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jeudi, 20 novembre 2014

GEOPOLÍTICA ESPAÑOLA

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GEOPOLÍTICA ESPAÑOLA

 
 
Por Manuel Fernández Espinosa
Ex: http://movimientoraigambren.blogspot.com
 
 
El presente texto, con el mismo título, encontró su primera publicación en la Revista Arbil, nº 107. Algunos años han pasado desde su publicación, sin embargo el autor lo presenta en RAIGAMBRE tal y como fue publicado. Un tema tan extenso siempre puede ser objeto de análisis más profundos y amplio: daría para un libro. Sin embargo, de lo que aquí está dicho el autor lo único que considera prescindible es la que hoy considera excesiva atención a las ideas rocambolescas de Valle-Inclán, muy parecidas -por cierto- a lo que algunos arbitristas de nuestra tradición sostenían. Y juzga que faltaría un ahondamiento en Yanguas Messía, de cuyo pensamiento muy poco se sabe.
 
 
Antecedentes geopolíticos en España: Ángel Ganivet,
Yanguas Messía y

Valle-Inclán
 
 
El sueco Rudolf Kjellen (1864-1922) acuñó el término "geopolítica", pero esta ciencia había sido llamada con anterioridad "geografía política" y sus desarrollos más rigurosos se debieron principalmente a las especulaciones del inglés sir Halford McKinder (1861-1947). El término se importó posteriormente a la Europa continental merced a los oficios del profesor alemán Karl Haushofer (1869-1946) y el nazismo, por último, desacreditaría la geopolítica al adoptar Adolf Hitler los conceptos imperialistas de Haushofer. Hitler que trató de hacer realidad las líneas que teóricamente había trazado Haushofer. El nacionalsocialismo integraría los sueños que el viejo general y profesor alemán había abrigado sobre la fundación de un Reich de mil años que ampliaría sus fronteras sobre un territorio vastísimo a costa de los territorios del Este de Europa. El tan implacable como hadario expansionismo que la Alemania hitleriana ejecutó hacia el Este haría saltar Europa por los aires en una segunda conflagración mundial que supuso, como Hitler predijo, la fragmentación del talasocrático Imperio británico.
 

Felipe II y enemigos.gif

 
No sólo el Imperio de Su Graciosa Majestad sucumbiría. Después del tan cacareado triunfo de las democracias, vino el reflujo de las antiguas colonias sobre las otrora metrópolis. Después de retirarse de la política, el General Charles De Gaulle se instaló en un pequeño pueblecito francés que en español pudiéramos llamar Colombey-Las-Dos-Iglesias. Francia estaba experimentando ya por aquellos años un alarmante crecimiento de la inmigración musulmana que llevó a decir al gran estadista galo: "No es inimaginable que Colombey-las-Dos-Iglesias se transforme en Colombey-las-Dos-Mezquitas". El filósofo rumano afincado en París, E. M. Cioran, parafrasearía esta cita de De Gaulle, expresando en una entrevista a Fernando Savater uno de sus negros augurios: "Mire, -le dijo Cioran a Savater- la realidad es que Francia, por ejemplo, se siente invadida. Hace tiempo me atreví a hacer una profecía: dije que dentro de cincuenta años la catedral de Notre-Dame sería una mezquita." Siempre que leo esta cita de Cioran, resuena en mí el eco de un poema de Gerard de Nerval: "Notre-Dame est bien vieille; on la verra peut-être/Enterre cependant Paris qu'elle a vu naître;" [Notre-Dame es muy vetusta: tal vez se la verá/Sepultar el París que ella ha visto nacer". Pero no es sólo la capital gala, la romana Lutecia, la que está amenazada.
 
El desenlace de la II Guerra Mundial granjeó a la geopolítica una pésima fama debido al más arriba referido intento hitleriano de realizar las teorías de Haushofer, pero la Geopolítica puede aspirar a convertirse en una ciencia tanto más urgente en cuanto que estamos asistiendo a unos movimientos migratorios que están poniendo en tela de juicio las identidades de las naciones históricas, desdibujando la fisionomía de nuestra Patria y sus pueblos, así como el resto de naciones europeas.
 
Aunque Haushofer popularizó el término "geopolítica" no cabe duda que fue McKinder el "padre de la geopolítica", convirtiéndose su modelo básico en punto de partida para todas las demás especulaciones que a partir de él se hicieron en este campo. Su acierto fue saber delimitar y comprender determinadas leyes objetivas de la historia política, geográfica y económica de la humanidad.
 
Según nuestro contemporáneo, el geopolítico ruso Alexander Dugin: "La esencia de la doctrina geopolítica podría reducirse a los siguientes principios. Dentro de la historia planetaria existen dos visiones enfrentadas y competidoras sobre la colonización de la superficie de la Tierra: el enfoque "terrestre" y el enfoque "marítimo". La elección de uno de ellos depende de la orientación ("terrestre" o "marítima") que siguen unos u otros estados, pueblos o naciones. Su conciencia histórica, su política interior o exterior, su psicología, su visión del mundo se forman siguiendo unas reglas determinadas. Teniendo en cuenta dicha particularidad, se puede hablar perfectamente de una visión del mundo "terrestre", "continental" o incluso "esteparia" (la "estepa" es "tierra" en su estado puro ideal) y de una visión del mundo "marítima", "insular", "oceánica" o "acuática". Señalemos de paso que los primeros indicios de semejante enfoque los encontramos en las obras de los eslavófilos rusos Jomiakov y Kireévski."
 
Antecedentes geopolíticos en España.
 
Haciendo por ahora caso omiso a los avatares históricos de la "geopolítica" en el sentido más riguroso y estricto, podríamos empezar diciendo que la geopolítica es, y debe ser, ante todo un conocimiento propio. (No en balde el "Conócete a tí mismo" es el principio de todo conocimiento.)
España tuvo sus propios conatos geopolíticos avant la lettré, algunos de los cuales, los más destacados, vamos a considerar: el primer bosquejo geopolítico podemos decir que fue trazado por Isabel la Católica en su testamento, custodiado por el Cardenal Cisneros de feliz memoria. Concluida para bien nuestra reconquista había que saltar el estrecho de Gibraltar y anular la amenaza afroislámica, pero en el ínterim se descubrió un mundo y los españoles nos lanzamos sobre él. Poco después el veterano soldado y poeta Francisco de Aldana (muerto en 1578) advirtió nuevamente la amenaza africana, trazando en octavas reales sus negros presagios. El poeta y soldado de Felipe II, el bravo español de Extremadura que cayó en la batalla de Alcazarquivir desapareciendo con el Rey Don Sebastián de Portugal, escribió antes de su partida estas octavas reales a Felipe II:
 
"Mas quiero proponer que no suceda
(así lo quiera Dios) esto que digo;
harto trabajo de pasar nos queda
en que a nosotros baje el enemigo.
Para poder llegar ¿quién se lo veda?,
pues África le da seguro abrigo,
adonde trabarán, por mar y tierra,
con tus puertas de allá temprana guerra.
Entonces la morisma que está dentro
de nuestra España temo que a la clara
ha de salir con belicoso encuentro,
haciendo junta y pública algazara,
y al mismo punto el aquitáneo centro
volver, de Francia, la enemiga cara,
bajando el Pirineo, aunque no sea
a más que a divertir nuestra pelea."
 
En "El Criticón", Baltasar Gracián nos ofrece algunos pasajes muy significativos sobre el carácter de los pueblos y la influencia que los paisajes ejercen sobre el natural de los hombres que los pueblan. "-¿No te parece [España] muy seca, y que de ahí les viene a los españoles aquella su sequedad de condición y melancólica gravedad?". "-¿No te parace que [España] es muy montuosa y aun por eso poco fértil?". "-Está muy despoblada". "-Está aislada entre ambos mares". Y si está "muy apartada del comercio de las demás...", a Gracián le parece que "Aun había de estarlo más, pues todos la buscan y la chupan lo mejor que tiene". Según Gracián, los españoles "tienen tales virtudes como si no tuviesen vicios, y tienen tales vicios como si no tuviesen tan relevantes virtudes".
 
El perfil del español nos lo traza así: Los españoles somos bizarros, "pero de ahí les nace el ser altivos. Son muy juiciosos, no tan ingeniosos; son valientes, pero tardos; son leones, mas con cuartanas; muy generosos, y aun perdidos; parcos en el comer y sobrios en el beber, pero superfluos en el vestir; abrazan todos los estranjeros, pero no estiman los propios; no son muy crecidos de cuerpo, pero de grande ánimo; son poco apasionados por su patria, y trasplantados son mejores; son muy allegados a la razón, pero arrimados a su dictamen; no son muy devotos, pero tenaces de su religión. Y absolutamente es la primer nación de Europa: odiada, porque envidiada".
 
En fin, para Gracián, "hay genio común en las naciones". Y cuando sus personajes, Andrenio y Critilo, cruzan el Pirineo para adentrarse en Francia: "Admiraron con observación aquellas gigantes murallas con que la atenta naturaleza afectó dividir estas dos primeras provincias de la Europa, a España de la Francia, fortificando la una contra la otra con murallas de rigores, dejándolas tan distantes en lo político cuando tan confinantes en lo material".
 
Estos primeros ensayos se verán transformados a finales del siglo XIX en teorías geopolíticas sobre España, en lo interior tanto como en lo exterior, un poco más sólidas.
 
Ángel Ganivet y la apología de los crustáceos.
 
José_Ruiz_de_Almodóvar.Retrato_de_Angel_Ganivet.1.jpgNacido en Granada el 13 de noviembre de 1865, hijo de Francisco Ganivet Morcillo y Ángeles García de Lara y Siles, a la muerte de su padre en 1875 Ángel Ganivet tuvo que abandonar los estudios, para trabajar como escribiente en una notaría, pero 1880 su jefe le animó a reanudar su educación en el Instituto. En 1885 sacó su Bachillerato con matrícula de honor en todas las asignaturas. En el Instituto de Granada se interesa por las obras de Lope de Vega y empieza a leer a Séneca. Se licencia en Filosofía y Letras en la Universidad de Granada en 1888 y, dos años más tarde, termina la carrera de Derecho.
 
Pasa a Madrid para cursar el doctorado en Letras y se presenta a las oposiciones al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios que ganó, siendo destinado a la Biblioteca del Ministerio de Fomento. Su tesis "Importancia de la lengua sánscrita y servicios que su estudio ha prestado a la ciencia del lenguaje en general y a la gramática comparada en particular" obtuvo el premio extraordinario del doctorado, después de haber sido rechazada por Nicolás Salmerón su primera tesis "España filosófica contemporánea".
 
Frecuentó el Ateneo y, aburrido de su profesión como archivero, intentó hacerse con la cátedra de Griego en la Universidad de Granada. Y conoció a Miguel de Unamuno. En junio de 1892 fue nombrado vicecónsul en Amberes. Residió en Amberes hasta finales de 1895 hasta que se le destinó a Helsingfors (actual Helsinki). Desde Finlandia escribe sus "Cartas finlandesas" (1897) que remite a la "Cofradía del Avellano", grupo intelectual que había sido fundado en Granada. Las cartas de Ganivet se publicaron en "El Defensor de Granada".
 
En Bélgica había conocido la civilización industrial que le pareció repugnante, como el capitalismo moderno que con ella emergía, por lo que adoptó actitudes antidemocráticas que le llevaron al rechazo del socialismo, el liberalismo, la industrialización, el mercantilismo y la técnica. En Bélgica también se preocupa del colonialismo europeo en África, que le lleva a escribir entre 1893 y 1895 la novela "La conquista del reino de Maya, por el último conquistador español Pío Cid".
 
Ganivet se traslada en agosto de 1898 a Riga gravemente enfermo, y el 29 de noviembre de 1898 se suicida, arrojándose al río Dwina.
 
En su "Idearium español" Ganivet se aparta del expansionismo, marginándose del contexto de la época cuando las naciones europeas se habían lanzado frenéticas a la conquista imperialista y colonización del mundo que terminaría confrontándolas trágicamente en la Gran Guerra.
 
La tesis de Ganivet se cifra en "Noli foras ire, in interiore Hispaniae habita veritas" (No vayas fuera, en el interior de España habita la verdad).
 
Podríamos aventurar que esta idea fuerza ganivetiana puede ser no otra cosa que la versión laica de la misma idea del integrismo nocedaliano que se expresó en aquella frase que se hizo famosa: "Ya que no podemos encerrar dentro de sí misma a España para que se salve del universal cataclismo, encerrémonos nosotros dentro de nosotros mismos, no para rechazar a nadie, pero para no transigir con ideas, soluciones, con nada que sea contrario, ni siquiera sospechoso, a nuestros principios, cada vez más intransigentes, es decir, cada vez más firmes en nuestros principios" (Ramón Nocedal y Romea, "Discurso en el Palacio de Ciencias de Barcelona", 20 de noviembre de 1892). No se ha indicado la significativa coincidencia que en algunos puntos muestra el pensamiento ganivetiano con el integrismo nocedaliano.
 
Ganivet es tanto o más elocuente que Nocedal, y cuando lanza su tesis no cree que sea valedera tan sólo para un grupo de personas partidarias de una concepción determianda del mundo, sino que la ofrece con el convencimiento de que esa idea de "interiorizarse" y "enclaustrarse" es válida para toda una nación, la española: "Hay que cerrar con cerrojos, llaves y candados todas las puertas por donde el espíritu español se escapó de España para derramarse por los cuatro puntos del horizonte...". Para él la solución consiste en "la concentración de todas nuestras energías dentro de nuestro territorio".
 
Para Ganivet, España es "por esencia, porque así lo exige el espíritu de su territorio, un pueblo guerrero, no un pueblo militar". No son expresiones sinónimas; el "espíritu militar" (que no es el español) está en la sociedad y es un esfuerzo de organización, mientras que el "espíritu guerrero" (el genuinamente español) está en el individuo y "es un esfuerzo contra la organización".
 
El "espíritu territorial" es concebido por Ganivet como algo constante que por las condiciones geográficas determina el carácter del pueblo que tiene su solar y asiento en ese territorio, "lo exige el espíritu de su territorio". Hay pueblos continentales (Francia), pueblos insulares (Inglaterra o Japón) y pueblos peninsulares (España). En los pueblos continentales lo característico es la resistencia, en los peninsulares la independencia, y en los insulares la agresión.
 
"España -dice Ganivet- es una península, o con más rigor, "la península", porque no hay península que se acerque más a ser isla que la nuestra. Los Pirineos son un istmo y una muralla; no impiden las invasiones, pero nos aíslan y nos permiten conservar nuestro carácter independiente... somos una "casa con dos puertas", y, por lo tanto, "mala de guardar", y como nuestro partido constante fue dejarlas abiertas, por temor de que las fuerzas dedicadas a vigilarlas se volviesen contra nosotros mismos, nuestro país se convirtió en una especie de parque internacional, donde todos los pueblos y razas han venido a distraerse cuando les ha parecido oportuno; nuestra historia es una serie inacabable de invasiones y de expulsiones, una guerra permanente de independencia".
 
La posición geográfica de España la hace fácilmente expugnable. Según Ganivet, "la tendencia natural de Castilla era la prosecución en el suelo africano de la lucha contra el poder musulmán, del que entonces podían temerse aún reacciones ofensivas". La fatalidad quiso que nos encontráramos un continente, el que descubrió sin saberlo Cristóbal Colón, esos territorios del Nuevo Mundo atrajeron "las fuerzas que debieron ir contra África". En ese sentido, Oswald Spengler pensaba que la conquista de América por españoles y portugueses dejó exhausta a la pensínsula, pues "un torrente de hombres, con sangre nórdica, se vierte hacia América". No hay que olvidar que en la consideración de Spengler obran prejuicios racistas que no podemos consentir. Estamos lejos de pensar que lo que quedó en la península, tras la población de América, fue una masa humana que había perdurado a través de celtas, romanos y sarracenos de peor estofa que la que marchó.
 
Para seguir con Ganivet, diremos que el granadino sostenía que el "espíritu territorial" de España es el que ha modelado al español como un "pueblo guerrero" y no como un "pueblo militar", lo hemos dicho más arriba. Los españoles siempre hemos estado prestos a unirnos para dar combate al invasor pero de un modo más espontáneo que organizado. Tanto en la lucha por nuestra independencia desde Numancia hasta el 2 de mayo de 1808, como en las conquistas americanas el pueblo español ha mostrado ser un pueblo de guerreros y guerrilleros que secundan con devota fidelidad ibérica a Viriato y al Cid Campeador. "Para nuestras empresas en América no fue necesario cambiar nada, y los conquistadores, en cuanto hombres de armas, fueron legítimos guerrilleros, lo mismo los más bajos que los más altos, sin exceptuar a Hernán Cortés". El pueblo español no se organiza, es "un pueblo que lucha sin organización". Remedando a Ernst Jünger, podríamos decir que el anarquismo echó raíces en España por la íntima constitución del hombre ibérico que, antes que anarquista podríamos decir que es un anarca a la manera jungueriana.
 
Esa falta de capacidad organizativa constituye un punto débil, y a su vez un punto fuerte. Pero el punto más fuerte es nuestro autoconocimiento: "El peninsular conoce asismismo cuál es el punto débil de su territorio, porque por él ha visto entrar siempre a los invasores; pero como su espíritu de resistencia y previsión no ha podido tomar cuerpo por falta de relaciones constantes con otras razas, se deja invadir fácilmente, lucha en su propia casa por su independencia, y si es vencido se amalgama con sus vencedores con mayor facilidad que los continentales".
 
Don José De Yanguas Messía.
 
44462196.PNGNacido en Linares, descendiente de Rui Díaz de Yanguas, caballero calatravo portaestandarte en la Batalla de las Navas de Tolosa, D. José de Yanguas Messía era hijo del jurisconsulto D. José de Yanguas Jiménez y de Doña Luisa Gómez Vizcaíno.
 
El 6 de abril de 1918 la "Gaceta de Madrid" publicaba el nombramiento de D. José de Yanguas Messía como catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de Valladolid. Cursó el Bachillerato en el Instituto de Baeza y estudió en la Real Universidad libre del Escorial. Una vez licenciado y doctorado, fue pensionado por la Junta para ampliar estudios en Francia y Bélgica, investigando la política colonial europea, pasando por las aulas de la Sorbona y bajo el magisterio de Pillet y Weiss. La Gran Guerra interrumpió sus estudios y regresó a España, aquí redactó su "Expansión en África" y "El Estatuto Internacional en Marruecos", interesantes trabajos a los que no hemos podido acceder sino por noticias indirectas de uno de sus más eminentes discípulos, el tosiriano D. Miguel Arjona Colomo (1913-1975) que nos dejó escrito un libro cuyo título es "Personalidad humana y científica de José de Yanguas Messía". Cualquiera que quisiera adentrarse en el mundo de la geopolítica española de principios del siglo XX tendría que acudir a la obra de Yanguas Messía.
 
Geopolítica de Valle-Inclán.
 
Más accesibles son los libros de Ramón María del Valle-Inclán. Comúnmente se le considera no más que carlista estético, pero allá por 1909 sostenía, en la más ortodoxa línea foralista, que los nacionalismos periféricos no constituían un serio problema para la unidad de España, si ésta los asumía secundando la riquísima y secular tradición foralista. ¡Felices tiempos en los que podía decirse que los nacionalismos periféricos no eran un problema para España y decirlo sin hacer el ridículo más calamitoso! El dramaturgo gallego creía que el único nacionalismo salvador sería el que estuviera informado por la tradición, entendida como los carlistas la entendían. Sosteniendo semejantes tesis tendríamos que revisar la versión político-correcta que de Valle-Inclán se nos hace, sospechando que, después de dedicar al carlismo su trilogía "Las guerras carlistas" y pensar en comunión con él, no sólo sea un carlista estético, por más estrafalario que nos parezca.
 
Ramón-María-del-Valle-Inclán.jpgPero, claro es, de Valle-Inclán uno no puede fiarse. Conocidas son sus inclinaciones por el esoterismo y su pertenencia militante en la perniciosa secta de la Sociedad Teosófica. Sus bandazos políticos son similares a los de otros compañeros de esa generación que al menos Azorín llamó del 98. Valle-Inclán muestra una flexibilidad en sus opiniones políticas capaz de desquiciar a cualquier ortodoxo. El genial escritor tiene una relación tan desenfadada con las palabras que nos puede parecer un irresponsable cuando no un perverso.
Valle-Inclán siente una falta atracción por el socialismo diciendo, en diciembre de 1927, que "Todo liberalismo, si tiene una visión de porvenir político del mundo, debe hacerse socialista". (Cosa que no nos parece tan descabellada). Y Valle-Inclán es el mismo cuando venera a Lenin que cuando ensalza a Mussolini.
 
El dictador que España necesita, en opinión de Valle-Inclán, "ha de tener todas las virtudes inherentes a un político universal, sobre todo austeridad, energía, sentido histórico y la virtud del silencio. ¡Tiene que ser un taciturno!". ¿Se convierte Valle-Inclán -con estas palabras pronunciadas en 1931- en profeta de ese "cirujano de hierro", paisano suyo, que fue Francisco Franco Bahamonde?
De Valle-Inclán no hay que fiarse mucho, pero tampoco hay que dejarlo de lado, desdeñando algunas de sus ideas.
 
Valle-Inclán nos ha dejado algunos pensamientos que podemos llamar "geopolíticos", aunque nunca madurados, sino derramados en su obra, principalmente en las entrevistas que concedió a periodistas que se acercaban a él con una mezcla de expectación y escepticismo.
 
En cuanto a su "geopolítica española exterior" podríamos apuntar que toda ella atiende a fijar la mirada en la América hispánica. Valle-Inclán insistirá en esa idea: España tiene que aspirar a una cada vez mayor ascendencia sobre Iberoamérica. La perdida influencia española sobre sus hijos emancipados ha de ser restituida, para ello Valle-Inclán cuenta con la fraterna reintegración de Portugal en la unidad ibérica.
 
En cuanto a la "geopolítica española interior" nuestro esperpéntico personaje nos ha legado una idea: la que llamaremos como él la llamó, la Teoría de las Cuatro Regiones. Se trata de una teoría que esbozó, pero que no desarrolló con la amplitud debida. Pese a ello, la Teoría de las Cuatro Regiones será repetida por el dramaturgo de luenga barba. En una entrevista concedida al diario El Sol, en 1931, llegará a afirmar que el problema de los regionalismos quedaría resuelto "Con mi teoría de siempre".
 
En agosto de 1924 llegará a confiarle a Rivas Cherif, en una entrevista concedida al periodista para el Heraldo de Madrid, su Teoría de las Cuatro Regiones. Valle-Inclán nunca las llamó "cantones", sino Departamentos o Regiones.
 
"Para salvar a España no hay más que volver al concepto romano. La visión de los civilizadores romanos es la única que se ajusta todavía a la realidad de la Península. Cuatro grandes regiones: la Tarraconense, la Bética, la Lusitania y Cantabria; no hay más. Cambie usted la sede capital de Tarragona a Barcelona, conserve usted a Sevilla y Lisboa su supremacía secular y natural, confiérase a Bilbao de derecho la capitalidad que de hecho ostenta en el Norte, atribúyase a esas regiones, históricamente racionales, la autonomía necesaria, y entonces Madrid tendría el valor y la fuerza de un verdadero centro federal. Cataluña vería así cumplidas sus aspiraciones máximas, dentro de la gran Iberia; Portugal, acrecido en sus límites naturales con Galicia, aportaría a la federación la fuerza económica de su imperio colonial. Lo que habría es que encargar a geógrafos e historiadores la delimitación racional de esas grandes comarcas ibéricas. Entonces, y sólo entonces, podría España aspirar a restaurar su influencia moral en América. ¿No habría modo de constituir un gran partido federalista, sustentado por esa gran idea común, sin perjuicio, claro, de que cupiese dentro de él una división de derecha e izquierda, para la actuación política?".
 
A primeros de junio de 1931 la Teoría de las Cuatro Regiones vuelve a aparecer, ahora en el diario El Sol. Valle-Inclán se la comenta a cierto periodista con quien departe. Será el mismo periodista que lo ha atendido quien comentará sobre el particular:
 
"Fue un deleite seguir oyendo hablar a don Ramón del Vallé-Inclán. ¡Lección emocionada de Geografía y de Historia de España eran sus palabras! ¡Le vimos trazar la teoría de los cuatro grandes cantones, de los cuatro grandes cantones romanos: el tarraconense, con Barcelona; el cántabro, con Bilbao; el lusitano, con Lisboa, y el bético, con Sevilla! ¡Cuatro grandes cantones por los cuales iba toda la Península, toda Hispania, a verterse en el mar! Sobre éste y otros temas dijo palabras de agudísimo ingenio."
 
En noviembre de 1931 será el mismo Valle-Inclán el que exponga nuevamente esta curiosa teoría a Francisco Lucientes, esta vez para los lectores de El Sol. Preguntado por su opinión sobre los regionalismos, el Marqués de Bradomín responde:
 
"-Con mi teoría de siempre: hay que integrar el espíritu peninsular como fue concebido por los romanos. Es lo acertado. Dividir la Península en cuatro departamentos: Cantabria, Bética, Tarraconense y Lusitania. Esto, queramos o no, es así. En la Península sólo hay cuatro grandes ciudades: Bilbao, que es Cantabria; Barcelona, que es la Tarraconense; Sevilla, que es la Bética, y Lisboa, que es la Lusitania. Cada gran ciudad a un mar: el Cantábrico, el Atlántico, el Mediterráneo."
 
Francisco Lucientes nos revela que, tras decir esto: "Don Ramón, se queda un minuto silencioso, sin duda porque no halla el mar de Sevilla, y porque el Guadalquivir no le parece todo lo importante que pide el gran lienzo. Se recobra pronto, y con esa gran facilidad que tiene para urdir fantasías, repite la anterior enunciación:
 
-...el Cantábrico, el Atlántico, el Mediterráneo y... el mar Africano. ¡"Ezo", el mar Africano! Dividida la Penísnual en cuatro departamentos, podría hacerse una altísima confederación de mares, y por el Pacífico y Acapulco reanudar el gran comercio con el Extremo Oriente, a base de Filipinas. ¡Pero "zi" es lo eterno! Lo eterno es el pensamiento, la ética y la estética peninsulares. No entro en el debate de dialectos y lenguas aunque sí sé que lo único que mantiene entre los hombres la unidad es el verbo de comunicación".
En cuantro al "Mar Africano" diremos que, pese a estar en otro contexto, Azorín ya había apuntado que "se puede decir con plena exactitud que España llega hasta el Atlas".
 
Es de suponer que en Valle-Inclán el número 4, por su intrínseco simbolismo, tendría que relacionarse con las cuatro direcciones del espacio así como con el Tetramorfos. Puestos a fantasear con Valle-Inclán, pudiera ser de su agrado que asignáramos a cada una de estas cuatro regiones uno de los cuatro evangelistas, y así el Tetramorfos estaría completado.
 
Falló la vertebración de esa España que soñaba Valle-Inclán, faltó la capacidad y la voluntad políticas. Pero por excéntrico que nos parezca, en Valle-Inclán latía no sólo imaginación propensa al delirio, sino que eran las suyas inspiraciones que infundía un patriotismo sincero no exento de pretensiones imperialistas impensables en estos tiempos crepusculares en que nos encontramos.
 
La Península de dos puertas de guardar está siendo invadida incluso por sus ventanas y balcones. Establecido el puente aéreo entre Canarias y la Península, nuestros impuestos facilitan la entrada de avalanchas de inmigrantes que se derraman por España. Si Ganivet no se equivocaba al señalar nuestro carácter peninsular como despreocupado ante toda invasión, los españoles seremos tardos en reaccionar. Si Ganivet se equivocaba, nuestros pésimos políticos -los mejores aliados de nuestros invasores- y la anestesia a la que estamos sometidos harán lo propio para terminar dándole la razón a Ganivet, lo cual será fatal para España y para los españoles.
 
La morisma está dentro, mi capitán Aldana, y harto trabajo de pasar nos queda. A este paso podemos aventurar que los españoles tal vez tengamos que saltar el estrecho y colonizar África para poner nuestra casa en el Atlas. Sólo un hombre universal, con sentido histórico, austero, enérgico y taciturno podrá salvarnos.
               

La fin du rêve socialiste

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La fin du rêve socialiste

L’impasse du XXe siècle

par Pierre LE VIGAN

Le socialisme a fait rêver certains, il a aussi fait cauchemarder, parfois les mêmes mais pas au même moment. Ou ce n’était pas le même socialisme. Quoi qu’il en soit, le socialisme a une double responsabilité dans l’actuel effacement du politique. L’une est liée à sa doctrine même, consistant à affirmer que la politique ne sera pas toujours indispensable puisqu’elle est le produit des contradictions de la société et qu’elle disparaîtra quand ces contradictions seront surmontées, résolues, dépassées, et la société enfin unie.

 

L’autre responsabilité du socialisme est indirecte, elle tient à la disparition des régimes socialistes. La disparition des socialismes « réels » a créé une désillusion. Elle l’a plus précisément largement amplifiée car la socialisme réel ne faisait plus guère rêver. Néanmoins, sa disparition est un événement considérable. Elle a indiqué qu’un seul monde restait notre unique horizon : le monde du capitalisme.  Dès lors, à quoi bon la politique ?

 

L’histoire du socialisme français est fondée sur la succession d’illusions et de désillusions. La cause en est le principe de l’idéologie du progrès qui irrigue le socialisme français et qui a triomphé des autres tendances. La matrice du socialisme c’est la Révolution française. Non pas qu’elle était socialiste, mais elle a fait naître le monde dans lequel le socialisme devenait possible. Pas forcément un socialisme réel, mais une réelle espérance socialiste. En effet, la Révolution française s’est voulue terminale, elle a voulu la solution du problème politique. Pour autant, la Révolution a vite déçu.

 

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La réponse à ces déceptions a été analysée par les révolutionnaires de 1789-93 de la façon suivante : ce qui était en cause n’était pas les insuffisances de la Révolution, encore moins sa nature même (une révolution bourgeoise) mais les ennemis de la Révolution. Ceux-ci doivent donc être traqués et liquidés. Ce qui fut fait, en Vendée, à Lyon et ailleurs. La nature de l’espérance née de la Révolution française amène à cette radicalisation du rapport entre amis et adversaires, ces derniers devenant des ennemis à réduire sans concessions. Le nombre de prêtres déportés devient ainsi le critère des « progrès de la raison (1) ». Pourquoi ? En remplaçant les « droits de Dieu » par les droits de l’homme, la Révolution a prolongé le christianisme tout en le renversant. Si l’homme est à l’image de Dieu, cette translation est en somme naturelle. Elle devait finir par intervenir. Michelet explique cela : « La Révolution continue le Christianisme, et elle le contredit. Elle en est à la fois l’héritière et l’adversaire. Dans ce qu’ils ont de général et d’humain, dans le sentiment, les deux principes s’accordent. Dans ce qui fait la vie propre et spéciale, dans l’idée mère de chacun d’eux, ils répugnent et se contrarient. Ils s’accordent dans le sentiment de la fraternité humaine. Ce sentiment, né avec l’homme, avec le monde, commun à toute société, n’en a pas moins été étendu, a approfondi par le Christianisme. A son tour, la Révolution, fille du Christianisme, l’a enseignée pour le monde, pour toute race, toute religion qu’éclaire le soleil. Voilà toute la ressemblance. Et voici la différence (2). »

 

La nouvelle forme de la foi

 

La raison, cette raison que Dieu a donné à l’homme, devient la nouvelle forme de la foi. On le voit : il y a une logique chrétienne à l’œuvre dans nos sociétés post-chrétiennes. Jean Jaurès, par son mélange de spiritualisme et de marxisme affiché, est caractéristique de cela. Il réinterprète toute l’histoire du socialisme en gommant ses contradictions. Il fait de Babeuf un précurseur du socialisme à la fois démocratique, gradualiste et marxiste, ce socialisme que Jaurès prétend représenter, de façon à affirmer une continuité entre Révolution française, esprit d’égalité, et au final socialisme marxiste. Que l’analyse de Jaurès soit fausse n’est pas ici l’essentiel, cette analyse a produit des effets historiques importants. Elle s’est appuyée sur des croyances et les a amplifié. La popularité posthume de Jaurès vient d’ailleurs en grande partie, outre le « prestige » de son assassinat, de ce qu’il a conforté des préjugés de confort pour la gauche. L’analyse jaurésienne – qui n’est pas seulement la sienne – qui fait du socialisme la continuation de la Révolution française est fausse à maints égards, ne serait-ce que parce que le socialisme ne peut être la continuation d’une révolution bourgeoise, mais elle a produit de l’histoire et pas seulement des illusions.

 

Le socialisme sous les feux de ses penseurs

 

Comment les principaux penseurs français du socialisme le voient-ils ? Avec Saint-Simon, la foi dans le progrès et la raison prennent la forme d’une foi dans l’Industrie (la majuscule est de lui). Ce n’est pas la lutte des classes qui divise la société, ou plus exactement il n’y a que deux classes, non pas les prolétaires et les propriétaires des moyens de production, mais les producteurs et les oisifs. À l’horizon de ce que Saint–Simon appelle le Nouveau Christianisme (1825), tout le monde se conduira comme « entre frères » et tout sera dirigé « vers l’accroissement du bien-être de la classe la plus pauvre » (Le Nouveau Christianisme). L’Industrie maîtrisée par les hommes réalisera donc une promesse de bonheur universel. Cette promesse réalisée, il n’y aura plus de place pour la politique. Il n’y aura plus d’antagonismes à résoudre et il n’y aura plus de limites à observer.

 

Pierre Leroux, de son côté, inventeur du mot « socialisme », reconnaît l’existence d’une lutte des classes marquée par l’opposition entre salariat et patronat. Pour autant, son espérance est la réalisation d’une unité retrouvée. Surtout, il met le socialisme dans la continuité de la Révolution française et celle-ci dans la continuité du christianisme.

 

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Pour Charles Fourier, l’objectif final, la promesse, c’est l’Harmonie universelle par le phalanstère. Marx constitue une rupture. Il veut bannir tout idéalisme. Il veut rompre avec toute espérance d’ordre religieux. « Le communisme n’est pas pour nous ni un état qui doit être créé ni un idéal sur lequel la réalité devra se régler. Nous appelons communisme le mouvement réel qui abolit l’état actuel (3) ». Marx prend de la distance par rapport à l’idée si répandue chez les Français de la Révolution française comme préfiguration du socialisme. Mais Marx formule aussi une promesse : le mouvement réel de l’histoire est en train d’accomplir le socialisme. Il y a pour Marx des stades successifs et nécessaires du développement historique. La tâche de l’homme est de les accompagner, de les pousser, de les préparer. Mais l’homme n’a pas à les inventer. Tout est analysé dans le mouvement de l’histoire non en termes de contradictions qui remettraient en cause la théorie des stades nécessaires et successifs  mais en termes de blocages qui valident la réalité de la poussée.

 

 

Les communistes français, quelque cinquante ans plus tard, donneront à la téléologie déjà présente chez Marx une forme caricaturale. Ainsi, si le Front populaire a déçu, ce n’est pas du point de vue communiste parce qu’une partie de la classe ouvrière n’en partageait pas les idéaux, c’est parce que la bourgeoisie a mis en œuvre des moyens considérables pour faire échouer le « mouvement ouvrier ». Ce n’est évidemment pas faux mais réducteur.

 

 

Dans l’histoire du socialisme français, la question de la continuité historique avec la Révolution française est décisive. L’affaire Dreyfus montre, de manière emblématique, comment se présente cette question. Si Jules Guesde refuse de soutenir Dreyfus, qu’il soit innocent ou coupable, c’est parce qu’il veut se conformer au modèle de l’égoïsme bourgeois de 1789, qui ne faisait pas le tri entre les « bons » aristocrates et les « mauvais ». L’objectif était de détruire tout pouvoir de l’aristocratie. Pour Jules Guesde, tous les problèmes doivent être vus selon une logique de classe : prolétaires contre bourgeois. Or Dreyfus appartient au camp de la bourgeoisie. Sa culpabilité, son innocence, l’éventuelle injustice dont il serait victime sont une affaire interne à la bourgeoisie. Le prolétariat n’a pas à s’en mêler. Mieux, il doit se réjouir de l’affaiblissement de la bourgeoisie, minée, divisée par un problème moral.

 

 

La position de Jaurès est autre. Tout d’abord réservé par rapport à l’engagement dans cette affaire, il insiste finalement sur la logique du progrès. Au dualisme bourgeois/prolétaire de Guesde, il en ajoute un autre, qui s’avère vite pour lui le plus important, et surdétermine le premier. Ce nouveau dualisme, c’est celui qui existe entre « le progrès », « ce qui vient », et le passé, les forces qui veulent « revenir en arrière ». Jaurès affirmait : « La société d’aujourd’hui est divisée entre capitalistes et prolétaires ; mais, en même temps, elle est menacée par le retour offensif de toutes les forces du passé, par le retour offensif de la barbarie féodale, de la toute-puissance de l’Église, et c’est le devoir des socialistes, quand la liberté républicaine est en jeu, quand la liberté de conscience est menacée, quand les vieux préjugés qui ressuscitent les haines de races et les atroces querelles religieuses des siècles passés paraissent renaître, c’est le devoir du prolétariat socialiste de marcher avec celle des fractions bourgeoises qui ne veut pas revenir en arrière (4) ». La position de Jaurès l’a emporté sur celle de Guesde. Jaurès n’avait tort de dire que les clivages de classe ne disent pas le tout de la justice. Mais Jaurès a dit plus, il a sanctifié « les forces du progrès », celle de l’avenir « qui vient ». On peut voir dans cette vision du progrès ce qui a déterminé l’avenir de la gauche en France. C’est aussi le fruit de la pensée profonde qui a toujours animé la gauche. C’est le triomphe de l’idée de progrès, de l’idée que l’avenir sera toujours meilleur que le passé, C’est aussi l’idée que, quand la réalité semble démentir la prédiction de progrès, ce ne peut être à cause de limites historiques, ou de contradictions insolubles, mais à cause de la « méchanceté» d’une faction, d’une minorité, de « malfaisants » que, justement, il faut « réduire ».

 

 

La gauche, en choisissant Jaurès, est tombée du côté où elle penchait. Pour Jaurès, « le socialisme, c’est la République qui a résolu la question sociale » note Gérard Belloin (5). La vision « continuiste » de Jaurès a cette conséquence : il ne faut pas tant « battre politiquement la bourgeoisie » que « faire avancer le progrès ». En ce sens, la séparation de l’Église et de l’État, dont on pourrait penser qu’elle n’a pas de rapport avec le socialisme, en a un. Il s’agit, en boutant l’Église hors de l’État, de faire coïncider la société avec elle-même. L’État sans Dieu coïncidera avec une société sans Dieu.

 

 

Or cette laïcisation de la société n’est pas seulement, ni même principalement, portée par les socialistes. Elle l’est par le Parti radical-socialiste. Il y a donc une continuité entre le socialisme et la gauche libérale-progressiste, puis radical-socialiste à partir de 1901, celle qui a autorisé la création des syndicats (avec la loi Waldeck-Rousseau de 1884). Si le socialisme s’est historiquement presque toujours dit « de gauche », ce n’est pas par erreur, comme tendrait à le faire penser une lecture rapide de Jean-Claude Michéa (qui a bien sûr raison de rappeler que Marx lui-même ne s’est jamais dit « de gauche » bien qu’inspiré par les… hégéliens de gauche, comme quoi on n’évacue pas si facilement cette référence). Ce n’est pas par erreur, c’est parce qu’il y a un lien entre la laïcisation de la société et l’espérance socialiste. Il y a donc un lien, une parenté entre un socialiste et un laïciste même anti-collectiviste.

 

 

Le socialisme reprend la promesse des fins dernières. Ce n’est pas pour la laisser à l’Église de Dieu. Ces fins dernières sont transposées sur terre. Dans la conception de ces fins dernières, la vision des stades « nécessaires et successifs » du « développement historique » est essentielle. C’est pourquoi les socialistes, même quand, en pratique, ils étaient parfaitement modérés et réformistes, rejetaient la vision d’Édouard Bernstein expliquant qu’il n’y a peut-être pas de concentration croissante du capital, et que la révolution prolétarienne ne sera donc sans doute ni inéluctable ni nécessaire. Évolution plutôt que révolution.

 

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Qu’ils soient réformistes ou révolutionnaires – question de méthode et non de différent sur l’objectif – les socialistes ont pourtant tous le même Dieu : c’est la science, et plus encore le progrès de la science. Pour Marcelin Berthelot, à la suite d’Auguste Comte et avec Ernest Renan, la science doit « prendre la place de Dieu ». La société doit être dirigée par la science. La science, pensait Jaurès de son côté, fait partie des « forces neuves » qui concourent à « la grande paix humaine ».

 

La croyance en la science, la foi dans la raison ont amené les socialistes, y compris ceux d’entre eux s’appelant « communistes », à croire que l’école peut résoudre tous les problèmes. C’est pourquoi, avec Lucien Herr, cofondateur de L’Humanité, le socialisme fut, dans les années 1910, si lié aux milieux enseignants, universitaires, intellectuels. C’est une caractéristique qui restera longtemps actuelle.

 

 

Le Parti communiste, nouvel acteur de la gauche à partir du Congrès de Tours de 1920, insiste lui aussi sur les vertus émancipatrices de l’école. Certes, il le fait surtout dans ses périodes « unitaires », en dehors de ses périodes de repli « sectaire », de type « classe contre classe », ou « feu sur les ours savants de la social-démocratie  (Aragon, 1931) », périodes « rupturalistes » qui ne lui étaient guère favorables électoralement. L’école, pour les socialistes et les communistes, participe de la « création continue » de la démocratie, celle qui va vers le socialisme, et provient en droite ligne de la Révolution française, dès 1789, et sans rien en exclure, et surtout pas 1793-94. Le socialisme a toujours vu l’école comme une nouvelle religion, la bonne religion menant au socialisme par la diffusion de la connaissance, de la science et la dissipation des brumes de l’obscurantisme, celui-ci resté attaché à des différences illusoires qui existeraient entre peuples,  races, religions, sexes. Face à ces différences, socialistes et communistes expliquent que le progrès, le sens de l’histoire, c’est que l’humanité est une, et de toute façon (si on en douterait) va vers l’unité. D’où l’actuelle défense de l’androgynie par la gauche sociétale « genriste (6)  » actuelle.

 

Solidaire de la laïcisation menée par la gauche avec les radicaux-socialistes, les hommes de la S.F.I.O. considèrent que le socialisme, c’est « la République accomplie » selon l’expression de Jean Jaurès, loin, très loin des positions ultra-minoritaires défendues par exemple au sein du Cercle Proudhon. Ce qui prime dans la pensée socialiste, c’est la continuité Révolution française – République – Socialisme.  De là s’ensuivent et s’expliquent beaucoup de choses.

 

 

Solidaires de la nation laïcisée, les socialistes le sont aussi, en 1914, de la République française opposée aux Empires centraux. La défaite de la République serait pour eux la fin des espérances socialistes. Jules Guesde, devenu ministre après la déclaration de guerre de 1914, se réfère alors aux Jacobins. Décidément, c’est toujours la Révolution française qui inspire les socialistes et structure leur imaginaire. Bien sûr, partout en Europe, les socialistes se rallient aux élans patriotiques. Chaque socialisme y met ses spécificités, tel le souvenir de la guerre de Libération de 1813 en Allemagne. Mais il y a un point commun : si le socialisme c’est le dépassement des égoïsmes, le patriotisme, ce l’est aussi. Surtout, les sentiments d’appartenance nationale s’avèrent infiniment plus forts que les opinions politiques, même enracinées dans une certaine « conscience de classe ». Les ouvriers français n’oublient pas qu’ils sont ouvriers, mais ils sont d’abord ouvriers français. La patrie est pour tous un « vivre-ensemble » menacé, c’est une terre, une langue, une attache plus forte que tant d’autres.

 

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L’Action française, bien qu’ennemie de la République, « la Gueuse », se rallie, tout comme la S.F.I.O., à l’Union sacrée (de même qu’en 1940, l’A.F. donnera de très nombreux cadres à la Résistance). « C’est la guerre [de 1914] qui, précisément, a révélé qu’il s’agissait de tout autre chose [le sentiment patriotique] que d’une affaire de propagande. Lorsque des millions d’individus acceptent de mourir pour une cause, nous sommes en présence en présence de motivations qui puisent au plus profond de leur être », remarque Gérard Belloin (7).

 

Le P.C.F., un parti de type nouveau

 

 

Ralliés à l’Union sacrée, la majorité des socialistes français subirent certes, en 1918 et après, le contrecoup de la disparition de la « fraternité du front ». La majorité d’entre eux se rallient aux 21 conditions de la nouvelle Internationale, celle de Lénine. Ils ne prennent d’abord pas au sérieux toutes ces conditions, ce qui explique tant de départs du nouveau P.C.F.-S.F.I.C. Avec le nouveau Parti, il s’agit pourtant bel et bien de rompre avec l’esprit « frondeur » et avec la dispersion des socialistes. Il s’agit de bâtir un « parti de type nouveau », un « parti-armée », capable d’opérer des volte-face en ordre groupé. Le nouveau parti est détenteur d’une science, le matérialisme historique et dialectique, et dépositaire d’une foi, la foi en l’avènement universel du socialisme, conformément au sens de l’histoire. Les socialistes français ont le sentiment de recommencer la Révolution française, voire, de la mener à son vrai terme. Mais ils n’ont pas fait la révolution socialiste, contrairement aux communistes russes, d’où une forme de complexe vis-à-vis d’eux. Il leur faut donc être d’autant plus dévoué à la « patrie du socialisme », l’Union soviétique. Lénine joue du prestige de la Grande Révolution. » Nous, les bolcheviks, sommes les Jacobins de la révolution prolétarienne (8) », proclame-t-il. Le léninisme s’appuie sur la culture de la radicalité, voire sur son culte, dans le prolongement de l’admiration pour les « grands ancêtres » de la Révolution.

 

Dans le même temps, en France, la guerre de 14-18 produit une désillusion profonde par rapport à la conception d’indépendance des syndicats par rapport aux partis politiques (9). Ce sont ainsi, curieusement, en majorité des gens issus de l’anarcho-syndicalisme des années 1910 qui fondent en 1921 la C.G.T.U., le syndicat lié, et même inféodé au nouveau Parti communiste.  Voilà quel fut le fruit de la désillusion par rapport à la doctrine d’indépendance syndicale d’avant la Grande Guerre (la Charte d’Amiens de 1906). La bolchévisation du Parti communiste, la doctrine « classe contre classe » amena ainsi le P.C.F. à s’opposer au Cartel des Gauches de 1924. Le P.C.F. se voulut ainsi parfois socialiste au-delà du clivage droite-gauche et de ses illusions, qui sont les illusions du réformisme, et qu’il appela souvent trahisons (10). Mais ce ne fut que lorsque le P.C.F. accepta de s’inscrire dans le clivage droite-gauche, de préférence en étant dominant, qu’il se situa à un haut niveau de popularité.

 

Naissance du P.C.F., scission de la C.G.T. et création de la C.G.T.U. : pour socialistes et communistes, la guerre de 1914 a joué un rôle d’accélérateur. La guerre a créé ce que Lénine a appelé deux « poussins » : l’Allemagne et la Russie. Les deux étaient prêts pour la Révolution. L’un franchit le pas, l’autre non. Il faut se mettre « à l’école du capitalisme d’État allemand », disait Lénine (11). L’économie de guerre allemande est en effet selon lui la matrice du socialisme. Elle réalise la concentration et centralisation de l’économie entre quelques mains, elle repose sur le dirigisme et la mobilisation de tous. C’est une économie à laquelle il ne manque que la prise du pouvoir politique par le prolétariat. Il s’agit en somme de faire mieux que les militaristes allemands, en mettant l’outil qu’ils ont créé au service du peuple travailleur. Quand l’espérance de la révolution mondiale aura laissé la place à la montée des fascismes, les communistes considéreront, particulièrement en Allemagne, qu’il s’agit là encore, comme avec la guerre de 1914, d’une accélération du mouvement historique. La montée des fascismes montrerait que le temps des démocraties est décidément terminé et que celui du communisme est venu. Face aux fascismes, derniers soubresaut d’un système capitaliste à bout de souffle, le communisme serait la seule issue.

 

 

L’ère des masses fut ainsi interprétée par les socialistes et communistes comme génératrice d’une nouvelle rationalité. Les aspirations à l’égalité des conditions et à la mise en commun des biens l’emporteraient sur le patriotisme, le goût de la propriété, les anciennes valeurs. Plus encore, la politique se trouverait chargée d’assumer une fonction auparavant dévolue à la religion : donner du sens à la vie.  Mais dans ce domaine ce furent les fascismes qui, pendant une ou deux décennies, apparurent mieux placés que le communisme pour jouer ce rôle.

 

 

Pour les communistes français, la solidarité avec l’U.R.S.S., et plus précisément l’alignement sur l’Union soviétique, est indissociable de leur idée du progrès et donc de la Révolution. Les frontières de l’U.R.S.S. étaient pour les communistes les frontières provisoires de la révolution mondiale. Et pour les socialistes ? Pour les gardiens de ce que Léon Blum avait appelé la « vieille maison « ? Les choses étaient moins simples qu’on pourrait le croire. Pour les socialistes même antitotalitaires, la critique de l’U.R.S.S. n’était pas aisée. Exemple : Jean Zyromski, Marceau Pivert, Oreste Rosenfeld, au sein de la S.F.I.O., représentaient la gauche, avec le courant La Bataille socialiste. Or, ils considéraient que, malgré toutes les insuffisances de l’URSS, l’essentiel était que, par l’industrialisation, la Russie se rapprochait quand même du socialisme.

 

 

Les périodes où le P.C.F. fut le plus à l’aise dans l’Entre-deux-guerres furent celles où les exigences de la politique internationale de l’URSS étaient de rompre son isolement et d’encercler l’Allemagne. Ce sont les périodes qui amenèrent le P.C.F. à être tactiquement unitaire, sans renier en rien ses analyses et préventions contre les sociaux-démocrates mais en les faisant passer au second rang. Cette période unitaire, c’est le grand tournant de 1934, avec le 27 juillet, la signature du pacte d’unité d’action entre P.C.F. et S.F.I.O., rejoints plus tard par le Parti radical, ce pacte préludant au Rassemblement populaire, puisque tel était le nom officiel de ce que l’on désignera plus couramment sous le nom de Front populaire.

 

 

Dans le cadre du « grand tournant », le P.C.F. défend l’idée d’« avancées » démocratiques mais non socialistes. Il s’agit de n’effrayer personne. C’est pourquoi le P.C.F., pour garantir le caractère non socialiste du projet commun avec la S.F.I.O., tient à ce que le Parti radical en soit partie prenante, ce parti étant lié à la petite bourgeoisie anti-collectiviste et garant de ses intérêts dans la vision « classiste » un peu sommaire du P.C. Il fallait d’autant moins pour le P.C.F. se trouver dans un tête à tête avec la S.F.I.O. qu’il lui déniait une quelconque légitimité en matière de socialisme.

 

Le tournant patriotique, réformiste et unitaire « à gauche » du P.C.F. montra l’osmose, dans la culture politique de la gauche, entre esprit socialiste et esprit républicain. C’est pourquoi ce tournant tactique apparut comme « naturel ». Il fut en conséquence propice aux succès électoraux du P.C. : 10 % des voix en 1924, 11 % en 1928 mais 15 % en 1936. Les périodes unitaires avaient encore un autre mérite pour le P.C.F. : elles permettaient d’exiger des socialistes qu’ils mettent en sourdine leurs critiques de l’U.R.S.S. L’antifascisme était un excellent argument pour faire barrage aux critiques du stalinisme.  C’est pourquoi le pacte germano-soviétique de 1939 mit le P.C.F. dans un grand malaise. Il amena de nombreuses défections. Il signifiait un retour à l’isolement, l’abandon de l’antifascisme et du patriotisme le plus élémentaire, celui que se manifeste face à l’Allemagne. Le P.C.F. pourtant tellement plus à l’aise sur la ligne « patriote » et « démocrate » que sur la ligne « classe contre classe » suivit pourtant la consigne de Staline, précisément parce que la brutale bolchévisation des années 1921-28 avait porté ses fruits. Cela allait loin avec le pacte germano-soviétique. Molotov affirmait au soviet suprême : « Il est criminel de faire la guerre à l’hitlérisme(17 novembre 1939) (12). » L’anti-bellicisme et même le défaitisme révolutionnaire furent la position du P.C.F. jusqu’au 22 juin 1941, non sans vouloir récupérer l’exaspération du peuple français due à la fois à la guerre, à l’impréparation, à la défaite et aux prélèvements du fait de l’Occupant.

 

 

Tout change avec l’entrée de l’U.R.S.S. dans la guerre. Résistants tardifs, les communistes voulurent distinguer leur résistance de celle des autres. Les attentats individuels contre les Allemands, facteurs de représailles y compris contre bien des Français pas le moins du monde communistes, fut la marque de fabrique de la résistance communiste. Ce fut l’instrument de démarquage de la résistance communiste. Après avoir salué à l’été 1940 les « discussions amicales » (sic) qui se nouaient (paraît-il) entre travailleurs parisiens et soldats allemands, les communistes prônèrent la haine liquidatrice contre les Occupants. Un mot d’ordre de 1944 disait : « À chacun son boche » (un militant du P.C.F., Pierre Broué se fit exclure pour avoir critiqué ce mot d’ordre).

 

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À la victoire des Alliés, les communistes plastronnent. Pour le P.C.F., la guerre avait montré non seulement la viabilité du communisme vainqueur de la moderne Allemagne nazie, mais aussi sa supériorité sur tout autre système. Cela rendait d’autant plus légitime de travailler à l’accouchement du socialisme en France. En 1946, les socialistes eux-mêmes montraient leurs complexes vis-à-vis du système soviétique. Avec Guy Mollet et contre Léon Blum, ils se proclamaient marxistes (dans la plus pure  tradition de Jules Guesde) et ils refusaient de servir à la « prolongation », disaient-ils, d’un « système agonisant » (le capitalisme selon Guy Mollet). Le Front populaire avait vu le P.C.F. pratiquer un soutien sans participation au premier gouvernement Blum. De 1945 à 1947, il pratiqua une forme de participation sans soutien aux gouvernements de la Libération.  À partir de 1947 et de la conférence constitutive du Kominform, à Szklarska Poreba en Pologne, le « national-thorézisme » du P.C.F., sa version française du stalinisme, l’amena à des « innovations » théoriques telle la théorie de la paupérisation absolue des travailleurs (1955). Alors que les nouvelles classes moyennes (cadres, techniciens, fonctionnaires…) se développaient, le P.C.F., dans les années 50, les analyse essentiellement comme des parasites de la classe productive. Le P.C.F. s’oppose ainsi aux thèses de la « nouvelle classe ouvrière (13) ». Il abandonnera la thèse de la paupérisation dite « absolue » en 1964.

 

 

Sur la question de l’Algérie, le P.C.F. est d’abord très réservé par rapport à l’idée de l’indépendance (14). Il craint que celle-ci ne ralentisse le développement des forces productives, et indirectement donc, le passage au socialisme. Le P.C.F. se rallie à l’idée d’indépendance de l’Algérie essentiellement en fonction des intérêts de la politique internationale de l’U.R.S.S. Au-delà de ces aspects tactiques, il y a un point commun dans l’analyse « progressiste » aussi bien des socialistes que des communistes. Cet aspect, c’est que le droit des peuples à disposer d’eux-mêmes est subordonné à la nécessité de franchir les étapes historiques du développement, étapes dont la dernière est le socialisme.

 

 

Si l’anticolonialisme faisait partie des 21 conditions d’adhésion à la IIIe Internationale dirigée de Moscou, c’est plus pour des raisons tactiques que pour des raisons de fond. L’histoire l’a montré : au moment où le P.C.F. soutenait les aspirations à l’indépendance de l’Algérie, il s’opposait au soulèvement hongrois. Georges Marchais soutiendra ensuite, pour des raisons d’ailleurs défendables en politique internationale face à l’hégémonie américaine, l’intervention russe en Afghanistan, qui n’allait tout de même pas dans le sens du droit des peuples à disposer d’eux-mêmes.

 

Cela ne se comprend pas hors de la matrice même de la culture progressiste du P.C.F. comme du reste de la gauche. La référence à la Révolution française, qui prétendait « apporter la liberté » au monde, est là encore toujours déterminante. La révolte hongroise de 1956 ? Une reprise de la « contre-révolution » vendéenne de 1793. Ainsi, le P.C.F. peut-il critiquer cette révolte, en l’assimilant notamment aux Croix Fléchées ( !), qui étaient bien oubliés dans la Hongrie des années 50, en puisant au cœur même de la culture politique de la France. Dans le même temps, le lancement de Spoutnik (1957) et l’aventure de Gagarine, le premier homme dans l’espace (1961) semblent montrer que le socialisme, c’est  la science. Dans le scientisme ambiant de la gauche républicaine, et pas seulement des communistes, c’est un argument très fort. Si le socialisme est bon pour la science, n’est-il pas l’avenir ?

 

En 1958, la création de la Ve République isole d’abord le P.C.F. En difficulté, il plonge électoralement. Il est aussi isolé. Dans un premier temps, Guy Mollet est ministre de de Gaulle. Il n’y a que le P.C.F. et l’extrême droite dans l’opposition. L’attachement affiché du P.C.F. aux institutions de la IVe République le met dans une posture parfaitement minoritaire. Bien entendu, le refus du « pouvoir personnel » de de Gaulle le situe dans la tradition du parlementarisme (plus doctrinal que réel au demeurant) de la Révolution française. Le P.C.F. est aussi dans la nostalgie de la Constitution de 1793 (jamais appliquée). Dès 1962, le P.C.F. peut échapper à son isolement. Il se rapproche alors de la S.F.I.O., revenue dans l’opposition face à de Gaulle. C’est une période où le P.C.F. joue pleinement de l’ambivalence de l’aspiration socialiste en France.

 

 

Pour beaucoup de Français le socialisme, c’est plus de justice sociale, mais aussi plus d’État, et donc plus de protections. Pour beaucoup, le socialisme ce n’est pas la collectivisation c’est plus de (petite) propriété et plus de sécurité. C’est particulièrement vrai pour le monde paysan. Le slogan du P.C. dit : « La terre à ceux qui la travaillent ». Le mot d’ordre séduit, face à la concentration des terres, et il n’a bien sûr aucun rapport avec les kolkhozes (fermes collectives) et les sovkhozes (fermes d’État) du socialisme réel de type soviétique. Ce tropisme paysan du P.C.F. sera manifeste avec l’accession au secrétariat général, poste suprême du Parti, de 1964 à 1969 de Waldeck Rochet, patron de l’hebdomadaire communiste La Terre. Son successeur à la tête de cet hebdomadaire, André Lajoinie, sera aussi un dirigeant important du P.C., et son candidat aux présidentielle de 1988.

 

En s’étant rapproché de la S.F.I.O. dans les années 60, le P.C.F. est plutôt en position de force. Il manifeste une grande vitalité intellectuelle, contrastant avec l’atonie des socialistes, partagés entre un réformisme mou et un esprit « modernisateur » séduisant auprès d’une partie des élites mais laissant indifférentes les couches populaires.

 

 

Après la thèse de la paupérisation absolue des travailleurs, le P.C.F. développe, à partir des années 60, une idée beaucoup plus réaliste. C’est la thèse de l’apparition de nouvelles couches sociales, en lien avec la Révolution scientifique et technique (R.S.T.) : cybernétique, robotique, informatique (15). Cette révolution des technologies et des pratiques productives est interprétée comme un nouveau bond en avant des forces productives. Cette révolution  pousserait à une conséquence inéluctable : la socialisation des moyens de production. Le capital privé, parcellisé serait en effet trop étroit pour être au niveau de la poussée des forces productives. À partir de là, le P.C.F. théorisait une  alliance avec les nouvelles couches intermédiaires salariées, les techniciens, les ingénieurs, les cadres. Cette démarche fut explicitée au cours de la célèbre session du Comité central d’Argenteuil en 1966. C’est dans cet esprit qu’en 1978, le P.C.F. présentait Philippe Herzog contre Paul Quilès, socialiste, à Paris XIIIe, deux polytechniciens dans un quartier de nouvelles couches salariées.  Le paradoxe est que le P.C.F. évolue sur ses analyses sociales et sociétales quand le modèle soviétique commence à servir de repoussoir, à partir de la fin des années 60.

 

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Un grand coup porté au progressisme du P.C.F. est le rapport du Club de Rome, Les limites de la croissance (1972). C’est la même année qu’est signé avec le Nouveau parti socialiste et les Radicaux de gauche le Programme commun de gouvernement (P.C.G.) qui soulève un immense espoir. Contrairement au Rassemblement populaire de 1936 l’Union de la gauche se donne des objectifs socialistes, avec un important programme de nationalisations. Le Parti socialiste semble vouloir « imiter » le P.C., parlant de « Front de classe » là où le P.C.F. parle d’« Union du peuple de France ».

 

Pourtant, très vite, le projet « socialiste », après la victoire de 1981, change d’horizon. Il abandonne en un an toute perspective socialiste : la rigueur intervient dès 1982 et est confirmée par le tournant de mars 1983. Plus encore, le pouvoir est abandonné d’un côté aux « experts » et de l’autre aux « communicants ». Le P.C.F. est entraîné dans le discrédit de la gauche. Il partage son impuissance dans le domaine économique et social. Désindustrialisation et chômage s’accélèrent. Un cruel slogan s’entend : « Rose promise, chomdu ».

 

 

À cela s’ajoute un nouveau climat international. Dans les années 70, l’U.R.S.S. était critiquée vigoureusement (en France déjà par les nouveaux philosophes) mais était au fait de sa puissance mondiale. Son influence s’exerçait partout. Dans les années 80, ce n’est plus l’U.R.S.S. qui est à l’initiative, ce sont les nouveaux libéraux, Ronald Reagan, Margaret Thatcher. Ce sont eux qui donnent le ton. Aussi, quand, en 1980, le P.C.F. juge le bilan des pays socialistes « globalement positif », il est à contre-courant de l’opinion dominante. L’U.R.S.S. décline sur la scène internationale en même temps qu’elle fait horreur aux intellectuels et aux maîtres des médias. Gorbatchev essaiera de réduire d’abord la tension internationale et donc les dépenses militaires pour donner du grain à moudre à la société soviétique mais il ne réussira qu’à montrer les faiblesses de son empire, d’où l’écroulement rapide de 1989 du bloc de l’Est.

 

En France, avec l’affaiblissement rapide et irréversible (contrairement à toutes ses autres périodes historiques) du P.C.F., le président de la République Mitterrand et la gauche ne disposent plus de relais dans les couches populaires, d’autant qu’une partie de celles-ci passent électoralement au Front national, mais aussi s’enfoncent dans une abstention durable.

 

En outre, l’évolution de la société n’est pas favorable au socialisme. Depuis 1974, le nombre d’ouvriers cesse de croître, les classes moyennes se développent, mais s’éloignent du champ de la production. En 1984, Fabius, qui annonce le règne les « experts », explique que l’important est « que les choses marchent ». Ce langage apolitique, transversal, se retrouvera dans la bouche de la plupart des hommes politiques, de droite et de gauche. Il signifie bien entendu la fin des catégories politiques. Il s’agit de « changer » avec le monde et dans le même sens que le monde. Il s’agit d’être « moderne ». Qui voudrait ne pas être moderne ? En 1989-90, le P.C.F. se retrouve orphelin du « socialisme réel », de ce qui fut « la grande lueur à l’Est ». C’est la fin de « l’homme rouge (16) ». La montée des classes moyennes, qui pour autant ne sont pas épargnées par les difficultés sociales, est l’objet des prédictions de Giscard d’Estaing dès les années 70. Il prophétise la structuration de la société autour d’un grand « groupe central ». Le Parti socialiste, dans les années 80, se rallie à cette idée de la « moyennisation » de la société française. Il remplace sa théorie du « Front de classe » par la mise en avant d’enjeux sociétaux : la lutte contre le racisme, les discriminations, le Front national, la lutte pour l’égalité homme – femme, etc. Le sociétal à la place du social. Le discours sur la modernisation de l’économie mais aussi des rapports sociaux prédomine.

 

 

Dans le même temps, comme le remarque Gérard Belloin, « l’ascenseur social a fait place au descenseur social et l’école majore les inégalités sociales originelles ». Cela pourrait créer une situation révolutionnaire. Il n’en est rien. Pourquoi ? Parce que le capitalisme a créé un nouveau mode de vie et une accoutumance à ce mode de vie. C’est le consumérisme. C’est le despotisme publicitaire. L’illimitation du marché apparaît un remède à la finitude de la vie humaine. L’horizon humain est privatisé, il devient une simple affaire individuelle, tout en étant hanté par le mimétisme.  La fonction paternelle n’est plus assumée symboliquement (17). Le « monstre doux » (Raffaele Simone) réactualise Tocqueville : le despotisme doux, c’est l’État, c’est le nouveau totalitarisme liquide, post-démocratique, celui qui « dégrade les hommes sans les tourmenter ». Face à cela, il faut d’autres finalités que la production, autre chose que le socialisme tel qu’il a existé c’est-à-dire productiviste, ou un autre socialisme, ce qui revient au même. C’est ce qu’avait vu André Gorz : « Rien ne garantit que la croissance augmentera la disponibilité des produits dont la population a besoin (18) ». Le tournant écologique s’impose dans les faits, pas encore dans les esprits.

 

Pierre Le Vigan

 

Notes

 

1 : Voir Vouvray avant Balzac, 1745-1836, Éditions de la ville de Vouvray, Indre et Loire

 

2 : Jules Michelet, Histoire de la Révolution, « Introduction », 1853.

 

3 : Marx et Engels, L’idéologie allemande, 1846, Éditions sociales, 1952.

 

4 : Discours, Lille, 26 novembre 1900.

 

5 : Gérard Belloin, La fin du rêve socialiste. L’impasse du XXe siècle, Le Bord de l’eau, 2014.

 

6 : Genriste : adepte de la théorie du genre.

 

7 : Gérard Belloin, La fin du rêve socialiste, op. cit.

 

8 : Lénine, Deux tactiques de la social-démocratie dans la révolution démocratique, 1905.

 

9 : Cette conception était celle de Marx, « Les syndicats ne doivent jamais être associés à un groupement politique ni dépendre de celui-ci; autrement, ils ne rempliraient pas leur tâche et recevraient un coup mortel », entretien avec Johann Hamann, 27 novembre 1869, in La révolution prolétarienne, novembre 1926.

 

10 : La vision communiste est analysée dans Collectif, Histoire du réformisme en France depuis 1920, 2 tomes, Éditions sociales, 1976.

 

11 : Lénine, Sur l’infantilisme de gauche et les idées petites-bourgeoises, 5 mai 1918.

 

12 : Voir par exemple René Lefeuvre, « Le parti communiste, ligne et tournants », in Cahiers Spartacus, 1946.

 

13 : Serge Mallet, La nouvelle classe ouvrière, Seuil, 1963. Lire aussi Serge Mallet, « La nouvelle classe ouvrière et le socialisme », in Revue Internationale du Socialisme, n° 8, 1965.

 

14 : Il se trouve en outre qu’il est bien implanté en Algérie surtout à Bab el Oued. Voir le témoignage de Gaby Charroux, La Marseillaise, 2 septembre 2014.

 

15 : Cette notion doit beaucoup à Jacques Ellul et au philosophe tchèque Radovan Richta.

 

16 : Svetlana Alexievitch, La Fin de l’homme rouge, Actes Sud, 2013.

 

17 : Voir François Richard, L’actuel malaise dans la culture, L’Olivier, 2011.

 

18 : André Gorz, « Richesse sans valeur, valeur sans richesse », in Cadernos I.H.U. Ideias, 31, Sao Paulo, Unisinos, 2005.

 

• Gérard Belloin, La fin du rêve socialiste. L’impasse du XXe siècle, Le Bord de l’eau, 2014, 278 p., 20 €.

 

• D’abord mis en ligne sur Métamag, le 12 septembre 2014.

 


 

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samedi, 15 novembre 2014

Basile Zaharoff: l'homme mystère de l'Europe

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Basile Zaharoff et, Basile Bazaroff d'après Hergé

 

Basile Zaharoff: l'homme mystère de l'Europe

Ex: http://fortune.fdesouche.com

Basil Zaharoff est aujourd’hui tombé dans l’oubli. Il fut pourtant, en son temps, l’un des marchands d’armes les plus influents du monde.

C’est lui que le dessinateur Hergé représente, dans l’album de Tintin « L’Oreille cassée », sous les traits du vendeur d’armes incitant le général Alcazar à s’armer pour prendre le contrôle d’une région riche en pétrole, avant de s’envoler pour l’État voisin et vendre les mêmes armes au dictateur voisin !

Une façon de faire dans laquelle Zaharoff était effectivement passé maître ! Avec son chapeau rond, sa barbichette blanche, sa canne et son loden vert, le personnage créé par le dessinateur belge ressemble d’ailleurs en tout point à son illustre modèle ! Caricaturée par Hergé, sa méthode se révèle d’une redoutable efficacité : vendre des armes à un pays en amplifiant la menace représentée par son voisin et ennemi, puis aller voir ce dernier et jouer exactement la même partition !

Sa vie est un véritable roman, parsemé d’aventures incroyables et de zones d’ombre qui lui valurent son surnom d’« homme mystère de l’Europe ». Zacharias Basiléos Zarapoulos naît en Turquie en 1849, dans une famille grecque misérable installée depuis des lustres à Constantinople.

ZaharoffSirBasil.jpgSur sa jeunesse d’enfant des rues du quartier pauvre de Tatavla, le futur marchand d’armes refusa toujours de lever le voile. Fut-il guide touristique, comme il le prétendit plus tard, ou rabatteur pour un bordel de marins, une version sans doute plus conforme à la vérité ? Entre 1866 et 1870, il disparaît totalement de la circulation.

Selon certains, il aurait travaillé quelque temps chez l’un de ses oncles propriétaire d’une petite boutique de fripes dans le quartier de Galata, avant de devenir l’homme de main d’un gang grec opérant à Constantinople. Compromis dans plusieurs affaires – vol, diffusion de fausses monnaies et même, semble-t-il, meurtre d’un policier -, il aurait été contraint de quitter la Turquie. En 1870, on le retrouve en France, puis en Belgique et enfin en Angleterre, muni d’un confortable pécule sans doute fort mal acquis.

Se faisant passer – à vingt ans à peine ! – pour un certain général de Kieff, exhibant de fausses décorations et des états de service totalement inventés, il vit en important des produits de Turquie et de Grèce, qu’il revend fort cher à Londres. Bien introduit dans les salons de la bourgeoisie anglaise, il parvient à séduire et à épouser la fille d’un prospère petit industriel du bois. Las!

Au moment où il pense toucher les fruits de ses manœuvres, il est poursuivi par la justice anglaise pour opérations commerciales illégales. Libéré sous caution, mais obligé de demeurer à Londres, il estime plus prudent de quitter clandestinement l’Angleterre. Abandonnant sa jeune épouse, il s’installe à Chypre, puis à Athènes en 1874.

Propriétaire d’un petit commerce lui rapportant tout juste de quoi vivre, habitué des bars et des hôtels de luxe d’Athènes, où il se répand en anecdotes flatteuses sur son compte et se faisant désormais appeler Basil Zaharoff – la consonance russe est alors du meilleur effet -, l’ancien gamin des rues de Constantinople se lie d’amitié avec Étienne Skouloudis, un journaliste politique en vue à Athènes.

C’est Skouloudis qui, en 1877, présente Zaharoff à l’un de ses amis, un ancien capitaine suédois de la marine marchande devenu le représentant du fabricant d’armes suédois Nordenfelt pour la Grèce et les Balkans.

17231.jpgL’homme, qui s’apprête à quitter son poste, est à la recherche d’un successeur. Polyglotte – il parle couramment le français, l’anglais, le russe, l’allemand, l’italien, le grec, le turc et comprend la plupart des langues des Balkans, un reste de l’époque où il guidait les marins jusqu’aux bordels de Constantinople -, sachant s’adapter à toutes les situations, Zaharoff est le candidat idéal. Le 14 octobre 1877, il est officiellement intronisé par Nordenfelt comme son représentant pour la Grèce et les Balkans. Il y ajoutera un peu plus tard la Russie, avant de prendre en main toute l’Europe, puis le Japon.

La fortune de Zaharoff est en marche. De 1877 à son retrait des affaires, au début des années 1920, elle se nourrira de tous les conflits, et notamment des guerres balkaniques incessantes qui, entre 1870 et 1913, opposent les États des Balkans entre eux, mais aussi à la Grèce et à la Turquie.

Son plus beau succès, le « Nordenfelt I »

L’un de ses plus beaux succès, Zaharoff l’obtient ainsi au début des années 1880, lorsqu’il réussit à vendre à la Grèce l’un des tout premiers sous-marins de l’histoire – le « Nordenfelt I » à propulsion à vapeur – en jouant sur la menace turque, puis, dans les semaines qui suivent, à en placer deux autres à la marine turque en mettant en garde ses interlocuteurs contre la menace représentée par le sous-marin grec !

Pour permettre à ces deux États presque totalement impécunieux de financer ses acquisitions, Zaharoff est le premier marchand d’armes de l’histoire à proposer des crédits étalés sur plusieurs années. Quant aux trois submersibles, ils couleront tous au bout de quelques sorties…

Passé maître dans la corruption – au début des années 1910, la distribution de 40.000 livres de pots-de-vin à l’amiral japonais Fuji fera scandale -, ayant su nouer des relations au plus haut niveau des appareils politico-militaires, sachant flatter les épouses et les maîtresses des officiels – « Les femmes sont nos meilleures alliées », dit-il souvent -, ayant lui-même de nombreuses liaisons avec des femmes bien en cour, Basil Zaharoff est devenu le représentant le plus efficace de la firme Nordenfelt. Mais, déjà, un nouveau concurrent a fait son apparition : Maxim. Fondée par un ancien boxeur devenu ingénieur, Hiram Maxim, la firme a mis au point une mitrailleuse très performante et représente une réelle menace pour le suédois.

Un temps, Zaharoff parvient à maintenir à distance ce redoutable concurrent, redoublant de pots-de-vin pour fidéliser sa clientèle, allant même jusqu’à saboter la mitrailleuse Maxim à la veille d’une démonstration publique. Mais le marchand d’armes est trop intelligent pour s’obstiner dans une opposition frontale.

En homme d’affaires avisé, il sait que Nordenfelt n’a pas la taille critique pour résister aux grands groupes d’armement que sont l’allemand Krupp, le français Schneider ou l’anglais Vickers et que, à l’heure où de plus en plus de pays s’engagent dans une course aux armements, il faut consolider le secteur.

En 1888, au nom de l’efficacité commerciale, il orchestre le rapprochement entre Maxim et Nordenfelt, prenant soin au passage de convertir une partie des commissions qui lui sont dues en actions. Moins de dix ans plus tard, en 1897, il se montre à nouveau l’un des plus ardents partisans de la reprise de Nordenfelt-Maxim par le groupe Vickers, qui donne naissance à un géant de l’armement. Zarahoff y gagne sur tous les tableaux : membre du conseil d’administration de la nouvelle compagnie, il peut offrir à ses clients un catalogue d’armes d’une grande diversité, des capacités industrielles démultipliées et des facilités de crédit…

Le marchand d’armes est devenu industriel, un « maître des forges », comme il aime à se définir lui-même. A la vente d’armes, il préfère désormais les opérations d’envergure, celles qui engagent des États. Au lendemain de la défaite de la Russie contre le Japon, en 1905, il pilote ainsi la création, à Tsaritsyn, sur la Volga, d’un important complexe industriel voué à la production d’armement et dont Vickers détient la majorité des parts.

Maître dans l’art de la propagande

Installé à Paris avenue Hoche, propriétaire du château de Balincourt, où il reçoit discrètement hommes politiques et chefs militaires, Zaharoff s’attache également à promouvoir l’industrie de l’armement, devenant maître dans l’art de la propagande. C’est ainsi que, peu avant la Première Guerre mondiale, il prend le contrôle de deux journaux – l’« Excelsior » et « L’Écho de Paris » -, qui lui servent à diffuser toutes sortes de rumeurs. En 1907, par exemple, il fait publier des articles signés par des gradés mettant en valeur le réarmement de la France en vue de contrer la menace grandissante de l’Allemagne.

Lus au Reichstag, le Parlement allemand, ces articles entraînent une augmentation des crédits militaires outre-Rhin. L’affaire a entièrement été pilotée par Zaharoff et Paul Von Gontard, un industriel allemand de l’armement qui a fait entrer la Vickers dans son capital et qui en attend une augmentation substantielle de ses ventes. Des campagnes du même type sont organisées pour convaincre Français et Anglais de poursuivre la course aux armements…

 

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Sans autre patrie que celle de ses clients, Zarahoff saura néanmoins choisir son camp lors de la Première Guerre mondiale, soutenant la France et la Grande-Bretagne dans leur combat contre les empires centraux et la Turquie. Entre 1914 et 1918, la Vickers livrera ainsi aux Alliés 4 bâtiments de ligne, 3 croiseurs, 53 sous-marins, 62 bâtiments légers, 2.400 canons, 5.500 avions, 100.000 mines et plus de 120.000 mitrailleuses.

Cet engagement – au demeurant très profitable – lui vaudra de recevoir la Légion d’honneur, l’Ordre du bain et d’être élevé, en Angleterre, au rang de baron. Le marchand d’armes pourra désormais se faire appeler sir Basil Zaharoff.

A près de soixante-dix ans, il aurait pu aspirer au repos et profiter enfin de son immense fortune. Il n’en est rien ! En 1919, Zaharoff se met en effet en tête de soutenir le Premier ministre grec Elefthérios Vénizélos dans sa campagne militaire contre la Turquie. Pour vendre des armes ? Bien sûr ! Mais aussi par patriotisme, lui qui s’enorgueillit désormais de ses origines grecques. Zaharoff partage en fait les mêmes fantasmes que Vénizélos, qui rêve de reconstituer la grande Grèce antique et de remettre la main sur l’Asie mineure!

Installé à Athènes, n’écoutant guère les consignes de prudence que lui dispensent Anglais et Français – qui considèrent d’un œil de plus en plus critique les initiatives du marchand d’armes-, Zaharoff planifie de concert avec le Premier ministre grec les grandes offensives de 1919 et de 1920, avançant de sa poche l’achat d’armement.

L’échec de cette aventure – l’armée grecque subit une défaite cinglante, en 1922, face aux nationalistes turcs conduits par Mustafa Kemal Atatürk – met un terme définitif à sa carrière de marchand d’armes. Elle entame également sérieusement son crédit et sa fortune.

Retiré à Paris, Zaharoff se livre désormais à des affaires moralement moins contestables. En 1918, il s’est porté acquéreur d’une petite banque, la Banque de la Seine. Elle lui permet de prendre des participations dans le secteur pétrolier en plein essor. Proche de Louis II de Monaco, il rachète également la Société des Bains de Mer, en charge de la gestion du casino de Monte-Carlo, et qui croule alors sous les dettes.

Il lui faudra quelques mois à peine pour redresser l’entreprise. Mais la grande affaire de l’ancien marchand de mort, c’est sa liaison avec Maria del Pilar, l’ancienne épouse du duc de Marchena, interné pour folie.

Il l’avait rencontrée trente ans plus tôt, à bord de l’Orient-Express lorsque la jeune duchesse, alors âgée de dix-sept ans, s’était réfugiée dans son wagon pour échapper à son mari, pris d’une crise de folie. Tombés éperdument amoureux, ils ont dû attendre la mort du duc pour pouvoir enfin convoler en juste noce. Pour Zaharoff, c’est son troisième mariage.

Après avoir abandonné sa première épouse anglaise, il s’était en effet marié – sans divorcer ! – avec une riche héritière américaine, ce qui avait provoqué un scandale qu’il était parvenu non sans mal à étouffer. C’était au début des années 1880. Depuis, Zaharoff avait vécu seul, enchaînant les aventures de circonstances.

Son bonheur avec la belle Maria del Pilar ne dure guère. Moins de dix-huit mois après leur mariage, elle est emportée par une mauvaise fièvre. Brisé, Zaharoff liquide alors tous ses biens et s’attelle à la rédaction de ses Mémoires, dans lesquels il promet de faire des révélations. Volés par un domestique, discrètement récupérés par la police, dont Zaharoff achète fort cher le silence, ils sont finalement brûlés par leur auteur. Basil Zaharoff meurt, amer et solitaire, en novembre 1936.

Les Échos

Thierry Maulnier, l'insurgé

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Thierry Maulnier, l'insurgé

par Robert Spieler

Ex: http://synthesenationale.hautetfort.com

Nous reprenons ici l'article de Robert Spieler publié dans Rivarol de la semaine dernière sur le remarquable livre que notre ami Georges Feltin-Tracol à consacré à Thierry Maulnier.

Il y a près de 25 ans, la dénomination d’un nouveau lycée d’enseignement général, construit dans la banlieue ouest de Nice, suscitait l’émoi chez les couineurs de gauche, d’extrême-gauche, et chez les émotionnés professionnels de l’antiracisme. Pensez… Le maire de Nice, qui était alors Jacques Médecin, voulait le baptiser ‘Lycée Thierry Maulnier’. Ce qui fut fait, au grand dam des indignés congénitaux. Qui était Thierry Maulnier ? Une biographie écrite par le prolifique Georges Feltin-Tracol, nous dévoile les arcanes de cet étonnant personnage, qui fut accusé d’être ‘fasciste’ et dont Mauriac dira : « Au lieu de (se) contenter de quelques articles au Figaro, (il) aurait pu être le Sartre de (sa) génération ». Mais Thierry Maulnier ne s’est, certes pas, contenté d’écrire « quelques » articles au Figaro…

Sa jeunesse

Thierry Maulnier est le pseudonyme de Jacques Louis André Talagrand. Il est né le 1er octobre 1909 à Alès, de parents agrégés de lettres. Son père, Joseph, est un farouche républicain et un anticlérical énervé. Accessoirement, il se comporte comme un parfait tyran domestique, et voue ses deux fils à se consacrer à l’étude permanente : pas à l’école républicaine, non, à la maison… Jacques finira tout de même par découvrir la vie lycéenne dans un établissement de Nice. Gare à lui s’il amène des notes autres qu’excellentes à la maison. Le « despote », c’est ainsi que les frères le surnomment, se déchaîne… Mais cette dure éducation a des vertus. Jacques est plus que brillant, plus que cultivé. Il aura droit à sa photo dans la presse locale niçoise pour avoir décroché le second prix au Concours général d’histoire. A l’automne 1924, précoce, il entre en classe de terminale au lycée Louis-le-Grand, à Paris. Il s’y fait vite une réputation certaine : sa haute taille, son exceptionnelle culture générale, et son m’en-foutisme affiché attirent les regards. Il fait le choix d’être un  « cancre invétéré » qui sera cependant bachelier avec une mention « assez bien », en une époque où une telle mention avait de la signification. Le voici en hypokhâgne où il fait la connaissance des inséparables Maurice Bardèche et Robert Brasillach, avec qui il sympathise fortement. En deuxième année de Normale ’Sup, loin de s’amender pour ce qui concerne son indolence, tant naturelle que travaillée, il se singularise, une fois de plus. Le diplôme de fin d’études repose sur un mémoire que la plupart des étudiants préparent d’arrache-pied tout au long de l’année. Pas lui. Il entreprend d’écrire son mémoire consacré à « L’art dramatique chez Racine d’après ses préfaces », 48 heures avant l’échéance, et obtient la note de 18/20 ! Il épate évidemment Brasillach, Bardèche, et ses camarades. Mais la perspective de devenir professeur, comme ses parents, ne l’enchante absolument pas. Il sera journaliste.

Thierry Maulnier, journaliste

Il découvre Charles Maurras et L’Action française, adhère à l’AF et milite quelques temps aux Camelots du Roi. Ecrivant dans l’organe maurassien des étudiants  L’Etudiant français, il prend le pseudonyme de Thierry Maulnier. Grâce à la qualité de ses articles, le nombre d’abonnements augmente. Il acquiert une certaine célébrité dans les milieux nationalistes. Il est âgé de vingt an ! Le service militairel’attend. Il en gardera un vif sentiment d’inutilité et un antimilitarisme sous-jacent. Sa vie sociale sera intense. Les sorties au théâtre, au cinéma et dans les bistrots s’enchaînent, aux côtés de ses amis Brasillach, Bardèche, Blond, Lupin, Kleber Haedens. Il plaît beaucoup aux femmes et fréquente assidument la Coupole, le Flore, Lipp quand lui et ses amis ne font pas le tour (à pied) de la capitale. Mais quand trouve-t-il le temps d’écrire ? Une anecdote qui décrit sa méthode : A un ami s’enquérant de son éditorial du mois,  il répondit : ‘Il est prêt’, et alors que l’autre le lui demandait, il ajouta : ‘Il ne me reste plus qu’à l’écrire’… Claude Roy dira de lui : « Ce grand travailleur est aussi un grand paresseux ». Cela n’explique  cependant pas tout de ses retards à ses rendez-vous. Il est amoureux de Dominique Aury, pseudonyme d’Anne Cécile Desclos, qui fréquenta la joyeuse équipe de Brasillach et de Bardèche. Elle sera, plus tard, en 1953, le célébrissime  auteur, sous le pseudo de Pauline Réage, d’Histoire d’O, roman érotique qui eut quelques soucis avec la censure.

Thierry Maulnier et les anticonformistes des années 1930

Curieuse et fascinante période que celle des années 1930. Un vaste ensemble intellectuel se développa en France, dans lequel Thierry Maulnier joua un rôle majeur. On évoqua les « relèves des années trente », avec d’un côté d’anciens briandistes favorables à la construction européenne, les « fascistes » de Georges Valois et les « techniciens » de ceux qui constituèrent plus tard la célèbre Synarchie. Thierry Maulnier faisait partie d’une seconde tendance qui, avec Denis de Rougemont et Robert Aron, venus du maurrassisme, constituèrent la Jeune Droite. On ne peut évidemment pas s’empêcher de penser à la Révolution conservatrice allemande. Maulnier rédigea l’introduction de l’édition française du Troisième Reich d’Arthur Moeller van den Bruck, un des maîtres à penser de cette école de pensée. L’ouvrage n’a, faut-il le rappeler, rien à voir avec le Troisième Reich hitlérien. Thierry Maulnier écrit, et il écrit beaucoup. Paul Sérant dira de lui qu’il « fut considéré à une certaine époque comme le successeur possible de Maurras dans le domaine doctrinal ». Révolutionnaire, Maulnier l’est avec véhémence. Il dénonce les effets désastreux de la modernité. : « La machine moderne doit produire à tout prix : on ne produit plus pour consommer, on consomme pour produire. De là naît un esprit nouveau, esprit barbare, mépris devant ce que la civilisation a de plus précieux, mépris de l’homme en fin de compte ». Allant encore plus loin dans la révolte, il appelle à « mépriser les lois, violer les lois et les détruire ». Il méprise profondément les milieux politiques de droite. Il écrit cette phrase terrible, si terriblement juste : « Nous ne sommes pas les braves jeunes espérés, la milice sacrée que la droite traditionnelle espère voir surgir pour lui remettre le soin de prolonger le temps des équipages, de défendre la tradition, la Propriété, la Famille, la Morale, et de faire renaître, avec un peu de chance, l’époque où il y avait encore des domestiques ». Maulnier aborde les questions sociales sans craindre de scandaliser ses lecteurs d’esprit conservateur. Il prône une synthèse révolutionnaire-conservatrice et, à l’instar de Drieu La Rochelle, un « fascisme socialiste qui est aujourd’hui la seule forme encore vivante du socialisme ». Il se méfie cependant des étiquettes et refuse d’importer en France des modèles totalitaires étrangers. S’inspirant de Lénine, il écrit : « Une révolution dans son principe n’a pas été un mouvement de masse, les mouvements de masse naissent après les révolutions. La prise du pouvoir, par la ruse ou par la violence, ne demande qu’une minorité ardente, cohérente, convenablement fanatisée. »

Maulnier, trop extrémiste pour Brasillach et Rebatet

thierry-maulnier-harcourt.jpgIl collabore, entre autres revues, à L’Insurgé, qui se réclamait à la fois de Jules Vallès et de Drumont, dont les orientations fascisantes et corporatives étaient connues. Curieusement, l’équipe de Je suis partout (auquel collabore aussi Maulnier), en particulier Lucien Rebatet et Robert Brasillach, montre une franche hostilité à une ligne éditoriale qu’ils jugent trop extrémiste… Pas étonnant que Maulnier se rapproche durant quelques temps de Jacques Doriot et du Parti populaire français. Il collaborera même à l’organe principal du PPF, L’Emancipation nationale. Il déteste toujours autant le conservatisme, écrivant : « Ce qui nous sépare aujourd’hui des conservateurs, c’est autre chose et beaucoup plus que leur lâcheté (Mon Dieu, qu’il a raison !) », ajoutant « Ce ne sont pas seulement les méthodes d’action conservatrices, ce sont les manières de penser conservatrices, ce sont les valeurs conservatrices qui nous sont odieuses. » Et il ajoute : « A bas l’Union sacrée ! Sous aucun prétexte, nous ne nous solidariserons avec la France d’aujourd’hui ! », concluant par ces mots : « C’est dans l’opposition, c’est dans le refus, c’est, le jour venu, dans la révolution, que réside notre seule dignité possible ». Il évoque cette « République démocratique (qui) ne peut être pour nous que la grande ennemie du peuple, le symbole de son oppression séculaire et des massacres qui l’ont assurée », ajoutant « Démocratie et capitalisme ne sont qu’un seul et même mal : on les abattra en même temps ». Et puis, ces mots (écrits, faut-il le préciser, avant la victoire allemande) : « La France est un pays envahi, un pays colonisé, un pays soumis à la domination étrangère ».

Thierry Maulnier pendant la guerre

Officier de réserve, jacques Talagrand est mobilisé et part en première ligne. L’avancée allemande le contraint à se réfugier chez Léon Daudet. Il  appartiendra aux « vichysto-résistants », ce que n’apprécient guère ses anciens amis de Je suis partout, qui le qualifient de « gaulliste » et de « libéral anglais »à longueur d’articles incendiaires. Lucien Rebatet ira jusqu’à le qualifier, dans Les Décombres, d’  « agent inconscient de l’Intelligence Service » ! Il signe cependant, dans La Revue universelle, une série d’articles, développant des axes doctrinaux pour la Révolution nationale et adhère le 26 janvier 1941 au Comité de Rassemblement pour la Révolution nationale, aux côtés de Jean-Louis Tixier-Vignancour, Edouard Frédéric-Dupont (qui sera membre du groupe FN à l’Assemblée nationale, en 1986) et Antoine de Saint-Exupéry. Il s’écarte cependant de tout engagement politique et refuse toute collaboration avec l’occupant. Il écrit, en 1942, ces lignes : « C’est en-dehors des mythes démocratiques et des mythes totalitaires que se trouvent pour la France la seule renaissance, la seule existence possible ».

L’après-guerre

Le11 septembre 1944, Le Figaro, auquel Maulnier avait collaboré, reparaît. Son premier article concerne Les Réprouvés, allusion bien sûr au magnifique livre d’Ernst Von Salomon, et s’adresse aux soldats perdus de l’IIIème Reich. Il suscite la fureur de certains. Mais ses amis résistants se sont porté garants de lui. Il passe entre les mailles du filet. Ces cautions  n’empêchent pas Maulnier de s’en prendre virulemment à la « Révolution rouge de 1944 »: Indignation de la presse résistancialiste …  Il tonne contre une nouvelle « Terreur ». L’arrestation et la condamnation à mort de Robert Brasillach l’indignent. Avec Jacques Isorni, l’avocat de Brasillach, il rédige une pétition de demande de grâce à De Gaulle, et la fait signer par des artistes et des écrivains : entre autres, par François Mauriac, Jean Cocteau, Colette, Paul Valéry, Albert Camus, Roland Dorgelès. Hélas, Brasillach sera fusillé le 6 février 1945. Une ignominie que Maulnier ne pardonnera jamais à De Gaulle. Il continue à s’activer dans la défense des épurés. Il contribuera à obtenir la grâce de Rebatet, condamné à mort, qui l’avait pourtant copieusement invectivé. Rebatet saluera cet « homme de cœur d’une rare noblesse ». Il aidera aussi Maurice Bardèche à vivr, et même à survivre, l’aidant sur le plan professionnel.

Thierry Maulnier, un bourgeois arrivé à la consécration ?

Avec sa nouvelle épouse, Marcelle Tassencourt, avec qui il partage un amour immodéré pour les chats (ils en ont une dizaine),  il s’investit dans la mise en scène et la dramaturgie. Il critique dans ses pièces le système communiste, ce qui ne lui attire pas franchement les sympathies des Sartriens et autres valets du Komintern. En juin 1959, l’Académie française le récompense par son Grand prix de littérature pour l’ensemble de son œuvre. Cinq ans plus tard, il sera élu Académicien, remplaçant Henry Bordeaux. Mais il continue à écrire au Figaro où il fournit un article ou un éditorial quotidien jusqu’en 1987. Au Figaro ou à La Table Ronde, maison d’édition dont il a « inventé » le nom, il combat frontalement le communisme et ses ‘idiots utiles’, lui qui connaît parfaitement l’œuvre de Karl Marx, qu’il a pu approfondir au temps de la Jeune Droite. Il dénonce avec virulence le totalitarisme rouge, lui qui avait écrit un essai au titre ‘signifiant’ : La face de méduse du communisme. Mais, curieusement, il prit fait et cause, comme le Pape et comme de multiples personnalité au niveau mondial pour les époux Rosenberg, condamnés à mort pour espionnage aux Etats-Unis. Ils avaient transmis aux Soviétiques les secrets de la bombe atomique et furent exécutés. Pourquoi le furent-ils, malgré cette mobilisation mondiale ? L’affaire mérite d’être racontée en quelques lignes. Les Américains avaient en fait réussi à décrypter les messages secrets que les Soviétiques envoyaient à leurs taupes américaines, dont les Rosenberg, et disposaient des preuves absolues de leur trahison. Mais pas question que les Soviétiques  sachent que leurs codes  avaient été décryptés. Le ministre de la Défense américain convoqua dans le plus grand secret les juges du tribunal, et leur présenta, sous le sceau de la discrétion la plus absolue, les preuves de la trahison des Rosenberg, qui furent en effet condamnés à mort et exécutés. Le supposé ‘recentrage’ politique de Maulnier suscita évidemment l’ironie et l’ire de Jacques Laurent, dans sa revue La Parisienne, et des maurassiens regroupés autour de Pierre Boutang. Maulnier était, à leurs yeux, coupable d’écrire dans un journal (Le Figaro), « aux opinions timorées ». Que diraient-ils aujourd’hui ? Mais Maulnier continue à s’engager, en faveur de l’Indochine française, en faveur de l’Algérie française. L’incurie politique de la IVème République l’exaspère tant qu’il en vient à soutenir le retour au pouvoir du général De Gaulle. Il en viendra même à condamner le putsch d’Alger. Maulnier, qui avait pourtant collaboré un temps à Défense de l’Occident de son vieil ami Bardèche, se rapprochera des thèses atlantistes tout en acquiesçant la politique étrangère de De Gaulle.

Mais, « fasciste un jour, fasciste toujours »

Les événements de mai 1968 le réveillent d’un (relatif) sommeil. Dominique Venner, qui le rencontra souvent, dira : « Qu’à bientôt soixante ans, l’écrivain fût différent du jeune homme qu’il avait été trente ans plus tôt, qui s’en étonnerait ? Mais je peux témoigner que le Thierry Maulnier de l’âge mûr, celui que j’ai connu, était beaucoup moins apprivoisé qu’on ne l’imagine, beaucoup moins changé qu’on ne l’a dit. » Thierry Maulnier présidera des colloques dont les invités furent Roland gaucher, Giorgio Locchi, Jean Dutourd, Paul Sérant ou Raymond Ruyer. L’académicien assista aussi à des colloques du GRECE et accepta de figurer dans le comité de patronage de Nouvelle Ecole, la remarquable revue de la Nouvelle Droite dirigée par Alain de Benoist et Pierre Vial. Et c’est ainsi que Thierry Maulnier transmit implicitement le flambeau du combat d’idées de la Jeune Droite et des non-conformistes des années trente auu non-conformistes des années 1970, regroupés autour du GRECE et de la « Nouvelle Droite »…

La mort de Thierry Maulnier

Celui que notre ami Rivarolien, Patrick Parment, avait qualifié, dans un numéro d’Eléments en 1988, de « Cioran sans amertume », et à qui  Pierre Vial rendit hommage dans la même revue avec ce titre, « Thierry Maulnier l’insurgé », décède le samedi 9 janvier 1988 à Marne-la-Coquette.

Georges Feltin-Tracol, Thierry Maulnier, un itinéraire singulier, préface de Philippe d'Hugues, 18 euros (plus 3 de frais de port), Editions Auda Isarn, BP 90825 -  31008 Toulouse Cedex 6

jeudi, 13 novembre 2014

History of Czech-German relationship

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Lukáš Novotný

Kameradschaftsbund: History of Czech-German relationship – Novotný

“Kameradschaftsbund: Contribution to the history of Czech-German relationship” by Lukáš Novotný (PDF – 2.3 MB & 2.4 MB):

Kameradschaftsbund – Contribution to the history of Czech-German relationship (Part 1)

Kameradschaftsbund – Contribution to the history of Czech-German relationship (Part 2)

 

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NOVOTNÝ, Lukáš: “Kameradschaftsbund. Contribution to the history of Czech-German relationship (Part one).” In: Prague Papers on the History of International Relations, Prague – Vienna, Institute of World History, Faculty of Arts and Philosophy, Charles University Prague [Filozofická fakulta Univerzity Karlovy v Praze] – Institute of World European History, Faculty of Historical and Cultural Sciences, University of Vienna, 2008, s. 291–309. ISBN 978-80-7308-254-3. <http://usd.ff.cuni.cz/?q=system/files/novotny%20kamerad.pdf >.

NOVOTNÝ, Lukáš: “Kameradschaftsbund. A Contribution to the History of the Czech-German Relationship (Part two).” In: Prague Papers on the History of International Relations, Prague – Vienna, Institute of World History, Faculty of Arts and Philosophy, Charles University Prague [Filozofická fakulta Univerzity Karlovy v Praze] – Institute of World European History, Faculty of Historical and Cultural Sciences, University of Vienna, 2009, s. 387–405. ISSN 1803-7356. ISBN 978-80-7308-296-3. <http://usd.ff.cuni.cz/?q=system/files/novotny%20kamarad.pdf >.

Note: See also “Othmar Spann: A Catholic Radical Traditionalist” by Lucian Tudor: <http://neweuropeanconservative.wordpress.com/2014/06/23/othmar-spann-tudor/ >.

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mardi, 11 novembre 2014

P. Y. Rougeyron: les nouveaux visages de l'impérialisme


Pierre Yves Rougeyron:

Les nouveaux visages de l'impérialisme

par webtele-libre

 

Pierre-Yves Rougeyron dirige le Cercle Aristote

Voir: http://www.cerclearistote.com

dimanche, 09 novembre 2014

La révolution militaire et la naissance de la modernité

Laurent Henninger :

La révolution militaire et la naissance de la modernité

par webtele-libre

samedi, 08 novembre 2014

Donoso Cortés: La clave teológica de la historia

Donoso Cortés: La clave teológica de la historia

Kiko Méndez-Monasterio
Escritor y periodista (España).

Ex: http://www.revistalarazonhistorica.com

es0026a.jpgNació en 1809 en Valle de la Serena, Badajoz, donde su madre se refugiaba de las tropas napoleónicas. Político, diplomático, y filósofo, es uno de los mayores exponentes europeos del pensamiento conservador del siglo XIX. Su Ensayo sobre el catolicismo, liberalismo y socialismo es una premonición de lo que le esperaba al continente y un adelanto de la Rerum Novarum de León XIII.

 

En 1952 el parlamento de la Alemania del Oeste discutía la posibilidad de incorporarse a la OTAN. Para mostrar la necesidad de oponerse al bloque soviético, uno de los diputados se refirió al discurso de un español que, cien años antes, ya había vislumbrado esa hora de Rusia como la nación más propicia para expandir la herejía socialista y amenazar a occidente. Ese diputado, en fin, estaba citando las predicciones terribles que escribió Donoso Cortés, y que acertaron con profética exactitud el destino del continente.

No es extraño que el político alemán conociese la obra del pensador español. El mismo Metternich había sido uno de los grandes admiradores y de él afirmaba: “Después de lo que ha dicho Donoso Cortés ya se puede tirar la pluma, porque es imposible que alguien pueda tener puntos de vista más elevados”. Se refería el veterano canciller al Discurso sobre la situación general de Europa que enunciara el pensador y que resonó con muchísima fuerza en todo el continente, de Roma a Moscú y de Berlín a Londres.

La fama de Donoso superaba en mucho sus cargos diplomáticos, y aunque tuvo una dilatada carrera política su genio se muestra en el análisis perfecto que hace de su tiempo, todo un oráculo del siglo, y por eso de él -y de Balmes- Menéndez Pelayo escribiría: “Si pasaron por la escena política, fue como peregrinos de otra república más alta”. Cierto.

El siglo XIX es el de la Revolución, pero ni siquiera durante su militancia liberal Donoso cayó en la trampa del caos. Fue el suyo un liberalismo verdaderamente ilustrado, pero en el que la razón nunca llega a suprimir del todo a la fe. “Creo que si en el tiempo de mi mayor olvido de Dios me hubieran dicho: vas a hacer abjuración del catolicismo o a padecer grandes tormentos, me hubiera resignado a los tormentos”.

Se casó, tuvo una hija que murió al poco tiempo y no mucho después también perdió a su esposa. Pero curiosamente no serían estos dolores los que le empujan a su conversión definitiva, sino la muerte piadosa de uno de sus hermanos y a la vez la anarquía europea de las revoluciones del 48. “Mi conversión se debe a la misericordia divina y al estudio de las revoluciones, que son buenas como las herejías, porque confirman en la fe y la esclarecen”, le escribe a un amigo. Y a partir de entonces Donoso se convierte en una de las cabezas contrarevolucionarias más importantes de la época, pero tampoco le seducen los honores, así que cuando sus discursos se citan y se estudian en consejos y palacios él ya está pensando en retirarse, no para meditar en algún lugar solitario, sino para entrar en una combativa Orden religiosa. Ya había fijado su elección en la Compañía de Jesús cuando le sobrevino la muerte en París, a los cuarenta y tres años de edad. Días antes el Emperador, sabiendo de sus dolencias, había encargado que se le transmitiese su afecto y su deseo de una pronta recuperación. Donoso agradeció el gesto, pero alzó la mano para señalar el crucifijo y exclamó: “Que Éste se interese por mí es lo que importa”.

No es una anécdota, el planteamiento religioso es en Donoso Cortés piedra angular de su discurso. Es él quien entiende mejor que los errores políticos son errores teológicos, que la Europa (como le gustaba decir, por su gusto afrancesado) no se entiende sin la bicefalia del trono y el altar. Sus palabras hoy escandalizan «Sólo el sacerdote y el soldado representan aún las ideas de la inviolabilidad, de la autoridad, de la santidad, de la obediencia y de la divinidad del amor. Por eso son los representantes de la civilización europea», pero sus pronósticos se cumplieron, y se cumplen, y no son muy optimistas.

vendredi, 07 novembre 2014

Hungría y las raíces de Europa Historia de una revolución conservadora en el XXI

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Hungría y las raíces de Europa

Historia de una revolución conservadora en el XXI

http://www.revistalarazonhistorica.com

Sergio Fernández Riquelme

Doctor en Historia y Política social. Profesor de la Universidad de Murcia (España).

Resumen: Hungría ha revolucionado, desde 2010, el debate político en el seno de la Unión europea sobre sus raíces históricas y sus perspectivas de desarrollo futuro. En un interesante contexto de transformaciones globales y de crisis económica persistente, la construcción europea se enfrenta al reto de definir y compartir los pilares morales y los valores comunitarios que deben dar sentido y significado a su propio proyecto, en este tiempo histórico, ante realidades ideológicas emergentes y frente a viejas identidades recuperadas. Y en el tiempo citado Viktor Orbán, primer ministro del país magiar, ha liderado una revolución conservadora de amplio calado sin parangón en el seno de la Europa unida, con una nueva Constitución como referente de partida, que la Historia de las ideas puede ayudar a descifrar.

Introducción.

El 18 de abril de 2011 el Parlamento húngaro sancionaba una nueva Constitución para Hungría[1]; pero ésta no era una Carta magna más. Frente a una Europa occidental alejada de manera constante, cultural y jurídicamente, de sus referentes históricos tradicionales, el gobierno magiar proclamaba una Ley fundamental que no solo reconocía como fundamentales las raíces cristianas del país, sino que subrayaba una concepción del orden social, político y económico que protegía la identidad nacional del país ante los fenómenos transformadores que anunciaba la globalización[2].

[3] , Hungría fue uno primeros países de la órbita comunista en abrazar la democracia liberal y someterse a la tutela alemana.Pero entre 2007 y 2008, cuando una grave crisis económica puso de manifiesto la debilidades del monopolio demoliberal de estirpe norteamericana y de la misma construcción futura de la Unión europea, el contexto histórico pareció gestar, cuando no dar sentido y significancia, a una nueva y diversa corriente político-ideológica, en especial en los países periféricos más afectados por los recortes del Estado del bienestar y la intervención macroeconómica occidental (FMI y UE), o entre aquellos que, desde el refuerzo de su identidad nacional, buscaron ser alternativa al “fin de la Historia” de Fukuyama (un final basado en la homogeneización mundial del modelo useño) dentro de un mundo multipolar que el posible éxito del llamado “putinismo”[4] podía demostrar viable[5].

En ese contexto parece explicarse, desde la Historia de las ideas, la génesis y el desarrollo de una no tan vieja “democracia soberana”, bien antiliberal bien comunitarista, fundada en la recuperación de identidades políticas y sociales bajo autoridades ejecutivas fuertes, la pretendida independencia económica, una dimensión nacional clara y una vinculación religiosa profunda, que parecían superadas en la globalización capitalista-liberal que abría el siglo XXI, y que en Europa Oriental parece haber germinado en diversas dinámicas estatales (Eslovaquia, Serbia, Ucrania, Macedonia, Rusia o Bulgaria) y en el Occidente del viejo continente con formas ideológicos y/o partidistas nacionalistas de nuevo cuño (del nacionalismo separatista de Escocia o Cataluña, al nacionalismo identitario de Francia, Alemania o Grecia).

Así en plena Unión europea, sin que sus propias instituciones y líderes lo pudiesen creer, uno de sus Estados miembros, liderado por el antiguo y aventajado discípulo liberal Viktor Orbán, no solo se declaró constitucionalmente como estado confesional cristiano (ecuménico), o asumió en esa misma Carta magna la Familia tradicional y el derecho a la vida. Y sobre todo, dichas autoridades comunitarias se frotaban los ojos tras las continuas victorias electorales de una opción política denunciada desde Bruselas como “autoritaria” y nacionalista, y que además proclamaba ya, sin ambages, la oportunidad histórica de un nuevo Estado nacional que podía superar los fallos del sistema liberal actual más allá del calculado euroescepticismo inglés[6]. Y no solo eso, en su parlamento se había convertido en la tercera fuerza política la formación de nacionalismo identitario más importante de toda Europa: Jobbik, que parecía condicionar algunas de las principales líneas de actuación del mismo gobierno de Fidesz[7].

Solo el tiempo, clave vital de la Historia, contará del éxito o fracaso de esta nueva empresa político-social en pleno proceso de construcción europea, en el que Orbán pretende asumir la simbiosis entre el progreso socioeconómico y las raíces culturales tradicionales.

 

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1.      El inicio. La transformación personal y política de Viktor Orbán.

El 29 de mayo de 2010, Viktor Orbán asumió por segunda vez el poder como Primer ministro. Pero esta segunda vez todo sería diferente. Orbán encabezaba ahora una profunda transformación nacional que cuestionaba el omnímodo poder de Bruselas, y que parecía hacer irreconocible al antiguo político liberal y pro-americano que había deslumbrado en Bruselas.

Este jurista nacido en 1963 en Székesfehérvár, colaboró en la fundación en 1988 del partido político que le llevaría al mando del país. Nacía Fidesz (FIatal DEmokraták SZövetsége) o Unión cívica húngara. Desde esta plataforma inicialmente liberal, apoyó el proceso de caída de la vieja República socialista de Hungría, con su primer gran discurso, el 16 de junio de 1989, en  la Plaza de los Héroes de Budapest (durante el entierro de Imre Nagy y otros mártires de la Revolución húngara de 1956[8]). Su planteamiento democrático liberal se plasmó en tres ideas claves: apertura del país, elecciones libres y retirada de las tropas soviéticas. Su protagonismo le valió recibir una beca de la Fundación Soros ese año para formarse en el liberalismo político norteamericano; así, en el Pembroke College de la Universidad de Oxford), recibió el magisterio del profesor polaco Zbigniew Pelczynski, experto en transiciones postcomunistas.

En 1990 se convirtió en miembro del Parlamento húngaro y líder del Fidesz. Tras el derrumbe de espectro conservador electoral tradicional, abandonó el ideario liberal por el nuevo centroderecha en boga en Europa. Así refundó el partido como FIDESZ-MPP en 1995, formación con la que ganó las elecciones de 1998, en alianza con el MDF, llegando al 42% del voto escrutado. Poco después Viktor Orbán visitó Washington y en un almuerzo organizado por Freedom House, Mark Palmer, ex embajador en Hungría que conocía bien el invitado, lo presentó como el joven y prometedor líder de la Hungría democrática[9]. Por ello, sus políticas de estabilidad y crecimiento liberales pusieron en boga a la nueva Hungría, convirtiéndose en miembro de la OTAN y candidato a la entrada en la UE (fue nombrado vicepresidente del Partido popular europeo en 2002) [10].

Pese a los éxitos económicos (reducción de la inflación más del 7% y crecimiento del 5% del PIB en el año 2000), la ruptura la coalición con la que gobernaba (en especial por la crisis del pequeño socio FKGP), y la campaña mediática de la oposición sobre su supuesto autoritarismo, le hizo perder las elecciones de 2002 ante la entente formada por el Partido Socialista Húngaro (MSZP) y la Alianza de los Demócratas Libres (SZDSZ)[11].

En 2010, cuando menos lo esperaban, Orbán recuperó el poder, pero con un nuevo y claro programa. Tras ocho interminables años en la oposición, la destitución del gobierno socialista encabezado por Ferenc Gyurcsány por corrupción y mentiras le abrió de nuevo la puerta de entrada al poder. Así, en las elecciones de ese año FIDESZ consiguió el 52,73% de los votos y dos tercios de los escaños, los necesarios para transformar profundamente un país corrompido y endeudado.

hongrie-jobbik.jpgY sorprendió ampliamente el espíritu conservador, nacionalista y cristiano de su nuevo proyecto conservador. Del anticlericalismo liberal de sus declaraciones y propuestas de 1991, a su afirmación pública en 2005 de “yo soy cristiano”. Una convicción manifestada en las palabras y en sus obras desde 2010. Junto a la acción legislativa en defensa de la identidad cristiana, sus discursos versaban sobre el papel de ésta en las raíces de Europa y en el futuro de Hungría, y en ellos abundaban las citas bíblicas y las frases religiosas latinas. Incluso Orbán anunció el lema de su gobierno: “soli Deo Gloria [12].

Una evolución personal ligada a la transformación político-cultural de Hungría liderada por Fidesz (y con el ascenso de Jobbik como claro exponente) con el apoyo de la alianza entre las dos confesiones “nacionales y establecidas” del país: la mayoritaria Iglesia Católica (con el cardenal Peter Erdö) y la minoritaria Iglesia reformada (con su pastor y mentor Zoltán Balog)[13]. Su colaboración se tradujo en la devolución de "la riqueza robada a las iglesias y al pueblo húngaro” por el comunismo, y la renovación de las Iglesias destruidas o envejecidas católicas y reformadas.

Este apoyo abrumador de la ciudadanía fue el punto de partida para legitimar su mandato en pro transformar el país desde una nueva revolución conservadora[14]. El Parlamento desarrolló una enorme actividad legislativa: más de 800 iniciativas legislativas, desde la aprobación de una nueva Ley Fundamental (modificada cinco veces desde 2011), hasta una reforma electoral, pasando por la transformación de la justicia, la defensa de la minorías húngaras en los países vecinos.

Etienne-Ier-de-Hongrie.jpegEn primer lugar, la propia Carta magna impelía a reforzar la identidad nacional húngara, dentro y fuera del país. Se concedió la nacionalidad a los húngaros étnicos de los países vecinos, se financiaron escuelas en magiar en el extranjero, y se apoyaron partidos políticos propios en dichas regiones limítrofes. A ello se unía la recuperación del pasado nacional, marcado por la Constitución. En 2012 se comenzó a recupera la memoria de Miklós Horthy, regente y comisario del régimen húngaro desde 1920 hasta 1944, con nuevas estatuas y placas en Kereki, Debrecen o Gyömrő. En julio de 2014 un monumento en el Centro de Budapest para conmemorar el 70 aniversario de la ocupación nazi del país, que representa a Hungría como un arcángel, atacado por un águila, que sería Alemania [15], y el 20 de agosto, día de San Esteban y Fiesta nacional de Hungría, se recuperó el ceremonial de la Santa Misa dentro de la Basílica y que las Fuerzas de Defensa de Hungría participarán en la procesión del Santo Derecho.

Y entre esas medidas, han pasado a la primera página de la prensa europea sus medidas en pro de crear un Estado democrático, soberano y centralizado, sobre  los pilares de la Nación, la Familia y la Autoridad: proceso que ha sido definido por sus detractores como “una contrarreforma tradicionalista sin contemplaciones[16], Pero sus datos económicos (el PIB creció un 1,3% desde 2013 y el desempleo cayó del de 10,4 a 8%) y la aceptación de sus propuestas se tradujeron en aplastantes victorias locales, nacionales y europeas en 2013 y 2014. Se había sancionado democráticamente la primera parte de su apuesta, de su revolución[17].

2.     La consolidación. La nueva Constitución de Hungría.

La Constitución promulgada en 2011 recogía la esencia del proyecto de Orbán y FIDESZ[18]. Así comenzaba con la proclamación “Dios bendiga a los húngaros”, y continuaba con una Confesión nacional que subrayaba las raíces cristianas de Europa y Hungría:

NOSOTROS, LOS MIEMBROS DE LA NACIÓN DE HUNGRÍA, al inicio del nuevo milenio, con un sentido de responsabilidad de todos los húngaros, proclamamos por la presente lo siguiente: Estamos orgullosos de que nuestro rey San Esteban construyó el Estado húngaro en tierra firme y que hizo de nuestro país parte de la Europa cristiana desde hace mil años. Estamos orgullosos de nuestros antepasados ​​que lucharon por la supervivencia, la libertad y la independencia de nuestro  país. Estamos orgullosos de los excelentes logros intelectuales del pueblo húngaro.  Estamos orgullosos de que nuestro pueblo ha defendido durante siglos a Europa en una serie de luchas  y ha enriquecido los valores comunes de Europa con su talento y diligencia. Reconocemos el papel del cristianismo en la preservación de la nacionalidad”.

 

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Una declaración que recordaba la continuidad histórica de la nación húngara jurídico-políticamente: “Honramos a los logros de nuestra constitución histórica y honramos la Santa Corona, que encarna la continuidad constitucional de la condición de Estado de Hungría y la unidad de la nación[19]. De esta manera rechazaba la ruptura jurídico-política tras la ocupación alemana y la ilegal Constitución comunista de 1949, momentos de “dominación tiránica” que la primera Asamblea Nacional, “libre, nacida de la Revolución de 1956” comenzó a desterrar al “marcar el camino de una recuperación de la libertad nacional, que el segundo día de mayo de 1990 proclamó definitivamente con la recuperación de la representación popular”. Así contenía que:

“Sostenemos que, después de las décadas del siglo XX que llevaron a un estado de decadencia moral, tenemos una necesidad permanente de renovación espiritual e intelectual. Confiamos en un futuro desarrollado de manera conjunta y en el compromiso con las generaciones más jóvenes. Creemos que nuestros hijos y nietos harán grande Hungría otra vez con su talento, persistencia y fuerza moral. Nuestra Ley Fundamental será la base de nuestro ordenamiento jurídico; será una alianza entre los húngaros del pasado, presente y futuro. Es un marco vivo que expresa la voluntad de la nación y la forma en la que queremos vivir”.

 

Sobre esta declaración de continuidad histórica se fundaba la defensa y promoción de la identidad nacional húngara:

Nos comprometemos a preservar la unidad intelectual y espiritual de nuestra nación, desgarrada en las tormentas del siglo pasado. Proclamamos que las nacionalidades que viven con nosotros forman parte de la comunidad política húngara  y son partes constitutivas del Estado. Nos comprometemos a promover y salvaguardar nuestro patrimonio, nuestro lenguaje húngaro único, la cultura, las lenguas y las culturas de las nacionalidades que viven en Hungría, junto con todo lo hecho por el hombre y los bienes naturales de la cuenca de los Cárpatos. Nosotros llevamos la responsabilidad de nuestros descendientes, Por lo tanto, vamos a proteger las condiciones de vida de las generaciones futuras, haciendo uso prudente de nuestros recursos materiales, intelectuales y naturales.  Creemos que nuestra cultura nacional es una valiosa contribución a la diversidad de la unidad europea”.

 

Una Nación sostenida por un Estado fuerte y justo, protector de los más desfavorecidos y respetuoso de las comunidades naturales intermedias:

Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra  convivencia, y que nuestros valores fundamentales de cohesión son la fidelidad, la fe y el amor. Sostenemos que tenemos un deber general para ayudar a los más vulnerables y los pobres. Sostenemos que el objetivo común de los ciudadanos y el Estado es lograr el más alto y posible nivel de bienestar, seguridad, orden, justicia y libertad. Sostenemos que la democracia sólo es posible cuando el Estado está al servicio de sus ciudadanos y administra sus asuntos de una manera equitativa, sin perjuicio o abuso”.

 

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Posteriormente, en el articulado se concretaban algunos de los rasgos fundamentales de este proyecto:

·         ElArtículo D recogía el derecho de Hungría de reconocer y proteger a sus compatriotas habitantes de regiones en países limítrofes (y que antes se encontraban dentro del Imperio austrohúngaro), señalando que “hay una sola nación húngara que pertenece al mismo grupo”, y “Hungría deberá asumir la responsabilidad por el destino de los húngaros que viven fuera de sus fronteras, y facilitará la supervivencia y el desarrollo de sus comunidades”.

·         ElArtículo L protegía la concepción natural del matrimonio y la Familia, y la necesidad de una política de desarrollo demográfico, subrayando que “(1) Hungría protegerá la institución del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer establecida por la decisión voluntaria, y la familia como base de la supervivencia de la nación. Los lazos familiares se basan en el matrimonio y / o la relación entre padres e hijos. (2) Hungría fomentará el compromiso de tener hijos”. A ello unía el Artículo II de la segunda parte que rezaba que“la dignidad humana es inviolable. Todo ser humano tiene derecho a la vida y a la dignidad humana; la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”.

·         El Artículo M recogía la necesidad de una economía social de Mercado. Así “(1) La economía de Hungría se basa en el trabajo que crea valor, y sobre la libertad de empresa. (2) Hungría garantizará las condiciones de una competencia económica justa. Hungría actuará contra cualquier abuso de la posición dominante, y protegerá los derechos de los consumidores”.

 

3.        El desarrollo. Hacia un nuevo Estado.

Había que cambiar el país de arriba abajo. Esa fue la pretensión del nuevo gobierno de Orbán, bajo tres premisas irrenunciables: continuar con el proceso de transformación recuperando la independencia de Hungría de la burocracia centralista (y pro-alemana) de la UE, reivindicar las raíces cristianas de Europa, y sancionar un nuevo Estado social y nacional alejado del falso liberalismo socialista[20].

 

3.1. La soberanía económica.

Sin libertad económica no había soberanía y Hungría no sería libre de realizar su proyecto de renovación nacional; y la Constitución sería, pues, papel mojado Así lo atisbó Orbán cuando llegó al poder en 2010. Dos años antes, el país caminaba hacia el abismo, siendo intervenido directamente por el FMI y la Comisión europea. El déficit era inasumible, el PIB caía brutalmente (-6,8% en 2009), la deuda crecía de manera imparable (hasta el 82%) y el Banco central anunciaba suspensión de pagos. El gobierno socialista-liberal, responsable de la crisis, entregó todo su poder a los dictados internacionales.

Frente a esta situación de dependencia, de “colonialismo” para Orbán, en primer lugar, el gobierno de Fidesz logró sacar al país de la recesión en 2103, reduciendo la inflación al 1,3%, creciendo el PIB de media un 1% entre 2010 y 2013. Y para asombro de todos, cuando la economía comunitaria se paralizó (crecimiento nulo en el segundo semestre de 2014), el PIB de Hungría creció un 3,9% (Oficina Central de Estadística de Hungría, KSH), la cifra más alta desde 2006[21].

 

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Para culminar el proceso, en 2014 Hungría recuperó el control del Magyar Kereskedelmi Bank (MKB), comprando el 99% de las acciones al banco alemán Bayerisiche Landesbank [22]. Y puso sus miras hacia el Oriente. Tras realizar importantes acuerdos comerciales con Kazajistán, Azerbaiyán y China (con la potencia asiática incluso compartiendo una estrategia militar conjunta[23]), Orbán llegó a  Moscú. El antiguo poder se convertía, ahora, en nuevo y prioritario socio, al que Occidente equiparaba ahora como modelos “putinistas”. El 31 de enero Orbán visitó por primera vez el Kremlin. En un ambiente cordial se firmaron acuerdos de colaboración económica (venta de gas y el proyecto South Stream). Putin declaró la importancia de la herencia ugrofinesa, raíz del pueblo húngaro, en la multinacional Federación rusa, y la importancia de las relaciones entre Rusia y el mundo centroeuropeo. Posteriormente, el primer ministro húngaro elogióla transcendencia de la cultura rusa y transmitió a Putin que era consciente de la actual importancia económica y política de Rusia, así como de la necesidad de sus inversiones (en la energía nuclear y en el sistema ferroviario): “Creemos que Rusia es una gran potencia. No sólo tiene un gran pasado, sino también un gran futuro. Así que es obvio que Hungría tiene un gran interés en el mantenimiento de una fructífera y estrecha cooperación con Rusia”[24]. En dicha reunión se fraguó la firma en 2014 del acuerdo para que la compañía rusa Rosatom construyera dos nuevos reactores nucleares en Paks, valorado como “el contrato del siglo” por el portavoz del gobierno János Lázár al asegurar para el futuro la independencia energética de Hungría.

 

3.2. La Gran transformación.

La nueva Constitución marcaba el camino para la gran transformación conservadora de Hungría. En ella se contenía su esencia: el mandato de desarrollar gran parte de los artículos fundamentales en Leyes orgánicas posteriores, y las propias enmiendas que completaban las líneas maestras del proyecto. Así se aprobaron más de 360 leyes en solo cuatro años.

En primer lugar, el gobierno de Orbán apostó por la defensa de la Familia natural ante los problemas demográficos y morales heredados. Por ello, el 23 diciembre de 2011 el Parlamento húngaro aprobó la Ley CCXI de 2011 sobre la Protección de las Familias, centrada en proteger a los niños y sus familias ante la grave y actual crisis demográfica. La ley señalaba que "la familia es una comunidad autónoma establecida en la historia humana antes de la aparición de la ley y el Estado, que se apoya en razones morales”, siendo "el recurso nacional más importante de Hungría”. Con ello se reconocía a la misma “Como la unidad básica de la sociedad la familia es la garantía para la supervivencia de la nación y el medio ambiente natural del desarrollo de la personalidad humana, que debe ser respetado por el Estado". Esta ley toma medidas concretas para garantizar la protección efectiva de las familias, mediante la integración de la “perspectiva de la familia” en todos los ámbitos sociales y estatales. Una Ley revisada por la Comisión de Venecia (Comisión Europea para la Democracia por el Derecho) y apoyada por el memorándum del Centro Europeo para la Ley y la Justicia (ECLJ)[25].

 

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En segundo lugar se recortaron las competencias del Tribunal constitucional, el cual se había manifestado en contra de la Ley de protección a la Familia y de las primeras medidas del gobierno. De esta manera, el gobierno logró aprobar varias Enmiendas constitucionales. Una primera Enmienda recortaba los poderes del Tribunal Constitucional, que no podría pronunciarse ya sobre presupuestos ni impuestos realizados por el ejecutivo;  y otra definía en la Constitución, explícitamente, a la Familia como fundada exclusivamente en el matrimonio[26].

En tercer lugar se aprobó una nueva ley electoral que creaba nuevos distritos electorales y permitía votar a 500.000 húngaros étnicos que vivían en países vecinos. A la que se añadió posteriormente la obligación de publicar propaganda electoral solo en medios públicos durante la campaña de elecciones. Y se sancionó en 2012 una Ley de prensa que establecía la obligación de realizar siempre una cobertura “equilibrada” a todas cadenas de radio y televisión y radio (no la prensa escrita).

En cuarto lugar, se desarrolló un Estado social justo y asistencial, siendo constante el compromiso del Gobierno con la solidaridad social como referente de la renovación nacional. En 2010 comenzó una estrategia de integración social del colectivo gitano (programas Komplex y Chance), especialmente para la inclusión social de los niños en pobreza extrema. En 2011 se lanzó el programa Erzsébet, una iniciativa del gobierno para ayudar en la integración de los niños de escasos recursos o con discapacidades. Desde 2013, el Plan de Acción de Protección de empleo dejaba exentos del pago de contribuciones y proporcionaba subsidios de cotización a las empresas que contratasen a madres que habían estado recibiendo prestaciones por maternidad o subsidio asistencial; y a partir de enero de 2014 - gracias al subsidio asistencial extra - los padres podían trabajar sin límites y al mismo tiempo recibir prestaciones de maternidad y prestaciones familiares por hijo.

Ese mismo año se diseñó un nuevo programa para ayudar a los más necesitados con el apoyo de la Unión Europea, bien familias con niños menores de tres años, bien los ciudadanos sin hogar y mayores con pensiones bajas, a los cuales se les proporcionarán paquetes de alimentos y asesoramiento gratuito para ayudarles a salir de la pobreza (tras consultas sociales con organizaciones y gobiernos locales, compartiendo sus opiniones e incluyendo sus recomendaciones), y se aplicó la reducción del precio de los libros de texto para las Familias. Además, la defensa de los trabajadores se tradujo en un aumento del 2,9 por ciento del salario bruto medio de los empleados a tiempo completo en términos interanuales [27]. Una Política social nacional y responsable, que era para el Ministro de Estado de Asuntos Sociales y Familia Miklós Soltész, radicalmente diferente a la anterior, un modelo socialista organizado sobre organizaciones afines ideológicamente; por ello el ministro declaró que el gobierno no financiaría “a organizaciones no gubernamentales que abogaran por la falta de valores y cosas innecesarias[28].

 

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En quinto lugar desde 2012 el Gobierno lanzó, siguiendo el nuevo mandato constitucional, una campaña de sensibilización contra el aborto, considerado como una forma de violencia contra la mujer; en este sentido publicaron varios anuncios en los medios de comunicación bajo la imagen de un feto bajo el lema “déjame vivir y me doy en adopción”, financiada con fondos de la UE, y en 2013 esta campaña fue otorgada a la Fundación Ágota (Ágota Alapítvány) fundada por János Kothencz[29].

Pero aparte de reformar el campo institucional, había también que reconquistar el espacio cultural y educativo para difundir, social y mediáticamente, la identidad nacional y religiosa de Hungría. En el plano educativo, el gobierno comenzó a centralizar la educación pública, mediante un plan de renovación y control por un lado, y con la ayuda de convenios con las iglesias por otro[30]. Desde 2010 los socios de la coalición con Fidesz, los Demócratas Cristianos (KDNP), se hicieron cargo de los asuntos educativos, culturales, sociales y de salud, y en colaboración con la conservadora Asociación Nacional de Padres de Hungría (Magyar Országos Szülők Szervezete) dirigida por Sándor Keszei, y la Asociación de Intelectuales cristianos (Keresztény Értelmiségiek Szervezete) representada por Julianna Gärtner y dirigida por el sacerdote Zoltán Osztie [31], lograron introducir en 2013 la educación religiosa, gradualmente como obligatoria, en las escuelas públicas; mientras, los hijos de padres no religiosos o de los padres que pertenecían a una denominación no reconocida por el Estado estaban obligados a tomar cursos de moral (erkölcstan), enseñada por los profesores formados en un curso de 60 horas realizado por los colegios confesionales. Además, desde 2011 se aseguró la financiación pública de los colegios religiosos, y se aprobó que los gobiernos locales pudieran entregar la gestión de las escuelas municipales a las iglesias, consiguiendo mayores incentivos económicos (subvenciones permanentes) y cierto control local de las mismas. El Ministro Soltész contraponía a los anteriores gobiernos socialistas que el gobierno de Fidesz había duplicado las instituciones educativas mantenidas por las Iglesias en Hungría, llegando a más de mil en 2014[32].

En la dimensión cultural se fomentaron las organizaciones y actividades de naturaleza religiosa y nacional. Imre Kerényi, representante personal del primer ministro encargado de los asuntos culturales, reivindicaba una cultura conservadora de raíces cristianas. Así proclamó, en un festival cristiano de teatro el 22 de mayo de 2014, que “el ochenta por ciento del arte europeo, y creo que el ochenta por ciento del teatro húngaro, es el producto de la cultura cristiana". Por ello "Europa es el triunfo del pensamiento cristiano, y también lo es Hungría. El problema en todo el mundo es que un "ismo" se ha hecho cargo de la alimentación principal en la educación de los directores y playreaders, que dice que no a todo esto... y esto ... establece un punto de vista donde la decadencia y la corrupción predominan [33]. Asimismo el nuevo director del Teatro Nacional de Hungría, Attila Vidnyánszky, declaró que “el teatro nacional era un espacio sagrado y por lo tanto habrá que consagrada por un sacerdote[34].

Este proceso de transformación se encontró con las críticas de la misma UE. El presidente de la Comisión, Jose Manuel Durão Barroso, mandó una carta muy dura a Orbán para indicarle su seria preocupación ante la falta de compatibilidad de la transformación nacional con la propia legislación europea; mientras Viviane Reding y Guy Verhofstadt criticaron la amenaza que suponía Hungría para el Estado de derecho europeo, señalando la posibilidad de suspender los derechos del país considerado infractor y de su capacidad de voto en los organismos comunitarios (artículo 7 del Tratado de Lisboa)[35].

Pero Orbán provocó, especialmente, las iras de Alemania, al rechazar su pretendida tutela como potencia hegemónica de la UE. Orbán pidió en una radio pública húngara que Alemania se abstuviera de intervenir en la política nacional húngara. Así declaró, que “los alemanes ya enviaron una vez la caballería, en forma de tanques; nuestro deseo es que no lo vuelvan a hacer, porque entonces ya fue una mala idea que no funcionó[36]. Estas declaraciones, que hacían referencia a la ocupación nazi de 1944, eran la respuesta del primer ministro húngaro a las palabras de Ángela Merkel sobre que Europa iba a hacer “lo posible por llevar a Hungría por el buen camino, pero no se trata de mandarles ahora la caballería”, y de Peer Steinbrück de revisar la posibilidad de “expulsar legalmente” a Hungría si ésta seguía por su senda antidemocrática[37].

Posteriormente, Orbán fue acusado de ser “el verso suelto de la UE”[38]. El Parlamento europeo condenó el supuesto autoritarismo del gobierno de Orbán, planteando a su gobierno treinta medidas para asumir las normas comunitarias. Tras varios proceso de infracción abiertos por la Comisión, 370 diputados socialistas, liberales y verdes de la Eurocámara respaldaron el “Informe Tavares” sobre determinados abusos de poder , asumiendo Daniel Cohn Bendit el papel de juez ideológico en la sesión de condena. El informe citado denunciaba los enormes cambios legislativos en el país en algo más de un año, que chocaban de frente con los principios democráticos y progresistas de la UE, especialmente en los temas judicial y social, recomendando la creación de un sistema de control comunitario de las reformas de países como la misma Hungría[39]. Frente a ellos, Orbán acusó a la UE de desplegar prácticas soviéticas contrarias a su libertad nacional, y apuntaba que:

 “sé lo que significa ser un ciudadano de segunda clase. […] Estuve en contra del comunismo y no quiero volver a experimentarlo. No quiero una Europa donde se pone a los países bajo vigilancia, donde hay dobles varas de medir. Lucharemos contra eso [40].

 

3.3. Las raíces de Europa.

En noviembre de 2011 Orbán pronunció su primer gran discurso en el extranjero. En la London School of Economics describió la victoria de Fidesz en 2010 como la máxima expresión de un deseo de los ciudadanos húngaros de un liderazgo fuerte capaz de cerrar la transición post-comunista, y la necesidad de una nueva Constitución que recuperara la identidad nacional del país centroeuropeo, que podía ser ejemplo para la construcción de la UE en los tiempos de crisis y globalización [41].

 

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Años más tarde, en España realizó su discurso Una política basada en valores cristianos, base de la regeneración de Europa. En el palacio Euskalduna de Bilbao afirmó que la crisis que ponía en cuestión al proyecto de una Europa unida no era solo de naturaleza económica, sino especialmente moral. “Europa no funciona sin valores cristianos” espetó, como demuestra el ineficaz y centralista “pensamiento de liberalismo individualista que reina en la UE”. “¿Qué palabras evitan los tecnócratas de Bruselas?. Compromiso, honra, amor a la patria, constancia, grandeza, justicia…. Por ello una Europa cristiana no hubiera asumido la esclavitud del crédito”. Su nueva Constitución reconocía esa identidad cristiana esencial, recogiendo públicamente la opinión de los ciudadanos. “La mayoría de los húngaros no habían querido una Constitución cristiana, pero los convencimos”, ya que:

 “miles de electores recibieron un cuestionario con 14 preguntas antes de que se redactara, pero no eran religiosas ni tenían un lenguaje cristiano. Por ejemplo, ¿un ciudadano tiene obligaciones o solo derechos?, ¿el ciudadano debe ser laborioso o vivir de subsidios? y cuestiones sobre la familia. Después, más de un millón de personas nos mandaron sus respuestas, y todos votaban a favor de los valores que consideramos cristianos. Así es como los principios cristianos pasaron a nuestra Constitución[42].

 

En mayo de 2014 Orbán realizó, en su Conferencia en el Foro Europa de Berlín, una propuesta de debate sobre los desafíos del viejo Continente y cómo los países postcomunistas de la Europa Central pueden ser el referente del desarrollo de la Unión europea:

“El tiempo ha demostrado que la adhesión de los países de Europa Central a la Unión Europea ha resultado una historia compartida de éxito. Europa Central hoy no es una región periférica, no es una Europa a medias, sino una de las regiones de éxito y legítimamente apreciadas de Europa que contribuye al éxito europeo a través de su propio rendimiento. Creo que no está ya lejos el tiempo en que Europa Central realmente vaya a ser el núcleo de Europa y evolucione hasta llegar a ser el motor que conduzca el empuje del crecimiento europeo”.

 

Hungría podía marcar el camino“para poder aprovechar esta oportunidad histórica”. El país magiar hizo sus deberes tras el colapso del sistema comunista, convencido “de que la simple copia de las políticas occidentales iba a resolver todos los problemas. Parecía que lo único que teníamos que hacer para alcanzar nuestra meta, o sea, la libertad, así como el bienestar característico del mundo del oeste, era copiar las soluciones occidentales”. Y a principios de los años noventa parecía que lo mejor, y lo único, para la Europa central era copiar y adaptar el modelo económico y político occidental olvidando su identidad, “una historia de más de mil años en Europa”, especialmente tras el éxito de la reunificación alemana.

Todo había cambiado de repente. Estalló la crisis económica de 2008 y Hungría fue la primera nación que entró en colapso financiero. Ante esa situación “aprendimos que el sistema financiero y económico construido a base de copiar, no podía, en nuestro caso, soportar la carga” y que el papel de Europa en el mundo era cada vez menor. Por ello Hungría uso su “propia genialidad, nuestra propia fuerza y coraje, para encontrar nuestras propias respuestas a la crisis”. Así, en las elecciones del año 2010“se estableció un mandato que nos permitió sacar adelante nuestras propias soluciones y sacar a nuestra nación del atolladero económico con nuestras propias soluciones”; soluciones que habían demostrado que funcionaban, pero que no se limitaban a una mera reforma (como la adoptada por el conjunto de la UE como“ retórica popular”), sino una Renovación profunda que “significa una nueva constitución, un nuevo código civil, un nuevo código penal, una nueva legislación laboral, así como una nueva política económica”.

Era la hora de Hungría y Europa central. Ambas se habían transformado, con fuerza y confianza, fijando nuevas metas de desarrollo “más allá de la imitación”,aportando su experiencia e ideas en el debate sobre el “futuro de toda Europa”.El gobierno húngaro, por ejemplo, tenía que mucho que ofrecer al Oeste de Europa, no como vasallo, sino como colaborador desde “nuestra propia idea, cuyos resultados y desempeño van a contar al igual que otras ideas”.

En primer lugar había que“afrontar la realidad”. Una realidad europea “llena de preocupaciones”, donde las elites se encontraban paralizadas ante el crecimiento de las nuevas fuerzas políticas extremistas, los votantes se preocupaban por la falta de capacidad del liderazgo europeo; y ambos se enfrentaba a la pérdida de influencia de Europa en la economía y la política globales. Ante esta situación Orbán preguntaba: “¿dónde y por qué amenazan los terremotos políticos?”[43].

 

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Los miedos descritos respondían a los retos que Europa debía afrontar, “temas delicados, por lo que abordarlos es políticamente arriesgado” y que “los asesores normalmente no suelen recomendar abordar estos temas”. Pero Orbán señalaba que no se podía responder a las amenazas reales y evitar el riesgo del terremoto en la UE “si no nos comprometemos con un discurso abierto”. Hungría, como comunidad política, aportaba desde el éxito de su recuperación y siempre bajo unos ideales claros y comprometidos, los temas del debate sobre el futuro de Europa:

a)      La Soberanía económica. La primera y urgente cuestión que definía el futuro de la Unión Europea, ya que “aquí no podemos afrontar el vivir a cuenta del dinero de los otros” y “tarde o temprano tenemos que trabajar para ganar y devolver cada euro que gastemos”. Ante esta situación de dependencia, todos los Estados miembros debían hacer sus propios deberes y alcanzar su soberanía económica como Hungría, que “devolvió antes de su vencimiento el préstamo del FMI concedido para resolver su crisis financiera”, introduciendo en la Constitución un límite de endeudamiento público y reduciendo sistemáticamente la deuda nacional[44].

b)      La recuperación demográfica. Una Europa envejecida, sin niños, solo sostenida momentáneamente por la emigración. Pero para Orbán “la inmigración masiva no es la  solución al problema demográfico de Europa”, sino un sistema social y fiscal basado en la Familia natural y en su protección jurídica:

“La historia ha demostrado que las civilizaciones que no son biológicamente capaces de perpetuarse a sí mismas están destinadas a desaparecer  y desaparecen. Nuestra civilización, Europa, hoy no es capaz de hacerlo. La inmigración masiva, que muchos propone  como remedio, provoca tensiones que conducen a más conflictos y terremotos políticos, debido a las diferencias culturales, religiosas y de estilo de vida. El sentido común dicta que Europa en el futuro debe hacer frente a sus problemas demográficos por una vía natural, respetando y protegiendo la familia y la paternidad” [45].

c)      La Identidad nacional.Hungría mostraba a Europa como el sentimiento nacional fortalecía a la comunidad, ya que “la mayoría de la gente en Europa sigue vinculada a su nación, especialmente en un sentido político”, La devoción por la patria da sentido a la pertenencia a la Unión europea como unión de naciones y no como entidad supranacional.

“Nadie puede eliminar la identidad nacional, ni borrar el sentimiento de orgullo y devoción nacional. Se trata de una necesidad natural del ser humano. El sentimiento nacional no debilita sino que fortalece una Europa compuesta de naciones”.

d)      Las Raíces cristianas. Para Orbán “el cristianismo no es sólo una religión; es también una cultura sobre la cual hemos construido toda una civilización. No hay elección posible, se trata de un hecho”. Por eso era injustificable que “el insuficiente reconocimiento de las raíces, las tradiciones y el sentido cristiano de la vida en las instituciones de la UE, que alejaba sigue hiriendo al día de hoy a millones de europeos”. Los ciudadanos debía sentir que la política europea reconocía sus propias raíces, de no avergonzarse de “admitir que somos realmente un continente cristiano”, para no alejarse más respecto a la Unión Europea, que debía demostrar:

“en el futuro mayor respeto la cultura cristiana y por lo que necesitamos proporcionar mayor protección a las comunidades cristianas de fuera de Europa en el contexto de una política exterior y de seguridad europea común” [46].

e)      La Familia natural. La tercera cuestión de su nueva sociedad abordaba el tema de “la Familia y las relaciones entre hombres y mujeres”, a su juicio “el  tema más difícil” de defender en el mundo occidental. El futuro social de Europa pasaba por identificarse, como Hungría y otros muchos países “con el sentido cristiano de la familia”, respetando  otras formas de convivencia pero afirmando “que en la Europa cristiana la familia es la unión de un hombre y una mujer”. Así afirmaba que:

“La gran mayoría de personas en Europa respeta la familia y se niega a reconocer – como yo mismo hago–, la relativización y la extensión de la noción de familia, a la que de esta forma se resta significado e incluso se la ridiculiza. Este es el motivo por el que hemos aprobado en Hungría una ley especial para la  protección de las familias” [47].

f)        El Trabajo. Éste era el último pilar de esa nueva sociedad para recuperar a Hungría y al viejo Continente de la crisis. “Europa sólo puede prevalecer y prosperar a través del trabajo”, proclamaba Orbán, mostrando su el papel del Estado en la concepción de “sociedad basada en el trabajo” desarrollada en Hungría, apoyando el empleo en vez de subvenciones, y restaurando la dignidad del trabajo manual. “Hungría y Europa serán fuertes si todo el mundo que puede y quiere trabajar tiene un puesto de trabajo”. Pero “como el sector privado no era capaz de dar a todos un puesto de trabajo, como es el caso actual en Europa”, debía implantarse el “workfare state” (“el Estado del trabajo”), intervención razonable del Estado en búsqueda del pleno empleo. Un Estado que respondía a la falta de competitividad de Europa ante las áreas americanas y asiáticas, con menor precio de la mano de obra, más flexibilidad laboral, mayor acceso a una financiación barata, la estabilidad regulatoria o el entorno propicio para el emprendimiento empresarial, y especialmente en un mejor precio de la energía[48].

 

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Orbán lo decía alto y claro. La experiencia húngara, basada en los principios expuestos y que identificaban a su gestión, era innovadora en una burocratizada y paralizada UE. Especialmente porque generaba un “nuevo discurso” en Europa, al demostrar éxitos económicos y políticos desde el centro político, y recibir “una mayoría de dos tercios en el parlamento húngaro”. Una experiencia basada en laestabilidad política, la independencia económica, el freno al extremismo y la importancia de los valores. Así concluía que:

“No estoy diciendo que lo apropiado para otros es seguir lo que Europa Central  -y más específicamente Hungría-  está haciendo. No osaría ir tan lejos; pero lo que sí afirmo es que merece la pena mirar lo que está pasando en Europa Central y Hungría y aceptar que tienen propuestas serias y dignas de debate para el futuro de Europa”[49].

 

4.  El desenlace. Hacía el nuevo Estado no liberal.

Tras su abrumadora reelección en 2014 comenzó la siguiente fase del proceso[50], que apareció en las primeras planas de la prensa internacional. Llegaba la hora de un nuevo tipo de democracia en Europa, lejos de la que denunciaba como ineficiente y corrupta estructura liberal, y por encima de un subvencionado e insostenible socialismo del Bienestar; y en esa hora Hungría, para Orbán, sería la vanguardia europea de un fenómeno postliberal en germen en medio mundo.

La líneas maestras de su propuestas aparecieron dibujadas en su polémico discurso La era del Estado basado en el trabajo se está acercando, pronunciado enTusnádfürdő (Rumanía) el 29 de julio de 2014, en la vigésima quinta edición de la Universidad libre de Transilvania (Campus de Verano “Balvanyos”). Viktor Orbán esbozó en él las ideas del futuro Estado nacional húngaro frente a un auditorio de incondicionales: las  minorías húngaras en Rumanía, que habían apoyado abrumadoramente al gobierno entre Fidesz y KNDP [51].

En primer lugar “la base del Estado húngaro recién organizado es una sociedad basada en el trabajo que no es liberal en su naturaleza, a partir de poderes políticos civiles cristianos y nacionales que rigen el país tras ganar las elecciones con dos tercios de los votos”. Esta victoria mayoritaria era la manifestación del "equilibrio moral" en el país frente aquellas fuerzas que habían votado en contra de la readmisión de los húngaros que viven más allá de las fronteras del país en diciembre de 2004; habían "recibido su justa recompensa" como resultado del hecho de que la alianza Fidesz-KNDP logró su espectacular resultado con la ayuda de los votos de los húngaros transfronterizos[52].

Una nueva era en Hungría emergía, construida tras lareestructuración de la economía mundial y el cambio en la potencia mundial que se hizo evidente en 2008. La generación que él encabezaba desde la recuperación de la democracia en 1898, debía ahora hacer frente a los “cambios que se producen en la actualidad” en “un mundo  radicalmente diferente”. Y en este novedoso escenario histórico el Primer Ministro declaró que:

“hay una carrera mundial para inventar un Estado que sea más adecuado para lograr el éxito de la nación.Hoy en día, el mundo está tratando de entender los sistemas que no son no occidentales, liberales, tal vez ni siquiera las democracias, pero no obstante, son un éxito, y las estrellas de los analistas son Singapur, China, India, Rusia y Turquía”[53].

 

Por ello, “a pesar de la ruptura con los dogmas e ideologías que se han adoptado por parte de Occidente”, en Hungría “estamos tratando de encontrar la forma de organización de la comunidad, el nuevo Estado húngaro, que es capaz de hacer de nuestra comunidad competitiva en la gran carrera mundial en las próximas décadas”. Así, para edificar ese nuevo Estado el gobierno húngaro, alternativo al caduco modelo norteamericano para Tamás Fricz (investigador senior en su Instituto de Ciencias Políticas y profesor en la Universidad de Miskolc),se comprometió a “romper con los principios y métodos liberales de organización social”, ya que el anterior Estado liberal en manos socialistas no protegió a la comunidad nacional ante la crisis económica y moral sufrida, ignorando que “los húngaros que viven en todo el mundo son parte de Estado húngaro y no impidió que el país caiga en deuda o no protegió a las familias de la esclavitud de esa deuda". Este Estado del bienestar se había alejado de la “raíz de la nación-estado”, y debía ser sustituido por “el enfoque de un Estado basado en el trabajo”. Por ello proclamaba que:

Los ciudadanos húngaros esperan que los líderes de Hungría desarrollen un nuevo tipo de organización estatal que, después de la era de la organización liberal del Estado, una vez más, hace que la comunidad húngara competitivo, respetando el cristianismo, la libertad y los derechos humanos[54].

 

Esta reorganización del Estado húngaro, iniciada en 2010 y refrendada por la población en las urnas en 2014, era un imperativo histórico obligatorio. “La nación húngara no es simplemente un grupo de individuos, sino una comunidad que debe ser organizada, reforzada y construida” y en este sentido “el nuevo estado que se ha construido en Hungría no es un modelo liberal”, recogiendo los anhelos de la misma sociedad civil. Una sociedad orgullosa de su pasado, fraternalmente unida más allá de las fronteras actuales, enemiga de la “dictadura de la deuda” impuesta por los organismos liberales internacionales y de las injerencias de los países extranjeros occidentales. Así subrayaba la actuación del gobierno ante los intentos del activismo político liberal en el país, como por ejemplo la financiación de Noruega a organismos no gubernamentales apoyados por los partidos políticos de la oposición, o la adquisición pública del Banco MKB a los accionistas alemanes (con ello, la relación de la propiedad nacional de Hungría dentro del sistema bancario del país superaba el 50 por ciento).

 

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Al final de su discurso, el primer ministro proclamaba que “aunque vivimos en un mundo en el que cualquier cosa puede suceder” y  donde “hay razones para temer un futuro incierto”, el futuro mostraba que también tiene una gran cantidad de posibilidades y oportunidades para el desarrollo de la nación húngara:

"En lugar de miedo, aislamiento y retraimiento, recomiendo coraje, pensando en el futuro y la acción racional, siendo valientes para la comunidad húngara de la Cuenca de los Cárpatos, y de hecho para la comunidad húngara en todo el mundo. Dado que cualquier cosa puede suceder, que fácilmente podría ser el caso de que vendrá nuestro tiempo[55].

 

Las críticas no tardaron, de nuevo, en llegar. La oposición lo comparó con el mismo Putin[56]. La prensa liberal anglosajona denominaba la organización desarrollada por Orbán como “Estado iliberal[57] y a su propia figura como la de un nuevo Mussolini[58] o un “mini-Putin”[59] por ser el único gobernante de la UE en bloquear a Jean-Claude Junker como nuevo presidente de la Comisión, por apoyar económica y políticamente a Rusia en la crisis de Ucrania (considerando injustas y contraproducentes las sanciones), y desarrollar políticas internas consideradas como autoritarias [60].

Se concretaba la misión histórica de Orbán: una gran Hungría sobre un nuevo Estado construido desde el patriotismo económico (capitalismo de Estado), la democracia dirigida (posiblemente presidencialista) y las raíces cristianas (y sus valores sociales intrínsecos). Ante “los problema sistémicos” de la democracia liberal-capitalista y su Estado del Bienestar subvencionado, esta emergente organización político-social húngara sería un ejemplo de la alternativa histórica al liberalismo “cínico, neocolonial casi feudal” de los EEUU y sus vasallos en la UE; un modelo hegemónico agotado por la “corrupción, la ilegalidad, el sexo y las drogas[61] en su seno, y que había engañado por última vez al pueblo húngaro. Después de la Primera Guerra Mundial las potencias occidentales victoriosas, encabezadas por el presidente Woodrow Wilson, robaron a Hungría dos tercios de su territorio; tras la Segunda Guerra Mundial, en Yalta la nación fue vendida gratis a los comunistas; en plena revolución de 1956 Occidente no ayudó a los sublevados contra sus dominadores soviéticos; y desde la caída del comunismo, la UE y las organizaciones no gubernamentales occidentales (en especial la Fundación Soros) habían buscado tratado de restar al país su soberanía. Pero para Orbán se había acabado el tiempo de servidumbre y humillación para Hungría.

"Los húngaros son un pueblo de luchadores por la libertad" proclamó el primer ministro Viktor Orbán en el 25 aniversario del picnic paneuropeo en Sopron, una manifestación pacífica que condujo a la caída de la “Cortina de Hierro” en 1989.La transición poscomunista había aumentado el nivel de libertad ampliamente, pero en los últimos años se había resentido ante el crecimiento de la inflación, la corrupción, la deuda pública y el desempleo. Los éxitos de la transición política debían ser preservados, mientras que la evolución desfavorable tenía que ser cambiada, señalaba Orbán, especialmente ante una Europa occidental vulnerable económica y políticamente. "Hoy, el conjunto de Europa occidental está llamando para la renovación" concluyó.

Y en advenimiento de un tiempo histórico donde "Oriente" era alternativa soberana al mundo occidental, Hungría debía encontrar su propio camino, su modelo de desarrollo. Hungría no podía pedir prestado modelos económicos directamente a países como China, Rusia, Japón o Corea del Sur, debido a las diferencias culturales; al mismo tiempo, tampoco debía simplemente unirse "a un método europeo occidental que está perdiendo claramente sus reservas, y tal vez ya se les ha agotado". "Los húngaros tenemos una cultura fundamentalmente cristiana y estamos motivados por la libertad, por lo que debemos construir nuestro propio sistema con respecto a la economía y la política", dijo el primer ministro. Y para  construir este camino, se inició en 2010 una revolución nacional gracias a la "victoria electoral de dos tercios" [62].

 

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Sobre esta identidad y esta independencia proclamada, se tenía que sostener un desarrollo económico sostenible. En cuatro años Hungría se había embarcado en un período de crecimiento económico que podría colocar al país entre los de más rápido crecimiento de los estados miembros de la UE desde 2014. Por ello pedía a los embajadores defender la posición soberana y competitiva del nuevo "Estado basado en el trabajo". Frente a las políticas liberales de los Estados del bienestar, basadas en la mera subvención, Hungría debía profundizar en el papel productivo del Estado, generador de puestos de trabajo, protector del trabajador nacional, facilitador de la exportación, y defensor de buenas relaciones comerciales con Rusia ya que "la Unión Europea se está moviendo más lejos de Rusia todos los días, lo cual es malo no sólo para Hungría, sino para toda la UE". Esta experiencia histórica demostraba para Orbán que cada modelo político o económico estaba determinado (y debía estarlo para su propia supervivencia) por la cultura nacional, "por lo que en Europa no se puede seguir un modelo que no se base en el cristianismo". Apuntalando esta herencia, y frente a las exigencias globalizadoras y tecnológicas del mundo moderno, Hungría debía proseguir su camino, al calor de una batalla política contra las injerencias externas en pro de la construcción de su nuevo Estado, defendiendo su modelo propio en el debate sobre el devenir de la UE y su posición internacional independiente (ante las críticas por su rechazo a las sanciones comunitarias a Rusia en la crisis de Ucrania durante 2014) [63].

 


[1] Firmada en un acto ceremonial por el Presidente de Hungría, Pál Schmitt, en la Pascua del Lunes, 25 de abril de 2011. La nueva Ley Fundamental entró en vigor el 1 de enero de 2012.

[2] Proceso histórico analizado en Sergio Fernández Riquelme, “Rusia como Imperio. Análisis histórico y doctrinal”. En La Razón histórica, nº 25, pp. 128-148.

[3] Recuerda Antonio Moreno Ruíz que “pocos pueblos más sufridos hay en Europa que los húngaros. Tras la terrible Segunda Guerra Mundial, fueron entregados a la tiranía comunista teledirigida desde Moscú, bajo el régimen de la República Popular Húngara. Trágica paradoja, pues nada más impopular ha habido en su historia. En 1956, este valiente pueblo no dudó y se levantó contra esta terrible dictadura, abatiendo las estatuas de Stalin y desafiando a los poderosos tanques soviéticos, dando una portentosa y heroica lección de dignidad”. Antonio Moreno Ruiz, “Valiente pueblo húngaro”. La Razón histórica, nº25, 2014, págs. 17-21.

[4] Se asimilaba el proceso húngaro a un supuesto modelo putinista alternativo a la democracia liberal, escenificado en toda su esencia desde la crisis de 2008, basado en el equilibrio entre tradición conservadora y modernidad económica, y que también se estaba dando en Turquía, China, Singapur o la India. Véase Alejandro Tapia, “La encrucijada húngara entre "democracia liberal" y "putinismo”. La Tercera, 02/08/2014.

[5] Coretin Leotard, “El nacional-conservadurismo se afianza en la sociedad húngara: rechazo del FMI y austeridad, el cóctel explosivo del primer ministro Viktor Orbán”. Le Monde diplomatique en español, Nº. 222, 2014, págs. 6-7

[6] El analista norteamericano Zakaria situaba este proyecto húngaro en la órbita del fenómeno del putinismo. Hungría “era un pionero de esta moda, convirtiéndose en el primer país europeo que denunciar y distanciarse de la democracia liberal. Se está adoptando un nuevo sistema y un conjunto de valores que son el mejor ejemplo de la Rusia de Vladimir Putin, pero están encontrando eco en otros países también”. Véase , “The rise of Putinism”. The Washington Post, 31/07/2014.

[7] Balázs Ablonczy, Bálint Ablonczy, “L'extrême droite en Hongrie, Racines, culture, espace”. Hérodote,  nº 114, 2012, págs. 38-59

[8] María Dolores Ferrero Blanco, “La revolución húngara de 1956: el carácter político y la organización social”. Historia Actual Online, nº 10, 2006, págs. 99-113. Cfr. Hannah Arendt, “Reflexiones sobre la revolución húngara”.  Debats, nº 60, 1997,  págs. 118-141.

[9] Charles Gati, “Putin's Mini-Me. The Mask Is Off”. The American interest, 07/08/2014.

[10] Debreczeni József, Orbán Viktor. Osiris Kiadó, Budapest, 2002.

[11] Szabó Kálmán: „Hiszünk a szeretet és az összefogás erejében”. Orbán Viktor politikai krédója. Kairosz Kiadó, Budapest, 2003.

[12] Sebestyén István, “Orbán hite. Hogyan lesz tegia liberalis politikusból tradicionális szellemi vezető?”. Hetek, 02/02/2007.

[13] Días antes de la formación del Gobierno de Orbán en junio de 2010 Gusztáv Bölcskei, obispo calvinista de Hungría, declaró que iglesias católica, reformada y luterana unirán sus fuerzas para "repensar la cuestión de las actividades educativas y sociales de las iglesias, además de sus finanzas y su compensación”.

[14] Peter Bognar, “Rollercoaster ride from liberal to conservative”. The Budapest Times, 13/04/2014.

[15] Un monumento denunciado por la oposición, al no condenar el régimen de Horthy durante la II Guerra mundial. Véase “Hungría dividida por un monumento sobre la ocupación nazi”. Euronews, 22/07/2015.

[16] Jordi Vaquer, “Hungría iliberal”. El País, 07/04/2014.

[17] Gáspár Miklós Tamás, “Hungría, laboratorio de una nueva derecha: Viktor Orbán, heraldo de la "pequeña burguesía virtuosa”. Le Monde diplomatique en español, Nº. 197, 2012 (Ejemplar dedicado a: Contrarreforma laboral), pág. 4.

[18] Carlos Rodríguez Pérez, “Hungría: La constitución post Stalin”. Cambio 16, Nº. 2100, 2012, págs. 36-39

[19] Para Hegedűs “euroescepticismo, control estatal de los medios y una nueva Constitución que mezcla un romántico nacionalismo con la retórica cristiana, son los pilares de la Hungría que Viktor Orbán construye a su medida”. István Hegedűs, “La fortaleza húngara”. El País, 29/06/2011.

[20] Konrad ya advertía la prospectiva es esta transformación, aunque desde posiciones profundamente críticas. George Konrad, “Entre la democracia y la dictadura”. El País, 22/01/2013.

[21] Ministerio de Economía Nacional, 14 de agosto 2014.

[22] Ministerio de Economía Nacional, 24 de julio 2014.

[23] Jerónimo Andreu, Ignacio Fariza, “La tentación totalitaria llega a Europa”. El País, 13/08/2014.

[24] Hungarian Spectrum. 01/02/2013.

[25] La sección 1 comenzaba así: “El Estado debe proteger las instituciones de la Familia y el matrimonio, en razón de su propia dignidad y valor”. Y la Sección 7 confirmaba a la Familia como “un sistema de relaciones (..) basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer”. Véase http://eclj.org/PDF/eclj-memorandum-hungarian-law-on-the-protection-of-families.pdf

[26] Human Rights Watch señaló que en vez de aceptar el fallo de la Corte Constitucional, "el gobierno introdujo cambios legales en marzo 2013 que agregaron las disposiciones de la Constitución y frenaron el poder de la Corte Constitucional para revisar los cambios a la misma” (16 de mayo de 2013) y el Parlamento húngaro "elevó la definición excluyente de familia a nivel constitucional" (18 junio de 2013). Véase Hungarian Spectrum, 2013.

[27] Ministerio de Economía Nacional, 18 de julio 2014.

[28] “Fe y organizaciones benéficas ayudan a la curación”. Gobierno de Hungría, 29 de julio 2014.

[29]Magyarnarancs, 20/02/2013. En 2013 se otorgó la Orden del Mérito de Hungría, durante la celebración de la revolución de 1848-184,  a János Kothencz, director general para los niños y problemas de la juventud de la diócesis católica de Szeged-Csanád y creador de la Fundación Ágota, junto a personalidades conservadoras como Tamás Fricz, el organizador de la "Marcha por la Paz" y su ONG, el Foro de la Unidad Civil (Civil Összefogás Fórum, COF) o Emőke Bagdy, psicólogo que estableció la Sociedad para la Investigación de la Familia.

[30] El Secretario de Estado, el demócrata cristiano Miklós Soltész anunció que los padres adoptivos están obligados a tomar un curso de 400 lecciones desarrolladas por el Colegio Católico Apor Vilmos, dirigido por Mária Fülöpné Erdő, y financiado por los fondos de la UE. El curso sería obligatorio también para los padres de crianza temporal a tiempo parcial (que pasarán 52 días de fin de semana menos con sus hijos de crianza) o para las personas que se comprometieron a criar a los niños de su familia o amigos muertos. Los padres que no completaron el curso antes de 2017 perderían la custodia o tutela de los hijos. Nepszava, 20/10/2013.

[31] Osztie recibió la Cruz de la Orden del Mérito de la República de Hungría el 20 de agosto de 2011.

[32] Más y más personas dependen de Iglesias para la educación.Ministerio de Educación, Gobierno de Hungría, 23 de julio 2014 16:51

[33] Y ante esa situación era fundamental que haya un cambio en la Universidad de Teatro, Cine y Arte, […] y si yo fuera virrey quitaría los derechos de educación de los actores de la Universidad de Teatro y Cine con menos dinero”. Para Kerényi los actuales playreaders, eran como “Mr Nobodys”; unos niños dramaturgos con sus medias de color azul en una pierna y verde en sus otros pies, todos ellos son un poco de arco iris de colores, muy nueva ola”, llegando a la conclusión de que los consejeros y los actores deben ser “liberados de la hipnosis de playreaders y críticos”. The Budapest Times, 13/06/2014.

[34] Hvg, 02/03/2013.

[35] Soledad Gallego-Díaz, “Las graves noticias que llegan del Este”. El País, 24/03/2013.

[36]Inmediatamente los medios germanos atacaron a Orbán. La televisión pública alemana (ZDF) emitió un video llamado "Tarjeta Roja para Hungría", donde se insistía que Hungría estaba rompiendo las reglas de la UE, al ser controlados los medios de comunicación por el gobierno y recortar las funciones de control del Tribunal constitucional, pidiendo continuamente que Hungría fuera expulsada o recortada en su financiación. Y el canal austriaco 4plus ofreció otro programa en el que definía a Orbán como un minidictador

[37] Juan Gómez, “El primer ministro Orbán dijo que Berlín ya envió sus tanques a Budapest en la II Guerra Mundial”. El País, 21/05/2013.

[38] En 2013 el presidente Barroso mandó al gobierno húngaro una carta que recordaba los dos puntos conflictivos de los cambios constitucionales realizados ese mismo año: 1) la autorización de tasas especiales que pagarán los ciudadanos siempre que la nación húngara sea multada por el Tribunal Europeo de Justicia; 2) la competencia exclusiva de la Oficina Nacional Judicial a la hora de transferir los casos entre juzgados; y 3) la citada reforma electoral.

[39] James Kirchick, “The Orban Effect: EU Conservatives Have a Hungary Problem”. Spiegel online, 29/05/2013.

[40] Lucía Abellán, “La Eurocámara reprueba el autoritarismo del primer ministro húngaro”. El País, 3/07/2013.

[41] United front against Viktor Orban, the Catholic conservative”. Vatican Insider, 03/13/2012.

[42] Silvia Blanco, “El primer ministro húngaro difunde en España sus polémicos mensajes”. El País, 16/04/2013.

[43] Viktor Orbán, “Las raices cristianas de Europa. Discurso en Berlín”. La Razón histórica, nº 26, 2014.

[44]´Ídem.

[45] Ídem.

[46] Ídem.

[47] Ídem.

[48] Ídem.

[49] Ídem.

[50]  Silvia Blanco, “Un enérgico cruzado del populismo. Orbán, que luchó contra el comunismo en Hungría hace 25 años, acapara el poder en todos los ámbitos con un mensaje nacionalista, conservador y cristiano”. El País, 6/04/2014.

[51] Discurso completo en la página del Gobierno húngaro: http://www.kormany.hu/en

[52] Igor Janke, Hajrá magyarok! – Az Orbán Viktor-sztori egy lengyel újságíró szemével. Rézbong Kiadó, Budapest, 2013.

[53]  Viktor Orbán, “The era of the work-based state is approaching”. Kormany, 20/07/2014.

[54] Ídem.

[55] Ídem.

[56] Free Hungary, 27/07/2014.

[57]“Viktor Orban’s illiberal world”. Financial Times, 30/07/2014

[58] Damien Sharkov, “Hungary’s Mussolini' Vows to Make the EU Member an 'Illiberal State'”. Newsweek, 30/07/2014.

[59] Para Gati, que conoció a Orbán y alabó su primera postura liberal, “Orbán ha dejado caer su máscara democrática. Su discurso confirma lo que sus críticos nacionales y extranjeros han dicho durante años sobre su democracia dirigida y lo que hasta ahora sus propagandistas y fieles seguidores han negado acaloradamente. Porque él ha ahora públicamente, y con orgullo, declaró su preferencia por un estado no liberal, rompiendo con dogmas e ideologías reconocidos en Europa occidental". Charles Gati, op.cit.

[60] Matt Chorley, “Cameron's ally in EU jobs battle Viktor Orban announces he wants to 'build an illiberal new state' in Hungary”. Daily mail, 30/07/2014.

[61] Charles Gati, op.cit.

[62]Viktor Orban, "Los húngaros son luchadores por la libertad". Kormany, 22/08/2014.

[63] Viktor Orbán, "Reunión anual de Embajadores de Hungría". Kormany, 26/08/2014.

mercredi, 05 novembre 2014

Histoire : la chasse aux «réactionnaires»

Histoire : la chasse aux «réactionnaires»

Claude Bourrinet

Ex: http://synthesenationale.hautetfort.com


gauchet_484.jpgLe Monde du 17 octobre publiait une pétition, signée par d'éminents universitaires, dont le titre - « Marcel Gauchet, (en médaillon - NDLR) victime d'une hargne aveugle » - ne laissait aucun doute sur ce qu'est la Police de la pensée contemporaine, inquisitoriale, expédiant au bûcher quiconque réfléchit, souvent enfermée dans des catégories idéologiques ineptes, et animée d'une acrimonie indigne d'un véritable esprit de recherche. « La stigmatisation haineuse est la marque du désespoir » souligne pertinemment le texte.

Les Rendez-vous de l'Histoire (1), brillante rencontre animée par un intellectuel qui fait honneur à notre pays, ont été l'occasion, comme malheureusement nous avons l'habitude d'en constater la réédition épisodique de la part de « rebelles autoproclamés » en mal de publicité, d'une querelle d'allemand assez désagréable, parce qu'elle fait palper de la manière la plus concrète l'absence abyssale de  pensée, la malhonnêteté, les connivences intéressées du clergé « progressiste » qui sévit en France. Nous sommes en effet accoutumés à ces réductions à Hitler, à ces accusations de passéisme, à ces reproches d'appartenir au camp maudit de la « réaction », péché mortel qui devrait valoir au possédé les affres de l'enfer. En attendant, on se contenterait d'un silence bien pesant, d'une pierre tombale épaisse, d'un silence définitif, de cette espèce de cachot que l’Église appelait in pace, lequel terminait radicalement tout débat, autrement dit la censure, sans laquelle les Messieurs perdraient tout appétit. Il faut voir en Marcel Gauchet un de ces rares intellectuels qui troublent, par sa rigueur, la digestion des assis.

Du reste, un autre talentueux chercheur, le linguiste Alain Bentolila, dans l'Observateur du 25 octobre, rappelle que notre historien est un «  esprit aussi brillant et complexe ».

Mais nous ne nous arrêterons pas à cette anecdote ridicule, qui n'a de vertu que de remuer les chairs putréfiées du royaume de France, du moins de ce qu'il en reste. Malheureusement, les hussards blettes de la pensée politiquement correcte agitent encore leurs Rossinantes, en croyant rééditer les grandes charges des années soixante. Or, ils ne sont plus que l'arrière-garde d'une armée en déroute.

L'un de ses officiers, un gradé tout alerte de cette troupe ubuesque, vient de faire entendre sa trompette guerrière dans un entretien paru dans le numéro du samedi 1er octobre de Libération. Nicolas Offenstadt, maître de conférences à l'université Paris-I, reproche à Marcel Gauchet et à Éric Zemmour de faire l'apologie d'une « France éternelle ». L'histoire serait « instrumentalisée » par la « droite conservatrice ».

Les exemples qu'il invoque, d'une telle offensive « réactionnaires », ne manquent pas de sel. Il en énumère trois : la critique d'un enseignement de l'histoire, qui oublie la geste héroïque de la nation française, le projet sarkozien d'une « Maison de l'histoire de France », et la mode de l'histotainment, incarnée par Laurent Deutsch. On est en droit de s'interroger sur la pertinence d'une telle liste, sachant que Sarkozy ne projetait cette fameuse « Maison », qui est restée virtuelle, que pour des raisons de marketing politicien, et que c'est sous sa présidence que les attaques contre la mémoire nationale de la France ont été les plus virulentes. D'autre part, est-il sérieux de mettre sur le même plan des émissions télévisuelles de divertissement (même sérieux) et des travaux de recherche ? Pourquoi ne pas citer un  Jean-Claude Michéa, par exemple, homme de gauche intègre, qui, lui aussi, a eu maille à partir avec la caste des tartufes ?

On voit sur quel terrain cet universitaire représentatif de notre pauvre vie culturelle, a décidé de se placer. En gros – et du reste, comme l'ensemble de la meute – sur le terrain journalistique, autrement dit de l'agitation du bocal médiatique. Et de l'anachronisme. Comment déconsidère-t-il, par exemple, les idées qui nous viennent du XIXe siècle ? Eh bien, mon pauvre ami, les femmes n'avaient pas le droit de vote, et c'était le temps maudit des colonies. On voit la confusion. A ce compte, on peut aussi dénigrer la démocratie, pour la bonne raison que, du temps de Périclès, sévissait l'esclavage ! Ce n'est pas sérieux. Quant à l'idée nationale, on sait que, longtemps, elle fut l'argument suprême des progressistes, des républicains, des gens de gauche.

Mais ce ne sont là que des points de détail, pour ainsi dire. Comme cette phrase de Zemmour, qu'on lui reprochera sans doute toute sa vie, sur le sauvetage de Juifs par Pétain (rappelons, au demeurant, que Franco lui-même a protégé de nombreux Israélites). J'ai lu attentivement Le Suicide français, et j'ai bien trouvé des critiques du Maréchal. Zemmour ne nie pas les méfaits du régime de Vichy, et résumer les centaines de pages de son livre à une seule phrase est ce que l'on appelle un procédé stalinien.

De même, en condamnant la conception « biologique » de ceux qui croient aux racines de notre civilisation, il caricature ses adversaires. Qu'il existe une chaîne, généalogique, de causes à effets, anamnésique, qui relie la France d'aujourd'hui à ce que furent les ancêtres qui en fondèrent les murs, qui le contesterait ? Savoir comment ce lien s'est constitué est très complexe, mais il n'est pas niable que la volonté de partager le même Grand Récit, le même « mythe », si l'on veut, à condition d'appréhender ce terme dans son sens positif, d'histoire qui explique les raisons narrative d'un existant, entre pour une bonne part dans la psychologie historique de notre pays, qui s'est fait par l’État (mais pas seulement par lui), partant, d'une mémoire « culturelle » – les Grecs, les Romains, les Celtes, le le christianisme.... On voit mal pourquoi il faudrait se rabattre sur une sorte de constructivisme absolu (qui partage avec la théorie du genre et le relativisme libéral le poison nihiliste de la destruction de tout sens fondé par la tradition, voire la nature). De même, tout historien sérieux, tout politologue conséquent, sait qu'une nation se définit par rapport à autrui, à l'étranger : il y a ceux qui en sont, d'autres qui n'en sont pas. A moins que l'on vive parmi les anges, dans la contemplation éthérée du cosmos indéfini. Mais nous sommes dans l'humain, et l'homme est fait d'une pâte qui s'appelle chair, donc qui a trait à une sorte de biologie, ce sang et ces larmes, par exemple, qui ont été versés à Verdun.

Que propose notre maître Janotus en guise d'enseignement de l'histoire ?

Là est, évidemment, une question vitale pour notre avenir. Or, notre « spécialiste » « plaide » pour donner tout loisir aux... « spécialistes » de l'histoire. On connaît la chanson. Les médias sont truffés de « spécialistes » autorisés qui prêchent la bonne parole. D'autre part, il prône un enseignement de « plein air » : « Cet appui sur les lieux permet de multiples échanges entre l’histoire comme discipline et les discussions présentes, le monde habité par les gens. »

« Discussions »... Autrement dit, on aurait deux instances qui ne recouperaient : l'une serait la doxa avec laquelle on formaterait les cerveaux, une orthodoxie bienpensante, évidemment, et l'autre serait le choc des opinions, la confrontation des points de vues, une espèce de café du commerce historique.

M.  Offenstadt nous livre, du reste, la conception qui a cours actuellement dans l’Éducation Nationale, la ligne du parti, en quelque sorte : foin des « Grands Récits ! inutile de restituer, de placer dans un contexte ! Il n'est qu'à demander aux « gens » d'exprimer leur « ressenti », aussi bien devant un texte littéraire que devant des résidus de tranchées. Pourquoi ce texte a-t-il écrit ? Pourquoi ces tranchées ont-elles été creusées par des soldats qui avaient le sentiment d'appartenir à une vieille nation ? Billevesées ! Le principal est de restituer ses impressions, au risque du contresens !

(1) les Rendez-vous de l'Histoire se déroulent chaque année à Blois cliquez là

mardi, 04 novembre 2014

Nouvelle revue d'histoire n°75

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La Nouvelle Revue d'Histoire est en kiosque

(n° 75, novembre - décembre 2014).

 

Le dossier central est consacré à l'impôt, à sa perception par l'état et aux réactions qu'il a pu suscité au fil de l'histoire. On peut y lire, notamment,  des articles de Emma Demeester ("Aux origines de l'impôt royal" ; "La dîme, un impôt millénaire"), de Philippe Conrad ("Soulèvements paysans contre l'impôt" ; "1789 : la tyrannie du fisc" ; "Juillet 1914 : naissance de l'impôt sur le revenu"), de Jean-Joël Brégeon ("Gabelle, faux-sauniers et gabelous"), de Martin Benoist ("La Dîme royale de Vauban"), de Jean Kappel ("Les fermiers généraux"), de Virginie Tanlay ("Napoléon et l'impôt") et de Philippe Parroy ("1953 : Poujade, le rebelle contre le fisc").

 

Hors dossier, on pourra lire, en particulier, deux entretiens, l'un avec Christian Harbulot ("La France détruit sa puissance") et l'autre avec Bernard Lugan ("Atlas des guerres africaines"), ainsi que des articles d'Emma Demeester ("Brantôme, de l'épée à la plume"), d'Henri Levavasseur ("Des Européens aux portes de la Chine"), de Rémy Porte ("1914 : la mêlée des Flandres"), de Tancrède Josseran ("1914 : l'impossible neutralité de l'Empire ottoman") et d'Aude de Kerros ("Conflits autour de l'art abstrait").

Die wirklichen Europäer sind die Russen

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Die wirklichen Europäer sind die Russen

Vom Gibraltar bis zum Ural - oder wo endet Europa?

Von Eberhard Straub

Beitrag hören: http://www.deutschlandradiokultur.de/amputierter-kontinent-die-wirklichen-europaeer-sind-die.1005.de.html?dram:article_id=294917

Ein Europa, das "nur noch Westen" sein will, gibt sich auf, sagt der Historiker Eberhard Straub. Er warnt davor, Russland ausschließlich als Feind zu sehen. Die Lehre der Geschichte sollte eine andere sein, ist er überzeugt.

Die Einheit Europas zerbrach mit dem Ersten Weltkrieg. Sie war bis 1914 vom Konzert der fünf Großmächte aufrechterhalten worden. Zu dieser friedenstiftenden Staatengesellschaft gehörte ganz selbstverständlich Russland.

Im Gedenken der letzten Wochen beteuerten die Westeuropäer keine "Schlafwandler" mehr sein zu wollen. Viel Schrecken und Elend habe sie klug und weise gemacht, um nunmehr friedlich im wieder geeinten Europa zu leben - als der besten aller Welten. Von Russland war und ist dabei erstaunlicherweise nicht die Rede.

Immerhin kämpfte es unter großen Opfern als Verbündeter Englands und Frankreichs, um das Reich der Finsternis, damals das Deutsche Reich, daran zu hindern, das Licht der Freiheit in Europa zu ersticken. Es wurde als Mitglied der westlichen Wertegemeinschaft gefeiert, wie sonst nur noch einmal, als die Westmächte im verbündeten Stalin den russischen Lincoln würdigten, der alle Entrechteten befreit und ihre Menschenwürde ein für alle Male sichert.

Ausgerechnet Stalin! Aber davon möchten sie heute nichts mehr wissen, nicht an gemeinsame, unübersichtliche Vergangenheiten erinnert werden. Nichts mehr davon, dass Russland dazu verhalf, zwei Male sich siegreich zu behaupten und schließlich 1989 die Spaltung Europas in Ost und West zu überwinden.

Fernes, fremdes Reich des erlösungsbedürftigen Ostens

Dieses Russland, das mehrfach europäische Verantwortung getragen hat, ist nun wieder - wie 1917 oder 1947 - die antiwestliche Macht und damit der Feind schlechthin.

Es bleibt für Westler eben ein fremdes, fernes Reich des erlösungsbedürftigen Ostens, das seine Bewohner daran hindert, endlich Mensch zu werden, zum Wohlstand ebenso aufzuschließen wie zur Aufklärung, den Obrigkeitsstaat abzuschütteln. Selbst dessen Härte und Terror war keine russische Erfindung

So wurde der Kommunismus als genuin europäische und sehr deutsche Idee eingeführt, mit aller Kraft und viel Gewalt die Europäisierung Russlands zu vollenden. Schon vorher sind es französische Revolutionäre gewesen, welche die erstaunten Europäer – unter ihnen Russen – mit Schreckensherrschaft bekannt machten. Und nur mit russischer Hilfe gelang es nach langen Kriegen die französische Vormacht zu beenden.

1814 war Russland der Befreier. Damals gab es noch die Vorstellung eines Europa von Gibraltar bis zum Ural. Deshalb kam es auf dem Wiener Kongress zu einer europäischen Friedensordnung. Sie ging nach dem Ersten Weltkrieg unter, weil die westlichen Sieger kein Interesse mehr an ihr hatten.

galabolchoi1_badenbaden.jpgUrkatastrophe des alten Kontinents - Europa verlor sich

Sie schwärmten vom Westen, vom transatlantischen Bündnis unter Führung der USA. Damals verlor sich Europa, das seither überhaupt keine Vorstellung mehr davon hat, was es sein kann und will. Das ist die Urkatastrophe des alten Kontinents, wenn dies keine Redensart sein soll.

Ohne Russland ist Europa unvollständig, nicht geeint. Wenn es nur noch Westen sein will, gibt es sich auf. Davor möchte das europäische Russland das übrige Europa bewahren. Die wirklichen Europäer sind die Russen - wie 1814.

Denn sie halten weiterhin an dem überlieferten Grundsatz fest, das Übergewicht einer Macht zu verhindern. Darauf beruhte stets die Balance mehrerer, unterschiedlich verfasster Staaten in Europa, früher von der Sowjetunion auch "friedliche Koexistenz" genannt. Ohne Not haben sich die Staaten der EU von diesem Konzept verabschiedet.

Eberhard Straub, geboren 1940, studierte Geschichte, Kunstgeschichte und Archäologie. Der habilitierte Historiker war bis 1986 Feuilletonredakteur der Frankfurter Allgemeinen Zeitung und bis 1997 Pressereferent des Stifterverbandes für die Deutsche Wissenschaft. Heute lebt er als freier Journalist in Berlin. Buchveröffentlichungen u.a.: "Die Wittelsbacher", "Drei letzte Kaiser", "Das zerbrechliche Glück. Liebe und Ehe im Wandel der Zeit" und "Zur Tyrannei der Werte".

vendredi, 31 octobre 2014

Rencontre avec James McCearney sur Benjamin Disraeli

Rencontre avec James McCearney sur Benjamin Disraeli et l'impérialisme britannique

 
9782363710819FS.gifAuteur de la biographie : Benjamin Disraeli (Pierre-Guillaume de Roux, 2014)
 
C'est une véritable épopée humaine et politique que retrace James McCearney dans cette biographie consacrée à Benjamin Disraeli (1804-1881), le Premier ministre préféré de la reine Victoria. La vie sourd à chaque ligne, les formules sont ramassées et éclatent comme autant de feux d'artifice. On dirait que l'auteur a vécu dans l'ombre même de son héros. Romancier sans scrupule, criblé de dettes, celui qu'on appelle d'abord Ben, puis Dizzy, est sauvé par la politique. Orateur de talent, pragmatique, manœuvrier de génie, il force le destin. Considéré comme un parvenu juif, et le sachant, il ne s'en impose pas moins comme la « voix » du parti conservateur auquel il dessine un nouveau visage, national et populaire. Mieux : il le hisse au sommet en lui redonnant le pouvoir. Jamais abattu, Disraeli a marqué son siècle et l'Histoire. Il revit ici merveilleusement, dans cet ouvrage à lire d'urgence. Surtout par une droite en quête d'elle-même. (P. Maxence, Le Figaro)
 

Rencontre organisée par le Cercle Aristote

Paris, lundi 3 novembre à 20:00 (PAF : 5 €)

Café François Coppée (1er étage) 1 bvd du Montparnasse (métro : Duroc)

 

 

«Il mio amico Pound ha ragione»

«Il mio amico Pound ha ragione»


di Adriano Scianca 
Ex: http://augustomovimento.blogspot.com
 
«“Ma qvesto”,
disse il Duce, “è divertente”
afferrando il punto prima degli esteti».
 
L’incipit del canto 41 in cui Ezra Pound rievoca il suo incontro con Benito Mussolini (the Boss, nella versione originale) avvenuto esattamente 80 anni fa costituisce da sempre un vero rompicapo per gli storici e i letterati. Se la “v” in “qvesto” sembra alludere in parte alla romanità e in parte al marcato accento romagnolo di Mussolini (un particolare, quest’ultimo, che viene sottolineato proprio per segnare ulteriormente la natura popolare e popolana del capo del fascismo e la conseguente distanza tra lui e “gli esteti”), il giudizio si riferisce, come noto, alla lettura, da parte del Duce, dei primi 30 Cantos. Ma facciamo un passo indietro.
 
Informazioni di prima mano su Mussolini, al di là di ciò che il poeta leggeva nei giornali e vedeva per le strade, Pound le aveva avute da Olga Rudge, che già nel 1923 aveva suonato il violino per il leader fascista, riportandone un’opinione lusinghiera: il Capo di Stato appariva alla musicista americana come un uomo politico illuminato, amante dell’arte, che sapeva a sua volta suonare il violino e sembrava molto competente della materia per essere un profano. Tali racconti dovevano aver fatto grande presa su Pound, che da sempre auspicava una politica più attenta al mondo dell’arte e della cultura. Nei primi anni Trenta il poeta, come detto in precedenza, cominciò a muoversi per cercare di incontrare Mussolini. Anni dopo cercherà di fare altrettanto con Roosvelt, senza riuscirci. Con Mussolini dovette insistere un bel po’, ma alla fine lo incontrò (ulteriore conferma, ai suoi occhi, della superiorità dell’Italia fascista sull’America democratica), precisamente il 30 gennaio 1933, alle 17.30.
 
Il poeta portò a Mussolini una copia dei canti 1-30. Il Duce li sfogliò, lesse per un po’, poi esclamò: «È divertente». Il commento appare a prima vista naif, superficiale, quasi irridente. Tale, almeno, è sembrato negli anni ai soloni della cultura. Non così all’autore dei Cantos, che proprio a questo episodio dedicherà l’incipit del canto 41 che abbiamo già visto precedentemente. Come spiegare l’entusiasmo di Pound? I più propendono per l’accecamento puro e semplice del poeta di fronte al suo eroe, ma forse che le cose stanno diversamente. Secondo Tim Redman, infatti, Mussolini era rimasto colpito da un passaggio in cui un personaggio dei Cantos parla in dialetto e aveva chiesto di cosa si trattasse. Dopo la spiegazione, il Duce si mise a ridere e disse che la cosa era divertente. Pound rimase folgorato e il perché ce lo ha spiegato di recente la figlia Mary: «Solo pochi giorni prima Joyce si era lamentato con mio padre perché nessuno gli aveva detto che l’Ulysses era divertente. Bisogna conoscere i retroscena». Antonio Pantano, invece, ha ricondotto il divertimento di Mussolini alla comprensione del metodo poundiano per eliminare le imposte, tassando direttamente il denaro con il ben noto meccanismo della moneta prescrittibile. Eliminare le tasse: quale governante non riterrebbe questo “divertente”?
 
Nello stesso incontro, comunque, pare che Mussolini e Pound abbiano discusso di cultura cinese e del concetto confuciano del “mettere ordine nelle parole” per mettere ordine nelle idee. Al che Mussolini, evidentemente molto ben ispirato, quel giorno, chiese al poeta perché mai volesse mettere ordine nelle sue idee, confermando a Pound l’impressione di stare parlando con un uomo geniale. Idea che molti commentatori hanno giudicato ingenua, anche se uno studioso non certo fascisteggiante come Hugh Kenner ha potuto scrivere: «Nel 1933 sembrava possibile credere che Benito Mussolini comprendesse queste nozioni. Forse, in un certo senso, era così». Anche il fatto che Pound lo chiamasse “the Boss” (ma altre volte utilizzava nomignoli come “Mus” o “Ben” oppure, curiosamente, lo appellava “il toro”) non va trascurata: Pound, evidentemente, riconosceva nel capo del fascismo anche il proprio capo.
 
La convocazione dell’udienza venne appesa nello studio di Pound, mentre sulla carta da lettere finì la frase mussoliniana «la libertà è un dovere», liberty, a duty. Nel 1945, nei primi interrogatori con il comando militare americano, ricostruirà ancora una volta l’incontro con Mussolini, sbagliando la data ma aggiungendo ulteriori particolari: «Intorno al 1929, ho avuto un’udienza con Benito Mussolini che era a conoscenza del mio libro “Guido Cavalcanti” che gli avevo presentato l’anno prima. Lui pensava di discutere di quello, ma io invece gli ho sottoposto una serie di domande di argomento economico molto incalzanti». Altre richieste di colloquio finirono invece nel vuoto, spesso bloccate sul nascere dalla segreteria del Duce, decisamente poco a suo agio di fronte alla prosa creativa dei testi che il poeta continuava a inviare a Mussolini. Eppure il nome di Pound ricorre più di una volta in un testo centrale per la comprensione del pensiero del capo del fascismo: i Taccuini mussoliniani di Yvon De Begnac. Come noto si tratta della mole sterminata di appunti che il giovane giornalista conservò in occasione dei suoi colloqui con Mussolini avvenuti fra il 1934 e il 1943. Da questi taccuini avrebbe dovuto infine nascere una biografia del Duce che non vide mai la luce per le contingenze storiche, mentre gli appunti vennero in seguito pubblicati così come erano, con lunghi monologhi privi di domande sugli argomenti più disparati. E in tutto questo, come detto, compare più volte il nome di Pound. La citazione più importante recita, fra l’altro:
 
«Il mio amico Ezra Pound ha ragione. La rivoluzione è guerra all’usura. È guerra all’usura pubblica e all’usura privata. Demolisce le tattiche delle battaglie di borsa. Distrugge i parassitismi di base, sui quali i moderati costruiscono le loro fortezze. Insegna a consumare al modo giusto, secondo logica di tempo, quel che è possibile produrre. Reagisce alle altalene del tasso di sconto, che fanno la sventura di chi chiede per investire nell’industria, e aumenta il mondo del risparmio, riducendone il coraggio, contraendone la volontà di ascesa, incrementandone la sfiducia nell’oggi, che è più letale ancora della sfiducia nel domani. Allorché il mio amico Ezra Pound mi donò le sue “considerazioni” sull’usura, mi disse che il potere non è del danaro, o del danaro soltanto, ma dell’usura soltanto, del danaro che produce danaro, che produce soltanto danaro, che non salva nessuno di noi, che lancia noi deboli nel gorgo dalla cui corrente altro danaro verrà espresso, come supremo male del mondo. Aggiunse in quel suo italiano, gaelico e slanghistico, infarcito di arcaismi tratti da Dante e dai cronachisti del trecento, che il potere del danaro e tutti gli uomini di questo potere regnano su un mondo del quale hanno monetizzato il cervello e trasformato la coscienza in lenzuoli di banconote. Il danaro che produce danaro. La formula del mio amico Ezra Pound riassume la spaventosa condizione del nostro tempo. Il danaro non si consuma. Regge al contatto dell’umanità. Nulla cede delle proprie qualità deteriori. Contamina peggiorandoci in ragione della continua salita del suo corso tra i banchi e le grida della borsa nelle cui caverne l’umano viene, inesorabilmente, macinato. Il mio amico Pound ha le qualità del predicatore cui è nota la tempesta dell’anno mille, dell’anno “n volte mille” sempre alle porte della nostra casa di dannati all’autodistruzione. La lava del denaro, infuocata e onnivora, scende dalla montagna che il cielo ha lanciato contro di noi, mi ha detto il mio amico Pound; e nessuno, tra noi, si salverà. Il mio amico Pound ha continuato con voi, come mi avete detto, nella casa romana dello scrittore di cose navali Ubaldo degli Uberti, l’analisi di come il danaro produce soltanto danaro, e non beni che sollevino il nostro spirito dalla palude nella quale il suo potere ci ha immerso. Non è ossessione la sua. Nessun uomo saggio, se ancora ne esistono, ha elementi per dichiarare esito di pericolosa paranoia il suo vedere, tra i blocchi di palazzi di Wall Street e tra le stanze dei banchieri della City, le pareti indistruttibili dell’inferno di oggi. I Kahn, i Morgan, i Morgenthau, i Toeplitz di tutte le terre egli vede alla testa dell’armata dell’oro. Pound piange i morti che quell’esercito fece. E vorrebbe sottrarre a ogni pericolo tutti noi esposti alla furia del potere dell’oro. Con il vostro amico Pound ho parlato di quello che Peguy ha scritto contro il potere dell’oro. Conosce quasi a memoria quelle pagine. Ne recita brani interi, senza dimenticarne alcuna parola. Il suo francese risale agli anni parigini in cui la gente di New York, di Boston, emigrata a Parigi, pensava ancora che l’occidente fosse fra noi. Illusa, quella gente, che scegliendo Parigi, il potere dell’oro sarebbe andato per stracci, almeno per questi migranti della letteratura. È, quel francese di Pound, come un prodotto del passato, come una denuncia del troppo che stiamo dimenticando, tutti noi che corriamo il rischio, o che già lo abbiamo corso, di finire maciullati dal potere dell’oro».

 

El Imperio del Gran Japón y el Panasianismo – La geopolítica multipolar del Extremo Oriente

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El Imperio del Gran Japón y el Panasianismo – La geopolítica multipolar del Extremo Oriente

por Tribulaciones Metapolíticas

Ex: http://adversariometapolitico.wordpress.com

Contenidos:

- Bakumatsu (etapa final del shogunato); de la época del sakoku (aislamiento) a la llegada de Perry y la apertura forzada; declive y corrupción del shogunato (empobrecimiento y expolio de la población), descontento popular, varias facciones (“aperturistas” y sonno joi, pro-Tokugawa y pro-restauración imperial)
– Guerra civil Boshin entre los partidarios del shogunato y los de la restauración del Emperador en su dimension política; revueltas samurai, sociedades secretas, shinsengumi e ishin-shishi, etc
– Restauración Meiji, comienzo de la paulatina modernización y occidentalización, pero también del rearme militar que convertiría a Japón en la única potencia digna de ese nombre en Asia oriental.
– Guerra Ruso-Japonesa y sus implicancias históricas y geopolíticas: El apoyo de los Rothschild (a través de Schiff) a Japón porque buscaban hundir a la Rusia de los Romanov. Los japoneses fueron usados. El imperialismo contra los Imperios, el cáncer plutocrático contra la autarquía y contra la soberanía nacional en el marco de los grandes espacios. Se pretendía eliminar a la Rusia zarista (apoyando simultáneamente a los bolcheviques) y de paso debilitar a Japón haciéndole luchar contra Rusia… y tentándole con el cebo del expansionismo (Corea, China…) lo que traería inestabilidad permanente en sus fronteras.
– Eurasiatismo y panasiatismo: Haushofer, Ikki Kita, Shumei Okawa.

- La IIGM vista desde Asia: La rebelión de los oficiales del 26 de febrero (inspirada por Ikki Kita, reprimida por Tojo, nostálgicamente homenajeada por Mishima con su Yukoku…) Conferencia Panasiatista de Tokyo organizada en 1943 por Tojo (con Chandra Bose entre otros), líder chino de Nanjing (Wang Jingwei); los japoneses rescataron a Sukarno en Indonesia de su encarcelamiento por los colonialistas holandeses.
– Panasiatismo tras la IIGM y la derrota de Japón: La Indonesia de Sukarno – Pancasila y Maphilindo (y los No Alineados, Bandung, Nehru…) Paralelismos de Sukarno con Nasser y Perón (y con Gaddafi).
– De Sukarno a la actualidad: el caso camboyano (Norodom Sihanuk y el agente de la CIA Pol Pot), el caso malayo (Mahatir Mohammad)  y el caso norcoreano (idea Juche, y la “interesante” opinión de Bryan Reynolds Myers). Paralelismos entre Japón y Corea (culturales y también etimológicos: Banzai/Manse, Shinto/Chondo…)
– Conclusión: Japón hoy. Los “nacionalismos” de la CIA de reminiscencias pravysektorianas y la alternativa nacional-revolucionaria del Issuikai (como agrupación heredera de los Tatenokai). Mitsuhiro Kimura, amigo de J.M. Le Pen y de Uday Saddam Hussein, promotor de un acercamiento a Rusia y huésped en la RPDC.

Introducción

El presente ensayo tendrá como finalidad exponer la concepción geopolítica panasiatista con el Imperio del Gran Japón (Dai Nippon Teikoku) como su motor y núcleo. Se analizará la evolución histórica del Estado japonés desde el bakumatsu (última etapa del shogunato Tokugawa o Edo bakufu) hasta la época contemporánea, pasando por la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) y la II Guerra Mundial (1939-1945).

Antes y durante la IIGM Japón fue erradamente acusado de imperialista, cuando en realidad se trataba de una potencia Imperial, algo completamente diferente .El Imperio Japonés, cuyo proceder geopolítico estuvo inspirado por las ideas panasiatistas, intentó crear un bloque autárquico de comunidades nacionales asiáticas soberanas. Era lógico que bajo las circunstancias de aquella época, siendo Japón una importante e independiente potencia militar, fuera el Imperio Nipón el encargado de organizar y dirigir la estrategia para lograr la emergencia y el establecimiento del polo continental asiático.  La intención de los estrategas japoneses era emancipar a la Asia Oriental del colonialismo yanki-británico, y por ello antes de y durante la IIGM existió una intensa y solidaria cooperación entre los japoneses y los nacionalistas chinos, filipinos, indios, tailandeses o indonesios; lo cual la mayoría de los historiadores distorsiona u omite.

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Haushofer y Japón

Para el erudito profesor y militar (general veterano de la I Guerra Mundial) Karl Haushofer (1869-1946) era más importante el determinismo geográfico, y por tanto la geopolítica, que el racismo biológico de ciertos sectores en el seno del III Reich. No obstante, coincidía en muchas cosas con el NS, especialmente en lo económico. Compartía las ideas anti-usurarias y anti-especulatorias de Gottfried Feder, y promovía un socialismo nacional de carácter autárquico que se implementara en los “grandes espacios” (por ejemplo en el Kontinentalblock euroasiático) en el marco de un mundo multipolar; lo cual derrotaría tanto al sistema de rapiña del atlantismo globalista (los liberales, o capitalistas) como a la “disidencia controlada” encarnada en el marxismo apátrida y cosmopolita, dos caras de la misma moneda, ambos igual de globalistas y de materialistas.

Ya desde 1899 Haushofer había trabajado para lograr un acercamiento germano-nipón. En 1913 escribió en su libro “Dai Nihon” que una alianza entre Alemania, Rusia y Japón sería capaz de hacer frente al imperialimo anglosajón. En su libro “Mutsuhito emperador de Japón” escribe Haushofer que también en el país del Sol Naciente existía desde principios del siglo XX la intención de crear una alianza tripartita Alemania-Rusia-Japón. Pero en cada uno de esos países, saboteadores y oligarcas que se oponían y que hacían todo lo posible para impedirlo estaban enquistados en las altas esferas del poder. Haushofer señalaba las similitudes históricas y culturales entre Alemania, Rusia y Japón; y decía que éstas naciones debían defenderse mutuamente de las pretensiones hegemónicas de la talasocracia, encarnada por el Imperio británico y EEUU.

Hubo también cooperación entre Haushofer y sectores de la URSS. Sus escritos fueron traducidos al ruso y difundidos en la URSS ya durante los años ´20.

La alianza propuesta por Hausfofer entre Alemania, Rusia (luego URSS) y Japón no descartaba incluir también hasta cierto grado a la India y a China. Su colega el geopolítico Nidermayer decía que había que integrar también al mundo musulmán, heredero del Imperio Otomano. En lo que ambos estaban de acuerdo, era en que la inclusión de la URSS era “conditio sine qua non“. Pero en la URSS hubo agentes como Bujarin que trataron de sabotear esa cooperación a principios de los años ´30, acusando a Haushofer de “fascista”, agente de Hitler, etc… Haushofer por su parte sostenía que era necesario un pragmatismo geopolítico que estuviera más allá de las ideologías, para forjar así la alianza continental transcendente, el Kontinentalblock.

Haushofer también estaba muy interesado en China, y durante muchos años tuvo acceso a informaciones procedentes de ese país. Con el inicio de las hostilidades entre Japón y China en 1937, Haushofer no siguió solamente el punto de vista japonés. En 1931 Haushofer pensaba que Japón era el único capaz de garantizar el orden en Manchuria. Pero criticó duramente el ataque japonés a Shanghai. Después reconoció a Manchukuo como zona bajo influencia japonesa. Haushofer recalcaba que un conflicto entre la URSS y Japón iría contra los intereses de Alemania, puesto que beneficiaría a EEUU/Inglaterra, que tendrían vía libre en el Pacífico y el sudeste asiático para circundar al Heartland. Pero también en los primeros años ´30, Haushofer criticó la política internacional de la URSS, que se había puesto formalmente del mismo lado que las democracias liberales, yendo así contra sus propios intereses.

En los ´30 (debido a la hostilidad creciente entre el III Reich y la URSS), Haushofer se concentró en los paralelismos entre Japón y Alemania, así como Italia, señalando enfáticamente el aislamiento internacional de éstas naciones (El “Eje del Mal” de la época; como ahora son Irán, Siria, Corea del Norte…)

Haushofer dijo que Stalin, Chicherin y Witte estaban entre los políticos soviéticos que habían comprendido las ventajas de la teoría multipolarista del Kontinentalblock. El pacto Hitler-Stalin fue considerado por Haushofer como un paso muy positivo, y durante esa época publicó: “Der Kontinentalblock: Mitteleuropa-Eurasien-Japan“. Allí decía que muchos problemas, conflictos y guerras podrían haberse evitado entre 1901 y 1940 si se hubieran tomado decisiones más pragmáticas para fomentar la alianza continental Berlin-Moscú-Tokyo.

 

En Mein Kampf Hitler se pone del lado japonés en la guerra ruso-japonesa. Ya en los años ´20 veía a Alemania, Rusia y Japón “en peligro por el judaísmo internacional”. Hitler y Haushofer se conocieron a través de Rudolf Hess. En los escritos racialistas del NS, se hacía alusión a los japoneses y asiáticos orientales como “portadores de cultura” (las otras dos categorías eran “creadores” y “destructores”); tras la alianza formal con Japón los NS (incluídos Rosenberg y Hitler) hicieron hincapié en que el objetivo de las tesis raciales imperantes en el III Reich eran una medida proteccionista de la esencia étnica de propia población, y que esas tesis no buscaban en modo alguno ofender o denigrar a otras razas o naciones. Ambos resaltaban las diferencias entre las razas, y no (o ya no) su jerarquización en términos de superioridad o inferioridad (o en categorías de “creadores”, “portadores” y “destructores”), como antes. Haushofer contribuyó a que Hitler y los racistas en el seno del NS cambiaran algunas de sus concepciones en ese sentido, para evitar ofender a los japoneses y otros potenciales aliados de otras razas.

La invasión de la URSS en 1941 por parte de Hitler fue un shock para Haushofer. Tras ese evento, dejó de jugar cualquier rol en la política (exterior) alemana. Sus partidarios dentro del régimen, como Hess, ya no estaban en Alemania o habían perdido toda influencia.

Haushofer había visitado Japón en 1909, viajó por toda Asia y regresó a Alemania a través de Rusia en 1910. Durante la IGM obtuvo el rango de general. Louis Pauwels (autor de “El Retorno de los Brujos”) dijo de él que había sido discípulo de Gurdjieff , miembro de la Thule Gesellschaft y uno de los fundadores de la Sociedad Vril. Haushofer y su mujer supuestamente se suicidaron en 1946, pero existen indicios que apuntan a que fueron asesinados por los servicios secretos británicos; eso afirma el investigador inglés Martin Allen.

Chiseigaku (geopolítica)

El panasiatista japonés Takeo Kikuchi dijo en 1933 que las naciones asiáticas debían estar unidas, que en las circunstancias actuales sólo Japón podía contribuir a fomentar ésta unidad, y que era de gran importancia mantener buenas relaciones con China y con el resto de las naciones asiáticas.

En el periódico japonés Asahi Shimbun, Haushofer explicó que, guiado por las potencias del Eje, el mundo sería multipolar, quedando dividido en espacios continentales autárquicos: “América para los americanos, Asia para los asiáticos, Europa para los europeos”.

Risaburo Asano, geopolitógo japonés, periodista del Asahi, escribió un libro titulado “Proposición de un Pacto de No Agresión Ruso-Japonés: Por un bloque continental japo-soviético-alemán”

Saneshige Komaki (como antes Nobutaka Shioden), exponente de la Antropogeografía en la Universidad de Tokyo, advertía en Japón sobre el peligro sionista (que controlaba tanto al liberalismo anglosajón como al marxismo soviético) y mencionó que el sionismo tenía planes de crear una colonia judía en el Pacífico, en Nueva Caledonia, donde la explotación del niquel era manejada por los Rothschild.

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Mon (logotipo dinástico) del clan Tokugawa

Shogunato (o bakufu) Tokugawa (1603-1868)

A principios del siglo XVII, Japón fue unificado por el líder guerrero Ieyasu, del clan Tokugawa, que se convirtió en el primer shogun (dictador militar) de la nueva dinastía de gobernantes.

El shogun tenía el poder fáctico político y militar en el país (y vivía en Edo, actual Tokyo), mientras que el Emperador ostentaba el poder simbólico espiritual y religioso (y su residencia se encontraba en Kyoto).

Japón estaba unificado, pero el poder se encontraba descentralizado; pues la nación tenía una estructura feudal. Cada daimyo (señor feudal) regía de forma autónoma en sus dominios, teniendo que rendir cuentas tan solo ante el shogun.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII se decretó una política de aislamiento (sakoku) para blindarse de la influencia extranjera.

Sin embargo el shogun Tokugawa Tsunayoshi (que reinó entre 1680 y 1709) padeció un cierto retraso mental, y sostuvo durante su mandato un acercamiento hacia occidente (probablemente bajo la influencia de sus “tutores”).

El shogun Ieyoshi (hijo de Ienari) recibió las naves del comodoro Perry, y poco después cayó enfermo… Murió en 1853, y le sucedió su hijo Iesada. Incapacitado mentalmente para gobernar (también éste!), Iesada tuvo que negociar la apertura de Japón con las naves de EEUU, lo que conllevó al fin del sakoku (aislamiento) y a la firma del tratado de Kanagawa, por el cual Japón se sometía en inferioridad de condiciones a la infiltración mercantil, subversiva y explotadora de “occidente”.

Le sucedió Iemochi (nieto de Ienari, primo del anterior), que tuvo que soportar los desórdenes y las agitaciones que siguieron a la llegada de Perry. Impulsó el movimiento Kobu-Gattai, que intentaba conservar la estabilidad del shogunato creando un linaje combinado entre el clan Tokugawa y la nobleza imperial. Pero murió prematuramente a los 20 años sin dejar heredero, otra “casualidad”…

Su sucesor Yoshinobu (el último shogún)  buscó asistencia militar francesa. Eso puso en alerta a los daimyo de Satsuma, Choshu y Tosha, que se aliaron contra el shogunato corrupto y occidentalizante para restituir el poder imperial, bajo el lema de Sonno Joi (inspirado por Yoshida Shoin), “Reverenciar al Emperador, expulsar a los bárbaros”. Eso desencadenó la Guerra Civil Boshin.

El shogunato, durante el sakoku, no tuvo intenciones de expandir sus territorios más allá de sus fronteras. Durante su aislamiento dejaron en paz a Corea y a la China Qing.

La Restauración Meiji de 1868 abolió los feudos y la clase samurai iniciando un proceso de modernización… y de expansión.

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Ikki Kita

Ideólogos del panasianismo

Ikki Kita (1883-1937), máximo ideólogo del panasianismo y del socialismo nacional japonés, se sintió atraído por la revolución china de 1911, colaboró con Sun Yat-Sen y fue miembro del Tongmenghui de Song Jiaoren. Ikki Kita y Shumei Okawa crearon la organización nacionalista Yuzonsha, que aspiraba a que Japón liderase un Asia libre en el marco del multipolarismo.

La obra más importante de Kita fue: “La Teoría de la política nacional de Japón y el socialismo puro“. Fue uno de los pocos civiles ejecutados en 1937 por participar en el intento de golpe de estado de febrero de 1936.

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Shumei Okawa, durante los juicios de Tokyo en 1946  – delante de él, Hideki Tojo

Shumei Okawa (1886-1957); experto en filosofía hindú, filosofía de las religiones, historia del Japón, colonialismo e Islam (tradujo el Corán al japonés, aunque no directamente del árabe). Exponente de la Filosofía Perenne. Rechazaba el calificativo de “derechista”. Estudió literatura védica y filosofía hindú clásica. Trabajó de traductor para el Ejército. Además de japonés sabía alemán, francés, inglés, sánscrito y pali. Se dió cuenta de que la solución a los problemas sociales de Japón debía lograrse mediante la alianza con otros movimientos asiáticos de liberación. Podría considerársele como una simbiosis japonesa de Guénon y Haushofer, pero la prensa angloamericana prefirió describirlo como “el Goebbels japonés”. Tras la derrota fue procesado en los juicios de Tokyo (el “Nurenberg” asiático) tras la ocupación del país. Pudo eludir una probable condena a muerte debido a su estado mental trastornado. Cuando en los años cincuenta el presidente de la India Jawarhalal Nehru visitó Japón quiso encontrarse con él, pero ya estaba muy enfermo y murió poco después.

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Sociedades secretas

Kokuryukai (Sociedad del Dragón Negro), grupo heredero de la Genyosha (Sociedad del Océano Profundo) de Mitsuru Toyama, continuador de Saigo Takamori.

Las sociedades secretas nacionalistas Genyosha y luego Kokuryukai (de Ryohei Uchida) apoyaron al panasianismo con tácticas de espionaje. Agentes de éstas organizaciones se encontraban dispersos en varios países, incluídos los EEUU. Allí, durante la IIGM, apoyaron a los negros (Nation of Islam, “Peace movement for Ethiopia”, etc).

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La Genyosha (Sociedad del Océano Oscuro), fue fundada por Kotaro Hiraoka, ex samurai, y sus miembros participaron en varios de los alzamientos samurai en las Eras Meiji y Taisho. Tuvieron participación en la Revolución china de 1911 y se enfrentaron allí a las tríadas, pero éstas también querían la caída de la dinastía Qing.

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Ryohei Uchida (teórico político, artista marcial y panasianista), 1873-1937, especialista en kyudo (tiro con arco), kendo, judo y sumo. Líder de la Genyosha. Ayudó a los campesinos rebeldes coreanos en la rebelión campesina de Donghak.

 

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Otro grupo secreto nacionalista fue el Futabakai (Sociedad de la Doble Hoja), que operó en los años ´20, influenciado por Ikki Kita y Shumei Okawa.

En China, las Tríadas (Tiandihui), y sociedades secretas antecesoras, ya querían derrocar a la dinastía Qing para restaurar la Ming.

Bakumatsu (1853-1868)

En el Bakumatsu, etapa final del shogunato (1853-1868), se acabó el sakoku (aislamiento).
Había una división entre los nacionalistas pro-restauración imperial (Ishin-shishi) y las fuerzas del shogunato que incluían al cuerpo de élite de los Shinsengumi. Las fuerzas pro-shogunato fueron derrotadas en la guerra Boshin.

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Mishima (segundo por la izquierda) en “Hitokiri” (1969)

Las milicias pro-shogunato de los Shinsengumi lucharon contra los Hitokiri de los Ishin-Shishi (pro- Sonno Joi). Los Hitokiri eran cuatro samurais de élite cuya historia fue llevada al cine en 1969 por el director Hideo Gosha, contando con la participación de Yukio Mishima como actor.

A partir de principios del siglo XIX, barcos occidentales llegaban a las costas japonesas y los japoneses comenzaron a aplicar medidas defensivas. La brigada británica Phaeton realizó agresivas demandas contra Japón.

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Expulsión de “los bárbaros”

En 1825 se promulgó un edicto para expulsar a los extranjeros a toda costa (en vigor hasta 1842). Los japoneses consiguieron armas de fuego a través de los holandeses. Tras la victoria de los británicos contra los chinos en la guerra del opio en 1840, los japoneses se dieron cuenta de que no sería posible derrotar a los extranjeros con los métodos tradicionales.

Algunos opinaban que para derrotar a los extranjeros había que utilizar sus propios medios. Uno de los que proponía ésto era Hidetatsu Egawa. Torii Yozo y otros querían por su parte emplear sólo métodos japoneses tradicionales. Egawa razonaba diciendo que tal y como el confucianismo y el budismo habían sido introducidos desde fuera, también sería útil introducir de fuera ciertas técnicas de defensa. Sakuma Shozan y Yokoi Shonan aplicarían el “controlar a los bárbaros aplicando sus propios métodos” pero a partir de 1839, los que querían utilizar los métodos occidentales fueron considerados “traidores” (Bansha no Goku), arrestados, forzados a cometer seppuku, o asesinados. La nefasta consecuencia fue que en 1853 llegaron los barcos de Perry y los japoneses no pudieron defenderse contra sus cañones.

Abe Masahiro era responsable de negociar con los americanos. Algunos consejeros querían llegar a un compromiso con los americanos, pero el Emperador quería echarlos y los daimyo querían la guerra. Abe accedió a negociar, abriendo Japón al comercio exterior, pero al mismo tiempo hizo preparativos militares. Se armaron con ayuda de los holandeses.
En 1858, el cónsul Townsend Harris obligó a Japón a aceptar la influencia extranjera.

Yoshida Shoin (1830-1859), fue un intelectual nacionalista anti-colonización que acuñó el término Sonno joi. Cuando el Bakufu se iba rindiendo a la dominación extranjera se hizo partidario de restablecer al Emperador en su dimensión política. Fue ejecutado.

A partir de 1859 los extranjeros llegaron masivamente como consecuencia de los tratados. Los samurai se resentían. Se produjeron muchos asesinatos de extranjeros y colaboracionistas. El primer ministro occidentalista Ii Naosuke fue eliminado en 1860.

La apertura forzada de Japón trajo gran inestabilidad económica. Algunos se hicieron muy ricos y otros muy pobres. Hambrunas azotaron a todo el país. Los extranjeros comenzaron a controlar la economía. Se produjo el colapso del sistema monetario de la era Tokugawa. Los extranjeros compraron masivamente oro, lo que obligó a las autoridades a devaluar la moneda. (Japón sufrió el expolio de su reserva: Sólo en 1870 Japón perdió 70 toneladas de oro).

Además de las hambrunas, los extranjeros también trajeron enfermedades como el cólera y otras nunca antes habidas en Japón (igual que los conquistadores en América). En 1862 llegó la primera embajada japonesa en Europa. De 1860 en adelante, se produjeron constantemente levantamientos campesinos y disturbios urbanos.

El shogunato se iba occidentalizando poco a poco. Ante lo insostenible de la situación, el Emperador Komei (Osahito) rompió la tradición de siglos que reducía al Soberano a la pasividad y a la función de mero símbolo. Tomando de nuevo la iniciativa política, decretó la orden de expulsar a los bárbaros.

El daimyo Mori Takachika desafió abiertamente al shogunato corrompido. Era el jefe del clan Choshu. Los japoneses hicieron saber que no deseaban más relaciones con los extranjeros, querían expulsarlos y cerrar los puertos. El coronel Edward Neale, británico, dijo que eso “equivalía a una declaración de guerra”.

La influencia americana, tan importante al principio, se debilitó debido a la guerra civil americana (1861-1865). Esa influencia fue reemplazada por británicos, franceses y holandeses. En julio de 1863 se produjo una intervención americana mediante el barco-bombardero USS Wyoming. En agosto de 1863 tuvo lugar una intervención británica (bombardeo de Kagoshima), y también en ese mes, una intervención francesa (bombardeo de Shimonoseki).

En 1864 estalló la rebelión de Mito (bajo el lema Sonno Joi), reprimida por el shogunato occidentalizante. Le siguieron otros levantamientos, como el de Choshu. Así se conseguía que los japoneses se matasen entre ellos: Los “dispuestos al compromiso” del shogunato ablandado y los rebeldes anti-occidentales, que querían restaurar al Emperador en su dimensión política.

En septiembre de 1864, nuevo bombradeo aliado de Shimonoseki (US, UK, Francia, Holanda); bombardearon los dominios del poderoso daimyo de Choshu Mori Takachika.

Los japoneses empezaron a darse cuenta de que expulsar a los extranjeros no era realista. Pero el shogunato ya estaba muy débil (los extranjeros habían logrado sembrar la cizaña entre los japoneses), entonces los nacionalistas japoneses decidieron concentrar el poder para tratar en la medida de lo posible de restablecer al Japón como país fuerte (aunque ineludiblemente sometido a la influencia extranjera). Había samurais en ambos bandos del conflicto (en la guerra Boshin).

Guerra Boshin (1868-1869)

Los clanes de Satsuma y Choshu se rebelaron contra el shogunato, grupos de ronin participaron. El 3 de enero de 1868 se produjo la restauración imperial. El shogún dimitió; el bakufu fue abolido. Los partidarios del shogunato siguieron resistiendo en Hokkaido donde establecieron la corta República de Ezo.

Ahora, cuando ambos bandos se estaban modernizando, iban ganando los partidarios de la Restauración imperial (Meiji).

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Foto del último shogun, Yoshinobu, con uniforme militar francés

El shogunato mandaba a sus hombres a estudiar tácticas militares fuera. El Emperador Komei murió en 1867 y fue sucedido por su hijo Mutsuhito (Meiji). Ese mismo año había muerto también el penúltimo shogun, Iemochi, el antecesor de Yoshinobu.

El bando imperial, ganador de la guerra Boshin, había abandonado la intención inicial de expulsar a los extranjeros, pero quería renegociar ciertas cláusulas para conservar la mayor soberanía posible, mientras seguía al mismo tiempo modernizándose tecnológica y militarmente. Al final se acabó imponiendo la idea de “controlar a los bárbaros con sus propios métodos”, pero lamentablemente los japoneses se percataron de ésto demasiado tarde. Si en lugar de perseguir y condenar a los que proponían esa estrategia décadas antes (aludiendo a que “Confucianismo y Budismo también habían sido importados desde fuera”) la hubiesen implementado entonces, se habrían ahorrado numerosos conflictos sangrientos y una catastrófica guerra civil. Si vis pacem para bellum; y la “bellum” sólo puede prepararse teniendo en cuenta los métodos y armamentos de los potenciales agresores. No es posible vencer a bombardeos de cañones a golpes de katana. Los japoneses tuvieron que pasar por la fratricida guerra Boshin para finalmente darse cuenta. Hoy hacen bien los coreanos del norte desarrollando la tecnología nuclear (de origen “bárbaro”) como recurso disuasorio frente a una agresión (de esos mismos “bárbaros”) que sin duda de otro modo haría ya tiempo que se habría producido. Véase Iraq o Libia, a modo de ejemplo.

En la guerra civil, el bando imperial recibió apoyo de Gran Bretaña y el Shogunal de Francia.

Tras la derrota del shogunato, la ciudad de Edo fue rebautizada como Tokyo. La residencia del Emperador fue trasladada de Kyoto a Tokyo. Progresivamente se eliminó del poder a los daimyo (señores feudales) y se centralizó el poder en torno al Emperador.

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Yasukuni

El famoso Santuario Yasukuni fue construído en 1869 para honrar a las víctimas de la guerra Boshin de ambos bandos. Tras la IIGM, esa especie de “Valle de los Caídos” japonés no ha dejado de levantar polémica (sobre todo fuera de Japón) por estar allí los restos de los “criminales de guerra” ejecutados tras los procesos de Tokyo, entre ellos los del ex-primer ministro Hideki Tojo. Cada vez que un político nipón de alto rango (como Junichiro Koizumi) va al Yasukini a presentar sus respetos, medios occidentales así como chinos y coreanos, se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo. Pero recordemos que allí yacen las cenizas no sólo de Tojo y los demás ahorcados por las fuerzas de ocupación en 1946, sino también (y sobre todo) las de los bushi (guerreros), samurais o militares, que cayeron en la fratricida Guerra Boshin unos 80 años antes – Tanto los de un bando como los del otro.

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Mutsuhito, Emperador Meiji

Restauración Meiji

Meiji (que significa “Brillante” o “Iluminado”) es el nombre póstumo por el que se conoce al Emperador Mutsuhito (1852-1912), y por extensión a la época de su reinado (1867-1912). Según estipula la tradición japonesa, al Emperador se le concede un nombre honorífico tras su fallecimiento. Por ejemplo, el Emperador Hirohito (un nieto de Mutsuhito/Meiji) es conocido como Emperador Showa (“Radiante”, “Glorioso”) desde que falleció en 1989. Ningún japonés se refiere a él por su nombre de pila Hirohito (hacerlo sería poco respetuoso); sino como Showa Tenno. Y por consiguiente, la época de su reinado (1926-1989) es la Era Showa.

La Restauración Meiji, acabó con el bakufu y provocó que Japón pasara (prácticamente de la noche a la mañana) de ser una sociedad feudal a tener una economía de mercado, con penetración occidental. La abrupta transición de una sociedad feudal a una de “libre mercado” provocó enorme inestabilidad, y las desigualdades sociales crecieron exponencialmente.

En el shogunato, las provincias tenían un cierto grado de autonomía y contaban con una administración independiente a cambio de jurar lealtad al shogun. Cada nivel de gobierno tenía su propio sistema de tasación.

Tras la restauración, se extendió el capitalismo y el aburguesamiento, algunos campesinos comenzaron a especular con tierras provocando la pobreza de otros y haciéndose ellos ricos, ésto no sucedía en el sistema de clases definidas (similar al de las castas) que existía en el Japón shogunal.

Kokutai (estructura/cuerpo nacional, identidad nacional, soberanía, esencia/carácter nacional) Concepto que tuvo su origen en el Edo bakufu, popularizado por Aizawa Seishisai (1782-1863), erudito neo-confuciano y lider de la Mitogaku (escuela de Mito) que pedía la restauración de la Casa Imperial. Fue uno de los pocos en percatarse de la amenaza que suponían los barcos de “occidente” (que venían del este, por cierto). La Mitogaku compiló la Dai-Nihon shi (Historia del gran Japón).

Una consecuencia de la Restauración Meiji fue la abolición de la clase samurai. Algunos de éstos orientales caballeros andantes se convirtieron en funcionarios y se adaptaron al nuevo régimen, pero muchos acabaron como ronin, se vieron abocados a la pobreza y se volvieron bandidos (dando así inicio el surgimiento de la Yakuza, con su ancestral y hermético código de honor característico de éstas sociedades secretas del crimen organizado).

Tras la Restauración Meiji hubo rebeliones samurai en Saga (1874) y Satsuma (1875)

El expolio occidental sobre Japón contribuyó a que Japón (privado de sus reservas y de sus recursos) se viera obligado a expandirse hacia Corea y China.

Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905)

Fue iniciada por los japoneses, con la excusa de disputas territoriales. Financiados por Jacob Schiff, los japoneses fueron utilizados contra Rusia. Al mismo tiempo, Schiff también financiaba las actividades de los bolcheviques; el objetivo era la caída de los Romanov. El imperialismo no tiene “amigos”, tan sólo aliados temporales; por ello unas décadas más tarde también les llegaría a los japoneses el turno de ser “democratizados”. El “tratado de paz” que pondría fin a la guerra con victoria japonesa fue firmado en EEUU bajo el arbitraje de Theodore Roosevelt.

Japón quería “preservar su soberanía y ser reconocido como un igual por las potencias occidentales” (ardua tarea, hoy sabemos que eso nunca es posible: o se es un vasallo incondicional, una sumisa colonia; o por el contrario se es un “rogue state” del “Eje del Mal”). En 1902 Japón y Gran Bretaña habían firmado una alianza anglo-japonesa; los británicos querían evitar que los competidores rusos usaran sus propios puertos en Vladivostok. Gran Bretaña ayudó a Japón en la guerra. Antes de la guerra, inglaterra y Japón ya habían cooperado (léase conspirado) contra Rusia.

En la guerra, el agregado militar de la India británica (Ian Standish Monteith Hamilton) colaboró en Manchuria con el ejército japonés.

Una de las razones que Jacob Schiff arguyó para su apoyo económico a los esfuerzos bélicos nipones fue el “antisemitismo” del gobierno zarista.

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Isla Sajalin/Karafuto, disputada por Japón, Rusia y China. Tras el fin del sakoku, se extendió la división en ideologías políticas, el desorden y el caos.

El objetivo principal de la guerra ruso-japonesa era allanar el camino al derrocamiento de los Romanov, pero también (a más largo plazo) debilitar a Japón. Ésto no lo consiguieron, pues Japón creció en influencia, y se convirtió en la potencia más importante de Asia.

Poco después de la guerra, que los japoneses sólo pudieron ganar con la ayuda occidental, estalló la revuelta de 1905 en Rusia.

Como consecuencia de la guerra, Gran Bretaña engrandeció sus puertos en Auckland (Nueva Zelanda), Bombay (India británica), Fremantle (Australia), Hong Kong, Singapur y Sydney.

Por su parte a la muy debilitada Rusia la ayudó Francia.

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Ikki Kita como Sol Naciente

Incidente del 26 de febrero

El 26 de febrero de 1936 se ejecutó un intento de golpe de Estado por parte de jóvenes oficiales del Ejército japonés, contra la facción militar dominante. Pedían reformas sociales y simpatizaban con el Kodoha , organización que se oponía a nuevas conquistas en China y pedía en cambio el fortalecimiento de las fronteras en Manchukuo. Los de Kodoha eran nacionalistas que intentaron evitar una confrontación con China. Su líder era Sadao Araki.

Los rebeldes querían purgar a los “malos consejeros alrededor del Trono”, querían reestablecer la autoridad del Emperador. Las clases privilegiadas explotaban al pueblo, y los adherentes al Kodoha se inspiraban en el socialismo nacional de Ikki Kita. Tenían el apoyo de Yasuhito (príncipe Chichibu, hermano de Hirohito); pero no el de Tojo y el Emperador, quienes ordenaron que los rebeldes fueran aplastados. Ikki Kita sería ahorcado por su participación intelectual.

Los rebeldes del 26.2 habían creado el “Ejército de la Justicia” y su grito de guerra era Sonno Tokan! (Reverenciar al Emperador, Destruir a los Traidores). Mishima realizó el mediometraje Yukoku (Patriotismo) basándose en éste evento, e interpretando él mismo a uno de los oficiales rebeldes, que tras el fracaso de la operación comete el seppuku junto a su mujer.

El manifiesto ideológico Shinmin no michi (1941), –  “El sendero de los asuntos” – es una crítica japonesa del colonialismo occidental, de las ideas decadentes y el materialismo.

Conferencia de la Gran Asia Oriental, 1943

Fue organizada por Japón, con delegados de China, Birmania, Tailandia, Filipinas, India – etc.

Entre los participantes se encontraban Wang Jingwei (Nanjing, China), Zhang Jinghui (Manchukuo, China), José Paciano Laurel (Filipinas) Subhas Chandra Bose (India).

El objetivo de la conferencia era discutir los mutuos intereses en el marco de la Esfera_de_Coprosperidad_de_la_Gran_Asia_Oriental (término acuñado por Hachiro Arita), por una Asia autárquica

Japón ayudaba a los nacionalistas indios de Subhas Chandra Bose y a los indonesios de Sukarno.

Tenshin Okakura, Toten Miyazaki (aliado de Sun Yat-Sen) y Ryohei Uchida (Genyosha/Kokuryokai) apoyaron la emancipación de las naciones asiáticas.

Los japoneses fueron aislados económicamente porque no se les permitía entablar relaciones comerciales en los mercados chinos.

Se buscó establecer una cooperación económica y política de las naciones asiáticas contra el imperialismo occidental de los aliados.

Los japoneses, en la IIGM, apoyaron al Azad Hind (India Libre) de Chandra Bose, así como a los nacionalistas birmanos, malayos, camboyanos e indonesios.

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Sun Yat-Sen

Sun Yat-Sen (1866-1925) dijo que había que resistir al colonialismo unificando la Gran Asia.

Sun se exilió en Japón y entabló contactos con otros nacionalistas panasiatistas como el japonés Toten Miyazaki y el filipino Mariano Ponce. En un alzamiento de 1900 le ayudaron las sociedades secretas chinas conocidas como tríadas (hoy degeneradas en su mayor parte en organizaciones netamente criminales).

Discurso de Sun Yat-Sen sobre el Pan-Asiatismo en Kobe (Japón), 1924

En la Conferencia, Tojo se opuso a la civilización materialista de occidente.

Declaración conjunta: Algunas de las medidas sobre las cuales se discutió fueron las siguientes: Cooperación mutua, fraternidad de las naciones, soberanía e independencia, asistencia mutua. Respetar las tradiciones de cada nación, las facultades creativas de cada etnia, contra la discriminación racial, por la prosperidad económica.

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Corea del Norte

El autor Bryan Reynolds Myers, en su libro “The_Cleanest_Race” dice que la ideología de la RPDC es “un nacionalismo racial derivado del fascismo japonés” y saca a colación el hecho de que la constitución norcoreana del 2009 omite cualquier mención al comunismo. Desde una posición ideológica diametralmente opuesta a la de Myers (que obviamente critica la ideología norcoreana) tenemos, en cierto modo, que darle la razón.

Es obvio que la doctrina de Estado en la RPDC, idea Juche , es algo típicamente coreano que nada tiene que ver con el marxismo apátrida y cosmopolita del “paraíso de los trabajadores” y sí mucho con un meritocrático socialismo autárquico profundamente patriótico y de corte marcial, celoso de su ideosincrasia nacional y de sus tradiciones milenarias. La Corea del Norte “comunista” es mucho más coreana que la sureña parte americanizada y demo-liberal de la península. Siempre se habla, por cierto, de las huídas (supuestas o no) de coreanos del norte al sur, pero nunca difunden los grandes medios las noticias de coreanos del sur exiliándose al Norte; como es por ejemplo el caso de la señora Ryu_Mi-yong , que es hoy en la RPDC presidenta del Partido Chondoísta (El Chondoísmo es la religión nacional coreana, que fusiona el chamanismo ancestral con influencias confucianas; y es en cierto modo equivalente al Shintoísmo japonés).

Según una popular anécdota, el fallecido Kim Jong-Il en su época de estudiante montó en cólera al leer en uno de sus libros de teoría marxista aquello de que “el socialista no tiene patria”; inmediatamente tachó indignado esa línea y escribió en el margen: “Yo soy coreano y yo soy socialista, no veo ninguna contradicción”. Corea del Norte es un perfecto ejemplo de cómo el comunismo (usado inicialmente como herramiente subversiva para erradicar el patriotismo y los sentimientos tradicionales) a la larga ha servido paradójicamente para lo contrario; desarrollándose de manera diferente en cada país y fusionándose con sus características étnicas. Algo muy parecido a lo que sucedió muchos siglos antes con el cristianismo. Para acabar con el espíritu de los pueblos ha sido mucho más eficaz (y sigue siéndolo) la acción disolvente y destructiva del liberal-capitalismo; con su accionar más blando, imperceptible y sutil pero también mucho más dañino y pernicioso a la hora de corromper y subvertir definitivamente a todos los pueblos, anegándolos con su ponzoña. (Eso sí; siempre con su máscara “democrática” y “derecho-humanista”).

 

Al predicar y promover el individualismo extremo negando la carácterística orgánica de los pueblos y el carácter comunitario de las sociedades humanas, el liberal-capitalismo (doctrina socio-económica del mundialismo globalizante, y único sistema “políticamente correcto” hoy en día, pues todo lo demás no es “democrático”) impone la desestructuración de los pueblos en una masa amorfa y gris de “consumidores” (más bien de consumidos) y de esclavos; de seres atomizados, cada vez más solos en medio de la masa y por ello más manipulables; es la progresiva robotización del hombre, que avanza muy lentamente pero sin retroceder. Para simplificarlo metafóricamente, puede concluírse que “el comunismo” equivale a la rana que se introduce en la cazuela con agua hirviendo: La rana saltará inmediatamente al quemarse y se salvará. “El capitalismo”, en cambio, es la rana a la que se mete en la cazuela con el agua templada y cuya temperatura se va subiendo gradualmente, hasta que (sin que la rana se percate) termina cocida… Los arquitectos del globalismo plutocrático se dieron cuenta de que para “cocernos” es más eficaz “subir la temperatura gradualmente”; y por ello, tras la “Guerra fría” (un experimento para ver cual de los dos métodos funcionaba “mejor”), quisieron acabar con el bipolarismo e instaurar su “New World Order”, decantándose por la implementación a escala planetaria del liberal-capitalismo, el método más “eficaz” (para sus inconfesables objetivos).

Más allá de la curiosa similitud (también etimológica) entre el chondoísmo coreano y el shintoísmo japonés, existen otros interesantes paralelismos, como en el caso del grito “Banzai!” (Literalmente “Diez Mil Años!” que se pronuncia para desear larga vida a una persona venerada, generalmente al Emperador). En coreano, el mismo sentido tiene la expresión “Mansé!” ( y aquí ), con el que los coreanos (del norte) reverencian a sus Líderes. Además, Corea siempre fue conocida históricamente como “El Reino Ermitaño”; el aislamiento del que hoy hace gala la RPDC no es algo nuevo. Y recordemos el sakoku japonés, que durante la mayor parte del shogunato Tokugawa decidió cerrarse casi herméticamente a la decadente, mercantilista y colonizante influencia de los “bárbaros”.

Durante el sakoku (1633-1853); sólo había relaciones comerciales con Corea, China, los ainu de Hokkaido y los holandeses. Se trataba de evitar maniobras subversivas que comenzaban en el sur de Japón debido a la penetración jesuita procedente de España y Portugal. Según la Emperatriz Meisho (1624-1696), los japoneses querían evitar (siglo XVII) que los españoles y los portugueses hicieran lo mismo en Japón que habían hecho en América (o véase también lo que pasó más cerca de ellos, en Filipinas).

El hecho de que los japoneses veían a los españoles y portugueses con desconfianza fue aprovechado por los ingleses y los holandeses, cuya penetración mercantil (primero solamente comercial, luego netamente colonial) sería mucho más lenta y sutil (algo parangonable, una vez más, a la metáfora de la rana).

En el sur de Japón, concretamente en las cercanías de Nagasaki, no fueron pocos los daimyo (señores feudales) que se convirtieron al Cristianismo, y con ellos sus súbditos. Así estallaron rebeliones cristianas contra el shogunato como la de Shimabara, tras lo cual el shogunato acusó a los misioneros jesuitas de instigar la rebelión y decidió expulsarlos y proscribir el Cristianismo (como en la antigua Roma). El sakoku también quería mantener el comercio bajo control, para evitar la especulación mercantil.

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Sukarno

Indonesia

Ahmed Sukarno (1901-1970), pan-asiatista post-IIGM. Tercerposicionista. Durante la IIGM fue detenido y encarcelado por los holandeses por su activismo político nacionalista, pero luego sería liberado por los japoneses. En 1945 llegó al poder en Indonesia. Contemporáneo de Perón y de Nasser, defendió una concepción política muy similar a la de ellos, y trató igualmente de forjar alianzas con los países vecinos para formar así un bloque fuerte e independiente capaz de resistir al imperialismo. Trató de dar vida a la confederación Maphilindo (por Malasia-Filipinas-Indonesia), del mismo modo que Perón había intentado construir el ABC (Argentina-Brasil-Chile) mediante la alianza con Getúlio Vargas y Carlos Ibáñez del Campo; y Nasser la República Árabe Unida (RAU), juntando a Egipto y Siria.

Un golpe de estado le derrocó en 1967, impidiendo que el proyecto Maphilindo se concretara.

Promovió un socialismo nacional para el sudeste asiático, durante la IIGM fue aliado de Japón, luego en la Guerra Fría pasó a ser una de las cabezas del movimiento de los No Alineados.

Sukarno dijo en 1942: “La independencia de Indonesia sólo puede ser conseguida con Dai Nippon“. En 1943 estuvo en Japón, donde se encontró con Tojo y con Hirohito y fue condecorado por éste.

Su ideario era la Pancasila (“los cinco principios”): nacionalismo (soberanía y patriotismo), internacionalismo (en el sentido de solidaridad y cooperación con otras naciones), democracia (pero una democracia propia, popular, orgánica, nacional, meritocrática, indonesia, diferente a la liberal-globalista homogeneizante de occidente) y religiosidad (rechazo del ateísmo marxista, y también de los fanatismos). Su idea de la “Democracia Guiada” es equivalente a la idea de la Jamahiriya de Gaddafi (el Guía de la Revolución Libia de 1969).

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Cuando Sukarno inició la propagación e implementación de su ideario político, tanto grupúsculos islamistas como guerrillas comunistas (trotskistas) empezaron a provocar disturbios (no hace falta ser muy inteligente para adivinar por quién estaban teledirigidos). Entre los grupos islamistas, figuraba la secta “Darul Islam” (filial indonesia de los HHMM)

Como poco después Gaddafi al otro extremo del mundo islámico, Sukarno fusionaba Nacionalismo, Socialismo e Islam.

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Sukarno organizó en 1955 la conferencia de Bandung; “La iniciativa de los 5″: Sukarno, Nasser (Egipto), Nehru (India), Tito (Yugoslavia) y Nkrumah (Ghana).
Sukarno era aliado de la Camboya de Norodom Sihanuk, de la RPDC, de China y Vietnam.

Aplicó el concepto de la Trisakti: Soberanía política, autosuficiencia económica e independencia cultural.

Derrocado por la CIA (como Perón, Mossadegh, etc) mediante la importación de la estrategia de la tensión, con “guerrillas comunistas” como en Latinoamérica, e “islamistas” como en el mundo árabe. Las dos variedades en un sólo país: “comunistas” e “islamistas” como agentes subversivos contra el socialismo nacional de Sukarno.
El caos provocó que se produjera el “alzamiento militar” de Suharto, el “Pinochet” indonesio, después de que una supuesta guerrilla (“movimiento 30 de septiembre”) secuestrase y asesinase a seis generales (obviamente una “bandera falsa”). La facción reaccionaria del ejército comandada por Suharto (ayudado por los ulemas islamistas) ya tenían la excusa del “peligro comunista” para derrocar a Sukarno, quien como Isabelita Perón en Argentina “no había podido frenar el terrorismo”. Y tampoco podían faltar (durante 1966) las “manifestaciones de estudiantes” (como dos años después contra De Gaulle).

Una de las cosas de las que acusaban los islamistas a Sukarno era su carácter de playboy (moralina puritana de sepulcros blanqueados, como en EEUU con Clinton, etc)

Tras su destitución, pasó el resto de sus días bajo arresto domiciliario, condenado de facto a una muerte lenta, porque le privaron de los medicamentos que necesitaba.

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Sukarno en Indonesia, y Macapagal en Filipinas. Se proyectó en 1960 la confederación Maphilindo (Malasia-Filipinas-Indonesia). Los británicos provocaron una revolución colorada con golpe militar incluído para derrocar a Sukarno; así se acabó el pan-asianismo en el sudeste asiático.

Durante la guerra fría, las dos superpotencias se repartieron Asia (véase Corea y Vietnam), impidiendo cualquier proyecto pan-asiatista.

En los tiempos más recientes, un político inspirado por el pan-asianismo ha sido el ex-primer ministro malayo Mahathir Mohamad.

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Wang Jingwei

China

Wang Jingwei era un nacionalista chino, aliado de Sun Yat-Sen durante la revolución y luego líder de Nanjing y aliado de los japoneses. En China, los revolucionarios del Kuomintang (y de Sun-Yat-Sen) acusaban a la dinastía Qing de lo mismo que los Ishin-Shishi en Japón acusaban al Bakufu en su declive: de no resistir a la penetración occidental y de contribuir al debilitamiento del país. Wang se oponía a Chiang Kai Shek (aliado de los occidentales) y antes que a éste prefería a Mao.

Wang dijo que el imperialismo occidental era un peligro mucho mayor para China que Japón. Wang viajó a Alemania (foto). la intervención japonesa le dió la oportunidad de establecer un gobierno fuera del alcance de Chiang (marioneta de EEUU).
El Kuomintang, ahora bajo el dominio de Chiang, se apoderó de Nanjing tras la IIGM y destruyeron su tumba (así son los “demócratas”). Wang había intentado unir en China a nacionalistas y comunistas.

En la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945); hubo una cooperación sino-germana hasta 1941.
En la primera guerra sino-japonesa de 1894-95 sucedió algo similar a lo que aconteció después con Rusia; los Qing (como los Romanov) estaban muy debilitados, había muchas revueltas, Japón se aprovechó de eso, y la península coreana jugó un papel importante. En Manchukuo Pu-yi, el último emperador, fue instalado como regente por los japoneses.

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Norodom Sihanuk

Camboya

Norodom Sihanuk (1922-2012), Rey de Camboya entre 1941-1955 y entre 1993-2005. Venerado como el “Rey Padre de Camboya”, entre otras cosas también era director de cine.

Su nombre de pila “Sihanuk” significa “Mandíbulas de León” en lengua jemer (camboyano). Norodom es el nombre de su dinastía, es decir, el apellido (que en la mayoría de las lenguas asiáticas va primero).

Cuando Japón ocupó Camboya (entonces parte de la Indochina francesa) en marzo de 1945, los japoneses disolvieron la administración colonial e hicieron que Sihanuk proclamara la independencia. Pero tras la derrota de Japón, los franceses volvieron a tomar el control de Indochina.

En los años siguientes a la IIGM, y durante los primeros años 50, Sihanuk comenzó a reclamar la independencia y se fue perfilando como líder nacionalista. En marzo de 1953 Sihanuk se exilió en Tailandia. porque los franceses habían puesto precio a su cabeza. Sólo volvió cuando la independencia fue finalmente concedida en noviembre de ese año. Sihanuk abdicó en favor de su padre, tomó el puesto de primer ministro y creó el Sangkum Reastr Niyum (Comunidad Socialista Popular). Ganó las elecciones en 1955.

Los sud-vietnamitas intentaban asesinar a Sihanuk y realizaban constantes agresiones contra Camboya. (Luego sería la Camboya de Pol Pot la que agredería al Vietnam socialista). Se produjo un intento de atentado con paquete bomba contra Sihanuk en 1959.

En septiembre de 1965, durante la guerra del Vietnam, Sihanuk hizo un pacto con los nor-vietnamitas y con China, para permitir bases permanentes en Camboya oriental y el tránsito de armas chinas para el Vietcong.

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Kim Il Sung y Norodom Sihanuk

Sihanuk tenía excelentes relaciones con Kim Il-Sung. Ambos, junto a Sukarno, se oponían a las políticas de EEUU en Asia. Cuando se vió obligado a vivir en el exilio, Sihanuk residió a caballo entre Pekin y Pyongyang.

En 1970, mientras estaba de visita en Moscú, el primer ministro Lon Nol hizo un golpe de estado que lo depuso. El golpista Lon Nol fue inmediatamente reconocido por EEUU como nuevo “presidente legítimo”. Tras ser derrocado, Sihanuk huyó a Pekin y comenzó a apoyar a los Jemeres Rojos contra Lon Nol. En el exilio declaró el “Gobierno Real de Unidad Nacional de Kampuchea”. Al principio, los Jemeres Rojos eran campesinos que apoyaban al Rey, no al comunismo. Pero cuando los JR dirigidos por Pol Pot llegaron al poder, traicionaron al Rey. Lo arrestaron y le forzaron a deponer sus funciones políticas. Lo expulsaron del país y tuvo que exiliarse de nuevo.

En 1978 los vietnamitas (apoyados por la URSS) derrocaron a Pol Pot (apoyado por China y por EEUU). Sihanuk se congratuló de que Pol Pot hubiera sido derrocado, pero tampoco veía con buenos ojos al nuevo gobierno instalado en Pnohm Penh por los vietnamitas. Por eso pidió que la silla del representante de Camboya ante la ONU permaneciera vacante… pero los Jemeres Rojos de Pol Pot estuvieron representando oficialmente a Camboya ante la ONU hasta 1997!

Tras la ocupación vietnamita de 1978, los EEUU presionaban otra vez a Sihanuk para que colaborara con los Jemeres Rojos. Los vietnamitas se retiraron definitivamente en 1989. Sihanuk regresó al país en 1991 y fue coronado de nuevo en 1993. Volvió a abdicar en 2004 por motivos de salud.

Entre 1979 y 1997 los JR estuvieron cerca de la frontera con Tailandia, país que les prestaba cobertura.

También en 1965 Pol Pot intentó buscar apoyo en Vietnam contra el gobierno de Sihanuk, pero los vietnamitas lo denegaron, porque estaban negociando con Camboya. En 1969 Pol pot inició su carrera por el poder. (Por esa misma época derrocaron a De Gaulle, a Sukarno, envenenaron a Nasser…). Los JR se alzaron contra Sihanuk, y luego (cuando se trataba de derrocar a Lon Nol) simularon estar de acuerdo con él.

Los JR sólo pudieron llegar al poder después del golpe de estado contra Sihanuk ejecutado por Lon Nol, y gracias al apoyo público que el Rey (engañado) les había dado.

Lon Nol, agente de los americanos, llevó a cabo el golpe por órdenes de la CIA, pues los EEUU decidieron retirar del poder a Norodom por haber éste permitido bases norvietnamitas en Camboya. Los norteamericanos querían quitar las bases, y por eso hicieron que el militar Lon Nol derrocase al muy popular Sihanuk, usando la excusa de que “el Rey no era capaz de detener la guerrilla comunista” (Exactamente la misma estrategia empleada en Indonesia contra Sukarno o en Argentina contra Isabelita Perón). Luego engañaron a Sihanuk para que apoyase públicamente a los Jemeres Rojos, para que así, éstos a su vez derrocasen a Lon Nol. El pueblo camboyano, bajo la influencia del Rey, apoyó masivamente a los JR. Pero luego los JR traicionarían a Sihanuk. En realidad Lon Nol y los JR eran las dos caras de la misma moneda, para lograr el objetivo de apartar a Sihanuk del poder y fomentar una guerra civil en Camboya, y una guerra regional (contra Vietnam) en el sudeste asiático.

Primer paso – Jemeres Rojos agitan contra Norodom Sihanuk (públicamente), Lon Nol conspira contra NS (secretamente)
Segundo paso – LN derroca a NS / JR ya no agitan contra NS y simulan aliarse con él, hasta le proponen la “jefatura de estado” / NS es engañado así para apoyar a los JR
Tercer paso – Guerrilla JR (apoyada por NS) derroca a LN / Una vez en el poder, los JR traicionan a NS

Los vietnamitas querían recuperar las bases que les correspondían en Camboya, pero los JR en el poder fueron de facto más anti-vietnamitas que anti-USA. Gracias a Pol Pot y los JR, EEUU consiguió una nueva guerra en la región; entre Camboya y Vietnam.

El apoyo de USA a Lon Nol contribuyó y allanó el camino a que Pol Pot llegara al poder.

Pol Pot hizo purgas contra quienes tenían estudios universitarios o habían residido en el extranjero (paradójicamente éste era su propio caso); Pol Pot es en todos los sentidos el “talibán” del comunismo. Tanto por sus brutales métodos como por haber sido herramienta de EEUU.

Pot Pot (Saloth Sar), líder entre 1975 y 1979. Los JR tomaron Pnohm Pehm en abril de 1975. Para evacuar las ciudades, los JR dijeron a los camboyanos que “iban a producirse inminentemente bombardeos aéreos de EEUU” y que la evacuación sólo sería “por unos días”.

Los JR prohibieron todas las religiones y dispersaron a las minorías étnicas, prohibiéndoles su lengua y sus tradiciones.

Los JR destruyeron sistemáticamente todos los recursos alimentarios que no estuviesen sujetos a un estricto control estatal. Prohibieron la pesca, destruyeron cosechas. Cientos de miles de personas murieron de malnutrición durante la evacuación de las ciudades y los trabajos forzados de carácter esclavista a los que a continuación serían sometidos en los arrozales.

Todo lo que se producía, todos los recursos del país, fueron saqueados; las 150.000 toneladas de arroz que se produjeron en 1976 fueron exportadas.

Pnohm Pehn fue convertida en ciudad fantasma, mientras que centenares de miles de camboyanos morían de hambre en los campos.

Alrededor de dos millones de camboyanos murieron durante el régimen de Pol Pot, los propios JR lo reconocían, pero atribuían las muertes a la “invasión de los vietnamitas”.

Mientras Norodom, Sukarno, Ho Chih Min y otros intentaban integrar, crear bloques, fomentar la cooperación entre los países asiáticos, los JR practicaron una geopolítica de enfrentamiento, de desunión, de hostigamiento contra los países vecinos. No es difícil adivinar a quién convenía ésto. Los JR fueron instalados para evitar y sabotear cualquier intento panasiatista en la zona. Finalmente fueron expulsados del poder a causa de la intervención de los vietnamitas, conducidos por el General Vo Nguyen Giap, héroe de la guerra contra EEUU.

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Mahathir Mohamad

Malasia

Mahathir Mohamad, conocido como “Doctor M” (1925-) Gobernó entre 1981 y 2003.

Durante su gobierno, Malasia experimentó un periodo de gran crecimiento económico y la rauda modernización de sus infraestructuras. Ganó cinco elecciones consecutivas. Se opuso a los intereses “occidentales” en la región y sus relaciones con EEUU e Inglaterra eran difíciles. Criticó la hipocresía occidental, durante un tiempo llegó a boicotear los productos británicos y construyó una estrategia económica de “mirar primero hacia Oriente”, buscando socios en otros países asiáticos.

En 1998, por medio de Al Gore y Madeleine Albright, EEUU intentó crear una revuelta colorada en Malasia, apoyando al candidato”de la oposición” Anwar Ibrahim, que “casualmente” era partidario de implementar las políticas ultraliberales del FMI. Mahathir bloqueó las acciones especulativas de Soros en el sudeste asiático, impidiendo así el desplome de la economía nacional.

En 1997, Mahathir condenó en un discurso la “declaración universal de los derechos humanos”, a la que consideraba un instrumento opresivo por medio del cual EEUU quería extender su hegemonía justificando la imposición de sus “valores universales” a los demás pueblos del mundo.

Mahathir condenó la invasión de Iraq de 2003 y siempre apoyó la causa palestina, hasta el punto de que personas con pasaporte israelí tienen prohibida la entrada en Malasia hasta el día de hoy (pues Malasia no reconoce la existencia del “estado de Israel”, y no mantiene relaciones diplomáticas con éste).

En una conferencia islámica el 16 de octubre de 2003 dijo que “Los judíos gobiernan al mundo a través de sus títeres. Logran que otros luchen y mueran por ellos (…) Para controlar a los pueblos inventaron el comunismo, los derechos humanos y la democracia (…) Esa minúscula minoría se ha convertido en el mayor poder mundial”. (Ver aquí )

Lógicamente su discurso fue condenado por los países occidentales, por su “antisemitismo”, su “intolerancia”, etc.

En numerosas ocasiones, Mahathir ha declarado que la versión oficial de los atentados del 11S es una patraña, y que el gobierno de EEUU está implicado en la destrucción de las Torres Gemelas.

El presidente kazajo Nursultan Nazarbayev (eurasiatista) ha elogiado en numerosas ocasiones a su admirado Mahathir y trata de emular en Kazajstán la exitosa fórmula económica de Malasia .

Japón hoy

 Desde 1945, el antaño orgulloso Imperio Japonés, Dai Nippon, es una colonia y los japoneses (si bien no han perdido completamente su ideosincrasia y su esencia – su yamato damashii – como es el caso de los europeos occidentales) se encuentran en sumo grado americanizados, imbuídos por el anti-espíritu de la modernidad materialista, consumista: Aún más que en occidente, la robotizada sociedad japonesa moderna da la impresión de que vive para trabajar, en lugar de trabajar para vivir.

Pocas corrientes de oposición que reivindiquen la soberanía nacional han logrado consolidarse. La mayor parte de los movimientos “nacionalistas” son de carácter exclusivamente xenófobo y chauvinista , anti-coreano, anti-chino; ello recuerda a la rusofobia de los nacionalistas otanescos de Ucrania, o del régimen lituano. Éstos movimientos carecen de cualquier programa político serio, descuidan los temas económicos (de vital importancia para lograr una genuina emancipación nacional), consideran a EEUU como “un aliado” (al país que les lanzó las bombas atómicas!! – Eso sí que es tener “complejo de Estocolmo”…), tienen nula visión geopolítica…

Sin embargo, existe un partido de características nacional-revolucionarias llamado Issuikai (la Sociedad del Primer Viernes), que se considera heredero de la Tatenokai (Sociedad del Escudo) creada por el escritor Yukio Mishima, a su vez fuertemente influenciado por el socialismo patriótico de Ikki Kita y el panasianismo de Shumei Okawa. Mitsuhiro Kimura, actual líder del Issuikai (amigo de Jean Marie Le Pen y de Uday Saddam Hussein), recoge el legado de Mishima y de sus precursores (los oficiales del alzamiento del 26 de febrero, del Kodoha, del Genyosha y la Sociedad del Dragón Negro), que es el al mismo tiempo el legado de los samurai, de los que siguen el sendero del guerrero o bushi-do.

Igual que en Ucrania y en los países del Báltico, a los „nacionalistas“ mainstream del Japón post-moderno se les ha inculcado que Rusia es igual a “comunismo“, y que por lo tanto hay que oponerse siempre a Moscú, y aliarse con el “mundo libre”, con los USA y la OTAN, que serían el “mal menor”… El gobierno de Japón se encuentra influenciado por esa corriente, y tras la re-incorporación de Crimea a su Madre Patria, rompió su cooperación militar con Rusia. Pero (igual que en la mayoría de los gobiernos) en Tokyo existen diferentes corrientes, y recientemente se anunció la intención de restablecer las relaciones militares.

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Kimura con Le Pen en el Yasukuni

“Nuestros únicos enemigos son la ambición hegemónica americana y los políticos que apoyan a los Estados Unidos. Los problemas recurrentes que tenemos con China o Corea, son debidos a maniobras de los USA. Soy un nacionalista japonés, y, por ello, debo de respetar a todos los demás nacionalistas, incluyendo a los chinos o los coreanos. (…) Los estadounidenses nos hablan de democracia en Asia, pero ¿que hacen al mismo tiempo en Irak o en Kosovo?”- Mitsuhiro Kimura

Ver también -> Kimura: “El patrioterismo descerebrado sólo contribuye a la destrucción del Japón” (a la subordinación a los EEUU)

Poco antes, el Issuikai había solicitado al gobierno japonés cancelar las sanciones que (debido a la presión US-americana) el país del Sol Naciente había impuesto contra Moscú.   Y es que los patriotas del Issuikai no están dispuestos a caer de nuevo en la trampa que hace más de 100 años les tendieron los cosmopolitas banqueros neoyorkinos, cuando éstos (especialmente el financiador de los bolcheviques y amigo de Trotsky Jacob Schiff) empujaron al Imperio Japonés a la guerra contra la Rusia de los Romanov en 1904. Como ya había expuesto Haushofer, para la constitución de un mundo multipolar las buenas relaciones entre Rusia y Japón (y Alemania!) son de vital importancia. Pero como podemos observar (hoy más que nunca) los herederos de los Schiff se encargan todavía de sabotear por todos los medios a su disposición las buenas relaciones entre éstos tres países (Alemania-Rusia-Japón), así como la emergencia de cualquier proyecto continentalista.

 

Mitsuhiro Kimura ha visitado el estado de Abjasia, nación que como Osetia del sur, se separó de Georgia tras el conflicto del 2008 y que sólo ha sido reconocida por Rusia, Venezuela y Nicaragua. Además, el líder del Issuikai ha viajado nada menos que a la vecina (pero muy hermética) RPDC (Corea del Norte), algo impensable para los “nacionalistas del beneficio” a sueldo de la CIA, cegados por la coreofobia y el rancio “anticomunismo” trasnochado. (Igual que marxismo y capitalismo, “anticomunismo” y “antifascismo” son dos caras de la misma moneda). Oficialmente para lograr la repatriación de los restos de soldados japoneses caídos en Corea durante la IIGM, la visita de Kimura también buscó establecer relaciones bilaterales entre los nacional-revolucionarios nipones y la RPDC, que (como vimos) tienen bastantes características en común.

TM

 

 

jeudi, 30 octobre 2014

Grèce : « Les murailles de feu »

Grèce : « Les murailles de feu »

Ex: http://fortune.fdesouche.com
Dans ce roman historique nous suivons le déroulement de la vie d’un jeune Grec, Xéon, dont la Cité, Astakos, va être détruite et la population massacrée. Confronté à cette situation terrible, lors de laquelle il perd ses parents alors qu’il n’est âgé que de dix ans, il prend la décision de devenir un guerrier et de rejoindre la Cité grecque la plus réputée sur ce point: Sparte.
 

Ce faisant, il va être mêlé à une fabuleuse page de l’histoire antique se déroulant en 480 avant notre ère, pendant l’invasion de la Grèce par le roi de Perse Xerxès, fils de Darius: la bataille du défilé des Thermopyles.

Six jours durant, sous le regard des dieux, cet étroit passage sera le théâtre de combats sans merci, lors de laquelle trois cents spartiates et quatre mille combattants grecs d’autres cités vont opposer une résistance farouche aux armées de l’empire perse.

Celles-ci rassemblant, selon l’historien Hérodote, deux millions d’hommes, traversèrent l’Hellespont, c’est-à-dire l’actuel détroit des Dardanelles, afin d’envahir et asservir la Grèce. Racontée par un survivant, c’est ce choc inégal – et, au-delà, toute l’histoire et la vie quotidienne de Sparte – que fait revivre Steven Pressfield dans ce roman traversé par «un formidable souffle d’authenticité».
L’objectif n’est pas seulement de rappeler cette page guerrière de l’histoire mais également de porter un regard sur la Grèce Antique, les Cités grecques et leur indépendance les unes par rapport aux autres, qui conduisait d’ailleurs celles-ci à se livrer des guerres incessantes.

Ainsi, nous apprenons les règles de vie très strictes et martiales de la Cité spartiate. La vie des hommes et des femmes n’était réglée que par rapport à l’organisation militaire et à la guerre, du moins en ce qui concerne ceux qui étaient considérés comme les Citoyens. Il n’y a apparemment aucun doute sur l’importance de cette Cité à cette époque et l’exemple qu’elle pouvait donner au reste du monde antique.

L’auteur a pris comme trame la vie d’un jeune homme qui ne pouvait prétendre devenir l’un de ces guerriers spartiates mais qui en revanche les a servis et approchés de près. Cette astuce permet à l’auteur de nous livrer à la fois une vision extérieure et une vision intérieure sur la philosophie martiale animant cette Cité, dressant ainsi un portrait saisissant, fruit d’une érudition certaine et d’une recherche documentaire approfondie.

La bataille du défilé des Thermopyles étant une glorieuse page de l’histoire de la Grèce (les trois cents spartiates étant morts jusqu’au dernier), cela donne au roman un souffle épique indéniable. En effet, trois cents Spartiates et leurs alliés y retinrent les envahisseurs pendant six jours. Puis, leurs armes brisées, décimés, ils furent contraints de se battre “avec leurs dents et leurs mains nues“, selon Hérodote, avant d’être enfin vaincus.

Les Spartiates et leurs alliés béotiens de Thespies moururent jusqu’au dernier, mais le modèle de courage que constitua leur sacrifice incita les Grecs à s’ unir. Au printemps et à l’automne de cette année-là, leur coalition défit les Perses à Salamine et à Platée. Ainsi furent préservées les ébauches de la démocratie et de la liberté occidentale.

Deux mémoriaux se dressent aujourd’hui aux Thermopyles. L’un, moderne, appelé “monument à Léonidas”, en l’honneur du roi spartiate qui mourut là, porte gravée sa réponse à Xerxes qui lui ordonnait de déposer les armes. Réponse laconique : Molon labe (“viens les prendre”).

L’autre, ancien, est une simple stèle qui porte également gravée les paroles du poète Simonide :

Passant, va dire aux Spartiates
Que nous gisons ici pour obéir à leurs lois.

Hérodote écrit dans ses Histoires : “Tout le corps des spartiates et des Thespiens fit preuve d’un courage extraordinaire, mais le plus brave de tous fut de l’avis général le Spartiate Dienekès. On rapporte que, à la veille de la bataille, un habitant de Trachis lui déclara que les archers perses étaient si nombreux que, lorsqu’ils décrochaient leurs flèches, le soleil en était obscurci. “Bien, répondit Dienekès, nous nous battrons donc à l’ombre.

«On finit ce livre essoufflé d’avoir combattu au coude à coude. C’est ce que j’appelle un roman homérique.» – Pat Conroy

Extrait 1: Le contraire de la peur (Trouvé sur le blog de notre lecteur Boreas)

medium_anciens_Grecs_sepia.jpgTandis que les autres chasseurs festoyaient autour de leurs feux, Dienekès fit place à ses côtés à Alexandros et Ariston et les pria de s’asseoir. Je devinai son intention. Il allait leur parler de la peur. Car il savait qu’en dépit de leur réserve, ces jeunes gens sans expérience de la bataille se rongeaient à la perspective des épreuves prochaines.

— Toute ma vie, commença-t-il, une question m’a hanté : quel est le contraire de la peur ?

La viande de sanglier était prête, nous mourions de faim et l’on nous apporta nos portions. Suicide vint, portant des bols pour Dienekès, Alexandros, Ariston, lui même, le servant d’Ariston, Démade et moi. Il s’assit par terre, près de Dienekès. Deux chiens, qui connaissaient sa générosité notoire à leur égard, prirent place de part et d’autre de Suicide, attendant des reliefs.

— Lui donner le nom de manque de peur, aphobie, n’a pas de sens. Ce ne serait là qu’un mot, une thèse exprimée comme antithèse. Je veux savoir quel est vraiment le contraire de la peur, comme le jour est le contraire de la nuit et le ciel est l’opposé de la terre.

— Donc tu voudrais que ce fût un terme positif, dit Ariston.

— Exactement !

Dienekès hocha la tête et dévisagea les deux jeunes gens. L’écoutaient-ils ? Se souciaient-ils de ce qu’il disait ? S’intéressaient-ils vraiment comme lui à ce sujet ?

— Comment surmonte-t-on la peur de la mort, la plus élémentaire des peurs, celle qui circule dans notre sang comme dans tout être vivant, homme ou bête ?

Il montra les chiens qui encadraient Suicide.

— Les chiens en meute ont le courage d’attaquer un lion. Chaque animal connaît sa place. Il craint l’animal qui lui est supérieur et se fait craindre de son inférieur. C’est ainsi que nous, Spartiates, tenons en échec la peur de la mort : par la peur plus grande du déshonneur. Et de l’exclusion de la meute.

Suicide jeta deux morceaux aux chiens. Leurs mâchoires happèrent promptement la viande dans l’herbe, le plus fort des deux s’assurant le plus gros morceau. Dienekès eut un sourire sarcastique.

— Mais est-ce là du courage ? La peur du déshonneur n’est-elle pas essentiellement l’expression de la peur ?

Alexandros lui demanda ce qu’il cherchait.

— Quelque chose de plus noble. Une forme plus élevée du mystère. Pure. Infaillible.

Il déclara que pour toutes les autres questions, l’on pouvait interroger les dieux.

— Mais pas en matière de courage. Qu’est-ce qu’ils nous apprendraient ? Ils ne peuvent pas mourir. Leurs âmes ne sont pas, comme les nôtres, enfermées dans ceci, dit-il en indiquant son corps. L’atelier de la peur.

» Vous autres, les jeunes, reprit-il, vous vous imaginez qu’avec leur longue expérience de la guerre, les vétérans ont dominé la peur. Mais nous la ressentons aussi fortement que vous. Plus fortement, même, parce que nous en avons une expérience plus intime. Nous vivons avec la peur vingt-quatre heures par jour, dans nos tendons et dans nos os. Pas vrai, ami ?

Suicide eut un sourire entendu. Mon maître sourit aussi.

— Nous forgeons notre courage sur place. Nous en tirons la plus grande part de sentiments secondaires. La peur de déshonorer la cité, le roi, les héros de nos lignées. La peur de ne pas nous montrer dignes de nos femmes et de nos enfants, de nos frères, de nos compagnons d’armes. Je connais bien tous les trucs de la respiration et de la chanson. Je sais comment affronter mon ennemi et me convaincre qu’il a encore plus peur que moi. C’est possible. Mais la peur reste présente.

Il observa que ceux qui veulent dominer leur peur de la mort disent souvent que l’âme ne meurt pas avec le corps.

— Mais pour moi, ça ne veut rien dire. Ce sont des fables. D’autres, et surtout les Barbares, disent aussi que, lorsque nous mourons, nous allons au paradis. S’ils le croient vraiment, je me demande pourquoi ils n’abrègent pas leur voyage et ne se suicident pas sur-le-champ.

Alexandros demanda s’il y avait quelqu’un de la cité qui témoignait du vrai courage viril.

— Dans tout Sparte, c’est Polynice qui s’en approche le plus, répondit Dienekès. Mais je trouve que même son courage est imparfait. Il ne se bat pas par peur du déshonneur, mais par désir de gloire. C’est sans doute noble et moins bas, mais est-ce que c’est vraiment le courage ?

Ariston demanda alors si le vrai courage existait.

— Ce n’est pas une fiction, dit encore Dienekès avec force. Le vrai courage, je l’ai vu. Mon frère Iatroclès l’avait par moments. Quand cette grâce le possédait, j’en étais saisi. Elle rayonnait de façon sublime. Il se battait alors non comme un homme, mais comme un dieu. Léonidas a parfois aussi ce type de courage, mais pas Olympias. Ni moi, ni personne d’entre nous ici. Il sourit. Vous savez qui possède cette forme pure du courage plus que tout autre que j’aie connu ?

Personne ne lui répondit.

— Ma femme.

Et se tournant vers Alexandros :

— Et ta mère, Paraleia. Ça me semble significatif. Le courage supérieur réside, il me semble, dans ce qui est féminin.

On voyait que ça lui faisait du bien de parler de tout cela. Il remercia ses auditeurs de l’avoir écouté.

— Les Spartiates n’aiment pas ces analyses, poursuivit-il. Je me rappelle avoir demandé à mon frère, en campagne, un jour qu’il s’était battu comme un immortel, ce qu’il avait ressenti au fond de lui. Il m’a regardé comme si j’étais devenu fou. Et il m’a répondu : « Un peu moins de philosophie, Dienekès, et un peu plus d’ardeur. » Autant pour moi ! conclut Dienekès en riant.

Il détourna le visage, comme pour mettre un point final à ces considérations. Puis son regard revint à Ariston, dont le visage exprimait cette tension que les jeunes éprouvent quand il leur faut parler devant des aînés.

— Eh bien, parle donc, lui lança Dienekès.

— Je pensais au courage des femmes. Je crois qu’il est différent de celui des hommes. Il hésita. Son expression semblait dire qu’il craignait de paraître présomptueux à parler de choses dont il n’avait pas l’expérience. Mais Dienekès le pressa :

— De quelle façon différent ?

Ariston jeta un coup d’œil à Alexandros, qui l’encouragea à parler. Le jeune homme prit donc son souffle :

— Le courage de l’homme quand il donne sa vie pour son pays est grand, mais il n’est pas extraordinaire. Est-ce que ce n’est pas dans la nature des mâles, que ce soient des animaux ou des humains, de s’affronter et de se battre ? C’est ce que nous sommes nés pour faire, c’est dans notre sang. Regarde n’importe quel petit garçon. Avant même qu’il ait appris à parler, l’instinct le pousse à s’emparer du bâton et de l’épée, alors que ses sœurs répugnent à ces instruments de conflit et préfèrent prendre dans leur giron un petit chat ou une poupée.

Qu’est-ce qui est plus naturel pour un homme que de se battre et pour une femme, que d’aimer ? Est ce que ce n’est pas l’injonction physique de la femme que de donner et de nourrir, surtout quand il s’agit du fruit de ses entrailles, ces enfants qu’elle a accouchés dans la douleur ? Nous savons tous qu’une lionne ou une louve risquera sa vie sans hésiter pour sauver ses rejetons. Les femmes agissent de même. Alors, observez ce que nous appelons le courage des femmes.

Il reprit son haleine.

— Qu’est-ce qui pourrait être le plus contraire à la nature d’une femme et d’une mère que de regarder froidement ses fils aller à la mort ? Est-ce que toutes les fibres de son corps ne crient pas leur souffrance et leur révolte dans cette épreuve ? Est-ce que son cœur ne crie pas : non ! Pas mon fils ! Épargnez-le ! Le fait que les femmes arrivent à rassembler assez de courage pour faire taire leur nature la plus profonde est la raison pour laquelle nous admirons nos mères, nos sœurs et nos femmes. C’est cela, je crois, Dienekès, l’essence du courage féminin et la raison pour laquelle il est supérieur au courage masculin.

Mon maître hocha la tête. Mais Alexandros s’agita. On voyait qu’il n’était pas satisfait.

— Ce que tu as dit est vrai, Ariston. Je n’y avais jamais pensé. Mais il faut dire ceci. Si la supériorité des femmes tenait à ce qu’elles sont capables de rester impassibles quand leurs fils vont à la mort, cela en soi-même ne serait pas seulement contre nature, ce serait aussi grotesque et même monstrueux. Ce qui prête de la noblesse à leur comportement est qu’elles agissent ainsi au nom d’une cause plus élevée et désintéressée.

320546spartitae2.jpgCes femmes que nous admirons donnent les vies de leurs fils à leur pays, afin que leur nation puisse survivre, même si leurs fils périssent. Nous avons entendu depuis notre enfance l’histoire de cette mère qui, apprenant que ses cinq fils étaient morts à la guerre, a demandé : « Est-ce que nous avons gagné ? » Et, quand elle a appris que nous avions gagné, en effet, elle est retournée chez elle sans une larme et elle a dit : « Dans ce cas, je suis contente. » Est-ce que ce n’est pas cette noblesse-là qui nous émeut dans le sacrifice des femmes ?

— Tant de sagesse dans la bouche de la jeunesse ! s’écria Dienekès en riant.

Il donna une tape sur les épaules des deux garçons, puis ajouta :

— Mais tu n’as pas répondu à ma question : qu’est-ce qui est le contraire de la peur ?

(…)

Je songeai au marchand éléphantin. Suicide était celui qui, dans tout le camp, s’était le plus attaché à ce personnage à l’humeur vive et gaie ; ils étaient rapidement devenus amis. À la veille de ma première bataille, tandis que le peloton de mon maître préparait le souper, ce marchand arriva. Il avait vendu tout ce qu’il avait et même sa charrette et son âne, même son manteau et ses sandales.

Et là, il circulait distribuant des poires et de petits gâteaux aux guerriers. Il s’arrêta près de notre feu. Mon maître procédait souvent le soir à un sacrifice ; pas grand-chose, un bout de pain et une libation ; sa prière était silencieuse, juste quelques paroles du fond de son cœur à l’intention des dieux. Il ne disait pas la teneur de sa prière, mais je la lisais sur ses lèvres ; il priait pour Aretê et ses filles.

— Ce sont ces jeunes hommes qui devraient prier avec autant de piété, observa le marchand, et pas vous, vétérans ronchonneurs.

Dienekès invita avec empressement le marchand à s’asseoir. Bias, qui était encore vivant, s’était moqué du manque de prévoyance du marchand ; comment s’échapperait-il, maintenant, sans charrette et sans âne ?

Éléphantin ne répondit pas.

— Notre ami ne s’en ira pas, dit doucement Dienekès, fixant le sol du regard.

Alexandros et Ariston étaient arrivés sur ces entrefaites avec un lièvre qu’ils avaient marchandé à des gamins d’Alpenoï. On se moqua de leur acquisition, un lièvre d’hiver si maigre qu’il nourrirait à peine deux hommes et certes pas seize. Le marchand sourit et regarda mon maître.

— Vous trouver, vous les vétérans, aux Murailles de Feu, c’est normal. Mais ces gamins, dit-il en indiquant d’un geste les servants et moi-même, qui sortions à peine de l’adolescence. Comment pourrais-je partir alors que ces enfants sont ici ? Je vous envie, reprit-il quand l’émotion dans sa voix se fut apaisée. J’ai cherché toute ma vie ce que vous possédez de naissance, l’appartenance à une noble cité.

Il montra les feux alentour et les jeunes et les vieux assis devant.

— Ceci sera ma cité. Je serai son magistrat et son médecin, le père de ses orphelins et son amuseur public.

Puis il nous donna ses poires et se leva pour aller à un autre feu, et encore un autre, et l’on entendait les rires qu’il déclenchait sur son passage.

Les Alliés étaient alors postés aux Portes depuis quatre jours. Ils avaient mesuré les forces perses sur terre et sur mer et ils savaient les dangers insurmontables qui les attendaient. Ce ne fut qu’alors que je pris conscience de la réalité du péril qui menaçait l’Hellade et ses défenseurs. Le coucher du soleil me trouva pensif.

Un long silence suivit le passage de l’éléphantin. Alexandros écorchait le lièvre et j’étais en train de moudre de l’orge. Médon bâtissait le feu sur le sol, Léon le Noir hachait des oignons, Bias et Léon Vit d’Âne étaient allongés contre un fût de chêne abattu pour son bois. À la surprise générale, Suicide prit la parole.

— Il y a dans mon pays une déesse qu’on appelle Na’an, dit-il. Ma mère en était la prêtresse, si l’on peut user d’un aussi grand mot pour une paysanne qui avait passé toute sa vie à l’arrière d’un chariot. J’y pense à cause de la charrette que ce marchand appelle sa maison.

On n’avait jamais entendu Suicide parler autant. Tout le monde croyait qu’il avait vidé là son sac. Et pourtant, il poursuivit. Sa prêtresse de mère lui avait appris que rien sous le soleil n’est réel ; que la terre et tout ce qu’il y a dessus n’étaient que des paravents, les matérialisations de réalités beaucoup plus profondes et plus belles au-delà, invisibles pour les mortels. Que tout ce que nous appelons réalité est animé par cette essence plus subtile, inévitable et indestructible.

— La religion de ma mère enseigne que seules sont réelles les choses qui ne peuvent pas être perçues par les sens. L’âme. L’amour maternel. Le courage. Ces choses sont plus proches des dieux parce qu’elles sont les mêmes des deux côtés de la mort, devant et derrière le rideau. Quand je suis arrivé à Lacédémone et que j’ai vu la phalange à l’exercice, j’ai pensé qu’elle pratiquait la forme de guerre la plus absurde que j’eusse vue.

Dans mon pays, nous nous battons à cheval. C’est la seule glorieuse manière de se battre, c’est un spectacle qui excite l’âme. Mais j’admirais les hommes de la phalange et leur courage, qui me semblait supérieur à celui de toutes les autres nations que j’avais vues. Ils étaient pour moi une énigme.

Mon maître écoutait avec attention ; il était évident que cette profusion de paroles de Suicide était pour lui aussi inattendue que pour tous les autres.

— Te rappelles-tu, Dienekès, quand nous nous battions contre les Thébains à Érythrée ? Quand ils ont flanché et pris la fuite ? C’était la première déroute à laquelle j’assistais. J’en étais horrifié. Existe-t-il quelque chose de plus bas, de plus dégradant sous le soleil qu’une phalange qui se désintègre de peur ? Cela donne honte d’être un mortel, d’être aussi ignoble en face de l’ennemi. Cela viole les lois suprêmes des dieux. Le visage de Suicide, qui n’avait été qu’une grimace de dédain, s’éclaira. Ah, mais à l’opposé, une ligne qui tient ! Qu’est-ce qui est plus beau, plus noble !

Je rêvai une nuit que je marchais avec la phalange, reprit Suicide. Nous avancions sur une plaine à la rencontre de l’ennemi. J’étais terrifié. Mes camarades marchaient autour de moi, devant, derrière, à droite et à gauche, et tous étaient moi. Moi vieux, moi jeune. J’étais encore plus terrifié, comme si je me désagrégeais.

Et puis ils se sont mis à chanter, tous ces moi, et, comme leurs voix s’élevaient dans une douce harmonie, la peur me quitta. Je me réveillai le cœur paisible et je sus que ce rêve venait des dieux. Je compris que c’était ce qui faisait la grandeur de la phalange, le ciment qui assurait sa cohésion. Je compris que cet entraînement et cette discipline que vous Spartiates aimez vous imposer, ne sert pas vraiment à enseigner la technique ou l’art de la guerre, mais à créer ce ciment.

Médon se mit à rire.

— Et quel ciment as-tu donc dilué, Suicide, qui fait qu’enfin tes mâchoires se desserrent avec une expansivité si peu scythe ?

Les flammes éclairèrent un sourire de Suicide. C’était, disait-on, Médon qui lui avait donné son surnom quand, coupable d’un meurtre dans son pays, le Scythe s’était enfui à Sparte et qu’il demandait à tout le monde de le tuer.

— Je n’aimais d’abord pas ce surnom. Mais avec le temps, j’en reconnus la profondeur, même si elle n’était pas intentionnelle. Car qu’est-ce qui est plus noble que de se tuer ? Pas littéralement, pas avec une épée dans le ventre, mais de tuer le moi égoïste à l’intérieur, cette partie de soi qui ne vise qu’à sa conservation, qui ne veut que sauver sa peau. C’est la victoire que vous, Spartiates, avez remportée sur vous-mêmes. C’était le ciment, c’était ce que vous aviez appris et qui m’a fait rester.

Léon le Noir avait écouté tout le discours du Scythe.

— Ce que tu dis, Suicide, si je peux t’appeler ainsi, est vrai, mais tout ce qui est invisible n’est pas noble. Les sentiments bas sont également invisibles. La peur, la cupidité et la lubricité. Qu’en fais-tu ?

— Oui, mais ils puent, ils rendent malade. Les choses nobles invisibles sont comme la musique dans laquelle les notes les plus hautes sont les plus belles. C’est une autre chose qui m’a étonné quand je suis arrivé à Sparte. Votre musique. Combien il y en avait, pas seulement les odes martiales et les chants de guerre que vous entonnez quand vous allez vers l’ennemi, mais également les danses, les chœurs, les festivals, les sacrifices. Pourquoi ces guerriers consommés honorent-ils la musique alors qu’ils interdisent le théâtre et l’art ? Je crois qu’ils sentent que les vertus sont comme la musique, elles vibrent sur des registres plus élevés, plus nobles.

Il se tourna vers Alexandros.

C’est pourquoi Léonidas t’a choisi parmi les Trois Cents, mon jeune maître, bien qu’il ait su que tu n’avais jamais fait partie des trompettes. Il croit que tu chanteras ici, aux Portes, dans ce sublime registre, pas avec ceci – et il indiqua la gorge – mais avec cela – et, de la main, il se toucha le cœur.

Puis il se ressaisit, soudain embarrassé. Autour du feu, tout le monde le regardait avec gravité et respect. Dienekès rompit le silence en disant, avec un rire :

— Tu es philosophe, Suicide.

— Oui, dit le Scythe en souriant, ouvre l’œil sur ça !

Un messager vint mander Dienekès au conseil que tenait Léonidas. Mon maître me fit signe de l’accompagner. Quelque chose avait changé en lui ; je le sentais à la manière dont nous traversions le réseau de sentiers qui s’entrecroisaient dans le camp des Alliés.

— Te rappelles-tu cette nuit, Xéon, où nous discutions avec Ariston et Alexandros de la peur et de son opposé ?

Je répondis que je me la rappelais.

— J’ai la réponse à ma question. Nos amis le marchand et le Scythe me l’ont soufflée.

Il parcourut du regard les feux du camp, les unités des nations assemblées et leurs officiers qui se dirigeaient vers le feu du roi, pour répondre à ses besoins et recevoir ses instructions.

— L’opposé de la peur, dit Dienekès, est l’amour.

Extrait 2: Qu’est-ce que la mort ?

Je me suis toujours demandé ce que c’était de mourir. Il y avait un exercice que nous pratiquions quand nous servions d’escorte et de souffre-douleur à l’infanterie lourde Spartiate. Cela s’appelait «le chêne», parce que nous prenions nos positions le long d’une rangée de chênes à la lisière de la plaine de l’Otona, où les Spartiates et les Néodamodes s’entraînaient l’automne et l’hiver.

Nous nous mettions en ligne par dix rangs, bardés sur toute notre hauteur de boucliers d’osier tressé, crantés dans la terre, et les troupes de choc venaient nous donner l’assaut ; elles arrivaient sur la plaine par huit rangs, d’abord au pas, puis plus rapidement et finalement en courant à perdre haleine.

Le choc de leurs boucliers tressés était destiné à nous épuiser et ils y parvenaient. C’était comme si l’on était heurté par une montagne. En dépit de nos efforts pour rester debout, nos genoux cédaient comme de jeunes arbres dans un tremblement de terre ; en un instant le courage désertait nos cœurs. Nous étions déracinés comme des épis morts sous la pelle du laboureur.

 

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Et l’on apprenait alors ce qu’était mourir. L’arme qui m’a transpercé aux Thermopyles était une lance d’hoplite égyptien, qui pénétra sous le sternum de ma cage thoracique. Mais la sensation ne fut pas ce qu’on aurait cru, ce ne fut pas celle d’être transpercé, mais plutôt assommé, comme nous les apprentis, la chair à hacher, l’avions res­senti dans la chênaie.
J’avais imaginé que les morts s’en allaient dans le déta­chement. Qu’ils considéraient la vie d’un regard sage et froid. Mais l’expérience m’a démontré le contraire.

L’émo­tion dominait tout. Il me sembla qu’il ne restait plus rien que l’émotion. Mon cœur souffrit à se rompre, comme jamais auparavant dans ma vie. Le sentiment de perte m’envahit avec une puissance déchirante. J’ai revu ma femme et mes enfants, ma chère cousine Diomaque, celle que j’aimais. J’ai vu mon père Scamandride et ma mère Eunice, Bruxieus, Dekton et Suicide, des noms qui ne disent rien à Sa Majesté, mais qui pour moi étaient plus chers que la vie et qui, maintenant que je meurs, me deviennent encore plus chers.

Ils se sont éloignés. Et moi, je me suis éloigné d’eux.

Extrait 3: [Polynice, un des meilleurs commandants spartiates, interroge le jeune Alexandros]

- Tu voulais voir la guerre, reprit Polynice. Comment avais-tu imaginé que ce serait ?

Alexandros était requis de répondre avec une parfaite brièveté, à la spartiate. Devant le carnage, ses yeux avait été frappés d’horreur et son cœur d’affliction, lui dit-on ; mais alors, à quoi croyait-il que servait une lance ? Un bouclier ? Une épée ? Ces questions et d’autres lui furent posées sans cruauté ni sarcasme, ce qui eût été facile à endurer, mais de manière froide et rationnelle, exigeant une réponse concise.

Il fut prié de décrire les blessures que pouvaient causer une lance et le type de mort qui s’en suivrait. Une attaque de haut devait-elle viser la gorge ou la poitrine ? Si le tendon de l’ennemi était sectionné, fallait-il s’arrêter pour l’achever ou bien aller de l’avant ? Si l’on enfonçait une lance dans le pubis, au-dessus des testicules, fallait-il la retirer tout droit ou bien prolonger l’estocade vers le haut, pour éviscérer l’homme ? Alexandros rougit, sa voix trembla et se brisa.

- Veux-tu que nous nous interrompions, mon garçon ? Cette instruction est-elle trop rude pour toi? Réponds de manière brève. Peux-tu imaginer un monde où la guerre n’existe pas? Peux-tu espérer de la clémence d’un ennemi? Décris les conditions dans lesquelles Lacédémone se trouverait sans armée pour la défendre.

Qu’est-ce qui vaut mieux, la victoire ou la défaite? Gouverner ou être gouverné? Faire une veuve de l’épouse de l’ennemi ou bien de sa propre femme? Quelle est la suprême qualité d’un homme? Pourquoi? Qui admires-tu le plus dans toute la cité? Et pourquoi? Définis le mot « miséricorde ». Définis le mot « compassion ». Sont-ce là des vertus pour le temps de guerre ou le temps de paix? Sont-ce des vertus masculines ou féminines? Et sont-ce bien des vertus?

De tous les pairs qui harcelaient Alexandros ce soir-là, Polynice n’apparaissait guère comme le plus acharné ni comme le plus sévère. Ce n’était pas lui qui menait l’ arosis et ses questions n’était ni franchement cruelles, ni malicieuses. Il ne lui laissait tout simplement pas de répit.

Dans les voix des autres, aussi pressantes que fussent leurs questions, résonnait tacitement l’inclusion : Alexandros était l’un des leurs et ce qu’ils faisaient ce soir-là et feraient d’autres soirs ne visait pas à le décourager ni à l’écraser comme un esclave, mais à l’endurcir, à fortifier sa volonté, à le rendre plus digne d’être un jour appelé guerrier, comme eux, et à assumer son rang de pair et de Spartiate.

Extrait 4. [L'armée perse s'avance, pour le premier affrontement]

Léonidas avait maintes fois recommandé aux officiers thespiens de veiller à ce que les boucliers, les jambières et les casques de leurs hommes fussent aussi brillants que possible ; et là, c’était des miroirs. Par-dessus les bords des boucliers de bronze, les casques rutilaient, surmontés par des crinières de queue de cheval qui, lorsqu’elles frissonnaient au vent, ne créaient pas seulement une impression de haute taille, mais dégageaient aussi une indicible menace.

Ce qui ajoutait au spectacle terrifiant de la phalange hellénique et qui pour moi était le plus effrayant, c’étaient les masques sans expression des casques grecs, avec leurs nasales épaisses comme le pouce, les jugulaires écartées et les fentes sinistres des yeux, qui recouvraient tout le visage et donnaient à l’ennemi le sentiment qu’il affrontait, non pas des créatures de chair comme lui-même, mais quelque atroce machine, invulnérable, impitoyable.

J’en avais ri avec Alexandros moins de deux heures auparavant, quand il avait posé son casque sur son bonnet de feutre ; l’instant d’avant, avec le casque posé posé à l’arrière du crâne, il paraissait juvénile et charmant, et puis quand il eut rebattu la jugulaire et ajusté le masque, toute l’humanité du visage était partie. La douceur expressive des yeux avait été remplacée par deux insondables trous noirs dans les orbites de bronze. L’aspect du personnage avait changé. Plus de compassion. Rien que le masque aveugle du meurtre.

 

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- Enlève-le ! Avais-je crié. Tu me fais peur !

Et je ne plaisantais pas.

Dienekès vérifiait à ce moment-là l’effet des armures hellènes sur l’ennemi. Il parcourait leurs rangs du regard. Les taches sombres de l’urine maculaient plus d’un pantalon, ça et là, les pointes de lances tremblaient. Les Mèdes se mirent en formation, les rangs trouvèrent leurs marques, les commandants prirent leurs postes.

Le temps s’étira encore. L’ennui le céda à l’angoisse. Les nerfs se tendirent. Le sang battait aux tempes. Les mains devinrent gourdes et les membres insensibles. Le corps sembla tripler de poids et se changer en pierre froide. On s’entendait implorer les dieux sans savoir si c’étaient des voix intérieures ou si on criait réellement et sans vergogne des prières.

Sa majesté se trouvait sans doute trop haut sur la montagne pour s’être avisée du coup du ciel qui précipita l’affrontement. Tout d’un coup, un lièvre dévala la montagne, passant entre les deux armées, à une trentaine de pieds de Xénocratide, le commandant thespien.

Steven Pressfield, Les murailles de feu, édité en mars 2007

mardi, 28 octobre 2014

Schotse SNP heeft fascistische wortels

Karl Drabbe

'De vijand van mijn vijand is mijn vriend'

Schotse SNP heeft fascistische wortels

SC-Fasc.jpgEen recente historische roman over Londen en nazi-Duitsland loodst willens nillens naar een recente historische studie over fascisme in Schotland. Ook de SNP heeft fascistische wortels en hoopte via een overwinning van nazi-Duitsland Schotse onafhankelijkheid te bekomen.

Met Mist over Londen schreef C.J. Sansom recent een historische thriller die een wereldwijd succes werd. Eerder schreef hij over een vroegmoderne advocaat in het door Cromwell verscheurde Engeland en een historische roman die zich afspeelde tegen de achtergrond van de Spaanse Burgeroorlog. Mist over Londen is een what-if-roman; geromaniseerde counterfactional history: wat als de Britten in 1940 een pact zouden hebben gesloten met Hitler-Duitsland? Een moeizaam lezend boek, dat door zijn historische setting toch enkele wetenswaardigheden opwierp. Zoals het feit als zou de Schotse Nationalistische Partij SNP – de drijvende kracht achter het referendum straks op 18 steptember – niet onwillig geweest zijn voor de verleidingen en verlokkingen van het nationaal-socialisme. Pardon, dat in zijn geschiedenis erg linkse, zelfs trotskistisch geïnspireerde SNP dat flirtte met nazi-Duitsland? Les extrêmes se touchent? Of is het à la Mark Grammens: ‘de vijand van mijn vijand is mijn vriend’?

Het enige niet-vaderlandstrouwe element dat je op Wikipedia leest over de SNP is dat de toen jonge partij (opgericht in 1934) tijdens Wereldoorlog II campagne voerde tegen de conscriptie, de verplichte legerdienst om het Empire te verdedigen en Herr Hitler te bestrijden. 

Maar wie wat verder zoekt, leert dat de SNP wel wat vaker ‘fout’ was, zoals dat heet. Nu goed, ook de pacifistische verkozenen van Labour en de appeasement-politici van de Tories – die Hitler zijn gang lieten met Sudetenland en de Oostenrijkse Anschluss – zou je kunnen verdenken van enige sympathieën met het nationaalsocialisme. Anderzijds hebben (kopstukken van) die partijen later uitdrukkelijk afstand genomen van en hun verontschuldigingen aangeboden voor hun politiek voor het feitelijke uitbreken van de Tweede Wereldoorlog. Het ging meer om het toegeven van inschattingsfouten.

Van vreemde smetten vrij

Echter, van de SNP nooit enig woord, nooit enige verontschuldiging. Was dat dan niet nodig? De tweede voorzitter van de partij, Andrew Dewar Gibb (1934-’36), kan nochtans op z’n minst fascistoïde genoemd worden. Niet echt een antisemiet, bij gebrek aan joden in Schotland. Hij viseerde vooral de katholieke Ieren die tijdens het interbellum voor een nieuwe influx van proleten zorgde, gevlucht voor het terrorisme in Ierland, op zoek naar werk in de machtige industriestaat Groot-Brittannië. Andrew Dewar Gibb vond zelfs dat die Ierse inwijkelingen hun stemrecht moest worden afgenomen, en niet enkel omdat ze massaal voor het socialistische Labour stemden, maar omwille van hun vreemde afkomst. Zijn antisemitisme botvierde hij op de Communistische Partij, die volgens hem van oorsprong véél te joods was.

Tot op vandaag heeft de SNP nooit afstand genomen van Gibb. Zoals de partij in haar tachtigjarig bestaan er ook nooit veel aandacht aan heeft besteed. – Overigens, ook in het (prachtige) nationale museum van Schotland herinner ik me niets gezien te hebben over fascisme of nationaalsocialisme. Nochtans heeft de Schotse emancipatiestrijd er een hele zaal gekregen.

De vijand van mijn vijand …

Professor Gavin Bowd doceert Frans aan de befaamde Schotse St Andrews Universiteit. Zijn recente boek Fascist Scotland (Birlinn, 2013) geeft niet alleen een mooie inkijk in de niche van het politieke fascisme in Schotland. Het geeft ook een plaats aan het fascisme binnen de SNP ‘which make uncomfortable reading for its members,’ volgens een recensent.

In de jaren 1930 was de SNP nog niet de socialistische partij die ze later – vooral in de jaren 1960-’70 – geworden is. Bowd beschrijft hoe vele van de eerste generatie partijkopstukken landeigenaars waren met een meer dan bijzondere belangstelling voor Mussolini en Hitler. In diezelfde jaren sloot de ‘Scottish Union of Fascists’ zelfs en bloc aan bij de SNP.

In Fascist Scotland wijst Gavin Bowd erop dat er wel meerdere ‘Scot Nats’ waren die uitkeken naar een overwinning van nazi-Duitsland als een soort ‘opportuniteit’ om Schotse onafhankelijkheid te realiseren. De vergelijking met het activisme in de Eerste en de collaboratie in de Tweede Wereldoorlog in Vlaanderen ligt voor de hand. 

In januari 1939 al schreef SNP-voorzitter Douglas Young (1942-1945): ‘If Hitler could neatly remove our imperial breeks somehow and thus dissipate the mirage of Imperial partnership with England etc he would do a great service to Scottish Nationalism.’ In augustus 1940 schreef Young: ‘The Germans will look around for aborigines to run Scotland and it is to be wished that the eventual administration consist of people who have in the past shown themselves to care for the interests of Scotland.’

Professor Bowd: ‘Young thus showed the ambivalent, to say the least, attitude of Scottish Nationalists towards Fascism. Hatred of the English led to the downplaying of the Fascist threat to freedom and peace, while more radical Nationalists could be attracted to the authoritarian and xenophobic solutions offered by the Führer and the Duce.’

In mei 1941 werd ene Arthur Donaldson opgepakt door de Britse autoriteiten. Donaldson werd beticht van pro-nazi-sympathieën. De man was lid van de SNP. Guilty by association? Ongetwijfeld. Elke partij heeft gekken rondlopen. Maar doorgaans, als zoiets bekend wordt, distantieert een partij zich, verontschuldigt ze zich. En ze excommuniceert het lid. Zo niet de SNP.

In het verslag van de MI5-agent die Donaldson ondervroeg is te lezen: ‘We must, he declared, be able to show the German Government that we are organised and that we have a clear cut policy for the betterment of Scotland; that we have tried our best to persuade the English Government that we want Scottish Independence and that we are not in with them in this war. If we can do that you can be sure that Germany will give us every possible assistance in our early struggle. The time is not yet ripe for us to start a virile campaign against England, but when fire and confusion is at its height in England, we can start in earnest. He then went on to tell them that he had an idea in his mind for fixing up a wireless transmitting set in a thickly populated district in Glasgow or Edinburgh, in order to give broadcasts to the public.’

In mei 1941 was er nog een mogelijke Duitse overwinning – Endsieg – in zicht. Niet helemaal onbegrijpelijk dat er dus ook in het VK pro-nazi’s rondliepen, zeker niet als de partijleider het ‘goede voorbeeld’ gaf.

Ware het niet dat diezelfde man negentien jaar later, in 1960 werd verkozen tot … voorzitter van de SNP. Die taak vervulde hij tot 1969, toen hij werd opgevolgd door William Wolfe.

Tot op vandaag is er tijdens het jaarlijkse SNP-congres een 'Arthur Donaldson lecture'. De partij heeft dus nog steeds geen afstand genomen van haar ‘Duitsvriendelijke’  voorzitter.

‘Van vreemde smetten vrij’ (2)

Enkele jaren later, in 1982, toen paus Johannes Paulus II Schotland aandeed tijdens een van zijn vele wereldreizen, vond oud-partijvoorzitter Billy Wolfe het nodig de Schotten in te lichten dat het katholicisme – in Schotland beleden door afstammelingen van Ierse immigranten uit het interbellum – een ‘vreemde’ religie was en katholieken nooit ‘true Scots’ kunnen worden. Een vreemde exclusieve visie op identiteit, geef toe. Toch voor een partij die zich vandaag heel internationalistisch, sociaaldemocratisch en inclusief opstelt. Amper dertig jaar geleden was dat nog anders.

Vergezocht?

De SNP werd in 1934 opgericht als een samensmelting van twee oudere Schots-nationalistische partijen: de Scottish Party en de National Party of Scotland.

De gevierde Schotse dichter Hugh MacDiarmid (née Christopher Murray Grieve) was een van de stichters van de NPS. In 1923, amper een jaar nadat Mussolini na zijn Mars op Rome de macht greep in Italië, schreef de dichter  twee artikels waarin hij opriep tot een Schots fascisme dat onderdeel moest vormen van ‘een Schotse national revival en radicale sociale gerechtigheid doorheen heel Schotland’.

Naar fascistisch voorbeeld van andere nationalistische bewegingen in Europa, richtte MacDiarmid een ‘ondergrondse’ militantenorde op, de Clann Albainn. MacDiarmid evolueerde van een radicaal fascisme naar een nationaal-bolsjevisme. Hij omarmde het Sovjet-communisme en werd daardoor uit de SNP gezet. Jaren later gooiden de Schotse Communisten hem uit hun partij … omwille van zijn nationalistische standpunten.

Ook MacDiarmid zag ‘opportuniteiten’ in de mogelijke nazi-invasie op de Britse eilanden. 

Oordeel

Hoe vaak valt niet te lezen dat het Vlaams-nationalisme een ‘rechtse’ uitzondering is op het ‘linkse’ nationalisme elders in Europa? Een cliché van jewelste, want de grootste nationalistische partijen in Catalonië en Baskenland zijn centrumrechts, conservatief of liberaal. Van de succesvolle nationalistische partijen is de Schotse SNP de grote uitzondering. Maar dat was niet altijd zo.

Ook de SNP heeft, zoals de Bretonnen, de Welsch, de Vlamingen, Kroaten, Slowaken en zovele andere volkeren in Europa gerekend op een momentum. In een Duits Rijk zouden ze over ‘hun autonomie’ kunnen beschikken. Dat een en ander anders uitdraaide is niet alleen het lot van de geschiedenis. Het is ook moreel wijfelbaar. Bij monde van Frans-Jos Verdoodt heeft de Vlaamse Beweging haar historisch pardon hierover al uitgesproken in 2000. De SNP heeft nog niet de spons over haar verleden geveegd … 

dimanche, 26 octobre 2014

Charismatische socialist en nationalist

Door: Dirk Rochtus

Charismatische socialist en nationalist

Bij de 150ste sterfdag van Ferdinand Lassalle

De stichter van de eerste Duitse socialistische partij was ook een Duits nationalist. Op 31 august is het precies 150 jaar geleden dat Ferdinand Lassalle ten gevolge van een duel omwille van een vrouw stierf.

 'Je vous présente le nouveau Mirabeau!' Met die verwijzing naar de Franse revolutionair en publicist stelde de Duitse dichter Heinrich Heine de bezoeker uit Duitsland voor aan zijn vrienden in Parijs. Amper twintig jaar was Ferdinand Lassalle (1825-1864) of hij werd al vergeleken met een van de coryfeeën van de Franse revolutie. Maar Lassalle straalde dan ook politiek talent en veel politieke ambitie uit. Op zijn omgeving oefende hij een charismatische aantrekkingskracht uit, op de arbeiders wier leider hij zou worden, maar ook op vrouwen. En dat laatste zou hem fataal worden.

Cruciale rol

De historische verdienste van Ferdinand Lassalle bestaat erin dat hij op 23 mei 1863 in Leipzig de eerste Duitse socialistische partij oprichtte, de Allgemeiner Deutscher Arbeiterverein (ADAV). Via een fusie met een later opgerichte socialistische partij ontstond zo in 1890 de Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD), die een cruciale rol heeft gespeeld in de recente geschiedenis van Duitsland. De SPD beschouwt 23 mei 1863 dan ook als de datum van haar oprichting. Die dag hielden Lassalle en twaalf gedelegeerden uit heel Duitsland in het bijzijn van enkele tientallen arbeiders de ADAV in het 'Pantheon' in Leipzig boven de doopvont.

Barricaden

De ADAV was wellicht in de vergetelheid geraakt, mocht de charismatische Lassalle haar niet zijn stem hebben geleend. Maar wie is nu de man die als zoon van een Duits-joodse handelaar op 11 april 1825 in Breslau (het huidige Wrocław in Polen) werd geboren? Zelfbewust was hij alleszins en vastberaden om de wereld te redden. Als zijn vader de achttienjarige vraagt wat hij wil studeren, antwoordt de zoon: 'Das größte umfassendste Studium der Welt, das Studium, das am engsten mit den heiligsten Interessen der Menschheit verknüpft ist: das Studium der Geschichte'. (De meest omvattende studies ter wereld, de studies die het nauwst met de heilige belangen van de mensheid verbonden zijn: die van de geschiedenis). Met zijn studiegenoten in Breslau en Berlijn discuteert Ferdinand Lassalle over het opkomende socialisme. Als jood weet hij wat de strijd voor emancipatie van een gediscrimineerde bevolkingsgroep waard is, als inwoner van de Pruisische provincie Silezië (thans Pools grondgebied) hoezeer de sociale nood de arbeidersklasse raakt. Wanneer hij gravin Hatzfeldt leert kennen die in een scheidingsproces verwikkeld is, stort hij zich op de jurisprudentie. Verwikkelingen rond zijn inzet voor de gravin doen hem in 1848, het jaar van de revolutie in Frankrijk en de Duitstalige staten, zelfs in de gevangenis belanden. Een geluk bij een ongeluk. Doordat hij niet op de barricaden kan staan, ontsnapt hij aan het lot dat vele revolutionairen als bannelingen ten dele valt. Lassalle blijft in Düsseldorf en werkt zich in het arbeidersmilieu in het Rijnland in. De scheidingsaffaire van Gräfin Hatzfeldt wordt in 1854 beslecht. De gravin verwerft de helft van het vermogen van de graaf en geeft Lassalle een ruime donatie voor zijn juridische bijstand. Daarmee kan hij een leven voeren als onafhankelijk publicist en bijvoorbeeld de uitgave van zijn boek over de Griekse filosoof Herakleitos bekostigen. Een van de zonen van de gravin was Paul von Hatzfeldt, die als Duitse ambassadeur in Londen van 1885 tot 1901 tevergeefs een goede verstandhouding tussen Duitsland en Groot-Brittannië probeerde tot stand te brengen.

Zending

In die dagen vormt de arbeidersbeweging nog geen zelfstandige kracht, maar leeft ze onder de vleugels van de progressieve liberale Fortschrittspartei. In Londen daarentegen hebben Duitse emigranten, waaronder Karl Marx, de Bund der Kommunisten opgericht. In het staatkundig verbrokkelde Duitsland wil Lassalle in navolging van het Engelse voorbeeld de arbeidersbeweging losrukken uit de liberale burgerlijke bevoogding. In een redevoering in 1862, het zogeheten Arbeiterprogramm, pleit hij enerzijds voor het algemene geheime stemrecht en anderzijds voor de oprichting van Produktiv-Assoziationen, fabrieken met staatskredieten om 'den Arbeiterstand zu seinem eigenen Unternehmer [zu] machen.' Lassalle gelooft in de rol van de staat als middel tot emancipatie van de arbeiders. In 1863 zoekt hij zelfs contact met Otto von Bismarck, minister-president van Pruisen en later (vanaf 1871) de eerste kanselier van het Duitse Keizerrijk, om hem ertoe te bewegen het algemeen kiesrecht in te voeren. Hij is als tegenprestatie zelfs bereid om zijn arbeidersvereniging een toekomstige annexatie van de hertogdommen Sleeswijk en Holstein door Pruisen, de leidende macht in Duitsland, te laten steunen. Dat laatste is niet puur door opportunistische overwegingen ingegeven. Ferdinand Lassalle gelooft in de Duitse eenmaking. Hij deelt de opvatting van de filosoof Fichte dat de Duitse natie een 'hogere zending' te vervullen heeft, dat grote 'Kulturnationen' recht hebben op een eigen staatkundige gedaante en zo hun bijdrage leveren tot de verdere ontwikkeling en de vooruitgang van de mensheid.

Broedertwist

Op 23 mei 1863 is het dan zover met wat Karl Marx als de historische verdienste van Lassalle roemt: 'Nach fünfzehnjährigem Schlummer rief Lassalle – und dies bleibt sein unsterbliches Verdienst – die Arbeiterbewegung wieder wach in Deutschland.' Vijftien jaar na de mislukte revolutie van 1848 organiseert de socialistische beweging zich onder impuls van de flamboyante agitator als partij. De ADAV is gedacht als een strak georganiseerde 'Kadertruppe' die via het algemeen stemrecht de staat dient te veroveren. Socialisme volgens Lassalle is zodoende met zijn nadruk op Produktiv-Assoziationen en het belang van de staat respectievelijk coöperatief en Duits-nationalistisch georiënteerd. Met die opvatting vervreemdt hij van Karl Marx die internationalistisch denkt, de arbeiders de macht wil zien grijpen door middel van een revolutie en de staat als 'instrument van onderdrukking' door de bourgeoisie wil doen afsterven.

Trouw aan de opvattingen van Karl Marx en Friedrich Engels hebben socialisten als een August Bebel en een Wilhelm Liebknecht in 1869 in Eisenach de Sozialdemokratische Arbeiterpartei (SDAP) opgericht. De broedertwist tussen 'Lassalleaner' en 'Eisenacher' verdeelt de Duitse arbeidersbeweging. Ondertussen laait in het pas opgerichte Duitse keizerrijk de repressie op van alles wat naar socialisme ruikt. Daarom besluiten ADAV en SDAP in 1875 in Gotha te versmelten tot Sozialistische Arbeiterpartei (SAP). Nadat Leo von Caprivi, de opvolger van Bismarck, in 1890 het repressieve Sozialistengesetz opgeheven heeft, reorganiseert de SAP zich en neemt ze een nieuwe naam aan, die van Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD). Die naam draagt de partij tot op de dag van vandaag.

Fataal

Ferdinand Lassalle heeft het allemaal niet meer mogen meemaken. In 1863 verliest hij zijn hart aan Helene von Dönniges. Die verbreekt voor hem haar relatie met de Roemeense vorst Janco Gregor von Racowitza. Haar vader, een diplomaat in dienst van het Koninkrijk Beieren, verzet zich tegen een huwelijk van Helene met Lassalle. Daarop daagt Lassalle vader Dönniges uit tot een duel. Nu springt Racowitza in de bres voor de diplomaat door het pistolenduel met Lassalle aan te gaan. Op 28 augustus 1864 verwondt de Roemeense vorst de Pruisische socialistenleider in het bos van Carouge bij Genève. Drie dagen later bezwijkt Lassalle aan zijn verwondingen. De grote hoopdrager van de Duitse arbeidersbeweging laat het leven omwille van een vrouw die hem ongewild 'fataal' is geworden.

Misschien was de geschiedenis van de Duitse sociaaldemocratie en van Duitsland zelf anders verlopen als Lassalle de partij door de woelige jaren van het keizerrijk had kunnen loodsen. Misschien had zijn programma, dat op hervormingen in plaats van op revolutie zette, de sociaaldemocratische partij niet zoveel haat opgeleverd vanwege het establishment. Misschien hadden de elites van Duitsland de sociaaldemocraten niet voor 'vaterlandslose Gesellen' uitgekreten indien Lassalle als nationalistisch denkende sociaaldemocraat aan het roer van de partij was blijven staan.

Het antwoord zullen we nooit weten. Lassalle heeft het meegenomen in zijn graf in Breslau. Of zoals de dominee Ludwig Würkert dichtte:

'In Breslau ein Kirchhof – ein Toter im Grab –, / Dort schlummert der Eine, der Schwerter uns gab.'

(In Breslau een kerkhof – een dode in het graf –, / Daar sluimert die ene, die zwaarden ons gaf.)

JAPON : LA LÉGITIME DÉSOBÉISSANCE DES 47 RÔNINS

JAPON : LA LÉGITIME DÉSOBÉISSANCE DES 47 RÔNINS - « Ce qu’ils ont fait de leur vivant résonne pour l'éternité.... »
JAPON : LA LÉGITIME DÉSOBÉISSANCE DES 47 RÔNINS
 
«Ce qu’ils ont fait de leur vivant résonne pour l'éternité....»

Rémy Valat
Ex: http://metamag.fr
 
L’histoire des 47 rônins dépasse le cadre d’une simple affaire de droit féodal : ce serait l’engagement de vassaux, fidèles à leur maître jusqu’au sacrifice de leurs vies. Le drame se déroule au début du XVIIIe siècle, période durant laquelle le Japon est réunifié et pacifié sous l’égide du Shôgun. Le port et l’usage des armes sont contrôlés ; il est l’apanage quasi-exclusif des samouraïs. Les samouraïs sont ceux qui « servent » (étymologie du nom vient du verbe « servir », saburaû) leurs maîtres, le Shôgun et le pays. Ils sont pour cela présentés comme des « modèles » pour la société : à la fois guerriers et administrateurs, leur éducation et l’étiquette qui régit leur vie sont rigides.

En 1701, deux Daimyos (seigneurs en charge d’une province et en relation directe avec le Shôgun) sont chargés d’organiser une cérémonie en l’honneur de l’Empereur. Asano Naganori du fief d'Akō (province de Harima) commet l’impair de blesser le maître des cérémonies, Kira Kōzuke-no-Suke-Yoshinaka (14 mars). Ce dernier est dépeint comme un être corrompu jusqu’à la mœlle et se serait, selon la tradition populaire, montré arrogant et méprisant envers ces deux seigneurs, insuffisamment généreux à son goût à rémunérer son talent et ses services. Perte du contrôle de soi, agression à main armée sur un haut fonctionnaire de l’ État : Asano doit, sur l’ordre du Shôgun Tokugawa Tsuyanoshi (1646-1709), procéder le jour même au suicide rituel (seppuku). Ōishi Kuranosuke Yoshio, principal conseiller de la famille d'Asano prend aussitôt en main la sécurité des membres et des biens du clan menacés de confiscation et mûrit un plan de vengeance. Les différents récits et le florès d’interprétations théâtrales ou cinématographiques sur les conditions des préparatifs clandestins et de l’assaut final ont, certes été enjolivés et idéalisés, mais quel souffle à la lecture de ce récit ! La mise en scène la plus connue, popularisée par le théâtre kabuki, est l’ œuvre principale de Takeda Izumo (1748). Il existe une traduction française de l’épopée des 47 rônins, traduite par George Soulié de Morant en 1927, et rééditée régulièrement. Nous y puisons cet extrait, révélateur de l’esprit idéal du guerrier japonais.

 
Ōishi vient de rassembler le clan, 300 guerriers stupéfaits par l’annonce de la mort de leur seigneur et dans l’attente d’instructions : « Venger notre seigneur, voilà notre devoir. Ce que je propose, le voici. Nous allons jurer de ne reculer devant aucun danger pour tuer Kira et sa famille. Si nous n’avons pas réussi dans un an, c’est que l’entreprise est impossible. Nous nous réunirons alors devant la porte de la forteresse, ceux du moins qui auront survécu aux combats et nous nous donnerons la mort, montrant à tous notre fidélité. [...] Je vais préparer un serment écrit avec notre sang. Revenez tous ici demain, à l’heure du Tigre, pour le signer. Pour aujourd’hui, nous allons nous partager le trésor du clan : il ne faut pas qu’il tombe aux mains de nos ennemis.»
 
[La séance terminée chaque samouraï reçoit 20 lingots d’or et l’assemblée se disperse. Le lendemain, seuls 63 rônins répondirent à l’appel et Ōishi de déclarer :]  « Les épreuves que nous allons subir sont telles qu’une âme ordinaire ne saurait les supporter sans défaillir. En reconnaissant eux-mêmes leur faiblesse, ils m’ont évité le plus difficile des choix : c’est bien. Pour vanner le blé, il suffit de le laisser tomber au souffle de la brise. Le bon grain s’entasse d’un côté, la balle et les fétus de l’autre. [Puis, les loyaux samouraïs signèrent de leur sang le serment scellant leur sort pour l’éternité]. » 

Ce geste symbolique et sacré revêt surtout une dimension politique : c’est aussi un acte de désobéissance. Cet engagement solennel n’est pas sans rappeler les contrats d’ikki : les ikki sont ces révoltes populaires conduites pour réparer une injustice commise par les autorités ou un seigneur, insurrections parfois organisées par des guerriers pour se faire justice eux-mêmes ; ces derniers étant trop fiers pour laisser le règlement de leurs différends entre les mains des pouvoirs publics, fussent-ils le gouvernement du Shôgun (lire sur ce sujet : Katsumata Shizuo, Ikki. Coalitions, ligues et révoltes dans le Japon d’autrefois, traduction parue aux éditions du CNRS en 2011).
 
La maison de Kira est prise d’assaut le matin du 14 décembre 1702 : le maître et les hommes des des lieux seront passés au fil de l’épée. Les rônins emportèrent la tête de Kira sur la tombe de leur seigneur au temple de Sengaku-ji. Les survivants offrirent leur reddition au Shôgun et mettent celui-ci dans l’embarras. Car si la vendetta été légitime sur le fond et respectueuse des règles et de la coutume du Bushidō, elle ne l’était plus sur la forme : les Sainte Vehme étaient prohibées par le shôgunat, le pouvoir rappelle que le droit de faire justice est une prérogative régalienne dans un pays récemment unifié. Le shôgun les fît condamner à mort tout en leur offrant une fin honorable. Le 4 février 1703, 46 rônins (le 47e , le plus jeune, aurait fait l’objet de la clémence des juges selon la tradition populaire) se donnent la mort par éventration, et selon leurs vœux, leurs corps reposent auprès de celui de leur maître au cimetière du temple de Sengaku-ji.

Les témoignages historiques dépeignent différemment les motivations de ces samouraïs : le seigneur Asano n’était guère apprécié par ses serviteurs, et ce serait 58 guerriers (sur les 308 du clan) qui auraient prêté serment, non pas par simple esprit de vengeance, mais par réprobation du traitement injuste réservé à Asano par le Shôgun. Ce dernier aurait dû sanctionner les deux parties, d’autant qu’il y eut un précédent survenu en 1684. Un guerrier, selon l’historien Nakayama Mikio, en aurait blessé un autre en ce même lieu. Le premier aurait été tué sur le champ par un maître-officier du gouvernement et le second exilé. Enfin, seuls les criminels étaient exécutés ou contraints de se suicider à l’extérieur de leur maison. Les conditions du suicide d’Asano ont été considérées comme un acte infamant. C’est pour ces motifs que les rônins ont souhaité laver l’affront fait à leur maître et à leur maison.
 
Cette froide et habile, vengeance a été vivement critiquée par Yamamoto Tsunetomo (l’auteur du Hagakure) qui estimait plus conforme au code de l’honneur un règlement rapide du contentieux. Yamamoto Tsunetomo, fidèle serviteur du Shôgun, mît peut-être en avant ce point de la coutume pour discréditer Ōishi et ses hommes qui n’auraient techniquement pas pu mettre au point leur riposte en de si brefs délais, au moment où Kira se trouvait sur ses gardes et bien protégé par ses hommes (rappelons que c’est par respect envers la réglementation shogunale que Yamamoto Tsunetomo ne put accompagner son seigneur dans la mort : le suicide par accompagnement lui a été formellement interdit). Le Shôgun a commis une maladresse, en ce sens qu’au Japon, les suicides rituels avaient pour but de limiter les vendettas : l’honneur des familles lavé, les désirs de vengeance devaient être étouffés et dans le cas de leur mise à exécution, celle-ci était sévèrement sanctionnée. C’est le contraire qui, dans cet affaire, s’est produit.

Cette histoire eut un retentissement immédiat. Si les Japonais du début du deuxième siècle du Shôgunat y ont trouvé un exutoire à la rigidité du régime (surtout en matière de mœurs), le succès intemporel de ce drame tient à son authenticité. Les Japonais sont peu-être plus sensibles que d’autres peuples à l’engagement et au don de soi. Les paroles n’ont de valeur à leurs yeux que si elles sont suivis par un acte sincère. Quelque puisse être les motivations de ces rônins, c’est bien un sentiment positif, l’esprit de justice, qui les animait. Leur désobéissance était légitime et ils ont agi en pleine connaissance du sort qui leur était réservé. Ils ont préféré mourir dans l’honneur que de vivre dans la honte dans une société, et c’est encore le cas aujourd’hui au Japon, où pèse lourdement le regard des autres. Un geste tragique de refus et de liberté qui résonne pour l’éternité, comme l’atteste les témoignages de respect et de dévotion encore porté par les Japonais sur les tombes des 46 rônins....

Illustration en tête d'article : Ancien château d’Edo (actuellement le parc attenant au palais impérial) : emplacement du bâtiment à l’intérieur duquel, Kira Kōzuke-no-Suke-Yoshinaka sera blessé par Asano Naganori le14 mars 1701.©R.Valat

How Turan Invented Islam

How Turan Invented Islam

Much of the mythology of the pre-Islamic Persia involves the tension and conflict between Iran and Turan. In modern parlance “Turan” has become synonymous with Central Asia and the Turk, but in its original meaning it involved two groups of Iranian peoples who were distinctly geographically situated. The eruption of the Turkic tribes can be dated to approximately the middle of the first millennium A.D., so they post-date the mythological era of the Iranian peoples, though they coincide with the arrival of Islam to Central Asia. Lost Enlightenment: Central Asia’s Golden Age from the Arab Conquest to Tamerlane is really the chronicle of the last 500 years of the cultural efflorescence of classical Turan, the ancestors of the people we today term Tajik, as well as nearly extinct groups such as the Sodgians. Though there are numerous ‘call-backs’ to the pre-Islamic era, as well as the requisite scene setting chapters, the heart of the matter occurs during Islam’s Golden Age, in particular of the Abbasid Caliphate. The last few centuries, from the rise of more self-consciously Turkic political actors to the period of Timur, get’s short shrift, and the story is tidied up rather quickly.

k10064Lost Enlightenment is also unapologetically a history of intellectuals. Social, cultural, and diplomatic events serve as background furniture. They’re noted in passing and alluded to, but ultimately they are not the center of the story. They’re for intellectuals to be situated within. The key fact which serves as the cause for a book like this is many are not aware that an enormous disproportionate number of the intellectuals of the Golden Age of Islam were ethnically Iranian and from Central Asia. I say ethnically Iranian, because it is not quite accurate to state they were Persian, because the Iranian languages and ethnic groups differ considerably. Abū Rayḥān al-Bīrūnī was a native of Khwarezm, the Iranian language of which was close to Sogdian, and therefore closer to modern Ossetian. The author observes that because intellectuals from Islam’s Golden Age habitually wrote in Arabic most moderns assume they must be Arabs (perhaps more accurately, the names “look Arabic”, unless they are unrecognizable transliterations). But this is an error of the same class as presuming that because Western scholars utilized Latin as a lingua franca until recently they must have been Latins. A quick perusal of Wikipedia’s entry on the philosophy and science of the Islamic Golden Age will disabuse you of this notion. Though the central focus of Lost Enlightenment is on Iranians from Turan, it is important to remember that many individuals of note don’t quite fall into this exact category but exhibit affinities which might surprise. Though the figure behind the most widespread school of Islamic law, abu Hanifa, is well known to have had his ancestry among the Persians of what is today Afghanistan, ibn Hanbal, founder of the austere Hanbali school (arguably the ancestor of the Wahhabi and Salafi movements) was descended from Khorasani Arabs. In other words, even many of the Arabs had eastern affinities.

41OxoLpuNyL._SY344_BO1,204,203,200_ To understand why, you need to realize that to a rough approximation the shift between the Umayyad Caliphate to the Abbasid involved a orientation of the Islamic world away from the Mediterranean world and toward Central Asia, Turan. This is summarized by the reality that the capital shifted from Damascus in Syria to Baghdad in Iraq, but this small distance does not do justice to the shift in mentality. The Abbasids were brought to power by armies and social movements with roots in Khorasan and further north and east. It was in a sense a revenge of the mawalis, non-Arab converts to Islam who were marginalized as second class citizens under the Umayyads. Traditional Muslims sometimes refer to the Umayyads as the “Arab Kingdom” because of the ethnic nature of their polity (evidenced by the fact that there were instances where Arab Christians were privileged over non-Arab Muslim converts). Though the Abbasids were an Arab Caliphate, their ruling culture was much more ethno-linguistically cosmopolitan. Over time the dynasty began to rely more and more upon Turks from Central Asia to man their armies, while the domain of culture and politics was heavily inflected by Iranians and Arabicized Iranians. For a period the caliph al-Ma’mun relocated the locus of the Caliphate to Merv, in modern day Turkmenistan. It is not surprise that al-Ma’mun’s mother was a Persian from Khorasan.

 

download The culturally Turanian color of the Abbasid world is critical because I think it is plausible to argue that Islam as we understand it emerged during the Abbasid period. On the face of it this sounds strange. Islam as a religion obviously dates to the time of Muhammad, in the early 7th century. Salafi purists would purge all that came after the mid-7th century, the period of the “Rightly Guided Caliphs” (i.e., the pre-dynastic period). But to say Islam was formed in this period is like saying Buddhism dates to the time of the Buddha, in the middle of the first millennium B.C., or that Christianity dates to the time of Jesus down to the writing of the Synoptic Gospels a few decades later. No matter what religionists may aver religions evolve organically through time, and some of their most seminal aspects develop considerably later. Among Christians this is acknowledged by the repeated attempts to recreate “Primitive Christianity,” that is, the Church before it became co-opted by Roman Imperial culture. But even before the conversion of Constantine Christianity had transformed into a gentile religion with Jewish roots, rather than a Jewish sect. The institutional superstructure of the Christian Church and its theological basis were totally transformed by the immersion of sectarian Judaism in the Greek and Roman world (one could say that this is true of both Christianity and modern Judaism!).

In modern Sunni Islam (~90 percent of Muslims) in comparison to Christianity theology plays a relatively minor role in relation to law, shariah. One of the primary bases of shariah are the hadith, the sayings of the prophet. It so happens that the two most respected collections of these sayings for Sunni Muslims were authored by Persians from Khorasan. The author of Lost Enlightenment chalks up the prominence of Turan in the compilation of hadith to the pre-Islamic cultural and religious norms, in particular on the prominent Buddhist tradition of translation and collection. Though never explicit the argument seems to be that this region so essential in the development of Islam as we know it remained religiously plural, with Buddhists, Zoroastrians, Christians, and pagans prominent for centuries, and this cultural background could not but help shape the beliefs and practices of local Muslims, many of them converts. But the connections are often not made concrete, but are more suggestive. For example the connection between Buddhist viharas and the later madrasas. Because the Buddhists of Turan have no modern day cultural descendants it can be quite difficult to comprehend just how prominent this religion was during this period, but it is well known that under the early Abbasids the influential Barmakid family were relativley recently converted Buddhist functionaries. Rather than the specifics though I think the fixation in Lost Enlightenment on the non-Muslim milieu that persisted in Turan down to ~1000 A.D. is to emphasize that during Sunni Islam’s formative period the religious culture looked east as much as it did to the west, that is, the world of India. The connections between the Near East, Central Asia, and India, are ancient, going back to records of Indian merchant communities settled in Sumeria. It does not take a leap of imagination to wonder if Sufi mysticism may have been influenced by Indian practices and beliefs (some early Sufi mystics do report Indian, or perhaps more accurately Turanian Buddhist, mentors). And there are curious currents in the other direction, “Greek medicine” as transmitted by Central Asians is still practiced in India.

Islamic civilization beginning with Muhammad is at its foundation “West” facing. Muhammad engaged the ideas and thoughts of Christians and Jews, and his foreign travels took him to the margins of Syria. The details of prayer positions among contemporary Muslims reportedly derive from the practice of Syrian monks. The eastern fringe of the Islamic world at its founding was that of the magians, the Zoroastrians, who were also clear influences. But if you accept the proposition that much, most, of Islamic civilization dates to the Abbasids, then your understanding of West and East must shift. Here the West is the world of Persia-verging-upon-Mesopotamia, Iran, and the East is India, and to a lesser extent China. The center is Turan. This is a somewhat tendentious position, but I do think it is defensible, should make us reconsider the genealogy of Islamic culture and civilization.

But one of aspects of Lost Enlightenment that I found irritating is prefigured by the title, and that is the Whiggish attempt to shoehorn Turanian civilization into the stream of ascending scientific and mechanical complexity of the West. I do think it is interesting that Turanians contributed overwhelmingly in the domains of medicine an the natural sciences, and far less to what we might term the humanities. The author argues rather aggressively that this is due to the fact that the environment of Central Asia requires city-scale hydraulic civilization, putting a premium upon the mechanical sciences. I am moderately skeptical of environmentally deterministic arguments, but they are reasonable. What is harder to excuse is harping upon the same thesis so often, as well as showing your own philosophical preferences so clearly. The author, like myself, is biased toward those scholars with a peripatetic method in regards to the natural sciences. Though making the case for Turan’s role in the formation of Islamic orthodoxy, he is not positively inclined toward the anti-scientific legalist orientation ascendant after ~1000 A.D. Neither am I, nor are most Western readers of this work. If al-Biruni is the hero, then al-Ghazali, a Persian from Khorasan, is the villain. This sort of normative typology is not befitting a scholarly work of this level.

Finally, we have to address the fact that today Turan is not what it once was. The prominence in intellectual endeavors indicates a demographic robustness which is hard to see in modern day Central Asia. The short answer seems to be the Mongols. The author argues that the Mongols were particularly destructive in Central Asia, both in the areas of straightforward genocide and destruction of the material basis of Turanian urban society in the form of hydraulic engineering. It seems clear that this period also saw the shift from a mostly Iranian speaking populace, to a Turkic one, as the Turks, long recently dominant politically, became handmaids to the Mongols. Though Lost Enlightenment gives some space to early Turkic attempts at ethnic assertion (apparently they were segregated in Baghdad in the early years), it is a very secondary aspect. But it may be that ultimately Turanian civilization always had a sell-by date, because the geographic parameters for dense civilization in Central Asia are fragile and marginal. Situated at the center of Eurasia, and forcing its populace to engage in ingenious engineering to simply survive, Turan was bound to be a creative force. But its explosion may inevitably have been ephemeral.

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samedi, 25 octobre 2014

Collaboratie: a never ending story

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Door: Karl Drabbe

Collaboratie: a never ending story

Vlaanderen is al langer in het reine met zijn collaboratieverleden. Franstalig België moet daar nog aan beginnen. Historici zijn het daarover eens. Nu de politici nog.

U moet de oefening eens doen. Het aantal boeken en studies optellen over Vlaamse collaboratie en accommodatie tijdens de Tweede Wereldoorlog en die aan Franstalige kant. U weze gewaarschuwd; u zou verrast kunnen zijn van het gigantische onevenwicht.

In de jaren 1970 – in de slipstream van de Leuvense hoogleraar nieuwste geschiedenis Lode Wils vooral en wat men zijn ‘Leuvense School’ zou noemen – nam het aantal werken over die donkere periode uit de geschiedenis van Vlaanderen in het algemeen, de Vlaamse Beweging in het bijzonder, toe. De televisieprogramma’s van Maurice De Wilde en de boeken die in het verlengde van de reeks werden uitgegeven zorgden voor een extra duw in de rug. Honderden thesisstudenten geschiedenis, en ook politieke en communicatiewetenschappen studeerden af op ‘collaborationistische’ onderwerpen in Vlaanderen.

Het heeft niet alleen geholpen Vlaanderen een volwassen omgang met zijn verleden te geven. Het onverwerkt verleden – zoals Luc Huyse dat noemde in zijn baanbrekende studie over de naoorlogse repressie – raakte beetje bij beetje beter verwerkt. Dat de generatie ‘getroffenen’ stilletjesaan uitdoofde heeft daar ongetwijfeld ook bij geholpen.

En het gaat zelfs verder. Het inzicht dat de werken van Lode Wils, Louis Vos, Bruno De Wever, Harry Van Velthoven, de hele ploeg van de Nieuwe Encyclopedie van de Vlaamse Beweging (NEVB) en het redactieteam van het kwartaaltijdschrift Wetenschappelijke tijdingen (op het gebied van de geschiedenis van de Vlaamse en Groot-Nederlandse beweging) zorgden voor het verwerken, zelfs afschudden van een verleden dat als geschiedenis dient te worden behandeld. Niemand in Vlaanderen doet vandaag nog aan politiek met de feiten van toen in het achterhoofd. Dat was met de eerste generaties in de Volksunie wel anders – de partij is in feite begonnen als een amnestiepartij, voorgezeten door Frans Vander Elst, gestuurd vanuit een Gentse gevangenis door oud-VNV-leider Hendrik Jozef Elias, ook een historicus trouwens.

Voortschrijdend inzicht

Dat inzicht heeft er in 2000 voor gezorgd dat Frans Jos Verdoodt, toen nog voorzitter van het met eigen handen opgerichte Archief en Documentatiecentrum voor het Vlaams-Nationalisme – onlangs werd hij er na 30 jaar opgevolgd door Dirk Rochtus – namens de georganiseerde democratische Vlaamse Beweging een ‘historisch pardon’ uitsprak. Dat was op de IJzerbedevaart  van 2000. Kort daarop verscheen ook het essay Voorwaarts maar niet vergeten. Op dat moment bestond de N-VA nog niet. De Volksunie stond op de vooravond van de kladderadatsch.

Nog maar een drietal weken geleden vierde het ADVN – dat mee de professionalisering van de Vlaams-nationale geschiedschrijving in de hand werkte – zijn dertigjarig bestaan in het Antwerpse Atheneum. Een keure van Vlaamse historici nam er plaats en ging in debat met ook de Amsterdamse prof Joep Leerssen en de Franstalige historica Chantal Kesteloot.

Twee democratieën – twee historiografieën

Het ging ook die avond over de verdiensten van Lode Wils en Maurice De Wilde en initiatieven als ADVN, Wetenschappelijke tijdingen (waarvan de ‘geprofessionaliseerde’ versie – 25 jaar – binnenkort gevierd wordt in het Gentse KANTL) en de NEVB. Chantal Kesteloot moest er zelf – letterlijk – toegeven dat ‘wij net als de Franse historici de historische aandacht onderbelichtten in Wallonië’. Het lijkt een kromzin uit een gesprek tussen zes eminente academici. Maar dat is het niet. In het gesprek ging het verder over de verwijdering in de historiografie – zeg maar de wetenschappelijke geschiedschrijving – tussen noord en zuid. Met inderdaad het opvallende verschil in omgang met het collaboratieverleden in beide deelstaten. Kilometers publicaties in het noorden, met focus op het eigen ‘foute verleden’. In het zuiden … amper aandacht. En als Franstalige/Waalse collaboratie aan bod komt, zijn het Britten die het doen (Martin Conway over Rex of Jonathan Trigg over Oostfronters). De focus – de fixatie, zoals Joep Leerssen dat diezelfde avond noemde – voor de Tweede Wereldoorlog is niet enkel Vlaams, ook in Nederland leeft die. Maar in Wallonië, neen. Daar niet. Dus ook op vlak van historisch wetenschappelijk onderzoek: twee culturen, twee leefwerelden.

Meer zelfs: in datzelfde debat bestond ook de consensus dat de wetenschappelijke geschiedschrijving van Waalse Beweging en wallingantisme in het algemeen nog in de kinderschoenen stond. Niet alleen is er nog amper aandacht voor, wat er tot dusver is gepubliceerd is mager. Heel mager. Oud-minister en historicus Hervé Hasquin (MR) is de grote uitzondering op de regel. En in die historiografie is al amper aandacht voor collaboratie – in welke mate ook – of accommodatie tijdens de Tweede Wereldoorlog en al helemaal niet voor de repressie nadien.

Chantal Kesteloot nam tijdens dat debat spreekwoordelijk haar hoed af voor ‘de professionalisering van de geschiedschrijving van de Vlaamse Beweging’ voor dewelke ze vol ‘bewondering’ is. ‘Aan Waalse kant is men nooit zo ver gegaan.’ En inderdaad, de verdienstelijke Encyclopédie du Mouvement wallon is van het gehalte van de eerste Encyclopedie van de Vlaamse Beweging, toen een initiatief van brave flaminganten die de geschiedenis  van hun cultuur- en emancipatiebeweging wilden ontsluiten. Niet elke stuk daarin was even correct historisch benaderd. Dat verwijt geldt nu ook voor de Encyclopédie, en neen, geen historicus die die stelling niet deelt.

Welk debat?

Met dit alles in het achterhoofd kijk ik nu terug op het ‘debat’ (debacle zou beter klinken) van de voorbije paar dagen. Vlaamse Beweging en Vlaams-nationalisme wordt door een schare Franstalige politici en opiniemakers – daar politiek garen bij spinnend – op één hoop gegooid. Was dat lang geleden zeg! Nochtans dat de partijpolitieke emanatie van dat Vlaams-nationalisme bij monde van zijn voorzitter Bart De Wever – broer van – eerder al duidelijk afstand had genomen van de hoger al ruim aan bod gekomen onverkwikkelijke periode uit ‘onze’ geschiedenis. Waarom daar nu op terugkeren? Politique politicienne, meer niet.

Ik wentel me in het besef dat de Vlaamse publieke opinie al veertig, bijna vijftig jaar bekend is met de feiten zoals ze zicht stelden, en tot dusver bekend zijn. Lode Wils’ eerste baanbrekende én tegelijk ophefmakende, want confronterende werk ter zake was Flamenpolitik en Aktivisme. Dat gaat dan wel over de Eerste Wereldoorlog, maar was even onaangenaam voor (een deel van) de Vlaamse Beweging. Het boek is onlangs serieus herschreven en geactualiseerd, de originele stelling alleen verder onderbouwd. Kort – en zoals het onder studenten in Leuven werd samengevat: het politieke Vlaams-nationalisme (mét koppelteken, dat is niet onbelangrijk, maar stof voor een ander stuk), is geboren nadat de Vlaamse maagd op het altaar van een katholieke kerk werd verkracht door een Duitse soldaat met Pickelhaube.

Fout, fouter …

Ja, de Vlaamse beweging is fout geweest. Een héél groot deel. In de Eerste Wereldoorlog was die in bezet gebied vrijzinnig en vaak zelfs uitgesproken links-socialistisch. In de Tweede Wereldoorlog én katholiek (VNV en zijn satellieten) én vrijzinnig (DeVlag) met de meest extreme uitwassen denkbaar, en niet altijd ‘voor outer en heerd’, maar soms ook uit avontuur, als uitlaatklep, voor de sociale promotie.

Ja, de Vlaamse beweging heeft haar fouten erkend. Ik verwijs opnieuw naar het historisch pardon en het essay Voorwaarts maar niet vergeten.

Ja, Bart De Wever heeft dit eerder al erkend, en een paar dagen terug nog Jan Jambon – ocharme de man, in de jaren 1990 zaten de satellieten van het Vlaams Blok op zijn kop omdat hij zijn kinderen niet naar het VNJ wilde te sturen want ‘te rechts’, en nu dit weer ...

Maar kunnen we deze non-discussie nu eens achter ons laten? De excuses zijn er. De duizenden breed verspreide en makkelijk toegankelijke historische werken over de betreffende periodes zijn algemeen bekend.

Het is nu maar wachten tot er in Francofonië een debat zou beginnen over de eigen, altijd – tot op vandaag – weggemoffelde geschiedenis. Boeken over het eigen collaboratieverleden moeten maar eens door Franstalige Belgen worden geschreven, het moeten niet altijd Britten of Vlamingen zijn. Onder het motto ‘wat we zelf doen, doen we beter’, zou de gemeenschap bezuiden de taalgrens ook eens in het reine kunnen komen met het eigen – vergeten, onverwerkte – verleden. Zwijgen is niet verwerken. Zwijgen is niet de fouten uit het verleden erkennen. Zwijgen is ontwijken 

Nochtans, het baanbrekende werk van Luc Huyse en Steven Dhondt over de repressie toonde het al aan: de repressie was absoluut niét au fond anti-Vlaams. Wie de cijfers nuchter bekijkt, ziet behoorlijk wat dossiers in het Franstalige deel van dit land. De meerderheid van de 242 gefusilleerden waren Franstalig. Dat zijn feiten.

In Vlaanderen hebben we fouten erkend, de bladzijde omgeslagen. Wie dat (vandaag) niet doet, speelt bewust een onkies politiek spel tot eigen profijt. Ik kijk met belangstelling uit naar het debat in het zuiden.

Mag het politieke debat dan nu terug over iets gaan?

@Karl_Drabbe 


Aanvulling dd. 17 oktober - Ik had naast Vos, Wils, Van Velthoven, De Wever natuurlijk ook de namen kunnen/moeten noemen van Nico Wouters, Frank Seberechts, Olivier Boehme, Marnix Beyen, Antoon Vrints, Pieter Jan Verstraete en zovele andere verdienstelijke historici.

jeudi, 23 octobre 2014

Luthers Türkenschriften

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Luthers Türkenschriften

von Marc P. Ihle

Ex: http://www.blauenarzisse.de

Der Zeitgeist übt sich gerne in Kritik am vermeintlich intoleranten Martin Luther. Doch dessen „Türkenschriften“ zeigen, dass er auf eine bis heute aktuelle Bedrohung reagierte.

Die über den Balkan in Europa einfallenden Osmanen stellten für Karl V., den Kaiser des Heiligen Römischen Reiches, ein permanentes Problem dar. Der Fall Konstantinopels 1453, dreißig Jahre vor Luthers Geburt am 10. November 1483, war in lebendiger Erinnerung. 1529 stehen die Türken erstmals vor Wien. Luthers große Türkenschrift Heerpredigt wider die Türken wird ein Jahr später veröffentlicht. Bereits in den 1520er Jahren, nachdem die Rechtfertigungslehre als Kern der Reformation die Unterstützung vieler Fürsten gewonnen hatte, wendet sich Luther auch zeitpolitischen Fragen zu. Dies geschieht unter Eindruck seiner Interpretation der Geschichte als Heilsgeschichte. Mit voranschreitendem Alter neigte Luther jedoch zur Apokalyptik.

Luthers Angst: Eine Allianz zwischen den Türken und dem Papst

Historische Ereignisse werden ihm zum Gottesurteil über das eigene reformatorische Werk. Dessen Schicksal wird paradoxerweise durch den Türkeneinbruch begünstigt, da dieser den Kaiser bindet und zu Zugeständnissen an die protestantischen Stände zwingt. Denn auf deren militärische Unterstützung bleibt der Herrscher angewiesen. Luthers briefliche Bemerkung an den Reformator Philipp Melanchthon im Jahre 1530 über den Kampf gegen die „einheimischen Ungeheuer unseres Reiches“ zeigt, dass Luther vorerst den Hauptfeind nicht in den heranrückenden Türkenheeren, sondern im römischen „Antichristen“, dem Papst, sieht. Noch wenige Jahre vor seinem Tod ist Luther besessen von der Furcht vor einer antiprotestantischen Allianz von Papsttum und Türken. Eine Furcht, die in umgekehrter Konstellation auch der Kaiser teilte.

Luthers persönliche Haltung zum Islam hat eine ähnliche Entwicklung genommen, wie seine heute behauptete, angebliche Judenfeindlichkeit. Wie seine Zeitgenossen bezog er seine Kenntnisse über den Islam aus Sekundärquellen. Der Historiker Heinz Schilling unterstellt dem großen Reformator in seiner Anfang diesen Jahres erschienenen Biographie Martin Luther: Rebell in einer Zeit des Umbruchs eine grundsätzliche Toleranz gegenüber dem Islam. Das mag freilich bezweifelt werden. Zu Beginn seiner Auseinandersetzung mit Türken und Juden stellten diese für Luther potentiell zu missionierende Gruppen dar. Zugleich nimmt Luther aber die Türkengefahr nicht als realpolitische Bedrohung, sondern als „Zuchtrute Gottes“ wahr. In seinem heilsgeschichtlichen Verständnis wird der Türkeneinbruch als Strafe und Bußangebot Gottes gedeutet. Grund dafür seien die angeblichen Häresien der römischen Kirche.

Luther lehnte einen Kreuzzug ab

Der darin sich äußernde, beim späten Luther ganz verschwundene politische Optimismus gehört in die frühe Phase der rasanten Ausbreitung der Reformation. Luthers Weltbild verbaute dem Reformator zunächst den Blick auf die identitäre Bedrohung, die mit der Türkeninvasion verbunden war. Denn zu diesem Zeitpunkt bildete die Geschichte für Luther nur einen Austragungsort des Kampfes Gottes gegen die päpstliche Verfälschung des Evangeliums.

Einen Glaubenskrieg lehnte Luther ab, da religiöse Argumente in den geistlichen Kampf gehörten, nicht aber in den weltlichen Bereich des Schwertes. Das war bei weitem kein Pazifismus. Denn das Gewaltmonopol lag für Luther bei den Fürsten und dem Kaiser, die auf ihre Weise in der politischen Welt Ordnung schaffen sollten. Das betonte Luther auch ausdrücklich, als er sich gegen den Bauernaufstand von 1525 aussprach. Doch diese Aufteilung hinderte die Reformation einerseits an einem Missionierungskrieg gegen die Papsttreuen, zum anderen auch an einer Kreuzzugsidee gegen die Türken.

Luther hat drei große Türkenschriften verfasst: Vom Kriege wider die Türken (1528), Heerpredigt wider die Türken (1530), Versuchung zum Gebet wider die Türken (1541). 1529, zeitgleich mit der sogenannten „Protestation von Speyer“, als Anhänger Luthers sich auf dem Reichstag gegen seine Ächtung aussprachen, verdunkelt sich Luthers Sicht auf die Türken. Sie werden nun zu apokalyptischen Feinden des Christentums. Die Kreuzzugsidee lehnt der Reformator jedoch ab, da er dem Papsttum dafür jede Autorität, insbesondere die geistliche Autorität, und die Zuständigkeit im Allgemeinen abspricht. Gott allein muss nach Luther für die Sicherheit des Evangeliums in seinem Reich sorgen, der Kaiser aber für die territoriale Integrität.

Die Wende in Luthers Haltung zu den Türken

Die Türkenbelagerung Wiens 1529 jedoch zeigt auch Luther die Grenzen seiner politischen Zwei-​Reiche-​Lehre auf. Denn die Zukunft des Christentums wird durch den islamischen Konkurrenzanspruch zu einer politischen und religiösen Frage. Das geistliche Regiment kann, das hat Luther auch durch die landesfürstliche Protektion seiner protestantischen Landeskirchen erkennen müssen, nur durch militärische Macht geschützt werden.

Bei Luther scheint es vielmehr ab 1530 zu einer Vermischung heilsgeschichtlicher und politischer Motive zu kommen. Wie Schilling zutreffend sagt, wären die Türken nun für ihn „die Feinde der Deutschen und der Christen allgemein“, weil sie zu einer Bedrohung der kulturellen Identität Europas geworden sind. Diesen Gedanken hat Luther natürlich nicht formuliert, da es für ihn keinen Unterschied zwischen Geschichte, Heilsgeschichte, Europa und Glaube geben konnte. Doch seiner Begeisterung in der Heerpredigt mag eine Ahnung zugrunde liegen von der Korrelation politischer, ethnischer und kultureller Bedrohung und der Möglichkeit der eigenen Vernichtung. Die christlichen Soldaten sollten „die Faust regen und getrost dreinschlagen, morden, rauben und Schaden tun, so viel sie immer vermögen“, schreibt Luther fanatisch.

Luthers Lektion: Keine Toleranz für Eindringlinge

Diese Empfehlung Luthers unterscheidet sich unwesentlich von Kampfesreden universalistischer Kreuzritter unserer Tage. Es handelt sich zugleich aber auch um nichts anderes als eine realistische Beschreibung dessen, was eine Kultur in einem Abwehrkampf unternimmt. Denn dieser wurde ihr unfreiwillig von außen durch die Türken aufgezwungen. Dennoch wird Luther in der Gegenwart in einer eigenartigen, ahistorischen Perspektivlosigkeit unter Rubriken wie „Toleranz“ oder „Antisemitismus“ gelesen oder gar zum Fürsprecher eines aggressiven Kulturkampfes gemacht.

Doch heute, ebenso wie zur Zeit der Expansion der Osmanen, geht der Zusammenprall der Kulturen nicht von Europa, sondern eben vom Islam aus. Deshalb ist die Bewertung Luthers unter Kriterien der Politischen Korrektheit abwegig. Aber genau dies versuchen die Stellungnahmen der Evangelischen Kirche in Deutschland (EKD) zum Reformationsjubiläum. Und das ist auch der Tenor der Arbeiten eines sogenannten „Studierendenwettbewerbs“ zum Thema „Luther und Islam“, den das Bundesinnenministerium bereits 2013 ausgeschrieben hat. Namentlich der Beitrag von Marcus Meer mit seinem programmatischen Titel Martin Luther zum Islam. Ein frühneuzeitlicher Beitrag zur Toleranzdiskussion der Gegenwart? unterstreicht diese Tendenz. Meer erhebt zugleich Vorwürfe gegen Luthers Christologie, welche diesem in ihrem für den Autor verwunderlichen Wahrheitsanspruch die Einsicht in die „Wahrheit“ anderer Religionen verwehrt habe. Schließlich verhängt der Autor sein Verdikt gegen Luther: Mit dessen Toleranz sei es nicht weit her. In Fragen der „Anerkennung von Andersheit“ habe Luther dringenden Nachholbedarf gehabt.

Luthers Türkenschriften zeigen Perspektiven für das Zeitalter des erzwungenen Multikulturalismus auf. Wie damals gibt es heute keine freiwillige kulturelle Begegnung von Christentum und Islam, sondern eine auf Eroberung angelegte, feindliche und gewaltsame Landnahme. Diese führt stringent mindestens zu einer Relativierung der christlichen Kultur.

Der Antitoleranzvorwurf an Luther, der lediglich seine eigene Kultur verteidigte, mutet da absurd an. Nicht Luther, das Reich oder gar der Papst wünschten sich die Türkenpräsenz auf dem Kontinent. Die Osmanen drangen gewaltsam und mit klaren machtpolitischen Absichten in Europa ein, um Land zu rauben, Menschen zu unterwerfen und ihr Kulturmodell an die Stelle des Christentums zu setzen. In der Rückschau können wir Luther als aufrechten Streiter für abendländisches Christentum sehen – eine Rolle, die heute weder evangelische Bischöfe noch Päpste wirklich ausfüllen. Und Luther erteilt uns eine wichtige Lektion in Sachen Toleranz: Niemand ist zu Duldung gegenüber unerwünschten Eindringlingen verpflichtet. Zumindest niemand, der sich nicht selbst abschaffen möchte.

Bild: Martin Luther, Gemälde von Lucas Cranach d. Ä. (1529)

mercredi, 22 octobre 2014

Decoding Erdogan’s shift on IS

Decoding Erdogan’s shift on IS

 

by M. K. Bhadrakumar

Ex: http://blogs.rediff.com

politique internationale, géopolitique, turquie, erdogan, levant, eiil, levant, syrie, irak, kurdistan, histoire, proche orient, moyen orient, The Turkish Parliament vote on Thursday authorizing the government to send troops across the border into Iraq and Syria is a historical reversal of the legacy of Kemal Ataturk that the country would never again get entangled with the Muslim Middle East. 

Ankara has trotted out various reasons to justify its U-turn over Turkey’s role in the fight against the Islamic State [IS]. The thrust of the reasoning is that Turkey is hell bent on fighting terrorism. But Turkish motives are highly suspect. 
 
The US Vice-President Joe Biden said in a speech at Harvard University on Thursday that Turkish Prime Minister Recep Erdogan is genuinely repentant about Turkey’s covert support for the IS in the recent years. Biden was inclined to forgive Erdogan for past sins and was delighted that Turkey would now allow the US to use its military bases for launching air strikes in Iraq and Syria, which indeed is a ‘game changer’ of sorts for the American military operations. Biden gave the impression that born-again Erdogan is raring to go against the IS. 
 
But Erdogan himself says his real reason is that his pious heart bleeds at the sight of the carnage and human suffering in Iraq and Syria and he cannot stand by idly. 
 
Both Biden and Erdogan are hundred-pound gorillas in the world of politics. What could be Erdogan’s calculus like? 
 
One thing can be said at the outset, namely, Erdogan has been expounding ‘neo-Ottomanism’, harking back to Istanbul’s destiny as the capital of the Muslim Middle East and north Africa. The ruins of Ottoman citadels as far away as Kenya in east Africa testify to that glorious past. 
 
Baghdad, Cairo and Damascus have been systematically ravaged and weakened in the past decade, thanks to a combination of covert US regional regional strategies and the folly of the Gulf countries (especially Saudi Arabia) to serve in their self-interests as America’s poodles in regional politics. Suffice to say, there is no Arab power today that can pretend to be capable of playing a leadership role in its region. 
 
The Arabs are down on their knees. At any rate, Turks have always considered the Gulf Arabs as a lower form of life. Thus, Erdogan could be sensing that Turkey’s hour of reckoning has come as by far the most powerful Sunni Muslim country.
 
Tactically, of course, Turkey stands to gain by occupying the Kurdish homelands in northern Iraq and Syria from where the PKK separatists operated and bled Turkey. Turkey is also dead against the formation of any Kurdish entities in Iraq and Syria. 
 
But beyond all that comes another question — Turkey’s expansionist dreams. Turkey is an ‘unsatiated’ regional power. Its present borders were thrust upon it by Imperial Britain and France. But it has no scope to expand toward the Balkans or Greece. 
 
But Erdogan would have heard the tantalizing remark by President Barack Obama in a recent interview with Tom Friedman that the Sykes-Picot agreement of 1916 is unraveling. Turkey has never reconciled with the loss of territory in Iraq and Syria following the Anglo-French settlement. 
 
Particularly galling has been the loss of territory under the Treaty of Sevres (1920) and the developments that immediately followed — Britain denying the oil-rich regions of present-day northern Iraq from beyond Mosul (which is now under IS control) to be part of the Turkish state. Britain insisted that those regions (where oil was stuck in the early 1920s) should be part of the newly-created state of Iraq (so that they remained under British control, of course). 
 
If anyone is interested in reading up on the breathtaking historical background to the momentous developments unfolding in the Middle East today on the pretext of the fight against the Islamic State, I would recommend the brilliant book (which I just finished reading a second time) by David Fromkin titled “A Peace to End All Peace.” 
 
Indeed, the pitiless vultures have begun circling in the skies above the Levant and Mesopotamia to pick on the carcasses that will be littered on those bleached lands as the US-led fight against the IS runs its course. 
 
But how much share will the US and Britain concede to Turkey? In the 1920s, the US was a bystander while Britain dictated the terms to Turkey. Today what is unfolding is an Anglo-American enterprise and they also have an agenda of their own. Then, there are the Kurds who are close to Israel. 
And unlike in the early 1920s, when the Bolsheviks were preoccupied at home — it was the Soviets who disclosed the very existence of the top secret Sykes-Picot pact (1916) — Russia has returned to the Middle East. 
 
Besides, will the Arabs countries countenance the Turkish surge into Sunni Arab territories — on whatever pretext? The humiliating memory of the despotic Ottoman rule still rankles, especially in Saudi Arabia. Baghdad has already voiced protest. So has Syria. How long will Cairo and Riyadh keep silent? Again, how can Turkey’s historical rival, Iran, stand back and watch Erdogan ordering troops to occupy territoriee in its neighborhood? 
 
The interplay of these factors becomes hugely relevant. For the present, though, it pleases Washington to no end that Turkey has followed the laudable example of Australia and is joining the fight against the IS. No doubt, militarily, Turkey will be a strategic asset for the US operations, but politically it can become a liability tomorrow. 
 
Erdogan has given shelter to the Muslim Brotherhood leadership that was evicted recently by Qatar (under Saudi pressure.) Erdogan still probably hopes that if there is a political transition in Syria, Brothers have a fighting chance to capture power. 
 
But then, the Brothers are the sworn enemies of the Egyptian regime. They happen to pose an existential threat to the autocratic Gulf monarchies — and Jordan. It is unclear how far Obama can travel with Erdogan once the latter begins pushing the envelope on the democratic transformation of the Muslim Middle East (Arab Spring), starting with Syria. All in all, Turkey’s entry into the US-led war against the islamic State introduces yet another contradiction.

lundi, 20 octobre 2014

Sennacherib’s Return

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Sennacherib’s Return

Advance to Barbarism, FJP Veale

The exclusion of non-combatants from the scope of hostilities is the fundamental distinction between civilized and barbarous warfare.

FJP Veale

Sennacherib, the great king,

And their small cities, which were beyond numbering I destroyed, I devastated, and I turned into ruins. The houses of the steppe, (namely) the tents, in which they lived, I set on fire and turned them into flames.

Over the whole of his wide land I swept like a hurricane. The cities Marubishti and Akkuddu, his royal residence-cities, together with small towns of their area, I besieged, I captured, I destroyed, I devastated, I burned with fire.

In the course of my campaign, Beth-Dagon, Joppa, Banaibarka, Asuru, cities of Sidka, who had not speedily bowed in submission at my feet, I besieged, I conquered, I carried off their spoil.

As for Hezekiah the Judahite, who did not submit to my yoke: forty-six of his strong, walled cities, as well as the small towns in their area, which were without number, by levelling with battering-rams and by bringing up seige-engines, and by attacking and storming on foot, by mines, tunnels, and breeches, I besieged and took them.

I captured their cities and carried off their spoil, I destroyed, I devastated, I burned with fire.

Furthermore, 33 cities within the bounds of his province I captured. People, asses, cattle and sheep, I carried away from them as spoil. I destroyed, I devastated, and I burned with fire.

The cities which were in those provinces I destroyed, I devastated, I burned with fire. Into tells and ruins I turned them.

…strong cities, together with the small cities in their areas, which were countless, I besieged, I conquered, I despoiled, I destroyed, I devastated, I burned with fire, with the smoke of their conflagration I covered the wide heavens like a hurricane.

Veale continues his examination of the Advance to Barbarism, focusing first on the World War II bombing of areas outside of the battlefield and culminating in the carpet bombing of German cities.  This bombing marked the complete repudiation of one of the cornerstones of the concept of civilized warfare: warfare should be the concern only of the armed combatants engaged; non-combatants should be left outside of the scope of military operations.  It marked the return, or advance as Veale puts it, to a form of warfare for which Sennacherib the Assyrian was well known.

May 11, 1940

churchill.jpgVeale introduces J. M. Spaight and his book “Bombing Vindicated.” Spaight describes the awesomeness of this day, the “splendid decision” to bomb German targets well outside of the area of military operations.  The next day, newspapers announced that “eighteen Whitley bombers attacked railway installations in Western Germany.”

Looked at from today’s eyes, there is nothing shocking in this statement; however, compared to what came before in European wars, this was news:

Western Germany in May 1940 was, of course, as much outside the area of military operations as Patagonia.

At the time the battle for France was in high gear, yet the pilots flew over these battlefields to reach their objective:

To the crews of these bombers it must have seemed strange to fly over a battlefield where a life and death struggle was taking place and then over a country crowded with columns of enemy troops pouring forward to the attack…Their flight marked the end of an epoch which had lasted for two and one-half centuries.

…against a background of prosaic twentieth railway installations we can imagine the grim forms of Asshurnazirpal and Sennacherib stroking their square-cut, curled and scented beards with dignified approval….

This was only the beginning, with the culmination to come in Dresden some five years later, but this is to get too far ahead in the narrative.

The entire reason for the development of Britain’s bomber command “was to bomb Germany should she be our enemy,” according to Spaight.  Philosophically, this concept was offered as early as 1923, by Air Marshal Sir Hugh Trenchard: “The Army policy is to defeat the enemy army; our policy is to defeat the enemy nation.”  Not very European.

Spaight points out that this was also obvious to Hitler, which is one reason Hitler was anxious to reach an agreement with Britain to confine “the action of aircraft to the battle zones.”  Spaight agrees that Hitler undertook civilian bombing only three months after the RAF began bombing the German civilian population.

Germany did not design its bombers for such use, instead designed to support ground troops:

“For Germany,” Mr. Spaight continues, “the bomber was artillery for stationary troops dug fast into the Maginot Line; for Britain, it was an offensive weapon designed to attack the economic resources of the enemy deep within his country.”

In order to establish the groundwork for this shift, in May, 1940 Churchill and his advisors extended the definition of military objectives to include…

…factories, oil plants, public buildings and any structure which contributed or was of use, if only indirectly, to the war effort of the enemy.

Railway installations, industrial zones, etc.  The British Cabinet argued that these are used to support the military, therefore are fair targets.  Of course, by this reasoning – and by including the word “indirectly” – virtually every resident of a warring nation could be a legitimate target.

However, even via this logic, bombing accuracy must be taken into account.  There is no such thing as “collateral damage” when bombing an actual war zone – there is no collateral to damage.  Even with modern accuracy, collateral damage is a given (and intended) – and with the technology of World War Two, collateral damage was more likely than damage of the purposeful sort.

May 14, 1940

…a date on which Hitler’s triumphal progress which, thanks to the outcome of events on that day he was able to continue for the following two years, came so near to being brought to an abrupt and final halt.

On May 10, the Germans invaded the West, in an offensive that stretched from the North Sea to Switzerland.  On May 12, German General von Kleist occupied Sedan in the Ardennes, and the next day established a beachhead on the other side of the Meuse River – four miles deep and four miles wide.

Meanwhile, British bombers were flying overhead, on their way to targets far from the battlefield.

While this great conflict was raging along the Meuse, another conflict of a different kind was raging between the French and British High Commands.

The breakthrough by the Germans had been so swift that no heavy artillery was moved into place – artillery that might have cut-off the bridgehead established by the Germans. The French, believing that the purpose of heavy bombers was for long-rage artillery (just as the Germans designed)…

…clamoured for an immediate concentration of bombers for a mass attack on the crossings of the Meuse.  They found however the chiefs of the R.A.F were reluctant to cancel the plans which they had made for large scale air attacks on German industrial centres in accordance with Air Marshal Trenchard’s conception of the role of the heavy bomber in warfare.

Whatever the merits of bombing German industrial centers, the French did not believe that the time to begin doing so was during the opening of a great land battle.

 

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On the night of the 13th, German troops frantically repaired the Gaulier Bridge over the Meuse; on the 14th, the heavy tanks of the 1st Panzer Division under General Guderian crossed the river and raced along a route toward the English Channel.

“Upon the destruction of the Gaulier Bridge depends victory or defeat,” declared General d’Astiere de la Vigerie imploring that every available bomber should be assigned this vital task.

About 170 British and French bombers were sent; German anti-aircraft proved quite accurate – about 85 were shot down.  Yet only one bomber needed to be successful; might the likelihood have improved with more thrown into the attack?

We now know that 96 heavy bombers were at this vital moment available to join the attack.  While this supreme effort was being made to cut the communications of the German tank spearhead advancing toward the English Channel, these 96 heavy bombers were waiting passively on nearby airfields in preparation for a mass attack on the factories and oil plants in the Ruhr which had been planned to take place on the evening of the following day.

This attack, far from the front line, took place as planned.  Ninety-six bombers took off, of which 78 were directed at oil plants.  Of these, only 24 crews claim to have found them.

One extra load of bombs on the crossing over the Meuse by Sedan – let alone ninety-six loads – might have made all the difference between victory and defeat as General Billote pointed out at the time.  Had the supplies of Guderian’s Panzers been cut off, he would soon have been brought to a halt from lack of petrol and then forced to surrender when his ammunition was exhausted.

Veale speculates that this might have brought the battle in the West to a rapid end: the German generals, hesitant to invade France in the first place, might have compelled Hitler’s retirement; the National Socialist party would have collapsed; Britain and France could have been in a position to dictate the terms of peace.

I cannot say if any of this would have happened – beyond the understanding that the German generals did not support this invasion.  One thing I suspect is true: if the British were successful in blowing the bridge, the war in the west would have been much different.

From the “Splendid Decision” to Terror Bombing

On December 16, 1940, 134 planes took off for a nighttime raid on the town of Mannheim, with the object of the attack – according to Air Chief Marshal Pierse – “to concentrate the maximum amount of damage in the centre of the town.”  So much for any semblance of military objectives.

From The Bansusan-Butt Report dated August 18, 1941:

The British Cabinet were horrified to learn that aerial photographs taken of the targets described as having been completely demolished disclosed that most of them showed no signs of damage; of all the aircraft credited with having bombed their targets, only one-third had, in fact, bombed within five miles of them.

Within five miles – a rather generous standard.  Only one-third – a rather criminal rate. Even this loose definition of “military objectives” was not enough:

…early in 1942 – the exact date, it now appears, was March 30th, 1942 – Professor Lindemann submitted a Minute to the War Cabinet in which he urged that bombing  henceforth should be directed against German working-class houses in preference to military objectives.

He estimated that 50% of the houses in German towns of 50,000 and more would be destroyed.

The first application of this plan was executed on March 28, 1942 (this presents some conflict in the dates), with the attack of Lilibeck by 234 aircraft.

The focus of the attack was the Altstadt composed of medieval houses with narrow, tortuous streets; some 30,000 people lived in an area of two square kilometres.

The climax, of course, was Dresden.

The climax of the offensive was reached on the night of February 13th, 1945 when a mass raid by several thousand heavy bombers was directed against Dresden.

The Associated Press at the time had no difficulty in calling it, according to Veale, a deliberate terror bombing…as a ruthless expedient to hasten Hitler’s doom.

From The Times, immediately after the bombings:

“Dresden, which had been pounded on Tuesday night by 800 of the 1,400 heavies sent out by the R.A.F. and was the main object of 1,350 Fortresses and Liberators on the following day, yesterday received its third heavy attack in thirty-six hours.  It was the principal target for more than 1,100 United States 8th Army Air Force bombers.”

The focus of the attack was the Altstadt – the beautiful center of the city so well-known to western travelers – palaces, art galleries, museums and churches.  No military objectives nearby.

With fires raging from the first wave, a second wave descended on the city.  No air raid shelters; the public buildings swollen with refugees stood between the falling bombs and the ground.  The city was covered with black smoke – making it difficult, I imagine, for the pilots to see even what they were bombing.  It mattered little, as the point wasn’t military.

The city burned for days.

The city was swollen by hundreds of thousands of women and children, escaping the horrors of Stalin’s armies from the east – escaping the murder, rape and arson.  Western reconnaissance planes certainly saw the dense crowds moving westward.

So enormous were the number of bodies that nothing could be done but to pile them on timber collected from the ruins and there to burn them.  In the Altmarkt one funeral pyre after another disposed of five hundred bodies or parts of bodies at a time.  The gruesome work went on for weeks.

Estimates of the dead range from 100,000 to 250,000.

The war, by now, had already been won.  The only military question left was where the line between east and west would be drawn.  Apparently it was desirous to aid Russia in the placement of the line.

I hope someday, through my work in my Timeline to War, to have a comprehensive picture of events leading up to the Second World War – I imagine this will be a never-ending task.  One of the puzzles to piece together as relates to German and British bombing of the other will be…who started it?  Not that it matters to me greatly, as two immoral wrongs cannot make a moral right.

Veale addresses this question:

In passing it may be observed that the question which air offensive was a reprisal for which has now long ceased to be a subject for dispute.

From the book “The Royal Air Force, 1939 – 1945,” Veale finds:

…the destruction of oil plants and factories was only a secondary purpose of the British air attacks on Germany which began in May 1940.  The primary purpose of these raids was to goad the Germans into undertaking reprisal raids of a similar character on Britain.  Such raids would arouse intense indignation in Britain against Germany and so create a war psychosis without which it is impossible to carry on a modern war.

Conclusion

Probably future historians will agree with the learned authors of the official history of the British strategic air offensive that the Second World War was not won by British terror bombing.  On the other hand, terror bombing, officially adopted in March 1942, was the only logical outcome of Churchill’s “Splendid Decision” of May 1940.

Future historians might also conclude that the “Splendid Decision” prolonged the war in the West by five years.

The lesson that could have been drawn from the Battle of Britain was that long range terror bombing offers a low likelihood of military advantage.  In this regard, General JFC Fuller wrote:

“This lesson was lost on the British Air Force which continued to hold that ‘strategic bombing’ was the be all and end all of air power.  This fallacy not only prolonged the war, but went far to render the ‘peace’ which followed it unprofitable to Britain and disastrous to the world in general.”

This lesson remains lost on those who choose air power over a distance of thousands of miles as the weapon of choice.

Reprinted with permission from Bionic Mosquito.

 

 

Copyright © 2014 Bionic Mosquito

dimanche, 19 octobre 2014

La battaglia sull’Istmo di Perekop

La battaglia sull’Istmo di Perekop

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300px-Isthmus_of_Perekop_map.pngNell’autunno del 1920 la guerra civile russa era ormai avviata verso la sua inevitabile conclusione, con le armate bianche che cedevano, una dopo l’altra, davanti alla pressione dell’Armata rossa forgiata da Trotzkij e da lui diretta con spietata energia.

A parte le prime formazioni di Cosacchi antibolscevichi, come quella del generale Krasnov, che si appoggiava sull’aiuto dei Tedeschi (prima che la Germania uscisse sconfitta dalla prima guerra mondiale) e a parte l’esercito dei volontari cecoslovacchi, i quali, nell’estate del 1918, si erano impadroniti quasi senza colpo ferire di gran parte della ferrovia transiberiana e della regione degli Urali, tre furono le principali armate bianche che, nel corso del 1919, avevano costituito un serio pericolo per il potere bolscevico:

a) l’esercito siberiano dell’ammiraglio Kolčiak, autoproclamatosi “supremo reggitore” dello Stato russo e riconosciuto quale capo nominale di tutte le armate bianche, il quale, nei primi mesi dell’anno, si era spinto in direzione di Kazan’ e di Mosca. L’Armata rossa lo aveva però contrattaccato il 28 aprile e, in maggio, aveva sfondato le sue linee, dapprima respingendolo al di là degli Urali; poi, in agosto, dopo aver preso Celjabinsk ed Ekaterinburg, lanciando una nuova offensiva sul fronte Tobolsk-Kurgan e procedendo assai velocemente lungo la transiberiana, tanto da occupare Omsk già il 14 novembre. Kolčak venne consegnato, il 15 gennaio, dai Cecoslovacchi a un governo provvisorio filo-sovietico formatosi a Irkutsk e da questo processato e fucilato il 7 febbraio; il suo corpo venne buttato in un buco scavato nel ghiaccio del fiume Angara.

b) L’esercito bianco del generale Denikin, che nell’estate del 1919 aveva riportato successi spettacolari e, dalla regione del Kuban, aveva invaso l’Ucraina, spingendosi fino a Orel, sulla via adducente a Mosca da sud. Esso era stato a sua volta contrattaccato dall’Armata rossa a partire dal 10 ottobre e costretto a una precipitosa e drammatica ritirata. Alla fine dell’anno, i suoi resti erano tornati, assai mal ridotti, sulle posizioni di partenza della primavera, fra Kursk ed Ekaterinoslav; Denikin, sfiduciato, aveva passato le consegne al generale Wrangel, il quale aveva dedicato i mesi invernali a riorganizzare le truppe e i servizi logistici.

c) Il terzo attacco ai centri vitali del potere bolscevico era stato sferrato nell’autunno del 1919 dal generale Judenič il quale, con il sostegno della flotta inglese, era sbarcato nel Golfo di Finlandia e aveva marciato direttamente sulla vecchia capitale imperiale, Pietrogrado. La minaccia era stata seria, perché si era profilata contemporaneamente all’avanzata di Denikin dall’Ucraina, (mentre le forze di Kolčiak erano già in piena dissoluzione); ma anch’essa era stata affrontata e sventata con la massima energia dall’Armata rossa, che era passata decisamente al contrattacco, il 22 ottobre, e aveva costretto le forze di Judenič a interrompere la marcia su Pietrogrado e a reimbarcarsi in tutta fretta.

Così, all’inizio del 1920, a parte le bande degli atamani Semënov e Kalmykov, rispettivamente a Čita e Khabarovsk, al di là del lago Bajkal – ove era sorta, a fare da cuscinetto fra i Rossi e un corpo di spedizione di 70.000 soldati giapponesi, una effimera Repubblica dell’Estremo Oriente -; il piccolo esercito del barone Ungern-Sternberg nella Mongolia Interna; alcune forze cosacche nell’Asia centrale e nella regione del Caucaso; e alcune bande ucraine operanti nella zona di Kiev, restavano ora due soli avversari cospicui per l’Armata rossa: l’esercito polacco del maresciallo Pilsudski, pronto ad attaccare nella primavera del 1920, e quello dei Russi “bianchi” del generale Wrangel, attestato nell’Ucraina meridionale.

In Estremo Oriente, la guerriglia contro le ultime forze “bianche” e contro gli stessi Giapponesi venne condotta da bande di partigiani, sia bolscevichi che anarchici; mentre l’offensiva scatenata da Pilsudski nel maggio venne respinta e l’Armata rossa, passata a sua volta all’attacco, venne battuta in maniera decisiva sotto le mura di Varsavia, in agosto: sicché, il 18 marzo 1921, si giunse alla pace di Riga fra Polonia e Unione Sovietica. Abbiamo già narrato questi avvenimenti in due lavori precedenti: Trjapicyn in Siberia orientale: breve la vita felice di un “bandito” anarchico; e Chi ha voluto la guerra sovietico-polacca del 1920? Una questione storiografica ancora aperta.

Pertanto, nell’autunno del 1920, Trotzkij era ormai libero di concentrare le forze maggiori dell’Armata rossa contro l’ultimo esercito “bianco” ancora attestato in territorio russo e dotato di una buona capacità combattiva: quello del barone Wrangel. Anche le bande anarchiche di Machno, fino ad allora ostili ai bolscevichi, siglarono una tregua e accettarono anzi di passare sotto il comando del generale Frunze, in vista di una offensiva finale contro i Bianchi. Un ambasciatore inviato a Machno da Wrangel, per esplorare le possibilità di una alleanza tattica in funzione antibolscevica, era stato impiccato; il capo anarchico non sapeva, allora, che subito dopo la liquidazione dell’ultima armata “bianca” sarebbe venuta anche la sua ora.

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Pyotr Nikolayevich Wrangel (27 agosto 1878 – 25 aprile 1928)

Wrangel non godeva dell’appoggio delle popolazioni ucraine, per le stesse ragioni che avevano provocato la sconfitta di Kolčak, Denikin e Judenič: la diffidenza dei contadini e l’esiguità delle classi medie che, sole, avrebbero potuto costituire una base sociale determinante; e ciò nonostante che Wrangel, ammaestrato dalla disfatta degli altri generali “bianchi”, avesse promesso ai contadini una riforma agraria radicale, a spese della grande proprietà terriera.

I bolscevichi, con i loro metodi brutali di requisizioni forzate e con l’esercizio di una spietata dittatura, mascherata sotto l’apparenza di autonomia dei Soviet, avevano destato anch’essi notevoli diffidenze da parte dei contadini e suscitato malumori perfino tra i marinai e nella classe operaia (come si sarebbe visto nella rivolta di Kronstadt, repressa da Tuchacevskij nel marzo 1921). Essi erano però più abili a livello propagandistico, sfruttando slogan come «tutto il potere ai Soviet» e «la terra a chi la lavora»; e dipingendo tutti i Bianchi, senza alcuna sfumatura, come gli strumenti della restaurazione monarchica e aristocratica.

Una valutazione imparziale di quegli avvenimenti esige che si riconoscano a Wrangel delle capacità militari e organizzative veramente eccezionali: possedeva più costanza di Denikin e più senso politico di Kolčak; e, pur non facendosi illusioni sull’esito finale di una lotta così ineguale, era capace di infondere coraggio e determinazione ai suoi uomini, demoralizzati da tante sconfitte e ridotti a lottare con una crescente penuria di materiali da guerra ed equipaggiamenti; cui si aggiunsero – alla metà di ottobre – delle condizioni climatiche precocemente ed eccezionalmente rigide, che aumentarono le loro sofferenze.

Riteniamo si possa sostanzialmente concordare con il giudizio che di Wrangel ha dato lo storico inglese W. H. Chamberlin nella sua ormai classica Storia della Rivoluzione russa, 1917-1921 (titolo originale: The Russian Revolution, 1917-1921, 1935; traduzione italiana di Mario Vinciguerra, Torino, Einaudi, 1966, pp. 728, 740-42):

«Wrangel contribuì a infondere nuova energia nelle file dei Bianchi. Lavorando giorno e notte riorganizzò totalmente l’amministrazione militare e civile nella piccola zona sotto la sua autorità, e trasformò quelle truppe dalla massa informe di profughi cui s’erano ridotti a un’efficiente forza combattiva. Alcune delle misure prese a quello scopo dai suoi luogotenenti furono estremamente brutali. Ad esempio, il generale Kutepov fece impiccare in pubblico ufficiali e soldati colti in stato di avanzata ubriachezza nelle strade di Simferopol'; ma nel complesso questi provvedimenti raggiunsero il loro scopo. Lo spiriti bellicoso delle truppe, che era quasi svanito durante la lunga e tremenda ritirata da Orel a Novorossijsk, fu restaurato. Uno scrittore sovietico esprime il seguente apprezzamento sullo stato dell’esercito di Wrangel nella primavera e nell’estate del 1920: “Qualitativamente era la migliore forza combattente d cui avesse mai disposto la controrivoluzione russa e internazionale nella sua lotta contro le Repubbliche sovietiche”.

Questo giudizio è confermato dal corso delle operazioni militari. Le truppe di Wrangel non solo tennero a bada ma respinsero forze sovietiche considerevolmente superiori, e soccombettero solo quando, per effetto della pace conclusa con la Polonia, esse furono letteralmente schiacciate dal numero delle forze sovietiche […].

Wrangel fu l’ultimo capo del movimento bianco organizzato in Russia. Trovandosi fin da principio di fronte a una forte disparità di forze, la sua disfatta era quasi inevitabile. Pochi degli uomini di stato antibolscevichi più autorevoli ebbero voglia di entrare nel suo governo. Egli non fece miracoli. Con un piccolo esercito e una base di operazioni inadeguata, non poteva tener testa indefinitamente all’enorme esercito rosso, che attingeva i propri soldati da quasi tutta la Russia. Coi suoi precedenti di ufficiale aristocratico, non poteva superare il grande abisso di sospetto e di ostilità che sempre sussistettero tra il movimento e le masse dei contadini, e fu la causa fondamentale della sua disfatta.

Ma, tenuto conto di questi inevitabili fattori negativi, Wrangel si batté valorosamente. Aveva ereditato un relitto di esercito e seppe rifoggiarlo in forza combattente che inferse ai Rossi alcuni fieri colpi. Wrangel non poteva salvare quella vecchia Russia di cui s’era fatto campione e rappresentante, ma la sua attività militare, che tenne una quantità di truppe rosse impegnate in Ucraina e nel Kuban, non fu certo l’ultima ragione per cui l’esercito rosso mancò davanti a Varsavia di quella estrema riserva d’energia che avrebbe creato una Polonia sovietica ed esteso il bolscevismo molto oltre le frontiere russe. Visto da questo lato, l’epilogo del movimento bianco, impersonato da Wrangel, fu una fortuna per la Polonia e forse per altri stati di nuova formazione dell’Europa orientale come fu funesto per il governo sovietico e per l’Internazionale comunista».

Una prima offensiva contro le forze di Wrangel, lanciata l’8 gennaio 1920, aveva portato i reparti dell’Armata rossa fino a ridosso della Crimea, centro nevralgico dei Bianchi, con i suoi porti affollati di navi russe e delle potenze dell’Intesa. Sarebbe errato, tuttavia, vedere Wrangel come una semplice creazione degli Alleati; in realtà, dopo la sconfitta di Denikin, i governi di Londra e Parigi avevano rinunciato alla speranza di assistere a una caduta del regime sovietico in tempi brevi e, di fatto, avevano ritirato il loro appoggio militare e finanziario ai Bianchi, limitandosi solo a vaghe promesse e ad un certo sostegno logistico.

I Francesi, in particolare – che avevano investito grossi capitali in Russia prima e durante la prima guerra mondiale, avevano puntato quasi tutte le loro carte sulla Polonia di Pilsudski; e, dopo la vittoria di quest’ultimo davanti a Varsavia, si disinteressarono sostanzialmente del destino di Wrangel. Come se non bastasse, la loro flotta, stanziata a Odessa, era stata scossa dagli ammutinamenti degli equipaggi nel 1919, per cui il governo francese non si illudeva di poter prolungare la propria influenza politico-militare nell’area del Mar Nero.

Ci furono invece delle trattative interalleate che sembrarono sfociare in una spedizione militare italiana in Georgia, all’inizio dell’estate 1919; ma poi non se ne fece più nulla, specialmente a causa dell’instabilità dei governi italiani tra la fine della prima guerra mondiale e l’ascesa del fascismo. Nel caso specifico, fu l’opposizione di Nitti al progetto che lo fece cadere, e con esso cadde il ministero Orlando, che lo aveva preparato e si accingeva a porlo in atto.

Quanto agli Inglesi, essi avevano puntato su Kolčak, cui avevano fornito non solo abbondante materiale da guerra e ingenti risorse finanziarie, ma anche consiglieri militari; e, dopo la sua sconfitta, avevano rinunciato all’idea di poter rovesciare il regime sovietico mediante l’azione degli eserciti “bianchi”.

Sapendo di non poter più vincere la guerra civile sul campo, Wrangel – che era un uomo intelligente e che possedeva uno spiccato senso realistico – studiò il modo di ritardare l’investimento della sua cittadella crimeana e di intavolare eventualmente trattative coi bolscevichi, attraverso i buoni uffici delle potenze occidentali; ma, per poterlo fare, desiderava raggiungere una posizione strategica migliore, che rendesse più forte anche la sua posizione politica.

Pertanto, nell’estate, egli effettuò alcuni sbarchi sulla costa orientale del Mar d’Azov, investendo il territorio del Kuban e minacciando di congiungersi con il cosiddetto Esercito della rigenerazione russa, che si era stabilito nella regione settentrionale del Caucaso. Il collegamento non riuscì, nonostante le forze bianche riportassero, nel mese di agosto, una serie di successi inaspettati; per cui, in settembre, le truppe di Wrangel dovettero reimbarcarsi.

Aspettandosi ora una nuova, grande offensiva dell’Armata rossa, Wrangel attestò il suo esercito nella Tauride settentrionale e, intanto, provvide a fortificare potentemente l’istmo di Perekop, un vero e proprio “collo di bottiglia”, mediante il quale si accede, da nord-ovest a sud-est, alla penisola di Crimea.

In effetti, l’offensiva sovietica scattò il 28 ottobre, contemporaneamente alla fine delle grandi operazioni sul teatro polacco; e, dopo una lotta accanita, terminò com’era inevitabile: con l’irruzione dei Rossi fino agli accessi dell’istmo. In questa battaglia Wrangel aveva potuto mettere in linea non più di 35 uomini, contro circa 137.000 dell’Armata rossa.

Ai primi di novembre, dunque, le due armate si fronteggiavano sull’istmo, davanti a Perekop, dove i Bianchi era asserragliati dietro il cosiddetto Vallo Turco, una triplice linea di difesa munita di trincee, filo spinato, nidi di mitragliatrici e postazioni d’artiglieria. Molti consideravano le difese dell’istmo semplicemente imprendibili; ma, come vedremo, le forze della natura diedero ai Sovietici, che già godevano di una schiacciante superiorità numerica, anche un inatteso vantaggio strategico, allorché il vento rese transitabile il passaggio di terra dalla Penisola Čongar alla Penisola Lituana, respingendo le acque basse del mare; mentre le gelide temperature permisero al fondo fangoso di solidificarsi in una solida crosta di ghiaccio.

Scrive lo storico americano W. Bruce Lincoln nel suo libro I Bianchi e i Rossi. Storia della guerra civile russa (titolo originario: Red Victory, 1989; traduzione italiana di Francesco Saba Sardi, Milano, Mondadori, 1991, 1994, pp. 396-401):

Mikhail Frunze (2 febbraio 1885 – 31 ottobre1925)

Mikhail Frunze (2 febbraio 1885 – 31 ottobre1925)

«Solo lentamente i soldati di Wrangel cedettero terreno sotto l’enorme pressione dell’Armata Rossa durante la prima settimana di aspri combattimenti, e l’assalto finale di Frunze non fu coronato dal trionfo che si era atteso. Le forze di Bljücher e di Budënnyi erano avanzate di oltre 120 chilometri in tre giorni nel deciso tentativo di raggiungere la ferrovia in modo da tagliare la strada alla ritirata di Wrangel in Crimea, ma le unità rosse più a est dovettero disputare al nemico ogni pollice di terra e avanzarono assai più lentamente. “Sono stupefatto dell’enorme energia con cui il nemico resiste – comunicò Frunze a Mosca. – è indubbio che il nemico ha combattuto più validamente e tenacemente di quanto avrebbe fatto ogni altro esercito”. Fu così che i reparti di Wrangel in ritirata vinsero la corsa per la Crimea, e i disperati sforzi di allievi ufficiali e unità di seconda linea impedirono ai fucilieri di Bljücher di impadronirsi del Passo di Salkovo e di fare sfondare la prima linea di difesa a Perekop. Ma i Bianchi pagarono assai cari i loro momentanei successi. Aprendosi la strada nella Tauride settentrionale, le forze di Frunze catturarono quasi 20.000 prigionieri, un centinaio di pezzi da campo, un gran numero di mitragliatrici, decine di migliaia di granate e milioni di cartucce. “L’esercito rimase intatto – commentò in seguito Wrangel -, ma le sue capacità combattive non furono più quelle di prima”, né d’altra parte era riuscito a conservare quelle fonti alimentari per le quali aveva rischiato tanto: oltre 36.000 tonnellate di cereali del raccolto autunnale accantonate dalla sua sussistenza nei magazzini ferroviari di Melitopol e di Geničesk caddero nelle mani di Frunze.

Quesri aveva perduto l’occasione di riportare una vittoria decisiva non essendo riuscito ad accerchiare l’esercito di Wrangel prima che raggiungesse la Crimea; costretto pertanto a dare l’assalto alla fortezza peninsulare, aumentò le proprie forze e inviò i ricognitori che si erano di recente aggiunti ai suoi rafforzati reparti aerei a fotografare le linee nemiche. Alla fine della prima settimana di novembre, aveva ammassato 180.771 uomini appoggiati da quasi 3.000 mitragliatrici, oltre 600 pezzi d’artiglieria e 23 treni corazzati con cui affrontare i 26.000 regolari bianchi e le 16.000 male armate riserve che guarnivano le difese della Crimea.

Frunze decise di sferrare l’attacco principale contro il Vallo Turco, una barriera ottomana del XVIII secolo lungo la quale Wrangel aveva creato nidi ben protetti di mitragliatrici e piazzole di artiglieria, in modo da assicurare fuoco incrociato a complemento delle fitte barriere di filo spinato che costituivano la prima linea di Perekop, dietro la quale i residui treni corazzati dei Bianchi erano in grado di muoverei avanti e indietro lungo la recente diramazione ferroviaria Sebastopoli-Jušun-Amjansk, coprendo con i loro pezzi gli approcci del vallo. La 51a Divsione di Bljücher ebbe l’ordine di guidare l’attacco, e il suo comandante ne concentrò i fucilieri in ordine talmente serrato, che in certi punti aveva un uomo ogni metro e una mitragliatrice a sostegno di ogni 17 uomini. Alla sinistra di Bljücher, di fronte alle paludi salmastre di Sivaš e al ponte di Čongar un po’ più a est, Frunze schierò la Kornarmija di Budënnyi, la IV Armata Rossa e i partigiani di Machno, tenendo di riserva la maggior parte di tre armate. Stando ai resoconti sovietici, erano tutti reparti animati da alto spirito combattivo, decisi a celebrare il 7 novembre il terzo anniversario della rivoluzione bolscevica infliggendo una disfatta all’ultima cospicua forza bianca sul suolo russo.

Nonostante gli uomini e le armi che Frunze aveva radunato in vista della battaglia, i difensori della Crimea non si erano lasciati infettare dal sentimento di sconfitta che alla fine del 1919 aveva minato Denikin e i Bianchi a Novorossijsk. Wrangel aveva cominciato i preparativi per un’evacuazione in massa, ma così silenziosamente e in tempi così lunghi da mascherare l’intento. “Le misure da noi prese avevano placato le ansie che si erano qua e là manifestate”, commentò in seguito. “Dietro le linee, tutto restava tranquillo perché ciascuno credeva nell’imprendibilità delle fortificazioni di Perekop”, ed era una convinzione tutt’altro che infondata. I giornali di Crimea parlavano ancora in tono fiducioso delle difese dell’istmo di Perekop, del ponte di Čongar e della costiera intermedia. “Le fortificazioni di Sivaš e di Perekop sono talmente solide, che il Comando supremo rosso non dispone né degli uomini né delle macchine per sfondarle, assicurava il 4 novembre il foglio “Vremja” (“Tempi”). Tutte le forze armate del Sovdepja messe assieme non bastano a intimidire la Crimea”. Wrangel, forse ancora speranzoso di riuscire a bloccare Frunze, ma intento soprattutto a guadagnare il tempo necessario per portare a termine un’evacuazione ordinata, unificò la I e la II Armata sotto gli ordini del generale Kutepov, il migliore e il più tenace dei reparti combattenti che gli restassero. Universalmente noto per la feroce crudeltà nei confronti di bolscevichi e loro simpatizzanti, e ampiamente sospettato di di aver intascato colossali bustarelle in cambio di permessi di esportazione e importazione quando aveva comandato la guarnigione di Novoriossijsk, Kutepov continuava ciò nonostante a godere della piena fiducia di Wrangel quale ufficiale “in grado di affrontare qualsiasi situazione, un uomo dal grande valore militare e di eccezionale tenacia nella realizzazione dei compiti affidatigli.” Kutepov avrebbe difeso il Vallo Turco come nessun altro avrebbe potuto fare; e se non ci fosse riuscito, Wrangel avrebbe saputo senz’ombra di dubbio che la fine era giunta.

La mattina del 7 novembre, dopo aver impartito gli ultimi ordini per l’attacco, Frunze si recò al quartier generale di Budënnyi dove con questi e Vorošilov compilò un telegramma di congratulazioni a Lenin nel terzo anniversario della rivoluzione bolscevica, promettendogli la vittoria conclusiva a celebrazione della stessa. “In nome degli eserciti del fronte meridionale, ormai pronti a sferrare il colpo finale contro la tana della belva mortalmente ferita, e in nome delle rinnovate aquile delle grandi armate di cavalleria, salute – esordiva il testo. – La nostra ferrea fanteria, la nostra audace cavalleria, la nostra invincibile artiglieria e i nostri rapidi aviatori dalla vista acuta… libereranno quest’ultimo lembo di terra sovietica da ogni nemico”, si prometteva a Lenin. Forse più di ogni altra unità in azione nella Russia meridionale, la 51a Divisione di Bljücher meritava tutti quei superlativi, ed era sul suo assalto frontale contro il Vallo Turco che Frunze, Vorošilov e Budënnyi contavano per irrompere nel bastione crimeano di Wrangel. Ma ad aiutare la loro causa più di quanto avrebbe potuto fare ogni atto di valore, per quanto grande, furono l’imprevedibile e l’inaspettato. La natura, le cui forze avevano inflitto tanti tormenti al popolo della Russia bolscevica durante i due aspri inverni precedenti, questa volta si schierò dalla parte dei Rossi, aprendo loro nuove, insospettate vie d’attacco.

Forse solo due o tre volte nel corso di una generazione, un forte vento investe da nordovest la Crimea, spingendo verso est le basse acque che coprono i bassifondi salini del Sivaš e lasciando allo scoperto la sottostante, putrida fanghiglia. Il 7 novembre 1920, imperversò un vento talmente furioso, accompagnato da temperature così basse che la notte del 7-8 novembre il fondo melmoso del Sivaš, così di rado scoperto, si gelò formando una superficie tanto solida da reggere uomini e cavalli. Alle 22, mentre gran parte della 51a Divisione di Bljücher si apprestava ad assalire le posizioni di Kutepov lungo il Vallo Turco, la 15a e la 52a Divisione di fucilieri, in una con la 153a Brigata di fucilieri e di cavalleria della 51a Divisione, approfittando dell’insperato vantaggio. Una pesante nebbia grava sulla zona, impedendo alle sentinelle di Wrangel sulla Penisola Lituana di avvistare i reparti rossi impegnati nell’attraversamento dei sei chilometri del Sivaš. Ben presto, i piedi e gli zoccoli di uomini e cavalli trasformarono in gelida fanghiglia il fondo marino indurito, obbligando i reparti successivi a rallentare l’avanzata, in pari tempo aumentando le probabilità di scoperta; ciò nonostante, tutti i reparti raggiunsero la terraferma senza essere avvistati proprio mentre il vento cambiava direzione e l’acqua cominciava a crescere.

All’alba dell’8 novembre, gli infangati soldati di Frunze assalirono le deboli forze che Wrangel aveva lasciato sulla Penisola Lituana a difesa da un eventuale quanto improbabile attacco anfibio. Quello che i comandanti di entrambe le parti avevano immaginato essere un angolino dimenticato nella battaglia per la Crimea, ne divenne la chiave di volta allorché Kutepov ordinò contrattacchi a sostegno dei difensori della Penisola Lituana proprio mentre la 51a muoveva all’assalto del Vallo Turco. Per tutta la giornata, le sorti della battaglia rimasero incerte, e il destino dei Rossi e dei Bianchi parve ugualmente in bilico. Se l’assalto di Bljücher fosse fallito sarebbe stato facilissimo, per Kutepov, volgersi contro i ridotti reparti rossi che lo minacciavano alle spalle della Penisola Lituana e liquidarli, ora che le acque marine avevano rioccupato il Sivaš e Frunze non poteva né inviar loro rinforzi né richiamarli. D’altro parte, se l’attacco di Bljücher fosse stato coronato da successo, e i Rossi fossero avanzati oltre la Penisola Lituana, il grosso di Kutepov rischiava l’accerchiamento ad opera di un nemico assai più forte. Le sorti della battaglia dipendevano dallo sfondamento del Vallo Turco e dalla capacità delle truppe rosse sulla Penisola Lituana di resistere finché Bljücher ci fosse riuscito.

Dopo aver differito l’assalto per parecchie ore a causa della fitta nebbia, Bljücher aprì il bombardamento d’artiglieria contro il Vallo Turco proprio mentre le unità che avevano superato il Sivaš raggiungevano la Penisola Lituana. Quattro ore più tardi, le sue fanterie vennero avanti. In un primo momento il fuoco d’appoggio, per quanto pesante, non parve sufficiente a ridurre la tempesta di proiettili che artiglierie e mitragliatrici di Kutepov scagliarono addosso agli attaccanti: in alcuni reggimenti di Bljücher, le perdite ammontarono al sessanta per cento degli effettivi, e tre successive ondate di fanteria furono respinte dal fuoco nemico. Solo alle tre e mezza del mattino del 9 novembre, il quarto assalto condotto dalla 51a Divisione ebbe ragione del Vallo. “Fu come se una montagna mi cadesse dalle spalle – confessò poi Frunze. – Con la presa di Perekop scomparve il pericolo che le due divisioni tagliate fuori dalle acque refluenti del Sivaš venissero annientate.”

Il sollievo di Frunze accompagnò l’inizio delle più buie ore di Wrangel, il quale la sera del 9 novembre, alla notizia che il Vallo Turco era caduto, scrisse: “Il generale Kutepov mi riferì che, alla luce degli ultimi sviluppi, vale a dire la penetrazione del nemico nelle nostre posizioni di Perekop e il pericolo di un accerchiamento, aveva impartito l’ordine di ripiegamento sulla seconda linea fortificata… Eravamo sull’orlo del disastro… Erano già stati superati i limiti della capacità dell’esercito di resistere e le fortificazioni non potevano più bloccare il nemico. Erano necessarie urgenti misure per salvare l’esercito e la popolazione civile.” In netto contrasto con la ritirata di Denikin da Novorossijsk dell’anno prima, così malamente condotta, Wrangel, pur sperando nella vittoria, aveva elaborato precisi piani di evacuazione e disponeva pertanto di sufficienti riserve di carbone e nafta per tutte le navi in mano ai Bianchi. A questo punto diede fondo a tutte le sue risorse. “La minima esitazione, il più piccolo errore, potrebbe rovinare tutto”, ammonì. L’11 novembre ordinò che tutte le navi dei Bianchi accostassero alle zone di imbarco precedentemente scelte, vale a dire Evpatorija, Sebastopoli e Jalta, e altre ancora a Feodosija e a Kerč. Poi, mentre Kutepov conduceva azioni di retroguardia per rallentare l’avanzata rossa, Wrangel portò a termine i preparativi. Innanzitutto i malati e i feriti, poi i funzionari governativi, i civili e le forze armate, dovevano essere evacuati prima dell’arrivo dei Rossi. Il giorno dopo Wrangel impartì gli ultimi ordini. Le truppe dovevano rompere il contatto con il nemico e raggiungere i più vicini porti d’imbarco, lasciandosi alle spalle armamenti e materiali pesanti, mentre “tutti coloro che hanno partecipato con l’esercito a questa salita al Calvario – vale a dire i familiari dei soldati e quelli dei funzionari civili, nonché – chiunque altro possa correre pericolo se catturato dal nemico”, doveva avviarsi ai punti d’imbarco con i militari.

L’abilità di cui Wrangel diede prova nel mantenere il controllo di truppe e civili, fu brillantemente comprovata dal fatto che l’evacuazione ebbe luogo con panico e disordine minimi. Nel tardo pomeriggio del 14 novembre, Sebastopoli era ormai vuota e Wrangel, avuta notizia che anche l’evacuazione di Evpatorija era stata portata a termine, salì a bordo dell’incrociatore “Generale Kornilov” che l’avrebbe portato in esilio. A Jalta, la stessa scena si ripeté alle nove del mattino successivo e quello seguente ebbe luogo anche a Feodosija e, di lì a poche ore, a Kerč. Alle sedici del 16 novembre 1920, gli ultimi Bianchi, 145.693 uomini, donne e bambini erano a bordo di 126 navi in rotta verso Costantinopoli.»

Con l’evacuazione della Crimea e la scomparsa dell’ultimo consistente esercito antibolscevico, la sorte della guerra civile era definitivamente segnata. Uno dopo l’altro, l’Armata rossa spense gli ultimi focolai di resistenza nell’immenso territorio russo.

Le bande di Machno vennero spazzate via dall’Ucraina meridionale; l’ataman Petljura, che si era alleato coi Polacchi, vide infranto il suo sogno di una Ucraina occidentale indipendente; Ungern-Sternberg venne sconfitto e fucilato in Mongolia; le Repubbliche caucasiche furono riconquistate (Batum fu presa il 19 marzo 1921); i Giapponesi, preceduti dagli Americani, sgombrarono la Siberia e, nel 1922, la Repubblica dell’Estremo Oriente si sciolse e fu riassorbita dall’Unione delle Repubbliche Socialiste Sovietiche (che assunse tale denominazione nel dicembre 1922, in occasione del X Congresso panrusso dei Soviet).

Prima ancora della sconfitta finale di Wrangel, anche la regione russa settentrionale di Arcangelo e Murmansk era stata evacuata dagli Inglesi che avevano puntato sul generale Miller, ma la cui posizione era divenuta insostenibile dopo la sconfitta di Kolčak. Infine, nell’Asia centrale, venne infranto il sogno di Enver pascià, ex membro del triumvirato dei “Giovani Turchi” che aveva governato l’Impero ottomano durante la prima guerra mondiale (e che aveva personalmente deciso il genocidio degli Armeni nel 1915-16), di creare un vasto dominio delle genti turaniche e turche fra il Turkestan cinese e il bacino del Mar Caspio.

Così, con la sola eccezione della Finlandia e delle tre piccole Repubbliche baltiche (Estonia, Lettonia e Lituania), destinate a una effimera indipendenza sino allo scoppio della seconda guerra mondiale; e con la perdita, altrettanto temporanea, di alcune regioni di confine a favore della Polonia e della Romania, l’Unione Sovietica ritornò in possesso, entro la fine del 1922, di tutti i territori che avevano fatto parte del vecchio Impero zarista. Del quale ereditò automaticamente anche la politica espansionista, sia verso l’Europa che verso l’Asia; ma, questa volta, non sotto l’influsso della ideologia panslavista, bensì all’ombra della bandiera rossa e del credo internazionalista di Marx e Lenin.