned her husband to offer him some advice. ‘I urged him to bomb’, she told reporter Lucinda Frank. As First Lady from January 1993, she encouraged her husband, and later also his Secretary of State, Madeleine Albright, to attack Serbian forces in the disintegrating Yugoslavia – not just in Bosnia in 1994 but also in Serbia in 1999.

When Hillary Clinton visited Pristina as Secretary of State, her support for Kosovo was clear: “For me, my family and my fellow Americans this is more than a foreign policy issue,” she affirmed. “It is personal.”

Whilst the case for some form of intervention in Kosovo is more hotly debated than those in other areas, the events which led to the recognition of the state by President George W Bush had unintended consequences. At the time, Russian President Putin said:

The precedent of Kosovo is a terrible precedent, which will de facto blow apart the whole system of international relations, developed not over decades, but over centuries. They have not thought through the results of what they are doing. At the end of the day it is a two-ended stick and the second end will come back and hit them in the face.

The Republic of Crimea proclaimed its independence from Ukraine on 11 March 2014, citing the Kosovo precedent.

Afghanistan

As Secretary of State, Hillary Clinton supported the ‘surge’ in Afghanistan: she supported sending a further 40,000 US troops there (on top of the 70,000 which were already present).

drone-firing-400x300.jpgDespite the high level of civilian casualties, Clinton has long been a strong supporter of drone strikes in Afghanistan and Pakistan. In an interview with The Guardian in July 2014, Clinton said:

Clearly, the efforts that were made by the United States, in cooperation with our allies in Afghanistan and certainly the Afghan government, to prevent the threat that was in Pakistan from crossing the border, killing Afghans, killing Americans, Brits and others, was aimed at targets that had been identified and were considered to be threats. The numbers about potential civilian casualties I take with a somewhat big grain of salt because there has been other studies which have proven there not to have been the number of civilian casualties. But also in comparison to what? The Pakistani armed services were always saying, ‘Well, let us bomb these places.’ That would have been far more devastating in terms of casualties. But of course anyone who is an innocent bystander, especially a child, who’s caught up in any operation against terrorists, that is a cause of great concern and it is a cause of real disappointment and regret on our part.

Armed conflict in Afghanistan continues. Afghanistan now produces around 90 per cent of the world’s heroin. The Taliban had banned the production of opium in 2000.

Syria

In 2011, as Arab regimes were overthrown in the so-called ‘Arab Spring’, Hillary’s State Department decided to withdraw diplomatic recognition of Syria. The US began to help the armed opposition, secretly at first. Although there was much talk of assisting a ‘moderate opposition’, it soon became clear that the ‘allies’ Clinton wanted to use to topple the secular Syrian regime were radical Islamists aligned with the al-Nusra Front, a branch of al-Qaeda. Yet, even now, Clinton defends US intervention in Syria, speaking of a ‘failure to help build up a credible fighting force of the people who were the originators of the protests against Assad – there were Islamists, there were secularists, there was everything in the middle – the failure to do that left a big vacuum, which the jihadists have now filled.’ Clinton expresses no regret over the civil war she helped start in Syria. Her only regret is that more arms and ammunition were not supplied to her favoured side. In recent debates, Clinton has advocated a no-fly zone over Syria: ‘ I am advocating the no-fly zone both because I think it would help us on the ground to protect Syrians; I’m also advocating it because it gives us some leverage in our conversations with Russia.’ The potential for conflict with Russia and Iran, both of whom are supporting the Syrian government, is both obvious and frightening.

The result of her policies toward Syria is that millions of Syrians have been displaced, and that refugees are drowning in the Mediterranean or else threatening the stability and identity of Greece, Turkey, and the European Union itself. Not to mention the fact that ISIS has a base in Syria from which to launch terrorist attacks across the world.

Libya

Clinton was an enthusiastic player in the destruction of the Libyan state by the US and NATO during 2011. Robert M Gates, the Secretary of Defense at the time, described President Obama’s decision to intervene as a ’51-49′ proposition, adding, ‘I’ve always thought that Hillary’s support for the broader mission in Libya put the president on the 51 side of the line for a more aggressive approach.’ It started with a ‘no-fly zone’, allegedly to protect civilians and dressed-up in all kinds of humanitarian language, and ended with a US-led bombing campaign which killed over 1,100 civilians. Her humanitarianism was absent in an interview with ABC’s Diane Sawyer. She was asked about the brutal murder of Col. Gadaffi by jihadists (after being sodomised with a knife on camera). Paraphrasing Julius Caesar, she said, ‘We came, we saw, he died!’ amidst much laughter and chuckling.

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The result of her policies in Libya is that the country descended into civil war. Unsecured arms stashes in Libya soon spread west across the African Sahel and east to Syria. The Libyan catastrophe has led to war in Mali, made more weapons available to Boko Haram in Nigeria, and assisted ISIS in Syria and Iraq. One could also reference the persecution of Black Africans and Tuaregs within Libya and the emergence of Benghazi as a jihadist stronghold.

Clinton has continued to defend US intervention in Libya, claiming that the situation would have been worse without it: ‘We would be looking at something much more resembling Syria now.’

NATO

As Senator in 2008, Hillary co-sponsored 2008-SR439, which called to integrate Ukraine and Georgia into NATO. Whilst Clinton was Secretary of State, two more countries, Albania and Croatia, joined the US-dominated alliance. Many Russians believe they are now surrounded by an anti-Russian military alliance along their borders, stretching from the Baltic states in the north to Romania and Bulgaria. Clinton favours even further expansion.

Israel

As Secretary of State, Clinton oversaw the Obama Administration’s first attempt to broker an Israeli-Palestinian peace deal. She took a stance against Jewish settlements on land claimed by the Palestinians. However, in her memoir she noted that ‘[o]ur early hard line on settlements didn’t work.’

During her last year as Secretary of State, the Israeli newspaper Haaretz characterised her as ‘Israel’s new lawyer’ in response to her sympathetic view toward Binyamin Netanyahu’s 2014 bombardment of Gaza and his desire to maintain ‘security’ throughout the occupied West Bank.

More recently, Clinton drew applause for a speech to lobbyists for Israel when she declared,

The United States and Israel must be closer than ever, stronger than ever, and more determined than ever to overcome our common adversaries and advance our shared values. […] We will never allow Israel’s adversaries to think a wedge can be driven between us,” she said, explaining that when the U.S. and Israel have differences, she would work quickly to resolve them.

Clinton further added that America and Israel ‘must take our alliance to the next level’ through reaching a new 10-year memorandum of understanding on defence ‘as soon as possible’.

Iran

Clinton still publicly favours the Iran nuclear deal. In fact, she has claimed that it was her work to impose ‘crippling sanctions’ that forced Iran to the negotiating table. She said that the deal ‘put a lid’ on the Iranian nuclear programme by increasing Iran’s potential breakout time and creating new  verification measures. Nevertheless, she said that the approach to Iran should be ‘distrust and verify’.

Her language toward Iran is bellicose:

This deal must come with vigorous enforcement…and a broader strategy to confront Iran’s aggression across the region,” said Clinton. “We cannot forget that Tehran’s fingerprints are on almost every conflict across the Middle East….There’s a big difference between talking about holding Tehran accountable and actually doing it…. The United States will act to stop [Iranian violations of the nuclear deal] and we will do so with force if necessary.

China

A Clinton presidency is a concern to China.

The State Department’s traditional stance  was that ‘we take no position’ on the Sino-Japanese dispute concerning sovereignty over the Senkaku/Daioyutai islands in the East China Sea, which had been seized by Japan in 1895. As Secretary of State, Clinton departed from this by emphasising that the islands fall within the defence perimeter of the US-Japanese alliance.

In a 2011 interview, Clinton attacked China’s ‘deplorable’ human rights record, calling the government’s efforts to crack down on dissent ‘a fool’s errand’. China is wary of the way in which human rights issues are used tactically by the United States to sow dissent abroad and soften domestic public opinion for confrontation. No fools, those Chinese!

In 2010, she intervened in the South China Sea disputes at the ASEAN Regional Forum. Beginning by stating that Washington had no stake in the territorial disputes, she then laid out US interests in the South China Sea: ‘[A] national interest in freedom of navigation, open access to Asia’s maritime commons, and respect for international law in the South China Sea.’  Clinton further said that ‘legitimate claims to maritime space in the South China Sea should be derived solely from legitimate claims to land features’. China took this to mean that the US views the nine-dash line, which encircles almost all of the South China Sea, as not a ‘legitimate claim’.

China’s then-Foreign Minister, Yang Jiechi, walked out of the meeting. When he returned, he told the ASEAN members, ‘China is a big country and other countries are small countries, and that’s just a fact.’

China is deeply suspicious of Clinton and her views on rebalance which were set out in her 2011 Foreign Policy article, ‘America’s Pacific Century’. China views this as part of a strategy of containment.

The state-run China Daily commented regarding her departure as Secretary of State, ‘Clinton always spoke with a unipolar voice and never appeared interested in the answers she got.’

Conclusion

A brief look at the record and statements of Hillary Clinton shows how frightening the prospect of her becoming the American President is. Her confrontational instinct has led only to misery and death. We should all be very concerned about this woman gaining one of the most powerful positions in the world. My next article will explore whether Donald Trump is a better choice.

jeudi, 07 juillet 2016

Fronts du Donbass et de Syrie : deux théâtres d’une même guerre

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Robert Steuckers :

Fronts du Donbass et de Syrie : deux théâtres d’une même guerre

Dans plusieurs articles et dans deux conférences données pour les « Journées eurasistes », patronnées par Laurent James à Bruxelles puis à Bordeaux, j’ai eu l’occasion de dire et de répéter que ces deux théâtres de guerre sont liés sur le plan stratégique. Je le répéterai ici car la prise de conscience de ces tragiques faits d’actualité peut contribuer à redonner aux Européens (et aux Russes) la conscience d’un destin commun : celui d’une civilisation bicéphale, ottonienne et rurikide en ses premiers fondements, non plus triomphante mais assiégée, martyre, conspuée comme un Heliand non reconnu par les homme triviaux, sans foi ni loi.

Revenons aux deux fronts de la guerre en cours : il serait sot d’imaginer que la situation en Syrie n’a rien à voir avec celle, bloquée, qui afflige les régions de l’Est de l’Ukraine. L’histoire nous enseigne que les deux régions sont des « régions-portails », des « gateway regions » sur les « rimlands » entourant le « heartland », la terre du milieu, dominée par la Russie. La notion géopolitique de « gateway région » ou « région-portail » a été mise en exergue par le stratégiste américain Saul B. Cohen dans plusieurs de ses essais et ouvrages. L’importance d’immobiliser, de détruire ou de bloquer les régions-portail est cruciale pour la stratégie globale actuelle et passée des Etats-Unis puisque celle-ci a toujours consisté à interdire le déploiement de synergies continentales sur la masse territoriale eurasiatique, dans le Vieux Monde ou sur l’Ile-monde du géopolitologue britannique Halford John MacKinder. Cette stratégie globale implique d’empêcher toute coopération sur le long terme entre l’Europe centrale et la Russie. La pratique consiste dès lors à créer artificiellement des conflits dans les régions-portail afin qu’elles ne puissent plus jouer leur rôle d’interface entre grandes régions d’Eurasie. On y créera des turbulences permanentes ou des guerres de longue durée en appuyant indirectement des intermédiaires, des « proxies », dont l’idéologie est toujours farfelue, délirante, criminelle et fanatique. Pendant des décennies, les régions-portail seront inutilisables, ne pourront plus servir à joindre des énergies constructives.

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La partie de l’Ukraine située à l’Est de la Crimée a relié jadis l’Europe (représentée par les comptoirs génois et partiellement vénitiens) au reste de l’Asie aux temps de Marco Polo, des grands khans mongols et plus tard encore, bien que dans une moindre mesure. La côte syrienne était la porte d’entrée des longues routes terrestres vers l’Inde et la Chine. La nécessité vitale de contrôler cette voie d’accès a amené l’Europe occidentale à lancer huit croisades durant notre moyen-âge (Spengler nous expliquait toutefois que la notion de « moyen-âge » n’est valide que pour nous).

Les réalités géographiques sont stables et permanentes. Elles seules sont significatives, au-delà des régimes ou des personnalités politiques, des idéologies ou même des religions. Tous les oripeaux idéalistes, utilisés pour susciter des guerres inutiles ou, pour être plus exact et précis, des guerres retardatrices (Carl Schmitt), sont autant de dérivatifs lourds et parasitaires pour aveugler les naïfs. MacKinder a voulu nous l’expliquer dans son livre magistral et plus ou moins oublié aujourd’hui, Democratic Ideals and Realities, qui a connu plusieurs éditions, chaque fois remaniées, entre 1919 et 1947.

Aujourd’hui, si les deux régions-portail en ébullition étaient pacifiées, les puissances économiques situées à l’Est et à l’Ouest de celles-ci, pourraient permettre l’acheminement de biens et de matières premières par voies terrestres, oléoducs et gazoducs, chemins de fer entre l’Asie orientale, l’Iran et l’Europe (dans le cas de la Syrie) et entre la Chine, la Russie et l’Allemagne (dans le cas de l’Ukraine). Ce qui est important aujourd’hui, et donc ne pourrait subir d’entraves artificielles, ce sont les projets postmarxistes et « listiens » de la Chine : elle les a imaginés et a commencé à les mettre en œuvre grâce aux surplus qu’elle a pu engendrer en devenant le principal atelier du monde. Elle envisage de les réaliser dans le cadre des BRICS et/ou du Groupe de Shanghai, avec l’assentiment de la Russie et du Kazakhstan.

Je parle ici très spécifiquement de projets « listiens » dans le cadre de cette grande organisation continentale car Friedrich List fut le principal théoricien du développement dans l’histoire du monde. Il demeure un classique de la pensée politique concrète et reste d’une grande actualité. Il ne faut jamais oublier que List impulsa le développement des chemins de fer dans l’Allemagne non encore industrialisée de la première moitié du 19ème siècle, initiative qui a permis l’unification territoriale des Etats allemands (du Zollverein à la proclamation du II° Reich à Versailles en 1871) et leur industrialisation fulgurante. Sans List, personne n’aurait jamais parlé d’une puissance allemande, politique et économique. Ce fut aussi List qui dressa les plans du creusement de canaux économico-stratégiques aux Etats-Unis (il fut fait citoyen américain), de façon à relier les régions des Grands Lacs aux ports de la côte est. En Allemagne encore, il propose aux cercles d’avant-garde politique, qui ne souhaitaient pas végéter dans l’aimable désordre de la Kleinstaaterei, de relier par canaux les bassins fluviaux de la Vistule à la Meuse dans la plaine nord-européenne alors dominée par la Prusse. Sans le génie de List, personne n’aurait jamais pu parler de la puissance agricole globale des Etats-Unis : en effet, l’Etat américain n’aurait jamais pu exploiter correctement le « wheat belt », la « ceinture de blé », du Middle West sans l’existence précoce d’un moyen de transport de masse vers les ports de l’Atlantique. De plus, l’approvisionnement aisé des grandes villes de la côte atlantique a permis d’attirer une immigration de grande ampleur venue d’Europe. Le ravitaillement était assuré.   

Selon List, qui songeait en termes de multipolarité continentale et favorisait les projets d’unification pacifiques sous l’égide du développement technologique, le rôle de l’Etat est justement de soutenir et de subventionner les moyens de communication pour susciter le développement de forces créatrices, industrielles, techniques et privées, appelées à croître. En ce sens, Joseph Schumpeter est son disciple. List appartient donc à une école libérale constructive, non handicapée par un fatras de notions idéologiques nauséeuses, présentées comme eudémonistes. Il est la figure de proue d’une école pragmatique efficace et non stupidement conservatrice de statu quo handicapants, qui a pu, dans le cadre des Lumières actives et non des Lumières bavardes, rejeter les aspects négatifs de l’idéologie libérale vulgaire qui oblitère l’Europe et l’eurocratisme aujourd’hui.

Les pionniers chinois du développement de l’Empire du Milieu se réclamaient de List, à la fin de l’ère impériale moribonde à la fin des années 1890 et aux débuts du défi lancé par les Républicains nationalistes de Sun Yatsen (qui réussit sa révolution en 1911). List a eu beaucoup de disciples chinois. Après les crises subies par la Chine au cours de la première moitié du 20ème siècle, les guerres civiles, les troubles provoqués par les « warlords » en lutte les uns contre les autres, l’occupation japonaise, l’ère communiste et la révolution culturelle, la Chine a décidé de se débarrasser tacitement du marxisme de l’époque maoïste, sans faire trop de tapage pour ne pas ameuter les masses auparavant conditionnées et les membres du parti. Cette « dé-marxisation » silencieuse est en fait une redécouverte de List et de ses disciples actuels, des plans qu’ils ont pensés et qui ressemblent à ceux que le maître initial avait forgés pour l’Allemagne ou pour les Etats-Unis.

Ces plans ont donné la puissance économique, industrielle et agricole à ces deux pays. Les divagations idéologiques actuelles créent la confusion et font émerger des conflits empêchant l’éclosion et la mise en œuvre de développements utiles dans le domaine des communications, dont l’humanité toute entière pourrait bénéficier. C’est une politique belliciste et retardatrice (Carl Schmitt) qui a provoqué les guerres horribles et inutiles de Syrie et du Donbass. Et ces conflits pourraient, on l’imagine bien, être rapidement étendu au Caucase (Tchétchénie, Daghestan, Ossétie), aux provinces de l’Est de la Turquie (les Kurdes contre l’établissement turc), bloquant pour de longues décennies toute possibilité d’étendre les voies de communication ferroviaires, les oléoducs et gazoducs et les routes terrestres.

Robert Steuckers.  

dimanche, 26 juin 2016

New Silk Road or New World War for NATO Colonies?

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New Silk Road or New World War for NATO Colonies?

Matthew Ehret-Kump

Ex: https://gianalytics.org

The Trans-Atlantic community is now faced with a choice which, if answered incorrectly, may condemn humanity to an early extinction

This choice lies between two paradigms: 1) Continuing down the path of militarism and monetarism that have become characteristic governing principles of the system dominating those economies of Europe and North America; or 2) accept the offers made by countries affiliated with the Russia-China-India alliance which has established an alternative security and economic framework for “win-win cooperation” based on a revival of the 2000 year old Silk Road. This new paradigm has many facets and integrating parts, but is unified around the principle of developmental, long-term visionary projects tied within the “One Belt-One Road” and its global extensions, known increasingly as the “World Landbridge,” across every continent on the face of the earth.

The Fog of War settles on a Myopic Europe

On May 11th, Romanian officials were joined by the chiefs of NATO and the US military establishment to inaugurate the new Aegis Ashore Ballistic Missile Defense installation which has been in the works for many years and which Russian military officials have openly warned is recognized as an existential threat to Russia’s survival. This system is part of a broad array of aggressive Anglo-American maneuvers aimed at winning a “limited” thermonuclear war with Russia and its Chinese ally.

Within this array of military programs, the USA has not only quadrupled its Eastern European military systems from $750 million to $3.5 billion, and has put a $1 Trillion nuclear weapons modernization plan in action, which includes stationing new B61-12 bombers and tactical nuclear weapons in Germany. It has also led the permanent establishment of 4000 rotating troops comprising Ukrainian, Lithuanian and other soldiers stationed in Lithuania, a program recognized by many military analysts as a new Operation Barbarossa. Already $100 billion over ten years has been spent by the United States on this military infrastructure encircling both Russia and China.

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NATO officials on the scene were quick to dismiss Russia’s concerns that its strategic nuclear response capabilities were being threatened, as American Deputy Defense Secretary, Bob Work stated: “This site, nor the site in Poland, has any capability- none whatsoever- to undermine Russia’s strategic deterrent.” While that may be true in the present, Russia’s ambassador to NATO Alexander Grushko was quick to point out this line of reasoning as fraudulent when he retorted: “By deploying the MK-41 universal launchers, capable of launching medium-range missiles, at the Aegis Ashore facilities, the US is seriously undermining the treaty of Intermediate Range Nuclear Forces”[1] . This system must not be conceptualized outside of a top-down evaluation of America’s global military encirclement of Russia’s eastern border and that of its greatest ally, China, with the expansion of THAAD missile systems in South Korea and military buildup in Japan, Philippines and Australia advancing quickly under the military title of “Air-Sea Battle”.

The explicit danger of World War and the refutation of Bob Work’s claim of non-aggression were made additionally clear by NATO’s Commander General Sir Philip Breedlove on April 1st, 2016 in Latvia, when commenting on the 4000 troop permanently deployed in Eastern Europe, Breedlove stated:

We are prepared to fight and win if we have to… our focus will expand from assurance to deterrence, including measures that vastly improve our readiness… to the east and north we face a resurgent and aggressive Russia, and as we have continued to witness these last two years, Russia continues to seek to extend its influence on its periphery and beyond.

Sir Breedlove was most recently joined by NATO’s former Deputy Supreme Commander Sir Richard Sherrif who also revealed the plan to go to war with Russia during a speech promoting his new book 2017: War With Russia. Sir Sherrif exclaimed on May 18 that a nuclear war with Russia is likely within the coming year.

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Other Russian military analysts have been even more candid than Ambassador Grushko in the Russian assessment of the motive behind the NATO war plan. One such analyst is Putin-advisor, and co-architect of the Eurasian Economic Union[2] Sergei Glaziev, who in an interview with Lenta.ru (republished in English on Russia Insider), has pinpointed correctly that the information war, economic war, and NATO missile shield buildup are the direct consequences of a collapsing bubble economy.

The economic entities that dominate in the US, serving a financial oligarchy, have destabilized the American monetary and financial system, which defaults about twice a year. The causes of the global financial crisis of 2008 have not disappeared and the American debt bubble — financial pyramids composed of derivatives and the national debt —are still growing… This is what American geopoliticians study in the State Department and the White House, continuing to look at the world through the prism of both the Cold War and British confrontations with Russia and Germany in the nineteenth century, and now the US is unleashing another world war.

Glaziev goes on to call for a new paradigm of cooperation via large-scale economic development modeled on what China has done with the New Silk Road, and the newly emerging Eurasian the Economic Union and Trans-Eurasian Economic Belt[3].

China’s New Silk Road Miracle

In recent years, China has demonstrated a creative talent for economic performance as it has not only lifted 600 million people  (over half of its population) out of poverty,  but has made the New Silk Road a global, open concept which has provided a viable rescue plan for NATO countries locked in the crossfire of nuclear war who see no long-term hope for a future within a collapsing Eurozone. Latvia, Hungary, Poland, Czech Republic and other Eastern European countries are currently signing multi-billion dollar deals for infrastructure, high-tech and energy programs which are pulling their nations’ leadership out of the closed system cage of Troika/Wall Street/NATO dictatorship and into a new alignment with the new paradigm of win-win cooperation. China has already built 18,000 km of high-speed rail and has extended its program to Pakistan, Afghanistan, Egypt, Iran and other middle eastern countries that have been targeted for regime change by Western Neo-Con/Neo-Liberal ideologues.

China’s $46 billion infrastructure plan already includes a project to double Pakistan’s energy supply, construct new ports across the Pacific and Indian Oceans, and extend nearly a trillion dollars of investment into long-term development of countries along the beltway (representing over 4.4 billion people). 

The Case for Canada

The same choice which NATO colonies in Europe are faced with is also confronting the leadership of Canada: Join the New Silk Road, or get dragged ever deeper into an un-winnable war and the economic disintegration of an imperial casino economy.

On April 16th, 2016 Canada’s Defense Minister Harjit Sajjan announced that the NORAD-NATO Ballistic Missile Shield program, rejected in 2005 under the former Liberal government of Paul Martin, will be revived under the 2017 Defense Policy Review. A summary reading of the official 30 page public consultation document reveals clearly that Canada’s defense establishment not only continues to adhere to the Neo-Con narrative of  Russia’s “aggressive, belligerent behavior in Ukraine and the Arctic”, but that in the face of such “threats”, Canada must integrate ever closer with NORAD and revive the dossier on Arctic Ballistic Missile Defense. The document reads:

One issue that has not been considered by Canada for over a decade concerns ballistic missile defense. Given the increase in the number of countries with access to ballistic missile technology and their potential to reach North America, this threat is expected to endure and grow more sophisticated in coming decades.” The document ends with the question: “In accordance with its 2005 decision, Canada does not participate in the US ballistic missile defense system for the defense of North America. Should this decision be revisited given the changing technologies and threats?

Canada’s former Defense Minister Bill Graham, who formerly resisted the Dick Cheney-led BMD program in 2005, has now become one of many converts to the program and has been appointed by the Cabinet of Justin Trudeau to the panel of four experts overseeing the of Defense policy review.

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China’s Steps In… again

In the face of such a self-destructive agenda, the same brilliant remedy has been offered to Canada as has been presented to countries of Europe by the government of China- namely, the offer to join the New Silk Road!

On May 10th, Chinese Ambassador to Canada Luo Zhaohui, speaking on behalf of the Chinese government, wrote a powerful op-ed for the Asia Pacific Foundation called “The Belt and Road Initiative: A Blueprint for “Win-Win” Cooperation in the New Era”. In his editorial, Ambassador Zhaohui called directly for Canada to join this new paradigm:

The Belt and Road initiative is a new type of cooperation mechanism. China will follow the principles of openness, cooperation, harmony, inclusiveness, mutual benefit and win-win cooperation. The development programs under the initiative framework are not exclusive but are open to all interested countries or parties, be it from regions along the route or other parts of the world… Some Canadian friends said to me that as Canada and China are Pacific neighbors, the Belt, and Road initiative means a lot of opportunities for Canada as well. In view of the progress that has been made in China-Canada cooperation in all fields over the years, Canada can build on its advantages in resources and technology to strengthen cooperation with Asian countries in such areas as infrastructure development, industrial investment, energy resources, financing, people-to-people exchanges and advanced manufacturing…In the meantime, China and Canada could jointly explore ways and means to extend the Belt and Road to North America [bold added by author].

Canada’s involvement in the New Silk Road is shaped by our strategic location on the Maritime Silk Road on the Pacific side of the continent with British Columbia playing a key energy role with the Pacific Gateway Strategy and on the Northern land-based component known as the “Arctic New Silk Road.” Canada plays a critical role in the Arctic Silk Road, which involves the completion of a century-long program for the continental American-Eurasian integration called the Bering Strait rail tunnel. This is a program which was advocated by the Schiller Institute since the early 1980s and has been officially revived by China since 2014.

China is not alone in this perspective. Last year, Russian Ambassador to the United Kingdom Dr. Yakovenko sent a clear message to Canada and other Arctic powers, calling on Arctic nations to abandon militarization, in favor of collaboration on economic benefits and diplomacy (Full article here). Ambassador Yakovenko wrote:

Some Western leaders have called on NATO to expand the area of responsibility in the Arctic direction, something that contradicts the current trend of keeping the Arctic free of military competition… and unfortunately is used as a tool of propaganda against Russia… We hope that the significant achievements of the Arctic Council will remain the basis for global cooperation on the development of the Arctic region as a unique natural zone in a peaceful, non-politicized fashion and the benefit of all mankind.

The options for nations in the Trans Atlantic zone are clear: Join the new era of common prosperity, long-term development, and win-win cooperation or face the consequences of a new fascism and thermonuclear war which will leave the world smoldering for centuries to come.


[1] Referring to the 1988 US-Russia pledge not to produce, test or deploy ground based missiles near each other’s borders

[2] The Eurasian Economic Union is composed of Russia, Belarus, Kazakhstan, Armenia, and Kyrgyzstan. Ukraine could have become a member of this union had the Soros-State Department orchestrated neo Nazi-Putch known as the Maidan not been unleashed, toppling the pro-Russian government of Yanukovitch in 2014.

[3] The New Silk Road was officially integrated into the Eurasian Economic Union as of May 8, 2015. A March 25, 2015, report on the Business Insider on the Trans Eurasian Economic Belt featured Russian Railways President Vladimir Yakunin describing the project in the following terms: "This is an inter-state, inter-civilisation, project. It should be an alternative to the current (neo-liberal) model, which has caused a systemic crisis. The project should be turned into a world 'future zone', and it must be based on leading, not catching, technologies."

jeudi, 19 mai 2016

Le protestantisme évangélique, fer de lance du Nouvel Ordre Mondial en Chine?

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Le protestantisme évangélique, fer de lance du Nouvel Ordre Mondial en Chine?


Par Laurent Schiaparelli
Ex: http://lesakerfrancophone.fr

La Chine, grâce à son particularisme culturel, sa longévité civilisationnelle et sa puissance économique, est un des derniers bastions en Asie que l’Empire aura du mal à soumettre à son projet de Nouvel ordre mondial. Le protestantisme évangélique est un des chevaux de bataille de l’Empire pour imposer son modèle dans le monde. La Chine est dans le collimateur, et le sait.

La présence ininterrompue du christianisme en Asie débute au XVIe siècle, avec l’arrivée de Magellan aux Philippines. Souvent associés au colonialisme en Asie, les missionnaires étant jésuites, franciscains, dominicains, le christianisme jouit aujourd’hui d’une image de modernité, par opposition aux religions locales, synonymes de tradition.

Symbole de cette modernité, le christianisme a accompagné les transitions démocratiques en Corée du Sud et aux Philippines. C’est ce glissement des églises chrétiennes, en particulier du protestantisme évangélique, du religieux vers le social, puis vers le politique, qui pose problème dans certains pays asiatiques, la Chine en particulier, même si cela ne fait pas encore les gros titres.

On trouve une présence chrétienne dans à peu près tous les pays de l’Asie de l’Est. Au Japon depuis le XVIIe siècle, à Taïwan, en Mongolie, en Corée du Sud (10% de catholiques et 20% de protestants), à Hong Kong, etc. : les protestants, tantôt baptistes, adventistes, méthodistes, pentecôtistes, se taillent la part du lion, grâce à l’influence géopolitique américaine dans ces pays.

De la même manière aux Philippines, où les catholiques (augustins) évangélisèrent les premiers, dès l’arrivée de Magellan, le catholicisme fut progressivement en compétition avec le protestantisme évangélique à partir du rachat des Philippines par les États-Unis en 1898.

A Taïwan, un territoire revendiqué par la Chine, et obligé des États-Unis, le catholicisme (propagé par les jésuites) n’a pas pu s’y développer de façon significative, en dépit de sa présence antérieure au protestantisme. Les églises à Taïwan sont, malgré les liens diplomatiques officiels de Taipei avec le Saint-Siège, à très grande majorité protestantes.

Malgré cette présence déjà importante, l’Asie est pressentie pour être le plus grand foyer d’expansion du christianisme dans le monde au cours du siècle à venir. Pour atteindre cet objectif, il sera donc nécessaire d’évangéliser de nouveaux territoires et de nouvelles populations. C’est précisément ce que les églises évangéliques baptistes américaines font en Mongolie (500 églises protestantes, et une petite présence catholique), au Vietnam, en Birmanie, en Chine et en Corée du Nord.

La Corée du Nord, paradoxalement surnommée le royaume ermite en dépit de son interdiction de tout culte religieux, peut sembler un choix étrange pour envoyer des missionnaires chrétiens évangéliser une population qui n’est autorisée à pratiquer aucune religion, et qui pour la plupart est plus préoccupée par des questions de subsistance. Il faut donc se poser la question de l’objectif de ces pasteurs, qui entrent plus ou moins clandestinement en Corée du Nord, non pas avec les valises pleines de produits de première nécessité, comme on on est en droit de l’attendre, mais avec des valises pleines de bibles traduites en coréen.

Si l’objectif n’est pas humanitaire, alors quel est-il, et pourquoi a-t-il été jugé supérieur à l’impératif humanitaire? Cet objectif ne peut donc être que de fédérer des convertis autour d’une idéologie autre que celle qui émane du gouvernement. Il s’agit donc d’encouragement à la sédition, puisque les missionnaires vont proposer à la population une religion qui, quelle qu’elle soit, leur est interdite par leur gouvernement. Située à la frontière orientale de la Chine du Nord, la Corée du Nord présente un intérêt stratégique pour les États-Unis, et c’est ainsi qu’il faut comprendre l’intérêt des missions protestantes évangéliques pour cette région.

Les missionnaires qui traversent sporadiquement la frontière sino-coréenne, ou qui accueillent les Nord-Coréens qui s’exilent vers la Chine, sont des pasteurs américains, canadiens, sino-coréens ou américano-coréens, basés en Chine, où leur présence est acceptée. Tel fut le cas du missionnaire protestant Kenneth Bae, arrêté en Corée du Nord en 2012, accusé de préparer une insurrection d’inspiration religieuse, qu’il avait baptisée Operation Jericho, référence biblique aux murs de la ville qui furent détruits par les trompettes des Israélites.

En Chine, le christianisme a fait une remarquable percée dans les vingt à trente dernières années, grâce à la tolérance du régime de Pékin, et sa compréhension de l’importance d’un retour de la spiritualité dans une société qui en avait été privée pendant toute la période maoïste.

La grande majorité des églises chrétiennes accréditées en Chine sont protestantes (principalement baptistes, influence des pasteurs sino-américains oblige), car elles ne dépendent pas du Vatican, qui n’a pas de relations diplomatiques avec la Chine. Elles ne répondent pas non plus, en théorie, à une autorité religieuse supérieure venant d’un autre État, comme le Pape, qui, du point de vue de Pékin, aurait une influence jugée excessive sur ses fidèles en Chine (il existe des précédents historiques…), et entrerait en concurrence avec la suprématie du Parti.

Donc, en apparence, le protestantisme évangélique ne présente pas de danger pour Pékin, et remplit une fonction bien précise, en apparence inoffensive, de redonner une spiritualité à une population qui en demande, et qui est autorisée à choisir entre plusieurs formes de bouddhisme, le christianisme, le taoïsme et l’islam.

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Le problème est que le protestantisme évangélique vient des États-Unis, et que cette foi est gérée comme une multinationale : département de la stratégie (méthodes de travail), ressources humaines (recrutement et formation des pasteurs), marketing (publications, séminaires), logistique, relations publiques (rayonnement international grâce à une collaboration avec des artistes chrétiens, chanteurs, musiciens, acteurs, etc., qui tournent dans le monde entier).
Il est donc naturel que les églises protestantes évangéliques soient devenues, elles aussi, un outil de politique étrangère au service de l’Empire, comme l’attestent certaines informations émanant de personnalités de l’église évangélique elle-même, qui déplorent les relations incestueuses avec la CIA depuis plus de cinquante ans.

Il est établi que le travail de terrain des pasteurs dans les régions reculées du monde entier est systématiquement soumis à des séances de debriefing à Washington.

En plus des nombreux témoignages, souvent rétractés par la suite, de personnalités de la nébuleuse évangélique, et de personnalités à la retraite de l’industrie du renseignement, il est intéressant de rappeler la confession du Président américain Gerald Ford à ce sujet en 1975, sur l’utilisation passée, et fort probablement future, de missionnaires comme agents de la CIA, en violation flagrante du principe de séparation de l’État et de l’Église.

Ce qui ressort de ces révélations est que l’hégémonie américaine continue d’être promue dans le monde par une nébuleuse d’agents de propagande extraordinairement diversifiée, la religion et l’humanitaire jouant le rôle de fer de lance.

Le travail, dès les années 1960 en Amérique du Sud, de la fondation Wycliffe Bible Translators (aussi connue sous le nom de Summer Institute of Linguistics, ou SIL), associée à l’église évangélique Southern Baptists et à la famille Rockefeller (propriétaires de la Standard Oil) pour pacifier les populations pauvres locales, les convertir au christianisme évangélique, et les exproprier de gré ou de force pour prendre possession des ressources locales (au profit, incidemment, de la Standard Oil), semble avoir été financé par la communauté du renseignement américain. Ce travail d’évangélisation et de pacification est décortiqué dans le remarquable ouvrage Thy Will Be Done, The Conquest of the Amazon, de Gerard Colby et Charlotte Dennett, publié chez Harper Collins en 1995.

Cet ouvrage mentionne notamment deux points intéressants :

– Dès 1930, The Laymen’s Foreign Missions Inquiry (l’enquête sur les missions d’évangélisation des profanes à l’étranger), à l’initiative de John D. Rockefeller Jr. (Standard Oil) et de John Mott (pasteur méthodiste, dirigeant des YMCA et fondateur en 1948 du Conseil œcuménique des églises) a commandité une recherche de terrain sur toute l’Asie, et publié un rapport en 1932 appelé Rethinking Missions (Repenser les missions d’évangélisation).

– Une relation, connue aujourd’hui de tous, entre la CIA et l’agence indépendante du gouvernement des États-Unis USAid (qui comme son nom ne l’indique pas, dépend de la branche exécutive du gouvernement fédéral américain) au Laos et ailleurs en Asie, datant de l’époque de la Guerre du Vietnam:

«Le directeur d’USAid sous l’administration Nixon, John Hannah, a reconnu publiquement qu’USAid a financé des opérations de la CIA au Laos, et des révélations ultérieures établissent bien l’existence d’une telle collaboration en Équateur, en Uruguay, en Thaïlande et aux Philippines. Ces révélations pourraient causer du tort à toutes les missions d’évangélisation, mais le Summer Institute of Linguistics (SIL) était particulièrement vulnérable […] Dès les années 1960, SIL tirait de confortables revenus de l’USAid par le biais de gouvernements étrangers destinataires de l’aide USAid, ou directement de programmes financés par l’USAid dans les domaines de l’éducation bilingue et l’établissement de coopératives de développement agricole. À ces revenus venait s’ajouter une aide en équipement venant de surplus militaires, incluant des hélicoptères qui étaient exfiltrés du Vietnam et donnés à SIL

De nombreux exemples récents attestent que ces pratiques ont fait des émules, comme en atteste l’enquête du gouvernement américain en 1976 sur les liens de la CIA coréenne (KCIA) avec la secte évangélique du révérend Moon, et continuent depuis, au Venezuela, en Corée du Nord, en Birmanie, et à Singapour, où plusieurs pasteurs ont été accusés et incarcérés pour activités de sédition contre l’État.

En Birmanie aujourd’hui, les pasteurs baptistes convertissent en masse les membres des groupes ethniques (les Ho, les animistes, les bouddhistes Asho, etc.) historiquement opprimés par le régime de Rangoon. Comme à l’accoutumée, l’Empire endoctrine et forme les opposants naturels des régimes qui sont sur sa route, pour plus tard attaquer ces mêmes régimes par dissident interposé. Suivant les techniques de guérilla, ils travaillent en églises-cellules (cell-churches).

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Il existe depuis quelques années une forte activité de ces églises protestantes baptistes en Birmanie, notamment à la frontière avec la Chine. On peut imaginer que ce développement ne doit pas manquer d’attirer l’attention de Pékin, qui pourrait se sentir, là aussi, encerclé et pénétré par une force d’influence extérieure, qui au contraire du Vatican, ne dit pas son nom, n’a pas de centre, n’a pas de leader, mais n’en est pas moins influente sur les esprits. Le fonctionnement des églises-cellules, qui vouent une sorte de culte de la personnalité au pasteur venu de l’étranger, ou ayant une relation proche avec les États-Unis, fait parfois penser à celui de sectes, notamment celles du mouvement protestant néo-charismatique.

En quoi une importante communauté évangélique peut-elle être une source d’inquiétude pour un gouvernement asiatique?

L’intervention avérée de pasteurs et autres intervenants accrédités (télévangélistes, conférenciers, chanteurs, etc.) dans les églises évangéliques pour donner des consignes de vote à leurs fidèles, comme ce fut le cas en Corée du Sud, donne une idée de ce qui attend les pays asiatiques qui laissent se répandre le protestantisme évangélique hors de tout contrôle.

En octobre 2011, lors d’élections en Corée du Sud, un groupe de chrétiens protestants a été accusé par la Commission électorale de la Communauté urbaine de Séoul d’envoyer des courriels de nature politique à des citoyens non-pratiquants et non-membres de leurs groupes, contenant une consigne de vote pour un candidat conservateur.

Dans des pays où il n’y a pas d’élections comme la Chine, la Birmanie ou la Corée du Nord, l’action des convertis, souvent choisis délibérément parmi les classes défavorisées (minorités ethniques, populations paupérisées), bien que pas uniquement, peut mener à des actions de nature anti-gouvernementale. Ce fut le cas récemment en Chine, à Wenzhou (la Jérusalem de la Chine), où l’opposition de fidèles protestants à la destruction d’une église décidée par le gouvernement local s’est soldée en faveur des manifestants. Comme le dit un pasteur chinois à cette occasion, «le gouvernement chinois se méfie de l’Église chrétienne, mais ne peut se mettre à dos 70 millions de fidèles» (dont 10 à 12 millions de catholiques de l’église officielle).

C’est justement ce militantisme grassroot, préconisé par les méthodes de prosélytisme et d’évangélisme baptiste, qui pose problème au gouvernement, car il prend vite une dimension politique, renforcée par son association à diverses ONG et autres acteurs de la société civile, souvent financés depuis l’étranger.

On remarque dans la littérature protestante évangélique une constante, celle de parler de persécution des chrétiens en Asie, alors que le nombre d’églises ne cesse d’y augmenter depuis 30 ans. Il s’agit encore de cette technique éprouvée sous d’autres latitudes, selon laquelle un agresseur se décrit comme victime de la situation qu’il a créée : ici, elle permet de dénoncer des États policiers non démocratiques (le Mal absolu), tout en fédérant les fidèles à l’étranger, pour qu’ils donnent de leur personne et partent évangéliser à leur tour, et lever des fonds pour les victimes (Le Bien).

Si persécution sporadique de chrétiens il y a en Asie, elle est éventuellement le fait d’une concurrence avec d’autres religions en cours d’implantation, comme l’islam dans le sud des Philippines, et non du fait de gouvernements, qui ne font que tenter de maîtriser l’expansion d’une foi considérée comme étrangère, et qui recourt à des techniques de guérilla pour se répandre.

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Le protestantisme évangélique a beau s’autodéclarer religion autochtone, ce n’est qu’un mantra destiné à convertir plus de fidèles qui auraient des réticences à adopter une foi jugée étrangère par leur gouvernement.

Ce n’est que lorsque l’ordre public est fortement perturbé, comme à Wenzhou ou en Corée du Nord, qu’un pasteur peut se retrouver emprisonné et les fauteurs de trouble arrêtés. Rien qu’en Chine, entre 1949 à 2015 (mais en fait entre 1978 et 2015, puisque la liberté de religion a été anéantie pendant la révolution culturelle qui dura jusqu’en 1976), le nombre de protestants est passé de 1 à 70 millions, reconnus par l’État, avec leurs églises (plus de 50 000 aujourd’hui), et leur interlocuteur gouvernemental (le Mouvement patriotique des Trois Autonomies) : peut-on parler de persécution des protestants en Chine?

Les réunions que le Parti sanctionne sont celles tenues illégalement dans les maisons des fidèles, avec des pasteurs étrangers inconnus des services d’immigration ou du ministère de tutelle des religions en Chine, venant sur des visas touristiques, ne déclarant pas leur occupation ni l’objet de leur visite en Chine. Ce sont ces églises illégales qui sont à l’origine de l’envoi de missionnaires en Corée du Nord. «Nous voulons aider, et c’est plus facile pour nous que pour un pasteur anglais, sud-coréen ou américain», déclare anonymement un pasteur d’une église illégale en Chine.

Il semble donc établi que le prosélytisme protestant évangélique en Asie est un véhicule comme tant d’autres de pénétration de l’Empire, dans sa quête d’imposer son Nouvel Ordre Mondial.

Est-ce qu’une collaboration avec le Vatican ne serait pas finalement plus bénéfique au gouvernement chinois et au Vatican? Le catholicisme est bien moins prosélyte que son pendant protestant, ce qui est d’ailleurs bien la raison pour laquelle il perd du terrain en Afrique, en Asie et en Amérique du Sud. Il est aussi plus détaché traditionnellement de la politique, comme en atteste une lettre adressée en 2007 par le Pape Benoît XVI aux catholiques de Chine, tentant d’établir une méthode de collaboration avec l’autorité de tutelle des catholiques de Chine, l’Association patriote catholique de Chine (qui, pour être autorisée, a dû officiellement désavouer le Pape).

Ce qui pouvait être perçu comme une tentative du Pape Benoît XVI de travailler vers une normalisation des relations avec la Chine sur une base de respect mutuel est peut être moins vrai depuis l’arrivée du Pape François.

Il est probable que Pékin aurait été plus à l’aise de continuer les négociations avec le Pape Benoît XVI, qui oscillaient entre des périodes de consensus puis de différends,  plutôt qu’avec son successeur, qui est plus préoccupé de générer un bruit de fond médiatique sur des questions sociétales, plutôt que spirituelles. Les prises de position du Pape François, publiquement pro-immigration, pro-LGBT et droit-de-l’hommistes ne sont pas pour rassurer Pékin, pour qui ces trois questions sont d’anciennes préoccupations qui ne disparaîtront pas de sitôt. Tout d’abord, la crainte d’une immigration incontrôlée de réfugiés nord-coréens si le régime de Corée du Nord s’effondrait; la décision année après année de maintenir l’interdiction du prosélytisme LGBT; et une définition des droits de l’homme différente de la version messianique et moralisatrice de l’Occident.

L’expansion agressive du protestantisme évangélique américain en Asie, aux frontières nord, est et sud de la Chine et en Chine elle-même, ne peut qu’inquiéter le gouvernement chinois. Le rapprochement avec le catholicisme, moins prosélyte et moins porté au discours politique, est une alternative que le régime chinois pourrait envisager. Seule la question de l’ordination des évêques continue de diviser le Vatican et l’Association patriote catholique de Chine, après avoir été en passe d’être résolue sous Benoît XVI, avec des ordinations concertées pendant quelques années.

Malheureusement, les récents développements au Vatican, les prises de position sociétales de la nouvelle papauté, qui causent l’incompréhension même en Occident, ne peuvent que refroidir toute velléité de rapprochement avec le Vatican que la Chine aurait pu avoir, alors qu’il aurait été bénéfique aux deux États.

Le régime chinois, contraint de faire un choix entre un évangélisme baptiste agressif et cheval de Troie de l’Empire, et une mouture nouvelle du catholicisme, droit-de-l’hommiste, moraliste et véhiculant elle aussi les valeurs du même Empire, mais dans une version européenne et jésuite (et donc aussi avec une forte composante évangélique), n’aura peut-être d’autre choix que de maintenir le statu quo voire de durcir le ton vis-à-vis de tous les Chrétiens de Chine.

Laurent Schiaparelli

Article original pour Le Saker Francophone

dimanche, 15 mai 2016

Un responsable américain attise les tensions à la frontière entre l’Inde et la Chine

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Un responsable américain attise les tensions à la frontière entre l’Inde et la Chine

Auteur : Kumara Ira
Ex: http://zejournal.mobi

Le consul général des États-Unis à Calcutta, Craig L. Hall, a approuvé de façon provocante des revendications territoriales indiennes visant la Chine au cours d’une réunion le 28 avril avec le ministre- président de l’État d’Arunachal Pradesh, dans le nord-est de l’Inde, Kalikho Pul.

Se référant à des revendications chinoises sur une partie de l’Arunachal Pradesh, Hall a déclaré que le gouvernement américain considérait l’Arunachal Pradesh comme partie intégrante de l’Inde. L’Arunachal Pradesh — situé stratégiquement entre le Bhoutan à l’ouest, la Birmanie à l’est, et la Chine au nord — comprend plusieurs zones également revendiquées par la Chine, telles que Tawang, le site du célèbre monastère de Tawang.

Hall a appelé au développement des infrastructures dans cette région éloignée et stratégique, où la construction de routes et d’infrastructures de transport est vitale pour le déploiement de la puissance militaire. Il a également appelé à des coentreprises et partenariats entre les USA et l’Inde dans le commerce et les échanges, pouvant être organisés par le consulat de Calcutta (Kolkata). « Le consulat, » a déclaré Hall, « sait que des sociétés américaines sont intéressées par des contrats de travaux pour le développement des infrastructures en Inde et dans le Nord-Est en particulier, avec un accent particulier sur l’Arunachal Pradesh ».

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Les commentaires de Hall étaient une tentative calculée pour attiser le conflit frontalier entre l’Inde et la Chine et ont été faits quelques jours seulement après que le conseiller de la sécurité nationale de l’Inde, Ajit Doval, a visité Beijing (Pékin) pour des discussions sur la résolution de la question frontalière.

En 1962, l’Inde et la Chine ont mené une guerre d’un mois sur la frontière himalayenne contestée, qui a fait plus de 4000 victimes. La guerre avait éclaté après une série d’incidents frontaliers violents à la suite du soulèvement tibétain de 1959, soutenu par la CIA, contre le régime chinois. Après la défaite de l’insurrection, l’Inde avait accordé l’asile au chef du bouddhisme tibétain, le Dalaï-Lama, et à ce jour le siège du gouvernement tibétain en exil est à Dharamsala dans le nord-ouest de l’Inde.

L’Inde et la Chine partagent une longue frontière qui traverse plusieurs régions contestées, dont une grande partie de l’Arunachal Pradesh et de l’Aksai Chin. Ce dernier est situé entre les régions autonomes chinoises du Xinjiang et du Tibet et est revendiqué par l’Inde comme faisant partie de la région du Ladakh dans le Jammu-et-Cachemire. Au cours de la Guerre sino-indienne de 1962, les forces chinoises ont envahi l’Arunachal Pradesh dont elles se sont retirées plus tard, mais elles ont étendu leur contrôle sur l’Aksai Chin.

Les commentaires de Hall reviennent à jeter de l’huile sur le feu du conflit frontalier sino-indien. Ils montrent que dans le cadre de son « pivot vers l’Asie », qui vise à isoler la Chine et à préparer la guerre contre elle, Washington est prêt à soutenir les revendications territoriales de l’Inde, considérées par Beijing comme des menaces à l’intégrité territoriale de la Chine.

Les remarques de Hall viennent au moment où l’Inde, s’alignant de plus en plus sur l’offensive stratégique des États-Unis contre la Chine, cherche à tirer parti de ses relations avec Washington pour atteindre au statut de puissance mondiale. L’Inde développe rapidement son armée et exige que les États d’Asie du Sud la reconnaissent comme l’hégémon régional.

Les États-Unis font pression pour que l’Inde devienne un État de première ligne dans son « pivot » anti-Chine. En avril, ils ont obtenu l’accord « de principe » de New Delhi pour un Protocole d’entente bilatéral d’échange logistique (Lemoa) qui donnera aux Etats-Unis l’accès à des bases militaires indiennes pour le réapprovisionnement, la réparation et le repos.

La Chine s’est fermement opposée aux commentaires de Hall. Mercredi, Beijing a déclaré que toute intervention « irresponsable » d’un tiers dans le différend frontalier sino-indien, « compliquerait » la question.

Le ministère chinois des Affaires étrangères a déclaré: « La question de la frontière entre la Chine et l’Inde porte sur la souveraineté territoriale de la Chine et les sentiments du peuple chinois. Toute tierce partie doit respecter l’histoire et la réalité concernant la question frontalière, respecter les efforts déployés par la Chine et l’Inde pour résoudre les différends territoriaux par la négociation, éviter de s’impliquer dans les conflits ou de prendre parti sur les questions relatives à la propriété du territoire contesté ».

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Il a ajouté: « Des négociations saines entre la Chine et l’Inde sur la question de la frontière ainsi que la paix et la tranquillité des zones frontalières ces dernières années ont créé des conditions favorables à la croissance des relations bilatérales et à leur développement respectifs ».

Les remarques de Hall constituent une provocation délibérée de plus contre la Chine par l’impérialisme américain à l’heure où il attise les tensions dans toute la région.

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Dans le cadre de son « pivot » anti-chine « vers l’Asie », les États-Unis sont en train de fomenter le séparatisme en Chine, en particulier au Tibet et au Xinjiang. Des responsables américains ont récemment assisté à une conférence des organisations séparatistes chinoises financées par les États-Unis à Dharamsala, en Inde. Washington cherche à exploiter des conflits sociaux et ethniques acerbes — ayant leurs racines dans la politique réactionnaire du régime chinois, qui a de plus en plus fomenté le nationalisme chinois « Han » depuis la restauration du capitalisme en Chine dans les années 1980 — pour menacer la Chine d’une fragmentation selon des lignes ethniques.

Comme dans la région chinoise proche, où les minorités ethniques souffrent de la pauvreté et de la répression de Beijing, le nord-est de l’Inde est la région la plus pauvre et la moins développée du pays et est en proie aux tensions ethniques et aux insurrections.

« C’est l’endroit le plus complexe d’Asie », dit Sanjoy Hazarika, le président et directeur du Centre d’études du Nord-Est et de la recherche politique de New Delhi. « Vous avez 220 groupes ethniques pressées dans un territoire en forme de triangle, lié à l’Inde juste par un minuscule couloir ».

Comme dans le Jammu-et-Cachemire, New Delhi a depuis des décennies donné, dans l’Arunachal Pradesh et six autres États du Nord, de vastes et draconiens pouvoirs à l’armée en vertu de la notoire Loi sur les pouvoirs spéciaux des forces armées, pour y supprimer de nombreux mouvements sécessionnistes armés ethno-nationaux et anti-gouvernementaux. En raison de la pauvreté et de l’insécurité générale, des centaines de milliers de personnes de cette région défavorisée ont émigré vers les grandes villes indiennes pour y chercher un emploi, où ils sont souvent confrontés à la discrimination.

Washington craint que la Chine puisse exploiter les insurrections dans le nord de l’Inde, encourageant le séparatisme en Inde pour riposter à la promotion du séparatisme en Chine par Washington et il répond en s’ingérant de façon irresponsable dans les différends entre New Delhi et Beijing.

En même temps que Washington œuvre agressivement pour intégrer l’Inde dans son offensive stratégique contre Beijing, la longue rivalité entre l’Inde et la Chine et leurs conflits frontaliers, deviennent de plus en plus étroitement liés à la rivalité stratégique encore plus explosive entre les États-Unis et la Chine, poussant ainsi l’Asie, sinon le monde entier, vers une nouvelle conflagration.


- Source : WSWS

lundi, 09 mai 2016

Somnolent Europe, Russia, and China

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Somnolent Europe, Russia, and China

Can the world wake up?

By

PaulCraigRoberts.org

On September 19, 2000, going on 16 years ago, Ambrose Evans-Pritchard of the London Telegraph reported:

“Declassified American government documents show that the US intelligence community ran a campaign in the Fifties and Sixties to build momentum for a united Europe. It funded and directed the European federalist movement.

“The documents confirm suspicions voiced at the time that America was working aggressively behind the scenes to push Britain into a European state. One memorandum, dated July 26, 1950, gives instructions for a campaign to promote a fully fledged European parliament. It is signed by Gen. William J. Donovan, head of the American wartime Office of Strategic Services, the precursor of the CIA.”

The documents show that the European Union was a creature of the CIA.

As I have previously written, Washington believes that it is easier to control one government,the EU, than to control many separate European governments. As Washington has a long-term investment in orchestrating the European Union, Washington is totally opposed to any country exiting the arrangement. That is why President Obama recently went to London to tell his lap dog, the British Prime Minister, that there could be no British exit.

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Like other European nations, the British people were never allowed to vote on whether they were in favor of their country ceasing to exist and them becoming Europeans. British history would become the history of a bygone people like the Romans and Babylonians.

The oppressive nature of unaccountable EU laws and regulations and the EU requirement to accept massive numbers of third world immigrants have created a popular demand for a British vote on whether to remain a sovereign country or to dissolve and submit to Brussels and its dictatorial edicts. The vote is scheduled for June 23.

Washington’s position is that the British people must not be permitted to decide against the EU because such a decision is not in Washington’s interest.

The prime minister’s job is to scare the British people with alleged dire consequences of “going it alone.” The claim is that “little England” cannot stand alone. The British people are being told that isolation will spell their end, and their country will become a backwater bypassed by progress. Everything great will happen elsewhere, and they will be left out.

If the fear campaign does not succeed and the British vote to exit the EU, the open question is whether Washington will permit the British government to accept the democratic outcome.

Alternatively, the British government will deceive the British people, as it routinely does, and declare that Britain has negotiated concessions from Brussels that dispose of the problems that concern the British people.

Washington’s position shows that Washington is a firm believer that only Washington’s interests are important. If other people’s wish to retain national sovereignty, they are simply being selfish. Moreover, they are out of compliance with Washington, which means they can be declared a “threat to American national security.” The British people are not to be permitted to make decisions that do not comply with Washington’s interest. My prediction is that the British people will either be deceived or overridden.

It is Washington’s self-centeredness, the self-absorption, the extraordinary hubris, and arrogance, that explains the orchestrated “Russian threat.” Russia has not presented herself to the West as a military threat. Yet, Washington is confronting Russia with a US/NATO naval buildup in the Black Sea, a naval, troop, and tank buildup in the Baltics and Poland, missile bases on Russia’s borders, and plans to incorporate the former Russian provinces of Georgia and Ukraine in US defense pacts against Russia.

When Washington, its generals, and European vassals declare Russia to be a threat, they mean that Russia has an independent foreign policy and acts in her own interest rather than in Washington’s interest. Russia is a threat because Russia demonstrated the capability of blocking Washington’s intended invasion of Syria and bombing of Iran. Russia blunted one purpose of Washington’s coup in the Ukraine by peacefully and democratically reuniting with Crimea, the site of Russia’s the Black Sea naval base and a Russian province for several centuries.

Perhaps you have wondered how it was possible for small countries such as Iraq, Libya, Syria, Yemen, and Venezuela to be threats to the US superpower. On its face Washington’s claim is absurd. Do US presidents, Pentagon officials, national security advisors, and chairmen of the Joint Chiefs of Staff really regard countries of so little capability as military threats to the United States and NATO countries?

No, they do not. The countries were declared threats, because they have, or had prior to their destruction, independent foreign and economic policies. Their policy independence means that they do not or did not accept US hegemony. They were attacked in order to bring them under US hegemony.

In Washington’s view, any country with an independent policy is outside Washington’s umbrella and, therefore, is a threat.

Venezuela became, in the words of US President Obama, an “unusual and extraordinary threat to the national security and foreign policy of the United States,” necessitating a “national emergency” to contain the “Venezuelan threat” when the Venezuelan government put the interests of the Venezuelan people above those of American corporations.

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Russia became a threat when the Russian government demonstrated the ability to block Washington’s intended military attacks on Syria and Iran and when Washington’s coup in the Ukraine failed to deliver to Washington the Russian Black Sea naval base.

Clearly Venezuela cannot possibly pose a military threat to the US, so Venezuela cannot possibly pose an “unusual and extraordinary threat to the national security of the US.” Venezuela is a “threat” because the Venezuelan government does not comply with Washington’s orders.

It is absolutely certain that Russia has made no threats whatsoever against the Baltics, Poland, Romania, Europe, or the United States. It is absolutely certain that Russia has not invaded the Ukraine. How do we know? If Russia had invaded Ukraine, the Ukraine would no longer be there. It would again be a Russian province where until about 20 years ago Ukraine resided for centuries, for longer than the US has existed. Indeed, the Ukraine belongs in Russia more than Hawaii and the deracinated and conquered southern states belong in the US.

Yet, these fantastic lies from the highest ranks of the US government, from NATO, from Washington’s British lackeys, from the bought-and-paid-for Western media, and from the bought-and-paid-for EU are repeated endlessly as if they are God’s revealed truth.

Syria still exists because it is under Russian protection. That is the only reason Syria still exists, and it is also another reason that Washington wants Russia out of the way.

Do Russia and China realize their extreme danger? I don’t think even Iran realizes its ongoing danger despite its close call.

If Russia and China realize their danger, would the Russian government permit one-fifth of its media to be foreign owned? Does Russia understand that “foreign-owned” means CIA owned? If not, why not? If so, why does the Russian government permit its own destabilization at the hands of Washington’s intelligence service acting through foreign owned media?

China is even more careless. There are 7,000 US-funded NGOs (non-governmental organizations) operating in China. Only last month did the Chinese government finally move, very belatedly, to put some restrictions on these foreign agents who are working to destabilize China. The members of these treasonous organizations have not been arrested. They have merely been put under police watch, an almost useless restriction as Washington can provide endless money with which to bribe the Chinese police.

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Why do Russia and China think that their police are less susceptible to bribes than Mexico’s or American police? Despite the multi-decade “war on drugs,” the drug flow from Mexico to the US is unimpeded. Indeed, the police forces of both countries have a huge interest in the “war on drugs” as the war brings them riches in the form of bribes. Indeed, as the crucified reporter for the San Jose Mercury newspaper proved many years ago, the CIA itself is in the drug-running business.

In the United, States truth-tellers are persecuted and imprisoned, or they are dismissed as “conspiracy theorists,” “anti-Semites,” and “domestic extremists.” The entire Western World consists of a dystopia far worse than the one described by George Orwell in his famous book, 1984.

That Russia and China permit Washington to operate in their media, in their universities, in their financial systems, and in “do-good” NGOs that infiltrate every aspect of their societies demonstrates that both governments have no interest in their survival as independent states. They are too scared of being called “authoritarian” by the Western presstitute media to protect their own independence.

My prediction is that Russia and China will soon be confronted with an unwelcome decision:accept American hegemony or go to war.

vendredi, 06 mai 2016

Lecture: la Guerre hors limites

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Lecture: la Guerre hors limites

par Thibault

Ex: http://chinoiseries.over-blog.com

ghl.jpgLa Guerre hors limites est un ouvrage publié en 1999 par deux colonels de l'armée de l'air chinoise, Qiao Liang et Wang Xiangsui, tous deux issus de carrières plus politiques qu'opérationnelles. La traduction française date de 2003.

Un art de la guerre pour le XXIe siècle...

La première partie de cet ouvrage s'attache à tirer les leçons de la fin de la Guerre Froide et des conflits des années 90 pour dessiner ce qu'est la guerre contemporaine. Celle-ci se caractérise selon les auteurs par la complexité des objectifs et des moyens, avec la disparition de la distinction avant/arrière et l'irruption d'acteurs non-étatiques et de stratégies non-militaires.


Les auteurs mettent en avant  l'utilisation de moyens économiques, financiers, technologiques, etc. en complément des moyens militaires. Les nouveaux guerriers variant du hacker au banquier, en passant par le terroriste auquel cet ouvrage accorde une importance assez prémonitoire, évoquant déjà un "terrorisme à la Ben Laden" défiant les États-Unis.
L'analyse de la première Guerre du Golfe renforce partiellement ce point de vue par le rôle qu'y jouèrent les médias. On y discerne d'autres nouveautés : la numérisation de l'espace de bataille, le renouveau des corps expéditionnaires, l'apparition de la guerre informatique et électronique, mais aussi l'idéal paradoxal d'une victoire sans victime. Pour les auteurs, le constat est clair : les États-Unis sont en tête et il appartient aux autres pays de les imiter au plus vite.

La seconde partie s'appuie sur ces conclusion pour tenter de dégager les grandes lignes d'un nouvel art de la guerre.


Les auteurs constatent que les menaces les plus graves pour les États ne sont plus aujourd'hui militaires, avec une conséquences : il faut élargir la définition de la guerre. Ainsi, "face à un ennemi qui méprise les règles, il n'y a certainement pas de meilleure tactique pour s'en défendre que de les transgresser aussi". Tous les moyens deviennent bon pour abattre un adversaire : guerre médiatique, commerciale, financière, idéologique, dans l'esprit des auteurs même les règlements ou les sanctions édictés par les organisations internationales peuvent être assimilés à des actes de guerre.


C'est sur cette base qu'est définie la "guerre hors limites". Les limites traditionnelles de la guerre sont rejetées : limites de lieux, de moyens, de domaines, et finalement d'intensité. "Pour gagner des guerres", écrivent les auteurs, il faut "apprendre à renverser l'ordre des degrés, et à combiner tous les facteurs, des actions supranationale aux combats concrets."

... ou le retour à une conception archaïque des relations entre États ?


A la lecture de cet ouvrage, on doit évidemment se demander dans quelle mesure il reflète la pensée militaire chinoise actuelle.


Il est probable qu'il soit assez représentatif. En effet sa principale innovation, revient à mettre en pratique une vieille maxime de Sunzi : "Gagner cent fois en cent batailles n'est pas le comble du génie, vaincre l'ennemi sans combat voilà le sommet de l'excellence." Et l'on sait que les chinois pratiquaient déjà la guerre économique alors que les grecs jetaient les bases d'une conception occidentale de l'affrontement : violent, frontal et décisif. Le désir d'échapper à ce carcan pour revenir à une "guerre hors limite", c'est-à-dire irrégulière, se justifie donc autant par la tradition chinoise que par l'écrasante supériorité militaire américaine.

Cependant, cet ouvrage pèche par l'absence de rigueur sémantique. La guerre écrivait Clausewitz est caractérisée à la fois par le moyen, la violence physique extrême, et la fin, imposer sa volonté à un adversaire. Il semble que pour Qiao Liang et Wang Xiangsui les moyens n'importent plus, mais dans ce cas la différence entre guerre et concurrence est-elle seulement subjective ?


Si on veut appeler "guerre" indifféremment une opération militaire conventionnelle, la spéculation sur une devise ou une sanction de l'OMC, on en arrive nécessairement à considérer comme des actes de guerre l'essentiel des actions qui font les relations quotidiennes entre États. Or il existe bien une graduation objective, par exemple entre actions violente et non-violente.

Cette conception est par ailleurs inopérante à cause des risques d'escalade qu'elle comporte. C'est ici que la thèse des auteurs touche le plus clairement ses insuffisances : comment penser une guerre sans limite de degré dans un monde nucléarisé ? La question est évacuée dans les toutes dernières pages du livre.


En ne levant pas ce point, les auteurs se cantonnent à présenter une conception datée, et par ailleurs immature, des relations internationales, témoignant surtout de leur sentiment de se trouver dans une citadelle assiégée.

Cet article a également été publié sur le blog Armée du futur.

La guerre hors limites des Colonels Qiao et Wang

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La guerre hors limites des Colonels Qiao et Wang

Cet ouvrage est très connu des stratégistes contemporains, depuis sa parution en France en 2003, à partir d’une première édition chinoise de 1999. D’une certaine façon, il est devenu un classique et les fiches de lectures des « classiques », surtout quand on les lit longtemps après (dix ans donc), ne doivent pas écrire les mêmes choses qu'au moment de leur parution. Autant une fiche de lecture contemporaine s’attachera à présenter l’ensemble de la pensée de l’auteur, autant une fiche de lecture tardive cherchera à déterminer les idées qui demeurent (la permanence et donc la pertinence) et donc leur capacité à traverser le temps. Autrement dit, à être réellement un classique. C'est l'objet de ce billet.

Source et lien vers le livre

Une des qualités tient également qu’on tenait là un ouvrage d’auteurs chinois contemporains, préalable à l’émergence chinoise que nous constatons depuis le mitan des années 2000. Avoir accès à une pensée orientale, donc « exotique » par rapport au mainstream anglo-saxon, voici un premier atout. Lire en plus une œuvre de stratégie venant du pays que chacun pressent, d’une façon ou d’une autre, comme le nouveau challenger, voici le deuxième atout. Deux avantages structurels, donc, qui demeurent largement, mais qui ne sauraient abuser le stratégiste. Au fond, la contingence ne l’intéresse pas forcément.

Or, il faut bien convenir que cet ouvrage est réellement novateur. Certes, il s’attache à démonter la notion de « Révolution des affaires militaires ». Les plus jeunes ne savent pas à quel point, à la fin des années 1990 et au début des années 2000, on nous a bassiné les oreilles avec cette RMA. Et il a fallu le traumatisme du 11 septembre pour que l’intérêt change et qu’on parle d’asymétrie et de contre-insurrection.

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Or, le livre des colonels Qiao et Wang a l’immense mérite intellectuel tout d’abord de se départir de la vision américaine de la RMA (et notamment ses deux caractéristiques, d’être technologique et d’être militaire) pour montrer qu’il y a une RMA plus large. C’est la guerre hors limite, qui inclut la guerre militaire et la guerre non-militaire. Celle-ci comprend tout ce qu’on a pu parfois désigner sous le terme d’opérations autres que la guerre. Mais nos auteurs en ont une compréhension très extensive : guerre économique, guerre financière (ils écrivent après la crise asiatique de 1997), guerre terroriste (Ben Laden et les attentats de 1993 et 1998 sont régulièrement évoqués, et présentés avec une vision prophétique si l’on songe que le texte date de 1999), guerre informatique, guerre médiatique, autant de nouveaux théâtres d’opération qui nécessitent une métastratégie pour opérer dans cette « guerre omnidirectionnelle ».

S’il n’y avait que ça cela suffirait à placer QIao et Wang dans la catégorie des stratégistes réellement novateurs.

J’ai apprécié aussi quelques citations et réflexions.

  • « Le champ de bataille sera partout » (39)
  • Sur l’informatique dans la guerre : « Quelque soit l’importance de l’informatique, elle ne peut entièrement supplanter les fonctions et les rôles de chaque technique en soi. Par exemple, un chasseur F 22, qui est déjà totalement informatisé, reste un chasseur et le missile Tomahawk un missile, et on ne peut les mettre dans me même sac sous le nom d’armes informatiques » (47). « La « guerre par ordinateur » et la guerre « de l’information » au sens étroit sont deux choses totalement différentes. La première désigne les différentes formes de guerre qui sont rehaussées et accompagnées par l’informatique, alors que la seconde désigne principalement une guerre où l’informatique est utilisée principalement pour obtenir ou détruire des renseignements ». (47)
  • A propos de la guerre asymétrique, opposant le combattant high-tech au guérillero rustique, « on risque d’en arriver au point où personne ne réussit à se débarrasser de l’autre » (53)

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  • « L’arme nucléaire nous oblige à nous demander si nous avons vraiment besoin d’armes hyperdestructrices » (59). « Les armes adoucies représentent le dernier choix conscient de l’humanité (…) Toutefois, une arme moins meurtrière demeure une arme et ce la ne veut pas dire que son efficacité s’en trouve réduite sur le champ de bataille » (61)
  • « Ce qui différencie principalement les guerres contemporaines des guerres du passé, c’est que dans les premières, l’objectif affiché et l’objectif caché sont souvent deux choses différentes » (73)
  • Luddendorf : « la théorie de la guerre totale qu’il mit en avant visait à fusionner en une seule entité le champ de bataille et les éléments en dehors du champ de bataille » (75)
  • Evoquant l’espace nanométrique, eg le cyberespace, il laisse « augurer la réalisation du rêve de l’humanité : une guerre sans hommes ». « La guerre de réseau (…) deviendra uen réalité tangible. Elle sera extrêmement intense quoique presque sans effusion de sang. Ce type de guerre se déroulera parallèlement à la guerre traditionnelle » (78).
  • « La guerre a tendance à se civiliser » (80)
  • « Désormais, les soldats n’ont plus le monopole de la guerre » (84)
  • « Cette perspective a conduit à revoir l’affirmation selon laquelle « la guerre, c’est de la politique avec du sang ». L’objectif de la nouvelle guerre « consistera plutôt à utiliser tous les moyens possibles – avec ou sans la force des armes, avec et sans la puissance militaire, avec et sans victimes – pour obliger l’ennemi à satisfaire son intérêt propre ». (95)
  • « Aussi puissant soit-il, un pays comme les Etats-Unis a besoin de l’appui de ses alliés » (102)
  • « La transformation de l’alliance en union libre marqua la fin d’une époque, c’est-à-dire celle des alliances fixes, inaugurée par la signature de l’alliance entre l’Allemagne et l’Autriche-Hongrie en 1879. Avec la fin de la guerre froide, la période où les alliances se formaient sur la base de l’idéologie touchait à sa fin, et les alliances d’intérêt prirent le dessus ». « Le phénomène des alliances continuera évidemment à exister mais le plus souvent ce ne seront que de lâches coalitions d’intérêts à court terme ». « Le fondement principal de toute alliance sera l’intérêt et non la morale ou l’éthique ». (104).
  • « … des alliances tacites qui ne sont en aucune façon fortuites » (105)
  • « Les chars doivent peiner constamment pour surmonter le coefficient de friction de la surface de la terre » (115). Hélicoptères : « … leur excellente mobilité suffisant à compenser le défaut de n’avoir pas de blindage lourd » (115)
  • « Il n’est plus possible de gagner une guerre sans faire intervenir la force des médias » (120).
  • « La sécurité nationale fondée sur le régionalisme est de toute évidence obsolète » (169). « La vision de la défense nationale comme principal objectif de sécurité apparaît assez dépassée » (170).
  • « La guerre ne sera même plus la guerre. C’est-à-dire que ni l’ennemi, ni les armes, ni le champ de bataille ne seront ce qu’ils furent. Rien n’est sûr. Seule certitude, l’incertitude. L je jeu a changé. Dans cette situation aux incertitudes multiples, il va nous falloir définir une nouvelle règle du jeu (…), un produit hybride… » (200)
  • « Savoir si l’on a pensé à combiner le champ de bataille et le non-champ de bataille, le guerrier et le non-guerrier » (201).
  • « Toutes les victoires ne sont pas le fruit de la surprise » (241)
  • « Nous ne pensons pas que toutes les guerres doivent progresser graduellement jusqu’à ce que l’accumulation débouche sur le « moment décisif ». Nous pensons que le moment peut être créé » (272)
  • A propos des divisions de la stratégie : « Concrètement, cette division st la suivante : Grande guerre –politique guerrière. Guerre –stratégie. Campagne- art opérationnel. Combat- tactique. » (273). Ceci devra être repris pour bine comprendre les notions de « grande stratégie », mais aussi les impasses des expressions successives de « défense nationale » et récemment de « défense et sécurité nationale ».
  • « Dans la guerre hors-limite, c’est la réflexion qui prime sur la méthode, laquelle vient en second » (275)
  • « La différence, c’est qu’aujourd’hui pour défaire le nœud gordien, il n’y a pas que l’épée » (298).
  • « Le résultat, c’est que tout en réduisant l’espace du champ de bataille au sens étroit, nous avons transformé le monde entier en un champ de bataille au sens large » (298)
  • A propos du mot de Clemenceau, « L’histoire des cent dernières années nous a toutefois montré que confier la guerre aux seuls politiciens n’était pas non plus la solution idéale du problème » (299)

source et lien vers le livre

Ainsi, un livre nécessaire et qui demeure tout à fait pertinent, quinze ans parès sa parution.

Egéa

vendredi, 29 avril 2016

Pakistan and India «Trade Off» Allies, KSA and China Start a Cold War

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Pakistan and India «Trade Off» Allies, KSA and China Start a Cold War

Ex: http://en.riss.ru

Pakistan and India appear willing to «trade off» allies with one another, «exchanging» their privileged partnerships with the Saudis and Russians

Andrew Korybko

In an unfolding geopolitical shift that would have been unthinkable just a few years ago, Pakistan and India appear willing to «trade off» allies with one another, «exchanging» their privileged partnerships with the Saudis and Russians respectively as a means of enhancing their relative position vis-à-vis their leaderships’ attitude towards China. While Russia and India are still close historic and strategic partners, the former ties of fraternity have, despite rhetorical statements and symbolic actions by their each of their governments, gradually frayed amidst the post-Cold War geopolitical situation and the developing one that’s playing out in the New Cold War. More importantly, however, is that India’s obvious efforts to cozy up with Saudi Arabia are aimed not only against Pakistan, but also tacitly against China in a demonstration of one of the most unusual and nontraditional geopolitical arrangements of the New Cold War.

Preface

The research at hand aims not to present an extensive academic review of the history of relations between the examined countries, the nitty-gritty nuances of their present and developing ties, nor an absolute collection of facts about each and every one of their most recent newsworthy events as it relates to one another, but to broadly raise awareness about the unmistakable geopolitical patterns that are emerging in the larger context of the New Cold War. The spoken-about relationships are not irreversible and many things may still change in this unprecedented period of global uncertainty and systemic transition, although they do convincingly appear to be entering a stage where this will become increasingly difficult as new strategic mentalities set in and become customary thinking among their deep state (military, intelligence, and diplomatic) representatives.

The purpose is not to heap scorn onto India or its countrymen, and the invocation of that country’s name as well as that of its capital should not be interpreted as referring to Indian people in general. When mentioned in this text, they relate only to the present Indian political establishment, and the same general rule holds true for each of the countries that are being studied. Nevertheless, the work is unapologetically critical of India for, as the author sees it, unnecessarily flirting too closely with the unipolar world out of a reactionary knee-jerk response to the presumed imperatives of «containing China» and «pressuring Pakistan», which may ultimately result in New Delhi wittingly or unwittingly becoming a key American strategic ally in the New Cold War with time.

The «Trade-Off»

Pakistan:

To summarize one of the most admittedly unexpected geopolitical trends of the modern day, Pakistan is moving away from Saudi Arabia and closer to Russia at the same moment that India is doing the reverse. For example, Islamabad refused to join Riyadh’s «anti-terrorist» coalition, although this has led to a split between Pakistan’s political and military classes. Saudi Arabia hasn’t given up trying to woo Pakistan, however, since the latest talk is that the commander of Pakistan’s armed forces could possibly lead the Saudis’ «anti-terrorist» bloc. This «tug-of-war» between the pro-Saudi military and the ruling pro-Chinese politicians will likely define Pakistan’s strategic situation for the near future, and it’s very possible that Riyadh and its Washington ally may try to once more stir the pot of separatism and terrorism in Baluchistan as a means of pressuring Islamabad to redirect its trajectory back towards its traditional unipolar allies. That being said, like the author wrote for the Russian Institute of Strategic Studies back in September 2015, Pakistan is the «zipper» of pan-Eurasian integration and this geopolitical obviousness has led to an intensification of ties between Islamabad and Moscow, predicated on the shared anticipated benefit that both of them will receive through the Central Asia-South Asia multipolar transnational connective infrastructure nexus being constructed by China in accordance with its One Belt One Road vision.

India:

India is proceeding in the opposite direction of Pakistan, which can be seen both by its steady replacement of Russia with the US as its chief arms supplier and Modi’s recent visit to the land of King Salman. To expand on New Delhi’s wealth of new strategic relations with Washington, the two sides are on the verge of agreeing to a «Logistical Support Agreement» that «would allow the two militaries to use each other’s land, air and naval bases for resupplies, repair and rest». In practice, this means that the US can employ «plausibly deniable’ pretexts to move its land, air, and sea forces on a de-facto rotational basis, whether indefinite or temporary (likely decided on a case-by-case basis depending on the military facility in question and the current geopolitical context) all the way up to China’s Tibetan and Yunan borders. Though it’s a promising and pragmatic sign that India opted not to participate in the US’ proposal that they jointly patrol the South China Sea, it’s still very disturbing that Modi previously spoke about so-called «freedom of navigation» in the region, which is commonly uttered as a euphemism for «containing China».

Swinging the focus over to Saudi Arabia, the US’ premier unipolar ally in the Arab region, the national general secretary of the BJP and unnamed government officials are quoted by Reuters as openly boasting that the Prime Minister’s trip is meant to «deal with Pakistan» by «[using] economics, strategy and emotional ties to win the hearts of Islamabad’s friends», which amounts to «an effort to ‘de-hyphenate’ India from Pakistan». India’s advances towards Saudi Arabia are not just premised on a simple desire to «pressure Pakistan», but are instead part of what the New Delhi establishment likely sees as a shrewd and preemptive way to deflect the potentially forthcoming danger of Saudi-supported terrorism inside the country against the majority «Hindu infidels» (as they’re derogatorily seen by Islamic extremists). Al Qaeda, which has always been linked to prominent Saudi individuals, businessmen, and «charities», announced in September 2014 that it would be moving into the Indian subcontinent, and given the rising pro-Daesh sympathies and Islamic fundamentalist tendencies that have taken root in Bangladesh since then, India could be trying to ingratiate itself with one of the world’s chief sponsors of international terrorism in order to acquire a guarantee that Riyadh will do its utmost to prevent these Saudi-tied organizations from targeting it.

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The Choice:

Russia and China do not force any conditions onto their partners or let their sovereign decisions to engage in diversified geopolitical relations detract from their bilateral ties, though the same cannot  be said for the US and Saudi Arabia. While it’s entirely possible for India and Pakistan to pragmatically and simultaneously engage with a multitude of international actors, the US and Saudi Arabia, just as they’ve historically done with others before (most notably in the recent instances of Ukraine and Yemen), will force these two South Asian states into a false «either-or» choice that results in zero-sum consequences for the rejected set of partners. India will likely be able to straddle the New Cold War divide in such a way that the relationship that its civil society and business actors have with Russia would remain intact, but New Delhi’s high-level state-to-state geopolitical coordination with Moscow would undoubtedly suffer.

Furthermore, if India even succeeds in pulling off the aforementioned optimistic scenario of retaining positive non-governmental ties with Russia amidst heavy American pressure, this would be purely due to the historical affinity between both sides and is not replicable as it relates to full-spectrum Indian-Chinese relations. Concerning these, they would obviously be adversely affected and the current in-process Cold War between New Delhi and Beijing in the Greater Indian Ocean-South Asia Region can be expected to accelerate and reach possibly hostile levels, especially in the event that the «Logistical Support Agreement» leads to some sort of American military presence (however temporary) close to China’s mainland borders.

Concerning Saudi Arabia, it’s not in a position to force India into making a choice, but it already is trying to do this with Pakistan, which has been a decades-long ally and in which it has entrenched institutional and soft power influence that it cultivated over time. Just like the US will try to force India to choose between itself and Russia, Saudi Arabia will seek to do something similar in forcing Pakistan to choose between itself and China. Both pressuring actors hold certain foundational assumptions about their given targets, namely the Americans believe that the Indians will unabatedly proceed along their defined anti-Chinese geopolitical trajectory while the Saudis think that the Pakistani-Russian ties are dependent on their shared convergence through China’s One Belt One Road Central Asia-South Asia infrastructure. Accordingly, the US sees no need to explicitly address India’s grand strategy towards China because it already largely aligns with Washington’s interests, while Saudi Arabia correspondingly knows that Pakistan’s choice concerning Riyadh or Beijing will determine its ultimate course of action towards Moscow.

The Saudi-Chinese Cold War

South Asia:

Tangential to the topic of Saudi Arabia’s changing relations towards India and Pakistan, it should be overtly emphasized that both branches of the Saudis’ South Asian ties are based off of Riyadh’s calculations towards China. Extrapolating a bit, a grand strategic review of South Asia and the Horn of Africa indicates that a Cold War between Saudi Arabia and China is indeed occurring at the moment and looks likely to develop into a serious geopolitical factor in the future. To clarify what is meant by this, it’s easier to begin with the region that’s presently under focus. Saudi Arabia and China are competing for influence in Pakistan and the loyalty of its most influential elite classes, the military and political establishments, which has already been described previously.

Moving over to Bangladesh, China worked hard to make itself one of the country’s premier strategic partners over the past couple of decades, but the current political unrest centered on the pro-Saudi Bangladesh Nationalist Party could reverse all of that if the opposition manages to exploit the ongoing events and ends up seizing power. The last zone of competition between the two countries lays in the Maldives, which just emerged from a very tense period of Hybrid War drama that the author analyzed at the time, and is now tilting closer to Saudi Arabia than it is to China. For example, although occupying a crucial position along China’s One Belt One Road Sea Lines of Communication, the Maldives are now part of the Saudis’ «anti-terrorist» coalition and the two sides have agreed to boost «religious ties», which is typically an expression that denotes the Saudis’ institutionalized proselytization of violent Wahhabism.

Horn of Africa:

As it regards the Horn of Africa, China is very closely partnered with Ethiopia, which is the world’s fastest-growing economy and is expected to soon emerge as a continental leader. Central to the One Belt One Road vision is that belief that China must acquire access to new markets and outbound investment destinations in order to sustain domestic growth and internal stability. Ethiopia occupies a major role in this strategy and it’s essential that China tap into its awakening potential, which explains why it’s constructing the Ethiopia-Djibouti Railway that’s set to open very soon. Complementary to this geo-economic imperative, China is also opening its first-ever overseas military base in Djibouti, which will allow it to exert dual influence on the maritime reaches of the Bab-el-Mandeb and the Horn of Africa’s Ethiopian heartland.

In parallel with this happening, the Saudis and the GCC military bloc that they oversee have also been moving into this region ostensibly under the guise of gaining logistical support facilities for their War on Yemen. An October 2015 UN report documented how «Eritrea forged a new strategic military relationship with Saudi Arabia and the United Arab Emirates that involved allowing the Arab coalition to use Eritrean land, airspace and territorial waters in its anti-Houthi military campaign in Yemen” and that «Eritrean soldiers are embedded with the United Arab Emirates contingent of the forces fighting on Yemeni soil». The author thoroughly analyzed what this development means for disrupting the hitherto equitable military balance between Eritrea and its Ethiopian rival, and the conclusion was that the GCC might use its new ally’s territory as a launching pad for exerting asymmetrical influence onto Ethiopia. Furthermore, Qatar already has troops in both Eritrea and Djibouti as part of a UN-agreed conflict mediation mechanism, while Saudi Arabia is about to open up a base in the latter coincidentally at the same time as China is supposed to. Another key development to consider is that the UAE is allegedly interested in opening up a military facility in the Gulf of Aden-abutting Somalian region of Somaliland.

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Altogether, it’s plain to see that a recognizable pattern is emerging – the GCC is steadily encircling China’s Ethiopian ally, and whether it had intended for this to happen or not, it’s very possible that a security dilemma between the two sides will erupt as they jostle for influence along the Red Sea and the Horn of Africa hinterland. Ethiopia is integral to China’s global vision and has an irreplaceable role as a geographically convenient middleman for African-based Chinese businesses, using its advantageous conduit position to facilitate their interaction with European and Asian markets via the maritime access that they’ll acquire from the Ethiopian-Djibouti Railway. Contrarily, the US recognizes this unparalleled importance and is likely to call upon its GCC allies in exerting pressure against Chinese interests there as a means of subverting Beijing’s geo-economic benefits. This could take the form of Qatar and Eritrea, both of which have been linked to the terrorist group Al Shabaab, utilizing the militant organization as a proxy lever of destabilizing influence against Ethiopia, particularly in targeting the northwestern part of the latter’s Somali Region through which the Ethiopia-Djibouti Railway is expected to pass. Moreover, even if the GCC only provides strategic support to its new Red Sea ally (or illegally circumvents UNSC sanctions in shipping it weaponry), then this could launch a proxy arms race with China, which would be compelled to boost the capabilities of Ethiopia in order to compensate for the unexpected offsetting of the military equilibrium that its ally has with Eritrea.

It’s relevant to bear in mind that Ethiopia is truly envisioned to play a major role in the One Belt One Road global connective infrastructure network, and that China’s opening of its first-ever overseas military base in Djibouti is partially founded on strategically securing its partner’s rise and supervising the terminal point of the Ethiopia-Djibouti Railway. Likewise, this only gives the US an even greater motivation to try to offset its rival’s plans, which is where the role of the Saudi-led GCC and its Horn of Africa military deployments comes into focus. Relatedly, it’s not a coincidence that both Djibouti and Somalia joined the Saudis’ «anti-terrorist» coalition, and while it’s doubtful that Djibouti would do anything to destroy the enormous win-win benefit that it’s expected to reap from its cooperation with China, the same can’t be said for Mogadishu’s calculations in siding with the bloc. Somalia might not object to its territory being used to asymmetrically destabilize Ethiopia, especially considering that the GCC-allied and fellow extremist-propagating state of Turkey is also opening up a base in the national capital.

India And Pakistan In The New Cold War’s Shifting Geopolitics

The research has argued up until this point that the South Asian states of India and Pakistan are moving in opposite geopolitical directions, with New Delhi and Islamabad «trading off’ their traditional Russian and Saudi allies respectively between one another out of their divergent calculations in posturing towards China. Pakistan is favorable to China and is thus intensifying its relations with Russia in accordance with the same multipolar motivations that guide its relations towards Beijing, while India is opposed to China and is doing the same with Saudi Arabia out of animosity towards both Islamabad and Beijing. It’s this latter angle of how India’s emerging partnership with Saudi Arabia is aimed against China that has yet to be elaborated on, so the forthcoming section will describe the geopolitical principles that are guiding this move and conversely catapulting Pakistan’s global multipolar significance to even greater heights than it ever was before.

Enter India:

As it stands, India is poised to play a decisive role in the emerging Saudi-Chinese Cold War and Modi’s visit to the Arabian Kingdom has to be seen in this context. Recalling all that was analyzed above about the Red Sea-to-Bay of Bengal rivalry between Riyadh and Beijing, it’s self-evident how India’s insertion into this tense geopolitical equation could come as a game-changer for the unipolar world. In fact, as India becomes more assertive in projecting its maritime interests, its strategic anti-Chinese complementarity with Saudi Arabia (especially as it overlaps in the Maldives) can eventually jeopardize the freedom of navigation that China will depend on in making the maritime portion of its One Belt One Road project a feasible reality.

While it’s not expected that the Saudi-Indian «coalition» will ever shut down these routes entirely, from the Chinese perspective, this strategic partnership could certainly present a formidable joint opponent as it relates to the proverbial «line of fire» battleground states of Bangladesh and the Maldives. Should the Saudis and Indians succeed in wrestling these two countries out of China’s pragmatic orbit to the point that that the One Belt One Road’s pertinent infrastructure projects are adversely impacted, then this would complicate China’s efforts to establish reliable Sea Lines of Communication and thus weaken the sustainable reliability of its maritime economic access to Europe and East Africa. The structural ramification of this development is that China would become inversely dependent on the mainland portion of its New Silk Road strategy, which could thus be disproportionately offset if the US and its allies manage to spark a series of Hybrid War scenarios in Central Asia.

The Rimland Alliance:

To put India’s prospective strategic alliances with the US and/or Saudi Arabia into a global perspective, New Delhi would essentially be sealing most of the Eurasian Rimland together as an integral part of Washington’s nascent supercontinental alliance against Russia and China. At this very moment, the US is striving to construct an «Intermarum» coalition of anti-Russian states in Eastern Europe which would then link up with Erdogan’s Turkey and be in a close strategic working proximity with the Saudi-led GCC. On the other side of Eurasia, the US aims to bring Japan and South Korea together under an ostensibly «North Korean»-directed military coordination mechanism that would obviously have an unstated dual anti-Chinese function. Expanding on Japan’s role, the island state is expected to be the US’ main «Lead From Behind» partner in bringing together the Northeast Asian and Southeast Asian theaters into a grand anti-Chinese ‘containment’ front, building upon ASEAN’s TPP-member states and the Philippines in order to expand the US-led strategic coalition into the entire economic bloc. In between these Western, Middle, and Eastern Eurasian blocs lays India, which could arguably play the key role in bridging the geographic divide between the US’ GCC and Japan-ASEAN allies. All told, India is integral to the long-term endurance of the Rimland Alliance, which is why it’s being so aggressively courted by US.

The Pakistani Pivot:

The possibility that India could strategically join forces with the unipolar world by siding with the US and/or Saudi Arabia (either of which would attain the same structural ends vis-à-vis the Rimland Alliance) is not lost on Russia and China, which correspondingly have reacted by deepening their ties with Pakistan out of pure geopolitical necessity. Iran is also important to both of these multipolar Eurasian anchors, but unlike Pakistan, the former Persia is strategically hemmed in by the Saudis and their sectarian «anti-terrorist» coalition, which could predictably be used against it to varying nonconventional extents in a «containment»-esque sort of way. Although there still exists a multitude of beneficial multipolar opportunities in Iran that Russia and China can realistically tap into, the inconvenient geostrategic fact remains that the country is strictly a continental power and that most of its maritime potential (except for the Indian-affiliated Chabahar port) is dependent on the Strait of Hormuz and consequently subject to potential GCC and US obstruction in a similar (albeit less intense) manner as the Strait of Malacca is. So as not to be mistaken, the author isn’t dismissing the importance of Iran in the emerging multipolar world order – the country has a very strategic significance – but this needs to be tempered with a realistic assessment of its geographical limitations.

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Pakistan, on the other hand, is the ultimate Eurasian pivot state in China’s One Belt One Road vision, since only it alone has the capability of «zipping» together the diverse economic blocs surrounding its near vicinity and directly connecting the interests of Russia and China. It’s true that Moscow and Beijing’s mainland economic interests also intersect through Tehran, but those of the East Asian state must first transit all the way through Central Asia in order to get there. Accounting for the very real possibility that the US will attempt to stage some sort of Hybrid War disruption there in the coming future, perhaps triggered by the inevitable passing of Islam Karimov, the «Uzbek Gaddafi» who miraculously managed to unify all of his country’s disparate clans, it can be projected that Central Asian destabilization might hinder China’s plans for directly connecting its economy to Iran. On the other hand, Pakistan, while a target itself, is considerably better accustomed to dealing with such threats owing to its battle-hardened experience in the post-9/11 era, and furthermore, Russian-Chinese-Pakistani infrastructure projects would only have to traverse through the relatively stable and much-less-threatened country of Kazakhstan.

The Containment Breakout Plan:

The combined military-strategic axes of Russia-Kazakhstan and China-Pakistan fuse together at the Dzungarian Gate and are strong enough to forge a reliable development corridor for all of Eurasia that boldly breaks through the Rimland Alliance via its pivotal Pakistani portion. Pakistan is absolutely essential to Russia and China in providing both of them with a non-unipolar-influenced access route to the Indian Ocean, which becomes all the more important as the US progressively tightens the «containment» noose around their respective West Eurasian and East Eurasian peripheries. India’s potential incorporation into the Rimland Alliance through its cooperation with the US-Saudi strategic axis only heightens the importance of the Pakistani Pivot to Moscow and Beijing’s long-term planning, and New Delhi’s strong flirtations with this unipolar bloc are unwittingly hastening the fulfilment of the very same development corridor that it ideally wishes was scrapped. It can thence be observed that India’s touchy reaction to the China-Pakistan Economic Corridor and its subsequent outreaches to the US-Saudi strategic axis have the very real potential of setting off a massive security dilemma if they haven’t done so already, and that with Brazil and South Africa already under «constitutional coup» pressure by the US, then India’s «defection» to the unipolar forces would assuredly spell the end of BRICS and strip it down to its original Russian-Chinese core.

Concluding Thoughts

The New Cold War, although still in its infancy, has already been filled with exciting twists and turns, be it the reunification of Crimea with Russia or Russia’s anti-terrorist intervention in Syria. On the negative front, however, it’s led to the US asserting a heavy degree of unprecedented influence over most of Ukraine in turning it against Russia, as well as making strong strides in «poaching» strategic states into the restrictive TPP arrangement and away from China’s sway. With the global proxy war in full gear between the unipolar and multipolar worlds, the two sides are struggling to undermine the other at the same time as they’re competing amongst themselves for the loyalty of on-the-fence «neutral’ states.

It’s this latter dynamic in which India could play a game-changing role, since while it engages in institutional (BRICS) and economic multipolarity, it has yet to fully commit itself to embracing the geopolitical aspects of this responsibility. Attempting to sit on the fence for as long as possible but still making highly publicized geopolitical outreaches to the unipolar world, India is giving its fellow Eurasian allies an uncomfortable feeling that it isn’t fully sincere in its stated multipolar commitments and that it might «flip» towards the US in the same paradigm-changing fashion as China did in the 1970s.

By moving closer to the US-Saudi strategic axis at the precise time that its two main members are waging proxy competitions against Russia and China in the context of the New Cold War, India’s activity inspires justified suspicion from what it claims are its multipolar partners and fully legitimizes their new era of strategic relations with Pakistan. As regretful as it is for the author to forecast, if New Delhi’s current geopolitical trajectory continues to proceed apace, then India might enact the game-changing decision to turn its back on the multipolar world by siding with the US and Saudi Arabia out of narrow-minded spite for Pakistan and China, which could tragically collapse its decades-established relations with Russia in the process.

The author’s viewpoint may not coincide with the opinion of RISS.

lundi, 25 avril 2016

Route de la soie, route des épices

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Route de la soie, route des épices

Ex: http://www.huyghe.fr

Un secret est toujours loin : enfoui sous les apparences, ou hors de portée. Y compris géographiquement. Le cheminement vers sa découverte se confond alors avec le chemin concret par où transitent des hommes, des marchandises ou des informations. Tel est le cas de la soie et des épices qui ont donné leur nom à des routes : leurs secrets consistent en histoires de voyages. D'Est en Ouest, circulaient des produits rares et inconnus, de l'Occident vers l'Orient, des marchands et prédicateurs en attendant des colonisateurs.

Soie et épices sont intimement liées parce qu'ils évoquent des lieux ou tout est différent, plus chaud, plus parfumé, plus raffiné, plus luxueux, plus sensuel. Elles servent à la glorification des dieux et des puissants et à l'ornement de la beauté ; leur origine exotique stimule l'imaginaire. C'est l'idée qui ressort déjà des premières mentions de ces produits dans la littérature latine. Ne dit on pas que c'est le roi des Sères, tout à l'Orient du monde qui produit le fil merveilleux qui permet aux Romaines de laisser transparaître la peau laiteuse de leurs seins ? Ne croit-on pas que la cannelle si parfumée et qui l'hiver rend le vin meilleur, est cachée comme le sont les diamants dans une vallée protégée par des aigles immenses ? Et les moralistes se plaignent de ce que les romains se ruinent pour acquérir ces produits de luxe venus de pays inconnus. L'idée même d'exotisme, ou l'attirance pour l'Orient leur doit beaucoup ; les progrès de la connaissance, de la géographie, de la navigation, bref la découverte réelle du monde, leur doit davantage encore.

Dans les deux cas, secret d'un savoir et secret d'une origine se mêlent. Pour obtenir deux produits dont l'Occident raffole depuis Rome, le tissu et les graines qui servent autant à la médecine qu'à la cuisine, il a fallu d'abord identifier les pays d'où ils venaient, la Chine, les Indes et les îles aux épices. Il a fallu les atteindre, et pour cela lancer des expéditions. Mais il a fallu aussi s'emparer des supports du secret, des cocons de vers à soie dans un cas, de quelques graines dans l'autre.

La soie a plus souvent traversé les montagnes et les steppes à dos de chameau, les épices ont plutôt voyagé dans les cales des bateaux. Parfois leurs routes se croisaient ou fusionnaient au hasard, d'une guerre ou d'un traité pour que les marchandise parviennent à Rome, à Byzance. Il y a donc des périodes où les expressions de route de la soie et route des épices désignent les mêmes itinéraires marchands ; rouleaux de tissus et sacs odorants se mêlaient dans les mêmes caravanes et dans les mêmes soutes. Certes les deux routes n'ont pas fonctionné de même manière. Sur la route de la soie, c'est le secret, disons l'art de la sériciculture, qui a voyagé d'Orient en Occident jusqu'à ce que l'on sache produire de la soie en France. Sur la route des épices, au contraire ce sont les marchands puis les soldats qui ont progressé tant que les Européens n'ont pas atteint les terres où poussaient les épices, et que les grandes compagnies dites des Indes ne s'en sont pas assuré le monopole. Tracée par une logique de la transmission ou par une logique de la conquête, la route s'est toujours assimilée à une lente révélation.

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Un secret de quatre mille ans

Une des plus célèbres légendes chinoise raconte que la princesse Xi Ling Shi fit tomber par hasard un cocon accroché à un mûrier des jardins impériaux dans une tasse de thé bouillant. Elle déroula un fil interminable qui lui parut si beau qu'elle le fit tisser, puis fabriqua une étoffe douce et fine. Elle obtint de l'Empereur d'élever les vers qui rongeaient les feuilles de mûrier. Ce souverain serait Houang Ti à qui la légende prête également l'invention de l'écriture. Dès l'origine, la soie est liée à l'empereur. Le tissu de soie ne servait pas seulement à tisser des vêtements somptueux, mais aussi à tracer des idéogrammes. Les premiers exemples d'écriture chinoise sur soie datent de 750 avant notre ère. Et la Chine elle-même est connue pendant toute l'Antiquité comme le pays des Sères, c'est-à-dire de la soie, sera.

La sériciculture remonte au néolithique chinois et, trois mille ans avant Jésus Christ, les techniques de tissage étaient déjà sophistiquées ; elles permettaient d'obtenir de la soie unie comme de la soie brodée qui accompagnaient dans l'au-delà les puissants. C'est dans une tombe princière que se retrouve la première preuve du voyage de la soie vers l'autre extrémité de l'Eurasie, au VIe siècle avant notre ère dans une sépulture du Bade Wurtemberg. Lorsque l'on découvrit dans le tombeau de Philippe de Macédoine, le père d'Alexandre le Grand, des bandelettes de soie s'est tout de suite posée la question de leur origine : était-elle chinoise ? Quelles routes ont emprunté ces premiers échantillons, qui les a offerts aux Princes, qui les a jugés assez précieux pour qu'ils les accompagnent dans leur voyage funèbre ? L'exportation de soie avait-elle un caractère exceptionnel ? Difficile d'établir une chronologie précise d'un des plus longs secrets de l'histoire, ou plutôt d'un secret double celui de l'origine du tissu et celui de sa fabrication, la sériciculture.

Son exceptionnelle durée tient à la volonté délibérée des empereurs chinois, toutes dynasties confondues. Ces empereurs qui exercent un monopole sévère, contrôlent la production comme les marchés, décident de qui pourra porter quelle qualité. Ils édictent des arrêts de mort contre quiconque oserait faire franchir les frontières à un seul oeuf ou cocon de vers à soie. Le secret sera ainsi maintenu jusqu'au cinquième siècle de notre ère environ. Pour parvenir à ce résultat, il fallut sans doute un système de surveillance sans faille car la sériciculture occupait des milliers de gens et les plantations de mûriers couvraient des provinces entières. L'enjeu était énorme, cette industrie est un secret d'État: la soie étant tout bonnement une unité monétaire. Rare, inimitable, issue d'une source que pouvaient contrôler les autorités, de qualité relativement constante, facile à stocker, à diviser et à mesurer, la soie présente toutes les qualités d'une unité d'échange commode. A certaines époques, en Chine, les impôts se paient en rouleaux de soie, comme le salaire des fonctionnaires; la somptuosité des cadeaux impériaux, se mesure à la même aune, comme la dot des princesses ou des aristocrates. Sous les Tcheou une dizaine de siècles avant notre ère un écheveau de soie s'échange contre cinq esclaves et un cheval. Pour la Chine, laisser fuir une chose (un grain de vers à soie) et une information (toute la technique d'élevage) équivaut à une catastrophe. Cela reviendrait, pour un État moderne à perdre sa planche à billets et à laisser divulguer la formule chimique de son papier-monnaie. Soie et souveraineté chinoise étaient intimement liées.

C'est du reste pour une raison géopolitique grave que la soie franchit vraiment la Grande Muraille. Au second siècle avant notre ère, les empereurs Han assiégés par des barbares nomades ancêtres des Huns ont besoin d'alliés et de chevaux. Pour acheter les deux, la Chine doit donner ce qu'elle a de plus précieux, ce qui ne s'exportait que par infimes quantités ; la soie devient un produit d'échange. Cette décision a des conséquences incalculables : la Chine s'ouvre au commerce et au monde extérieur. Ainsi naît la fameuse Route de la soie. Par le relais des caravanes traversant l'Asie centrale ou des navires contournant le sous-continent indien, la soie et bien d'autres marchandises circulent d'une extrémité à l'autre de l'Eurasie. Vers le début de notre ère, un commerçant indien sait évaluer la valeur d'un ballot de soie en sesterces romains, et, à Rome même, l'empereur s'inquiète de la perte que provoque l'importation de soie : à certaines époques, elle s'échange exactement contre son poids en or et le Trésor du plus puissant Empire tout à l'Ouest s'épuise.

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Des élevages de mûriers à sa destination finale, la soie suit un si long chemin, passe par tant d'intermédiaires et de frontières, est si protégée et entourée de tant de légendes et de périls que, sur les bords de la Méditerranée, nul ne sait que le fil est produit par le cocon des papillons. On ignore à plus forte raison comment le traiter : les mieux informés disent que la soie "pousse sur les arbres". Les romains sont fous de cette étoffe qu'ils découvrirent, dit la légende, au cours d'une bataille contre les Parthes. Leurs étendards brillants et bruissants étaient faits de ce tissu inconnu. Il ne fallut pas longtemps pour que les patriciennes n'aient plus qu'une envie : se vêtir de robes si fines qu'elles peuvent passer à travers un anneau. Mais le tissu parvient par les pistes d'Asie Centrale, et est contrôlé par des intermédiaires, dont justement les Parthes. Aucun voyageur latin n'a franchi leur territoire, tout au plus a-t-on appris que la soie provenait du pays dit des Sères. L'Europe ignore même qui ils sont cet à quoi ils ressemblent.: "Les premiers hommes que l'on connaisse (en ce pays) sont les Sères célèbres par la laine de leurs forêts. Ils détachent le duvet blanc des feuilles en l'arrosant d'eau ; puis les femmes exécutent le double travail de dévider les fils et de les tisser. C'est avec un travail si compliqué, c'est dans des contrées si lointaines qu'on obtient ce qui permettra à une matrone de se montrer en public avec un étoffe transparente. Les Sères sont civilisés ; mais semblables eux-mêmes aux animaux sauvages, ils fuient la société des autres hommes et attendent que le commerce viennent les trouver." Ce que Pline écrit dans son Histoire naturelle est le premier texte occidental qui propose une explication de l'origine et de la fabrication la soie.

sparte10.jpgLe géographe Pausanias au second siècle de notre ère se rapproche un peu plus de la vérité quand il dit : "Quant aux fils dont les Sères font leurs vêtements, ils ne proviennent pas d'une écorce, mais ils ont une origine différente que voici. Il existe dans leur pays un petit animal, que les Grecs appellent ser, mais auquel les Sères eux-mêmes donnent un autre nom ; la grandeur de cet animal est double de celle du grand scarabée ; pour le reste, il ressemble aux araignées qui font leurs toiles sur les arbres, et il a huit pattes comme les araignées. Les Sères élèvent ces animaux en leur construisant des cages appropriées à la température de l'hiver et de l'été ; et le travail de ces animaux est une fine trame qui se trouve autour de leurs pattes". Nous sommes loin encore du secret révélé. Pour pouvoir produire de la soie, il faut pouvoir maîtriser toute une série de techniques dont les bases : sélectionner et cultiver le mûrier blanc, reconnaître le Bombyx mori, savoir l'élever et pour cela disposer de lieux humides à température constante entre 20 et 25°, protéger le vers pendant qu'il file son cocon, conserver un certains nombre de ceux ci pour la reproduction, étouffer la chrysalide avant qu'elle n'ait percé le cocon (sinon ceux-ci peuvent être cardés et donner l'équivalent de la soie sauvage), et, bien sur, dévider sans le rompre le fil qui peu mesurer entre 900 et 1200 mètres.

Il faut des mois, des années pour qu'un ballot franchisse le continent passant de mains en mains ; c'est assez pour que la vérité se perde en chemin. Y a-t-il eu des tentatives de contact ? La chronique chinoise parle d’une mission impériale envoyé en Inde en 58 ap. J.C. On sait aussi comment, aux alentours de la fin du premier siècle de notre ère, période où l’empire parthe contrôle les relations commerciales avec l’Occident, la Chine cherche à se passer de ce coûteux intermédiaire. En 97, un envoyé chinois vers l'Occident est parvenu à la frontière de la Perse mais les capitaines des navires lui racontent tant d'horreurs sur les difficultés qui l'attendent qu'il préfère renoncer. Des missions d'explorations occidentales ne donnent pas de meilleurs résultats. Vers la même période, il court sur les zones désertiques du Taklamakan des histoires de villes englouties, de mirages, d’esprits qui appellent les voyageurs pour les égarer, tout à fait semblables à celles que rapporteront onze siècles plus tard les voyageurs médiévaux. Aux facteurs multiples qui pourraient expliquer la pauvreté des renseignements conservés il faudrait ajouter que pendant l'Antiquité au moins, en un point capital du trajet, véritable borne frontière de l’Empire des Sères, le commerce se pratique “à la muette” : vendeurs et acheteurs déposent en un lieu convenu, qui la marchandise, qui le prix proposé et lorsque l’on est parvenu à un accord (parfois sans se voir) chacun remporte sa part de l’échange, toujours sans un mot. Peu importe que ces marchands muets aient eu peu de chances d’être de véritables Chinois, ce procédé d’évitement réduisant le commerce au seul échange des valeurs (et pratiqué en d’autres lieux et à d’autres époques) suffirait à expliquer bien des ignorances.

Transporter, transformer

La Route de la soie offre l'exemple d'un paradoxe. D’une part y circulent les richesses les plus rares et avec elles nombre de connaissances et d’influences culturelles. D’autre part, les hommes s’ignorent, et s’inventent sans se connaître. A Rome on dit les Chinois de très grande taille, aux yeux bleus et aux cheveux rouges. Les Chinois au contraire se plaisent à imaginer les Romains tout à fait comparables aux habitants de l’Empire du Milieu. Pareilles fables se perpétuent des siècles. Les Chinois appellent Rome le Da Qin (la grande Chine), tandis que, de leur côté les Romains rêvent du Pays des Sères, le peuple qui fabrique la soie. En dépit des relations commerciales qui s’intensifient, il faudra attendre le XIIIe siècle, avec le temps des Mongols, et quelques voyageurs médiévaux dont Marco Polo n'est que le plus illustre, pour que les mondes européen et chinois commencent à se connaître. Et ce n’est qu’au temps des missions jésuites en Chine, au XVIe siècle que les Européens acquerront des connaissances géographiques et historiques acceptables sur la Chine tandis qu’en retour celle-ci commencera vraiment à soupçonner à quoi ressemble le monde occidental. La route de la soie a donc bien fonctionné comme un lien entre les peuples de l'Eurasie, comme la grande voie des relations commerciales, religieuses et culturelles. C'est un fonctionnement à plusieurs temps : la chose (la soie marchandise), la connaissance de la chose (au sens des techniques et moyens de la sériciculture), les hommes (des marchands de l'Antiquité aux voyageurs et missionnaires médiévaux) et la connaissance des hommes (telle qu'on peut la mesurer par la diffusion de manuscrits ou de récits) ont toujours été comme décalées.

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Pourtant la soie finit par échapper à l'Empire du Milieu. Plusieurs récits proposent une description de l'évasion des graines. Comme celui rapporté par Hiuan-Tsang, un des pèlerins chinois partis à la recherche des Soutras bouddhiques en Inde. Tout au long de son voyage au milieu du VIIe siècle, il tient son journal et note ce qu'il voit et ce qu'il entend sur les pays qu'il traverse. Parmi ces histoires il raconte comment un des premiers rois du Khotan parvint à fabriquer de la soie. Au début du V° siècle la soie tissée circule entre la Chine et les pays d'Asie centrale ; elle fait même l'objet d'un trafic qui enrichit nombre d'intermédiaires, certaines tribus turques, l'Empire perse, etc., mais personne ne sait la produire. Celui qui y parviendra s'enrichira considérablement. Pour cela il faut se procurer mûriers et vers à soie. "Le roi (du Khotan), ayant appris que le royaume de l'Est (la Chine) en possédait y envoya un ambassadeur pour en obtenir. A cette époque, le prince du royaume de l'Est les gardait en secret et n'en donnait à personne, et il avait défendu sévèrement aux gardes des frontières de laisser sortir de la graine de mûriers et de vers à soie. Le roi de Khotan, dans un langage soumis et respectueux, demanda en mariage une princesse chinoise. Le prince du royaume de l'Est qui avait des sentiments de bienveillance pour les peuples lointains, accéda sur le champ à sa demande. Le roi de Khotan ordonna à un ambassadeur d'aller au devant de son épouse, et lui donna les instructions suivantes : "Parlez ainsi à la princesse du royaume de l'est : "Notre royaume n'a jamais possédé de soie : il faut que vous apportiez des graines de mûriers et de vers à soie ; vous pourrez vous même vous faire des vêtements précieux."

La princesse n'hésita pas à enfreindre les édits impériaux qui punissaient de mort quiconque exportait graines de vers et de mûriers. Pleine d'astuce elle en cacha dans la ouate de son bonnet "Quand elle fut arrivée aux barrières, le chef des gardiens fouilla partout, à l'exception du bonnet de la princesse qu'il n'osa visiter." La princesse organisa la première production de soie ordonnant par un décret gravé sur une pierre :"Il est défendu de tuer les vers à soie. Quand tous les papillons des vers à soie se seront envolés, on pourra travailler les cocons. Quiconque enfreindra cet ordre sera privé du secours des dieux". C'est pourquoi poursuit le pèlerin chinois, "ce royaume possède des vers à soie et personne n'oserait en tuer un seul."

Les premiers principes de la sériciculture venaient de quitter le pays des Sères, la princesse avait exporté l'élevage du vers à soie et l'indispensable secret du mûrier.
Monopoles

Les princes d'Asie centrale n'étaient pas les seuls à vouloir s'emparer du secret. Byzance n'en pouvait plus de payer des sommes énormes à ses ennemis perses pour importer la soie brute que ses ouvriers savaient travailler mais dont on ignorait la source. L'Empire va mener une guerre de l'ombre et multiplier les sources d'information et d'approvisionnement. Procope de Césarée, décrit comment pour éviter de passer par les Perses Justinien, vers 531, envoya des ambassadeurs chez les rois chrétiens de l'Éthiopie et d'Himyar (le sud du Yémen). Ces missions furent vaines : "Les Éthiopiens, ne pouvaient acheter de la soie aux Indiens, car les marchands perses s'installaient toujours aux ports où accostaient les navires indiens (ils vivent dans un pays voisin) et ils avaient coutume d'acheter leurs cargaisons entières. Quant aux Himyarites, il leur semblait difficile de traverser un pays qui était un désert et si grand que sa traversée était un long voyage, comme de s'opposer à un peuple bien plus guerrier qu'eux mêmes".

cb0d64b55311d9cee84edda021bfe19d_large.jpgPour conserver leur monopole les Perses étaient disposés à payer le prix fort et à acheter tout ce qui était à vendre dans tous les lieux qu'ils pouvaient atteindre. La seconde partie se joue avec le représentant d'un peuple nouvellement venu sur la scène internationale : les Sogdiens. C'est un peuple de marchands qui se répandront de la mer de Chine à Byzance en de nombreux comptoirs ou même simples communautés commerçantes installées dans des cités du bout du monde. Comme le dit la chronique officielle des Tang : "Les gens du pays de Sogdiane sont tous d'habiles commerçants ; partout où l'on peut faire du profit ils sont allés". Ils se sont fixés à l'Est de l'Oxus la mythique ville de Samarcande est leur capitale. A l'époque c'est un centre important où se croisent des commerçants et voyageurs venus du monde entiers. La fresque des ambassadeurs qui est exposé au Musée d'Afrasyab-Samarcande montre des Chinois, des Persans, des Coréens, etc.. et il ne faut pas beaucoup d'imagination pour deviner que parmi eux se glissaient des espions et des aventuriers de toutes sortes. Ils ont d'abord essayé de vendre la soie du Khotan aux Perses qui pour montrer leur mépris la brûlent. Dépités, ils sont allés voir les Byzantins. On a même conservé le nom de l'ambassadeur marchand qui est arrivé à la cour de Justinien (482-465), un certain Maniakh qui réussit au bout de son entreprise à ouvrir une route de la soie en évitant l'Empire sassanide.

Justinien utilisa aussi des agents secrets très spéciaux. C'est encore à Procope de Césarée que nous devons l'histoire. Un jour des moines arrivèrent à Byzance, ils se firent introduire auprès de l'empereur et lui offrirent le vrai secret de la soie. Ils lui expliquèrent : "Nous avons résidé longtemps dans une région où il y plusieurs cités indiennes bouddhistes et qui se nomment Serinda. L'élevage du ver à soie y est pratiqué ; si vous le voulez nous vous en rapporterons le secret." Les moines précisèrent alors que la soie était produite par "certains vers à qui la nature avait enseigné cet art et rendu aisée leur tâche". Ils ajoutèrent : "Il est impossible à cause de la distance de rapporter des chenilles vivantes, mais nous aurons recours à une ruse. Les graines de ces vers sont constituées par une multitude d'oeufs. Longtemps après la ponte, les autochtones les recouvrent de fumier en les chauffant ainsi pendant un temps suffisant pour que les animaux naissent. Ils nous sera facile de cacher ces oeufs une fois que les chenilles auront pondu". Justinien leur promis ce qu'ils voulurent. Les moines peut-être s'agissait-il de ces moines bouddhistes qui parcouraient les chemins en s'appuyant sur leur long bâton , dérobèrent les graines, les rapportèrent nous dit la légende dans leurs bâtons creux, et les livrèrent à l'Empereur. Cette fois, Byzance pouvait produire de la soie.

La nouvelle industrie fut protégée d'éventuels espions par les peines les plus lourdes. A nouveau la soie devenait synonyme de secret d'État. Les Empereurs ne prenaient pas moins au sérieux sa symbolique : peine de mort pour qui osait fabriquer certaines variétés de pourpre réservées à la cour, châtiments terribles pour qui aurait tenté de débaucher ou faire fuir les ouvriers des ateliers impériaux, stricts contrôles douaniers... Du reste la soie n'était-elle pas cotée à un prix équivalent en esclaves et sa circulation strictement contrôlée ? La soie impériale surveillée par la terrible bureaucratie servait à payer les serviteurs de l'État, à remplir ses caisses, mais aussi à doter les monastères, à glorifier Dieu et l'Empire grâce au plus désirable des ornements. Lorsque les Arabes propageant l'islam eurent conquis les terres de l'Asie centrale à l'Atlantique la sériciculture se répandit avec eux.

Après avoir conquis la Perse, ils développèrent l'élevage de la soie autour de la Méditerranée. Seuls les Européens, les Francs, étaient exclus du secret. Il leur faudra quelques siècles pour maîtriser toutes les étapes qui, depuis l'élevage de chenilles de bombyx mori aboutit aux brocarts mêlés de fils d'or et d'argent que revêtaient les princes de l'Église et du monde.

220px-Roger_II_Sicily.jpgAu XIIe siècle seulement le roi normand Roger II établit en Sicile une industrie de sériciculture ; un siècle plus tard, les tisserands s'installeront en Italie et en Espagne, en attendant la France et l'Angleterre : l'Europe est enfin en mesure de fabriquer le tissu dont elle rêve depuis longtemps. Le plus long secret de l'histoire a été gardé quatre millénaires.

Quant aux routes terrestres, leur cycle historique s’achève au XVe siècle, après la mort de Tamerlan. Il se voulait le successeur de Gengis Khan. De Samarcande, sa capitale, il avait étendu son pouvoir jusqu’à Bagdad, Hispahan et l’Indus, s’apprêtait à conquérir la Chine. Après son règne, il n’y a aura plus de grand empire des steppes au coeur des routes de la soie. Vers la même époque, la nouvelle dynastie chinoise de Ming décide de fermer l’Empire aux relations extérieures : la construction de bateaux hauturiers est punie de mort et les caravanes se font plus rares.

Routes et obstacles

Peu après d’autres acteurs entrent en scène dans le commerce entre Est et Ouest. Les Portugais lancent les grandes explorations. A la fin du XVe siècle, ils ouvrent la voie des Indes par le cap de Bonne de Espérance. Désormais les nouveaux découvreurs vont “faire des chrétiens et chercher des épices”; ils ouvrent le chemin de l’Extrême Orient aux missionnaires dont les fameux jésuites, en attendant compagnies européennes des Indes. Le négoce de la soie subsiste mais bien d’autres produits la supplantent; tout l’Ancien Monde est maintenant accessible et connu; le mythe des routes de la soie vient de mourir. La route des épices, vient, elle de connaître un renouveau décisif.

Elle n'est pourtant pas nouvelle. Dès l'expédition d'Alexandre les aromates de l'Océan Indien sont connus en Europe. Les botanistes grecs mentionnent la cannelle, la cardamome et le poivre. Avant la soie les Romains connaissent le poivre, la cannelle, le safran et toutes sortes de produits culinaires et médicaux. Pline l'Ancien cite particulièrement la cannelle "si rare et si appréciée qu'elle est vouée aux honneurs par les grands du jour. L'empereur Vespasien est le premier qui ait dédié dans le temple du Capitole et dans celui de la Paix des couronnes faites de cinnamomum (cannelle) incrustée dans de l'or ciselé." Le poivre est importé en si grandes quantités qu'il provoque une hémorragie d'or et d'argent. Quand le roi wisigoth Alaric s'emparera de Rome en 410 il réclamera une rançon payée en poivre : 5000 livres ; de même, peu après, quand Attila menace Théodose II empereur de Constantinople, il se fait payer en poivre pour épargner la ville.

Notre mot épices vient du latin species, qui signifie marchandises rares. Rares, mais pas inconnues : le monde romain sait parfaitement que les épices proviennent des Indes avec lesquelles il a établi des liens commerciaux, de l'île de Ceylan, voire de Malaisie. Depuis que le Grec Hippale a inventé l’art de naviguer en fonction de la mousson au I° siècle, les navires marchands savent se rendre aux pays des épices.

Cela annonce une course qui va durer des siècles, saigner l’Europe de ses métaux précieux. mais aussi lui faire découvrir le monde puis le conquérir. Même si la Bible et Hérodote parlent des caravanes d’épices, la partie se joue surtout sur mer. Qui circule dans l’océan Indien, y a ses escales et ses comptoirs est maître des épices. Après la chute de l'Empire romain, il y aura toujours une puissance intermédiaire qui s'interpose entre le monde occidental et les pays des épices. Il y a coupure entre l'Océan Indien et l'Europe. personne n'imagine contourner l'Afrique.

Les navires perses puis byzantins se risquent jusqu’à Ceylan et la côte de Malabar. Les triomphes de l’Islam séparent le monde méditerranéen de tout accès aux pays des plantes parfumées. Mer Rouge et golfe Persique sont interdits aux navires chrétiens. Le marin arabe, lui, est partout chez lui sur la route de la mer Rouge à la mer de Chine. Les marchands indiens ou malais avec qui il traite sont souvent des coreligionnaires et il a ses mosquées et ses entrepôts jusqu’à Canton.

Les croisades réapprendront les épices aux Occidentaux. Ils fréquenteront les marchés du Levant et seront plus avides encore d'épices, symbole de luxe par excellence. On en raffole dans la cuisine et on leur attribue mille pouvoirs curatifs. Mais ils sont achetés à Beyrouth ou au Caire, et il faut passer par l’intermédiaire vénitien qui fonde sur ce commerce une grande partie de sa puissance.

Au XVe siècle, au début des grandes découvertes européennes, les épices arrivent par deux voies. La route maritime commence par le trajet des jonques chinoises et bateaux malais. Ils amènent les épices orientales, y compris les rarissimes muscade et girofle qui ne poussent qu'aux Moluques jusqu'à Ceylan et la côte de Malabar. Là, interviennent les Perses et Egyptiens qui, par la mer Rouge, mènent les épices jusqu'aux échelles du Levant, où les Vénitiens viennent s'approvisionner. Le tout donne lieu à la multiplication du prix d'étape en étape et à la perception de lourdes taxes par les puissances intermédiaires. Par terre, les caravanes contournent le désert du Turkestan jusqu'à Bassorah et à la Perse ou encore passent par la vallée de l'Indus via l'Afghanistan : c'est le même trajet que la route de la soie. Deux épices ont un statut à part : le clou de girofle et la noix de muscade dont on dit qu'ils proviennent d'îles au delà du détroit de Malaca. Les Arabes les achètent à des intermédiaires généralement malais. Les savants de l'Islam, s'ils donnent une place à ces épices dans leurs traités de pharmacopée, se contentent très vaguement d'en situer l'origine vers Java.

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Mais, par terre ou par mer, les Européens sont incapables de s'approvisionner directement. Débarquer aux Indes, emplir ses cales de poudres odorantes, poivre de Malabar, cannelle de Ceylan s’en retourner, et les vendre vingt fois leur prix tel est longtemps le rêve des aventuriers, marchands et princes d’Europe. L'un d'eux, Henri de Portugal, dit le Navigateur lance systématiquement des expéditions le long de la côte africaine, accumule les informations géographiques ou pratiques sur la route des Indes. À ce stade, il n'y a pas de secret ou de mystère des épices à proprement parler. Chacun sait que ce sont des plantes qui poussent aux Indes, à Ceylan, dans des îles plus orientales. Certes, il court des légendes sur les Indes fabuleuses. Certes l'Europe se fait une représentation géographique erronée de l'Océan Indien que la plupart s'imaginent, sur la foi des auteurs antiques, comme une mer close. Certes, l'erreur de Christophe Colomb parti chercher les épices des Indes par la voie occidentale et prenant Cuba pour la Chine témoigne spectaculairement des aléas de la géographie de l'époque. Certes, techniques de navigation, rapports de pilotes et surtout cartes sont considérées comme de vrais secrets militaires et les histoires d'espionnage ne manquent pas. Mais les épices ne sont pas protégées par des mystères ou par la dissimulation. Il est simplement impossible d'atteindre les sources d'approvisionnement. Des voyageurs sont parvenus sur place mais pas avec une caravelle dont on puisse remplir les cales plus quelques canons pour inciter les souverains locaux à ne pas s'opposer au remplissage des dites cales.

Ce sera bientôt chose faite. En 1498, Vasco de Gama passe le cap de Bonne Espérance et parvient à Calicut après avoir contourné l'Afrique. Suivent quelques guerres, et l’arrivée des Portugais en Chine et au Japon, et leur installation au delà du détroit de Malaca. En 1557, ils installent même une enclave sur la côte chinoise, à Macao.Magellan, parti en 1519 pour son tour du monde fait escale aux Moluques, ne manque pas de faire provision de muscade et de girofle . Il incite les Espagnols à s'emparer de ces îles. Pour peu de temps : en 1529, le pape partageant l'Orient par le traité de Saragosse donne les îles aux épices aux Portugais.

Grandes compagnies et grands secrets

Le XVIIe siècle est celui des Hollandais. Tandis que les compagnies des Indes fleurissent dans toute l'Europe, en quelques décennies, les Hollandais arrachent aux Lusitaniens leurs comptoirs d’outre mer. Les Hollandais, ou plutôt la V.O.C., Compagnie Unifiée de Indes Orientales, plus puissante qu’un État, et qui s’approprie des territoires. Il n’est plus question d’exclusivité sur la cannelle qui se trouve en Inde, à Ceylan et en Indonésie, ni sur le poivre en Inde et dans tout l’Extrême Orient voire à Madagascar. Subsistent deux monopoles absolus : ceux de la muscade et surtout du clou de girofle cultivés exclusivement aux Îles aux Épices, les Moluques. Elles appartiennent à la V.O.C., dont les tribunaux et les gibets protègent le privilège. "Il n'a y a point disait un Français en 1697 d'amants si jaloux de leurs maîtresses que les Hollandais ne le sont du commerce de leurs épices"

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La V.O.C. est la première grande compagnie capitaliste, dotée de prérogatives étatiques : battre monnaie, avoir une armée, signer des traités, administrer la justice, y compris la peine de mort dont elle n'est pas avare. Les dirigeants de la compagnie, les très puissants membres du Comité des XVII, s'adressent aux États généraux de Hollande sur un pied d'égalité Ils leur écrivent qu'il considèrent leurs possessions des Indes orientales comme des propriétés privées, ne relevant que de leurs actionnaires. De ce fait, ils ont, proclament-ils, le droit de céder ces biens à qui ils veulent fut-ce au roi d'Espagne ou à tout autre ennemi de leur pays. Libérée de toute contrainte politique, les Portugais éliminés, les Européens éloignés, les populations locales sous le joug, la V.O.C. n'a à se soucier que de deux choses : protéger son monopole et maintenir le prix des épices.

Elle contrôle flux et stocks. Pour soutenir le cours des clous de girofle et noix de muscade, les Hollandais en détruisent périodiquement les réserves. La cérémonie a lieu à Batavia, l'actuelle Djakarta; elle est connue comme la "fête de l'incendie des Épices". Parfois aussi, ce sont les stocks accumulées à Amsterdam qui sont détruits. En 1760, un Français assiste ainsi à la crémation d'années d'épices accumulées dans les greniers afin d'en garantir la rareté et d'en soutenir le cours. Deux jours de suite, un brasier public consomme l'équivalent de millions d'argent de France en girofle et muscade. Les spectateurs de cette invraisemblable cérémonie de destruction ont les pieds plongés dans plusieurs centimètres de l'huile parfumée et probablement les narines pleines d'une des odeurs les plus capiteuses qui soit.

La V.O.C. a une autre obsession : le secret des plants. Elle entend interdire qu'une seule racine puisse être cultivée ailleurs que sur les terres qu'elle contrôle : une multitude d'îles difficiles à surveiller où contrebande et piraterie sont des traditions séculaires, où les roitelets locaux ne sont pas sûrs et où les agents des autres grandes compagnies, anglaises, françaises, suédoises ou autres ne demandent qu'à s'infiltrer. Il n'y a que deux solutions : restreindre les surfaces cultivées aux zones les plus faciles à contrôler, puis les truffer de gardes et soldats. Il s'agit de faire régner la terreur pour guérir contrebandiers et espions de la tentation d'exporter une racine, ou d'acheter une simple carte.

La V.O.C. instaure la monoculture chaque fois qu'elle le peut pour restreindre les zones à surveiller à quelques champs gardés comme des forteresses. Ailleurs on détruit. Parfois contre le gré des chefs locaux, parfois en les achetant pour obtenir le droit d'arracher des plants. Parfois aussi, la Compagnie s'empare par la force d'îles sans intérêt stratégique immédiat, mais où des concurrents pourraient songer à cultiver les mêmes épices ou des contrebandiers à s'installer : c'est le cas à Macassar dans les Célèbes. Par la violence, l'obstination et la discipline, la V.O.C. obtient ce qu'elle veut : la monoculture et le monopole Autre avantage : les territoires ainsi spécialisés seront plus dépendant économiquement de la Compagnie et de ses importations.

Louis-Antoine_de_Bougainville.jpgBougainville au cours de son tour du monde, est déporté par la mousson entre les Malouines et l'Inde. La mer le contraint à chercher refuge aux Moluques. Il résume le système de spécialisation des îles." Par ce moyen, tandis que la cannelle ne se récolte que sur Ceylan, les îles Banda ont été seules consacrées à la culture de la muscade ; Amboine et Uleaster qui y touche à la culture du gérofle sans qu'il soit permis d'avoir du gérofle à Banda ni de la muscade à Amboine. Ces dépôts en fournissent au-delà de la consommation du monde entier. Les autres postes des Hollandais dans les Moluques ont pour objet d'empêcher les autres nations de s'y établir, de faire des recherches continuelles pour découvrir et brûler les arbres d'épicerie et de fournir à la subsistance des seules îles où on les cultive."

Les indigènes sont parfois déportés, comme aux îles de Banda et vendus comme esclaves à Java. Opérations policières contre les trafiquants et répression militaire des révoltes alternent. Les Hollandais eux-mêmes sont épiés et contrôlés. Les marins et les employés qui travaillent sur place sont tenus, lorsqu'ils repartent, de rendre toutes les cartes et documents qu'ils posséderaient. Un malheureux Batave qui avait conservé un bout de plan et s'était fait prendre à le montrer à un Anglais est fouetté, marqué au fer, et déporté dans une île déserte. Dans d'autres cas, c'est le gibet. La Compagnie multiplie les garnissons ; elle expulse les étrangers et ne laisse débarquer les marins ou voyageurs que sous bonne garde. Bougainville lui-même, lors de son escale forcée aux Moluques est accueilli par des soldats menaçants. Le résident de l'île exige de savoir le motif de cette escale, fait remplir une déclaration écrite à Bougainville et lui interdit de mouiller dans les eaux territoriales de la Compagnie, malgré les prières que lui fait le Français au nom de la simple humanité de le laisser prendre des vivres et des secours.

Dans la course aux épices, notre pays paraît plutôt en retrait. Sous Colbert, est née une compagnie des Indes qui aura des comptoirs comme Surate, Chandernagor, Masulipatam et Pondichéry. A la suite d’une révolte à Madagascar en 1674, les Français commencent à peupler les Mascareignes où ils créent une escale pour leurs navires sur la route des Indes. Cela ne fait pas de la compagnie française une très redoutable rivale de la V.O.C. Pourtant c'est un Français qui violera le secret des épices hollandaises.

Voleur d'épices

Voler des plants et les acclimater dans nos possessions, tel est le projet d'un jeune homme téméraire, en 1748. Lyonnais et nullement marin de vocation, ancien séminariste, missionnaire indocile, auquel un boulet anglais, rencontré en mer de Chine, a enlevé le bras et la vocation ecclésiastique (on ne peut bénir sans main droite !), se pique de littérature et de science. Ce personnage imaginatif au nom prédestiné : Pierre Poivre, sera le plus grand voleur d’épices de l’histoire : mais cela lui prendra un quart de siècle.

Envoyé par la Compagnie avec une frégate pour le “commerce de la Chine” et afin de “découvrir des épiceries fines” et de les transplanter sur nos terres, Poivre rapporte d’une première expédition en Cochinchine des plants de riz et des vers à soie, mais de girofle point. Aux Philippines, il s’informe des îles aux épices et finit même en 1752, peut-être grâce à quelque trafiquant de Manille, par se procurer une poignée de noix de muscade. Il les introduit en île de France cousues dans son habit pour en tirer cinq malheureux plants qui périssent, peut-être assassinés par un botaniste jaloux. Seconde tentative en 1755 : Poivre trouve d’autres plants à Timor : nouvel échec, sans doute nouveau sabotage. Du coup, il rentre en France et s’y marie.

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Le jeune couple retourne aux Mascareignes en 1768, Pierre étant nommé intendant des îles de France et de Bourbon que la Compagnie découragée a rétrocédées au roi. Pendant ce séjour, les Poivre reçoivent des visiteurs illustres : Bernardin de Saint-Pierre qui tombe amoureux de la belle mais fidèle Françoise et Bougainville achevant son tour du monde. Poivre l’intendant n’oublie pas les rêves de Poivre l’aventurier et envoie des frégates vers les Moluques. Ses envoyés trompent la surveillance des Hollandais, et, avec la complicité d’indigènes heureux de se venger de l’occupant, finissent par réussir. En 1770 deux frégates conduites par Poivre font le voyage aux Moluques sans se faire prendre par les sbires de la V.O.C. ni par les pirates. Elles ramènent en île de France 454 pieds de muscadiers et 70 girofliers. Poivre les cultive dans le jardin des Pamplemousses à Port-Louis, capitale de l'île de France. Le jardin est devenu un centre botanique expérimental sans égal. Et pour son couronnement le roi Louis XVI recevra un cadeau dont la royauté rêvait depuis longtemps : une noix de muscade produite en Terre de France. Des plants sont envoyés à l'île Bourbon et en Guyane française. Les larcins de Poivre seront les ancêtres des cultures de Zanzibar, de Madagascar, des Antilles, des Comores et des Seychelles. À ce moment le blocus hollandais est devenu sans efficacité et leur monopole est perdu.

Giroflier et muscade ont disparu des Mascareignes ; de l’épopée des voleurs d’épices ne subsiste guère qu’une curiosité touristique : le château de Mon Plaisir construit sous la Bourdonnais et son jardin royal du quartier des Pamplemousses au nord ouest de Maurice. C’est là que l’obstiné Poivre se livrait à ses tentatives de transplantation, et, arrachant le secret des îles secrètes et odorantes, condamnait la route aux épices.

lundi, 18 avril 2016

Power Hovers over Asia Once Again

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Power Hovers over Asia Once Again

Ex: http://www.katehon.com

When Portugal and Castile set out to sail the Atlantic to skirt the Islamic fence, the main political and economic forces of the world were not European. The most important power of the era, as much for its territory (10 millions square kilometers) as for its population (around one-hundred million inhabitants), as well as for its development in manufacturing and craftsman production, was the Chinese Empire.

The Ming Dynasty in 1368, with the expulsion of the Mongols, was able to achieve political unification and the centralization of power. China was the main military force in the world. Its war marina was made up of one-thousand five-hundred ships, and its army added up to a little over one million men. It also bragged the technological vanguard of the era. From this technological development came incredible important inventions, like that compass, gunpowder, paper, the printing press, just to mention the most relevant and well-known ones. Likewise, in matters of infrastructure –roads and canals- China was possibly the most developed region in the world. It also underwent intense commercial traffic – of very considerable dimensions - with the Indonesia, Philippines and Japan of the time.

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Asia held in its bosom – together with China - other important political and economic powers: the Moghul Empire, the Maratha Confederacy – in what is now the territory of India -, the Persian Empire and the Ottoman Empire. India, though it covered a surface area of 3.5 million square kilometers, had a population of eighty million inhabitants and with an industrial development not inferior to China, it found itself disincorporated between the Moghul Empire, the Maratha Confederacy and a hodgepodge group of independent princedoms. The Maratha Confederacy dominated the center of modern-day India. To the south, a multitude of independent princes controlled the Malabar and the Coromandel coasts. Political disintegration made India, despite its enormous economic weight, not is a geostrategic player of any importance.

Persia was the second Islamic power, with close to ten million inhabitants. In 1502, under the Safavid Dynasty – of Shiite creed -, it recorded an extremely important rebirth as much of its political power as in trade, industry, art and architecture. Its strategic position caused it to become a power with possibilities of influencing world events. The Turkish Ottoman Empire – then, the main strategic “threat” of the European Peninsula- was the major Islamic power. With fourteen million inhabitants, it dominated the Balkan Islands, the Black Sea, the eastern Mediterranean, Asia Minor, the Mesopotamian, Northern Africa and the Red Sea. [1]

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The center of world power was, unarguably, in Asia, Nevertheless, with the ocean voyages of discovery that western European sailors carried out five centuries ago, the transformation of the geopolitical map of the world began. Thus the center of world power gave a sudden leap. It jumped, from the heart of the Chinese Empire, to the Iberian Peninsula and later to flutter over Seville and Lisbon, and then for a time over to Isabel’s England to finally skip over the Atlantic and plant itself in North America, where the elite leadership, descendants of the “founding fathers”, built the first continental industrial State-nation in history, raising, as had England in its time, once again, the threshold of power.

From the beginning of the first period of globalization – starring the great Portuguese, Italian and Spanish sailors -, power abandoned Asia.

Nowadays, however, as Arnold Toynbee warned early on:

We are going into a new age, in which the physical means of human traffic will no longer be the steppe nor the ocean but rather the air, and in an aerial age humanity can reach, by flapping its wings, the liberation of its juvenile bonds to the capricious configuration of the surface –solid and liquid- of the globe. In an aerial age, the central position of gravity of human affairs can be determined by human geography and not the physical one; not by the disposition of the oceans and sea, steppes and deserts, rivers and mountain ranges, passes and narrow passages, but rather by the distribution of mass, energy, ability, knowledge and human character. And, amongst these human factors, the gravitation of mass may eventually become great than its influence in the past. (Toynbee, 1967: 73)

Thus, it is possible to state that power hovers, once again, over Asia though it still has not “alighted” on any specific nation.

China, a New Actor that Aspires to Stardom

The intervention of the United States in the Second World War –though done belatedly so that the setback would allow the definite strategic weakening of the British Empire- was decisive to defeat the attempt of the most anti-human and sinister world domination of modern times. Humanity owes the United States – and Russia - for the defeat of the Nazi barbarity.

Nevertheless, the victory of the United States over the powers of the Axis did not lead it, in and of itself, to become the only hegemonic world power, as the American ruling elite had planned, and believed, as far back as the times of war against Spain.[2]

And it is true that, for forty years, the “soviet counter power” hindered the hegemonic configuration but, from the implosion of the Soviet Union on, the United States recuperated “global primacy” and it was once again left open to North American power the possibility of unilaterally organizing the international system in its different aspects, in such a way that its own interests, in any order, would be assured and would be maintained in time. However, this possibility today depends on – according to Brzezinski’s perspective - not only on the power that the United States has accumulated but also on how it “plays” on the Euro-Asian game board.

According to Brzezinski, since Eurasia is and has been the center of world power –since the time the continents have been able to interact in the terrain of politics, for around five-hundred years, to hinder the emergence of a Eurasian power, dominant and antagonistic, for the United States it is a “fundamental objective” in terms of its capacity to exercise global primacy: “The foreign policy of the United States should continue to dealing with the geopolitical dimension and employ its influence in Eurasia to create a stable continental balance in which the United States would exercise the function of political referee. Eurasia is, well, the game board in which the struggle for global primacy continues being played, and that struggle involves geo-strategy: strategic arrangement of political interests” (Brezinski, 1998: 12). Because of that, he concludes, “it is essential that there not be an emergence of any aspirant to Eurasian power capable of dominating Eurasia and, furthermore, also capable of challenging the United States” (12).

In the analysis made by the majority of the American ruling elite, that “aspirant State” and which, according to Brzezinski’s logic, would have to be neutralized before it finished completely developing its national power- is the People’s Republic of China. In Brzezinski’s thesis, the global primacy of the United States “depends directly on how long, and how effectively, they can maintain their preponderance in the Eurasian continent” (Brzezninski, 1998: 39).

Nationalism & Globalization in China

The extraordinary consistent growth of Chinese domestic gross product, the opening of its economy to foreign investments, the spectacular modernization of its productive apparatus and the impacting outbreak of its industrial production into the world markets clouds the fact that China dives into globalization in outright nationalistic effervescence. This is the politically central fact that should be kept in mind for any serious analysis of the future of this country. Chinese leadership has a historical imperial vocation and has lived through the last five-hundred years of Western predominance as a “deep humiliation”. [3]

In order to comprehend Chinese nationalism and the “feeling of humiliation” –that feeds it to a large extent- it is not enough to retract to the Opium War but rather it is better to remember that five-hundred years ago, when continents began to interact, the Chinese Empire – despite possessing all the required material conditions - was not the main player of the first stage of globalization due solely to an irreversible strategic error made by the Ming dynasty.

As we have already affirmed, globalization starts when the Latino-Germanic world, venturing out into the immense Atlantic Ocean, overcomes the enclosure to which it had been submitted by the Islamic-Ottoman world in the so called “Middle Ages”, from the 7th century on. Until that historic moment, all the small Christian kingdoms of the European peninsula were much farther behind the Chinese Empire and they possessed, before it, an outright scientific and cultural deficit:

The European culture, less developed (in comparison with the Islamic, Hindustani, and especially the Chinese culture), separated by the Ottoman-Islamic “wall” of the central regions of the Asian-AfroMediterranean continent was, then, until the end of the 15th century, peripheral. (Dussel, 2004: 19)

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Seventy years before Columbus landed on America, the Chinese Imperial fleet had already carried out numerous trans-oceanic trips with one of the possibly reaching as far as the American continent. Admiral Zheng He, a Muslim Eunuch, installed a large school of oceanic navigation and built the biggest naval squadron in history for the Chinese Emperor.

Zheng_He.jpgZheng made, at least, seven incredible voyages, between 1405 and 1423, around the southern Pacific, the Indian Ocean, the Persian Gulf and the coasts of Africa. With his expeditions he opened the doors of the empire to other cultural realities and also to other commercial possibilities. On March 5th of 1421 he set sail from the Nanking port to make his seventh trip with a fleet composed of six-hundred junks and thirty-thousand crew members. These expeditions were commercial and scientific, and the squads mapped Africa and Asia, being it highly probable that they circumnavigated, for the first time, the entire globe and, thus, discovered America. On the return trip from that seventh voyage, an erroneous geo-political Chinese decision made that new knowledge never turn into a conquest. In 1424, the Emperor – convinced by the members of the court that the Admiral’s trips took away more than they brought back to the imperial coffers - decided to suspend the naval expeditions.

The kingdoms of Portugal and Castile –to which the maps created by the Chinese squadron possibly might have reached -, far less developed than the Chinese Empire, threw themselves into the Atlantic and undertook the great voyages of discovery, thus usufructing the “strategic mistake” made by Chinese power.

mingmap.jpgThe Ming Emperor, in 1424, decided to abandon the naval expeditions, and thus, the indisputable dominion of all the oceans, the discovery and the conquest of new lands. The Chinese decision of abandoning the naval expeditions left, in a sense, an emptiness of power that was filled by Europe.

To our understanding, this is the motive for which – according to the very same “reading of history” - China believes it was destined to create a universal empire and that that vocation was snatched away from it by the “barbaric” peoples of the tiny European peninsula.

Brzezinski:

The intense current nationalism of the Chinese people is new only as far as its social penetration, seeing as how in it intervene self-identification and the emotions of an unprecedented number of Chinese. Chinese nationalism is done being a phenomenon primarily confined to students that, in the early years of this century, were the precursors of the Kuomintang and of the Chinese Nationalist Party. Chinese nationalism is, currently, a phenomenon of the masses that defines the mentality of the most populated State in the world. That mentality has deep historical roots. History has predisposed the Chinese elite to think that China is the natural center of the world. In fact, the word “China” in Chinese – Zhong-guo, or “middle kingdom”- transmits the idea of the centrality of China in world matters and, at the same time, it reaffirms the importance of national unity. (Brzezinski, 1998: 163)

As a consequence, if China is able to neutralize the terrible exogenous forces –that desire its internal fragmentation- maintain its social stability and its accelerated rate of development during the next three decades, it will then reach the conditions that Helio Jaguaribe denominates “equipollence” with the United States. The success of Chinese development –plus the possible partial recuperation of Russian power, that would begin with Vladimir Putin, and to the adoption of a foreign policy and a policy of self-defense on behalf of the hard nucleus (Germany and France) of the European Union- could cause a “multi-polar world order” to prevail mi-century, a circumstance that would increase the international margin of labor and national autonomy of South American countries.

The Challenges that Come from the Far East

And now, independently from the fact that China could become a high technology and knowledge producing power – a condition sine qua non for it to reach a relationship of “equipollence” with American power- there are few doubts as to whether or not it is a real possibility that around 2030 the Asian country would be in a position to become a great industrial power, with real capacities for providing, with their manufactured products, for the entire world.

Once China transforms into the “world’s big factory”, it will also become – as already happens, in a certain way, presently -, a “giant vacuum of raw materials”, consequently provoking a substantial elevation of their international prices. This fact, that already favors the primary South American economies, will tend to become more and more obvious. A new golden wave will then come about for the exportation of primary products, an era into which, maybe, we have already entered.

The adding into the realm of universal commerce of a new and voracious demander of raw materials (to which we must add the growing demand of India) – whose presence can already clearly be “palpated” at present, through the simple statistical survey of the amazing increases in value of commodities in recent years- it will generate a new pressure, added to those already in existence, that could paradoxically influence in a highly negative way in the possibilities of autonomous development of the South American region.

It is that, encouraged by the growing values of their extractive products, the temptation to go back to pre-industrial diagrams – especially in Argentina and, though in less measure, also in Brazil - could become more and more intense. Furthermore, it would encourage – and even worse, “it would justify” - the position of those local elite that consider plans for autonomous industrial development “unnecessary” and even “forced”. This goes without mentioning those South American countries whose economies continue depending on pre-industrial plans, in which, directly, the future would make it unpractical to make any attempt to industrialize or technologize autonomously. To the mental pressure for,  and consequent temptation of, deindustrializing we must add, as a compliment or natural corollary, the disproportionate global “offer” of manufactured goods – from low, midrange and high technology- that with the irruption of a “salesmen” China (and probably also of India) they will end up lowering the prices of these manufactured goods to probably despicable levels.

The existence of a new “buyer” of raw materials has, as a logical counterpart, the apparition of a new ”seller” of manufactured goods, and the competition and overabundance of the latter will end up exponentially multiplying international pressure to maintain the totality of South America as a “natural market” and, thus, obtain “unrestricted openness” of the economies of South American nations. Such an overabundance of manufacture good in the global market – of which the scale of production that China can reach will be in large part be responsible- will tend to make the price of any manufactured industrial product made far away from our region infinitely inferior to the cost of any manufactured industrial product in South America.

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We will have to add the destructive effect of possible surpluses of global industrial production to the disproportionate supply. Given the enormous scale of production that China’s economy is capable of reaching –and India’s as well- between 2020 and 2050, it is highly probable that these economies generate enormous surpluses of production to such point that, indiscriminately dumped into the international market, they would be sold at despicable prices, even under that of their costs, for it will be more valuable to these new economies to poorly sell their produced goods before halting their growth. The commercial dispute with other already industrialized nations for specific markets will be capable of making South America one of the main “ducks at the wedding” of this global dispute for consumption markets.

This situation would clearly be capable of annihilating local production and, due to not being neatly and completely foreseen and neutralized by an intelligently protective policy, consented to, common and univocal, it would condemn all of South America to an excluding specialization and it would return the nations of the region to the condition of mere providers of raw material and non-manufactured agricultural products.

Footnotes:

1. The numbers on the population, surface area, industrial production and effectives of the armies used here are taken from the brilliant work of Aldo Ferrer (2001b: 19-28).

2. From the beginning of the First World War, the American ruling elite came up with the idea that the United States should support English power to eliminate to only real competitor that was German industrial power, to become in that way the main hegemonic power in the world. One of the men of the elite who most clearly expressed the North American hegemonic project from the time of the war with Spain was Theodor Roosevelt. But the American ruling elite knew that the execution of that geopolitical plan would not be bearable to the people, imbued with deep democratic ideals. Thus, Woodrow Wilson will translate, into a more easily assimilated way –by wrapping it in an idealistic format- for the American people, the hegemonic geopolitical project that had been expressed brutally by Roosevelt. As the American historian Immanuel Wallerstein states (quoted by MetholFerre, 2001: 30), the fundamental fact of the first half of the 20th century is the Anglo-Saxon alliance, that destroys German industrial power, which was the heart of Europe. That act settled the question of the century that later became the competition of two State continents, the Soviet Union on one hand and the United States on the other. And that new competition just barely went to sleep in 1989.

3. All of China’s story has predisposed its ruling elite to think that their nation is the natural center of the world: “That perspective also implies the existence of a hierarchic system of radially ordered influence that goes from the center to the periphery, and thus China, as the center, expects to be treated with difference by others. […] From that lens, the loss of China’s grandiose –the last one-hundred and fifty years of humiliation is an aberration, a profanation of the special Chinese condition and a personal insult to each Chinese- should be erased and its perpetrators deserve to be punished” (Brzezinski, 1998: 163-164).

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jeudi, 14 avril 2016

Aspects pratiques des convergences eurasiennes actuelles

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Aspects pratiques des convergences eurasiennes actuelles

Conférence prononcée par Robert Steuckers pour les « Deuxièmes journées eurasistes » de Bordeaux, 5 septembre 2015

Bonjour à tous et désolé de ne pouvoir être physiquement présent parmi vous, de ne pouvoir vous parler qu’au travers de « Skype ».

 Je vais essentiellement vous présenter un travail succinct, une ébauche, car je n’ai que trois quarts d’heure à ma disposition pour brosser une fresque gigantesque, un survol rapide des mutations en cours sur la grande masse continentale eurasiatique aujourd’hui. Je ne vous apporterai ce jour qu’un squelette mais vous promets simultanément un texte bien plus étoffé, comme ce fut d’ailleurs le cas après les « journées eurasistes » d’octobre 2014 à Bruxelles. 

L’incontournable ouvrage du Professeur Beckwith

Lors de ces premières rencontres eurasistes de Bruxelles, tenues dans les locaux du vicariat à deux pas de la fameuse Place Flagey, je me suis concentré sur les grandes lignes à retenir de l’histoire des convergences eurasiatiques, en tablant principalement sur l’ouvrage incontournable, fouillé, du Professeur Christopher I. Beckwith de l’Université de Princeton. Pour le Prof. Beckwith, la marque originelle de toute pensée impériale eurasienne vient de la figure du Prince indo-européen, ou plutôt indo-iranien, qui émerge à la proto-histoire, un Prince qui a tout le charisme et l’exemplarité nécessaires, toutes les vertus voulues, pour entraîner derrière lui une « suite » de fidèles, un « comitatus », comme l’attestent d’ailleurs la figure mythologique du Rama védique et celle de Zarathoustra, fondant ainsi une période axiale, selon la terminologie philosophique forgée par Karl Jaspers et reprise par Karen Armstrong. Le Prince charismatique et son « comitatus » injectent les principes fondamentaux de toute organisation tribale (essentiellement, au départ, de peuples cavaliers) et, par suite, de tout organisation territoriale et impériale, ainsi que le montre le premier empire de facture indo-européenne sur le Grand Continent eurasiatique, l’Empire perse. Ce modèle est ensuite repris par les peuples turco-mongols. Cette translatio au profit des peuples turco-mongols ne doit pas nous faire oublier, ici en Europe, le « droit d’aînesse » des peuples proto-iraniens. 

J’espère pouvoir aborder la dimension religieuse des convergences eurasiatiques lors de futures rencontres eurasistes, en tablant sur des œuvres fondamentales mais largement ignorées dans nos contextes de « grand oubli », de « grand effacement », car nous savons, depuis les travaux de feue Elisabeth Noelle-Neumann que le système dominant procède par omission de thématiques dérangeantes pour n’imposer que du prêt-à-penser, pour ancrer l’oubli dans les masses déboussolées. Parmi ces œuvres à ré-explorer, il y a celle de l’explorateur et anthropologue italien Giuseppe Tucci, dont Payot avait jadis publié l’immense travail sur les religiosités d’Asie centrale, sur les syncrétismes du cœur de l’Asie. Ceux-ci ont émergé sur un socle shamaniste, dont toutes les variantes du bouddhisme, surtout au Tibet, en Mongolie, dans les confins bouriates, ont gardé des éléments clefs. Le « Baron fou », Fiodor von Ungern-Sternberg, commandeur de la division de cavalerie asiatique du dernier Tsar Nicolas II, était justement fasciné par cette synthèse, étudiée à fond par Tucci. Ensuite, comme le préconise Claudio Mutti, le directeur de la revue de géopolitique italienne Eurasia, une relecture des travaux de Henry Corbin s’avère impérative : elle porte sur les traditions avestiques, sur le culte iranien de la Lumière, sur la transposition de ce culte dans le chiisme duodécimain, sur l’œuvre du mystique perse Sohrawardî, etc. Mutti voit en Corbin le théoricien d’une sagesse eurasiatique qui émergera après l’effacement des religions et confessions actuelles, en phase de ressac et de déliquescence. Le culte de la Lumière, et de la Lumière intérieure, du Xvarnah, de l’auréole charismatique, également évoquée par Beckwith, est appelé à prendre la place de religiosités qui ont lamentablement basculé dans une méchante hystérie ou dans une moraline rédhibitoire. L’avenir ne peut appartenir qu’à un retour triomphal d’une religiosité archangélique et michaëlienne, au service de la transparence lumineuse et du Bien commun en tous points de la planète. 

Aujourd’hui, cependant, je me montrerai plus prosaïque, davantage géopolitologue, en n’abordant que les innombrables aspects pratiques que prennent aujourd’hui les convergences eurasiatiques. Les initiatives sont nombreuses, en effet. Il y a la diplomatie nouvelle induite par la Russie et son ministre des affaires étrangères Sergueï Lavrov ; il y a ensuite les initiatives chinoises, également diplomatiques avec la volonté d’injecter dans les relations internationales une manière d’agir qui ne soit pas interventionniste et respecte les institutions et les traditions des peuples autochtones, mais surtout la volonté de créer de multiples synergies en communications ferroviaires et maritimes pour relier l’Europe à la Chine. Ensuite, l’Inde, sans doute dans une moindre mesure, participe à ces synergies asiatiques. Le groupe des BRICS suggère un système bancaire international alternatif. L’ASEAN vise à annuler les inconvénients de la balkanisation de l’Asie du Sud-est, en cherchant des modes de relations acceptables et variés avec la Chine et, parfois, avec l’Inde ou la Russie. 

D’Alexandre II à Poutine

alexander22006.jpgPour le dire en quelques mots simples, la Russie actuelle cherche à retrouver la cohérence du règne d’Alexandre II, qui avait tiré les conclusions de la Guerre de Crimée lorsqu’il avait accédé au trône à 37 ans, en 1855, alors que cette guerre n’était pas encore terminée. La Russie de Poutine et de Lavrov rejette en fait les facteurs, toujours présents, toujours activables, des fragilités russes du temps de Nicolas II et de la présidence d’Eltsine, période de la fin du XXe siècle que les Russes assimilent à une nouvelle « Smuta », soit à une époque de déliquescence au début du XVIIe siècle. L’idée de « smuta », de déchéance politique totale, est une hantise des Russes et des Chinois (leur XIXe siècle, après les guerres de l’opium) : pour les Européens de l’Ouest, la « smuta » première, c’est l’époque des « rois fainéants », des mérovingiens tardifs et les historiens, dans un avenir proche, considèreront sans nul doute l’Europe des Hollande, Merkel, Juncker, etc., comme une Europe affligée d’une « smuta » dont les générations futures auront profondément honte. 

Aujourd’hui, les risques auxquels la Russie est confrontée restent les mêmes que du temps de la guerre de Crimée ou du règne de Nicolas II. Elle est en effet tenue en échec en Mer Noire malgré le retour de la Crimée à la mère-patrie : l’OTAN peut toujours faire jouer le verrou turc. Elle est menacée dans le Caucase, où elle avait soumis les peuples montagnards après des campagnes extrêmement dures, très coûteuses en hommes et en matériels. Sous Alexandre II, elle franchit la ligne Caspienne-Aral pour s’avancer en direction de l’Afghanistan : cette marche en avant vers l’Océan Indien s’avère pénible et Alexandre II prend parfaitement conscience des facteurs temps et espace qui freinent l’élan de ses troupes vers le Sud. Le temps des campagnes doit être réduit, les espaces doivent être franchis plus vite. La solution réside dans la construction de chemins de fer, d’infrastructures modernes. 

Des ONG qui jouent sur tous les registres de la russophobie

La réalisation de ces projets de grande ampleur postule une modernisation pratique et non idéologique de la société russe, avec, à la clef, une émancipation des larges strates populaires. Le nombre réduit de la classe noble ne permettant pas le recrutement optimal de cadres pour de tels projets. Dès 1873, dès l’avancée réelle des forces du Tsar vers l’Afghanistan donc potentiellement vers le sous-continent indien, clef de voûte de l’Empire britannique dans l’Océan Indien, dit l’« Océan du Milieu », commence le « Grand Jeu », soit la confrontation entre la thalassocratie britannique et la puissance continentale russe. De 1877 à 1879, la Russie prend indirectement pied dans les Balkans, en tablant sur les petites puissances orthodoxes qui viennent de s’émanciper du joug ottoman. Entre 1879 et 1881, la Russie d’Alexandre II est secouée par une vague d’attentats perpétrés par les sociaux-révolutionnaires qui finiront par assassiner le monarque. La Russie faisait face à des révolutionnaires fanatiques, sans nul doute téléguidés par la thalassocratie adverse, tout comme, aujourd’hui, la Russie de Poutine, parce qu’elle renoue en quelque sorte avec la pratique des grands projets infrastructurels inaugurée par Alexandre II, doit faire face à des ONG mal intentionnées ou à des terroristes tchétchènes ou daghestanais manipulés de l’extérieur. Alexandre III et Nicolas II prennent le relais du Tsar assassiné. Nicolas II sera également fustigé par les propagandes extérieures, campé comme un Tsar sanguinaire, modèle d’une « barbarie asiatique ». Cette propagande exploite toutes les ressources de la russophobie que l’essayiste suisse Guy Mettan vient de très bien mettre en exergue dans Russie-Occident – Une guerre de mille ans. Curieusement, la Russie de Nicolas II est décrite comme une « puissance asiatique », comme l’expression féroce et inacceptable d’une gigantomanie territoriale mongole et gengiskhanide, alors que toute la littérature russe de l’époque dépréciait toutes les formes d’asiatisme, se moquait des engouements pour le bouddhisme et posait la Chine et son mandarinat figé comme un modèle à ne pas imiter. L’eurasisme, ultérieur, postérieur à la révolution bolchevique de 1917, est partiellement une réaction à cette propagande occidentale qui tenait absolument à « asiatiser » la Russie : puisque vous nous décrivez comme des « Asiates », se sont dit quelques penseurs politiques russes, nous reprenons ce reproche à notre compte, nous le faisons nôtre, et nous élaborons une synthèse entre impérialité romano-byzantine et khanat gengiskhanide, que nous actualiserons, fusionnerons avec le système léniniste et stalinien, etc. 

Pour affaiblir l’empire de Nicolas II, en dépit de l’appui français qu’il reçoit depuis la visite d’Alexandre III à Paris dans les années 1890, l’Angleterre cherche un allié de revers et table sur une puissance émergente d’Extrême-Orient, le Japon, qui, lui, tentait alors de contrôler les côtes du continent asiatique qui lui font immédiatement face : déjà maître de Taiwan et de la Corée après avoir vaincu la Chine déclinante en 1895, le Japon devient le puissant voisin tout proche de la portion pacifique de la Sibérie désormais russe. Londres attisera le conflit qui se terminera par la défaite russe de 1904, face à un Japon qui, suite à l’ère Meiji, avait réussi son passage à la modernité industrielle. Les navires russes en partance pour le Pacifique n’avaient pas pu s’approvisionner en charbon dans les relais britanniques, au nom d’une neutralité affichée, en toute hypocrisie, mais qui ne l’était évidemment pas... 

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Le Transsibérien bouleverse la donne géostratégique

Les troupes russes au sol, elles, s’étaient déplacées beaucoup plus rapidement qu’auparavant grâce aux premiers tronçons du Transsibérien. L’état-major britannique est alarmé et se rappelle du coup de bélier des armées tsaristes contre la Chine, lorsqu’il s’était agi de dégager le quartier des légations à Pékin, lors du siège de 55 jours imposé aux étrangers, suite à la révolte des Boxers entre juin et août 1900. Le géographe Sir Halford John Mackinder énonce aussitôt les fameuses théories géopolitiques de la dialectique Terre/Mer et de la « Terre du Milieu », du « Heartland », inaccessible à la puissance de feu et à la capacité de contrôle des rimlands dont disposait à l’époque la puissance maritime anglaise. Le Transsibérien permettait à la Russie de Nicolas II de sortir des limites spatio-temporelles imposées par le gigantisme territorial, qui avait, au temps des guerres napoléoniennes, empêché Paul I de joindre ses forces à celles de Napoléon pour marcher vers les Indes. Henri Troyat explique avec grande clarté à ses lecteurs français tous ces projets dans la monographie qu’il consacre à Paul I. De même, la Russie avait perdu la Guerre de Crimée notamment parce que sa logistique lente, à cause des trop longues distances terrestres à franchir pour fantassins et cavaliers, ne lui avait pas permis d’acheminer rapidement des troupes vers le front, tandis que les navires de transport anglais et français pouvaient débarquer sans entraves des troupes venues de la métropole anglaise, de Marseille ou d’Algérie. L’élément thalassocratique avait été déterminant dans la victoire anglo-française en Crimée. 

La Russie de Nicolas II, bien présente en Asie centrale, va dès lors, dans un premier temps, payer la note que les Britanniques avaient déjà voulu faire payer à Alexandre II, le conquérant de l’Asie centrale, assassiné en 1881 par une bande de révolutionnaires radicaux, appartenant à Narodnaïa Voljia. La Russie d’Alexandre II pacifie le Caucase, le soustrayant définitivement à toute influence ottomane ou perse, donc à toute tentative anglaise d’utiliser les empires ottoman et perse pour contribuer à l’endiguement de cette Russie tsariste, conquiert l’Asie centrale et affirme sa présence en Extrême-Orient, notamment dans l’île de Sakhaline. Au même moment, les marines passent entièrement des voiles et de la vapeur (et donc du charbon) au pétrole. La Russie détient celui de Bakou en Azerbaïdjan. La possession de cette aire sud-caucasienne, la proximité entre les troupes russes et les zones pétrolifères iraniennes fait de la Russie l’ennemi potentiel le plus redoutable de l’Angleterre qui, pour conserver l’atout militaire majeur qu’est sa flotte, doit garder la mainmise absolue sur ces ressources énergétiques, en contrôler une quantité maximale sur la planète. 

L’assassinat de Stolypine

StolypinCrop.JPGComme le danger allemand devient aux yeux des Britannique plus préoccupant que le danger russe,  ­ -parce que la nouvelle puissance industrielle germanique risque de débouler dans l’Egée et en Egypte grâce à son alliance avec l’Empire ottoman moribond-  l’Empire de Nicolas II est attiré dans l’alliance franco-anglaise, dans l’Entente, à partir de 1904. Stolypine, partisan et artisan d’une modernisation de la société russe pour faire face aux nouveaux défis planétaires, aurait sans doute déconstruit progressivement et habilement le corset qu’impliquait cette alliance, au nom d’un pacifisme de bon aloi, mais il est assassiné par un fanatique social-révolutionnaire en 1911 (les spéculations sont ouvertes : qui a armé le bras de ce tueur fou ?). Stolypine, qui aurait pu, comme Jaurès, être un frein aux multiples bellicismes qui animaient la scène européenne avant la Grande Guerre, disparaît du monde politique sans avoir pu parachever son œuvre de redressement et de modernisation. La voie est libre pour les bellicistes russes qui joindront leurs efforts à ceux de France et d’Angleterre. Ce qui fait dire à quelques observateurs actuels que Poutine est en somme un Stolypine qui a réussi. 

Dès que la Russie s’ancre plus solidement dans l’Entente, la propagande hostile à Nicolas II, orchestrée depuis Londres, fait volte-face : le Tsar cesse d’un coup d’être un abominable monarque sanguinaire et devient, comme par miracle, un empereur bon, paternel, qui aime ses sujets. Staline connaîtra un destin similaire : horrible boucher sanguinaire pour ses purges des années 1930, « bon petit père des peuples » pendant la seconde guerre mondiale, tyran antidémocratique dès que s’amorce la guerre froide. Avant Orwell, Lord Ponsonby décortiquera les mécanismes de cette propagande bien huilée, capable de changer de cap, de désigner comme ennemi l’ami d’hier et vice-versa, exactement comme dans l’Oceania de Big Brother. La Russie entre dans la Grande Guerre aux côtés des autres puissances de l’Entente : ce sera sa perte. Dmitri Merejkovski l’avait prévu. Les analyses de Soljénitsyne abondent également dans ce sens. L’affaire désastreuse des Dardanelles, voulue par Churchill en 1915, avait pour objectif inavoué d’arriver à Constantinople avant les Russes et de verrouiller les détroits turcs comme en 1877-78 : la duplicité londonienne ne s’était pas effacée au nom de la fraternité d’armes de 1914. 

Au temps des deux « géants rouges »

La Russie actuelle, celle de Poutine, entend conserver la cohérence territoriale de l’Union Soviétique défunte mais sans la rigidité idéologique communiste. Le communisme était une « idéologie froide » (Papaioannou) et un « système réductionniste » (Koestler), dont les retombées pratiques s’avéraient désastreuses, notamment sur le plan de la nécessaire autarcie agricole que devrait détenir toute grande puissance de dimensions continentales. Toute puissance de cet ordre de grandeur a pour obligation pratique de maintenir une « cohérence territoriale », de colmater toutes les brèches qui pourraient survenir au fil du temps, que celles-ci soient le fait de dissidences intérieures ou d’une subversion organisée par l’ennemi. Sous d’autres oripeaux que ceux du communisme, Poutine cherche à rétablir les atouts dont disposait l’Union soviétique entre 1949 et 1972, quand elle formait, avec la Chine, un bloc communiste de très grande profondeur territoriale. La Chine maoïste et l’URSS, de Staline à Brejnev, étaient certes des puissances continentales dont l’idéologie officielle était posée comme « progressiste ». Elles ont toutefois été marquées par une régression industrielle et technologique permanente par rapport aux Etats-Unis, au Japon ou à l’Europe occidentale, corroborant la théorie américaine du technological gap. Les développements internes à l’ère communiste ont certes balayé quelques archaïsmes, il faut le reconnaître, mais à quel prix ? Aujourd’hui, la situation est différente. La Chine est à la pointe de nombreuses innovations techniques. Elle est capable de développer des réseaux de chemins de fer performants, de construire des infrastructures aéroportuaires ultra-modernes, de gérer les flux de trafic urbain par d’audacieuses innovations technologiques, de fabriquer des porte-avions à double piste, etc. 

Même si on ne peut pas dire que la Russie et la Chine n’ont plus aucun contentieux, le binôme sino-russe tient parce qu’à Moscou comme à Beijing les diplomates savent que le déclin de l’URSS a commencé en 1972 quand Nixon et Kissinger déploient une intense activité diplomatique en direction de la Chine et transforment celle-ci en un allié de revers contre Moscou. 1972, il faut s’en souvenir, a été une année charnière : l’URSS était encerclée, coincée entre l’OTAN et la Chine, son déclin s’est automatiquement amorcé, tandis que la Chine, attelée à cette alliance de facto avec les Etats-Unis, était contrainte d’opter pour un développement continental, soit de tourner le dos au Pacifique, de ne plus y contrarier les intérêts stratégiques américains. Kissinger faisait ainsi d’une pierre deux coups : il affaiblissait la Russie et détournait la Chine maoïste des eaux du Pacifique (ce qui n’est plus le cas aujourd’hui, comme l’attestent les incidents récurrents en Mer de Chine du Sud). 

De l’alliance sino-américaine au déclin de l’Union Soviétique

mao_wideweb__470x282,0.jpgWashington consolidait ainsi son hégémonisme planétaire et unipolaire : De Gaulle était mort, l’Allemagne et l’Europe toujours divisées, les stratégistes américains planifiaient déjà la chute du Shah, coupable d’avoir soutenu les revendications des pays producteurs de pétrole et de développer une puissance régionale sérieuse, appuyée par des forces aériennes et navales efficaces, dans une zone hautement stratégique. Pour le monde musulman, 1979, année de la prise du pouvoir par Khomeiny, appuyé par les services américains, britanniques et israéliens dans un premier temps, sera l’année-charnière car, dès ce moment, il sera travaillé par des forces hostiles à l’ordre du monde de type « westphalien », ce qui nous conduira au chaos non maîtrisable que nous connaissons aujourd’hui. Avec ce désordre anti-westphalien sur son flanc sud, Poutine cherche tout simplement un pôle de stabilité alternative, permettant un développement normal de la Fédération de Russie dans un cadre impérial cohérent, combinant in fine les acquis d’Alexandre II ­ -qui avait déclenché le « Grand Jeu »-  et la sécurité stratégique obtenue par l’URSS après la seconde guerre mondiale et surtout à l’époque entre 1949 et 1972, quand la Chine ne dépendait en aucune façon des Etats-Unis et de leurs alliances sur les rimlands d’Eurasie. Cette sécurité, offrant la stabilité, doit aussi se refléter sur les plans religieux et idéologique : la pluralité des confessions ou des approches idéologiques ou, encore, des politiques économiques, ne doit pas nécessairement provoquer des dynamiques centrifuges. Au-delà de tous les clivages établis par l’histoire sur la masse continentale centre-asiatique, la politique générale doit être convergente et ne plus admettre les divergences qui conduisent inexorablement à une « smuta ». Cette volonté de convergence devrait valoir aussi pour l’Europe, au sens le plus strict du terme : cette idée était déjà présente chez le Tsar Alexandre I qui, après les troubles de l’ère révolutionnaire et napoléonienne, avait envisagé une convergence religieuse en Europe, une fusion de l’orthodoxie, du catholicisme et du protestantisme, pour consolider la première ébauche d’union eurasienne qu’était la Sainte-Alliance. 

Ukraine et « Corridor 5 »

Suite à la petite « smuta » de l’ère eltsinienne, la Russie n’a même pas pu conserver le projet d’une union entre les trois républiques slaves de l’ex-URSS, rêvée par Alexandre Soljénitsyne dès son exil américain. Les forces hostiles à toute union (formelle ou informelle) de l’Eurasie, à toute résurrection de la Sainte-Alliance, aux convergences générées par des communications optimales ont visé l’Ukraine, appelée à se détacher de la symbiose voulue par Soljénitsyne. Deux raisonnements historico-stratégiques ont conduit à cette politique : 

1)     l’Ukraine redessinée par Khrouchtchev dans les années 1950 contenait la Crimée, presqu’île dans l’espace maritime pontique sans laquelle la Russie n’a plus aucune projection vers la Méditerranée et ne peut plus être une grande puissance qui compte ;

2)     ensuite, l’Ukraine, dans la partie occidentale de la masse continentale eurasiatique, est un espace de transit, que les géopolitologues appellent, en anglais, a gateway region. Pour infliger une paralysie à l’adversaire, il convient en effet de bloquer tout transit en de telles régions, a fortiori si l’on veut bloquer les communications entre les puissances situées de part et d’autre de cet espace de transit. De Cadix à Kiev, l’Europe est traversée par ce qu’il est convenu d’appeler le « Corridor 5 ». A partir de Kiev, ce « corridor », poursuivi, mène en Inde, en Chine et sur les côtes du Pacifique : ce sont les tronçons de l’antique « route de la soie », empruntés par Marco Polo. 

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Pour toute puissance hégémonique hostile à la fois à la Russie et à l’Europe (centrée autour du pôle industriel allemand), le « Corridor  5 » doit être bloqué en tout lieu où l’on peut réanimer un conflit ancien moyennant les stratégies habituelles de subversion. La subversion de l’Ukraine -au nom de conflits anciens et au bénéfice apparent de forces idéologiques autochtones, ultranationalistes, dont on combat pourtant les homologues partout ailleurs dans le monde-  est par conséquent, un modèle d’école. On a délibérément choisit l’Ukraine parce qu’elle est une zone de transit des gazoducs russes en direction de l’Europe. En transformant l’Ukraine en une zone de turbulences, on oblige Russes et Européens à investir inutilement dans des projets alternatifs, pour contourner un pays désormais hostile, non pas parce qu’il entend défendre ses propres intérêts légitimes, mais, au contraire, parce qu’il veut, en dépit du bon sens, faire triompher les intérêts d’une puissance hégémonique, étrangère aux espaces russe et européen. Le nouveau gouvernement ukrainien se détache de la sorte de l’espace civilisationnel européen dont il fait partie. 

Par ailleurs, la subversion, inspirée par certains préceptes de Sun Tzu, vise aussi à anéantir les ressorts traditionnels d’une puissance ennemie : à l’heure des grands médias, cette forme de subversion déploie des spectacles ou des provocations déliquescentes, à l’instar des « pussy riots » ou des « femens ». Ce type d’actions subversives sape les fondements éthiques d’une société, en tablant sur les bas instincts et les carences en discernement du grand nombre, et, partant, détruit la cohésion de la politie, en ruine les structures sociales, les assises religieuses. La Russie de Poutine a veillé à annuler les capacités de nuisance de ces entreprises, fautrices de déliquescence irrémédiable, au grand dam des officines, généralement américaines, qui les avaient activées dans la ferme intention de saper les assises de la société russe et d’ébranler l’édifice étatique de la Fédération de Russie. 

Le mythe occidental des « sociétés ouvertes »

La Russie de Poutine, comme toute autre Russie qui chercherait à se consolider sur le long terme, doit donc retrouver une stabilité territoriale et géopolitique englobant les atouts de la Russie d’Alexandre II et ceux de l’URSS entre 1949 et 1972, quand la longue frontière centre-asiatique avec la Chine était sécurisée : face à la Chine post-communiste, Poutine ne répétera pas l’hostilité sourde et sournoise de Staline et de ses successeurs à l’égard de la Chine maoïste, en dépit d’une unité idéologique de façade qui faisait parler des deux « géants rouges ». La cohérence qu’il vise, à la fois tsariste et communiste, doit se compléter par une ouverture à d’autres zones de grande importance géostratégique dans le monde, afin de pallier les désavantages énormes que les fermetures communistes avaient entrainés. Dans la dialectique Sociétés ouvertes / Sociétés fermées, imaginée par Karl Popper, les sociétés russe et chinoise d’aujourd’hui optent pour un équilibre entre ouverture et fermeture : elles refusent l’ouverture tous azimuts, préconisée par les tenants du globalisme néolibéral (Soros, etc.) ; elles refusent tout autant les fermetures rigides pratiquées par les communismes stalinien, brejnevien, albanais et maoïste. Ce double refus passe par un retour en Chine à la pensée pragmatique de Confucius (condamné par les nervis maoïstes de la « révolution culturelle » des années 1960) et en Russie à des étatistes pragmatiques et bâtisseurs tels qu’en a connus l’histoire russe de la fin du XIXe siècle à 1914. Cette synthèse nouvelle entre ouverture et fermeture, pour reprendre la terminologie inaugurée par Popper, postule un rejet de l’extrémisme néolibéral, un planisme souple de gaullienne mémoire, une volonté de provoquer la « dé-dollarisation » de l’économie planétaire et de créer une alternative solide au système anglo-saxon, manchestérien et néolibéral. Cette synthèse, que l’on vise mais qui n’a pas encore été réalisée, loin s’en faut, permet déjà de forger des économies hétérodoxes, chaque fois adaptées aux contextes historiques et sociaux dans lesquelles elles sont censées s’appliquer. Disparaît alors la volonté enragée et monomaniaque de vouloir imposer à toutes les économies du monde un seul et même modèle. 

Le monde est un « pluriversum »

Russes et Chinois espèrent trouver dans le BRICS des cohérences nouvelles dans une diversité bien équilibrée, dans un « pluriversum » apte à respecter la diversité du monde contre toutes les tentatives de l’homogénéiser. Le groupe BRICS constitue une alternative plurielle au système dominant et américano-centré, le monde des Etats n’étant pas un « univers » mais bien un « plurivers » comme le disait le philosophe allemand du politique Bernhard Willms, décédé en 1991, et comme l’affirme aujourd’hui l’analyste géopolitique russe Leonid Savin. La recherche d’une économie hétérodoxe, souple et contextualisée (selon le vocabulaire du MAUSS, « Mouvement Anti-Utilitariste dans les Sciences Sociales »), correspond aussi à la volonté chinoise de déployer, à l’échelle planétaire, une diplomatie souple, hostile à toute pratique hystérique de l’immixtion, comme celles que préconisent les néo-conservateurs américains, les nouveaux philosophes regroupés peu ou prou derrière le pompon de Bernard-Henri Lévy ou les extrémistes salafistes stipendiés par l’Arabie Saoudite. 

La Chine préconise ainsi une diplomatie de la non-intervention dans les affaires intérieures des Etats tiers. La généralisation de ce principe, plus doux et plus pacifique que les modes de fonctionnement occidentaux actuels, devrait conduire à terme à supprimer ces facteurs d’ingérence et de conflits inutiles que sont bon nombre d’ONG américaines : en Chine, elles ne fonctionnent guère, sauf quand elles font appel à des fondamentalistes salafistes du Turkestan chinois, soutenus par les Turcs et les Saoudiens, ou à des sectes pseudo-religieuses farfelues ou quand elles instrumentalisent le Dalaï Lama. La Russie a commencé ce travail de neutralisation des organismes fauteurs de troubles et de guerres en jugulant le travail subversif des ONG d’Outre-Atlantique, considérées à juste titre comme des facteurs de « smuta », et en amorçant le contrôle des médias, de Google, etc. 

Le but premier d’un mouvement eurasien serait dès lors de participer à ces nouvelles forces à l’œuvre sur la planète, à favoriser les innovations qu’elles apportent pour nous sortir d’impasses mortifères. 

Empêcher le basculement de l’Europe vers la Russie, l’Eurasie, la Chine et l’Iran

Mais cette vaste panoplie d’innovations, qui cherchent à s’imposer partout dans le monde, va, bien entendu, provoquer une riposte de l’hegemon. Les conflits d’Ukraine et de Syrie ont été activés par des stratégistes mal intentionnés pour entraver la marche en avant de cet ensemble alternatif, englobant l’Europe. En effet, l’objectif premier des stratégistes de l’hegemon est d’empêcher à tout prix le glissement de l’Europe vers les puissances eurasiennes du groupe BRICS et vers l’Iran. C’est donc en premier lieu vers les zones possibles de connexion entre notre sous-continent et le reste de l’Eurasie que l’hegemon doit agir pour bloquer cette synergie grande-continentale. L’Ukraine avec, notamment, les ports de Crimée, était en quelque sorte l’interface entre la civilisation grecque, puis byzantine, et les voies terrestres vers le centre de l’Asie, l’Inde et la Chine ; elle a gardé cette fonction aux temps médiévaux des entreprises génoises qui demeuraient branchées sur les « routes de la soie » du nord, en dépit des tentatives de blocage perpétrées au Sud et au niveau du Bosphore par les Seldjouks puis par les Ottomans. La façade maritime méditerranéenne du Levant, soit du Liban et de la Syrie actuels, donnait accès aux routes de la soie menant, par la Mésopotamie et l’espace perse, aux Indes et à la Chine. Aujourd’hui, la Chine a développé les capacités de créer des réseaux ferroviaires trans-eurasiens, où les territoires de la Fédération de Russie, du Kazakhstan et de quelques autres anciennes républiques majoritairement musulmanes de l’ex-URSS, servent de jonction entre les deux espaces, l’européen et le chinois, que Leibniz jugeait déjà les « plus élevés en civilisation ». 

Les stratégistes mal intentionnés prévoient d’autres blocages dans la zone de connexion entre notre Europe et le reste de l’Eurasie. D’abord il y a la possibilité de créer une zone de turbulences durables, un abcès de fixation, en Transnistrie et en Moldavie, en bloquant tout transit entre l’Ukraine et l’Europe, tandis que le territoire du Donbass empêche déjà toute communication fluide entre l’Ukraine et la Russie du Don, de la Volga et de la Caspienne. Au sud, un général américain, Ben Hodges, commandant de l’OTAN jusqu’en 2014, envisage de soulever le Caucase du Nord en réactivant les conflits russo-tchétchène et russo-ingouche, de façon à troubler l’acheminement des hydrocarbures de la Caspienne et de créer une zone de turbulences sur le long terme entre les territoires russe et iranien. De même, ces stratégistes envisagent de réanimer le conflit russo-géorgien, placé au frigidaire depuis août 2008. Ou de déclencher un nouveau conflit entre l’Arménie et l’Azerbaïdjan pour la région du Nagorny-Karabach, ce qui aurait pour effet de bloquer toute liaison territoriale entre la Russie et l’Iran, surtout après le faux dégel entre l’Occident et Téhéran que l’on observe depuis les dernières semaines de l’année 2015. Plus à l’est, les mêmes stratégistes envisagent un projet de « chaotisation complète » de l’Asie centrale post-soviétique. Au départ de l’Afghanistan, ils envisagent de faire pénétrer au Turkménistan, au Tadjikistan, au Kirghizistan voire en Ouzbékistan des éléments fondamentalistes (talibans, partisans d’Al Qaeda, avatars de l’Etat islamique, etc., les golems ne manqueront pas…) qui feront subir à ces pays, s’ils se montrent récalcitrants, le sort de l’Irak ou de la Syrie. Le Turkménistan, riverain de la Caspienne et voisin de l’Afghanistan, pourrait être transformé en une zone de turbulences s’il ne cède pas aux pressions de l’OTAN qui lui fait miroiter une aide économique. Des terroristes afghans, que l’on posera comme « incontrôlables » en dépit de la présence américaine là-bas, passeront la frontière pour semer le chaos dans ce pays qui est un producteur d’hydrocarbures et un riverain de la Caspienne. 

Un chaos créé artificiellement

Ce chaos créé artificiellement est une application agressive de la stratégie ancienne de l’«endiguement». Non seulement il freinera l’acheminement de matières premières et d’hydrocarbures vers l’Europe mais troublera durablement les voies de communication entre la Russie, l’Inde et la Chine, où un pari possible sur des fondamentalistes pakistanais permettrait aussi de bloquer à nouveau les régions du Cachemire-Jammu et de l’Aksai Chin, ruinant toutes les tentatives d’apaisement entre Beijing et New Delhi, lesquelles avaient toujours été laborieuses. 

L’objectif impératif que doivent se fixer les cercles eurasistes, c’est d’œuvrer et de militer pour ne pas que nos contemporains s’embarquent dans de telles manœuvres bellicistes, pour qu’ils soient toujours rétifs aux sirènes des propagandes.  

Cependant, saper la cohésion européenne, œuvrer à disloquer les sociétés européennes et à affaiblir ses économies nationales et régionales ne passe pas seulement par l’organisation de conflits à ses frontières (Libye, Donbass, Syrie, Caucase) mais aussi, comme certains faits des années 1990 et 2000 semblent l’attester, de provoquer de mystérieux accidents dans le tunnel du Mont Blanc pour bloquer le « Corridor 5 » (toujours lui !), d’organiser des grèves sauvages pour paralyser les communications dans l’Hexagone et autour de lui, comme en 1995 pour mettre Chirac sous pression afin qu’il abandonne son programme nucléaire  –Jean Parvulesco se plaisait à le signaler et à rappeler les liens anciens entre certains syndicats socialistes français et l’OSS ou la CIA. Aujourd’hui, les clandestins bloquent parfois le tunnel sous la Manche à Calais, avec l’appui d’associations bizarres, se réclamant d’une xénophilie délirante ou d’une forme d’antifascisme fantasmagorique, dont l’objectif ne peut nullement être qualifié de « rationnel ». Est-ce pour rompre les liens entre la Grande-Bretagne et l’Europe ?

Cet ensemble de pressions constantes, s’exerçant sur les communications entre l’Europe et le reste de la masse continentale eurasiatique, a pour but essentiel d’empêcher la constitution d’un réseau efficace, la réalisation du vœu de Leibniz : faire de la « Moscovie » le pont entre l’Europe et la Chine. Les actuels projets ferroviaires chinois sont en effet très impressionnants. Le nouveau poids de la Chine, certes relatif, pourrait, estiment les stratégistes américains, provoquer un basculement de l’Europe vers l’Asie. Une telle éventualité a été un jour explicitée par Dominique de Villepin : celui-ci estimait que la concrétisation finale des projets ferroviaires et des routes maritimes envisagées par la Chine offrait potentiellement à la France et aux autres pays européens d’innombrables occasions de forger des accords lucratifs avec la Russie, les pays d’Asie centrale et la Chine dans les domaines des transports et des services urbains. Dans un article des Echos, de Villepin écrivait : « C’est là une tâche qui devrait non seulement mobiliser l’Union Européenne et ses Etats membres mais aussi les autorités locales, les chambres de commerce et les hommes d’affaires pour ne même pas mentionner les universités et les boîtes-à-penser ». Grande sagesse. Et clairement exprimée ! En termes très diplomatiques, de Villepin poursuit : le projet de route de la soie « est une vision politique qui induit les pays européens à renouveler le dialogue avec des partenaires du continent asiatique, permettant de forger, par exemple, des projets souples avec la Russie, notamment pour trouver les fonds nécessaires pour re-stabiliser l’Ukraine. Le lien entre l’Est et l’Ouest doit se maintenir ». Mieux : « Nous avons là une vision économique qui adapte la planification chinoise à la coopération économique internationale. Dans un monde financièrement volatile et instable, il s’avère nécessaire d’opter pour la bonne approche dans les projets à long terme, utilisant des outils nouveaux, de type multilatéral ». 

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Le grand projet OBOR des Chinois

La Chine envisage l’émergence de six corridors économiques, à replacer dans un projet plus vaste, baptisé OBOR (« One Belt, One Road » - soit « Une ceinture (maritime), Une route »). Cet OBOR entend consolider une route maritime de la Chine à l’Iran voire à la Mer Rouge et créer de solides liaisons ferroviaires entre l’Europe et la Chine. Il vise surtout à relier la Chine à soixante pays. Les six corridors majeurs sont : le CMREC ou Corridor économique Chine / Mongolie / Russie ; le NELB ou « Nouveau Pont Terrestre eurasien » (« New Eurasian Land Bridge ») ; le CCWAEC ou Corridor économique Chine / Asie centrale et occidentale ; le CICPEC ou Corridor économique Chine / Péninsule indochinoise ; le CPEC ou Corridor économique Chine / Pakistan ; et, enfin, le BCIMEC ou Corridor économique Bengladesh / Chine / Inde / Myanmar. A ces projets chinois, tous nécessaires d’un point de vue asiatique, s’ajoute celui du « Canal Eurasia », élaboré par les Russes et les Kazakhs. Ce canal doit relier la Caspienne à la Mer d’Azov (face à la Crimée !), permettant notamment d’acheminer du brut vers la Mer Noire donc vers les confins orientaux de l’Europe. L’enjeu ukrainien/criméen prend ici toute son ampleur. 

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De Marx à List

Ces projets, dont on pourrait dresser une longue liste, démontrent que les puissances du BRICS, du moins la Chine et la Russie, ne sont plus guère affectées, comme jadis, par l’idéologie prêtée à Marx et à Engels mais tentent d’appliquer ou de ré-appliquer les principes pragmatiques de l’économiste Friedrich List (1789-1846). Ce dernier était considéré comme un « libéral » mais, à coup sûr, un libéral « hétérodoxe », soucieux de tenir compte des contextes historiques dans lesquels se déployait l’économie. List était un idéologue du développement. Pour qu’une économie puisse se développer à un rythme correct, l’Etat ne doit nullement jouer un rôle de « veilleur de nuit », à l’instar de ce que souhaitent les théoriciens libéraux anglo-saxons. Au contraire, List pose l’Etat comme une instance constructrice, investisseuse. L’Etat est là pour construire des lignes de chemin de fer et des canaux. C’est List qui planifiera le premier réseau ferroviaire allemand, au sein du Zollverein, de l’Union douanière, dont il fut aussi un père fondateur. En Belgique et aux Etats-Unis, il préconisera le creusement de canaux. En France, il inspirera les praticiens de la « colonisation intérieure ». L’idée du Transsibérien en Russie, les suggestions pratiques des économistes et ingénieurs du Kuo Min Tang chinois s’inspirent toutes d’idées dérivées de List, après sa mort. La politique des grands projets gaulliens est « listienne », de même que le sont les pratiques chinoises, après la parenthèse maoïste et le ressac dû à la tristement célèbre « révolution culturelle » des années 1960. A partir de Deng Xiaoping, la Chine redevient « listienne » et « confucéenne » : c’est à cette double mutation de référence qu’elle doit son succès actuel. Ce serait à un retour à Aristote et à List que l’Europe pourrait devoir son hypothétique renaissance, du moins si l’avenir permettra l’élimination impitoyable des pseudo-élites déchues et abjectes qui nous gouvernent actuellement, exactement comme la Chine maoïste a éliminé sa « bande des quatre », pour ne pas sombrer dans les délires manichéens et idéologiques, dans un remake de la calamiteuse « éthique de conviction » de la « révolution culturelle » et de ses avatars malsains. 

Le clivage dans le monde ne passe plus par la dichotomie capitalisme / communisme ni par la piètre distinction entre sociétés ouvertes et sociétés fermées mais par une dichotomie entre « listiens » et néolibéraux qui recoupe aussi la distinction qu’opérait Max Weber entre « éthique de la conviction » et « éthique de la responsabilité ». Les néolibéraux, et le cortège à la Jérôme Bosch que constituent leurs alliés festivistes, gauchistes ou féministes, adhèrent à des éthiques farfelues de la conviction. Leurs adversaires les plus sérieux à une éthique « listienne » de la responsabilité. 

L’Allemagne dans ce grand jeu eurasien

Les projets chinois séduisent les Allemands. Ce n’est ni nouveau ni étonnant. Le moteur économique de l’Europe participe aux synergies suggérées par Beijing, en tire de substantiels bénéfices que la délirante « juridification » de la sphère économique tente de réduire par l’artifice de procès farfelus comme celui intenté contre Volkswagen en 2015. Est-ce la raison pour laquelle on tente de faire basculer l’Allemagne de Merkel dans le chaos, en lui imposant des flots d’hères inassimilables, flanqués d’activistes formés au terrorisme et à d’autres formes de guerres de la « quatrième génération », qui n’y produisent que du désordre et de la violence ? 

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Jusqu’ici, l’Allemagne avait réussi à desserrer la cangue américaine en se branchant sur les gazoducs russes, dont la gestion a été placée sous le patronage et l’impulsion des anciens chanceliers Helmut Schmidt et Gerhard Schröder. Leur socialisme, pragmatique et non idéologique, « listien » et wébérien, conjuguait ses efforts pour parfaire une diplomatie de l’apaisement, une Ostpolitik fructueuse. Ces efforts avaient abouti aux accords permettant, à terme, de construire le tracé des gazoducs « North Stream 1 & 2 », accentuant certes la dépendance allemande par rapport au gaz russe mais déconstruisant simultanément son extrême dépendance politique face au système atlantiste, tandis que le « South Stream » alimente l’Italie, l’Autriche et la Hongrie (où Orban refuse les sanctions contre la Russie, sur fond d’un revival marginal de l’idéologie eurasiste en pays magyar). 

Hans Kundnani, dans un article magistral de la revue américaine Foreign Affairs (janvier-février 2015), évoque une « Allemagne post-occidentale », c’est-à-dire une Allemagne qui se serait détachée de ses liens avec l’Occident anglo-saxon, de sa Westbindung, pour se mouvoir vers un espace essentiellement industriel, commercial et énergétique dont les pôles majeurs seraient la Russie et la Chine voire l’Inde. Pour la première fois dans l’histoire de la République Fédérale, une minorité de 45% seulement est encore en faveur du statu quo pro-occidental, impliquant l’adhésion à l’OTAN et/ou à l’UE comme seules possibilités diplomatiques. 49% des Allemands contemporains sont désormais en faveur d’une « position médiatrice », où l’Allemagne équilibrerait le jeu de ses relations entre l’Europe occidentale et la Russie. C’est le résultat tangible d’un anti-américanisme qui s’est sans cesse amplifié depuis la guerre du Golfe, déclenchée par Bush junior en 2003 et depuis les révélations d’Edward Snowden sur l’espionnage systématique pratiqué par la NSA. Les liens commerciaux avec la Russie et la Chine se sont considérablement accrus, accroissement qui permettait, jusqu’il y a peu de temps, le maintien de l’opulence allemande, assorti de l’espoir de voir celle-ci se consolider et se perpétuer. Ce lent glissement de l’Allemagne, cœur industriel et territorial du sous-continent européen, vers un Est eurasien très vaste, explique sans nul doute les attaques qu’elle subit depuis le printemps 2015. Par ailleurs, des stratégistes de l’ombre veillent à créer un espace pro-occidental, agité ou non de turbulences, entre l’Allemagne et la Russie que l’on baptisera pompeusement « Intermarium ». Cet « Intermarium », cet entre-deux-mers entre la Baltique et la Mer Noire, est la ré-activation d’un projet concocté à Londres pendant la seconde guerre mondiale par les gouvernements polonais et tchèque en exil, avec la bénédiction de Churchill, que l’alliance avec Staline avait rendu nul et non avenu : on a sacrifié, à Londres, les velléités d’indépendance polonaises et tchèques pour pouvoir exploiter à fond la chair à canon soviétique. Moscou ne voulait pas de ce bloc polono-tchèque, même à un moment où la guerre contre l’Allemagne hitlérienne atteignait un paroxysme inégalé. 

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Du « Cordon sanitaire » de Lord Curzon à l’Intermarium

Même si l’on peut considérer que ce projet d’un Intermarium n’est pas, a priori, une mauvaise idée en soi, qu’il est une application actuelle de projets géopolitiques très anciens, visant toujours à relier les mers du nord à celles du sud parce l’Europe, petite presqu’île à l’ouest de la très grande Eurasie, est géographiquement constituée de trois axes nord/sud : celui qui va de la Mer du Nord au bassin occidental de la Méditerranée (l’espace lotharingien du partage de Verdun en 843), celui envisagé mais non réalisé au moyen-âge par le roi de Bohème Ottokar II Premysl qui va de la Baltique à l’Adriatique (de Stettin à Venise ou Trieste, cités aujourd’hui reliées par une voie de chemin de fer directe et rapide) et, enfin, l’axe dit « gothique », reliant depuis les Goths, bousculés par les Huns, la Baltique à la Mer Noire et à l’Egée, au bassin oriental de la Méditerranée. Aujourd’hui, les stratégistes ennemis de toute vigueur européenne et de toute synergie euro-russe, veulent constituer un Intermarium, sur l’ancien axe gothique, qui serait une résurrection du « cordon sanitaire » de Lord Curzon, destiné à empêcher toute influence de l’Allemagne et de ses dynamismes sur la Russie, posée depuis le géopolitologue Halford John Mackinder comme le « cœur du monde » mais un « cœur de monde » qui ne peut être optimalement activé que par une forte injection d’énergie allemande. Toute alliance germano-russe étant, dans cette optique, considérée comme irrémédiablement invincible, invincibilité qu’il faut toujours combattre et réduire à néant, avant même qu’elle n’émerge sur la scène internationale. 

La submersion démographique que subit l’Allemagne depuis les derniers mois de l’année 2015, qui provoquera des troubles civils et ruinera le système social exemplaire de la République Fédérale, qui compte déjà plus de 12 millions de pauvres, a été plus que probablement téléguidée depuis certaines officines de subversion : plusieurs observateurs ont ainsi constaté que les nouvelles alarmantes sur la présence de migrants délinquants en Allemagne viennent de serveurs basés aux Etats-Unis ou en Angleterre, de même que les tweets ou autres messages sur Facebook incitant les migrants à commettre des déprédations ou des viols ou, inversement, incitant les Allemands à manifester contre la submersion démographique ou contre la Chancelière Merkel. Le conflit civil semble être fabriqué de toutes pièces, avec, au milieu du flot des réfugiés, l’armée de réserve du système, composée de djihadistes qui combattent le régime baathiste syrien ou le pouvoir chiite irakien ou l’armée russe en Tchétchénie mais se recyclent en Europe pour déborder les polices des Etats de l’UE en menant la guerre planétaire selon d’autres méthodes.

Spykman, les « rimlands » et l’endiguement

spykmanlivre.pngSi la submersion de l’Allemagne a pour but essentiel de briser les potentialités immenses d’un tandem germano-russe, elle vise aussi, bien sûr, à ruiner les bonnes relations économiques entre l’Allemagne et la Chine, d’autant plus que les chemins de fer allemands, la Deutsche Bundesbahn, sont partie prenante dans la construction des voies de trains à grande vitesse entre Hambourg et Shanghai. L’Allemagne et, partant, les pays du Benelux, sont fortement dépendants du commerce avec la Chine. Le but de l’hegemon est donc de briser à tout prix ces synergies et ces convergences. Affirmer cela n’est pas l’expression d’un complotisme découlant d’une mentalité obsidionale mais bel et bien un constat, tiré d’une analyse de l’histoire contemporaine : la réalisation du Transsibérien russe sous l’impulsion du ministre Witte a entraîné la théorisation et la mise en pratique de la stratégie de l’endiguement par Halford John Mackinder d’abord, par son disciple hollando-américain Nicholas Spykman ensuite. Sans Mackinder et Spykman, les Etats-Unis n’auraient sans doute jamais élaboré leur géostratégie planétaire visant à rassembler des alliances hétéroclites, parfois composées d’ennemis héréditaires, sur les franges du grand continent eurasien, avec l’OTAN de l’Islande à la frontière perse, le CENTO du Bosphore à l’Indus et l’OTASE en Asie du Sud-Est. 

Finalement, ces stratégies de l’endiguement sont une application de la fameuse « Doctrine de Monroe », dite de « l’Amérique aux Américains ». Derrière cette apparente revendication d’indépendance se camouflait une volonté de soumettre totalement l’Amérique ibérique au bon vouloir des Etats-Unis. Mais elle s’opposait aussi à la terrible menace qu’aurait pu faire peser sur le continent américain une Sainte-Alliance européenne inébranlable qui s’étendait de l’Atlantique Nord au Pacifique, puisque l’empire du Tsar Alexandre Ier en faisait partie. Cette Sainte-Alliance aurait parfaitement pu défendre les intérêts espagnols dans les Amériques ou les européaniser. A l’époque, la Russie avait une frontière commune avec l’Espagne en… Californie, à hauteur du poste russe de Fort Ross, abandonné seulement en 1842. Le Vieux Monde européen était uni –mais cette union n’allait durer qu’une petite quinzaine d’années- tandis que le Nouveau Monde américain était fragmenté. La Sainte-Alliance, pour le Nouveau Monde et pour les Etats-Unis, encore en gestation mais sûrs de pouvoir mener à terme une mission civilisatrice déduite de leur idéologie religieuse puritaine, constituait par voie de conséquence un double danger : celui de perpétuer le morcellement politique du Nouveau Monde au bénéfice de l’Euro-Russie et celui de se maintenir comme une unité indissoluble et de contrôler le monde pour le très long terme. 

« Doctrine de Monroe » et pratique de la table rase

monroeODA0OTcxNzI2OTY0MjM3.jpgLa « Doctrine de Monroe » est donc un rejet de l’Europe et des vieilles civilisations qu’elle représentait, de même qu’un rejet malsain et pervers de toute civilisation ancienne, quelle qu’elle soit, et, surtout, de toute grande profondeur temporelle : là, les délires puritains des sectes protestantes farfelues hostiles à la culture classique gréco-latine de l’Europe catholique ou même anglicane-élisabéthaine, rejoignait les folies de certains avatars incontrôlés de l’idéologie des Lumières. La conjonction de ces deux formes de folie et de nuisance idéologique, qui sévit toujours aujourd’hui, génère un fantasme criminel de destruction systématique d’acquis positifs et de legs historiques. 

La « Doctrine de Monroe », bien davantage que les socialismes messianiques qui pointaient à l’horizon avec la maturation des idées de Karl Marx, est donc une pratique perverse et sournoise de la table rase que tente de parachever de nos jours le néolibéralisme, né aux Etats-Unis à partir de la fin des années 1960 : toute démarche eurasiste constitue donc une révolte contre ce projet d’arasement total, représente une défense des vieilles civilisations, des traditions primordiales, et une revendication du primat de toute profondeur temporelle par rapport à des innovations-élucubrations inventées par des iconoclastes avides de pouvoir absolu, un pouvoir total qui ne peut s’exercer que sur des masses amorphes et amnésiques. 

Face aux avatars actualisés de la « Doctrine de Monroe », qui est passée d’une défense affichée de l’autonomie des Etats américains et des Etats créoles de l’Amérique ibérique à la volonté de contrôler les rives atlantiques et pacifiques qui font face à la bi-océanité étatsunienne, l’eurasisme bien compris vise, au contraire, à éradiquer les blocages et fermetures que génèrent les pratiques géopolitiques et la pactomanie américaines sur le continent eurasien, d’abord en Europe et en Asie. Ce rejet des verrouillages incapacitants induit tout naturellement la promotion volontaire d’une politique grande-continentale d’ouvertures rationnelles aux flux qui vivifient et ont jadis vivifié les territoires eurasiatiques. 

Ce volontarisme eurasiste réduit à néant le discours stratégique né de la distinction opérée par Karl Popper entre sociétés ouvertes et sociétés fermées, où les Etats-Unis se posent comme les promoteurs et les garants des « sociétés ouvertes », tout en pratiquant des fermetures calamiteuses dues à la pactomanie qu’ils pratiquent sur les rimlands eurasiens de l’Europe à l’Indochine. A l’Eurasie des fermetures, produit de la Guerre Froide, doit succéder une Eurasie des communications sans entraves entre l’Europe et la Chine : le monde réellement fermé est donc celui qu’ont établi les tenants de la « société ouverte » (de Popper et de Soros), tandis que l’Eurasie des communications ouvertes est le fait en gestation de ceux qui sont accusés, dans les médias dominants, d’être les adeptes des « sociétés fermées », d’hégélienne ou de marxienne mémoires. Sur cette contradiction flagrante, mais ignorée délibérément dans les discours médiatiques occidentaux, reposent toutes les ambigüités de la propagande, tout le flou incapacitant dans lequel marinent nos décideurs et nos concitoyens. 

Trois ouvertures historiques

Trois ouvertures historiques en Eurasie doivent nous servir de modèles : l’Empire de Kubilaï Khan, visité par Marco Polo, qui ne s’opposait pas à la libre circulation des biens, des caravanes et des idées, contrairement aux verrouillages seldjouk et ottoman ; les rapports espérés entre la Chine et l’Europe quand le jésuite Ferdinand Verbist exerçait son haut mandarinat en Chine au XVIIe siècle ; l’alliance informelle sous Louis XVI entre la France, l’Autriche et la Russie, où la première veillait à contrôler l’Atlantique Nord, les seconde et troisième à faire sauter le verrou ottoman. A ces trois modèles, il convient d’ajouter la notion de syncrétisme religieux, porté par une volonté de ne rien éradiquer, d’opérer des fusions fécondes et de générer de l’harmonie : c’était la préoccupation principale d’Alexandre Ier après les tumultes révolutionnaires et napoléoniens ; c’est la notion de « djadidisme » qui prévaut aujourd’hui dans l’islam de la Fédération de Russie, notamment au Tatarstan où se situe le grand centre spirituel de Kazan ; le djadidisme s’interdit de chercher querelle avec les autres confessions, contrairement aux formes diverses et pernicieuses qu’un certain islam a prises ailleurs dans le monde, soit le salafisme, le wahhabisme ou le mouvement des Frères musulmans, formes virulentes aujourd’hui en Occident et génératrices à court terme de graves conflits civils ; ces formes inacceptables ont cherché à s’implanter en Russie, à partir de la période de « smuta » que fut le premier gouvernement d’Eltsine : elles ont échoué ; ce n’est qu’à Kazan et au Tatarstan qu’un véritable « euro-islam » s’est constitué ; il n’y en a pas d’autres possibles et les constructions boiteuses d’un Tarik Ramadan, dont les prédécesseurs et collatéraux ont été financés et soutenus par les services américains, ne sont que des déguisements maladroits pour gruger les Occidentaux écervelés. Outre la volonté de convergence religieuse du Tsar Alexandre Ier, outre le syncrétisme centre-asiatique promu en Asie centrale au temps de la domination mongole, outre le djadidisme actuel de la Fédération de Russie, nous ne voyons guère d’autres filons religieux traditionnels qui tiennent vraiment compte de la profondeur temporelle voire immémoriale, nécessaire à l’établissement de véritables ferveurs structurantes, indispensables pour contrer les déliquescences du monde moderne. L’ouverture des communications, le rejet des véritables sociétés fermées par les intransigeances occidentales ou wahhabites/salafistes implique l’émergence d’un syncrétisme harmonisateur qui ne raisonne pas par exclusion (« ou bien… ou bien… ») mais par inclusion (« et… et… »). 

Quelques mots sur l’Inde

Cachemire-aujourd-hui-carte-simplifiee.gifMa démonstration, ici, que j’annonçais d’emblée « succincte » et incomplète, ne peut donc prétendre à l’exhaustivité. Mais elle ne saurait omettre d’évoquer l’Inde dans ce survol des convergences eurasiatiques. Depuis son indépendance en 1947, l’Inde est traditionnellement alliée à la Russie, hostile à la Chine, contre laquelle elle a mené une guerre sur les hauteurs de l’Himalaya. La volonté de convergence eurasiatique s’occupe de gommer ce conflit. Les régions himalayennes contestées permettraient, une fois pacifiées, un passage entre l’Inde et les territoires anciennement soviétiques et entre l’Inde et la Chine. L’affaire se corse parce que la Chine, du temps de son conflit avec l’Inde, avait soutenu le Pakistan pour obtenir un port sur l’Océan Indien et des voies de communications entre ces installations portuaires avec la région chinoise de Kachgar, via le tracé en montagne dit de « Karakoroum », partant d’Islamabad pour rejoindre le poste-frontière d’Aliabad au Cachemire. Le gros problème est que l’Inde revendique cette partie du Cachemire pour avoir un lien avec le Tadjikistan ex-soviétique. Par ailleurs, comme le soulignent deux historiens insignes des faits indiens, le Britannique Ian Morris et l’Indien Pankaj Mishra, l’Inde souhaite consolider la cohésion du commerce entre le Golfe et la Mer Rouge d’une part, le Golfe du Bengale et les eaux de l’Asie du Sud-Est, d’autre part. L’objectif géopolitique de l’Inde est d’affirmer sa présence dans l’Océan Indien, surtout dans l’archipel d’Andaman et dans les Iles Nicobar, face aux côtes thaïlandaises. Cette volonté entend créer un chapelet de relais entre la Mer Rouge et l’Insulinde, le même que celui voulu par la Chine, qui le prolongerait jusqu’à ses propres ports du Pacifique, ce qui explique le conflit actuel pour les îles et îlots, naturels ou artificiels, dans la Mer de Chine du Sud.  La consolidation de ce chapelet de relais maritimes, sans possibilité de le couper ou de le fragmenter, rendrait à l’ensemble des Etats d’Eurasie une autonomie commerciale et navale sur son flanc sud, tandis que la Russie rétablirait les communications par l’Arctique, de Hambourg au Japon. Une Egypte militaire, débarrassée du danger que représentent les Frères musulmans et les autres adversaires des syncrétismes féconds, ouvrirait, par Suez, l’espace méditerranéen au commerce eurasien, réalisant du même coup le vœu des Génois et des Vénitiens de notre moyen-âge, tout en isolant la Turquie, du moins si cette dernière entend encore jouer le rôle d’un verrou et non pas d’un pont, comme le souhaitent les Chinois qui leur proposent la construction, entre l’Iran et l’Egée, d’un chemin de fer les liant tout à la fois à l’Asie et à l’Europe. Erdogan se trouve devant un choix : abandonner les « otâneries » et les sottises fondamentalistes ou renouer avec un laïcisme et un syncrétisme turcs qui n’apporteraient que des bienfaits. 

La Chine, le chapelet de relais et l’Océan Pacifique

La consolidation du chapelet de relais maritimes de Cadix à Shanghai permettrait à l’Europe, à son centre germanique et à la Russie de se projeter vers le Pacifique, impératif géopolitique qu’avaient compris des hommes aussi différents que Louis XVI, La Pérouse, Lord Kitchener et Karl Haushofer. Kitchener prévoyait, dans une conversation avec Haushofer, que les puissances européennes (Royaume-Uni compris !) qui n’auraient pas de bases solides dans le Pacifique, seraient irrémédiablement condamnées au déclin. Haushofer avait tiré la conclusion suivante : l’Allemagne, présente dans les Mariannes, suite au retrait espagnol, avait des chances ce consolider ses positions mais, dans la foulée, rencontrait automatiquement l’hostilité des Etats-Unis qui cherchaient  -depuis 1848, date à laquelle ils acquièrent l’atout géostratégique majeur de la bi-océanité-  à dominer le marché chinois, quantitativement le plus important à l’époque, comme de nos jours. Le destin a décidé qu’après la rétrocession des Mariannes à Tokyo par l’Allemagne au Traité de Versailles de 1919, la lutte pour le Pacifique se déroulerait entre un Japon, agrandi de cette immense Micronésie, et les Etats-Unis, maîtres des Philippines depuis leur victoire sur l’Espagne en 1898. La seconde guerre mondiale donnera aux Etats-Unis la maîtrise absolue du Pacifique, atout qui scelle leur hégémonisme planétaire. Aujourd’hui, le télescopage géopolitique ne s’effectue pas entre une puissance européenne présente au centre du Pacifique (comme le furent successivement l’Espagne puis l’Allemagne de Guillaume II) ou le Japon shintoïste et les Etats-Unis, mais entre les Etats-Unis et la Chine, où cette dernière est endiguée par une chaîne de petites puissances (Japon vaincu en 1945 compris) entièrement contrôlées par le système des alliances américaines. Cette chaîne vise à empêcher la Chine de s’élancer vers le large et à doter les Etats-Unis des bases insulaires nécessaires pour harceler, le cas échéant, les convois et l’acheminement d’hydrocarbures vers les ports du littoral pacifique chinois, pour rendre précaire cette ligne vitale de communications maritimes. 

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Chine : double stratégie maritime et continentale

L’application de cette stratégie de harcèlement en Mer de Chine du Sud pourra soit étouffer la Chine soit épuiser les Etats-Unis (où le taux de pauvreté augmente dangereusement). La Chine avait jadis deux stratégies possibles : une stratégie continentale, d’expansion vers le Tibet et le Turkestan/Sinkiang, qui ne dérangeait pas les Américains puisqu’elle inquiétait les Soviétiques. Ou une stratégie maritime, à laquelle le maoïsme avait renoncé, permettant, à partir de 1972, de nouer une alliance informelle avec les Etats-Unis. Aujourd’hui, la Chine cherche à échapper à son endiguement par une double stratégie : à la fois continentale, vers le Kazakhstan et au-delà, par le truchement de chemins de fer trans-asiatiques, et maritime, par la consolidation d’un chapelet de relais dans le Pacifique et l’Océan Indien, dans la mesure du possible en harmonie avec son concurrent potentiel, l’Inde. L’Europe, centrée sur l’Allemagne, et, partant, le tandem euro-russe ont donc intérêt à assurer des projections sans obstacles vers l’Inde et la Chine, tout en évitant qu’une puissance comme le Japon continue à faire partie de la barrière maritime américaine. Or le Japon se débat de nos jours, coincé qu’il est dans le dilemme suivant : éviter l’absorption par la Chine, ce qui serait humiliant, eu égard aux conflits sino-japonais depuis 1895 et éviter l’inféodation perpétuelle à une puissance étrangère à l’espace asiatique comme les Etats-Unis. Attiser les contentieux sino-japonais va dans le sens des intérêts de l’hegemon. Harmoniser les rapports futurs entre le Céleste Empire et l’Empire du Soleil Levant est une tâche des cénacles eurasistes partout dans le monde.

La pacification des rapports entre toutes les composantes de la masse continentale eurasiste (flanquée du Japon) permettra l’avènement de ce que Jean Parvulesco appelait l’ « Empire eurasiatique de la Fin », dans toute son acception eschatologique. Cela signifie-t-il une « fin de l’histoire », un peu comme celle qu’avait envisagée Francis Fukuyama au moment de l’effondrement du système soviétique et de la plongée de la Russie dans la « smuta » eltsinienne ? Non, Fukuyama a déjà été réfuté par les faits : l’histoire ne s’est pas arrêtée, bien au contraire, elle s’est accélérée. Cet « Empire eurasiatique de la Fin » signifierait essentiellement la fin des divisions rédhibitoires, des interventions belligènes potentielles, inutiles et néfastes que déploraient Carl Schmitt ou Otto Hoetzsch. Ce serait le retour définitif de l’alliance informelle du XVIIIe siècle ou, enfin, un retour de la Sainte-Alliance, de l’Atlantique au Pacifique. 

Douze pistes pour une « pax eurasiatica »

J’emprunte ma conclusion au géopolitologue italien Alfonso Piscitelli qui suggère une douzaine de pistes pour aboutir à cette pax eurasiatica :

  1. Ne jamais renoncer à la coopération énergétique, ce qui signifie poursuivre envers et contre tout la politique des gazoducs North et South Stream, selon les modalités fixées par l’ancien Chancelier allemand Gerhard Schröder.
  1. Re-nationaliser les sources énergétiques pour les soustraire aux fluctuations erratiques d’un libéralisme mal conçu.
  1. Parier sur les BRICS et s’acheminer progressivement vers un « Euro-BRICS ».
  1. Viser des continuités politiques sur un plus long terme en généralisant les régimes présidentiels, façon gaullienne, avec élection directe du Président comme en France et en Russie, assorti d’un re-dimensionnement des pouvoirs non élus (des potestates indirectae, des pouvoirs indirects, dont la nuisance a été soulignée par Carl Schmitt). Le but final est un retour à une sorte de « monarchie populaire ».
  1. Proposer un islam modéré, calqué sur le djadidisme soviétique, russe et tatar, compatible, dans le monde arabe, avec des régimes militaires et civils détachés des extrémismes religieux, comme ce fut le cas dans l’Egypte nassérienne, dans l’Iran du Shah, dans la Libye de Khadafi et dans les régimes baathistes de Syrie et d’Irak. Toute pensée politique exprimée par les musulmans des diasporas doit s’inspirer de ces formes de panarabisme, de personnalisme baathiste, de kémalisme ou de valorisation de la chose militaire et non plus de délires salafistes ou wahhabites qui n’ont apporté que le chaos et la misère dans le monde arabo-musulman. 
  1. Favoriser l’intégration militaire de l’Europe, puis de l’Europe et de la Russie et, enfin de l’Euro-Russie et des BRICS, le tout évidemment hors de cette structure vermoulue qu’est l’OTAN qui ne peut conduire qu’au ressac européen, comme on l’observe très nettement aujourd’hui. 
  1. Plaider pour un monde multipolaire contre l’unipolarité voulue par Washington, selon les axes conceptuels mis au point par les équipes eurasistes russe autour d’Alexandre Douguine, Natella Speranskaya et Leonid Savin. 
  1. Travailler à une réglementation positive des migrations, comme l’ont préconisé le Président Poutine dans son discours à la Douma, le 4 février 2013, et Philippe Migault, quand il a plaidé pour une entente euro-russe en Méditerranée, sur fond du triple enjeu grec, syrien et cypriote.
  1. Favoriser une politique familiale traditionnelle comme en Russie pour pallier le ressac démographique européen.
  1. Entamer un dialogue culturel inter-européen qui inclut les linéaments de la pensée organique russe, comme l’avaient souhaité des figures allemandes comme l’éditeur Eugen Diederichs dès la fin du XIXe siècle ou le Prof. Otto Hoetzsch, grand artisan d’un réel dialogue germano-russe ou euro-russe de l’ère wilhelminienne à Weimar et de Weimar à l’ère nationale-socialiste, malgré l’hostilité du régime en place.
  1. Entamer un dialogue entre civilisations et grandes traditions religieuses, comme le voulait le Tsar Alexandre Ier et selon certains axes préconisés par les leaders religieux iraniens, comme le Président Rohani.
  1. Revenir à l’idée universelle romaine. L’eurasisme est un projet impérial, pan-impérial, qui est une actualisation des pouvoirs impériaux romain (et donc byzantin, allemand et russe), perse et chinois. 

J’ajouterai à cette douzaine de pistes une treizième, celle qui doit déboucher sur une dé-dollarisation définitive de l’économie mondiale. Quelques initiatives, surtout au départ des BRICS, ont déjà marqué des points dans ce sens.

Pour réaliser ce programme suggéré par Alfonso Piscitelli, il convient évidemment d’éviter deux écueils :

  1. Présenter ces pistes sous la forme d’un discours d’excité, truffé de rêveries ridicules, risquant de faire interpréter toute démarche eurasiste comme un irréalisme extrémiste, lequel serait automatiquement discrédité dans les médias.
  1. Eviter les polémiques gratuites contre les autres sujets de l’histoire européenne : pas de russophobie ou de germanophobie anachroniques, pas de sinophobie rappelant les discours sur le « péril jaune », etc. Et pas davantage de discours anti-grecs, sous prétexte que la Grèce aurait mal gérée ses finances, ou de discours hispanophobes, prenant le relais des « légendes noires » colportées contre l’Espagne impériale par les protestants dès la XVIe siècle.

Vous constaterez qu’il y a un immense chantier devant nous. Au travail !

Robert Steuckers,

Forest-Flotzenberg, septembre 2015, février 2016.

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-          Nazarbaev rieletto Presidente del Kazakhstan : significato e reinterpretazioni, http://www.geopolitica-rivista.org , repris sur http://euro-synergies.hautetfort.com, 10 mai 2015.

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-          Le grand échiquier, http://www.chroniquesdugrandjeu.com , 11 octobre 2015.

-          Mackinder, bouche tes oreilles ! , http://www.chroniquesdugrandjeu.com , 4 novembre 2015.

-          Les seigneurs de l’anneau, http://www.chroniquesdugrandjeu.com , repris sur http://euro-synergies.hautetfort.com, le 12 novembre 2015.

-          Moscou ou la technique du rhinocéros, http://leblancetlenoir.com , repris sur http://euro-synergies.hautetfort.com, 12 novembre 2015.

vendredi, 25 mars 2016

La Route de la soie du XXIe siècle: «Une ceinture – une route»

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La Route de la soie du XXIe siècle: «Une ceinture – une route»

par Živadin Jovanovic, président du «Belgrade Forum for a World of Equals»

Ex: http://www.horizons-et-debats.ch

Débuts mars, je suis de retour de Chine. J’y ai participé à un laboratoire d’idées de l’Initiative «Nouvelle Route de la soie du XXIe siècle», fondée par le président chinois Xi Jinping en 2013. La conférence a eu lieu dans la région chinoise de Shenzhen, avec 80 participants d’une cinquantaine de pays de l’Europe, de l’Asie, du Proche-Orient et de l’Amérique latine. Des représentants officiels importants de nombreux pays y participaient, par exemple d’importants diplomates israéliens, iraniens, biélorusses, kirghizes, afghanes et kazakhes. On y trouvait des politiciens connus comme l’ancien chancelier autrichien Alfred Gusenbauer, l’ancienne présidente kirghize Rosa Otunbayeva et d’autres personnes.


La conférence a été organisée par le Chinese Center for Contemporary World Studies (CCCWS), le gouvernement de la ville de Shenzhen et l’Université Fudan de Shanghai. L’Association internationale de la Nouvelle Route de la soie a été fondée et la Déclaration de Shanghai a été divulguée.


Les invités visitèrent en outre Pékin, Chong­qing et le district Dazu dans la province de Sichuan. Shenzhen est le centre de la production de téléphones portables et a, avec ses 13 millions d’habitants, une population presqu’aussi grande que Hongkong. Les visiteurs furent accueillis par une représentation du gouvernement, par des politiciens et des scientifiques de Pékin.


J’ai appris que Chongqing est la plus grande ville de Chine. Elle est située au bord du fleuve Yangzi, a 33 millions d’habitants, produit chaque année 3 millions de voitures et 55 millions d’ordinateurs portables. Elle joue un rôle central pour la relation de la Chine centrale vers l’est en direction de l’Océan pacifique et vers l’Asie du Sud-Est, et vers l’ouest en direction de l’Asie centrale, la région de Volgograd en Russie et l’Europe centrale. Les présidents chinois et russe, Xi Jinping et Vladimir Poutine soutiennent particulièrement cette relation entre Chongqing et Volgograd.


La Route de la soie est un projet d’envergure mondiale pluridimensionnel, ayant pour but la modernisation et l’intensification du partenariat financier entre la Chine, l’Asie, l’Afrique et toute l’Europe. Ceci permet l’évolution économique tout le long de l’immense ceinture de la nouvelle Route de la soie et intensifie la collaboration culturelle, instaure la compréhension et la confiance mutuelle entre les Etats et les civilisations. Pour la réaliser, il est nécessaire de construire ou de moderniser les routes, les chemins de fer, les installations pour les transports maritimes, le réseau aérien, les systèmes énergétiques et de communication, la production industrielle et agroalimentaire. Environ 900 milliards de dollars de fonds chinois sont nécessaires. L’UE devrait contribuer 315 milliards de dollars en plus pour assurer le plein succès du projet. Cependant, selon certaines sources, l’UE ne serait en mesure d’assurer actuellement que 60 milliards et a demandé le reste du montant à la Chine. Pour le moment, les Etats-Unis ne semblent pas vouloir participer ou soutenir cette initiative chinoise pour la nouvelle Route de la soie.


Les Etats-Unis n’ont pas adhéré à la Banque asiatique d’investissement pour les infrastructures, en réalité d’origine chinoise, (Asian Infrastructure Investment Bank – AIIB) malgré le fait que cette banque ait attiré déjà plus de 60 pays qui en sont membres, y compris les plus proches alliés des Etats-Unis en Europe, telle la Grande-Bretagne. Par contre, on croit observer que les Etats-Unis tentent de rassembler tous les pays de l’espace asiatique et pacifique, ayant pour une raison ou une autre une tendance à hésiter à collaborer avec la Chine ou bien ayant des conflits avec elle. Ainsi, les Etats-Unis tentent de créer un contrepoids à cette initiative chinoise ou même de la bloquer. Washington n’est guère ravi de la participation de l’Union européenne à la Banque asiatique d’investissement pour les infrastructures. Pour cette raison, les Américains multiplient leurs efforts pour pousser Bruxelles à accepter le TTIP aussi rapidement que possible et à mettre cet accord de libre-échange transatlantique en vigueur. C’est une sorte de course de la vie à la mort, pas seulement entre adversaires, mais également entre pays habituellement alliés. Pour certains pays, cela s’explique en raison de causes économiques, pour d’autres en raison de causes géopolitiques.

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Outre l’UE, adhérente à cette initiative notamment pour des raisons économiques, il s’est formé, il y a trois ans, le groupe «Chine plus 16» pour soutenir les intérêts des pays d’Europe centrale et du Sud-Est au sein de cette initiative. Pour le moment, la Chine a mis à disposition 10 milliards de dollars à ce groupe particulier pour divers projets d’infrastructure. La Serbie devrait obtenir 1,5 milliard de dollars, ce qui attribue une certaine importance à ce pays. Une partie de ce montant a déjà été investie dans la construction de deux ponts – l’un sur le Danube, l’autre sur la Sava. Le reste est réservé à la modernisation de la voie ferroviaire entre Belgrade et Budapest. Ce n’est que le début de la modernisation du «corridor européen no 10» qui reliera les ports de Pirée et de Thessaloniki en Grèce avec l’Europe centrale et septentrionale.


La Chine a également entrepris la construction d’une autoroute entre Belgrade et Bar (situé au Monténégro sur la côte adriatique), et le projet thermoélectrique «Obrenovac II». Simultanément, des négociations sont en cours pour la construction d’un parc industriel dans une zone franche, qui sera le premier projet de ce type dans cette partie de l’Europe. Dans tous les projets serbo-chinois, il est prévu de respecter méticuleusement les normes européennes élevées de la protection de l’environnement. Certains participants de la Conférence de Shenzhen ont souligné l’importance de relier les «trois mers», donc la mer Adriatique, la mer Noire et la mer Baltique. Pour ce faire, la voie navigable du Danube sera améliorée et modernisée.


L’initiative de la Nouvelle Route de la soie (en bref: «Une ceinture – une Route») tout juste lancée, il y a quatre ans, comprend déjà dans son projet, le long de cette ceinture, 75 zones franches avec des parcs industriels dans 35 pays. Environ 950'000 personnes ont trouvé un emploi et ces activités ont rapporté jusqu’à présent plus de 100 milliards de dollars de recettes fiscales aux pays participants. S’y ajoutent de nouvelles autoroutes, des lignes de chemins de fer, des ports et des ponts. C’est donc un début prometteur pour cette initiative «Nouvelle Route de la soie», malgré la misère du reste de l’économie mondiale.    •
(Traduction Horizons et débats)

 

Terroristes en Chine et en Syrie

«Un rôle-clé dans l’initiative de la nouvelle Route de la soie doit être attribué à l’actuelle région autonome ouïgoure du Xinjiang où passaient autrefois deux des anciennes voies commerciales les plus importantes au nord et au sud du désert du Taklamakan. […] Depuis les années 1990, il y a constamment des troubles au Xinjiang et des attaques terroristes visant les Chinois Han vivant dans la région. Bien qu’il y ait depuis l’époque des Han, des Chinois ethniques vivant au Xinjiang – dont la part de la population n’a guère changé depuis le début du XIXe siècle – et bien que la République populaire de Chine ait une des lois sur les minorités les plus progressistes du monde, il reste une petite partie des Ouïgoures percevant la politique chinoise comme une menace pour leur ethnie et aspirant donc à un Etat indépendant. […] Le Mouvement islamique du Turkestan oriental (MITO), fondé par des terroristes ouïghours, a revendiqué la responsabilité de plusieurs attentats au Xinjiang et dans d’autres parties de la Chine. Il n’aspire pas seulement à l’indépendance du Xinjiang, mais également à l’installation d’un califat d’Asie centrale. Aux services de quels pouvoirs se trouve le MITO, relève de plusieurs circonstances intéressantes: après les attaques contre le World Trade Center de New York le 11 septembre 2001, il fut placé sur la liste des groupes terroristes par les Etats-Unis et en fut à nouveau biffé en 2004. Aujourd’hui, les unités du MITO se battent aux côtés des groupes terroristes en Syrie. Comme d’autres forces anti-syriennes, le MITO profite du soutien de la Turquie. C’est ainsi que la ville de Jisr al-Choghour, près de la frontière turque entre Idleb et Lattaquié, a été colonisée à l’aide des services de sécurité turques après sa ‹libération› des Ouïghours exilés – beaucoup d’entre eux étant venus de la Turquie – et sert depuis de camp d’entraînement pour le MITO».

Extrait de Hannes A. Fellner: «Handel statt Krieg». In: junge Welt du 7/3/16

«Coopération internationale pacifique au bénéfice de toutes les parties concernées»

«Ce n’est donc pas un hasard si le gouvernement chinois actuel utilise pour son initiative le nom de ‹Route de la soie›. Pour la République populaire, il est synonyme, en tant que paradigme – dans l’esprit de la stratégie chinoise du soft power –, pour un échange économique et culturel, basé sur la coopération internationale pacifique au bénéfice de toutes les parties concernées. L’initiative «une ceinture – une route» vise d’abord à l’intégration, dans une zone économique commune, des pays et régions limitrophes à l’ancienne Route de la soie (Chine, Afghanistan, nord de l’Inde et du Pakistan, Tadjikistan, Kazakhstan, Kirghizistan, Ouzbékistan, Turkménistan, nord de l’Iran, Irak, Syrie). La procédure est de développer les infrastructures, de simplifier et d’intensifier le commerce et de renforcer les contacts culturels. Le plan prévoit, entre autre, la construction de lignes de chemins de fer pour les trains à grande vitesse d’une longueur de 80?000 kilomètres.»

Extrait de Hannes A. Feller: «Handel statt Krieg». In: junge Welt du 7/3/16

Les États-Unis accélèrent leur encerclement militaire de la Chine

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Les États-Unis accélèrent leur encerclement militaire de la Chine

Auteur : Peter Symonds
Ex: http://zejournal.mobi

Les États-Unis et les Philippines ont annoncé vendredi dernier que cinq des bases militaires du pays seraient ouvertes aux forces américaines en vertu de l’Accord de la coopération renforcée de défense (EDCA). La mise en œuvre de l’accord sur les bases militaires aux Philippines n’est qu’un des composants de l’accélération du renforcement militaire des États-Unis dans la région Indo-Pacifique dans le cadre de l’encerclement et des préparatifs de guerre contre la Chine.

Les deux pays ont signé l’accord EDCA en 2014, mais la Cour suprême des Philippines vient seulement de rejeter les contestations judiciaires à l’accord en janvier. L’annonce de la semaine dernière faisait suite à deux jours de discussions de haut niveau à Washington autour d’une offre par l’administration philippine faite en février pour rendre huit bases militaires disponibles aux militaires américaines.

Les cinq « lieux convenus » comprennent la base militaire aérienne Antonio Bautista, sur l’île de Palawan, directement adjacente aux îles contestées de Spratley dans la mer de Chine méridionale. Au cours de la dernière année, Washington a considérablement accru les tensions avec Pékin, en dénonçant ses activités de remblaiement dans les îles et la « militarisation » de la mer de Chine méridionale. En octobre dernier et à nouveau en janvier, les destroyers de la marine des États-Unis ont directement contesté les revendications maritimes chinoises par intrusion dans la limite territoriale de 12 milles marins autour des îlots administrés par la Chine.

L’armée américaine aura également accès à la base aérienne de Basa au nord de Manille, le Fort Magsaysay (une base militaire énorme), la base aérienne de Lumbia au Cebu et la base aérienne de Mactan-Benito Ebuen à Mindanao. Le Secrétaire à la Défense américain, Ashton Carter, doit se rendre à Manille le mois prochain pour finaliser les arrangements. Cependant, l’ambassadeur américain aux Philippines, Philip Goldberg, a déclaré aux médias qu’il s’attendait à ce que le mouvement initial des fournitures et du personnel commence « très bientôt. » Le Congrès américain a mis de côté 66 millions de dollars pour la construction d’installations militaires aux Philippines.

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Pékin a condamné la nouvelle entente sur les bases militaires et a mis en garde contre le risque de conflit. Un commentaire publié samedi par l’agence de presse Xinhua appartenant à l’État a accusé Washington de « troubler les eaux de la mer de Chine méridionale et de faire de l’Asie-Pacifique un second Moyen-Orient. » Le lundi, le porte-parole du ministère des Affaires étrangères Hua Chunying a souligné l’hypocrisie des États-Unis, accusant la Chine de « militariser » la mer de Chine méridionale, en criant : « n’est-ce pas ce genre de renforcement continu des déploiements militaires en mer de Chine méridionale et dans les régions avoisinantes qu’ils considéraient comme de la militarisation ? »

Au moment où les États-Unis se préparaient à redéployer les forces militaires dans leur ancienne colonie, le général Dennis Via, chef du Materiel Command de l’armée américaine, a révélé aux médias la semaine dernière que Washington avait obtenu d’autres accords sur des bases militaires en Asie, dont le Vietnam, le Cambodge et d’autres pays qui n’ont pas été nommés. En vertu de ces accords, l’armée américaine sera en mesure de stocker des équipements pour permettre à ses troupes d’être déployées plus rapidement dans la région.

Via a souligné que les « ensembles d’activités » seraient axés sur les opérations de faible intensité telles que les exercices multinationaux de formation et les opérations de secours. « Nous regardons, par exemple, vers le Cambodge pour le placement d’un hôpital de soutien au combat », a-t-il dit.

Les assurances qu’une présence militaire américaine sera bénigne sont sans valeur. Comme aux Philippines, le Pentagone avance avec précaution afin de ne pas enflammer immédiatement une opposition à une présence militaire étrangère. Dans le cas du Cambodge et du Vietnam, la mort et la destruction causées dans les deux pays par la guerre néocoloniale de Washington dans les années 1960 et 1970 sont profondément gravées dans la conscience populaire.

Washington a déjà noué des relations plus étroites diplomatiques, économiques et militaires avec le régime vietnamien, y compris le soutien de sa position plus agressive dans ses différends avec la Chine en mer de Chine méridionale. Les États-Unis ont levé l’embargo sur la vente d’armes au Vietnam, ont mené des exercices militaires conjoints et cherchent un meilleur accès aux installations portuaires. Toutefois, le placement des fournitures de l’armée américaine à l’intérieur du Vietnam pour la première fois depuis que les troupes américaines ont été contraintes de se retirer en 1975 marque un tournant dans la collaboration du régime avec l’impérialisme américain.

Beijing sera encore plus préoccupé par la décision du Cambodge d’accueillir des équipements militaires américains. Le régime cambodgien a des liens étroits avec la Chine et a tenté de bloquer les efforts américains visant à faire pression sur l’Association des nations de l’Asie du Sud-Est (ANASE) pour qu’elle prenne une position plus conflictuelle contre la Chine sur la mer de Chine méridionale. Néanmoins, les États-Unis ont développé des liens de défense avec le Cambodge depuis 2006. Ceux-ci comprennent un peu d’entraînement, des droits de faire escale, et des exercices conjoints. Washington a également exploité l’Initiative du sud du Mékong (LMI) afin d’enfoncer un coin entre d’une part le Cambodge, le Vietnam, le Laos et la Thaïlande, et de l’autre, la Chine qui construit des barrages sur le cours supérieur du fleuve Mékong.

Les accords de bases militaires les plus récents avec les Philippines, le Vietnam et le Cambodge viennent conforter le stationnement des navires de combat côtier de la marine des États-Unis à Singapour et la collaboration militaire plus étroite avec l’Indonésie et la Malaisie. L’expansion rapide de la présence militaire américaine en Asie du Sud-Est va de pair avec la restructuration des bases militaires américaines permanentes en Corée du Sud, au Japon et à Guam, la mise à niveau du partenariat stratégique des États-Unis avec l’Inde, et les préparatifs du stationnement de bombardiers stratégiques de longue portée dans le nord de l’Australie.

Ce renforcement militaire de la part des États-Unis fait partie du « pivot vers l’Asie » que l’Administration Obama avait annoncé officiellement en 2011, une stratégie globale diplomatique, économique et militaire visant à subordonner la Chine aux intérêts de Washington. Le « pivot » a considérablement enflammé les poudrières potentielles de la guerre dans toute la région, et en particulier à travers ses activités provocatrices dans la mer de Chine méridionale.

À Canberra la semaine dernière, l’amiral Scott Swift, commandant de la Flotte du Pacifique des États-Unis, a lancé une autre bordée contre la Chine, déclarant que « la liberté des mers » était « de plus en plus vulnérable à une résurgence menée par un état du principe que la force fait le droit. » Il a déclaré qu’il était troublé par « les signes indéniables de militarisation dans certaines parties de la région, sans précédent par leur étendue et leur échelle. »

Le cynisme de ces déclarations ne connaît aucune limite. La marine américaine a non seulement réalisé deux opérations de « liberté de navigation » dans les eaux territoriales revendiquées par la Chine, mais aussi, plus tôt ce mois-ci, elle a envoyé le porte-avions nucléaire, le USS John C Stennis, avec son groupe d’attaque associé, en mer de Chine méridionale pendant quatre jours d’exercices et de patrouilles. Au cours du dernier quart de siècle, les États-Unis sont passés outre et ont foulé aux pieds le droit international sur la base de « la force fait le droit » en se livrant à une succession continue de guerres, interventions militaires et provocations.

Maintenant, Washington se prépare à la guerre à une échelle encore plus terrible avec la Chine en mettant les pays de la région sous pression afin de les faire rentrer dans les rangs. La visite de Swift à Canberra coïncide avec une campagne concertée pour faire pression sur le gouvernement australien pour monter sa propre opération « liberté de navigation » dans la mer de Chine méridionale – un exercice militaire téméraire qui implique toujours le risque d’une erreur de calcul ou une erreur déclenchant un conflit plus large.


- Source : WSWS

samedi, 05 mars 2016

La Chine en action: vers la chute du dollar

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La Chine en action: vers la chute du dollar

Auran Derien, enseignant

Ex: http://metamag.fr

Pour un monde dé-dollarisé

Depuis le début de 2016, la Banque Centrale de Chine a mis en fonctionnement un système interbancaire de ventes et d’achats d’or. Deux institutions, filiales de la Banque Centrale, se partagent les responsabilités.

Le marché interne de l’or est sous la responsabilité de la Shanghai Gold Exchange (SGE) ; le marché interbancaire est administré par le China Foreign Exchange Trading System (CFETS). Si on sait que la Chine est le principal pays détenteur d’or dans le monde, la quantité exacte n’en est pas connue, de sorte que les nouvelles institutions vont améliorer la liquidité interbancaire de l’or tout en favorisant la création de nouveaux marchés pour le métal.

Jusqu’alors, les banques chinoises ne pouvaient négocier de l’or entre elles. Chacune avait seulement la possibilité d’acheter du métal au Shanghai Gold Exchange, institution monopolistique par laquelle passaient toutes les demandes. Désormais, dix banques vont intervenir sur deux niveaux. Quatre banques, associées au groupe Australia and New Zealand Banking group (ANZ) feront fonctionner le marché primaire. Six autres banques participeront à un marché secondaire. Il est toujours interdit d’exporter de l’or mais en même temps la Banque Centrale en achète en moyenne 20 tonnes chaque mois depuis 2015.

Fin de la confiance dans le dollar

De telles manœuvres renforcent l’analyse selon laquelle les gens civilisés de par le monde se lassent des transactions liées au dollar. Depuis 2014, les contrats entre la Chine et la Russie ont éliminé l’usage du dollar. Les Chinois ont réduit leurs énormes réserves de cette monnaie en achetant, à travers le monde, des actifs de toutes sortes. Ils se paient l’Europe, notamment les entreprises utilisant une technologie qui les intéresse, tant en France qu’en Allemagne.

De plus, en France ils cherchent à installer une tête de pont à partir de laquelle déverser leurs produits sur toute l’Europe, bénéficiant d’une part des mêmes avantages que les multinationales (pas d’impôts, etc.), d’autre part en utilisant le label “made in France” sur l’essentiel de leur production importée qu’ils revendraient dans le monde comme si elle était locale. La City de Londres, depuis octobre 2014, coopère avec la Chine pour émettre des obligations libellées en Renminbi, et de nouvelles institutions bancaires, telles la Banque Asiatique d’Investissement pour les Infrastructures (AIIB) vont permettre à divers pays de s’éloigner peu à peu des voyous de la Banque Mondiale.

On peut donc déduire que les Chinois veulent garder une porte de sortie au cas très probable où les bulles gigantesques construites par la finance globalitaire se dégonfleraient plus ou moins rapidement. L’or serait une base de négociation monétaire face à l’incertitude qui suivrait la chute du dollar ou de l’Euro. Les titres publics américains sont déjà considérés comme sans valeur car Janet Yellen, qui parle au nom de la Réserve Fédérale américaine prétend que les taux d’intérêt seront maintenus ou augmentés alors que chacun constate le délabrement de l’économie américaine et de l’occident en général. Tout y est faux, mensonger ; ce spectacle incarne parfaitement la révélation monothéiste : le réel n’existe pas, seule la parole  doit s’imposer ici, les indices officiels trafiqués.

Dans une situation de déliquescence de l’économie occidentale et de perte de prestige des financiers transcendentaux, l’or retrouvera la fonction qu’il eut depuis l’origine du monde : être une référence, un soutien, une forme de richesse. La Chine, achetant de l’or, se sépare de dollars pourris tout en laissant se dévaluer sa monnaie car toutes les monnaies se dévaluent au temps de la création monétaire débridée imposée par la finance mondialiste. Mais le mécanisme est innovateur. Le prix de l’or est déterminé en yuans, il existe un commerce interbancaire pour le métal, de sorte que le yuan dispose d’une cotation “absolue” en or, indépendante de celle en dollar. Les changes flexibles demeurent puisqu’il n’est pas possible aujoud’hui de fixer des règles équitables pour le système monétaire international. Reste que le prix du yuan en or est un meilleur indice de la valeur du yuan que le cours du yuan en dollar.

Stimuler les exportations en changeant les flux

Cette nouvelle chinoiserie entre aussi en concurrence avec une institution dépendant des démons financiers de Londres. Le pouvoir financier a toujours voulu le monopole de l’émission de monnaie. La Chine offre une alternative : le prix de l’or en renmibi plutôt que celui fixé à Londres en dollars. Selon la logique de l’arbitrage, il pourrait en résulter assez rapidement un transfert des transactions vers la Chine qui, offrant un meilleur taux, inciterait la plupart des agents à vendre leur or contre yuans. L’expansion du yuan permettrait d’acheter plus de biens et services et donc, peu à peu, stimulerait le commerce extérieur chinois.

Le « goldman sachs » a testé sa capacité de nuisance le 16 février de cette année en attaquant le prix de l’or et en reprenant son discours éculé sur le manque d’avenir d’un métal que par ailleurs ils achètent systématiquement. Le système bancaire des « criminels en col blanc » promeut une escroquerie permanente, les certificats d’or (un bout de papier) aussi bons que l’or physique. Cette petite crapulerie touchera à sa fin si le système chinois fonctionne bien, permettant l’achat / vente d’or physique plutôt que les confettis papier de goldman sachs et cie.

La guerre monétaire fondée sur la création ex nihilo va-t-elle finalement favoriser la Chine dont la monnaie est désormais liée au cours de l’or que les démons de Londres ne seront plus les seuls à déterminer selon leurs intérêts ?

Chacun espère que la voie vers la dé-dollarisation du monde soit sans retour et que ceux qui ont créé cette arme de destruction massive cesseront peu à peu de nuire.